Saiyan Muyo! – Capítulo 1

Capítulo 1: «¿Vegeta arrestado?»

Fanfic: Saiyan Muyo!


El Universo… el vasto y silencioso espacio… la última frontera…

–»¡¡¡¡¡¡VAMOS A CHOCAR, POR LA MIERDAAAAAA…!!!!!!


Una mañana como cualquier otra, o al menos eso era lo que pensaba el príncipe saiyajin al colocar el código de entrada a la cámara de gravedad.

–»Hum. De vez en cuando no me viene mal un poco de paz» –se dijo Vegeta.

¡¡¡¡KRACK-KABOOOOOM!!!!

–»¡¡¡POR LA MISMA M….., QUE C….. PASÓ AQUÍ!!! ¡¡¡¡¡¡VOY A SACARLE LA C….. AL H……..!!!!!!».

Nota: ……… = pitito de censura de la TV.

–»¡¡¡MI POBRE CÁMARA… ¿QUIÉN FUE EL HIJO DE P….. QUE ME C……. LA CÁMARA……!!! ¡¡¡¡¡¡AHORA VA A VER ESE……………….. ……………….. ……………….. ……………….. ……………….. ……………….. ……………….. ……………….. ……………….. ……………….. ……………….. ……………….. ……………….. ……………….. ……………….. ……………….. ……………….. ……………….. ……………….. ……………….. ……………….. ……………….. ……………….. ……………….. ……………….. ……………….. ……………….. ……………….. ……………….. ……………….. ………………..!!!!!!

–»¡¡¡¿CUÁNTAS VECES TE HE DICHO QUE NO VEAS TV MIENTRAS PATRULLAMOS?!!!».

«P-pero Kiyone, era el capítulo final de El-Hazard y…y no alcancé a ver con quién se quedaba Makoto… ¡¡Snif!!… ¡¡¡BUAAAAA!!!» –chilló una voz femenina, irritando aún más a Vegeta.

–»¡¿Qué me importa eso?! ¡Has abollado nuestra nave como por duodécima vez!» –exclamó otra voz de mujer que parecía estar igual de harta que el saiyajin.

–»¿E-eso quiere decir que hoy día no vamos a ir al karaoke?» –preguntó la primera.

–»¡AL ÚNICO LUGAR QUE IRÁS DESPUÉS DE ESTO SERÁ EL INFIERNO!».

¡BROOM!, se escuchó en la otra habitación. Vegeta, impulsado tanto por su enojo como por su curiosidad, se asomó. Dos seres parecidos a robots de asalto y un poco mayores que un humano salieron de los escombros y discutían. De inmediato Vegeta se dio cuenta que no eran robots sino armaduras y que ya las había visto antes.

–»¡¡TE VOY A PULVERIZAR, MIHOSHI!!» –gritó una de las armaduras.

–»No te enojes conmigo, Kiyone» –respondió asustada otra.

–»¡Jamás seré promovida!… ¡Y TODO POR TU CULPA!». –La armadura enojada descargó una ráfaga sobre la otra, que se agachó asustada. Vegeta se quedó blanco. Uno de los disparos salió al pasillo e hizo polvo el jarrón favorito de Bulma.

–»Glup» –pensó Vegeta–. «No importa cuánto le explique, al final toda la culpa recaerá sobre mí».

–»Ejem» –dijo el saiyajin para que le prestaran atención, pero las armaduras ni le hacían caso.

–»¡¡MUERE!!». La armadura, al escapar, pasó delante de él e hizo que recibiera la ráfaga, mandándolo a volar contra la pared.

–»Por favor… grrrrr». –Una vena comenzaba a aparecer en su frente mientras acumulaba rápidamente ira. Las armaduras seguían sin fijarse en él.

–»Me…».

Bum!

–»…estoy…».

Krash!

–»…enojando…».

Kaboooooom!

–»¡¡¡¡BASTA YAAAAAAAAAAAAAA!!!!». –El príncipe saiyajin colmó su límite, transformándose en ssj. La potente onda de choque mandó a volar las dos armaduras que, chocando contra las paredes del recinto, quedaron buenas para nada.

