Love Affairs

por Nyaar

Era de noche en la ciudad, el viento soplaba y el ambiente estaba húmedo, ya que habían caído algunas gotas de lluvia. En la Capsule Corp, reinaba el silencio. No se oía ni un ruido, nada perturbaba el silencio nocturno salvo el rumor del aire al pasar entre las hojas de los árboles y algún que otro grillo instalado en el jardín.

De repente, un fuerte zumbido perturbó la tranquilidad de la noche y algo se estrelló contra el edificio, abriendo un tremendo boquete en el techo.

Todos se despertaron sobresaltados por el ruido y bajaron corriendo al salón, donde al parecer se había producido el choque. Una vez allí, vieron cómo una silueta destacaba de entre la polvareda que se había formado.

«¡¡¡Es una nave!!!» Exclamó Trunks, señalándola.

En efecto, una cápsula estaba situada en el medio del salón y parecía abollada por un lateral. Cuando el polvo se disipó completamente, pudieron entrever una silueta dentro de la nave. De repente, la cápsula produjo un ruido seco que llevó a Vegeta a ponerse en guardia. Él esperaba un ataque inmediato, pero no ocurrió nada hasta instantes después, cuando se abrió la puerta de la cápsula. El Saiya abrió la boca en sorpresa y bajó los brazos cuando del interior salió una mujer… ¡¡¡con una cola!!!

«E-es una Saiyajin…» Balbuceó Bulma escondiéndose instintivamente detrás de su marido. La mujer les miró uno a uno, analizándoles. Cuando le tocó el turno a Vegeta, los ojos de la mujer se abrieron con sorpresa [Traducido del Saiya]: «<¿Eres tú, mi Príncipe?>»

«Nyaar…» Dijo en voz baja, pero con la suficiente intensidad como para que ella le pudiera escuchar. Bulma miró a su marido; no entendía aquella lengua extraña que estaba hablando, pero su duda se disipó cuando vio a la extraña correr hacia ellos «¡Cuánto te he echado de menos!»

Vegeta abrió los ojos sorprendido cuando Nyaar le abrazó «Pensé que jamás volveríamos a vernos, Vegeta» Le dijo haciendo coincidir sus ojos azabaches con los de él.

Bulma carraspeó ligeramente y frunció el ceño a su marido, deseando saber quién era aquella mujer.

Como si la leyera el pensamiento, Vegeta comenzó a explicar mientras intentaba que ella le soltase «Eh, yo… eh, ella…» Por mucho que lo intentaba, no conseguía que las palabras se articularan en su garganta.

La mujer, viendo que no se aclaraba, le soltó y se encaró con Bulma «Bien, mi nombre es Nyaar, y soy la prometida del Príncipe. ¿Y quién eres tú, si se puede saber?»

Bulma tardó unos segundos en responder; Nyaar la había cogido por sorpresa y su mente no acertaba a relacionar las ideas. Cuando por fin se dio cuenta de lo que significaban las palabras de la Saiyajin, apretó los dientes con furia antes de responderla «¡¡Yo soy su mujer!!» Casi la gritó y, presa de un repentino ataque de rabia, cogió a Bra en sus brazos y a Trunks por la mano y se marchó escaleras arriba lo más deprisa que pudo.

«<¿Qué la pasa a la hembra?>» Preguntó la mujer, acercándose de nuevo a él. Con una rápida finta, Vegeta evitó su abrazo y evadió su pregunta con una propia «¿De dónde vienes? Pensé que habías muerto».

