Una Madre,
un Anillo... y una Unión


Capítulo 10: "Un inesperado destino"


Habían pasado dos semanas desde que Kaissa regresara al planeta Vejita y ahora se mantenía en espera de alguna nueva misión. Desde que naciera su hijo, sus días transcurrían de misión en misión y su escuadrón era uno de los mejores, con una impecable labor. Ahora que el príncipe había crecido, ya no eran misiones tan largas como antes y con los encuentros que tenía con él era más que suficiente. El pequeño Vegeta mejoraba día con día y eso la reconfortaba bastante. Lo único que no le gustaba era el saber que la nave de Freezer estuviera tan cerca de su planeta... Ese sujeto no le agradaba en lo más mínimo y a pesar que nunca lo había visto de frente, conocía de sus atrocidades y del miedo que el Rey Vegeta le tenía... En ese caso, debía ser un sujeto terrible.

Ese día en particular se sentía intranquila y no sabía la causa... sólo que ella había permanecido en el planeta más de dos semanas y eso por demás era raro, ya que por lo general casi a la semana de llegar el Rey le ordenaba irse a otra misión... Y lo más raro era que no lo había visto; ni siquiera la había llamado a su presencia... ¿Qué estaría pasando?

Mientras pensaba en eso, Kaissa fue hacia el campo de entrenamiento y se dio con la sorpresa de encontrar a su hijo entrenando con Nappa, como siempre. Se detuvo a observarlo y pensaba...

De un salto, Kaissa descendió hasta el campo de entrenamiento donde, afortunadamente, no había ningún guardia excepto Nappa. Vegeta, que en ese momento lanzaba un golpe al aire, vio a su madre y se alegró...

Kaissa lo mirada seriamente y cuando su hijo estaba a menos de un metro de ella, le soltó una bofetada en pleno rostro, lanzando al pequeño lejos. Nappa se quedó atónito, ya que nunca hubiera esperado una reacción así de la reina. Vegeta se levantó tocando su mejilla en tanto que Kaissa continuaba inmóvil...

Vegeta se lanzó a toda velocidad hacia su madre, pero al tratar de golpearla, ella desapareció, apareciendo tras él y lanzándolo contra la arena de un codazo. Vegeta se levantó y volvió a atacarla... pero el niño no estaba usando toda su fuerza, ya que no quería dañar a su madre. Kaissa se dio cuenta y lo tomó de los cabellos...

Dicho y hecho, la pared en donde estaba Vegeta reventó, llamando la atención de ambos, y el niño salió totalmente ileso... con una mirada salvaje en los ojos. Nappa nunca había visto ese tipo de mirada en su protegido... y por un momento se sintió intimidado. Vegeta hizo explotar su energía y le lanzó un disparo a su madre que lo pudo repeler cruzando los brazos, pero lo que no pudo evitar fue una patada frontal que recibió en el abdomen, seguido de varios golpes a toda velocidad que la estaban poniendo en aprietos. A pesar de su pequeño tamaño, Vegeta era muy ágil y antes de que pudiera contraatacar, recibió un disparo de energía de lleno en el rostro y que la impulsó cayendo de espaldas. Vegeta respiraba agitado y al ver que su madre no se movía, se acercó...

En ese mismo momento, en la sala del trono...

Un gran séquito de soldados aguardaba en el inmenso trono... Como si algo fuera a pasar, todos estaban alineados y no podían ocultar su nerviosismo. El Rey Vegeta aguardaba nervioso sentado en su trono en tanto que sus dedos no dejaban de golpetear...

Una vez que se retiró Freezer, el Rey Vegeta se quedó inmóvil sintiendo una gran impotencia. Y justo en ese momento, uno de los soldados que estaba formado rompió su fila y dijo:

Puesto de mando...

Kaissa observaba unas cartas estelares en tanto que el jefe de mando le daba los detalles de la misión que iba a cumplir...

Kaissa comenzó a recorrer los pasillos pensando en lo que iba a hacer... ¿sería lo correcto? Sacudió la cabeza y frunció el ceño. Su decisión ya estaba tomada y no había marcha atrás. Estaba en ésas cuando un ruido de voces llamó su atención... provenía de la sala de recuperación. Se asomó por la puerta y observó un grupo de saiyas que tenían el aspecto de guerreros de clase baja, eran tres varones y una chica, que no le quitaban la vista al guerrero que se recuperaba en uno de los tanques. Kaissa pareció reconocer al sujeto...

En tanto, Kaissa había llegado al puente de mando y para su fortuna habían encontrado un planeta adecuado a unos días de distancia y, sin dudarlo, aceptó la misión. La nave estaba a punto de salir y debía irse de inmediato... Lo único que lamentaba era el no poder despedirse de su hijo antes de partir...

La nave de Kaissa despegó a los pocos minutos, atravesando la atmósfera y saltando al espacio. La saiya observaba el planeta alejarse... y una horrible sensación la envolvió de golpe, idéntico al que sintiera cuando estaba en el planeta. No le dió importancia y tomó su lugar en la cabina de mando.

La nave de Freezer no estaba muy lejos de allí y la presencia de los saiyas no pasó desapercibida para ellos... especialmente para Freezer, que observaba todo desde su enorme ventana. Dodoria y Zarbon lo acompañaban...

Nave Real...

Uno de los guerreros había captado una señal por radio, identificando como su origen la nave de Freezer. Rápidamente puso al resto de la tripulación en alerta...

Nave de Freezer...

Zarbon había regresado para darle la información a Freezer, el cual sonrió misteriosamente...

Nave Real...

Ambas naves se aunaron en el espacio, extendiendo la nave del conquistador en un momento un tubo transparente que se acopló a la nave saiya. Momentos después, la puerta de abrió dando paso a Kaissa. Un guerrero la acompañaba...

Kaissa atravesó el tubo de comunicación y entró a la nave extranjera. Un soldado con aspecto de reptil de color morado, salió a recibirla...

Mientras se dirigían a la sala principal de la nave, todos los guerreros presentes se quedaron observándola, ya que la mayoría nunca había visto a una hembra saiya... y algunos con intenciones no muy sanas, por la manera en que la miraban. Ella los ignoró y siguió al púrpura soldado hasta que se encontraron con Dodoria, que estaba en la puerta de la cabina principal...

Ya iba a tocarle el rostro, cuando Kaissa de un movimiento le enterró la rodilla en el estómago y lo cogió del cuello, mientras le decía furiosa:

Kaissa, en tanto, estaba de pie en medio de la cabina principal. Observaba el lugar... había pasado por un mal rato, pero esperaba que lo que viniera después no fuera peor. Miró hacia el frente justo cuando la silla flotante de Freezer se daba media vuelta. El sujeto habló...

Kaissa no sabía qué decir... estaba en una especie de shock por lo que acababa de escuchar... ¡¡¿¿Su hijo??!!... ¡¡¿¿Soldado de Freezer??!!. Eso era algo que ella no podía tolerar...

Freezer volteó a ver a uno de los soldados que estaba de guardia junto a la puerta... entrecerró la mirada, sus pupilas se tornaron rojas... y en un instante hizo explotar al pobre diablo, dejando una gran mancha roja en el sitio. Kaissa se quedó espantada...

Sin siquiera despedirse (quien iba a querer hacerlo después de eso), Kaissa salió corriendo por la puerta empujando y destruyendo a todo aquel que obstruyera su camino. No paró hasta llegar a su nave, sentándose de golpe en la cabina de mando...

Kaissa estaba demasiado turbada con lo que había pasado para darse cuenta de lo que hacía. El soldado la miró, no dijo nada y cumplió con su orden.


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