Una Madre, un Anillo… y una Unión – Capítulo 3

Capítulo 3: «Recuerdos… y algo más»

Fanfic: Una Madre, un Anillo… y una Unión


Ya había pasado un mes desde ese épico combate entre el Rey Vegeta y la guerrera misteriosa, que resultó llamarse Kaissa, guerrera de clase alta. El combate había sido espectacular, ya que por primera vez el rey había sido dañado y eso nadie lo había hecho nunca. A causa de eso, la voz se corrió por todas partes… y de la hábil mujer saiya…

Luego de restablecerse en la cámara de recuperación, Kaissa permaneció en el palacio por órdenes del rey Vegeta, además de que también eso era por voluntad propia. El rey se había comportado muy extraño con ella, ya que de haber querido la hubiera matado por su insolencia… pero no lo hizo… ¿orgullo tal vez?… quién sabe… pero ya lo averiguaría tarde o temprano. Por otro lado, ya que tenía a su disposición el campo de entrenamiento de la guardia imperial, su estancia en el palacio era perfecta para ella porque todo ese tiempo lo aprovechó para mejorar sus técnicas y pulir sus habilidades como guerrera… su fortaleza era excepcional… pero también tenía una personalidad muy misteriosa, ya que en sus ratos libres, generalmente en las noches, en lugar de irse con los demás guerreros a algún lugar para divertirse, tenía la costumbre de sentarse en las cornizas del palacio o a veces en las torres y observaba el cielo por horas… mientras en su cabeza daban vueltas muchas cosas… y una de ellas era el imponente soberano… y su mirada de hielo…

Además de entrenar, estaba siempre al pendiente de alguna nueva misión de conquista, ya que como casi toda su vida había viajado constantemente, no podía dejar de hacerlo así de pronto… y además la vida en el castillo se estaba tornando bastante monótona y aburrida… Ella, de carácter siempre activo, no podía quedarse así mucho tiempo. No hablaba con muchos guerreros del castillo, salvo con Nappa, el único saiya con quien parecía llevarse aparentemente bien…

Campo de Entrenamiento – Palacio Real

Se podía escuchar el ruido de golpes y patadas que volaban por todas partes, en el que ambos combatientes pugnaban por ser los mejores. Entre los saiyas de sangre pura… el combate lo era todo.

Kaissa se lanzó a toda velocidad hacia su oponente y lo barrió de un golpe, pero éste pudo evitarlo de un salto y contestó con una patada que fue fácilmente eludida por la saiya, que tomando la pierna del enorme guerrero, lo lanzó contra el suelo, para luego saltar sobre él y hundirle la rodilla en el estómago. Nappa gritó de dolor y reaccionó con unos rayos que salieron de sus ojos hacia el rostro de la mujer, que cruzando sus brazos los detuvo y sin pérdida de tiempo volvió a golpearlo sin piedad, hasta hacerlo retroceder muy cerca del límite de la arena. Nappa reaccionó y lanzó un puñetazo, pero fue eludido con facilidad, al igual que los otros que le siguieron. Nappa ya se estaba cansando, en tanto que Kaissa conservaba sus energías. Luego del último ataque de Kaissa, que rasgó parte de la armadura del saiya, dijo…

  • NP : ah…ah… –dijo agitado– No cabe duda que tu nivel de pelea se ha disparado desde el combate que tuviste con el rey… tus habilidades son estupendas, Kaissa… quién lo diría…
  • KS : ¿Y por qué te extrañas?… –dijo sonriendo– Bien sabes como yo que nosotros los saiyas, luego de una batalla difícil, nos volvemos más fuertes al recuperarnos… pero, aún siento que necesito mejorar más…
  • NP : Jeje… es increíble lo mucho que me recuerdas a tu hermano… tu estilo de lucha es idéntico al de él… has copiado muy bien su estilo… –dijo poniéndose de pie.
  • KS : No lo creas… ¡yo nunca podré igualar a Karionte! –dijo frunciendo el ceño– Su manera de pelear era única y con un estilo muy particular… lo único que hice fue asimilar lo más importante de él y a partir de eso crear mi propio estilo… –suspiró– Me falta mucho para ser como él…

Kaissa se sentó en la arena. Su mirada reflejaba nostalgia y tristeza por el anterior comentario de Nappa. Luego de unos momentos de estar así, se animó a decir…