«Así que fue por eso por lo que te casaste con esa hembra… Bueno, no importa. Aquí va mi explicación:

Hace 30 años, cuando salí de misión desde Vegetasei hacia el planeta Krula, una nave de batalla del rey de los Tipherenos nos interceptó a mí y a mi escuadra destrozándonos. Yo conseguí escapar por muy poco, pero mis sistemas de vuelo estaban destrozados y yo, malherida como estaba, no podía arreglarlos. Caí en el planeta de destino, donde sus pacíficos habitantes me recogieron y me cuidaron, sin saber cuáles eran los propósitos que me habían llevado a su planeta. Cuando me repuse, les pregunté que si podían arreglar mi destrozada nave, pero ellos eran un pueblo tan primitivo que aún no había descubierto las naves espaciales. Aun así, me prometieron investigar en ella hasta conseguir arreglarla. Estuve allí cerca de 15 años, cuando por fin descubrieron la manera de reparar mi nave, y, cuando la operación llegó a su fin, yo reclamé el planeta en nombre del Sr. Freezer.

Comencé a buscar Vegetasei, pero, al ver que no conseguí encontrarlo por ninguna parte, decidí seguir conquistando planetas con la esperanza de que en alguno supiesen la localización exacta de nuestro satélite. Ni siquiera así me fue posible hallarlo, aunque, si mi scouter no se hubiera destruido en la batalla, estoy segura de que me hubiera sido más fácil.

En uno de los planetas en los que estuve, oí algo de un precioso planeta en la Galaxia del Norte que se llamaba Tierra, así que puse rumbo hacia aquí, con la esperanza de que pudieran decirme algo, o, por lo menos, conquistar un bonito planeta que nos sería bien pagado.

Lo que nunca pensé es que te encontraría establecido entre estas patéticas criaturas.»

Vegeta escuchó el relato de la mujer con atención. ¿Cómo era posible que no supiera que Vegetasei había sido destruido hace cerca de 30 años?

«Mañana partiremos hacia Vegetasei para casarnos según el rito Saiyajin» Siguió ella.

Bulma, que acababa de dejar a los niños en la cama, se sorprendió de que su marido no la contestara nada.

«Mañana hablaremos» Dijo Vegeta con su habitual tono de voz «Puedes dormir en ese cuarto de ahí» Señaló.

«Está bien, Príncipe. Verás qué contento se va a poner tu padre cuando le digamos la buena nueva. Sayônara» Saludó la mujer antes de meterse en el cuarto que le había sido asignado.

Cuando Nyaar desapareció por la puerta de su habitación, Bulma salió de su escondite y se acercó a Vegeta, que miraba la puerta cerrada del cuarto de la Saiya. Al sentirla, se giró hacia ella.

«…Vegeta… dime que no es verdad lo que ella ha dicho… Por favor, dime que no es cierto…» Sollozó ella poniendo sus manos sobre sus brazos «Bulma…» comenzó; no sabía cómo decírselo «Es la verdad. Ella y yo estamos prometidos.»

«No…» Susurró ella girando la cabeza a un lado y apretando sus manos en sus brazos y casi clavándole las uñas.

«Lo siento… Mi padre…» Comenzó a explicar.

«¡¡TU PADRE ME DA LO MISMO!!» Le gritó cortándole.

«Pero, Bulma…»

«¡¡¡LO ÚNICO IMPORTANTE ES QUE MAÑANA TÚ Y ESA ZORRA ESTARÉIS VAGANDO POR EL ESPACIO!!!» Tras decir esto, se alejó de él, chocándose con los muebles, ya que las lágrimas la cegaban. Subió las escaleras que llevaban a la planta de arriba y, quedándose ante el cuarto de Trunks le gritó «¿SABES? ¡¡ME IMPORTA MUY POCO SI TE CASAS CON ELLA!!» Tras esto, entró en el cuarto dando un portazo.

«¿Qué ocurre, mamá?» Preguntó el joven.

«Nada Trunks, no pasa nada –Dijo la mujer limpiando los senderos que las lágrimas habían marcado en sus mejillas– sólo no dejes entrar a tu padre.»

