por Eny@
no song to sing
in fact here’s just another ordinary day.
– «Videl».
Apenas despierto y ya se ha adueñado de todos mis pensamientos. En la quietud de mi habitación en semipenumbras puedo oír claramente el murmullo de las aves y el del bosque que me rodea, el escenario ideal para ver con más claridad su imagen casi etérea, casi palpable, puedo ver cada uno de sus gestos, su sonrisa, el azul profundo de sus ojos y su obscura cabellera, por no mencionar la simetría perfecta de su cuerpo.
Todo ello hace que de nuevo ese sentimiento se desencadene con más fuerza dentro de mí. Exhalo un suspiro preguntándome «¿Desde cuándo lo empecé a sentir?». Ni yo mismo estoy seguro, es tan grande y maravilloso, pero tan lacerante y cruel, que me hace sentir en el cielo y en el infierno a la vez.
Y este deseo tan largamente reprimido por decirle todo esto que siento, me está matando. ¿Por qué no puedo? Y la palabra «rechazo» me viene como respuesta; no soportaría un: «Perdona, Gohan, pero no puedo corresponderte». He enfrentado tanto, pero nada como esto; decírselo equivaldría a perder lo único que en verdad me une a ella… y el temor se apodera de mí.
Cierro mis ojos, y esa idea llega a mi mente…
«Un guerrero Sayajin, jamás se daría por vencido…»
Son las 10 de la mañana de un cálido día de Sábado. Me he levantado temprano, duchado y tratado de estudiar en vano. Resoplo con hastío. Esto es inútil. Aparto los libros y cierro los ojos, dejo que mis pensamientos libremente vayan hacia aquel muchacho moreno de mirada sincera y sonrisa franca, un muchacho que sólo me ve como una amiga, a pesar de todo lo que he querido darle a entender. ¡Tonto! Es un tonto.
Pero… ¿cómo estará? Desde que acabó la batalla contra Majin Boo no he sabido de él. No ha ido a la escuela, ni siquiera me ha llamado. Quisiera llamarle, pero ya estoy harta de ser yo quien tome la iniciativa. ¿Por qué no se da cuenta de lo que siento por él?, ¡¿por qué?! Y apoyo mi cabeza en mis brazos mientras pienso en lo maravilloso que sería si me dijera que me ama.
Heme aquí frente a un teléfono. Tan simple como una llamada. Mil ideas pasan por mi mente mientras observo el aparato. Siento cómo me sudan las manos y el corazón se me acelera, tengo la garganta seca y estoy tentado en darme la vuelta para regresar por donde vine. A fin de cuentas, creo que debo decírselo en persona y… aprieto los nudillos.
«Un guerrero Sayajin jamás se daría por vencido…» (soy hombre muerto)
El teléfono suena varias veces. Quizá es Iresa y las chicas, que quieren salir de paseo. Mi ánimo no está para eso; pero… ¿y si fuera él? Qué tonterías pienso, quizás está descansando tranquilamente en su casa.
«Gohan» –Es la tercera vez en diez minutos que repito su nombre. Recuerdo la primera vez que lo vi en el colegio, parecía solo un chico más, pero al verlo de cerca supe cuan diferente era. Temeroso, pero a la vez lleno de confianza, entre todos el único que parecía estar feliz y dueño no sólo del corazón más generoso y bueno, sino de esos profundos ojos negros, tan transparentes y a la vez tan misteriosos.
El teléfono sigue sonando. Ni remedio, contestaré.
Videl: ¿Sí, bueno?
Silencio al otro lado de la línea.
Videl: ¿Hay alguien ahí?
Gohan: Ho…hola, Videl, buenos días, ¡je!
¡¡¿¿Go…gohan??!! No puede ser, es él, ¡es él! ¡Qué hago! Tranquilízate, Videl, ¿será acaso…? Calma, respiro hondo intentando tranquilizarme, pero siento como si mi corazón fuera a estallar. Si supiera lo que me provoca el sólo escuchar su voz.
Diablos, siento cómo se me hace un enorme nudo en la garganta y el cerebro se me nubla, mientras pienso que preferiría tener a Cell, Majin Boo o de pérdida a Freezer enfrente. No hay marcha atrás, qué le digo, qué le digo, ¡aaagh!