–»Aahh… aaahh… ahhh» –respiraba Vegeta entrecortadamente–. «¿A-ahora me escucharán?».

Una de las armaduras se abrió, cayendo pesadamente al suelo. Una hermosa chica de pelo verde largo salió del interior de la máquina. Vestía un uniforme azul con gris muy ordenado, que el saiyajin también reconoció enseguida. Sin siquiera preguntar, la chica le apuntó con una pistola futurista.

–»Alto ahí…».

–»¡Cuidado, Kiyone…!».

De la armadura restante, cayó rodando otra chica que aplastó a la primera.

–»¡Auch! ¡KIYONEEEE! ¡KIYONEEEE! ¿Dónde estás? ¡No me dejes sola!» –exclamó la chica, llorando.

–»¡Estúpida! ¡Estoy debajo de ti!».

La otra se paró rápidamente… Quizá demasiado, porque le enterró el tacón en la cara.

–»¡MIHOSHI! ¡POR TU CULPA ESTAMOS HACIENDO EL RIDÍCULO!».

–»¡¿En serio?! ¿Y cómo se hace un ridículo?» –exclamó la chica, entusiasmada.

–»Parece que sobrevivieron algunos parientes de Kakarotto» –pensó Vegeta. Por primera vez podía fijarse detenidamente en la otra chica. También era muy bonita, tenía el pelo rubio y la piel morena. Llevaba el mismo uniforme que la otra, pero mal abotonado y lleno de manchas de comida.

–»Lo dejaremos así por hoy, Mihoshi» –dijo la de pelo verde y volvió apuntar a Vegeta–. «Estamos en medio de una misión».

–»Bueno, pero si terminamos rápido… ¿Podemos pasar a ver ‘La princesa Mononoke’?» –pidió la rubia, suplicante.

–»Lo pensaré» –dijo la otra chica, pacientemente.

–»¿Quién demonios son ustedes?» –preguntó Vegeta con una gota tras su cabeza después de presenciar una escena tan patética.

La de pelo verde se adelantó sin dejar de apuntar al saiyajin.

–»Somos detectives de primera clase de la Policía Galáctica. Mi nombre es Kiyone Makabi. Mi… mmm… compañera se llama Mihoshi Kuramitsu».

El príncipe de los saiyajins frunció el ceño.

–»¿La policía Galáctica? Aún los recuerdo. ¿Qué quieren de mí esos imbéciles?».

–»¡Desacato a la autoridad! ¡Lo agregaré al informe!» –dijo Kiyone.

–»Miren. No sé qué mierda pasa aquí. Sólo quiero saber quién va arreglar este desastre».

–»¡Silencio! ¡Desde este momento estás bajo arresto!» –declaró la detective.

–»¿Sí?» –dijo Vegeta, aburrido–. «¿Bajo qué cargos?».

–»Se le acusa de innumerables crímenes, Príncipe Vegeta. Los leeré: servir a Freezer, el tirano y criminal de clase A, saquear y destruir 187 planetas federados, hacer transacciones ilegales de planetas, promover la violencia en el universo, destruir una sede de la policía galáctica, intento de robo de las esferas de Namek, atacar el imperio de Jurai y finalmente comer en cantidades industriales, contribuyendo a la escasez de alimentos.

Ahora leeré sus derechos: Tiene derecho a pedir un abogado…».

–»Basta de tonterías. Todos esos cargos son estúpidos, además que ya no trabajo con Freezer…».

–»No importa» –contestó la chica–. «Después de la caída del tirano, la policía fue tras los disidentes de su imperio. Casi todos fueron capturados de inmediato, pero tú desapareciste misteriosamente. Tardamos 15 años en dar con tu paradero, pero lo logramos. El universo jamás podrá olvidar tus crímenes».

–»Ya les dije que actualmente no tengo nada que ver con Freezer» –dijo el príncipe haciendo crujir sus dedos–. «Pero al parecer tendré que hacerles entender a la fuerza».