«Eh, pero…» Los ojos azules de Trunks la miraron interrogante y, al encontrarse con los de su madre, comprendió que, pasara lo que pasase, era algo entre ellos dos y que él no podía solucionar «Está bien, como quieras»

Vegeta, que aún estaba en el salón intentando buscarle una explicación a lo que acababa de suceder, resolvió seguir los pasos de Bulma. Una vez en el piso de arriba, llamó a la puerta del cuarto «Oye Bulma, yo no tenía ni la más remota idea de que ella estuviera viva, si no, te lo habría dicho. Además…»

«¡¡VETE DE AQUÍ!! ¡¡¡NO QUIERO OÍRTE MÁS!!!» Gritó desde dentro del cuarto, cortándole de nuevo.

Él apretó los puños y, sin poder contenerse la gritó «ESTÁ BIEN, MALDITA SEA; NO TENGO POR QUÉ AGUANTAR ESTO» Dio un fuerte golpe a la puerta y se marchó de allí. Cuando estaba a punto de bajar las escaleras, oyó los sollozos de Bra. Dirigió hacia allí sus pasos y entró dentro con malhumor «¿Y A TI QUÉ DEMONIOS TE OCURRE?»

La pequeña enmudeció de repente y miró a su padre, totalmente asustada. Nunca le había visto tan enfadado. De pronto, hizo un puchero y continuó llorando, aún más fuerte que al principio.

«Lo…lo siento, Bra, no debería haberte gritado…»

La dijo algo más calmado, intentando que la chiquilla le perdonase «Vete de mi cuarto» Le dijo «No quiero que estés aquí. Eres malo, quiero que venga mamá»

Esa fue la gota que colmó el vaso. Apretó los dientes, intentando en vano dominar su furia.

«¡¡¡MALDITA SEA!!! ¡¡¿¿CON QUE ÉSAS TENEMOS??!! BIEN, COMO TE OIGA LLORAR ESTA NOCHE, ¡¡¡TE PROMETO QUE VAS A TENER UNA BUENA RAZON POR LO QUE HACERLO!!!»

Con un portazo, se marchó hacia su cuarto, con la esperanza de poder reanudar su sueño, interrumpido por la llegada de Nyaar. Allí, por mucho que lo intentó, no consiguió pegar ojo, así que, aún enfadado, bajó al salón, hacia la cámara de gravedad. En su camino encontró la abollada nave en la que había venido la Saiya. Se paró ante ella, mirándola fijamente, como si la culpara de todo lo que había pasado en esa noche y, con rabia, partió el cristal de un puñetazo.

Al llegar a la puerta de la cámara, introdujo la contraseña que le permitiría entrar dentro y aumentó la gravedad a 250g. Se transformó en SSJ y activó a todos los robots de entrenamiento que había en la sala. Pronto la cámara se vio envuelta en un fiero combate en el que las patadas y los puñetazos volaban en todas direcciones, tanto suyas como de los androides, pero con la única diferencia de que él las esquivaba y los pobres robots no. Excepcionalmente, uno de los robots consiguió rozarle, haciéndole un corte en la mejilla derecha. Apretó los dientes y los puños con rabia y su aura estalló, produciendo una explosión que destrozó literalmente a los androides, reduciéndolos a un amasijo de cables, hierros y plástico fundido, bastando también para destrozar una gran parte del techo de la sala. Se sentó en el suelo y sus cabellos pasaron de rubios a morenos. No se molestó en apagar la máquina, ya que la explosión la había destruido. Se sentó bajo el agujero, apoyando la espalda en lo que quedaba de máquina. Estaba sudando y respiraba deprisa. Cerró los ojos y respiró profundamente, dejando que el fresco aire nocturno chocara contra su cara, relajándole. Lentamente abrió los ojos y miró a los montones de chatarra a su alrededor, iluminados por la pálida luz de la luna llena «Bulma va a tener trabajo mañana» Pensó, pero al momento se corrigió. Mañana, ella no iba a querer ni verle, así que, mucho menos iba a arreglar este estropicio. Esa estúpida de Nyaar… ¿Por qué había tenido que regresar? ¿Por qué no murió con los demás? Cuando por fin había creído librarse de ella para siempre, esa condenada mujer tuvo que reaparecer y, como si no fuese eso bastante malo, a Bulma le había dado uno de sus ataques de celos y no le había dejado explicarse «Maldito sea mi padre por haberme prometido a ella» Masculló. «¿Cuándo entenderá que ella es la única?»

