Una Madre,
un Anillo... y una Unión
Capítulo 8: "Por amor a un hijo"
Vegetasei - Año 735 del calendario del Dragón
Una nave con el emblema real del imperio saiyajin surcaba el espacio seguida de un escuadrón rumbo a Vegetasei. Se notaba muy dañada, producto posiblemente de una larga travesía llena de terribles batallas y muchas bajas, pero la valiente nave había logrado sobrevivir y ahora llevaba a sus tripulantes a su destino... y de vuelta a su hogar. En la nave madre de la flota, una figura observaba atentamente cómo el rojo planeta se iba acercando cada vez más a ellos y conforme se acortaban las distancias, su corazón latía más fuerte. Una voz la puso alerta:
- SL : Su majestad... dijo un guerrero saiya inclinándose. Aterrizaremos en diez minutos, la flota espera sus órdenes...
- ??? : Muy bien, diles que se preparen y avisen a la base para que nos reciban. Procuren que sea rápido porque ya no tenemos combustible... ¡ahora, ve! respondió sin voltear a verlo.
- SL : Como usted ordene, su majestad Kaissa dijo retirándose. Y luego de echarle una última mirada a la ventana, fue a prepararse para el aterrizaje.
Habían transcurrido exactamente tres años desde la partida de Kaissa con rumbo a la galaxia del Sur en una misión casi suicida por orden del Rey Vegeta y que ella casi se vio obligada a aceptar. No por el hecho que ella no pudiera manejarlo, sino porque todo había sido planeado para apartarla de su hijo recién nacido, el príncipe... y gracias a esa motivación había regresado airosa de su misión. Habían perdido casi la mitad de la flota y guerreros, pero todo había salido de acuerdo al plan. Una vez que se ubicó en su asiento de tripulante, Kaissa cerró los ojos a la vez que acomodaba su larga trenza... Pensaba en su hijo, en lo grande que estaría y sonrió, ya que el destino le permitiría verlo, aunque fuera de lejos y por un instante.
Una vez que penetró la atmósfera del planeta, la nave aterrizó suavemente después de un rato para luego ser recibida por un gran número de guerreros que aclamaban con júbilo el regreso de los viajeros. Kaissa fue la primera en asomarse por la compuerta de la nave y al verla los saiyas presentes lanzaron gritos de alegría por la victoria conseguida, demostrando abiertamente que su reina era muy capaz, ya que después de casi tres años había podido regresar a salvo y, lo mejor, más fuerte. Por un instante, Kaissa sintió una enorme satisfacción, pero por otro lado tenía miedo... pero no de lo que acontecía, sino de lo que iba a pasar.
Mientras los soldados descargaban la nave y revisaban los daños, Kaissa se mantuvo de pie observando el palacio del rey y una expresión de resentimiento volvió a aparecer en su rostro después de mucho tiempo... y sabía muy bien lo que tenía que hacer. En eso, alguien la llamó...
- ??? : ¡¡Majestad!!... dijo una voz varonil ¡¡Qué gusto me da verla de nuevo!!
Kaissa se volvió extrañada de que alguien la llamara de esa manera tan familiar y se encontró con un guerrero que la miraba sonriente y por más que trataba no podía reconocerlo, aunque la cicatriz de su rostro le pareció fugazmente conocida. Sin embargo, por cuestiones de protocolo, respondió...
- KS : A mí también me da gusto haber regresado, soldado... y al notar que el saiya seguía mirándola de la misma forma, los recuerdos comenzaron a regresar lentamente... Espera un poco... ¿acaso no te conozco?
- ??? : ¿No me recuerda, alteza?... dijo haciendo una respetuosa reverencia. Me encargaron la tarea de cuidarla hace algunos años cuando usted esperaba al príncipe... Ha pasado mucho tiempo...
- KS : Eh??... se sorprendió. Espera un poco, ya sé quien eres... eres... eres Bardock, ¿cierto? preguntó dudosa.
- BD : Exactamente, su majestad... Me honra al recordarme. Siento no haberla despedido cuando partió a su misión... se disculpó.
- KS : No tienes por qué, Bardock... sonrió la saiya. No sé por qué, pero siento que tú fuiste quien me ayudó cuando estaba a punto de tener a mi bebé, ya que no había nadie más en ese momento que me ayudara... Si fue así, te lo agradezco mucho.
- BD : Siempre estaré a su servicio. Se inclinó. Por encima de todo, siempre estará el bienestar de mis soberanos.
- KS : Me fue un poco difícil reconocerte a diferencia de la última vez que te vi... Lo observó de arriba a abajo. Te veo más alto y fuerte... y no dudo que tu poder de pelea haya aumentado, Bardock...