Gohan: ¿Cómo estás? — (bueno, ya es un comienzo)
Videl: ¿Bien, y tú?
Gohan: Pues bien — (no había notado lo bonita que era su voz, pero esto es más difícil de lo que pensé…) — ¿Dejaron tarea?
Videl: Sí, algo — (suspiro decepcionada, por eso llamó)
Gohan: Este… bueno… — (vamos, ¡dile!)
Videl: ¿Sí?
Gohan: Luego… ¿me prestarías tus apuntes? — (¡diantres!)
Videl: Claro — (¿por qué la vida no es justa?)
Gohan: Y…y ¿cómo están todos?
Videl: Muy bien, gracias a Kami. ¿Sabes? le he puesto Bee al cachorrito de Boo.
Gohan: Bonito nombre, je je je.
Videl: ¿Verdad que sí? — (Eres un idiota, ni siquiera has elogiado el mío)
Gohan: Este… bueno, yo… me saludas a los muchachos.
¡Idiota!, y estrello la cabeza contra el muro, ¡uups!, cuarteado. No puedo decírselo, mi cabeza es una maraña de ideas, estoy sudando. Me apoyo contra la pared e intento calmarme.
Te odio, Son Gohan, no sabes cuánto. ¿Por qué haces esto? ¿No te basta con tu actitud? Siento cómo el auricular cruje en mis manos, lo observo fieramente y estoy a un tris de estrellarlo contra la pared. No oigo nada. Qué ganas tengo de gritarle lo que siento, pero ya sería el colmo.
Respiro hondo, no puedo darme por vencido, por ella vale la pena cualquier cosa. Por ser como es, la admiro y la respeto, pero por sobre todo la amo, no puedo dejar las cosas así, ¡NO!, tengo que derrumbar este muro como sea, cueste lo que cueste, aunque eso signifique el dolor de saber que ella no sienta nada por mí.
¡Por los mil demonios! De todos los hombres que hay en este planeta, me tenía que enamorar de él. Resoplo otra vez y me tumbo en mi cama, sigue el silencio. ¿Qué espero? ¡Nada! Jamás me ha dado una señal que me diga que me ama, simplemente soy su amiga, no sé ni porqué me estoy enojando con él, sólo quiso saludarme y ya, sólo quiso… ¡por Kami!, al fin y al cabo no hay nada más que amistad. ¡Soy tan patética!
Sé que sigue ahí, pero colgará sin más. ¿Cómo puede ser que decir esas palabras sea un abismo tan grande y tan difícil de pasar? El poder no importa, como tampoco importa si soy saiya, humano o un semisaiya. Dicen que tener miedo de decir lo que sientes es inherente a cualquiera, pero lo mío es peor. Respiro hondo, es una batalla y no me puedo dar por vencido, menos cuando se trata de ella.
Observo el teléfono en mis manos. No ha colgado, sigue ahí. ¿Será acaso… que él querrá…? ¡No, no! ¿Por qué me hago ilusiones? Ni siquiera me visto con feminidad, he sido su compañera de entrenamiento, soy brusca y mi pasión es el combate. ¿Cómo puede ser que le guste? Sé que es un guerrero, pero no gusta de pelear. Quizá a él le gusten las chicas dulces y femeninas, no una marimacho como yo. Por Kami Sama, me duele, lo amo como no creí, sé que él es el único para mí y en este planeta no hay nadie como él y jamás lo habrá.
Gohan: ¿Videl… estás?
Oigo su voz, algo lejana… No digo nada, pero él sigue… sabe que estoy aquí.
Gohan: Videl, yo… yo… necesito… este… No quiero que pienses mal, pero…
¡¡¡Maldición, no puedo con un carajo!!! Mi respiración es agitada y mi corazón pareciera a punto de estallar. Cómo me gustaría ser por un momento como mi padre y el señor Vegeta. ¿Por qué siento tanto miedo? Diablos, no sé ni para qué me esfuerzo, mis ánimos se han ido al suelo, vaya cobarde que soy… ¡Eres una vergüenza, Son Gohan! Será mejor que deje esto.
Gohan: ¿Videl?
Videl: ¿Sí, qué me decías?