Sus pensamientos fueron interrumpidos por los sollozos de Bra, audibles aún a esa distancia. Desde el cuarto de Trunks, Bulma también los oyó y salió al pasillo, donde se encontró con Vegeta. Se miraron unos instantes y Bulma dijo apartando la mirada «Pensé que no la oirías…»

Él se encogió de hombros «Da igual. Ve tú, ya que a mí no quiere verme» Se dio la vuelta para marcharse, pero ella le tocó ligeramente en el hombro «Vegeta…»

Éste se dio media vuelta y quedaron los dos frente a frente, mirándose a los ojos.

«Vegeta, yo… quería pedirte perdón por lo de antes… creo que fui muy injusta contigo…»

«Yo debería habértelo dicho…» Bulma le puso un dedo en los labios para callarle y entonces se fijó en la sangre que salía de su mejilla derecha. Rebuscó en sus bolsillos y encontró un pequeño pañuelo. Le vio hacer una mueca de dolor cuando limpió el corte, pero inmediatamente una pequeña sonrisa cruzó su cara. Ella se la devolvió y prosiguió «Soy yo quien tiene que disculparse… No soportaba la idea de que te marchases con otra mujer. Te quiero demasiado para quedarme tan tranquila después de lo que había oído…»

«Bulma…» La llamó, colocando una mano bajo su mentón «Te quiero. Desde siempre. Por nada del mundo me marcharía con otra.» Acercó su cara a la de ella y susurró «Tú siempre serás la única mujer de mi vida…» Tras esto, la besó, tierna y profundamente.

Por la puerta de su cuarto asomaba la cabecita de Bra, que les estaba espiando. Se rió, captando así la atención de su madre «Bra, ¿Qué haces ahí?» Dijo suavemente. Con otra risa, la chiquilla se escabulló dentro de su cuarto.

«Vegeta, espérame aquí. Ahora salgo» Él asintió con la cabeza

Bulma entró en el cuarto y vio que Bra la miraba sentada en su cama. La cogió en brazos y la acostó, sentándose después en uno de los laterales de la cama «Bra, cariño, ¿te has enfadado con papá?»

«Sí…»

«¿Y eso?» Deseó saber.

«Porque fue malo contigo. Te hizo llorar… » Dijo la pequeña frunciendo el ceño.

«No, él no fue malo conmigo, lo único que pasó es que no nos entendimos bien, eso es todo»

«Además, me gritó.»

«Porque estaba enfadado. Y con razón.»

«¿Estaba enfadado conmigo?»

«No, cariño, estaba enfadado conmigo, y ya sabes que cuando papá se enfada grita a todo el mundo».

Bra asintió «Sí…»

«Pues, venga, papá está ahí fuera. Ve y dile que no te has enfadado con él por lo de antes. Yo te espero aquí.»

Ella salió fuera y encontró a su padre apoyado en la barandilla, mirando absorto la cápsula. No había visto a la pequeña. Abrió la boca sorprendido cuando Bra cogió una de sus piernas «Bra, ¿qué…?» Comenzó a decir pero, por tercera vez en la noche, le cortaron en medio de la frase.

«Te quiero papá» Dijo sonriéndole. Vegeta puso su mano suavemente sobre la cabeza de su hija, sonriéndola «Yo también. Ahora, a la cama» Tras decir esto, la cogió en brazos y la llevó adentro, donde Bulma les esperaba. La acostó y la dio un beso en la frente.

La pareja salió del cuarto de la pequeña y se fueron a la cama «Por fin podré dormir» Pensó el Saiya

Había pasado media hora desde que sus padres se habían marchado de su cuarto, y la pequeña Bra, aún despierta, pensaba en la extraña mujer que había llegado aquella noche. «Es guay…» Pensó, acordándose del rabo de la Saiyajin «Ojalá pudiera verlo más de cerca…» Deseó. Miró al techo por unos momentos, y sus pequeños ojos se entrecerraron con picardía «¿Por qué no?»

