Recuerdos

por Smech


Hace ya mucho tiempo de cuando yo era el más fuerte, el más temido, el más despiadado, el que mandaba.

Todos vivían porque yo no había dicho lo contrario, pero llegó el día, llegó el maldito día en que apareció el imbécil que me desgració. Él me derrocó de mi imperio; fue la primera vez que perdí. Ahora vivo en un infierno eterno rodeado de gente inútil, que por ser tan débiles no pudieron ayudarme. Los hubiera matado yo mismo, pero ahora sufren conmigo y mi padre. Pero la pelea fue extraordinaria; al principio yo era muy superior a él. Todos sus intentos fallaban, yo seguía siendo el mejor. Pero todo cambió… así, de pronto, me igualó. Creo que hasta me superó, pero no, yo sabía que él iba a morir, si no en mis manos, en la explosión del planeta. Tuvo la oportunidad de largarse, pero la desperdició. Era seguro, ahora él moriría. Traté de partirlo en dos y resultó en un suicidio de lo más estúpido: me partí por la mitad. Pero el muy imbécil me dio energía. Claro, se la lancé, quedando yo muy débil. Me la regresó, dejándome más moribundo de lo que estaba ya. No podía hacer nada aparte de esperar mi muerte, sin fuerzas ni para moverme.

Creí que era el fin para él y para mí, pero yo no contaba con la nave de alguno de esos cinco idiotas inservibles llamados gui-niu. No confíe con que dejarían sus naves tan cerca de él, del maldito que me desgració, así que él viviría y yo no. Claro, eso era lo que él pensaba. Sobreviví con mucha suerte, siendo recogido y curado por la nave de mi padre. Reemplazaron las partes de mi cuerpo destruidas por piezas cibernéticas.

Poco después nos dirigíamos a la Tierra yo, mi padre y un ejército. Al llegar fuimos recibidos por un extraño joven que alardeaba de poder comvertirse en super saiyajin, el cual acabó rápidamente con mi ejército. Al comprobar que podía convertirse en super saiyajin, junté energía para destruir el planeta. El joven me la regresó; no lo podía creer. En un instante sentí esa sensación de ser partido en dos, y me mató. Mi reino por fin se había terminado. Al ir cambiando de dimensión, le juraba venganza, maldiciéndolos. Seguí un camino y fui recibido por un gigante que me mandó al infierno, donde me encontré con ciertas personas inútiles llamadas fuerzas especiales gui-niu, a los que golpeé hasta cansarme, no sólo por haber sido inútiles, sino que por su culpa ese imbécil pudo vivir. Poco después llegó mi padre.

Ahora vivo en este mundo miserable de tormentos, sólo esperando que llegue alguien con quien poder vengarme.