Despertar Saiyajin

por Andrés Pérez


El salir del sol anunciaba un nuevo día en la montaña Paozu. Los rayos del sol empezaban a expandirse, llegando a cualquier rincón del vasto bosque, despertando toda criatura viviente que aquí habita.

Un pequeño niño, acostado en su pequeña cama, se movía inquietamente tratando de escapar de la luz que se colaba por su ventana. Trató de cubrirse con su almohada, pero no sirvió de nada.

–Buenos días, Son Gokuh –se oyó desde la entrada de la habitación.

Un anciano, de baja estatura, entró a la habitación con intenciones de despertar al llamado Gokuh.

–Mbbgmh… abuelito Gohan… nooo –alcanzó a decir el pequeño frotándose los ojos.

–¡Vamos, vamos! Si sigues así de flojo, llegaremos tarde a desayunar. –dijo mientras le quitaba las sábanas de encima–. Y tal vez luego podamos entrenar un poc… –El anciano no pudo terminar su frase, ya que Gokuh salió disparado al baño a lavarse y cambiarse–. Je… este Gokuh, cuando escucha la palabra comida o entrenamiento, se vuelve como loco…

Y es que Gokuh era un glotón excepcional, al igual que lo era su fuerza, la cual parecía nunca dejar de crecer.

Son Gohan lo entrenaba todo los días, volviéndolo cada vez más y más fuerte, a la vez que lo educaba sabiamente.

Parte del día transcurrió como si nada después de este incidente. Son Gohan, grande en el campo de las artes marciales, y su pequeño nieto Son Gokuh, se aventuraron en ir al río a pescar algo.

–¡¡Mira, abuelito!! ¡Mira! Ya… ayy… ya tengo uno –dijo el pequeño desde el lomo de un gran pescado. Se había zambullido a buscarlo, y por supuesto… no había sitio donde el pobre animal pudiese esconderse.

–¡Muy bien, Gokuh! Ahora ven acá y tráelo. Ya preparé el fuego para cocinarlo.

Gokuh agarró al pez de la cola con la suya propia, y nadó hasta la orilla. De un pequeño brinco salió del agua, con el desayuno en su cola.

Después del desayuno, decidieron descansar, y Son Gohan aprovechó a contarle algunas historias a su nieto. Le contó la historia de los Hombres Mono de la Luna. «Nunca se cansa de contármela», pensaba el niño.

Pero no le importaba, ya que cada vez le parecía más interesante. «Y aquí viene la mejor parte…»

–Y es por eso, querido nieto. –dijo Gohan, terminando su historia–, que cada noche con luna llena debes quedarte dentro de la casa. Jamás, repito, JAMÁS debes salir de la casa en noche de luna llena, ya que si la ves, puede que aparezca una de estas místicas criaturas… Hoy es noche de luna llena, así que debes hacer lo que te dije. No queremos que una de estas criaturas se aparezcan por aquí, ¿o sí? –dijo guiñándole un ojo y tocándole la nariz con su dedo.

–¡Jeje! ¡No! No queremos –dijo su nieto, abrazándolo. Gokuh quería muchísimo a su abuelito, se podía notar en sus miradas.

Gokuh se quedó plácidamente dormido, a la vez que Gohan meditaba sobre la situación de «esa» noche.

«La última vez fue un desastre… Espero que estas historias sirvan para algo…», pensaba a la vez que recordaba lo que sucedió cuatro semanas atrás.

Era noche de luna llena, y desgraciadamente Son Gohan y Gokuh se perdieron. Gokuh estaba muy inquieto, no eran muchas las ocasiones en que salían a bosque abierto, y era la primera vez que se adentraban tanto, así que era de esperarse que el niño estuviese… cómo decirlo… emocionado…

«Lo recuerdo claramente…», siguió pensando Gohan…

Siguieron caminando, cuando Gokuh notó la extraña claridad de la noche. «¿Por qué todo está tan claro, abuelito? ¡Es de noche!», dijo bastante dudoso el muchacho. «Es porque hoy es noche de luna llena, Son Gokuh. Mírala, desde aquí se puede ver…»

«Ése fue mi error… Fue ahí donde me equivoqué…»

«¡Waow! Es gigantesca… es lo más hermoso que haya visto en mi vid…». Gokuh no terminó la frase. Son Gohan lo miró extrañado, y vio la mirada extraña y rígida de su nieto. La mirada de Gokuh se quedó así un rato, y después su ceño se frunció, una sonrisa malévola se dibujó en su rostro, y un par de colmillos salieron de su boca.