Se levantó de la cama dando un salto y entreabrió la puerta con cuidado para no hacer ruido. Después bajó las escaleras rápidamente y se escondió tras la nave espacial. Una vez pasaron unos segundos, sacó la cabeza por un lado, para ver si había sido descubierta. Sopló con alivio y salió de su escondite, dirigiéndose hacia la habitación más cercana. Abrió la puerta con cuidado, pues esperaba encontrarse a la mujer dentro, pero frunció el ceño cuando vio que se había equivocado de habitación. Sin desanimarse, probó en la de al lado, donde sus ojos se abrieron maravillados al descubrir la armadura de la mujer en el suelo «Wow…» Susurró acercándose a ella. Al instante, sus ojos descubrieron algo más llamativo; la cola de la mujer caía por uno de los laterales de la cama. Sin hacer ruido, se acercó a la cama y alargó su manita para tocarlo.

En ese instante una poderosa mano la agarró por la muñeca. Bra abrió la boca asustada y Nyaar colocó su otra mano en su boca, para que no pudiera gritar. Se levantó de la cama, se calzó las botas y salió de la habitación, dirigiéndose al cuarto donde dormían sus padres.

Una vez allí, abrió la puerta con brusquedad y los encontró a los dos dormidos. Nyaar apretó los dientes y encendió la luz mientras gritaba «¡¡SABES DE SOBRA QUE NO PUEDES DORMIR CON OTRA HEMBRA ANTES DE LA CEREMONIA!!»

Los dos se incorporaron rápidamente al oír los gritos y Vegeta se colocó entre la Saiyajin y su mujer. De repente, se fijó que Bra pataleaba en sus brazos, intentando desesperadamente librarse de su agarro.

«Nyaar, nunca me iré contigo y, te advierto que, como no sueltes a mi hija ahora mismo, tendrás que vértelas conmigo» Amenazó bastante alterado.

«No me das miedo, Príncipe. Además, en cuanto hable con tu padre…»

«Ju, dudo mucho que puedas hacerlo si no te mando al Infierno, Nyaar.» La cortó » Mi padre murió hace mucho, mucho tiempo al igual que Vegetasei. Ahora, suéltala y lárgate de mi casa, ahora que aún estás a tiempo.»

Ella hizo caso omiso de sus amenazas, pero retrocedió unos pasos, saliendo al pasillo «Vaya –Dijo muy sorprendida– Nunca pensé que nuestro planeta pudiera ser destruido…» Estuvo unos segundos en silencio y continuó «Por eso nunca logré encontrarlo… ¿Cómo…?»

«Fue Freezer» Sentenció.

«¿Cómo? ¿El Sr. Freezer? ¿Te has vuelto loco? ¿Por qué nos iba a traicionar?» Preguntó con asombro.

«Ese miserable nos tenía miedo, por eso decidió acabar con toda la raza Saiyajin. Un mes después de que tú te fueras, Freezer destruyó el planeta. Pensó que con eso nos liquidaría a todos. Fue un craso error que le costó la vida»

«Quieres decir que…»

«Kakarot, el hijo de Bardock, mató a Freezer cuando luchamos contra él en Nameksei..»

«¿El hijo de Bardock mató al Sr. Freezer? Entonces ¿qué se supone que estabas haciendo tú? Porque, un Príncipe de tu categoría debería haberse bastado para derrotarle… Quizás es que incluso un guerrero de clase baja como Kakarot es más fuerte que tú…»

«¡¡CÁLLATE!!» Gritó apretando los dientes y los puños.

La mujer soltó una carcajada «Vamos, hombre, no te alteres. De todas formas, tengo razón ¿a que sí? Además, ¿Cómo iba a vencer a Freezer un debilucho como tú?»

