por Raquel Vásquez
abatir por las despedidas.
Son indispensables como preparación
para el
reencuentro.
Y es seguro que
los amigos se reencontrarán,
después de algunos momentos
o de todo un ciclo vital» §Richard BachIlusiones
Después de un largo día de trabajo, Krilim finalmente llegó a Kame House. Con desgano saludó al maestro Roshi y subió a su habitación. Se cambió de ropa y se tiró en su cama dispuesto a dormir. Estaba agotado; desde que habían derrotado a Cell, Krilim había dejado de lado las peleas y los entrenamientos y se había convertido en un hombre de negocios. No podía quejarse, le había ido muy bien, en sólo unos meses había formado una empresa próspera que cada vez exigía más atención. Pronto debería mudarse de Kame House a la ciudad, ya que las idas y venidas todos los días volando desde su trabajo lo cansaban demasiado. Si no lo había hecho hasta ese momento era porque no quería dejar al maestro Roshi; además, mudarse significaría vivir solo… Aunque, ya lo estaba; estaba solo y muy cansado, pero no del trabajo duro, no, al contrario; hacer algo, lo que fuera, lo distraía y lo hacía olvidar, aunque fuera por unas horas, las tristezas de su alma…
Sí, se sentía cansado de la vida, de las constantes peleas con oponentes más fuertes que él, de ver morir a los inocentes a manos de monstruos desalmados, de entrenar, de no saber nada de su amor A18, de que lo hubiese dejado ese día en el Templo de Dios sin haberla visto nuevamente, de pasarse la vida esperando inútilmente su regreso. Pero más que nada, estaba cansado de vivir la vida sin su amigo Goku… Él había muerto por salvar al planeta de la terrible amenaza de Cell, ¡cuánto lo extrañaba!… Eran incontables las veces que su amigo le había salvado la vida… pensaba en los años compartidos viviendo juntos, aprendiendo y creciendo uno al lado del otro…
Sonrió con cierta amargura al recordar los días tranquilos que vivieron juntos antes de enfrentar a Cell… No podía asimilar el hecho de no volver a verlo… y peor aún, no podía entender porqué se había rehusado a ser resucitado con las Esferas del Dragón de Namek. ¿Por qué? Hubiese sido tan fácil, y ahora estaría vivo… ¿Debía haber aprendido algo ese día?, pensó. No lo sabía, tal vez a darse cuenta que la gente también muere, que por más que los amemos nadie es eterno y hay que aprender a decir adiós… pero… el adiós era una palabra tan definitiva, tan fulminante… No podía decirla, no a Goku, su amigo, su hermano…
Mientras pensaba en su vida, giraba en su cama de un lado y del otro. Hasta que, poco a poco, comenzó a quedarse dormido, y pensando en Goku, comenzó a soñar…
El hombre despertó asustado; estaba acostado sobre la hierba, se encontraba en una campiña, las estrellas brillaban en el firmamento adornando la hermosa noche. No estaba seguro cuánto tiempo había transcurrido desde que había conciliado el sueño. Estaba confundido… ¿Qué había pasado? ¿Quién lo había traído desde Kame House? ¿Y por qué motivo? Esperaba que no fuera un nuevo enemigo.
Se levantó y miró a su alrededor. El lugar no le era desconocido, en realidad le era muy familiar, pero por más que lo intentaba no podía recordar cuándo o porqué había estado en ese sitio antes… Hacía mucho frío y Krilim comenzó a templar ya que no llevaba puesta ropa adecuada que lo abrigara. Sin duda el invierno se aproximaba…
A lo lejos pudo ver el fuego de una fogata y a alguien sentado a la luz del fuego. Entonces pudo sentir un olor muy agradable que provenía de ese lugar, olía a salchichas y malvaviscos. Su estómago comenzó a hacer ruidos extraños, tenía hambre, recordó entonces que no había cenado.
«Bueno, tal vez esa persona pueda ayudarme y decirme dónde me encuentro», pensó Krilim mientras se dirigía a ese lugar.