  • KS : Me siento como una tonta al ponerme de esta manera… y eso que ya han pasado casi diez años desde su muerte… pero aún así no puedo evitar sentirme así… –dijo con una voz triste, y Nappa, cruzando los brazos, dijo…
  • NP : No es fácil olvidar a alguien que ha sido tan importante en tu vida… yo tampoco puedo olvidarlo… –dijo mirando hacia otro lado.
  • KS : Me das envidia… –dijo Kaissa mirándolo de reojo– Mi hermano pasó más tiempo contigo que a mi lado… bueno, en esa época era una mocosa… tal vez no era muy importante… sólo que hubiera querido que me dedicara un poco más de tiempo…
  • NP : Karionte… como compañero de armas era uno de los mejores… un guerrero muy poderoso del cual aprendí mucho… y no puedes negar que no te dedicó tiempo para entrenar… siempre se jactaba de tus progresos cuando estaba con nosotros en las misiones…
  • KS : Tal vez… –bajó nuevamente la cabeza y comenzó a juguetear con su anillo mientras decía– Karionte fue para mí… además de mi hermano… maestro, amigo, consejero… y después que murió mi madre… padre y madre a la vez… Fue un duro golpe… –sacudió su cabeza y dijo, retomando la seriedad– ¡Ah!… no sé por qué tengo que molestarte con mis estúpidos comentarios… soy una saiya… una guerrera de clase alta… ¡y no debo molestarme con tonterías sentimentales!

Karionte fue el hermano mayor de Kaissa… y compañero de armas de Nappa en su juventud, allí la razón por qué Nappa la conoce tan bien… y que la dejó muy precozmente. Después de lo que dijo, Nappa volteó a verla y sonrió, le recordaba tanto a su amigo muerto… que también recordaba como un gran guerrero.

  • KS : Aún no puedo creer que haya muerto… ¡y de una manera tan idiota! –dijo apretando los puños.
  • NP : Tu hermano siempre será recordado como un gran guerrero, murió en el campo de batalla y te apuesto que para él eso es suficiente…
  • KS : No lo creo… ¡él pudo hacer hecho más, lo sé!… sólo que… aún no me acostumbro a la idea de su muerte… fue algo tan rápido…

Kaissa reflejó el sol en el anillo que tanto atesoraba. Nappa no dijo nada, pero al ver el anillo en manos de la saiya, acontecimientos comenzaron a regresar a su memoria…


 

Diez años atrás – Estrella AXIS

En toda la superficie del planeta Axis se respiraba olor a muerte, ya que hacía una semana un escuadrón de saiyas desembarcó en ese planeta y arrasó con todo tipo de existencia, sin dejar a ningún nativo con vida. Pronto ese planeta estaría listo para ser vendido…

El escuadrón de asalto estaba compuesto por seis saiyas… y Nappa se encontraba entre ellos, bastante más joven, con pelo y sin usar barba. Los saiyas descansaban luego de terminada su misión. Hablaban y reían entre ellos, mostrando una conducta típica de salvajes, en tanto que el joven Nappa permanecía a un lado, sin tomar importancia a las tonterías de sus compañeros. De pronto, sintió unas pisadas a sus espaldas y luego el filo de una daga en su cuello…

  • ??? : ¡Dame todo lo que tengas o despídete del mundo!… –dijo la voz. Nappa, sin inmutarse, tomó la mano de su atacante y respondió…
  • NP : Vete al infierno que estoy descansando… ¡¡AAAHHH!! –y con un movimiento lanzó a su atacante hacia adelante, el cual dio una vuelta en el aire y cayó limpiamente frente a él. Nappa continuó–. Además recuerda que estoy quebrado. Ya te presté cierta cantidad para que pudieras salir con esa voluptuosa hembra… ya no tengo dinero, Karionte…

El corpulento saiya rió al escuchar las palabras de su compañero Karionte, un guerrero de contextura parecida a la de Nappa, aunque un poco más delgado, tez clara y un largo cabello que le llegaba a la cintura, sujeto de una cola. Karionte se sentó al lado de su amigo…

