Forgiven Not Forgotten

por Patybra


Una nueva noche llegaba a la Capsule Corp.

En la habitación de Bulma, la chica estaba arreglándose mientras tarareaba una canción. Por lo que se veía, estaba muy feliz. La causa de su felicidad era que había quedado con Yamcha para cenar; su novio le había prometido una cena romántica para celebrar su aniversario. Hacía mucho que no estaba tan contenta y eso se reflejaba en su apariencia, esa noche estaba guapísima, parecía una princesa. Llevaba un vestido de escote, palabra de honor, largo hasta los pies; era de color negro, lo que la hacía parecer muy elegante. También llevaba puestos unos pendientes a juego con un colgante, los que Yamcha le regaló por su cumpleaños. Ella siempre solía ir bien vestida, aunque nunca se arreglaba tanto, pero esa noche era una excepción ya que iban a ir al restaurante más caro y elegante de la ciudad.

El reloj dio las 21:00 y decidió bajar al salón a esperarlo, ya que no tardaría mucho en llegar. Dieron las 21:30 y Bulma empezó a preocuparse, ya que hacía media hora Yamcha que debería haber pasado a buscarla. Seguían pasando los minutos y la chica ya no sabía qué hacer. En eso, Vegeta apareció por el salón, iba con su ropa de entrenamiento y bebía de una lata de cola. Al ver cómo iba Bulma, casi se le cae la lata al suelo… pero deprisa reaccionó y empezó a hablar:

VG: Jum, por lo que puedo ver, estás esperando a alguien… y ese alguien me imagino que es el patético de tu «novio».

BL: ¡¡Déjame en paz, Vegeta!! A ti no te importa con quién haya quedado… ¿o acaso estás celoso?

VG: ¡¡¿¿QUÉ??!! ¡¡Yo celoso de ese patético humano!! Eso es lo que a ti te gustaría… Por lo nerviosa que aparentas estar, parece que sabes igual que yo que ese insecto no va a venir.

BL: ¿Tú qué sabes? ¡No tienes ni idea!… ¡¡Vendrá!!… Seguro que le ha pasado un contratiempo y por eso se retrasa… –dijo la chica con un tono de decepción en su voz.

VG: Por mí, puedes seguir mintiéndote a ti misma, no te das cuenta que ese idiota te la está pegando cada dos por tres… Bueno, pero eso a mí me da igual… –dijo más para sí mismo, tratando de convencerse de algo que no era.

BL: ¡Tú lo has dicho, señor príncipe! ¡¡Eso a ti no te importa!! –dijo a la vez que salía del salón en dirección al porche.

A Vegeta le entró la tentación de preguntarle a Bulma que a dónde iba, pero su orgullo le hizo irse a descansar a su habitación, mientras se repetía a sí mismo que no le importaba nada relacionado con la chica… aunque en su interior temía que estaba empezando a sentir algo por la chica de cabellos azules.

Mientras fuera Bulma se subía a su aerocoche, había decidido ser ella la que iba a buscar a su acompañante.

BL: ¡Está decidido! Estoy segura que le debe haber pasado algo y por eso se retrasa tanto… pero si me quedo aquí esperando, no lo sabré nunca. ¡Más le vale tener una buena excusa! –se dijo así misma dándose ánimos… pero en realidad se sentía fatal y algunas lágrimas empezaban a asomar por sus ojos–. ¡¿Qué digo excusa?! ¡¡Lo que ha hecho no tiene ninguna excusa!! Hoy es nuestro aniversario… ¿Cómo puede haberse olvidado? –dijo entre sollozos a la vez que ponía en marcha su aerocoche.

Bulma conducía tan deprisa que tan sólo tardó cinco minutos en llegar a casa de Yamcha. Subió decidida las escaleras que daban al tercer piso donde vivía el chico, pero se paró en seco al llegar a la puerta en la que vivía su novio. Estuvo algunos segundos meditando si debía llamar antes de entrar, pero finalmente se decidió por usar la copia de la llave que le había hecho Yamcha. Entró en la casa y no parecía haber nadie, todo estaba oscuro y en silencio… pero de repente se escucharon unas carcajadas. Bulma se dirigió a la habitación de Yamcha, de donde salía un hilo de luz, y cuando entró sus ojos vieron algo que nunca olvidarían… allí estaba su novio, divirtiéndose en la cama con otra mujer… Bulma se quedó petrificada.

YM: ¡¡¡Ehhh!!! ¡¡¡Cariño!!!… De verdad que esto no es lo que parece…

BL: ……………………

Bulma no dijo nada, sólo atinó a irse corriendo sin escuchar las excusas que le ponía su novio mientras las lágrimas comenzaban a salir de sus ojos… unas lágrimas que parecía que nunca se iban a detener.

SM: Yamchita, ¿quién era esa chica? Parecía disgustada –dijo Salma, que así es como se llamaba la chica.

YM: Pues… es mi hermana, ¡Sí, mi hermana!

SM: Pues para ser tu hermana parece que le ha afectado demasiado lo que acaba de ver… –dijo su «amiga» con un tono de ironía.

YM: …eh… la verdad es que es una chica muy sensible… –Esto último lo dijo con un tono de tristeza y arrepentimiento a la vez.