Pero al llegar, al distinguir claramente a esa persona, no pudo continuar… Su kimono rojo… sus cabellos negros y enmarañados… su sonrisa amable… ¡Su Ki!… ¿Sería posible que en realidad fuera él? Pero… ¿cómo?, si estaba…
«¡Goku!, ¡Estás vivo!», dijo al tiempo que, sin poder evitarlo, empezó a llorar.
Goku se levantó del suelo, colocó una mano detrás de su cabeza y sonrió.
«Hola, Krilim. ¿Cómo has estado?»
Krilim estaba impactado, lloraba de alegría, pero también de tristeza. Sin poder contenerse salió corriendo y se abrazó a Goku. Mucho tiempo había deseado poder darle ese abrazo… desde que se había ido… para siempre…
Pero ahora, lo veía y lo tocaba… podía sentir la textura de su ropa… podía sentir sus cabellos negros en su rostro haciéndole cosquillas… podía escuchar su voz, era… ¡un milagro!… estaba tan contento que todo parecía posible…
Siguió abrazado a su amigo unos minutos mientras las lágrimas, incontrolables, bajaban por sus mejillas. Luego de unos instantes de extrema emoción, Krilim, un poco más tranquilo, lo soltó y lo miró fijamente.
«¿Realmente eres tú?»
«¡Claro!, ¿no me reconoces? Soy yo; Goku», respondió al tiempo que secaba las lágrimas de su compañero.
Luego se sentó a la luz del fuego y con un gesto le indicó a Krilim que lo imitara, y así lo hizo.
«¿Qué haces?», dijo Krilim un poco recuperado de su reacción inicial.
«Comida. Tengo mucha hambre. ¿Tú no?»
No fue necesario que Krilim contestara, ya que su estómago lo hizo por él.
«¡Vaya! Es bueno saber que no soy el único con hambre por aquí», dijo Goku con una enorme sonrisa en su rostro.
«Bueno, amigo, ¿cuándo es que tú no tienes hambre?»
«Es cierto»
Al decir esto ambos comenzaron a reír a carcajadas, pero repentinamente Krilim se puso muy serio y bajó su mirada.
«Esto es un sueño, ¿verdad?… Yo despertaré y tú seguirás muerto…»
El saiya se le quedó mirando unos instantes entristecido y finalmente respondió:
«Sí, es un sueño. Y sí, yo estoy muerto…»
En ese momento, Goku tomó unas salchichas y unos malvaviscos, que ya estaban listos, y llenó dos platos. La comida olía muy buen y el saiya sentía cómo se le hacía agua la boca. Finalmente le dio un plato a Krilim y el otro lo dejó para sí. Krilim aún estaba cabizbajo y Goku trató de animarlo un poco, así que mostró su acostumbrada sonrisa, cálida y dulce, al tiempo que le decía:
«Pero no te preocupes por eso ahora… ¡Comamos!, no creas que porque estoy muerto no me da hambre, ¿eh? Al contrario, ahora más que nunca como a mi antojo, y es que, bueno, ya no existe el peligro de que afecte mi salud, jejejeje»
Krilim sonrió al oír esto y al igual que su amigo comenzó a engullir toda su ración. Tenía mucha hambre y la comida estaba deliciosa.
«Veo que te va muy bien en el otro mundo. ¿No te aburres?», dijo finalmente.
«No, para nada. Como, duermo, y entreno mucho»
«¡¿En serio?! No lo sabía, entonces el morir no ha sido tan malo para ti»
«No, claro que no. Me he puesto muy fuerte, ¡mira!», en ese momento Goku alzó su brazo y le mostró a Krilim sus grandes músculos.
«¡Increíble! Estás más fuerte que nunca, Goku»
«¡Ajá! Estoy entrenando muy duro; hay mucha gente muy fuerte en el otro mundo y yo pienso derrotarlos a todos», al decir esto los ojos del saiya brillaron llenos de emoción.