  • NP : ¿Por dónde estuviste?… ya revisamos todo el lugar con nuestros rastreadores y no quedaba nadie… –preguntó Nappa sin cambiar su postura de descanso.
  • KA : Nada de importancia… sólo fui a ver si encontraba algo que valiera la pena para llevarme… ya que cuando lo vendamos y los nuevos dueños lleguen a este planeta, arrasarán con todo y no dejarán nada…
  • NP : Ya veo… ¿y encontraste algo?
  • KA : Uhm… podría decir que sí… –y luego de decirlo se sentó y rebuscando en su traje sacó una pequeña bolsa y al sacudirla en su mano, un objeto brillante apareció. Nappa lo observó y dijo…
  • NP : Vaya… se ve interesante… ese anillo es una bonita baratija… pero no creo que te den mucho si lo vendes. Además, no creo que valga mucho…
  • KA : Sí… yo también creo lo mismo.. –dijo Karionte mientras lo observaba– Tal vez sirva de algo… fue lo único que llamó mi atención en medio de toda esta basura…
  • NP : ¿Y qué harás con él?… ya que no vale mucho, ¿por qué no se lo das a tu hermana?… ya sabes que a las mujeres les gustan esas baratijas…
  • KA : Voy a pensarlo… hablando de ella… espero que siga entrenando. Creo que probaré sus habilidades a mi regreso…
  • NP : La última vez que la vi fue hace ya bastante tiempo… debe estar bastante crecidita… ¡jaja!… te recomiendo que la cuides, porque a una hembra joven y bonita le echan el ojo rápido… –dijo mientras le daba una palmada en la espalda en son de broma– Me supongo que no eres celoso, ¿no?… ya que si es así…
  • KA : ¡Oye, cerdo!… ¿qué estás insinuando, eh? –dijo mirándolo agresivamente.
  • NP : ¡Tranquilo, compañero!… no te sulfures… era una broma, en serio… además recuerda que yo tengo a mi compañera esperándome y es mucho más bonita y despachada que… –iba a seguir, pero Karionte le cortó…
  • KA : No te hagas el gracioso, Nappa… porque recuerda que cuando nuestro escuadrón regrese, en lugar de estar compuesto por seis naves… y si sigues con esas bromas… ¡¡podrían regresar sólo cinco!! –dijo amenazante.
  • SAIYA 1: ¡¡Oigan, par de idiotas!!… –gritó uno de los saiyas que estaba reunido con los restantes del escuadrón– Una mano de poker… ¿Qué dicen?
  • KA : No molestes… no tenemos nada para apostar… –contestó Karionte con indiferencia.
  • SAIYA 2 : ¿Seguro, amigo?… –dijo otro acercándose– Porque según pude escuchar por mi rastreador… (Karionte no se había percatado que el suyo estaba activado) encontraste algo de valor por los alrededores… ¿por qué no nos muestras lo que es?
  • KA : Eso a ti no te importa… ¡Lárgate, gusano! –dijo molestándose, mientras escondía el anillo en su traje.
  • SAIYA 1 : Déjalo, compañero… esa basura que tiene no es interesante, pero… –sonrió con malicia– hay otra cosa suya que podría valer la pena… como su hermanita menor… Kaissa.
  • KA : ¿¿QUÉ?? –dijo poniéndose de pie con los ojos muy abiertos.
  • SAIYA 2 : Es cierto… la mocosita está bastante buena para ser sólo una adolescente… ¿qué dices si la apostamos?… te aseguro que como amante debe de ser excelente… ¿qué opinas Ka… ARRRRGGGG!!!!!

El insolente saiya calló de golpe a causa del potente disparo que recibió por parte de Karionte que lo mandó a estamparse contra unos escombros cercanos. Todos los demás guerreros se quedaron mudos a causa de la violenta acción. Karionte levantó vuelo hacia donde había caído el saiya y al encontrarlo lo levantó de los cabellos y le dijo mirándolo cruelmente…

  • KA : Escucha bien, porque sólo lo repetiré una sola vez… si vuelves a hacer ese tipo de comentarios respecto a mi hermana… ¡¡TE VOLARÉ LA CABEZA EN MILES DE PEDAZOS!! ¡¡¿¿QUEDÓ CLARO??!!… –luego volteó a ver a sus compañeros– ¡¡Y ESTO VA PARA USTEDES TAMBIÉN!! –luego de decirlo, soltó al saiya y se alejó hacia su nave.