- BD : Bueno... en ese tiempo era todavía un muchacho y recién iba a formar parte de un grupo de batalla... pero ahora ya tengo mi propio escuadrón de asalto y con cuatro guerreros bajo mis órdenes. Al fin, el esfuerzo valió la pena... dijo orgulloso. También estoy entrenando a mi hijo, llevándolo a misiones con la tropa...
- KS : Sí, creo recordar que me mencionaste a tu hijo... contestó.
- BD : Si usted me lo permite, majestad... me gustaría presentárselo... Al ver el asentimiento de la reina, Bardock dijo a una jovencita que encontraba muy cerca de ellos: ¡Ceripa!... ¡ve por mi hijo!
- CE : Como digas, Bardock... respondió la joven de cabellos cortos, en tanto que Kaissa observaba el entusiasmo del joven saiya en todo lo que hacía.
En verdad, hablar con este joven guerrero le traía gratos recuerdos de cuando era más niña y vivía con su hermano... pero después regresaba a la realidad y se encontraba en medio de un supuesto abismo que aún temía franquear. A los pocos minutos, la joven saiya regresó acompañada con un muchachito de unos ocho años más o menos, de largo cabello hasta la cintura y atenta mirada. Bardock lo trajo hacia él y dijo mirando a Kaissa...
- BD : Este es mi hijo, alteza... su nombre es Radditz y lo tengo entrenando desde hace bastante tiempo... miró al niño. Hijo, ella es su majestad Kaissa, la reina de nuestro planeta... ¡Vamos, muéstrale tus respetos!
- RD : ¿Ella es la reina? preguntó el niño dudoso, pero al ver el asentimiento de su padre, se paró muy derecho y dijo en voz alta: ¡¡Soldado Radditz a sus órdenes, su majestad!!
- KS : Vaya, qué soldado tan disciplinado... dijo con una leve sonrisa y, mirándolo, continuó: Me supongo que eres muy fuerte, ¿no, soldado?... Procura mantenerte así y obedece a tu padre en todo, que ya de por sí es un buen guerrero.
- RD : ¡¡SÍ!! respondió el pequeño. Bardock acarició su cabeza...
- BD : Ya está bien, hijo... ahora ve con Ceripa y continúa con tus prácticas... Yo te seguiré después.
- RD : ¡Sí, padre!... Con su permiso, su alteza... Y luego de despedirse, se fue corriendo con una energía y espontaneidad como cualquier niño normal debe tener. Kaissa se le quedó mirando...
- BD : A veces tiende a ser un poco inquieto, pero sabe luchar muy bien y se comporta como un saiyajin de sangre pura... comentó. Kaissa sólo suspiró con la mirada perdida...
- KS : Debes sentirte orgulloso de tener cerca a tu hijo, Bardock... Sólo cuídalo mucho. Te deseo suerte... Y dando media vuelta, caminó rumbo al palacio, y no era porque no quisiera seguir charlando con el guerrero, sino que quería evitar que viera el dolor en su propia mirada.
Una vez que llegó al palacio, fue recibida con todo respeto por los guerreros del lugar, que le dejaban el paso conforme avanzaba. La mirada de Kaissa se había tornado vacía y sobre todo triste, pero no por ello dejaba de perder su porte de reina. Además, después de estar casi tres años arriesgando su vida en el espacio, ya nada le daba miedo ni le importaba, salvo una sola cosa y esa era su misma sangre. No se detuvo hasta llegar a la entrada del salón del trono y, al verla, los guardias imperiales separaron sus armas para dejarla pasar. Kaissa levantó la mirada y pudo reconocer perfectamente que al final del recinto el rey Vegeta aguardaba en su trono. Una vez que llegó a su presencia, lo observó fríamente...
- KS : Misión cumplida, su majestad... dijo con voz seca.
- RV : ¿Qué pasó con tus modales, Kaissa?... ¡¿Acaso no sabes que debes inclinarte ante la presencia del rey?! le espetó.
- KS : Le ruego me disculpe, su majestad... respondió en el mismo tono de voz. Ha sido un viaje largo y me siento cansada...
- RV : ¡¡A mí no me importan tus achaques, mujer!!... interrumpió. Cuando estés ante mi presencia, te debes comportar como debe ser. Después te puedes morir si quieres...
- KS : He vivido mucho tiempo como para morir tan fácilmente... dijo sin levantarse... y también mucho ha sido el sufrimiento, tanto que ya no me importa nada...
- RV: ¿Ah, sí?... ¡Ja, ja, eso sí que es gracioso! se burló. Como sea, lo único que me importa es saber si todo resultó bien y conforme al plan...