–»No me asusta» –dijo Kiyone decidida.

–»¡A mí sí! ¡Protégeme. Kiyone!» –dijo Mihoshi agarrando firmemente las piernas de su compañera.

–»¡Suéltame, Mihoshi!».

–»¡Kiyoneeeeee!».

–»Jum. ¿Ustedes son lo mejor que puede enviar la policía galáctica contra mí? Ha Ha Ha» –se burló Vegeta.

–»No. Lo que pasa…».

–»Es que todos tenían miedo de arrestarte y nosotras somos las únicas que patrullamos el sector de Tierra» –dijo la rubia.

–»¡¿Quieres cerrar el pico?! ¡Nos estás ridiculizando!».

–»Pero si es la verdad, Kiyone» –respondió inocentemente la detective Mihoshi.

Vegeta apuntó su mano hacia ellas.

–»Arruinaron mi cámara y acabaron con mi paciencia. Tienen 3 segundos para largarse».

–»No recibo órdenes de ningún criminal» –respondió Kiyone.

–»1″.

–»¡Por favor, para, Kiyone! ¡Se va a enojar más!» –suplicó Mihoshi.

–»¡Suéltame, tonta! ¡Estás interfiriendo con el arresto!».

–»2″.

–»¡Si le disparas, se va a enfadar!» –Mihoshi empezó a forcejear con su compañera para quitarle el arma.

–»¡Basta! ¿No eres una oficial de policía? ¡Actúa como tal!» –le respondió su compañera sin conseguir que le dejara en paz.

–»3″.

–»¡MIHOSHI!».

El arma se disparó por accidente y el rayo se perdió lejos de donde estaba el saiyajin.

–»Ju. ¡Excelente puntería, oficial!» –se burló Vegeta.

–»¡De nuevo has arruinado la misión, Mihoshi!».

–»¡N-no te enojes, Kiyone!» –la policía volvió llorar copiosamente.

Pero ése no había sido el fin del disparo. Había impactado contra una repisa de libros. Un libro había caído, golpeando el switch del ventilador y lo activó. El ventilador activó el sistema de calefacción de la sala, lo que causó que se derritiera un helado que el saiyajin tenía listo para comer. El helado derretido hizo que se resbalara un libro de la mesa, que al caer golpeó el encendido de la aspiradora la cual chupó el extremo de la cortina… (en fin, después de 317 pasos)… una bola de bowling rodó y golpeó la cabeza de Vegeta, dejándolo inconsciente.

–»Estoy empezando a creer que la suerte es uno de tus poderes, Mihoshi» –dijo Kiyone encogiéndose de hombros.

–»He he he» –se rió nerviosa Mihoshi–. «¿Qué me habrá querido decir?» –pensó.

–»En vez de reírte, deberías ayudarme a llevarlo a la nave» –dijo Kiyone a su amiga.

–»¿Crees que lo podremos cargar hasta Yagami?».

–»¡No seas floja! La dejé estacionada bien cerca. Mejor apurémonos, si no, vamos alarmar a los civiles».

–»¡Hey! ¡¿Qué está pasando aquí?!» –exclamó Bulma, que acababa de salir del laboratorio a causa del ruido–. «¡Dios mío!… Vegeta. ¡¿Quiénes son ustedes dos?!» –dijo señalando a las policías.

–»Somos las detectives Kiyone y Mihoshi, de la policía galáctica. Lamentamos informarle que su marido será llevado a nuestros cuarteles para recibir un juicio por los cargos que se le imputan. Sentimos las molestias».

–»P-pero…».

–»No se preocupe por los daños. Firme aquí y en unos días nuestros cuarteles le harán llegar el dinero de los gastos de reparación».

Bulma, sin saber qué hacer o decir, sólo se limitó a firmar el documento que le ofrecía Kiyone.

–»Será llamada para testificar el día del juicio, así que le pedimos el máximo de colaboración» –finalizó la detective.

–»P-pero…».

