Una Madre, un Anillo… y una Unión – Capítulo 4

Capítulo 4: «Una orgullosa guerrera»

Fanfic: Una Madre, un Anillo… y una Unión


El sol subía por las colinas de Vejitasei, iluminando todo a su alrededor y despertando a los últimos habitantes por todos los rincones del planeta. La intensa luz se reflejaba en los hermosos vitrales del palacio real y se colaba por las rendijas de las ventanas… incluyendo la habitación del rey, donde una figura daba muestras de no querer despertar.

Kaissa se cubría con las mantas sus ojos de la intensa luz del sol y, a pesar de los esfuerzos que hacía por seguir durmiendo, finalmente acabó por despertar. Miró a su alrededor sintiéndose un poco desorientada, pero al verse a sí misma recordó todo lo que había pasado la noche anterior, esa noche en la que el rey Vegeta la había hecho suya… una noche que jamás olvidaría. Lentamente se incorporó, quedándose sentada sobre la cama con sus ojos fijos en el vacío…

  • KS : «¿Qué diablos fue lo que pasó?» –se preguntaba– «O mejor dicho… ¿qué me pasó?»

No era para menos, ella estaba muy confundida, su cuerpo se sentía extraño, pero lo más extraño era que el soberano no estaba. Kaissa tocó con su mano su lado de la cama y la sintió fría, indicando que su ocupante ya la había abandonado desde hacía bastante tiempo. Repasaba una y otra vez los acontecimientos en su memoria… «¿por qué había actuado así?…¿realmente lo deseaba?… pero lo más importante… ¿ella sería importante para él?»

Sus pensamientos fueron interrumpidos por unos golpes en la puerta de la habitación que hicieron que la saiyajin se pusiera en alerta, buscando algo de lo que quedaba de su ropa para cubrirse (recordemos que estaba rota…). Estaba en eso cuando se oyó una voz…

  • ??? : Majestad, ¿podemos pasar?… –Kaissa se quedó helada, ya que no era la voz de un guerrero o de un sirviente, sino muy por el contrario, era de una mujer. Por la cabeza de la saiya pasaron muchas cosas, desde guerreras hasta concubinas, pero se volvió a escuchar la voz–. Alteza… ¿se encuentra bien?

Sin darle tiempo a ordenar sus ideas, la puerta se abrió, dejando pasar a tres jóvenes muchachas en actitud muy humilde. Kaissa las miró fijamente, hasta que una de ellas habló…

  • MU1: Muy buenos días, su majestad… –saludó respetuosamente sin sorprenderse para nada de la presencia de Kaissa en las habitaciones del Rey–. Estábamos desde hace rato esperando su llamado, pero como nada pasaba, decidimos acudir…
  • KS : «¿¿Majestad??…. ¡¿pero de qué diablos está hablando esta tipa?!» –pensaba sin comprender en lo absoluto lo que pasaba.
  • MU2 : Nos alegra encontrarla bien, señora… Por favor, déjenos ayudarla con su vestuario… –dijo la otra mucama, con mucho respeto igualmente.
  • KS : «¿¿SEÑORA??… pe…pero… ¿¿qué está sucediendo aquí??» –volvió a pensar ahora más nerviosa que antes.
  • MU3 : Debe sentirse muy cansada. Nos complacerá ayudarla en todo lo que podamos hasta que el rey regrese de su misión… –dijo la tercera mucama, palabras que le cayeron a la saiya como baldazo de agua fría y ya no pudo resistir más…
  • KS : ¡¡YA BASTA!!… ¡¿De qué están hablando, estúpidas?!… díganme lo que está pasando, pero lo más importante… ¡¡¿¿dónde está el Rey??!! –gritó casi brincando de la cama, acción que asustó a las mucamas.
  • MU1 : Por favor, su majestad… no se enoje… –habló una inclinándose–. Sólo complimos con el mandato que dejó su majestad el rey, antes de partir…
  • KS : ¿¿Partir??… ¡¿a dónde?! –dijo casi eufórica.
  • MU2 : De… de misión de conquista, su majestad… pensábamos que ya lo sabía…
  • KS : ¡¡SABERLO!!… ¡¿hace cuánto fue eso?!…. ¡¡HABLA!! –gritó tomando a la mucama que había hablado de las ropas.
  • MU2 : Se lo suplico, no me haga daño, su majestad… El rey partió hace como tres horas en una misión muy larga y la verdad no sé cuándo regresará… –dijo tartamudeando.
  • KS : «¿Misión?… podría ser que… ya veo…» –pensó al mismo tiempo que la expresión de su rostro cambiaba por una de furia y sin decir nada más, soltó a la muchacha.
  • MU3 : ¿Alteza?… –preguntó una de las chicas temerosa, lo que se ganó una fulminante mirada de Kaissa que la hizo retroceder al igual que las otras…
  • KS : Quiero que salgan en este instante… –dijo con tono tranquilo, pero al ver que no pasaba nada, gritó–: ¡¡YA QUE SI NO LO HACEN, LES VOLARÉ LA CABEZA, ¿¿ENTENDIDO??!!