Krilim se dio cuenta de esto y pensó en que su compañero ni muerto dejaba de pensar en entrenamientos y combates. No había dejado de lado su meta de ser el más fuerte y su satisfacción al pelear con seres muy poderosos.
Repentinamente, Goku, con la boca llena, habló:
«¿Reconoces este lugar?»
Krilim miró a su alrededor instintivamente para luego encogerse de hombros.
«No sé, me parece muy familiar, pero no puedo recordar el motivo»
«Pues deberías –dijo Goku–. Aquí es donde comenzamos a entrenar tú y yo cuando sólo éramos unos chicos, con el maestro Roshi»
«¡Es verdad!, lo había olvidado por completo… Si pareciera que han pasado mil años… Esos recuerdos los siento tan lejanos… ahora…», respondió al tiempo que en su cara se reflejaba cierta de tristeza.
Goku colocó una mano en el hombro de Krilim.
«Lo sé, amigo… lo sé… Pero, cuéntame, cómo se encuentra el maestro Roshi y todos nuestros amigos»
Krilim sonrió y animadamente comenzó a contarle todo lo que había pasado en sus meses de ausencia: del maestro de Roshi, de Yamcha, de Ten y Chaoz, de cómo Piccolo se había quedado con Dende en el Templo de Dios para prepararlo y que fuera un buen Kamisama. Que Trunks se había marchado a su propio tiempo para enfrentarse con los androides y con Cell. De Bulma y Vegeta, que ahora vivían juntos.
«Vegeta –expresó Goku– yo sabía que él había cambiado, aunque lo negara. ¿Quién lo diría? Al menos el pequeño Trunks tendrá un padre que lo eduque»
«Es verdad, aunque no estoy seguro si eso será bueno para él, después de todo, Vegeta sigue siendo tan arrogante como siempre»
«Jejejeje, no te preocupes, para eso está Bulma. Ella será su punto de equilibrio, les irá bien»
«Eso espero», dijo Krilim algo sorprendido. Goku se veía mucho más maduro y sabio. Seguramente el haber cruzado el umbral de la muerte le había hecho comprender muchas cosas.
«¿Y tú? Aún no me has dicho nada de ti»
«¿Yo?… en realidad no hay mucho que contar… Sigo viviendo en Kame House, pero ya no sigo entrenando, me he retirado de la lucha. Ahora soy todo un hombre de negocios y me va muy bien»
«Eso no es todo, ¿verdad? Noto que estás muy triste… cuéntame porqué»
«Bueno… es que… estoy… enamorado…»
«¡Qué bueno! Seguramente es de cierta androide rubia», dijo al tiempo que sonreía y le guiñaba un ojo.
Krilim se apenó un poco con sus palabras, ruborizándose.
«Sí, es verdad, pero ella no siente lo mismo por mí…», expresó lleno de melancolía.
«No lo creo. Estoy seguro de que te quiere, ya verás que pronto te buscará para expresarte sus sentimientos»
«Sí, claro», respondió Krilim no muy convencido de las palabras de su amigo.
Finalmente Goku preguntó lo que más deseaba saber.
«¿Y cómo se encuentran Milk y Gohan?»
Krilim se puso muy serio al escuchar su pregunta, no sabía si contarle toda la verdad a Goku.
«Ellos… te han extrañado mucho… Gohan, bueno, no ha podido asimilar bien tu muerte todavía… se culpa por lo que pasó»
Goku se mantuvo pensativo unos instantes. En su mirada había una mezcla de dolor, pena y tristeza y la chispa en sus ojos se apagó.
«Ese niño –dijo al fin–. Cuándo aprenderá que no fue su culpa… que fue mi decisión el haber hecho lo que hice»
«Es sólo un niño, recuérdalo»
«Sí, lo sé, pero debe ayudar a su madre en estos momentos más que nunca»
El saiya permaneció en silencio y Krilim, después de dudar unos instantes, decidió hablar.
«Oye, Goku. Milk está… embarazada», no estaba seguro de haber hecho bien en decírselo, pero algo muy dentro de él le decía que había hecho lo correcto.
