Capítulo 5: «La nueva vida de los Guerreros Z»
Los meses fueron pasando, y todos nuestros amigos comenzaron a llevar unas vidas normales… Bueno, casi todos, porque Vegeta había quedado realmente muy mal después de la batalla en contra de Cell, no podía soportar la idea de que Goku fuera tan superior a él, y mucho menos soportaba que no hubiera podido hacer nada durante la pelea para acabar con el infeliz de Cell y que finalmente Gohan haya tenido que salvarlo. Todo esto era insoportable a su forma de ver las cosas.
Vegeta (pensando): ¿Cómo es posible que haya llegado a esta situación, si se supone que yo soy el príncipe de los Saiyajins? Es una vergüenza para mí que ese imbécil de Kakarotto sea más fuerte que yo, ¿pero cómo pudo suceder esto si yo he entrenado duramente y durante más tiempo que él? Hasta Gohan y mi hijo Trunks son más fuertes que yo. Él no me lo dijo, pero sé que logró superar mis poderes cuando entrenamos juntos en la Sala del Espíritu y el Tiempo… ¡¡¡MALDITA SEA, ESTO NO SE VA A QUEDAR ASÍ, JURO QUE LOS VOY A SUPERAR A TODOS, NADIE LE VA HA GANAR A SUPER VEGETA!!!
Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que decidiera volver con Bulma, ya que aunque nunca lo admitiría abiertamente, se había dado cuenta de los verdaderos sentimientos que sentía por ella y su pequeño hijo Trunks, así que decidió volver junto a ellos, claro que nunca podría dejar a un lado la lucha porque era parte de su sangre saiyajin, y él sabía muy bien que no podría comenzar por completo una nueva vida sin antes vencer a Goku, pero decidió que por el momento no tenía sentido luchar con él, al menos hasta que pudiera entrenar para poder llegar a ser más fuerte, y eso llevaría su tiempo, pero esto lo le importaba en lo absoluto, porque si algo había aprendido al haber tenido que trabajar para Freezer, era a ser paciente.
Por su parte, Trunks pasó un tiempo con Bulma y su familia en la Corporación Cápsula, luego del cual decidió volver a su tiempo en donde derrotó con suma facilidad a los androides y a Cell.
Aparte de Vegeta, los demás habían comenzado a pensar en lo que harían en su futuro. Krilim visitaba con mucha frecuencia a #17 y #18, aunque en el fondo pasaba la mayor parte del tiempo con #18. Ella, a raíz de todo lo que había vivido y al ver la forma en que Krilim los había ayudado sin ningún interés egoísta de por medio, le había tomado mucho cariño, disfrutando el tiempo que pasaban juntos. Iban al cine, a bailar, de día de campo, incluso comenzaba a verlo de forma distinta, cada vez era más difícil para ambos separarse, así que Krilim tomó la decisión de mudarse de Kame House para estar más tiempo con #18, y además decidió dejar de pelear para convertirse en un hombre de negocios.
Tenshinhan también había comenzado a salir con Lanch, que después de mucho batallar para ganarse su amor, comenzó a ganar la pelea hasta que, no mucho tiempo después, se casaron, y por supuesto, Chaoz fue su padrino de bobas. Todos los amigos fueron a la boda, sobre todo porque nadie creía que por fin alguien hubiese logrado atrapar a Ten, aunque en el fondo él sabía que nunca había sido tan feliz en su vida. Claro que decidieron mudarse a un sitio apartado, fuera de la ciudad, en donde Lanch, al estornudar, no se metiera en tantos problemas, sin mencionar los que ya tenía con la policía por su gran expediente de ladrona y asaltabancos. En ese sitio, Tenshinhan, con la ayuda de su inseparable amigo Chaoz, se dedicaban a sembrar la tierra. También ellos dejaron la lucha.
Yamcha, por su parte, siguió jugando béisbol en su antiguo equipo. Era la estrella, ya que gracias a su agilidad los mantenía en la punta de su división, y él iba rumbo a ser el jugador más valioso de la temporada, pero su logro más importante era el haber superado por fin su rompimiento con Bulma. Sin embargo, este triunfo lo había conseguido gracias a una mujer encantadora llamada Jagui, que lo traía de cabeza. Desde que la conoció sólo vivía para ella, haciendo todo lo posible para hacerla feliz. Él sabía que esta vez no cometería el mismo error que cometió con Bulma, así que esta vez ni siquiera volteaba a ver a las chicas lindas en la calle, aunque ellas sí que lo perseguían, ya que Yamcha era considerado uno de los hombres más sexy del país, pero eso ya no le importaba, para él su vida había comenzado al conocer a la maravillosa Jagui.
Piccolo se había quedado viviendo en el Templo Sagrado, se sentía responsable de la seguridad de Dende. Además, su parte de Kamisama quería entrenarlo para que creciera siendo un buen Dios, digno encargado de las Esferas del Dragón. Por su parte, Dende se sentía feliz de tenerlo a su lado y con el tiempo empezó a verlo más como un padre que como un guardaespaldas. También veía mucho a su amigo Gohan, ya que constantemente entrenaba con Piccolo. Esto le agradaba, porque realmente ya no existían verdaderos contendores en la Tierra contra quien enfrentarse y no quería perder la fuerza y agilidad que había logrado obtener después de tantos años de entrenamiento.
Goku, por su parte, tal como le había prometido a Milk hacía tiempo ya, una vez que Cell fue derrotado, tuvo que pensar en conseguir un empleo, así que como en realidad lo único que sabía hacer bien en la vida era pelear, decidió abrir una escuela para enseñar artes marciales, sobre todo a los niños, ya que le gustaban mucho. Su hijo Gohan también quería asistir, pero su madre se negó rotundamente, porque ya había pasado mucho tiempo sin estudiar en medio de tantos combates. Sin embargo, de vez en cuando se escapaba para poder seguir entrenando con Piccolo, no tanto por la pelea, porque a él no le gustaba pelear. Lo hacía sobre todo para verlo, ya que realmente lo quería mucho y ésta era la excusa perfecta para estar a su lado, Goku lo sabía y por eso lo dejaba hacer sin interponerse en su camino.