La Lección

por Melinka


Pocos años habían transcurrido desde la titánica lucha contra Majin Buu. Desde entonces la tierra estaba en completa armonía y los Guerreros Z comenzaron a vivir en paz, dejando poco a poco sus duros entrenamientos.

Lógicamente, tanto Goku como Vegeta se oponían tajantemente a esta situación. Bueno, era entendible ya que ambos pertenecían a una raza guerrera, y fue por ello que ambos pusieron las mayores objeciones cuando Bulma y Milk decidieron que ya era tiempo de que sus retoños entraran a estudiar. Para los saiyas era inadmisible que los niños olvidaran que ante todo eran guerreros. Ellas, comprendiendo que sus parejas nunca transarían con esto, decidieron que lo mejor sería que sus hijos hicieran ambas cosas simultáneamente, es decir, mientras asistieran a clases por las mañanas, en las tardes podían entrenar.

Y así fue como Goten y Trunks entraron al colegio más prestigioso de Ciudad Satán, el «Satan School». A decir verdad no eran alumnos muy brillantes que digamos y era bastante común ver a sus madres en el establecimiento justificando algunas de sus travesuras.

Un día, más temprano de lo habitual, los niños iban lentamente caminando a sus casas sin dirigirse palabra alguna. El silencio poco característico de ellos fue rápidamente extinguido cuando Trunks lo rompió.

–Goten, eres un tonto –le dijo a su amigo mientras le daba un pequeño empujón.

–Es que no me di ni cuenta –se disculpó inocentemente–. En todo caso, Trunks, fue super chistoso –continuó, comenzando a reír.

–Eso sí… jajajajajaja… Fue casi tan chistoso como cuando incendiamos el laboratorio de mamá…

–…jijijijijij… O como cuando botamos el pilar de la torre del Maestro Karin…

–…jajajajaja… o como cuando…

Con lo «graciosas» de sus rememoranzas, ninguno de los dos se percató de que cerca de ahí había un Ki muy poderoso y que ellos conocían bastante bien…

–¡¡¿¿No se supone que ustedes deberían estar en la escuela??!! –inquirió una voz vigorosamente.

–¡¡PAPÁ!!

–¡¡SEÑOR VEGETA!!

Los niños dejaron de reír en el acto preguntándose porqué Kamisama era tan cruel al hacer que Vegeta fuera el primero en escuchar sus confesiones.

–¡Estoy esperando una respuesta, jovencitos! –continuó Vegeta cruzándose de brazos y mirándolos como sólo él sabe hacerlo, lo cual intimidó más aún a los pequeños.

–Es que… –se interrumpió Trunks esperando alguna iluminación de último minuto que le permitiera inventar alguna alternativa de la verdad.

–¡Es que nos suspendieron! –dijo intempestivamente Goten, ganando una mirada bastante reprobatoria de su amigo.

–¡¡¿Qué?!!… jajajajaja. –A Vegeta le pareció muy chistosa la hazaña, pero después de pensar cómo se pondría Bulma, cambió bruscamente de parecer–. ¡¡¿Han pensado cuánto los van a castigar esta vez?!!… Para que se hagan una idea, va a ser tanto como cuando incendiaron el laboratorio de tu madre o como cuando botaron el pilar de la torre de ese gato…

Los niños palidecieron instantáneamente al recordar a lo que él se refería… ¡¡¡¡¡¡LES HABÍAN PROHIBIDO JUNTARSE POR CASI UN MES!!!!!!… Ésos fueron los días más aburridos de sus vidas que ellos recordaban… Casi llorando comenzaron a justificarse ante Vegeta.

–Es que estábamos jugando, papá, y empujé a Goten…

–Y yo también lo empujé…

–Y nuevamente lo empujé yo…

–Y yo…

–Y luego no nos dimos cuenta hasta que habíamos destrozado el salón de clases cuando Goten me empujó convertido en SSJ.

–Eso fue lo que pasó, señor Vegeta, en serio. No le diga a mi mamá, ¿ya?

–Sí. papá, nos descontrolamos y no medimos nuestras fuerzas…

–Será un secreto de los tres. ¿Ya, señor Vegeta? –insistió humildemente Goten.

–Sí, papá, ¿quieres?

El príncipe saiyajins había guardado un completo silencio escuchando atentamente el relato de los pequeños, y cuando éste concluyó, pareció analizar una y otra vez lo que sus oídos habían escuchado… Un brusco incremento de su Ki fue lo que ambos sintieron cuando él estalló.

–¡¡TRUNKS!! ¿ME ESTÁS QUERIENDO DECIR QUE TE DESCONTROLASTE?

–S-sí, papá, pero… –contestó tímidamente el niño.