Goku lo miró fijamente y luego respondió con una pequeña sonrisa en sus labios.
«Ya estoy enterado de eso… Por eso vine hoy»
«¿Qué dices?», Krilim se mostró muy sorprendido con la confesión de su amigo.
«Así es, yo quería pedirte que cuidaras bien a mi familia. Ahora que no estoy con ellos, me gustaría que los protegieras»
«P-pero… G-Goku…»
«Por favor, Krilim, confío en ti… Es muy importante para mí… Dime que lo harás…» Goku se le quedó mirando expectante.
«¡Claro!, será un placer…»
En ese momento, una chispa proveniente de la fogata cayó sobre la mano de Krilim. Al sentir su calor, rápidamente la retiró con gesto de dolor. Era increíble, ¡se había quemado! La verdad es que todo eso le resultaba sumamente extraño… Para ser un sueño, todo le parecía demasiado real.
«¡Esto es ridículo! –expresó Krilim bastante molesto con la situación– ¡yo no debería cuidar a tu familia!, ¡deberías hacerlo tú!… Si tan sólo hubieras resucitado… No lo entiendo… deberías estar vivo ahora»
Krilim cerró sus puños y miró al saiya duramente, con un gesto de reproche. Goku mantuvo su mirada y luego miró a las llamas de la fogata que parecían bailar delante de él. Estuvo en silencio largo rato, pero finalmente habló.
«Sé que mi decisión de no ser resucitado no es fácil de entender, pero créeme, ¡hice lo correcto! De seguir en la Tierra, la vida de muchos inocentes correría peligro, y no podía permitir que eso pasara…»
«Aún así, hubiésemos entrenado duramente para poder enfrentar los posibles peligros que se presentaran. Todos»
Goku movió su cabeza con un gesto negativo.
«No, Krilim. No podía dejar que Gohan y ustedes se pasaran la vida enfrentando a mis enemigos. Mi hijo es sólo un niño y no se lo merece, yo quiero que tenga una vida normal»
«¡¿Normal?! ¡¿Sin su padre?!»
«Lo superará, él es un niño fuerte, además, te tiene a ti, a Piccolo y a ese nuevo hermanito que está por llegar y que le dará fuerzas para seguir adelante»
Cuando terminó de decir esto, el saiya se acostó en la hierba y comenzó a admirar las estrellas, ¡eran hermosas! Pensó entonces en Milk, ¡cuánto la amaba!, la extrañaba locamente… De todos, ella era la que más había sufrido con su ausencia… Esperaba sinceramente que algún día pudiera perdonarle todo su sufrimiento…
«Espero que algún día puedan entenderme… tú y mi familia…»
Krilim se recostó a su lado, era extraño, ahora se sentía mucho mejor, comenzaba a entender muchas cosas…
«Goku… te he extrañado mucho… las cosas no son lo mismo sin ti…»
«Lo sé, amigo… pero no te preocupes, todo saldrá bien al final, estoy seguro de eso… Humm, este lugar me trae tantos recuerdos… de mi niñez…»
«Es verdad… pasamos momentos difíciles aquí. El maestro Roshi era muy duro con nosotros, pero sin él no seríamos nada ahora…»
«Sí, aunque también pasamos muy buenos momentos…»
Así, empezaron a hablar de su infancia, sus entrenamientos, los buenos y los malos recuerdos, sus vidas, sobre cómo era la muerte, y muchas otras cosas. A veces reían y otras lloraban, y pasaron las horas…
Finalmente Goku se levantó del suelo, se limpió la ropa y miró al horizonte… El Sol salía y sus fuertes rayos comenzaron a iluminar todo el cielo… el viento sopló y agitó sus cabellos…
«El momento ha llegado. Debo partir…»
Krilim se levantó del suelo muy triste, no quería despedirse nuevamente de Goku.
«¿Volveré a verte?», dijo algo nervioso por la respuesta que obtendría.