Estas últimas palabras golpearon al Saiya como un mazo. Sintió la rabia y la ira crecer dentro de él «¡¡¡SUELTA A MI HIJA Y PELEA CONMIGO!!! ¡¡¡NO PERMITIRÉ QUE SIGAS INSULTÁNDOME!!!» Gritó Vegeta furioso. Las venas asomaban por su cabeza y cuello y sus músculos estaban tensos, preparados para el combate «¡¡¡VAMOS!!! ¡¡¿A QUÉ ESPERAS?!! ¡¡¿ES QUE ACASO ME TIENES MIEDO?!!» Levantó el puño amenazadoramente.

La mujer volvió a reír «¿Miedo? ¿De ti?» Dijo soltando a la niña, que fue a esconderse tras su padre.

Bajó al salón de un salto, cayendo cerca del lugar donde estaba escondido Trunks, que había salido de su cuarto para ver lo que sucedía «Acepto tu desafío, Vegeta» Dijo la mujer «Pongámonos nuestros trajes de batalla. Quiero llevarme un trozo del tuyo cuando acabe contigo. Me servirá de recuerdo»

«Sea» Dijo Vegeta desde la puerta del dormitorio antes de entrar dentro.

La mujer sonrió y entró también en su cuarto. Allí, recogió su armadura del suelo y se la colocó encima de la camiseta roja que llevaba. Se puso también los guantes quienes, junto con las botas y sus cortos pantalones negros terminaban su atuendo. Preparada así, salió al salón. Por su parte, Vegeta se puso su habitual traje de batalla, pero con la diferencia de que ya no llevaba la armadura característica Saiyajin.

Antes de salir de la habitación, Bulma le llamó «Ten cuidado, cariño. Tengo un mal presentimiento…» Él asintió y salió fuera, donde Nyaar le esperaba, dispuesto a pelear.

«Vaya, ya no llevas armadura… ¿Es que acaso está mal visto entre estas patéticas criaturas? Bueno –Se encogió de hombros– Pues peor para ti.»

Sin previo aviso, la mujer le atacó con un fuerte puñetazo que le pilló totalmente desprevenido y le envió fuera del edificio, atravesando la pared. Mientras él se reponía del golpe, ella, aún dentro de la casa, se acercó a su nave espacial y miró al boquete practicado en el techo, por el que se colaba la luz de la luna llena. En el momento en el que los rayos de luz entraron por sus ojos comenzó la transformación. Al ir creciendo en tamaño, el salón se la quedó pequeño y comenzaron a derrumbarse el techo y las paredes. Uno de los trozos de techo que se derrumbaron cayó ante la puerta del cuarto donde estaban Bulma y Bra, dejándolas encerradas. Vegeta, desde fuera, las oyó pedir ayuda y corrió hacia allí sin importarle para nada Nyaar, quien, sin que él se diera cuenta, había acabado su transformación. El Saiya llegó frente a la puerta del cuarto donde se encontraban ellas y descargó un puñetazo tal que su puño atravesó el muro. Cuando lo sacó, instantes después, la pared se desmenuzó en varios pedazos. De repente, sintió una energía descomunal detrás de él que hacía temblar el suelo. Giró la cabeza y abrió la boca en shock cuando vio que la mujer se había transformado en un ozharu SSJ. Sin dejarle reaccionar, le agarró con una mano.