Entre las dos detectives cargaron a Vegeta lo mejor que pudieron y lo llevaron fuera de la casa. Para cuando Bulma despertó de su sorpresa, la nave ya había volado hacia un destino desconocido.

–»Mi vida no es normal, definitivamente no es normal» –se repetía Bulma constantemente.


–»¡Qué! ¿Vegeta ha sido secuestrado?» –exclamó Goku al oír la historia de su amiga.

–»Es extraño. No percibo ningún ki nuevo en el planeta capaz de hacer eso» –dijo Gohan.

–»Eran dos» –dijo Bulma–. «Una chica de pelo verde y otra rubia. Decían ser policías».

–»No creo que ningún policía podría encerrar a mi padre» –dijo Trunks.

–»Se fueron en una nave. Estoy segura que no eran de la Tierra».

–»De cualquier manera, no podremos sentir el ki de Vegeta hasta que despierte de su inconsciencia» –comentó Gohan–. «Lo mejor que podemos hacer es ir a la Plataforma Celeste y preguntar a Piccolo o a Dende si han visto algo».

–»De acuerdo».


El lugar era increíble. En primavera, principalmente, el camino al templo Masaki estaba rodeado de Flores de Cerezo. Sin embargo, la larga escalinata que conducía a ese lugar sagrado estaba limpia gracias al trabajo continuo del nieto de Katsuhiko Masaki, sacerdote del lugar. El joven limpiaba tranquilamente, aunque siempre con un poco de cautela. Los acontecimientos de los últimos meses le habían enseñado a nunca estar desprevenido.

¡Fiiiiiiiuuuuu! El joven se hizo rápidamente a un lado y atrapó la piedra con su mano.

–»Sé que estás ahí, abuelo. Ya no me puedes sorprender con las piedras».

El joven lanzó la piedra de vuelta, pero ésta sólo emitió un sonido hueco, producto del choque con otra piedra.

–»¿Uh?».

Una lluvia de piedras desde todas direcciones golpeó a Tenchi. Todo amoratado y con chichones, revisó los alrededores y soltó una gran gota de sudor al notar varias resorteras automáticas apuntadas contra él. Un tremendo espadazo en su cabeza lo enterró en el suelo.

–»Tu enemigo podría atacarte desde varios flancos. Recuérdalo, Tenchi» –dijo un anciano detrás suyo esgrimiendo un bokken (espada de madera usada para entrenamiento).

–»No estamos en una guerra» –se quejó Tenchi–. «No puedo hacer mis tareas, limpiar y entrenar al mismo tiempo».

–»La vida es un continuo entrenamiento» –le refutó Katsuhiko–. «¿No fue el famoso Musashi Miyamoto quien dijo: Vivid lo que sabéis y sabed lo que vivís, pues el crecer es aún más saber?».

–»Sí, abuelo. Ya me has llenado de tus máximas medievales toda la vida, pero tengo que terminar rápido con esto para ir al campo de zanahorias, si no, Ryo-Ohky me matará».

–»¡Teeeenchiiiiiii! ¿Te duele? Deja que te haga un cariñito» –dijo una chica apareciendo en el aire. Era muy hermosa. Tenía medidas de modelo, pero era especialmente voluptuosa en la parte frontal. Su pelo era largo, de color celeste-gris y terminaba en forma de puntas. Tenía unos ojos amarillos muy parecidos a los de los gatos. Ella lo abrazó casi como si estuviera exprimiendo un limón.

–»¡R-ryoko! ¡B-basta!» –exclamó Tenchi completamente rojo, tratando en vano de zafarse.

–»¡Oh, Tenchi! ¿Por qué niegas delante de los demás el inmenso amor que nos profesamos mutuamente?» –dijo la pirata.

–»¿D-de qué estás hablando?» –dijo el chico aún más rojo.

–»Si tanto te molesta la presencia de otros, podemos buscar un lugar más íntimo. El baño, por ejemplo… o tu cama» –dijo la chica con la voz más seductora posible.

De sólo pensarlo, Tenchi sufrió una severa hemorragia nasal y cayó desmayado. El abuelo lo cogió y se lo llevó al templo.