«Sí, nos volveremos a ver… Cuando te sientas mal o te sientas solo, piensa en mí con fuerza y acuéstate a dormir, y yo me presentaré en tus sueños… A través de ellos viviré»
Krilim se puso feliz al escuchar esto.
«Antes de irte, me gustaría pedirte algo…»
«Dime», respondió Goku.
«¿Podrías transformarte en SSJ un momento?»
Goku accedió e inmediatamente se transformó… Su aura y cabellos se tornaron dorados, al tiempo que sus ojos se aclararon y vientos huracanados comenzaron a sentirse por doquier… Krilim se emocionó mucho al verlo en ese estado, siempre le habían maravillado los poderes de un saiyajin, y más los de su amigo…
«Sí, definitivamente eres el super saiyajin de la leyenda», pensó mientras lo veía volver a su estado normal.
Goku extendió su mano en señal de despedida y Krilim la tomó.
«Por cierto, amigo… Tal vez deberías dejarte crecer el cabello ahora que ya no peleas», dijo Goku al ver la cabeza calma de su compañero.
«¿Tú crees? Nunca lo había pensado… Humm, no es mala idea…»
«Oye –dijo Goku–, debes atender la puerta»
«¡¿Qué?!», respondió Krilim confundido, al tiempo que sentía que una fuerza lo jalaba.
En ese momento Krilim despertó sobresaltado… Estaba en su cama, con las mismas ropas con que se había acostado la noche anterior… los rayos del Sol entraban a través de su ventana anunciando el comienzo de un nuevo día…
El hombre se levantó y se miró en el espejo… ¿Habría sido un sueño? Pero… lo había sentido tan real… aún tenía el sabor de la comida en su boca…
Casi murió del susto cuando sintió que tocaban a la puerta… Qué casualidad, dijo para sí al tiempo que bajaba a atender la puerta, ya que sabía que el maestro Roshi seguiría durmiendo a esa hora. Su asombro no tuvo límites cuando vio su mano al colocarla en la perilla de la puerta, ¡tenía una quemadura!, igual a la que se había hecho en su sueño, pero… ¿cómo era posible?… Tal vez no hubiese sido un sueño después de todo… Pensó esperanzado ante esa posibilidad…
El ruido del timbre lo volvió nuevamente a la realidad, así que finalmente la abrió… ¡Era A18 la que tocaba!, y Krilim no podía creerlo… Imaginó entonces que seguía soñando.
«Hola», dijo ella finalmente.
«H-hola… A-A18…».
Estaba sorprendido, pensó entonces en las palabras de Goku. Había tenido razón en todo lo que había dicho…
«¿Puedo pasar?», preguntó ella luego de unos segundos en los que Krilim aún no reaccionaba invitándola a entrar a la casa.
«¡Qué tonto soy!», pensó al tiempo que decía: «¡Claro!, pasa». Alzó su mano y, luego de dudar unos instantes, A18 la tomó…
La joven entró, y Krilim se le quedó mirando, ¡era tan bella! Recordó su sueño y su conversación con Goku. Sonrió. Finalmente las cosas en su vida parecían ir bien, finalmente su soledad estaba por terminar…
Su reencuentro con su gran amigo Goku lo había llenado de dicha. Ahora sabía que nunca se había ido realmente, que siempre lo recordaría y que a través de sus sueños él viviría, para siempre, en su corazón…
§ FIN §
§ NOTA §
Esta historia la escribí basándome en uno de mis libros preferidos: «Ilusiones», de Richard Bach. Desde hace mucho tiempo tenía deseos de escribir un relato con mis personajes favoritos: Krilim y Goku, pero más que ellos, me encanta la amistad que han tenido siempre en Dragón Ball. Este relato es mi humilde homenaje a esa hermosa amistad.
Los dejo ahora con uno de los pensamientos más bonitos y ciertos, a mi forma de ver las cosas, del libro de Ilusiones:
§ «Nunca te conceden un deseo sin concederte también la facultad de convertirlo en realidad» §
§ Finalizado en Diciembre de 1999 §