«NO TE ESPERABAS ESTO, ¿EH?» Preguntó la mujer levantando su puño para poder estar frente a frente «¿QUÉ PASARÍA SI HICIERA ESTO?» Preguntó Nyaar inocentemente mientras apretaba su mano. Él gritó, intentando liberarse antes de que el gigantesco simio le rompiera todos los huesos. Cuando Nyaar pensó que ya había apretado bastante como para que se diese cuenta de su poder, le lanzó contra el muro de la casa, con tal fuerza que no sólo lo atravesó, sino que también rompió el muro que vallaba la Capsule Corp y fue a estrellarse contra el edificio de enfrente. Con el impacto, una gran parte de él se había desmoronado y los cristales yacían en el suelo, junto a los ladrillos y demás escombros. Hubo una explosión bajo ellos que los lanzó hacia la calle, donde la gente más curiosa se agolpaba para ver lo que había sucedido. Cuando se disipó el polvo, Vegeta se encontraba de pie sobre los cascotes. Apretó los dientes y llevó una de sus manos hacia su cabeza, dejándola allí durante unos instantes. Cuando la separó y vio su guante manchado de rojo, apretó los puños y los dientes con fiereza antes de despegar hacia el cielo. De repente, la monstruosa Nyaar apareció delante de él, haciendo que la gente saliera huyendo a esconderse en sus casas. «¿QUÉ TE HA PARECIDO?» Dijo con burla volviéndole a atacar. Esta vez, Vegeta estaba preparado y consiguió esquivar todos los ataques de la mujer. Ella no podía comprender cómo podía moverse tan rápido que había veces en las que incluso le perdía de vista. En una de esas veces, Vegeta la cogió desprevenida y la dio un tremendo puñetazo que hizo que se tambaleara, aplastando así varios coches que se encontraban aparcados.

«¡¡BASTARDO!!» Gritó furiosa lanzándose de nuevo al ataque, esta vez utilizando su cañón de energía. El Saiya, viendo sus intenciones, voló rápidamente hacia arriba, pero esto era justo lo que ella pretendía que hiciera.

De repente, Nyaar desapareció de la vista del Saiya. Para cuando la volvió a encontrar se encontraba justo encima de él. Lanzó su tremendo puño contra él, frenando así su ascensión. Su gigantesca masa unida a la tremenda velocidad a la que se desplazaba, le empujaron contra el suelo. No pudo más que gemir cuando el tremendo puño le incrustó en el duro asfalto. Al instante, el gigantesco ozharu derrumbó todo un edificio sobre él.

Nyaar se carcajeó de la situación de su enemigo «ESA SERÁ TU TUMBA, VEGETA»

La risa la duró poco porque el joven Trunks, que no podía quedarse más tiempo de brazos cruzados mientras esa miserable bastarda golpeaba a su padre, había salido de su escondite, lanzando un tremendo Final Buster contra Nyaar. Esto la cogió por sorpresa, ya que no se esperaba ningún ataque y el poderoso rayo la sacó fuera de la ciudad, atontándola durante un rato.

«¡Papá!» Exclamó Trunks, corriendo hacia el lugar donde Nyaar le había enterrado. Abrió la boca cuando vio la gran cantidad de escombros que había sobre él «Debo darme prisa» Se instó el joven destrozando los escombros que cubrían a su padre con sus potentes energy ha.

«Respóndeme» Volvió a llamar, asustado, cuando ya había desecho la gran mayoría de los escombros. Aún corrió más cuando entre los escombros y los cristales descubrió un retazo de tela azul. Cuando finalmente consiguió desenterrarle, le encontró empotrado en el suelo, con los ojos cerrados y los dientes apretados. El chico se asustó cuando vio que los retazos de tela que recubrían su estómago y parte de su pecho estaban pegados a su cuerpo por la sangre caliente que salía de sus numerosas heridas. Trunks se agachó a su lado «Papá…» Le llamó zarandeándole suavemente «…responde…»

Vegeta gimió y apretó su puño derecho, luego abrió lentamente los ojos «Trunks…» Dijo en voz baja.

El muchacho sonrió, respirando tranquilo «Sí…»

Con una mueca de dolor, se incorporó con la ayuda de su hijo «Atch…» Gimió al tocarse las heridas «Esa maldita bastarda… ¿dónde está?» Preguntó mientras Trunks le ayudaba a levantarse.

«La envié hacia allí con un Final Buster –Señaló Trunks– Aprovechemos ahora y convirtámonos en SSJ para acabar con ella»

«No, Trunks»

«Huh? ¿Por qué no?» Quiso saber el chico

Vegeta le golpeó en el cuello, dejándole inconsciente antes de responder a su pregunta «Esto es algo que debo hacer solo. Además, no quiero arriesgar tu vida innecesariamente. Tu madre me mataría si te pasase algo» Dijo casi con una sonrisa antes de dejarle en el suelo. Tras esto, puso una mano en su estómago y apretó el puño, haciendo que su ki se inflamase y le transformara en SSJ.