Todos los otros guerreros se miraron confundidos… en tanto que Nappa esbozó una pequeña sonrisa…


 

  • NP : «Karionte era un tipo extraño…» –pensaba– «Ningún otro saiya que conocía demostraba ese tipo de preocupaciones hacia sus parientes… yo no estaba del todo de acuerdo con su manera de ser… pero tampoco lo condenaba…»

En tanto que Nappa recordaba en silencio, Kaissa observaba su anillo… y los recuerdos también regresaron a su mente…


 

Karionte se encontraba haciéndole los últimos ajustes a su uniforme de batalla, cuando de pronto se detuvo y miró de reojo a sus espaldas, de donde al parecer había escuchado un ruido. Acto seguido se volteó y moviendo la cabeza, eludió el golpe de un bastón. Lo tomó con una mano y dijo con voz tranquila…

  • KA : ¿Qué significa esto, niña? –dijo algo indiferente.
  • ??? : Nada… únicamente quería saber qué tal estaban tus reflejos… no está mal… –dijo la niña cuya edad oscilaría por los catorce años, de mirada desafiante y una larga trenza cayendo a un lado–. Pero veremos si puedes detener este golpe… ¡¡¡AAAHHH!!! –y volvió a golpear con el bastón.
  • KA : De acuerdo, Kaissa… si insistes… –y terminando de decirlo esquivó el golpe del bastón, tomó la muñeca de la niña y usando el mismo bastón la inmovilizó en el suelo, casi sin esfuerzo–. Necesitas practicar más… todavía te falta mucho…
  • KS : Y eso que he derribado a varios con el bastón… no es justo, te aprovechas porque eres más grande y fuerte que yo… –dijo algo picona.
  • KA : La fuerza no tiene nada que ver, hermanita… únicamente lo que cuenta es la habilidad y el ingenio… además de aprovechar los movimientos y la fuerza de tu oponente… ya verás… el día que tengas un hijo que te salga más pequeño que tú y se queje de su tamaño… recordarás mis palabras y se las dirás con mucho cariño, ¡¡ja ja ja!!… –dijo mirándola divertido.
  • KS : ¡Oye!… eso no fue gracioso… además, para tu información, yo no pienso tener hijos… ¡¡Tonto!! –dijo molesta.
  • KA : Eso es lo que tú dices… –y terminando de acomodar su armadura, se dirigió hacia la puerta– Bueno, me voy…
  • KS : ¿Qué?… ¿tan pronto?… oye, pero si acabas de llegar. Además dijiste que me ayudarías con mis entrenamientos… lo prometiste –se quejó.
  • KA : Ya no actúes como si fueras una bebé… será una misión corta y cuando regrese me quedaré para entrenar… ¿está bien? –respondió tratando de calmar a Kaissa.
  • KS : Uhmm… de acuerdo… ¡ah!… ten esto… –dijo mientras le lanzaba un paquete–. Es la comida que sobró ayer… llévatela por si los insectos que maten en el planeta al que vas no tengan buen sabor… –dijo con una sonrisa irónica.
  • KA : ¡Vaya, qué amable!… –dijo con sarcasmo y, metiendo una mano en su traje, agregó mientras le lanzaba un objeto brillante– Ten esto… guárdalo hasta mi regreso…
  • KS : ¿Qué es?… ¡¡ah, no está mal!… te lo agradezco… ¿es para mí? –dijo sonriendo.
  • KA : ¿Ya quisieras, verdad?… dije que LO GUARDARAS… ¡no te lo estoy regalando! –dijo con ánimo de fastidiarla y al ver la mirada en su rostro dijo– ¡Oh, está bien!… ¡te lo regalo si quieres!… ¡¡Quédatelo!!
  • KS : ¿Y me puedes decir por qué tengo que guardar tus cosas, eh?… ¿quién crees que soy?… además, ahora que lo pienso… ¿cuándo me darán por este anillo?… sería interesante…
  • KA : Jum… has lo que quieras con él, no me iba a servir de todos modos… aunque… mejor consérvalo… no vaya a ser que me muera en esta misión y sea un recuerdo mío… ¡jaja!… ya me voy, Kaissa… y no dejes de entrenar… –dijo sonriendo mientras se daba vuelta.
  • KS : Jojo… muy gracioso… –y mientras observaba a su hermano alejarse, dijo– ¿Vas a volver, cierto?… entonces… ¡cuídate! –ante sus palabras Karionte se detuvo y dedicándole una sonrisa cálida a su hermana, respondió…
  • KA : Claro que sí… lo juro por ese anillo… ¡Adiós! –dijo como bromeando y desapareció por la puerta. Kaissa se le quedó observando un largo rato y sonriendo con ironía, repitió las palabras de Karionte mientras se colocaba el anillo en el dedo…
  • KS : «No vaya a ser que me muera y sea un recuerdo mío»… ¡Bah!… ¡Qué absurdo!