–¡¡¡PERO NADA!!! ESTO ES INADMISIBLE, ¿¿CÓMO ES POSIBLE QUE UN SAIYAJIN SE DESCONTROLE?? ¿¿ACASO NO PIENSAN EN LAS CONSECUENCIAS QUE PUEDEN ACARREAR SUS ACTOS??… AHORA ME DOY CUENTA QUE SUS MADRES TENÍAN RAZÓN: ¡¡¡¡USTEDES NECESITAN UNA IMAGEN PATERNA QUE LES ENSEÑE UNA BUENA LECCIÓN!!!!… EN MARCHA, MOCOSOS, VAMOS A BUSCAR A KAKAROTTO.

Los niños nunca lo habían visto tan enfadado; por lo general él sólo se reía de sus travesuras, así que para no agravar aún más la situación, lo siguieron a una distancia segura, sin hacer ninguna objeción.

–Trunks, ¿mi papá se enojará tanto como el tuyo?

–No sé, Goten, pero si mi papá dijo que un saiyajin nunca se descontrola, lo más seguro es que sí.

–¿Crees que nos castiguen sin comer? –preguntó preocupadamente.

–Espero que no, porque tengo mucha hambre.

Vegeta ya estaba en el Templo Sagrado hablando con Goku cuando los niños llegaron ahí.

–¡¿Qué cosa me estás diciendo, Vegeta?!

–Lo que escuchaste, Kakarotto: que nuestros hijos irresponsablemente se descontrolaron, destruyendo un salón de clases.

–No lo puedo creer, ¡¡como si nosotros les hubiésemos dado semejante ejemplo!!… Creo que debemos darles una buena lección.

–¡¿Y a qué crees que vine aquí?! ¡¿Acaso pensaste que veníamos de visita?!

Goku no se veía para nada contento con lo que le habían contado. Para él era increíble que los niños hubiesen hecho lo que Vegeta le estaba relatando, así que se dirigió donde ellos estaban y les consultó:

–¿Es cierto lo que me dijo Vegeta? –preguntó escuetamente.

–¡¡¡KAKAROTTO!! ¿¿Estás insinuando que soy mentiroso?? –interrumpió el príncipe saiyajin, algo molesto.

El aludido se giró lentamente para responderle de frente en un tono bastante irreverente.

–La verdad es que contigo nunca se sabe…

El ofendido Vegeta empuño su mano acumulando energía, pero justo en el momento en que la iba a lanzar, miró a su hijo y recordó instantáneamente que le quería dar una lección de autocontrol y, golpeando al insolente, control de su espíritu era lo que precisamente no le iba a demostrar, así que contó hasta 10… bueno, hasta 100, y se relajó… un poco.

Goku no comprendió porqué él no lo había golpeado. En otras ocasiones, por menos se habían transado a golpes, pero su ágil cerebro llegó a una rotunda conclusión que no demoró en dar a conocer a los presentes:

–¡¿No peleas conmigo porque sabes que soy más fuerte?!

Esto era lo que le faltaba… ¡¡¡QUE EL MALDITO DE KAKAROTTO LE REFREGARA EN LA CARA QUE ERA MÁS FUERTE QUE ÉL!!!… Su Ki se incrementó violentamente, sin embargo, aferrándose a su firme convicción de que Goku era un estúpido, se contuvo otra vez…

Picoro, que estaba en ese momento en el interior del templo, al sentir la brusca acumulación de energía se asomó al exterior y desde ahí siguió contemplando la escena.

Goten y Trunks no se percataban de la magistral clase de autocontrol que estaban recibiendo por parte de Vegeta, ya que solo veían el gotear de sangre de sus manos, empuñadas tan violentamente.

–¡¡KA-KA-ROT-TO!! ¿Qué vamos a hacer con los niños? –dijo de la forma más relajada que pudo.

–¿Con respecto a qué?

–¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡GGGGRRRRRR!!!!!!!!!!……

Para Picoro no pasó desapercibida la transformación del rostro de Vegeta… Las venas de su frente se marcaban notoriamente y sus dientes estaban apretados bastante fuerte. Aunque sus ojos despedían mucha ira, la vibración de sus pupilas denotaba el gran esfuerzo que hacía por contenerse.

–Yo creo, Vegeta, que debiéramos demostrarles que nosotros nunca nos descontrolamos.

El nameku intervino para sí mismo diciéndose: «Nosotros es mucha gente. Hasta a mí me desesperas a veces, Goku… Realmente Vegeta es digno de admiración».

–¡¡¿Y a qué crees que vine?!!… ¡¡Además, tú no haces las cosas muy fáciles que digamos!!

–¿A qué te refieres, Vegeta? No te entiendo…

–No me extraña –pensó Picoro.

–No me extraña –dijo el saiyajin.

–¿Qué cosa?