- KS : La gran mayoría de los planetas del itinerario que seguimos fueron arrasados y conquistados, en otros no tuvimos tanta suerte... Aparte que las bajas que sufrimos fueron alarmantes. Pero al final logramos cumplir con todo, su majestad...
- RV : ¿Y? dijo, sin mostrar interés en las palabras de Kaissa.
- KS : Bueno... eso fue todo. Sólo nos queda descansar y recuperarnos... Tenemos muchos heridos. Eso, aparte que el tanque de curación fue destruido por causas ajenas a la misión... terminó de decir levantando la mirada. El rey Vegeta la observó unos instantes sin moverse de su trono y al final se levantó y caminó hacia ella deteniéndose a su lado, en tanto que Kaissa permanecía arrodillada.
- RV : Si no tienes nada más que informarme, tengo otras cosas más importantes que atender, así que puedes irte, Kaissa... dijo sin mirarla. Y justo cuando se estaba yendo, la saiya se puso de pie y lo llamó...
- KS : ¡Espera! El rey se detuvo. Antes quiero saber una cosa... ¿Cómo está mi hijo?
- RV : ¿Y para qué quieres saber eso?... Esto no viene al caso respondió.
- KS : Creo tener el derecho aunque sea de saber eso. Además, no lo he visto desde hace...
- RV : ¿Derecho?... ¿¿DERECHO??... ¡¡No me hagas reír, mujer!!... Si mal no recuerdas, o en caso que hayas tenido un daño en tus neuronas, tú no tienes ningún derecho sobre el príncipe desde que lo pariste, ¡¿entiendes?!
- KS : Eso lo sé perfectamente, rey Vegeta... Solamente quería saber cómo estaba. ¿No me puedes decir ni siquiera eso? dijo mirándolo de frente.
- RV : Si con eso dejarás de molestarme, te lo diré... Tu hijo está MUY bien, y si quieres que siga así, más te vale no acercártele, ¿sabes por qué?... Te lo diré para que no haya dudas: para él no existes, estás MUERTA. Por eso él no debe verte ni saber de tu existencia, ¡y no quiero enterarme de que lo viste!
- KS : No es necesario que grites, lo sé muy bien. Si me ve, le causará un gran daño a su formación, ¿no? dijo en un tono irónico.
- RV : Veo que no eres tan idiota como aparentas, mujer... Y para ayudarte a cumplir con lo que dices, haré arreglos para que te vayas de misión lo más pronto que se pueda.
- KS : ¿¿QUÉ??... ¡¡Pero si acabamos de llegar!!... ¡¡HAN SIDO TRES MALDITOS AÑOS, VEGETA!! gritó furiosa.
- RV : Eso a mí no me importa, Kaissa. La miró entre sombras. No te quiero cerca de mí ni tampoco del mocoso, ¡¿quedó claro?! Y terminando de decirlo, se fue, dejando a Kaissa sola en medio del salón...
- KS : ¡Maldito imbécil!... No me provoques, porque te juro que te mataré. Ya no soy la misma niña estúpida que embarazaste hace tres años... musitó apretando los puños.
Rato después, Kaissa caminaba por uno de tantos corredores que daban a los jardines del palacio y se detuvo frente a una de las ventanas, observando con mucho cuidado como si buscara algo... o a alguien. En eso, una conocida voz la distrajo...
- ??? : Si está buscando al príncipe, no lo encontrará por allí, su majestad... Kaissa volteó rápidamente y se encontró con un viejo conocido que la observaba cruzado de brazos.
- KS : ¡Nappa!... No vuelvas a asustarme de ese modo, si no, te pesará, ¿oíste? respondió bruscamente. Temía que hubiera sido el rey Vegeta...
- NP : Lo lamento mucho, su majestad... No quería importunarla. Ya me enteré por los soldados que su viaje fue todo un éxito... La felicito.
- KS : Ja, como si eso a alguien le importara. Lo más seguro es que hubieran querido que me muriera, sobre todo ese maldito... Suspiró y preguntó en voz baja: ¿Cómo está él?
- NP : ¿Habla del príncipe Vegeta?... Está mejor que nunca, todo un verdadero guerrero, el mejor como corresponde a su clase... sonrió.
- KS : ¿¿Vegeta??... ¿Le pusieron así?... Pensó: "No sólo le bastó con que se pareciera a él, sino que tenía que darle su nombre. Pero qué imbécil..."
- NP : ¿Le ocurre algo, su alteza? preguntó el guerrero.
- KS : ¿Eh?... No, nada, sólo pensaba... trató de evadir el tema. El guerrero la observó como si tratara de adivinar lo que pensaba su reina y dijo:
- NP : ¿Desea verlo, su majestad?... Si desea, la puedo llevar con él...