–»Te agradecería, Ryoko, que acoses al bueno-para-nada de mi nieto después del entrenamiento. Si no es capaz de levantarse, mucho menos de sostener un bokken» –dijo el abuelo con una sonrisa.

–»Si quieres, puedo ayudarlo a entrenar, peleando desnuda contra él. Eso lo ayudaría a estar preparado contra ´´cualquier« tipo de situaciones. ¿Qué te parece, Yosho?» –dijo Ryoko devolviéndole la sonrisa.

El abuelo meditó unos instantes, miró a su nieto inconsciente y sonrió.

–»No sería una buena idea».


En Yagami, Kiyone se prepara a dar su informe verbal al cuartel. ¡Sí! ¡Por fin conseguiría su ansiado ascenso, por haber capturado al peligroso príncipe Vegeta! Tanta era su alegría, que silbaba mientras prendía el intercomunicador visual. La cara de su capitán apareció en la pantalla.

–»¿Qué demonios quieres, Kiyone?» –dijo hastiado su superior.

–»Bueno, es queeee…».

–»Espera un momento… ¿Quebró Microsoft?».

–»Errr… no».

–»¿Estados Unidos ha sido conquistado?».

–»Pueeees…».

–»¿Se supo la verdad sobre Tony Little?».

–»No».

–»¡¡¡¡ENTONCES NO ME LLAMEN PARA MOLESTARME CON SUS IDIOTECES!!!!».

La pantalla estaba en blanco. Kiyone también.

–»¡Todo es tu culpa, Mihoshi! ¡Por tus tonterías ya nunca jamás nos tomarán en serio!».

La detective rubia estaba pensativa. Se notaba que por su mente atravesaba una incógnita de corte existencial.

–»Perdóname, Kiyone, pero… ¿cuál es la verdad sobre Tony Little?».

–»Grrrrrrr».


–»Sí, vimos esa nave, pero no le dimos importancia» –dijo Piccolo–. «La vemos ir y venir todos los días».

–»¿Me estás diciendo que un E.T. entra todos los días a la Tierra como si fuera Pedro por su casa?» –exclamó Bulma.

–»He visto cosas más raras en este planeta» –respondió Piccolo–. «Ustedes son un ejemplo. En todo caso, no es la única. Últimamente se han visto varias».

–»Pues fíjate que una de esas varias se llevó a mi marido».

–»Para secuestrar a Vegeta hay que tener bastante de eso que está entre las piernas» –comentó Roshi, quien había llegado de invitado especial.

–»¿Qué cosa?. ¿Qué es eso que está entre las piernas, maestro?» –preguntó extrañadísimo Goku.

–»Errr… Algún día te lo explicaré, papá» –dijo Gohan–. «Por ahora lo importante es concentrarse en la búsqueda».

–»Pues tendremos que esperar a que Vegeta despierte. Nosotros no nos fijamos dónde fue a dar la nave» –explicó Dende.


Yagami aterrizó cercano a la residencia Masaki. Sasami, la menor de las princesas de Jurai, barría. Al ver la nave, salió a recibir a las detectives.

–»Llegaron a tiempo. El almuerzo está casi listo» –dijo con su habitual sonrisa la princesa (ésta quiere competir con Kasumi).

–»¡ALMUERZO! ¡Yuuuupi!» –dijo Mihoshi casi olfateando la comida.

–»¿Puedes ayudarme a bajarlo siquiera?» –dijo de atrás su compañera cargando apenas con Vegeta.

–»Ups. Perdona» –dijo la rubia.

–»¡Vaya! ¿Pero a quién traen ahí?» –dijo Sasami.

–»Un criminal. Es una larga historia» –respondió Kiyone–. «Oye, Sasami, ¿no has visto a Azaka y Kamidake?».

–»Están en el sa…» –comenzó Sasami, pero al ver detenidamente el cuerpo del saiyajin se sorprendió–. «¡E-es el Príncipe Vegeta!».

Kiyone la miró soprendida.