Las mucamas salieron corriendo aterradas de la habitación, dejando a Kaissa sola en medio de ella… En su rostro asomaban muchas sombras, su mirada era terrible y apretaba los puños con fuerza. El rey se había marchado a quién sabe dónde y la había dejado como cualquier basura después de haberle quitado lo más preciado que tenía: su dignidad. Kaissa se sintió como una tonta, ya que el Rey Vegeta la había humillado, avergonzado, se divirtió con ella únicamente por gusto para luego irse… ella lo sabía… y aún sabiéndolo cayó en su juego…

  • KS : «Qué estúpida…. ¡¡qué estúpida fui!!» –se repetía mentalmente mientras sentía que la ira crecía dentro de su corazón y su cola se agitaba nerviosamente… esto no lo iba a perdonar nunca… NUNCA.

Sin pérdida de tiempo, buscó algo con qué vestirse entre los armarios dando, para su fortuna, con un traje ajustable como el que usan los saiyas. Terminando de arreglar su atuendo y calzarse sus botas, Kaissa salió por el corredor cuidando de no ser vista y rápidamente caminó por los pasillos tratando de calmarse un poco, pero lo más extraño todavía no acababa de empezar…

Al pasar por un corredor, se topó con un grupo de guardias que, al verla, para estupor de la saiya, se inclinaron en señal de respeto. Kaissa los miró más confundida que antes y siguió adelante… Esto ya era demasiado, pensaba que la conducta de las mucamas era típica de ellas con cualquier mujer que pasara la noche con el rey, pero que los guardias se comportaran de igual forma era ya algo inexplicable. Cada vez que se encontraba con algún cortesano, y a pesar de estar vestida muy simplemente, Kaissa era saludada como si fuera alguien muy importante en el castillo y eso se repetía a cada minuto. Ya estaba más que confundida y necesitaba encontrarse con alguien que le aclarara todo este dilema, pero por más que caminaba no encontraba a nadie, hasta que al voltear por un corredor, una conocida silueta apareció en su campo visual y al reconocer al dueño, lo llamó…

  • KS : ¡¡Nappa!! –dijo con gran alivio al encontrar a su amigo, quien al verla continuó con su expresión de siempre, pero sin darle importancia, Kaissa continuó–. Qué bueno que te encuentro… No sé qué está pasando, todos están locos… es muy raro…
  • NP : ¿En qué puedo servirle, su majestad? –se limitó a decir mientras se inclinaba respetuosamente ante una Kaissa que no sabía qué decir o qué hacer ante esto…
  • KS : ¿¿Qué??… ¿¿tú también??… esto no puede ser… –dijo con una mano cubriendo sus ojos en señal de angustia–. ¡Nappa, ya déjate de bromas y actúa normalmente!… ¿Qué les pasa a todos los del castillo?
  • NP : Únicamente actúan como debe ser ante su majestad… –dijo sin cambiar su tono de voz.
  • KS : ¿¿Su majestad??… ¿por qué todo el mundo me dice así?… no entiendo… –ya perdiendo su paciencia, lo encaró y dijo frunciendo el ceño–: ¡¡Nappa, ya basta!!… ¿qué mierda está pasando aquí?… Desde esta mañana todos actúan como si fuera la reina o algo por el estilo…
  • NP : Tú lo has dicho…
  • KS : ¡¿A qué te refieres?!… ¿¿que yo soy la reina??… ¡¡JAJAJA!! –rió nerviosamente–. ¡Eso es una completa estupidez, ¿lo oyes?!… ¡¡ya no estoy dispuesta a tolerar más bromas ni humillaciones, así que me largo de aquí!!
  • NP : Esto no es ninguna broma, Kaissa… –dijo muy serio, al mismo tiempo que la detenía del brazo.
  • KS : ¡Qué diablos tienes, suéltame! –dijo soltándose de su agarro–. Ahora explícame toda esta burla… No entiendo nada y eso es lo que más me desespera…
  • NP : Pasa que ahora eres la compañera del rey, Kaissa… Y por lo tanto, tienes un nuevo papel y se te debe tratar como debe ser… Ya todo el mundo lo sabe en el castillo…
  • KS : ¿¿Que todo el mundo lo sabe??… ¡¡oohh, genial!! –dijo sarcástica–. Todo el mundo lo sabe, menos yo… ¿Y me puedes decir quién dijo eso, eh??
  • NP : El Rey Vegeta… –contestó en el mismo tono–. Antes de partir en misión…