 

  • KA : «Fue la última vez que lo vi… ya que esa misión fue su última y allí perdió la vida… ¿por qué dijo esas palabras?… ¿acaso sabía que iba a morir?… cómo será…» –pensaba mientras los recuerdos se alejaban de su mente, una tenue lágrima asomó por uno de sus ojos, pero sin pérdida de tiempo la limpió y poniéndose de pie, se dijo apretando los puños– Desde ese momento que me enteré de su muerte me juré a mí misma cumplir los objetivos que Karionte me dijo en vida… ¡ser el mejor guerrero saiyajin de clase alta!… él era de clase media y por lo tanto yo también… tracé mis metas, con los años escalé posiciones y por fin he llegado hasta donde estoy… pero… ¿y ahora qué?… –terminó de decir bajando las manos, mientras recordaba su pelea con el rey Vegeta…

Nappa logró escuchar lo que dijo la saiya, pero no se animó a hacer ningún comentario. Él también había escalado posiciones desde los niveles más bajos, y ahora que había llegado a ser guerrero personal de su majestad, no podía quejarse. Observó a Kaissa y luego desvió sus pensamientos hacia las habitaciones del rey… recordando las palabras que dijera el soberano semanas atrás… a pesar de sus opiniones personales, respetaba mucho a su majestad y eso jamás iba a cambiar. De pronto, escuchó la voz de la guerrera, que lo sacó de sus pensamientos…

  • KS : Bueno… creo que ya está bien de entrenamientos por hoy, Nappa… me despido. Voy a ver si hay alguna novedad en el mando… –dijo con voz seria.
  • NP : ¿A qué te refieres? –preguntó sin entender.
  • KS : Lógicamente me refiero a alguna nueva misión de conquista, ¡por supuesto!… ya llevo aquí más de un mes sin hacer nada y necesito algo de acción… ¡Nos vemos! –y sin darle tiempo a Nappa de responder, se dirigió al castillo.

Kaissa caminó por los corredores del palacio en busca del puesto de mando, con la intención de salir en alguna misión al espacio… como era su costumbre. Al llegar, el lugar estaba atestado de saiyas, que esperaban saber a qué misión los habían designado. Muchas cápsulas estaban siendo preparadas y con los destinos por determinar. Al voltear la mirada hacia el puente de lanzamiento, observó cómo los saiyas recién nacidos eran preparados para enviarlos a planetas que tuvieran bajo nivel de pelea, para que los destruyeran y conquistaran al ser adultos. Para su fortuna, Kaissa al nacer tenía un poder de pelea aceptable… así que no tuvo que pasar por eso. Sin darle mucha importancia, se acercó al jefe de mando, que era un saiya bajo de estatura, y preguntó directamente…