–»¡Así es, Sasami! ¿C-cómo lo conocías?».

–»Eeee… por ahí. Enseguida los llamo» –dijo la princesa y luego pensó–: «Espero que Aeka no se entere, porque si no…».

Sasami llamó a los guardianes de su hermana. Dos pilares de madera, parecidos a buzones, se materializaron de la nada. Ambos tenían una especie de ojo, que más bien parecía el lente de una cámara fotográfica y una extraña inscripción.

–»¿Nos ha mandado llamar, alteza?» –dijo uno de los pilares.

–»Sí, Kamidake. Kiyone les quiere pedir un favor».

–»¿En qué podemos ayudarle, señorita Kiyone?» –dijo el otro pilar. Era Azaka.

–»Verán. Hemos capturado a este malvado criminal, pero por ciertos problemas (dijo mirando a Mihoshi) no obtuvimos respuesta de los cuarteles. Tenemos miedo de que se nos escape en cuanto despierte, por eso queríamos que Washu construyera una celda para encerrarlo. No deseamos molestarlos mucho, así que… ¿lo pueden contener por mientras Washu hace la celda?. No será mucho, lo prometo».

–»No será ninguna moles… ¡¿Eh?! ¡El príncipe Vegeta!» –exclamó Kamidake.

Sasami se puso aún más nerviosa.

–»No se preocupen, yo les explicaré después. Hagan lo que ella les dice».

–»No será problema. Ya lo contuvimos una vez» –dijo Azaka.

Cada guardián se colocó a un lado de Vegeta irradiando una extraña energía, la cual se dispersó formando un campo de fuerza mágico que lo encerró.

–»Listo» –exclamó feliz la detective–. «Ahora puedo ir más tranquila donde Washu».

–»¿Alguien me llamaba?» –dijo una voz a sus espaldas.

Una joven del tamaño de una niña de 10 años apareció de una puerta dimensional, con un computador holográfico delante de ella.

–»¡Señorita Washu! ¡Justo a quién quería ver» –gritó Kiyone con alegría–. «Necesito una celda lo suficientemente segura para poder contener a este criminal».

–»No haré nada» –respondió la científica.

–»¿Eh?».

–»No haré nada hasta… ¡QUE ME LLAMES WASHU-CHAN!».

Todos cayeron al suelo con una gota de sudor en la parte de atrás.

–»¡PERO SI TIENES 20.000 AÑOS!».

–»No importa. Washu-chan o nada».

–»Por favor, Washu-chan, la máaaaaas GRANDE científica de TODO el universo. ¿Serías capaz de construir una celda para este criminal?».

–»¿Bromeas? Puedo hacerlo amarrada, vendada y creando una dimensión alterna al mismo tiempo. ¿Y sabes por qué?».

–»¿Por qué?» –preguntó aburrida Kiyone, conociendo de antemano la respuesta.

–»¡PORQUE SOY LA GENIO CIENTÍFICA MÁS GRANDE DE TODO EL UNIVERSO! ¡HA HA HA!» –gritó Washu a los cuatro vientos.

–»No tengo todo el día, ¿sabes, querida y estimada Washu-chan?».

–»Bueno, veamos. Hummm. Es un saiyajin. Qué interesante».

–»¿C-cómo lo supiste?» –preguntó Sasami.

–»Bah. Su código genético resalta más que un anuncio de neón en la noche. No he estudiado a uno desde hace más o menos 6000 años, tiempo antes de que Kagato me encerrara».

–»¿Y?».

–»Me parece que será mi nuevo conejillo de Indias. He he he…» –dijo Washu con una mirada libidinosa–. «Será una experiencia «excitante´´. He he he… ha ha ha… HA HA HA HAHAHAHAHA…».

–»¡Por mí, puedes seguir practicando tus experimentos psicóticos con Tenchi» –dijo Kiyone alzando la voz–. «Este prisionero está bajo mi custodia. Mi deber es proteger su integridad física a como dé lugar».