El Rey Vegeta se dirigía al puente de lanzamiento, seguido de toda su escolta, pero antes de abordar lanzó una mirada hacia la corte y dijo con voz potente:

  • RV : ¡¡Escuchen todos!! –ordenó–. A partir de este momento, la guerrera saiya llamada Kaissa es mi mujer y compañera, así que deberán tratarla como debe ser… ¡¡como la esposa del Rey, ¿¿entendido?!!

Luego de decirlo, cruzó unas palabras con algunos guerreros entre los que se encontraba Nappa y, con una sonrisa de satisfacción, se introdujo en su nave…


 

  • NP : Y así quedó dicho… –continuó ante la esquiva mirada de Kaissa–. Ya eres prácticamente la reina del castillo luego de ese mandato, así que desde ahora vivirás aquí y ocuparás el lugar que te fue asignado… –suspiró–. Me imagino que te debes de sentir feliz…
  • KS : ¡¡¿¿FELIZ??!! –gritó furiosa–. ¿¿Acaso de volviste loco??… ¡¿Por quién me tomas?!… Me condenaron para siempre, el rey tomó una desición sobre mi persona sin ni siquiera decirme nada, como si fuera un objeto, y eso es lo que más me molesta…
  • NP : Debiste de haber pensado eso… antes de acostarte con él… –continuó con una calma increíble.

La saiya enmudeció ante sus palabras, eso era cierto… Ella misma se había condenado al caer en el juego del Rey. Se sentía miserable, estúpida, tonta…

  • NP : Deberá saber, su majestad, que no podrá salir de estos muros para nada y eso incluye misiones de conquista, debiendo permanecer aquí todo el tiempo, por órdenes del rey… Ya todos en el castillo lo saben y cumplirán la orden… –continuó, retomando la manera respetuosa de tratar–. Espero haberle sido de utilidad, su majestad… Me retiro… –y terminando de decirlo, desapareció por el corredor.

Kaissa no podía creerlo, la habían privado de su libertad permanentemente al encerrarla en el castillo… Tal vez ésta sería la venganza del rey después de lo que le hizo al pelear con él… divertirse con ella y luego humillarla. La mujer se sentía muy mal, sus principios traicionados por una estupidez, pero lo que dolía era que ahora todos eran unos extraños para ella, inclusive Nappa había cambiado totalmente su actitud con ella…. Era otro extraño más, y se sintió sola de nuevo…

Sentía rabia e impotencia por no poder hacer nada para remediar eso. Pensaba en volar los muros con un disparo y escapar por allí, pero aunque lo hiciera sería inútil ya que en segundos tendría a todos los guardias detrás de ella y, aunque ella era muy fuerte, no podría con todos a la vez y sería peor… Ya no quería ver más sangre por el momento. Lentamente se deslizó, apoyada en la pared, hasta quedar sentada en el suelo y de sus ojos brotaron lágrimas que corrieron libremente por sus mejillas…

Los días corrieron lentamente. Kaissa era tratada tal y como había dicho Nappa, como la esposa del Rey… pero este trato no la hacía sentirse feliz y le incomodaba tremendamente. Había pasado de ser una activa guerrera a un objeto de cristal que debía ser cuidado celosamente y esto era intolerable para ella. Ni siquiera podía buscar alivio en las peleas porque todos evitaban luchar con ella, ya que era «la mujer» del rey… Rehuía todo contacto con los sirvientes del palacio. Incluso rechazó la idea de vestirse como la reina. Lejos de todo eso, vestía sus ropas de siempre, aparte de ocupar una habitación diferente, ya que no quería dormir en la del Rey de ninguna manera.