«¡¡Gokuh!!», alcanzó a gritar el anciano, a pesar de no haber salido de su asombro. De pronto, el niño adoptó otra posición, y extrañamente empezó a crecer. Sus ropas se rasgaron, y la piel desnuda fue vestida con pelo, en gran abundancia. Poco a poco fue creciendo, y sus ojos se tornaron rojos.

Goku creció, creció… ¡y siguió creciendo! ¡Se volvió enorme! ¡Gigantesco!

«Es… un… ¡¡UN MONO!!»

–¡Abuelito! ¡Respóndeme! –Los pensamientos de Son Gohan fueron interrumpidos repentinamente. Realmente estaba concentrado.

–¿Eh? ¿Cómo?… Oh, eres tú, Gokuh…

–¡Vaya que me asustaste, abuelito! –dijo fuera de su asombro el pequeño–. ¿En qué pensabas?

–En nada importante, querido Gokuh… nada importante.

El tiempo transcurrió rápidamente. Los dos Son decidieron adentrarse al bosque, para empezar con los entrenamientos.

–¡Iiaaah! –dijo Gokuh, lanzándose contra su abuelo.

–Ooooyhhh –Son Gohan no hizo más que bloquear su golpe, y responder con una patada al estómago, lanzando a su nieto varios metros–. Vamos, Son Gokuh, ¡nunca debes descuidar tu defensa!

–¡Síi!

El entrenamiento prosiguió con toda clase de ejercicios, hasta que empezó a atardecer. Son Gohan no quiso perder ni un segundo, y decidió que el entrenamiento había acabado.

–Ahhh… ¡vamos, abuelito! Sólo estaba empezando –dijo Gokuh inquieto.

–No podemos, pequeño Gokuh. Hoy es noche de luna llena, ¿lo recuerdas?… ¡Vamos! Te reto a una carrera a la casa.

–SÍIII.

Y así se fueron. Esa noche, Son Gohan mandó a Gokuh a la cama temprano, ¡ni siquiera lo dejó ir al baño! Pero eso era mejor que tener que volver a pasar por esa situación de hace cuatro semanas.

El tiempo pasó, y la noche cayó. La luna brillaba con intensidad en el firmamento. Todo estaba tranquilo en la casa Son.

¿Todo?… no. El pequeño Gokuh se despertó de golpe, y bajó corriendo las escaleras de su casa. Salió de su residencia, y buscó desesperadamente el baño. «Debí decirle a mi abuelito que me dejara ir antes de dormir».

Salió del baño ya aliviado, y notó algo en el cielo… LA LUNA.

«Woaw… ¡la luna!… es tan…. ¡OH, NO! ¡¡Mi abuelito me dijo que no mirara la luna llena!! Ahora puede que aparezca una de esas criaturas… y mi abuelito se va a molestar conmig…»

Sí… Pasó lo que tenía que pasar. Gokuh se quedó como en una especie de trance, y el proceso de transformación ya era inevitable…

Son Gohan decidió verificar cómo estaba su nieto, y al no verlo en su cuarto, temió lo peor.

Bajó a toda velocidad las escaleras, y pudo ver al pequeño viendo la luna, y de pronto… rasgar sus ropajes a medida que crecía…

–¡Noo! ¡¡¡¡GOKUH!!!! –gritó despesperado, como si eso pudiese salvarlo de algo…

–AAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH –gruñó el pequeño niño mientras crecía y crecía, y sus ojos se tornaban rojos. Ya era muy tarde; volvía a ser un mono gigante.

El silencio de la noche fue inerrumpido por el rugir del grandísimo mono gigante, del pobre Gokuh…

«Oh, no… oh, no… ¿Qué voy a hacer?… La última vez me fue imposible luchar con él, eso no funciona de nada… Su fuerza aumenta con cada transformación… ¡DEMONIOS! ¿Qué haré?… No me queda otra alternativa que intentar calmarlo»

Pensando esto, saltó hasta la copa del árbol más cercano a la bestia, y gritó:

–¡¡GOKUH!! ¡¡SON GOKUH!! ¡SOY YO! ¡TU ABUELO! ¡¡SON GOHAN!!

