Hermana Indeseable

por Mario


Era una noche en la Capsule Corp. Vegeta ya había resucitado, el malvado Boo había pasado a mejor vida y la paz reinaba en la Tierra.

Un día, Bulma reunió a toda la familia para decirles que había quedado embarazada por segunda vez, noticia que dejó a todos perplejos y en especial al pequeño Trunks, quien no podía creerlo y le dijo (con voz de desesperación) «pero, pero… ¿cómo pasó?… y… ¿para cuándo?… ¿qué será? ¿varón o mujer?»

Vegeta, lleno de orgullo, le contestó: «Cállate, Trunks. Es obvio que será un hombre y será tan poderoso como yo». Bulma muy enojada le contesta «Cállate tú, no sabemos todavía cuál será su sexo. Nacerá en seis meses». Trunks, enojado y con lágrimas en los ojos, le dijo: «¿por qué no me lo dijiste antes?» y corrió a su cuarto.

Vegeta, intrigado, le preguntó a Bulma «¿Por qué se fue llorando? No lo entiendo, el llanto es cosa de débiles y eso no es digno de un príncipe saiyajin»

Bulma, ya harta, le contestó: «Ya me tienes hasta el tope con lo del príncipe saiyajin. Además, te olvidas de que Trunks es sólo un niño». A lo que él repuso: «Yo, a su edad, ya tenía varios planetas conquistados y destruidos». Ella no se quedó atrás y le dijo «Si mal no recuerdo, Gokuh me contó que tú lloraste en Namek» y los dos se quedaron en silencio.

Al otro día, muy temprano, el estruendo de numerosos rayos de energía, que provenían de la cámara de gravedad, despertaron a todos. La primera en llegar fue Bulma, y le gritó «Qué haces, Trunks»

«No, no es nada. Disculpa si te desperté, es que desde hoy voy a entrenar muy duro para ser más fuerte que papá». En ese momento llegó Vegeta, quien a pesar de estar medio dormido, al escuchar las últimas palabras de su hijo se despabiló de golpe.

«No digas tonterías, enano. Tú no me podrás superar nunca».

Después del almuerzo, nadie se hablaba con nadie y el pequeño Trunks ya había vuelto a la sala de gravedad. Bulma, que estaba muy preocupada, se asomó por la puerta de la sala de gravedad y escuchó a Trunks hablar solo:

«No me ganará ese maldito bebé, no se lo permitiré. Seré mucho más fuerte y poderoso que él y me quedaré con mi madre, ya que mi padre lo prefiere al otro. Ojalá que empiece a entrenarlo más pequeño que a mí, así va a saber lo que es bueno» mascullaba para sí, mientras hacía un sinfín de lagartijas apoyado en dos dedos, de cabeza y a una gravedad de setecientos.

Bulma pensó, entonces: «Trunks esta celoso, tendré que consentirlo un poco. Es normal que sienta celos, pero no creí que fuera para tanto».

Al otro día, Bulma, muy temprano, como siempre fue a la sala de gravedad y llamó al pequeño Trunks con una sonrisa en la boca «Trunks… Trunks… ven un momento, hijo». Trunks fue hasta el control de la sala de gravedad y la bajó a lo normal y le dijo «Hola, mamá. Pasa, ya lo bajé a la gravedad que necesitas». Bulma, sin dar rodeos, le dijo «Hoy voy a dejar a tu abuelo con la Corporación. Me tomo el día, y te lo voy a dedicar a ti. Haremos lo que tú quieras» «¿Lo que yo quiera?» «Sí, lo que tú quieras» dijo con seguridad. Entonces Trunks contestó «Bueno, lo único que yo quiero es que esa bola de carne consentida por papá y por ti, no venga» «No digas eso, Trunks. Es muy cruel para tu hermano» dijo enojada.

Finalmente decidieron ir al parque de diversiones. Sin embargo, una vez allí, Trunks no se estaba divirtiendo mucho, así que su madre le preguntó «¿Y ahora, a qué juegos quieres ir?» «A ninguno y me quiero ir ya» le aclaró secamente el niño.