- KS : No, es mejor que no... Dime una cosa: ¿es cierto que mi hijo piensa que estoy muerta? preguntó.
- NP : Pues... me temo que sí, majestad.
- KS : Entonces no tiene ningún sentido que lo vea. Además, el rey pronto me mandará a otra misión... No me quiere por ningún motivo cerca de él y creo que es mejor así... dijo con una sombra de tristeza en su mirada.
- NP : Como usted diga. Entonces, me retiro... Pero si cambia de opinión, estaré entrenando al príncipe en el campo de entrenamiento real... permiso. Y sin más, se retiró. Kaissa bajó la cabeza y se apoyó en uno de los marcos mientras el viento jugueteaba con sus cabellos...
- KS: "Hermano, ¿qué debo hacer?... Deseo con todo mi corazón ver a mi hijo, pero temo por lo que pueda pasarle... ¿Qué haré?" pensaba, y cerró los ojos dejando que el viento le acariciara el rostro.
"No puedes ignorar tu sangre... No lo hagas. Sólo sigue tus sentimientos..."
Kaissa abrió los ojos sorprendida, pero al no ver a nadie alrededor, tomó inconscientemente su anillo y al sentirlo contra ella se puso de pie y siguió los pasos de Nappa.
Luego de caminar un rato, llegó al susodicho campo en donde tuviera su primer enfrentamiento con el rey Vegeta años atrás y que arruinó parte de su vida al obligarla a desprenderse de su hijo. Estaba pensando en eso cuando unos gritos infantiles llamaron su atención. Al aguzar la mirada, Kaissa pudo distinguir a dos figuras que combatían con una diferencia de tamaños bastante notable. Caminó un poco hacia el campo en donde un pequeño niño como de unos tres años y vestido con un traje azul de entrenamiento lanzaba potentes golpes contra Nappa, que sólo se limitaba a bloquearlo...
- NP: ¡¡VAMOS, PRÍNCIPE!! ¡¡GOLPEE CON MÁS FUERZA!! ¡¡DEMUESTRE QUE ES EL FUTURO SOBERANO DE LOS SAIYAJINS!! gritaba en tanto que el niño, picado en su orgullo, se lanzó con más fuerza hacia su tutor, que no dejaba de alentarlo.
Kaissa casi sentía que el corazón se le iba a salir por la emoción de ver a su hijo... Sí, era su hijo, y estaba tan crecido, tan fuerte, todo un guerrero de clase alta. Después de todo, la sangre de su padre había hecho buenas cosas, aunque era un poco bajo de estatura... Bueno, cosas de la genética. Se quedó observando el entrenamiento de ambos por espacio de una hora, hasta que Nappa dijo mientras se detenía:
- NP : Ya está bien por ahora, príncipe... Descanse un rato y prepárese porque ya es tiempo de sus clases. Su maestro de letras debe estar esperándolo...
- VG : ¿Es necesario?... ¡Por mí que ese viejo idiota se vaya al demonio!... Prefiero seguir entrenando que ponerme a leer esos inútiles libros... se quejó frunciendo su pequeño ceño de una manera muy parecida a la de su padre.
- NP : Recuerde que usted será el futuro rey de Vejitasei y para eso debe prepararse mucho y saber de todo... Además, son órdenes de su padre... contestó.
- VG : Mi padre... Siempre me dices lo mismo y ya me cansé de escucharte. ¿Por qué nunca entrena conmigo mi padre?... Hasta ahora no lo he visto... preguntó el niño.
- NP : Su padre tiene muchas obligaciones y por eso no ha podido verlo. Además, cuando usted sea el rey, estará en el mismo lugar que su padre...
- VG : ¡¡Pero ese viejo maestro es muy aburrido!!... ¡Prefiero seguir entrenando, y si no me ayudas, entonces vete!
- NP : ¡Príncipe, será mejor que se comporte y haga lo que le digo! dijo molesto. El niño lo miró de reojo y sacando la lengua dijo con desprecio:
- VG : ¡¡A mí nadie me da órdenes, gusano!!... ¡¡Y HARÉ LO QUE QUIERA!!
Ignorándolo, el pequeño Vegeta le dio la espalda y comenzó a lanzar patadas al aire, en tanto que Kaissa observaba divertida la escena. Era obvio que Nappa no sabía cómo tratar a los niños. Nappa sacudió la cabeza y al darse vuelta observó a Kaissa apoyada en uno de los muros...
- NP : Me da gusto que haya cambiado de parecer, su majestad. Como podrá ver, el príncipe tiene un nivel de combate muy alto para su edad. El rey está muy complacido con sus avances... Si desea, puede comprobar su nivel de pelea personalmente dijo, extendiéndole un rastreador.