–»¡Hey! Para construir una celda definitiva, necesito examinarlo. Es algo estrictamente «profesional´´» –dijo la científica para luego mirar la entrepierna del saiyajin–. «Eso, claro, no impide que tome ciertas muestras de él… he he he he».

Entonces Sasami apuntó temerosa al saiyajin.

–»E-está despertando».

–»¡Qué demonios!» –murmuró para sí el saiyajin. Había tenido una pesadilla horrible, donde una rubia gigante, vestida de policía, lo perseguía con un mazo igual de enorme. A pesar de que era muy torpe, no había ningún lugar en la ciudad para esconderse de ella. Con su suerte, tarde o temprano lo alcanzaría…

No tardó mucho en darse cuenta que la pesadilla no estaba muy lejos, sentada y comiendo una dona. Furioso, le arrojó un energy ha. Pero un campo invisible que lo rodeaba rebotó el ataque y lo recibió él mismo. Nada, absolutamente nada servía contra la poderosa fuerza que lo aprisionaba. Por alguna extraña razón, a Vegeta le pareció haber experimentado esto mismo muchos años atrás. Cuando golpeaba y pateaba dentro de ese campo era como si lo hiciera en el vacío. Como si estuviera varado en medio de la nada.

–»Se resiste igual que Ryoko» –comentó Kiyone.

Vegeta decidió dejar de luchar inútilmente y decidió examinar un poco la situación. Al frente suyo pudo ver a los dos policías y su nave. Al lado de ellas había una chica de pelo largo y rojo pero con cara de mujer adulta. Cerca de ella una niña de unos diez años lo miraba temerosa, tenía el pelo celeste separado en dos largas coletas… ¿coletas?.

–»T-tú eres la princesa Sasami» –dijo Vegeta.

–»A-así es. He he he» –dijo la niña riendo nerviosamente.

–»Entonces lo que me aprisiona son…» –preguntó mirando tanto a su derecha como izquierda–. «¡¡MIERDA, AZAKA Y KAMIDAKE!!.

–»¡Cuánto tiempo, su majestad!» –dijo Azaka cortésmente.

–»Un placer volver a verlo, príncipe» –añadió Kamidake.

–»Sasami, Kamidake y Azaka. ¿Qué hace la familia real de Jurai aquí en la Tierra?» –preguntó el saiyajin.

–»Lo mismo podría preguntarte a ti» –dijo Sasami–. «Pero lo mejor es que te vayas rápido de aquí. Si ella te ve…».

–»¡¿Quieres decir que ELLA también está aquí?!».

–»Sí. Es mejor ocultarte de la vista de Aeka, pues si te encuentra…».

–»¿Hablabas de mí, Sasami?» –dijo una aristocrática voz femenina a espaldas del grupo.

–»¡Hermana!» –dijo la princesa más joven.

La chica era preciosa. Tenía el pelo color lila y recortado a la altura de los hombros, con dos coletas que caían de la parte de atrás de su cabeza hasta casi tocar el suelo. Sus ojos rojos, sus facciones finas y su elegante kimono, daban a entender de inmediato que era una persona muy importante y que sin duda era de alta alcurnia. Sin embargo, toda esta solemnidad se disolvió al alzar la vista y descubrir lo que su hermana tanto le quería ocultar. Aeka casi se cae de la impresión, similar a lo que ocurrió con Vegeta.

–»¡¡¡¡TÚ!!!!» –fue lo único que atinaron a decir ambos al mismo tiempo.

(continuará…)


Notas:

  • No ocuparé términos tan usados en fanfics como: -chan, -san, -kun, etc., porque no estoy familiarizado con ellos. El caso de Washu-chan es distinto, porque ella exige ser llamada así en la serie y no me gusta el término «Pequeña Washu» usado por el doblaje. Lo mismo será con el «Tenchi-sama» de Aeka, no le diré «Lord Tenchi».
  • ¿Cómo Vegeta fue derrotado por una bola de bowling? Lo siento, pero este fic no tiene ni pies ni cabeza.
  • ¡¡NO SE PIERDAN LO QUE SIGUE!!