  • KS : ¿Y bien?… ¿Hay alguna nueva misión?… ¡Habla! –dijo cruzando los brazos.
  • JM : ¿Tú eres la guerrera Kaissa, cierto?… veamos… mmm… hay dos planetas por conquistar a pedido del gran Freezer… al parecer le interesan mucho… –dijo mirándola.
  • KS : ¿Dos, eh?… ¡perfecto!… ¿y en cuál me toca? –dijo sonriendo animada.
  • JM : Pero… espera un poco… –dijo mientras revisaba un libro, comentario que llamó la atención de Kaissa. El saiya, tras revisar varias veces el libro, dijo– Lo siento… pero tú no estás programada para ninguna de ellas…
  • KS : ¡¡¿¿Qué dijiste??!! –dijo volteándose a verlo furiosa– ¡¡¿¿Cómo es eso de que no estoy en ninguna misión??!!
  • JM : Lo siento… pero las misiones ya fueron designadas a otros escuadrones… Además fue orden directa del Rey Vegeta el no ponerte en ninguna misión de conquista… Según dijo… todavía no estás lista.
  • SAIYA : Uyuyuy… eso dolió, hembrita… –dijo un saiya que estaba detrás de ella– Tal parece que el rey te considera muy débil para este tipo de misiones… las hembras no sirven para pelear… a menos que sea en la cama… ¡¡Jajajaja!!
  • KS : ¡¡¡¡¡INSOLENTE!!!!! –gritó enfurecida, y de una poderosa patada, lo lanzó hacia el otro extremo de la sala ante las risas de los demás guerreros. Luego se volteó hacia el jefe de mando y tomándolo del cuello, dijo con una mirada feroz– ¡¡AHORA ESCÚCHAME BIEN, BASURA!!… ¡¡NO ME IMPORTA LA OPINIÓN DEL REY!!… ¡¡YO PUEDO ENFRENTARME A CUALQUIER ENEMIGO EL DÍA QUE SEA Y DEJAR SUS VÍSCERAS REGADAS POR EL SUELO!!… ¡¡ASÍ QUE AHORA COLÓCAME EN UNA MISIÓN EN ESTE INSTANTE!!… SI NO, VOY A…
  • ??? : ¡¿Vas a qué?!… –se escuchó una voz a sus espaldas… una voz profunda que la hizo sobresaltarse…

Todos se inclinaron ante la presencia del rey, el cual había entrado en compañía de su escolta. El rey Vegeta se quedó mirando fijamente a Kaissa mientras caminaba hacia ella. Ella sentía que no podía moverse ante esa mirada… fría, y a la vez, profunda. Cuando estuvo muy cerca de ella, dijo…

  • RV : No creas que ya estás lista para salir a la batalla sólo porque entrenaste aquí… todavía te falta mucho… –dijo fríamente.
  • KS : Perdóneme, su majestad… –dijo mientras se inclinaba– Pero tengo muchos años viajando en misiones y conozco perfectamente mis habilidades… y si me permite decirlo, puedo enfrentar cualquier misión sin problemas…
  • RV : Si te digo esto, es porque sé valorar a mis guerreros. Según informes, en ese planeta hay habitantes muy poderosos y me he encargado de seleccionar a mis mejores hombres para que vayan a destruirlos… y aunque hayas aumentado tu nivel de pelea, prefiero que perfecciones más tus técnicas… además que sería una lástima perderte como guerrera…
  • KS : Si su majestad me escucha, quisiera decirle que… –iba a continuar, pero el rey la cortó.
  • RV : ¡¡Suficiente!! –dijo con autoridad– ¡¿Acaso osas oponerte a mis órdenes, joven hembra?!… Todavía te falta mucho por perfeccionar…

A Kaissa se le cortó la respiración cuando escuchó las últimas palabras del Rey… eran iguales como las que su hermano Karionte le dijo alguna vez. Suspirando, bajó la cabeza y respondió…

  • KS : Como usted ordene, su majestad… –dijo aceptando la orden.
  • RV : Eres una gran guerrera y vales mucho para mi escuadrón… no lo olvides… –y terminando de decirlo, miró fijamente a la guerrera y, dando media vuelta, se marchó seguido de sus hombres.

El jefe de mando observó a Kaissa, que tenía sus ojos fijos en el vacío. La saiya volteó a verlo, luego a los demás saiyas que la observaban y, sin decir nada, salió por el corredor…

Dos meses después…

Kaissa continuaba con sus entrenamientos a petición del Rey, y cada día mejoraba más… pero esos pensamientos seguían dando vueltas en su cabeza… ¿por qué el rey insistía en que ella se quedara?… porque había dejado pasar tres oportunidades más de salir de misión, por órdenes del rey, igualmente. Esta situación la estaba confundiendo… pero lo que más la incomodaba era su relación con el Rey Vegeta… que hasta ahora se había basado únicamente en juegos de miradas. A veces, cuando ella pasaba por algún corredor, por coincidencia se encontraba con el rey que venía acompañado siempre de su escolta. Kaissa le hacía una respetuosa reverencia, pero sentía que el rey no le quitaba los ojos de encima… Incluso cuando entrenaba en el campo, notaba una sombra en las habitaciones del rey, que la observaba por horas. Sentía que esa mirada profunda la paralizaba cada vez que encontraba sus ojos… al igual que el dueño de esos ojos. Pero ella debía olvidarse de eso, su atracción hacia el rey… no podía ser posible. Además, el rey Vegeta era un ser frío e insensible, incapaz de sentir afecto hacia alguien… nunca nadie podría ser como su hermano Karionte… el único saiya que en verdad la había querido… y que diez años atrás se había ido para siempre… Kaissa no comprendía por qué seguía viviendo en el palacio… no iba a llegar a ninguna parte si seguía en esa situación, y eso la perturbaba…