El príncipe hacía esfuerzos sobrehumanos para no agredirlo. Su idiotez lo sacaba de quicio… bueno, a cualquiera.

–¿Sabes, Kakarotto?

–No, no sé.

Los niños, sentados en las escaleras del templo, giraban sus cabezas como si estuvieran en un partido de tenis, donde la pelota era el diálogo que sus padres llevaban a cabo.

–Ya sé cual fue la real causa por la que te echaron del planeta Vejita.

–¿Ah, sí? ¿Y cuál es? –preguntó intrigado Goku.

Vegeta comprendió que si seguía conteniendose iba a terminar matando al sujeto, así que optó por sacar su ira en agresiones verbales… era la única forma que conocía para no golpear a alguien a pesar de lo que éste le dijera, y con Bulma este método siempre le daba buenos resultados.

–No fue por tu bajo nivel de pelea, sino por tu insignificante coeficiente intelectual.

–¡¡Vegeta, yo no soy ningún idiota!! –aclaró el ofendido.

–Sí, sí, sí, lo que tú digas, Kakarotto –se mofó el príncipe.

Goku se fastidió mucho con el comentario, ya que desde que estaba viviendo en el templo se dedicaba a estudiar arduamente con la ayuda de Dende, porque estaba aburrido de que todos pensaran que era un retardado mental.

–¡¡¡VE-GE-TA!!! ¡¡NO QUIERO QUE ME INSULTES FRENTE A MI HIJO!!

Vegeta ahora estaba tranquilo, y se sentía orgulloso (¿más se puede?) de poder guardar la compostura.

–Goten, ¿ves como se comporta mi papá? No se altera nunca… cómo me gustaría ser como él.

–A mí también, Trunks.

Picoro estaba muy asombrado de la serenidad del Ki del saiya y decidió ir por Bulma al interior del Templo para que también viera la hazaña de su pareja.

–Bulma, qué bueno que viniste justo hoy a reparar la antena parabólica –le dijo Picoro.

–Es lo menos que podía hacer después que Trunks la rompió la última vez que vino –respondió ella alegremente, denotando así el buen ánimo que tenía.

–Vegeta esta aquí.

–¡¡¡¡¿¿Qué??!!!! ¡¡¡¡¿Ya vino a molestar a Goku?!!!! –dijo comenzando a preocuparse.

–No. Mejor ven a verlo con tus propios ojos –le dijo misteriosamente el namekuseijin.

Ella, haciéndose miles de negativas conjeturas, lo siguió al exterior.

Pero ahí las cosas estaban cambiando radicalmente a como las había percibido Picoro. Ya que Vegeta seguía ultraconcentrado en su autocontrol y los niños asombrados por lo que veían, ninguno se percató del fuerte incremento del Ki de Goku: estaba muy enfadado por el comentario anterior. ¡¡¡¡QUIÉN SE CREÍA ESE MECHAS DE CLAVO PARA VENIR A TRATARLO ASÍ!!!! ¡¡¡¡¿¿ACASO PENSARÁ QUE POR SER EL PRÍNCIPE DE SU RAZA TIENE DERECHO A INSULTARLO DE ESA MANERA??!!!!… ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡NO, CLARO QUE NO!!!!!!!!!! (qué carbonera, jajajaja).

Goku tensó los músculos de todo su cuerpo y juntó levemente sus palmas…

–¡¡KAME!! –dijo casi inaudiblemente mientras dirigía sus brazos hacia atrás– ¡¡HAME!! –una brillante luz se comenzaba a vislumbrar entre sus manos– ¡¡¡¡¡HA!!!!! –y un poderoso rayo de energía salió hacia delante, impactando de lleno en el pecho de Vegeta.

El agredido, pillado con la guardia baja, fue a dar a una de las cúpulas del templo sagrado, destruyéndola casi por completo… Los niños, con los ojos extremadamente abiertos, no podían creer lo que estaba frente a sus ojos: ¡¡¡¡¡¡GOKU HABÍA EMPEZADO UNA GRESCA SIN RAZÓN ALGUNA!!!!!!

Vegeta se paró en el acto, esto era más de lo que podía soportar… Su Ki estalló formando un aura dorada alrededor de su cuerpo, extendió su mano izquierda comenzando a acumular energía en ella, apuntó y disp… Una voz… es decir, un grito, le hizo perder la concentración…

–¡¡¡¡¡VEGETA!!!!! ¡¡¡¿¿¿QUÉ DEMONIOS ESTÁS HACIENDO???!!!

–¡¡¡BU-BULMA!!!… ¿Qué estás haciendo aquí? –respondió el saiya, olvidando completamente su afán de venganza.