- KS : No necesito de esas cosas para saber que el príncipe es fuerte. Como su madre, lo sé... respondió sin dejar de observar a su hijo. Veo que te da problemas...
- NP : Usted lo ha dicho. Tiene un carácter terrible y no es fácil ser su guardián...
- KS : ¿Quisiste decir, "su niñero"? sonrió la reina.
- NP : No tanto como eso, para eso tiene a los sirvientes que lo ayudan en todo lo que necesite. Yo sólo me encargo de entrenarlo.
- KS : ¿Y el rey no lo entrena?... Algo me pareció escuchar de mi hijo...
- NP : Nunca lo hace. Dice que los lazos no deben existir y que el saiya sólo debe crecer para ser un guerrero poderoso sin importar lo demás. A lo más, en toda su vida lo habrá visto contadas veces respondió. En eso, el príncipe dejó de hacer sus ejercicios y notó la presencia de Kaissa. Ella frunció el ceño...
- KS : Escucha, Nappa: te pido que no le digas quién soy, porque mi vida estaría en peligro. No es conveniente, ¿lo entiendes?
- NP : Como usted diga, majestad... Ahora debo ir por el príncipe, si no, el rey se enojará. Sólo espero que no se ponga terco, o perderá sus clases y toda la culpa caerá sobre mí por no darle disciplina... Y en cuanto empezó a caminar hacia Vegeta, el niño se elevó con la técnica de volar y se quedó suspendido en el aire, como para que su tutor no lo alcance. Nappa se golpeó su ya pelada frente... Oh, no... Ahora que ya sabe volar, tengo para dos horas en atraparlo...
- KS : Ja, ja, se nota que no sabes tratar a los niños, Nappa... Miró a los alrededores. Déjame a mí y no te preocupes, que no le diré quién soy...
Vegeta observaba atentamente a esa extraña mujer, que luego de estar hablando largo rato con Nappa, se le acercaba. El pequeño la miró desconfiado...
- VG : "¿Quién será esa señora?... ¡Espero que no intente llevarme con Nappa, si no, le daré una lección!" Kaissa se paró justo debajo de su hijo y dijo:
- KS : Saludos, príncipe... se inclinó. Es un placer conocerlo...
- VG : ¡¿Quién eres tú y que haces aquí?! gritó desde el aire.
- KS : No se lo puedo decir desde aquí, príncipe Vegeta, ¿por qué no baja?... No es de buena educación que yo le grite al príncipe, ¿no cree? dijo tranquilamente.
- VG : ¡¡No lo haré!!... ¡¡No soy tonto como para caer en ese truco!!... ¡¡No quiero ir a mi clase!! gritó molesto, agitando su colita.
- KS : No lo haré, príncipe, se lo prometo... Puede confiar en mí... sonrió amablemente.
Vegeta se sorprendió, ya que nunca había visto sonreir a alguien de esa manera (y menos a una mujer), y eso lo hacía sentirse extraño. Sin más que decir, descendió lentamente...
- KS : ¿Cómo está, príncipe?... Lo vi entrenar en el campo y es muy fuerte. lo miró sonriendo ligeramente.
- VG : ¡Por supuesto, soy el hijo del rey y soy el más fuerte de todos! dijo orgulloso.
- KS : De eso no tengo la menor duda, príncipe Vegeta... Además, tiene todo el porte de un rey...
- VG : ¡No me alagues tanto, no me gusta! Se cruzó de brazos mirando hacia otro lado, aunque lo que trataba era de disimular su nerviosismo por lo que le había dicho la saiya.
- KS : Lo siento mucho, alteza... no fue mi intención. Pero como todo rey debe saber de todo, y ser el mejor en todo...
- VG : ¡¡Oye, estás repitiendo las mismas palabras de Nappa!!... ¡¡LO SABÍA!! ¡¡PERO NO VOY A IR A MI CLASE!! retrocedió poniéndose en guardia. Kaissa abrió los ojos sorprendida, pero luego volvió a su expresión tranquila...
- KS : No se lo digo como una orden, príncipe... sino como una opinión. Dígame sinceramente, ¿por qué no quiere estudiar?
- VG : Son muy estrictos y quieren que aprenda todo de golpe, que se creen que soy?... ¿¿un robot??... dijo ofendido. Y Nappa no dice más que repetirme lo mismo a toda hora, y que es orden de mi padre... ¡¡ES UN TONTO!!
- KS : Tiene toda la razón, príncipe... Nappa puede ser un tonto, pero hay una cosa que se puede rescatar de sus palabras. No es que sea una orden, sino es un pedido porque es algo muy importante para usted el que sepa de todo, pero usted puede imponer el ritmo y... pensó un poco. No querrán que digan que usted, el hijo del rey, le tiene miedo a unos polvorientos libros...