Últimamente se había enterado de una nueva misión de conquista, que al parecer iba a ser muy larga… y también había escuchado rumores de que el rey los acompañaría esta vez. Seguramente esta vez le permitiría viajar a combatir… pero no estaba segura de eso…

Una noche, el rey Vegeta se encontraba en sus habitaciones y observaba fijamente al cielo sentado en su mesa de trabajo y luego desviaba su atención hacia la puerta… como si esperara algo. Luego de unos minutos de estar así, alguien llamó a la puerta…

  • RV : Adelante… –dijo el Rey sin moverse. La puerta se abrió y dio paso a una hembra saiya, que respetuosamente se inclinó, saludando al rey…
  • ??? : Con vuestro permiso, su majestad… –dijo la recien llegada, mientras continuaba hablando–. Se me comunicó que su majestad quería verme…
  • RV : Agradezco tu puntualidad, Kaissa… –dijo mientras la miraba– Puedes ponerte de pie…
  • KS : Muchas gracias, mi señor… –luego de levantarse, miró al rey a los ojos y dijo– Dígame, su majestad… ¿para qué me necesita?
  • RV : Mmm… eres muy respetuosa, joven hembra… y eso lo valoro mucho en un guerrero… especialmente si es una guerrera muy fuerte…
  • KS : Sólo me comporto como debe ser delante del rey… –dijo mirando al frente.
  • RV : Ya veo… –dijo frunciendo el ceño y, sin borrar la sonrisa de su rostro, continuó– He tenido agradables noticias acerca de tus progresos en los combates, me siento muy complacido… Valió la pena que te hubieras quedado aquí… ¿no crees?
  • KS : Nadie mejor que yo lo sabe, su majestad… –y añadió–. Pero si su majestad me permite opinar, no creo que me haya hecho venir a estas horas a vuestros aposentos sólo para decirme eso…
  • RV : ¿Y por qué crees eso, eh? –preguntó sin quitarle la mirada de los ojos.
  • KS : No lo sé… –dijo sintiéndose algo incómoda– Es sólo una opinión mía… nada más…

El rey sonrió mientras observaba a Kaissa detenidamente. Ella vestía una camisa sin mangas ceñida a su cuerpo, sin armadura, junto con sus acostumbrados pantalones azules y botas. Kaissa sentía al rey recorrerla con la mirada y quería salir de allí…

  • KS : Eeehh… si su majestad me lo permite, me gustaría retirarme… ya que mañana debo entrenar desde muy temprano y ya es bastante tarde… –dijo mirando hacia el frente.
  • RV : ¿Y por qué la prisa?… aún no te he ordenado que te vayas, joven hembra… además, me extraña que quieras irte tan rápido, ya que apenas mandé llamarte, llegaste de inmediato…
  • KS : Me gusta ser puntual, su alteza… por favor, si no hay nada más que su majestad desee, permítame retirarme… –dijo sintiéndose nerviosa.
  • RV : ¿Qué te pasa, mujer?… parece como si no te gustara estar cerca mío… ¿acaso me tienes miedo? –dijo mientras se ponía de pie y caminaba hacia ella.
  • KS : No… claro que no, majestad… sólo que… –trató de hablar, pero de nuevo sintió esa mirada profunda sobre ella y las palabras no conseguían salir de su boca.
  • RV : Si no me tienes miedo… ¿entonces por qué tiemblas? –dijo a un escaso metro de ella.
  • KS : No tengo miedo, majestad… sólo que está haciendo mucho frío… nada de importancia…
  • RV : ¿Conque frío, eh?… entonces, ve y cierra la puerta… ¡y es una orden! –dijo frunciendo el ceño.