Gohan: Yo… el lunes iré al colegio.
Videl: Ah, qué bueno…
En su tono de voz puedo percibir un dejo de tristeza, ¿por qué?
Quiero llorar de decepción. Es tonto, ¿para qué guardé ilusiones así? A pesar de no tener nada, acéptalo, Videl, él no te ama ni te amará. Digo adiós con un susurro, pero a pesar de todo no hago nada por colgar, no quiero. Ahora sólo me aferro a una pequeñísima esperanza que más bien es nada.
Dios, ¿dónde quedó mi valor? Siento la furia por dentro, y estrello un puñetazo contra la pared. Un agujero ahora. ¿Qué importa lo que me digan si ya todo se acabó? Aunque todavía está en la línea, ¿es que ella sabe…? Sigo agitado, soy un Sayajin, tengo la sangre de generaciones de guerreros, mis padres, a su manera, han luchado hasta el final. ¿Qué clase de hijo soy y cómo es posible que diga amarla si me doy por vencido de esta forma? ¡No, eso no!
Espero. Estoy perdiendo mi tiempo. ¿Por qué no me resigno y cuelgo? Le hecho un último vistazo al auricular y lento, muy lento, lo bajo para colgar, rogando por una esperanza ya muerta.
Gohan: ¡VIDEL!
Videl: ¿Sí…sí?
¡Vamos, dilo, es el momento!
Gohan: Mira, yo… no soy bueno en estas cosas… No sé si es la manera, o el momento… y… y quizás me odies por esto, nunca lo había sentido, pero necesitaba decírtelo desde hace mucho tiempo…
Videl: …
Gohan: Yo sólo quería decirte que… TE AMO.
Me quedo sin habla, intentando asimilar esas dos palabras que me ha dicho. ¿Será acaso un sueño o una jugarreta de mi imaginación? Me pellizco, pero el dolor es prueba de que esto es real y… soy feliz, de pronto el mundo se ha vuelto más hermoso.
I just called to say how much I care
I just called to say «I love you»
and I mean it from the bottom of my heart
Lo dije, ¡fiuuu! Agacho la cabeza y me apoyo de nuevo contra la pared en un vano intento de calmarme. Todavía tengo el auricular en mi oído, no se oye nada, pero no es para menos. ¿Qué tipo la molesta tan temprano para decirle esas insolencias? Sólo espero el sonido del teléfono al colgar o por lo menos un «pedazo de idiota, ¿me despertaste sólo para decirme eso?», pero lo he hecho. No sé qué pase el lunes, no sé qué pase con el resto de mi vida, pero quiero pensar que, si es necesario, voy a luchar por ella.
Y de nuevo la oigo…
Videl: ¿Gohan? ¿Es…estás… ahí? –(por favor, contesta)
Gohan: ¿Sí? Videl, yo, mira…
Videl: Yo también… TE AMO, Gohan.
Gohan: ……
¡¡¡¡¡¡YIJAIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!!!!!
No puedo creerlo, apenas puedo, celebro muy al estilo de un jugador de soccer que ha metido un tanto y finalizo con una V de la victoria. Éste es uno de los momentos más felices de mi vida y estoy tan contento que no me doy cuenta hasta después de un rato que tres pares de ojos me observan. Volteo y me topo con la imagen de mis padres y mi hermano que me miran como si fuera un demente.
Gohan: Bue…buenos días, ¡jejeje! –(esto es vergonzoso)
Goku: Buenos días, hijo. ¿Uh? ¿Y qué le paso al muro?
Gohan: ¡Ahem!, bueno, este… yo… –(soy hombre muerto otra vez. Una cuarteadura y un agujero en mi haber)
Mi madre me observa –¿llamabas ha alguien?–, pregunta y asiento, mis mejillas me delatan pero, contra lo esperado, me sonríe. ¿Intuición femenina?
Chichi: Vamos, cariño, nuestro hijo tiene asuntos que atender.
Y jala a mi padre y hermano de las pijamas, dejándome solo de nuevo.
El viento me golpea el rostro mientras aumento la velocidad de mi vuelo y pienso en Videl. Sé que me espera y deseo con todas mis fuerzas verla pronto, para poder demostrarle con más que palabras todo aquello que siento por ella.