- VG : ¿¿Eso dicen?? apretó los dientes picado en su orgullo. ¡¡Yo no le tengo miedo a nada!!... ¡¡Y ahora verán esos insectos de lo que soy capaz!!
- KS : Así se habla, príncipe... ¡Demuestre de qué está echo! sonrió. Vegeta la miró y, aunque no sonrió, ablandó su mirada...
- VG : ¿Y quién eres tú?... No te había visto antes por aquí...
- KS : Yo... bueno... soy una antigua amiga de tu madre y hace poco que regresé de misión... mintió.
- VG : ¿Mi madre?... ¿conociste a mi mamá? preguntó visiblemente sorprendido.
- KS : Podría decirse que sí, desde hace tiempo... sonrió, haciéndose la desentendida. ¿Qué sabes o qué te han dicho de ella? siguió con la mentira.
- VG : No mucho, sólo que murió cuando yo nací. Pero a veces Nappa me ha contado que era una guerrera muy fuerte y valiente, además de altiva y elegante como lo es una reina... ¿Era así?
- KS : Ejem... le corrió una gota de sudor. Algo así. Pero lo que a ella le hubiera gustado si estuviera viva es verte convertido en todo un soberano y el más fuerte de todos los saiyas. Entonces, ¿lo harás?... ¿les ganarás a esos saiyas tontos que piensan que no puedes con sus libros?
- VG : Bueno... sonrió apretando sus puños decidido. ¡Está bien, lo haré!
- KS : Muy bien, eso me gusta ver en un príncipe Sin querer tomó la mano de su hijo y al hacerlo Vegeta clavó sus ojos en el anillo de Kaissa y se le quedó mirando. Kaissa, temiendo que alguien la viera con su hijo, lo soltó e incorporándose dijo... Ahora me marcho... ¡Hasta pronto, su majestad!
- VG : Sí... adiós... musitó sin dejar de verla mientras se marchaba. Kaissa volteó a verlo antes de dirigirse a Nappa...
- KS : Es un pequeño muy orgulloso, así que para eso tienes que saber tratarlo... Te pido que lo cuides mucho, Nappa... le dijo con algo de tristeza en su mirada.
- NP : Lo que el príncipe necesita es una madre, su alteza. Desde hacía mucho tiempo que no veía al príncipe sonreir de esa manera y, la verdad, casi nunca lo hace...
- KS : Eso ni pensarlo, no puedo decirle la verdad aunque me duela por dentro y es mejor que no esté más tiempo aquí, porque pueden sospechar y causarme problemas después. ¡Adiós! dijo elevándose y se introdujo por una de las ventanas que daban a los corredores del castillo. Nappa se acercó a su protegido...
- NP : Ya es tiempo, príncipe... Su maestro lo espera... dijo esperando una queja de Vegeta, pero el pequeño sólo asintió con la mirada perdida...
- VG : Está bien... ya voy... Y cuando caminaban hacia el castillo, el niño preguntó: Nappa, dime una cosa... ¿quién es esa señora?
- NP : ¿Por qué lo pregunta, majestad? dijo, aparentando desinterés.
- VG : No sé... me parece extrañamente conocida, como si la hubiera visto en alguna parte... respondió pensativo. Nunca nadie me había tratado de esa manera y me sentí bien. Se supone que es malo que alguien sea amable contigo, ¿no?... ¿por qué ella lo es?
Nappa se detuvo y suspiró...
- NP : "Lo siento, majestad... pero no puedo callar más..." pensó y, mirando al pequeño Vegeta, dijo: Esa mujer que lo trató tan amablemente... suspiró... es vuestra madre.
- VG : ¿¿¿QUÉEE???... ¡¡No me mientas, Nappa, si no, te mataré!! gritó sin poder creerlo.
- NP : No es ninguna mentira, príncipe. Ella es su madre, su majestad, la reina Kaissa...
- VG : ¡¡Pero eso no puede ser!!... ¡¡MI MADRE ESTÁ MUERTA!!... ¡¡TÚ MISMO ME LO DIJISTE!! ¡¡TODOS ME LO DIJERON!! gritó más confundido.
- NP : Lamento que las cosas hayan sucedido así, príncipe Vegeta... Sólo puedo decirle que la razón de ocultarle la verdad fue por su bien y por orden de su padre. Pero ella es su madre, se lo puedo jurar, sólo por favor le pido que sea muy discreto en este asunto, si alguien se entera podría ser muy peligroso para su madre... por favor, comprenda.
- VG : Mi mamá... es... ¿es ella? se quedó parado sobre el sitio mientras trataba de asimilar lo que había escuchado de su tutor que, sin decir más, fue hacia el palacio dejándolo solo.