«¿Por qué? –se preguntaba Kaissa cada noche mientras contemplaba las estrellas en el cielo–. ¿Por qué me hizo esto?… ¿Por qué me privó de mi libertad, de mi condición de guerrera, de mis derechos?… Yo no quería esto, acabar de esta manera, como un objeto…»

«¿Acaso no buscabas esto?… ¿Lograr un lugar importante dentro de tu clase de guerrera saiya, la posición más alta entre las mujeres saiyajin?» –escuchó una voz en su cabeza.

«Eso no es cierto… Quería encontrar mi propio destino y valor… ser la mejor de los guerreros como se lo prometí a Karionte, pero en esta situación me siento limitada… Nunca debí acudir con el rey cuando me llamó… Sabía perfectamente lo que él quería y no opuse resistencia a sus deseos… Fue mi culpa también y ahora lo estoy pagando. Lo peor es que el muy maldito se largó para evitar darme la cara, buscó una salida fácil… y eso es algo que me las pagará… lo juro… Pero sobre todo, este asunto es muy sospechoso… estoy segura que hay un interés en todo esto, ¿pero qué podrá ser?» –observó su inseparable anillo y cerró los ojos, no quería sentirse sola y trataba de reconfortarse con su pequeño objeto. Pero lejos de esos pensamientos, recordaba la forma como el rey la había hecho suya, pensó que era diferente y que sentía algo por ella… Trató de evitar esos pensamientos, pero no rechazó la idea.

Pronto sintió hambre y decidió entrar al castillo en busca de algo para comer… Pero a pesar de contar con la autoridad de mandar que le preparasen un banquete, prefirió hacerlo por sí misma. Había estado sola casi toda su vida y de esa manera prefería hacer sus cosas. Se introdujo por una de las ventanas y mientras caminaba por uno de los cientos de corredores, pasó por la puerta del laboratorio del castillo, donde un grupo científicos trabajaba desde hacía mucho tiempo buscando la manera de crear guerreros más fuertes entre los saiyajin. En ese momento habían dos de ellos hablando de algo. Kaissa los miró de reojo, resumió pasar de largo restándole importancia, cuando en eso un comentario llamó su atención…

  • CI 1 : ¡Definitivamente el rey fue muy astuto al idear este plan! –comentó uno de los científicos.
  • CI 2 : Es cierto… Esa saiya tiene un poder de pelea muy por encima de cualquier hembra de su especie –comentó el otro–. Kaissa es excepcional.
  • KS : «¿Qué?» –pensó Kaissa poniendo atención, a la vez que se pegaba a la pared para escuchar mejor–. «¿Por qué me habrán mencionado?… Tengo que saberlo…»
  • CI 1 : ¡¡Y si el rey llega a procrear un hijo con ella, el poder de pelea de ese niño será algo increíble!!
  • CI 2 : Claro que planea que ella tenga a su hijo… ¿Si no por qué crees que la escogió?… Esa hembra sólo vale por su poder de pelea…
  • CI 1 : Sí… y lo más seguro es que después se deshaga de ella… Sería una lástima, porque esa mujer no está nada mal y…

Un disparo de energía salido de la nada mandó a volar a los científicos por diferentes direcciones, y el rayo, al chocar contra las máquinas, causó una violenta explosión. Los científicos se miraron desorientados y en eso la figura de Kaissa asomó entre el humo que se había levantado. Ella los miraba con una expresión feroz, como si quisiera borrarlos del mapa en ese momento. Sin mediar palabra alguna, se acercó a uno de ellos y tomándolo de los cabellos lo levantó con violencia y dijo:

  • KS : Quiero que me repitas todo lo que dijiste antes… ¡¡si no quieres que te deje tus entrañas regadas por el suelo!! –amenazó.

Antes que el sujeto pudiera decir algo a su favor, unos guardias llegaron apresuradamente alertados por el ruido de la explosión. Uno de ellos habló…

  • GU : ¡¡ALTO!! ¡¡QUÉ SUCE… Oh, alteza… no sabíamos que estaba aquí… ¿Ocurrió algo? –se inclinó rápidamente.
  • KS : No pasa nada… –respondió secamente, asumiendo su posición–. La explosión fue causada por un descuido de este insecto… ¡¡así que regresen por donde vinieron!! –ordenó, pero otra voz llamó su atención.
  • NP : Será mejor que sueltes a ese sujeto… Es un miserable que no tiene la culpa de nada… –dijo Nappa, apareciendo entre los soldados.
  • KS : ¿Qué?… Nappa, ¿cómo te atreves a decir eso?… ¡¿Acaso estás de su parte?! –respondió zarandeando al científico, pero al instante lo soltó y gritó–. ¡¡DESAPAREZCAN EN ESTE MOMENTO!! ¡¡¡TODOS!!!