Bulma le preguntó entonces «Sigues enojado por lo de tu hermano, ¿verdad? Pero mira esa pareja de hermanos cómo se divierten juntos» «¿Ah, sí? Mejor mira eso otro, mira cómo al hermano mayor no le dan tanta importancia y de seguro lo quieren más al bebé» «No es así, Trunks. Es sólo que el bebé necesita más atención» «Pero no me importa, lo importante es que le dan más cariño al bebé que al mayor y por eso no quiero que venga. ¡Maldición!» gritó con mucha fuerza, a lo que Bulma le contestó gritando también: «Todo eso de maldición, insecto, etc. lo aprendes de tu padre. Otra vez tendré que hablar con él sobre su vocabulario y seguro que no me hará caso. Pero claro, él luego no va a poner la cara en la escuela cuando se quejan de tu forma de hablar».

En Capsule Corp., a la hora de la cena, Bulma le dijo a Vegeta lo que había pasado y lo reprendió duramente: «Vegeta, tú le estás enseñando a Trunks toda esa clase de palabrotas».

«A mí no me grites, Bulma. Yo no tengo por qué educar a Trunks ni para bien ni para mal. Él sólo lo escucha de mí y eso es asunto suyo, porque ya es un guerrero. Además, no quiero que cuando nazca ese pedazo de carne lo consientas tanto como a Trunks. Lo educaremos como a un saiyajin de su categoría, un príncipe como su padre».

Seis meses después y algo más, Bulma ya estaba teniendo contracciones cada vez más seguidas, y a pesar de que ya había llegado la hora de que diera a luz, por problemas no podían saber el sexo del bebé, cosa que a todos les importaba mucho, salvo a Vegeta quien se la pasaba diciendo: «No importa que no se sepa su sexo porque yo sé que es un varón».

En el hospital de Satan City, precisamente en la sala de espera, estaban los señores Briefs y a un lado estaba un muy descontento Trunks que decía a cada rato: «Abuelo, ¿nos podemos ir?». En la sala de parto estaban el médico, las dos enfermeras, Bulma y Vegeta. El doctor, muy enojado, le dijo al padre del niño «Usted se tiene que ir de aquí, ya».

Vegeta, a quien no le gustaba que le dieran órdenes, le contestó: «No lo asesino porque todavía tiene que sacar a mi príncipe de ahí, y si por casualidad hubiera algún problema los mataré a todos». Bulma, que no podia hablar mucho, le murmuró: «Déjelo, doctor. Déjelo que se quede, quiero que se quede a mi lado».

Y luego de una hora se escuchó un llanto y la voz de Vegeta que gritaba, desesperado: «¡Es una niña!». Al escuchar semejante grito Trunks pensó: «Esto es genial, la beba no tiene oportunidad conmigo» y por la felicidad fue hasta la habitación a abrazar a su hermana y encontró a un enojado Vegeta que amenazaba de muerte al médico con un energy ha cargado y listo para destruir al hospital entero. En ese momento aparece Trunks y le dice a su padre «Deténte, padre. Si destruyes el lugar, mamá morirá» y Vegeta le aclaró a Trunks con una voz falsa «Ya lo sabía, sólo quería asustarlo un poco». Trunks le contestó entonces «Bueno, no importa. Yo vine para ver a mi hermana. Debe ser hermosa y quiero darle un beso». Bulma, quien estaba presenciando la conversación le dijo: «¿Qué ha sucedido, Trunks? ¿No era que no querías a tu hermano y que deseabas que tu padre lo entrenara de más pequeño que ti?». Entonces, al escuchar eso, Vegeta se convirtió en super saiyan y se fue por la ventana.

Luego de unos minutos, el doctor fue a la habitación de Bulma para consultarle acerca de lo que harían con la cola de la niña. Para prevenir inconvenientes futuros, ella le pidió que se la cortara, lo que fue inmediatamente obedecido por el doctor. Pero, a pesar de haber tenido una hija tan hermosa, Bulma estaba triste porque extrañaba a su esposo. A los tres días de haberse ido, Vegeta volvió y, para alegría de su esposa, fue hacia la cuna de la beba, le dio un beso en la frente y la tapó cuidadosamente.