El grito sólo sirvió para alertar a la bestia de su presencia. El mono lanzó un golpe traicionero al cuerpo del anciano, que reaccionando rápidamente, lo esquivó.

Después, se montó sobre la cabeza del animal, y lo miró a sus grandes y rojos ojos.

–¿¿No me reconoces, Gokuh?? ¡¡¡¡SOY YO!!!! –gritó a todo pulmón. Esta vez, el mono titubeó antes de hacerle algo… pero como dije, tan sólo titubeó. El mono trató de aplastarlo contra su cara, pero Son Gohan fue más rápido y se movió, logrando que la bestia se golpease a sí misma.

–AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHRRRGGGGHHHHHHHHHHH –gritó la bestia de dolor… Ahora estaba furioso…

Empezó a destrozar todo a su paso, en busca del enano que le había hecho eso.

«Debo hacer algo… ¿¿pero qué??». De pronto, pensó: «La cola…»

¡La cola! ¡Claro! La cola de Gokuh siempre había sido su punto débil, si se la cortaba tal vez podría salvarse…

Poniendo en práctica su plan, se lanzó en dirección a la bestia, que lo vio… Pero no hizo nada, sólo vio cómo el anciano corría en su dirección y decidió esperarlo. Pero la bestia no esperó que el anciano pasase debajo de sus piernas, y esto lo tomó por sorpresa. Aprovechando esto, Son Gohan dio un salto y se montó sobre la cola de su nieto, y la apretó con todas sus fuerzas.

–AAAAAHHHHHHHHHHH –un grito inminente de dolor se escuchó de la bestia. Sentía como si su fuerza se fuese poco a poco, dejándolo vulnerable.

«Sí, sí… Funciona. Debo dejarlo lo más débil posible y luego arrancarle su col…»

Fue interrumpido, ya que Gokuh empezó a balancear su cola de un lado a otro, tratando que su opresor la soltase. Para desgracia de Son Gohan, lo logró…

El anciano fue lanzado contra una colina, dejándolo muy malherido por la velocidad con la cual había sido aventado.

La fuerza del mono había regresado, y empezó a caminar en dirección del anciano.

–Va-vaya… no pude hacer nada –dijo el anciano, muy cansado–. Tr…traté de detenerte, nieto, pero… no pude… Espero que sepas vivir aquí por ti mismo… ¡¡Nunca olv…olvides lo que te enseñé!!

El mono se acercaba más y más… y cuando al fin estuvo a los pies del anciano, lo agarró con sus dos manos, y empezó a apretarlo. Son Gohan no gritaba, sólo se podían divisar unas lágrimas corriendo por sus ojos. Después, Gokuh, ya aburrido, aventó al anciano contra otro montón de rocas, dejándolo aún más herido.

–A…adiós… Son Gokuh.

Fue lo último que dijo antes de ver una gran pata de simio acercarse a él, para después…

Amaneció al fin… Gokuh había vuelto a la normalidad al no poder ver la luna más… Se extrañó de estar desnudo y fuera de su casa. Vio a su alrededor, esperando encontrar a su abuelito, y después recordó: «¡Oh, no! ¡Los hombres mono de la luna seguro estuvieron aquí!»

Buscó y buscó, pero no encontró a nadie. «¡¡ABUELO!! ¡¡¡¡¡ABUELO!!!!!», llamó desesperado, pero sin respuesta. Pronto encontró algo que no le gustó… los ropajes de su abuelo.

–¡¡La ropa del abuelito!! –dijo hurgando sobre ellas… temiéndose lo peor–. Oh, no… nooo… abuelito –dijo llorando en silencio al no encontrarlo.

Todo lo que pudo encontrar entre sus ropas fue… una cosa redonda, amarilla… y con 4 estrellas en su interior…

Varios años después…

Gokuh llegaba de pescar su desayuno como hacía todos los días, cuando se encontró con un extraño monstruo con forma redonda. Como vio que quería atacarlo, lo destruyó con su báculo sagrado.

Cuál no fue su sorpresa al ver a alguien, de cabellos morados, salir del «monstruo».

Nunca se imaginó que así empezarían todas sus aventuras de su nueva vida, al lado de dicha persona…