Todos los presentes obedecieron la orden, y Kaissa, al ver el despliegue, se quedó admirada de la autoridad que tenía sobre ellos, pero ahora eso era lo de menos… otra cosa la mortificaba y no quería creerlo. Nappa se había quedado mirándola seriamente y no se movió cuando Kaissa volteó a verlo…

  • KS : Nappa, no puedes mentirme… –lo acusó–. Tú sabes algo… ¡¡DÍMELO!!
  • NP : Lamento que halla sucedido todo esto, su majestad… Esos imprudentes pagarán por eso… –respondió refiriéndose a los científicos.
  • KS : ¡¡AL DIABLO CON ELLOS!! –gritó más furiosa–. No me importa lo que pueda pasarles, sólo quiero saber si lo que dijeron era verdad…
  • NP : ……….. (silencio)
  • KS : ¿Tú lo sabías, no?… ¡¡ESTABAS ENTERADO DE TODA ESTA FARSA DESDE EL PRINCIPIO Y NO ME DIJISTE NADA!!… ¡¡NI SIQUIERA POR RESPETO A MI HERMANO LO HICISTE!!… ¡¡¿¿TAMBIÉN FUISTE PARTE DEL JUEGO DEL REY VEGETA??!! –gritó indignada.
  • NP : Majestad, yo…
  • KS : ¡¡YA DEJA DE DECIRME ASÍ!! –dijo destrozando un panel de control del laboratorio–. ¡¡ERES UN TRAIDOR!! ¡¡EL REY ME USÓ, TÚ ME USASTE, TODOS ME USARON!!… ¡¡¡¡SU ÚNICO INTERÉS EN MI PERSONA ERA COMO INCUBADORA VIVIENTE DE SUS BASTARDOS!!!! –gritó casi llorando de rabia.
  • NP : No piense así, su majestad…
  • KS : ¡¡BASTA!!… –respondió recobrando la compostura–. Le tienes tanto miedo al Rey que no pudiste hacer nada para evitarlo… Está bien, lo entiendo… te estabas jugando tu cobarde pellejo…
  • NP : Lo lamento mucho… –dijo finalmente, inclinándose–. Pero debes entender que cualquier orden del Rey es ley… y aunque no esté de acuerdo, siempre estaré al servicio del Rey Vegeta pase lo que pase…
  • KS : Ya veo que hiciste mucho, Nappa… –lo miró–. Pero no gastes saliva en darme excusas… El rey es el rey y se debe hacer siempre lo que él ordene, ¿no?… Y si quería tener un hijo, se consiguió una hembra con poder adecuado, la hizo suya para satisfacer su capricho y luego deshacerse de ella… Jaja, pero eso también está bien, ¿no?… Porque es el gran soberano de Vejitasei y nadie puede darle la contra… ¡¿SÍ O NO?! –preguntó irónica.
  • NP : Por desgracia… así es… –se limitó a responder.
  • KS : Quiero que te vayas… –dijo dándole la espalda–. Ya no te necesito más, Nappa…. Puedes retirarte…
  • NP : ¿Eh?… s-sí. Con su permiso, su majestad… –respondió algo confundido, pero sin animarse a decir algo más, se retiró en silencio.

Kaissa ya no podía más, era demasiado para ella… ya no tenía dudas de que el rey la había usado para que tuviera a su hijo. Ahora entendía todo, el porqué de su interés con ella, su retención en el castillo, ¡era sólo para eso!… También recordó la noche que pasaron juntos, la manera como la tomó… El muy cretino se aseguró de hacer un buen trabajo y luego de eso se marchó para no tener que confrontarla, seguro de haber cumplido sus objetivos… Canalla, ella no era nada para él, sólo un medio de engrendrar guerreros poderosos… un objeto.

Ahora Kaissa se sentía más sola que antes. El saber que había sido utilizada era muy doloroso para ella… y sin poder contener más el llanto, se abrazó a sí misma y lloró en silencio…