Pasaron algunas horas desde que Bulma salió de la casa de Yamcha. La chica volvió a la Capsule Corp. hecha un desastre. Había bebido y además tenía el vestido estropeado, sin olvidarnos de esas lágrimas que no habían dejado de correr por sus mejillas. Pasó por delante de la habitación de Vegeta, éste estaba despierto y como la puerta estaba entreabierta la vio pasar, y también pudo ver el estado en el que la chica se encontraba.

VG: …Me lo temía… Sabía que esto iba a pasar… ¡Bah, qué más da! No es algo que me importe.

Vegeta estuvo unos minutos meditando y, aunque a su orgullo le costaba mucho, decidió ir a ver cómo estaba ella.

Se dirigió a la habitación de Bulma, pero justo cuando estaba dispuesto a entrar, su estúpida dignidad le hizo retractarse y volver a su cama.

En la habitación de Bulma, la chica no paraba de llorar sin consuelo. Continuó igual durante horas hasta que al final se quedó dormida.

Al día siguiente tenía los ojos morados y una cara horrible, señal clara de cómo se encontraba por dentro. Ese día ni siquiera discutió con Vegeta como solía hacer siempre, cosa que preocupó mucho al príncipe aunque él no quisiera admitirlo.

Así pasó una semana, sin ninguna novedad, hasta que un día llamaron a la puerta y Bulma fue a abrir. Cuál fue su sorpresa cuando se encontró con Yamcha. Nada más verlo, la chica iba a cerrar la puerta, pero éste la detuvo.

BL: Yamcha, vete… en estos momentos no quiero saber nada de ti –dijo con la voz muy baja, como si no tuviera fuerzas para hablar con él cara a cara.

YM: No, Bulma, por favor… tienes que darme una oportunidad de explicarte lo que pasó… Te juro que no es lo que parecía…

BL: ¡¡Encima vienes con cachondeo!! Por favor, Yamcha, que esa excusa está ya muy vista, ¿no crees? –dijo a la vez que su tono de voz y su ánimo iban subiendo.

YM: Te lo ruego, Bulma… Te prometo que no volverá a ocurrir… Te necesito… –dijo el chico en tono de súplica.

BL: Mira, Yamcha… si fuera la primera vez que lo haces, quizás te perdonaría… pero siento decirte que ya no quiero saber nada más de ti.

YM: Pero…

BL: ¡No hay peros que valgan!… De verdad que lo siento… Adiós.

Bulma cerró la puerta y no sabía si echarse a llorar, no sabía si había hecho lo correcto, pero de repente apareció Vegeta y Bulma sintió algo dentro de ella.

VG: Siento decirte que lo he oído todo… y… –a Vegeta le costaba decir lo que él quería–… Bueno… quiero que sepas que pienso que has hecho lo correcto… te felicito.

Dicho esto, Vegeta se largó a entrenar y un tono rojizo apareció en las mejillas de la chica. Mientras Bulma miraba cómo se iba el príncipe, soltó un suspiro en el que se pudo escuchar el nombre de Vegeta.

Pasaron algunas semanas más y ya todo el mundo sabía que Bulma y Yamcha habían acabado con su relación. Ella parecía estar mucho mejor, como si tuviera nuevas ilusiones…

Un día, Vegeta estaba entrenando en el jardín y Bulma salió a recoger el correo. Cuando le vio, se quedó pensando en el cuerpo tan perfecto que tenía el saiyan… La chica decidió volver a lo que estaba haciendo y entre tanta factura encontró una carta de su amiga Chichi.

BL: Qué raro… ¿Una carta de Chichi? No sé qué será, pero mejor podría haber llamado, es un medio muchísimo más rápido –dijo a la vez que abría la carta y empezaba a leerla.

No sufras más por él,
No te tortures con su recuerdo,
Que si él te hizo feliz,
Otro también podrá hacerlo.

Chichi

Era una carta muy corta, pero que a la vez decía muchas cosas. A veces se puede escribir muchas cosas y no decir nada, y otras escribir muy poco y decirlo todo, pensó Bulma en su interior.

BL: Muchas gracias, Chichi, creo que tienes razón… –dijo mientras miraba a Vegeta con mucha dulzura.

A la semana siguiente de que Bulma recibiera la carta de su mejor amiga, la chica de cabellos azules decidió ir a ver a Yamcha para aclarar las cosas de una vez por todas.

YM: ¿¿BULMA?? ¡¿Qué haces en mi casa?! –dijo con mucha alegría, pero luego su tono se volvió triste–… Pensé que no te volvería a ver nunca más…

BL: Verás, Yamcha, he venido para aclarar de una vez las cosas. No puedo negar que te quiero… pero sólo como a un amigo… Eso es lo único que tú y yo podemos ser.

YM: …Ya decía yo… pero… ¿Entonces me perdonas?

BL: Escucha esto porque no quiero que lo olvides nunca: perdono, no olvido, y por eso sólo podemos ser amigos.

YM: …Entonces me tocará olvidarte… Será muy difícil…

BL: Será difícil, pero no imposible. Es el momento de que los dos sigamos caminos diferentes sentimentalmente…

YM: ¿Quieres decir que ya has encontrado a alguien?

BL: Más o menos –dijo con un tono de picardía.

YM: ¡¡¡PERO BULMA!!!

BL: Es la hora de que me vaya, Yamcha. ¡Adiós!

Bulma salió de la casa del ahora su ex-novio y decidió dar un paseo antes de volver a la Capsule Corp…

BL: No sé porqué me parece que Vegeta y yo vamos a tener mucho tiempo para conocernos… y tengo el presentimiento de que haremos muchas cosas juntos… muchas…