–¡¡¡¡¡MIRA CÓMO DEJASTE EL TEMPLO!!!!! ¡¡¿¿TE ATREVES HACER UNA BARBARIDAD ASÍ DELANTE DE TU HIJO??!! ¡¡¡¡¡¡ERES UN IRRESPONSABLE!!!!!! ¡¡¡¿¿¿QUÉ EJEMPLO LE ESTÁS DANDO A TRUNKS???!!! ¡¡¡DE SEGURO MAÑANA EL NIÑO VA A LLEGAR DICIÉNDOME QUE DESTROZÓ UN SALÓN DE CLASES, Y YO ¿¿¿QUÉ LE VOY A DECIR???!!!

Al escuchar la última frase, Trunks sonrió al comprender que Vegeta nunca le diría a su madre la embarradita que se habían mandado ese día en el colegio, ya que si lo hacía, ella de seguro los castigaría a ambos por igual.

–¡¡¿¿AHORA CON QUÉ CARA VOY A VENIR A TEMPLO SABIENDO QUE EL OTRO DÍA TRUNKS DESTROZÓ LA ANTENA, Y AHORA TÚ LA HERMOSA CÚPULA!!??

–Pe-pero Bulma –trató de hacerse escuchar el afligido saiyajin.

–¡¡¡¡¡¡PERO NADA!!!!!! ¡¡¡¿¿¿CÓMO TE ATREVES A HACERME PASAR POR ESTOS DISGUSTOS A PESAR DE MIS CINCO MESES DE EMBARAZO???!!!… ¡¡¡¡NOS VAMOS INMEDIATAMENTE PARA LA CASA!!!!

–Bulma… –intercedió Picoro.

–¡¡¡¡¡¡NO ES CONTIGO EL PROBLEMA, ASÍ QUE CIERRA LA BOCA!!!!!!

Goku pareció por fin darse cuenta del problema y acercándose al saiya le preguntó:

–Vegeta, ¿cuándo le vamos a dar esa lección a los niños?

Él se giró en el acto con los ojos llenos de rabia y frustración, y extendiendo sus brazos decidió ahorcar al incordiable ser…

–¡¡¡¡¡¡VEGETA, TE ESTOY VIENDO!!!!!! –gritó Bulma desde un costado.

–Ggggrrrrhhh –fue la única expresión que manifestó antes de subir boca cerrada al aerocoche–. ¡¡Tú ni me mires, mocoso!! –le dijo a su hijo, que ya se encontraba ahí.

El camino de retorno a la Corporación Cápsula fue un infierno por los gritos de la mujer. Trunks hizo real caso a la recomendación de su padre: en un rincón guardó completo silencio y ni siquiera alzó la vista… Al final de cuentas, buena culpa tenía él de esta situación.

Mientras, en la plataforma del templo, Goku se había ido a comer junto a Goten. Picoro, con la sabiduría de Kamisama, meditaba sobre lo que acababa de contemplar:

–Bueno, una vez vi esto mismo en casa de Goku… Es increíble cómo los seres más fuertes del universo son dominados por una mujer… Quizás hay algo más, tal vez sea aquello a lo que le llaman «enamoramiento»… pero yo no entiendo nada de eso –se dijo con cara de pregunta.

A la mañana siguiente, sonó el despertador en la habitación principal de la C.C. Todos los días Bulma se levantaba temprano para llevar a su hijo al colegio, pero esa mañana fue distinta:

–Bulmita, no te levantes. Yo llevaré a Trunks a la escuela, y no te preocupes que también pasaré por Goten –le comunicó sumisamente el saiya.

–Que eres lindo, Vegeta… –respondió ella entre sueños, presagiando que la tormenta de su enojo había amainado.

Ese día fue Vegeta quien justificó la travesura de los niños en la dirección del establecimiento: «aquella calamidad no se volvería a suscitar y los gastos de las reparaciones obviamente pasarían por las manos de la familia Brief».

Él saiya ya había cumplido y ahora le tocaba volver a sus entrenamientos, pero cuando quiso desaparecer de ahí volando, escuchó a Trunks que le decía sonriéndole inocentemente:

–¡¡Papá, eres lo máximo!! Yo quisiera tener el mismo autocontrol que tienes tú.

–Sí, señor Vegeta, ¡usted es grandioso! –agregó Goten.

–¿¿A qué se refieren, enanos?? –preguntó intrigado pensando que era una broma de mal gusto.

–Papá, todas las cosas que te dijo el señor Goku y mi mamá, y aún así no les hiciste nada… ¡¡Eres lo mejor!!

El príncipe se sonrió para sí e hinchó su pecho lleno de orgullo paterno. Dispuesto a partir, un pensamiento que cruzó por su cabeza lo retuvo un último momento:

–Goten, sin la ayuda de tu padre nunca les habría podido enseñar esa lección.

Una gran sonrisa inundó los rostros de los pequeños saiyas. Ambos tenían padres extraordinarios. Para ellos, los mejores del universo.