Kaissa asintió y dando media vuelta, cerró la puerta… en eso, sintió que la tomaban de los hombros y una de las manos se deslizó por su brazo hacia la manija de la puerta, cerrándola con llave. La saiya ya se imaginaba lo que el Rey Vegeta pretendía de ella y quería enfrentarlo, ya que ahora era más fuerte por sus entrenamientos y seguramente podría derrotarlo… pero algo dentro de ella se lo impedía y no sabía por qué…

  • RV : No me había fijado, pero eres una mujer muy hermosa… –dijo a su oído mientras sus manos recorrian los laterales de su cuerpo lentamente y la acariciaba con su cola…
  • KS : So…sólo soy… una guerrera como cualquier otra… al servicio de su majestad… –pronunció con dificultad.
  • RV : No te servirá de nada hacerte la tonta conmigo, mujer… sabes perfectamente lo que quiero… al igual que tú lo deseas… –dijo mientras aspiraba el perfume de sus cabellos.
  • KS : A… ¿a qué se refiere con eso, majestad? –dijo sintiendo que las fuerzas le fallaban.
  • RV : ¿Crees que no me he dado cuenta de la forma como me miras?… Desde esa ocasión en que luchamos por primera vez… vi en tus ojos esa fuerza tan fuera de lo común que me hizo desearte desde ese momento… ese poder que pudo hacer sangrar al Rey por primera vez en un combate… y mi cicatriz aún arde al recordar eso… lo siento hasta el fondo de mi alma… –y obligándola a verlo, añadió– No puedes engañarme, mujer… también lo deseas… puedo verlo en tus ojos…

Kaissa sentía que se perdía en su mirada, y pronto las manos del rey comenzaron a recorrerla por todas partes, pero ella trató de volver a la realidad… entender que sólo la estaba usando, que no sentía nada por ella… más que simple placer físico… pero, su cuerpo no le obedecía bajo esas cálidas manos que no dejaban de recorrerla. Trató de reaccionar, de recuperar su lugar… de hablar…

  • KS : Majestad, yo… no puedo… déjeme, por favor… –dijo en tono suplicante, pero como el rey no le respondía trató de soltarse un poco, pero el Rey la detuvo inmovilizándola de sus brazos y le dijo a milímetros de su rostro…
  • RV : Mírame a los ojos, Kaissa… y dime que no me deseas… que esto no te gusta… y si es así… ¡Márchate de inmediato! –le dijo con severidad y con esa mirada profunda que podía paralizar a cualquiera.

Kaissa no podía engañarse, también deseaba que el rey la tomara, aún sabiendo las consecuencias. Al no escuchar salir palabra alguna de su boca, el soberano dijo…

  • RV : Ya que no dices nada, tomaré tu silencio como un «sí»… –y dicho esto, la besó efusivamente en los labios, en tanto que sus manos continuaron acariciando sus partes más sensibles. Ella trató de evitar el beso, sus caricias… pero sus fuerzas la abandonaban y pronto dejó de resistirse…

Lo siguiente que se escuchó en la habitación fue el sonido de ropas rasgándose, acompañados por gemidos de placer que se prolongaron sin descanso… y durante toda la noche…

Al amanecer…

El sol asomaba por las ventanas de las habitaciones del Rey Vegeta y afuera se escuchaba el ruido de naves, preparándose para partir de misión, ya que al parecer, la partida iba a ser ese mismo día. El rey le estaba dando los últimos toques a su traje de batalla, ya que esta vez él saldría de misión con sus guerreros… y no sabía por cuánto tiempo. El rey sonrió mientras recordaba los acontecimientos de la noche anterior, que definitivamente había sido la más agitada que había pasado con una hembra saiya. Volteó su mirada hacia la cama y contempló la figura de la mujer que lo había acompañado toda la noche… la mejor de todas y la que había escogido para sus planes…

Pronto, escuchó el ruido de golpes en la puerta y sin demora acudió a abrir, para evitar que su ahora nueva compañera despertara de su sueño. Quien llamaba era un lacayo, que traía un mensaje para el rey…

  • LY : Su majestad… –se inclinó– El escuadrón ya está listo y esperando por usted…
  • RV : Muy bien, diles que se preparen. Partiremos de inmediato… ahora… ¡Retírate! –ordenó.

Una vez que el lacayo se fue, el rey se dispuso a seguirlo… pero antes de atravesar la puerta, volteó a ver a Kaissa y musitó…

  • RV : Hecho… –dijo con una sonrisa de satisfacción, como si hubiera cumplido una misión.

La observó por unos instantes más y pronto salió de la habitación…