El pequeño príncipe se había quedado de una pieza... ¿su madre?... ¿esa mujer de mirada tan amable era su madre?... todavía le era muy difícil, ya que dada su edad no lo comprendía muy bien. En eso recordó un pequeño detalle que le había llamado la atención de esa mujer... el anillo. Ya no pensó más y se dispuso a seguir a Nappa.
Horas más tarde...
Ya la noche había caído sobre Vejitasei y muchos de los soldados habían salido a la ciudad a hacer vida nocturna, sobre todo los del escuadrón de Kaissa, que después de tres largos años era algo normal que quisieran divertirse. No había casi guardianía en el palacio. El rey estaba ocupado en otros asuntos y Nappa, luego de asegurarse que los lacayos dejaran al príncipe en su habitación, optó por salir igualmente a la ciudad para relajarse un poco. Luego que un grupo de guardias abandonara el palacio, una sombra se escabulló por entre los corredores con rumbo a la habitaciones reales.
Kaissa, luego de asegurarse que nadie la espiara, fue rumbo a la habitación del príncipe. Ella todavía ocupaba por el momento su antigua habitación en la que estuvo mientras esperaba a su hijo, cuya habitación estaba al otro lado del castillo, lejos de su vista por orden del rey. Mientras caminaba, regresaron a su mente lo que había pasado hacía pocas horas...
Esa misma tarde, salón del trono...
- KS : ¿¿QUÉ DICES??... dijo Kaissa notablemente sorprendida mientras el rey le arrojaba unos mapas y cartas estelares.
- RV : Ya lo oíste, mujer... Sales en dos días a otra misión, pero no te alarmes, que esta será más corta para tu suerte dijo con una sonrisa burlona.
- KS : Pero si acabo de llegar... ¡¡Es muy poco tiempo para tener todo listo para partir en dos días!!
- RV : Nunca subestimes el poder de los saiyajins, Kaissa. Ya hice los arreglos respectivos para que te vayas en dos días, y en ese tiempo espero que cumplas tu promesa de no acercarte al príncipe... Además que no confío para nada en ti.
- KS : No lo he hecho... dijo aparentando tranquilidad. Soy consciente que mi presencia puede perturbar a mi hijo.
- RV : Muy bien... ¿Ves como salen bien las cosas si uno colabora?... Así todos estamos tranquilos y felices. No hay problemas ni nada parecido. Así que aprovecha en descansar todo lo que puedas y ya conoces las condiciones... dijo complacido. Kaissa sólo le lanzó una fría mirada y se retiró en silencio.
Kaissa se detuvo frente a la habitación de su hijo y volvió a cerciorarse que no era seguida o espiada por alguien. Al ver que su scouter no marcaba señales de vida cerca de ella, respiró aliviada. Observó la puerta... Sabía que no debía acercarse al príncipe, pero más fuerte era su deseo de verlo, temerosa que de esta nueva misión no regresara con vida... Al menos tenía esta última oportunidad y no debía dejarla pasar, si no, tal vez podría arrepentirse...
La puerta de la habitación del pequeño príncipe se abrió, dejando pasar a Kaissa muy sigilosamente, para luego cerrarla muy despacio. El príncipe dormía tranquilamente sin ni siquiera percartarse de la presencia de su madre. Kaissa lo observó, acercándose un poco a uno de los lados de su cama... De nuevo su corazón volvió a latir fuertemente. A su mente volvieron los recuerdos cuando habló por primera vez con él en el campo de entrenamiento y sonrió por su orgulloso carácter... Se parecía tanto a ella, sólo esperaba que su vida no fuera tan vacía ni triste como la suya. Quizo tocarlo, pero temerosa de que fuera a despertarse, se contuvo...
- KS : "Espero que logres todos tus sueños y nunca bajes la cabeza, hijo mío... Tal vez no regrese en esta ocasión, pero me siento feliz al encontrarte convertido en un niño tan fuerte y lleno de energía... cuídate" pensó en silencio con sus manos contra su pecho.
Kaissa sabía que se exponía mucho al venir a ver a su hijo y resolvió partir antes que regresaran los guardias. Ya se disponía a salir por la ventana cuando una vocecita la detuvo...
- VG : ¡Espera, no te vayas!... dijo al mismo tiempo que Kaissa se quedaba petrificada sin atreverse a voltear. Era su hijo, que había estado despierto todo el tiempo que ella estuvo en su habitación, observándola, y ahora quería aclarar sus dudas como fuera.
- KS : Lamento haberlo molestado, príncipe... Me iré en seguida... dijo nerviosa sin verlo, cosa que Vegeta se incorporó sentándose sobre su cama y volvió a decir:
- VG: Por favor, ¿eres mi madre?... ¿Tú eres mi mamá?... Dímelo, necesito saberlo... preguntó el niño algo temeroso. Kaissa suspiró mientras sentía que se le ahogaba la voz...
- KS : Creo que se confunde, príncipe... Su madre está muerta, yo sólo soy su amiga...
- VG : ¡No, eso no es verdad!... caminó hacia ella. Nappa me dijo que tú eras mi mamá...
- KS : Nappa... ¿por qué?... ¿por qué se lo dijiste? pensó sintiéndose atada de manos. Ajeno a lo que sentía su madre, el pequeño continuó:
- VG : Además... tomó la mano en donde estaba el anillo de Kaissa. Yo conozco este anillo, lo he visto antes... Hace mucho tiempo y puedo acordarme... Te lo pido, dime la verdad...
Kaissa sentía que no podía aguantar más, mientras las lágrimas corrían por su rostro. Su hijo todavía no soltaba su mano y, aunque lo intentara, no podía negar su sangre. Lentamente volteó a ver a su hijo, que la miraba con ojos interrogantes y dijo con una ligera sonrisa:
- KS : Sí... yo soy tu madre, pequeño príncipe... ya no puedo seguir ocultándolo...
- VG : Pero.. ¡¿por qué?!... ¿Por qué me dijeron que habías muerto?... ¿Por qué me mintieron?... No entiendo nada...
- KS : Eso es algo que comprenderás con el tiempo, hijo... Si se hizo así fue por cosas del destino y ahora quiero pedirte algo muy importante y prométeme que lo cumplirás, ¿sí? dijo agachándose a la altura de Vegeta y mirándolo a los ojos...
- VG : ¿Qué es?
- KS : Quiero que me prometas que no dirás a nadie que sabes que soy tu madre. Nadie debe enterarse... Si lo haces, yo podría estar en peligro...
- VG : ¿Peligro?... No lo entiendo...
- KS : Te lo explicaré más adelante y cuando crezcas un poco más... Ahora, sólo quiero escucharte decir que lo prometerás... ¿Lo harás, Vegeta? lo miró fijamente a los ojos.
El pequeño saiya, aún sin comprender el pedido de su madre, sentía que debía obedecerla, no por el hecho que se lo ordenara, sino porque tenía muchas incógnitas en su cabeza y a la vez sentía una gran curiosidad acerca de esa mujer tan misteriosa como aparentaba ser su madre... Quería conocerla más...
- VG : Bueno... lo prometo... dijo algo dudoso.
- KS : Así me gusta, príncipe... sonrió secándose las lágrimas. Ahora debo marcharme antes de que alguien me vea...
- VG : Pero... ¿te irás?... ¿No vas a regresar? preguntó preocupado.
- KS : Me iré de misión en un par de días, hijo... Y no creo que pueda regresar a verte en un tiempo... acarició su alborotada cabeza. Pero te prometo que regresaré, tienes mi palabra...
- VG : ¿En serio? sonrió ampliamente.
- KS : Sí, y hasta ese momento quiero que me prometas que obedecerás a tus tutores en todo, en especial a Nappa, y que te comportarás adecuadamente como el príncipe que eres.
- VG : ¿Eso incluye ir a la clase de letras? frunció el ceño no muy convencido.
- KS : Ajá, también incluye eso, príncipe... dijo mientras lo cargaba hacia su cama.
- VG : ¡¡Oye, no me cargues que no soy ningún bebé!! dijo molesto y zafándose de su abrazo. Era un pequeño muy orgulloso...
- KS : Como quieras... dijo alejándose y caminando hacia la ventana. Recuerda nuestra promesa, Vegeta... Eso queda entre tú y yo.
Vegeta sólo observó a su madre y bajó la mirada, no podía negarse a cumplir con su promesa. Pensó en algo más para decirle, pero al mirar nuevamente a la ventana, ella ya había desaparecido. Rápidamente se levantó y al asomarse por la ventana, para su decepción, no pudo ver nada, ni siquiera una sombra...
- VG : ¿Habrá sido un sueño?... se preguntó y al rato sonrió a sentir el tacto de la mano de su madre en su cabeza. No... no fue un sueño... Ella estuvo aquí y cumplirá su promesa de regresar... Estoy seguro...
Sin más, el príncipe retornó a su habitación y cerró la ventana sin saber que una silueta, de pie en una de las cornizas del castillo, sonreía a la vez que el viento agitaba sus cabellos...
- KS : No te dejaré... Ahora, más que nunca, no lo haré. Tú eres la razón de mi existencia y volveré a verte... lo prometo...