Cuando vio de que las piedras del suelo temblaban como si hubiese un terremoto, comprendió que Nyaar había vuelto. Entonces, tras dejar escondido a Trunks salió al encuentro del ozharu «VAYA, PENSÉ QUE NO TE VOLVERÍA A VER CON VIDA… NO TE HABRÉ HECHO DAÑO, VERDAD?» Se mofó la Saiya

«CÁLLATE, ZORRA!!» Gritó Vegeta lanzándola un pequeño energy ha

«¿A QUIÉN LLAMAS TÚ ZORRA, INSECTO? AUNQUE SEAS UN SSJ NO CONSEGUIRÁS VENCERME» Sentenció intentando pisarle, cosa que no consiguió «DEBERÍAS ENSEÑAR A TU HIJO A NO ATACAR POR LA ESPALDA, VEGETA. SI NO, ACABARÁ SIENDO UN COBARDE COMO TÚ»

«CÁLLATE YA!!!»

«¿POR QUÉ NO ME CALLAS TÚ?» Dijo desafiante.

Vegeta no se lo pensó dos veces. Se lanzó con un puño por delante contra la monstruosa Nyaar pero, en vez de golpearla en la cara como ella pensaba que iba a hacer, en el último segundo voló hacia arriba «¡¡FINAL FLASH!!» Gritó lanzando un energy ha contra los ojos del ozharu.

Ella rugió de dolor cuando impactó contra su cara, cegándola momentáneamente «¡¡PAGARÁS POR ESTO!!» En ese momento comenzó a preparar un ki blast para lanzarle.

«Ahora es cuando tengo que cortarla el rabo» Pensó el Saiya, lanzando rápidamente un Ki En Zan que acertó en su cola. Nyaar consiguió lanzar su poderoso ki blast antes de revertir a su forma original. Vegeta abrió los ojos en shock cuando vio la gigantesca bola de energía dirigirse hacia él. Realmente, la Saiyajin lo tenía muy preparado, ya que si no lo detenía, la explosión volaría toda la ciudad. Así pues, se afianzó bien en el suelo y colocó sus dos manos delante de él, para intentar detenerlo. Por fin, y tras usar gran parte de su energía, logró desviar la bola hacia el cielo. Jadeando, giró sus ojos hacia el lugar donde la había visto por última vez y vio que se había esfumado «¿DÓNDE ESTÁS, ZORRA?»

«AQUÍ, MISERABLE» Nyaar apareció delante de él y con una certera patada en la cara le mandó contra la Capsule Corp. Atravesó los dos muros, pasando por delante de Bulma y Bra y saliendo por el lado contrario.

«Mamá ¿qué ha sido eso?» Preguntó la pequeña.

«Tu padre, Bra, tu padre» Dijo Bulma bastante preocupada mirando el boquete por el que había salido su marido.

«¿Papá?» Dijo la pequeña, sorprendida de que alguien pudiera golpearle tan fuerte.

«Sí, enana, tu padre» Dijo Nyaar «Recuerda esto bien; si él no es para mí, ¡¡no será para nadie!!» Exclamó mirando a Bulma a la vez que levantaba una mano hacia ella «Sayônara» Dijo antes de lanzar un ki blast.

Salió fuera, riéndose «¿Has visto eso, Vegeta?» Preguntó mirando hacia atrás despreciativamente.

«¿Qué demonios has hecho?»

«¿Yo? Nada…» Dijo inocentemente «Sólo me encontré con dos pulgas ahí detrás y las he liquidado…»

«¡¡¿¿QUÉ??!!» Exclamó abriendo los ojos en shock y sintiendo cómo se formaba un nudo en su garganta.

«Sí, hombre, ya sabes a las que me refiero…»

«BASTARDA!!!» Gritó, lanzándose contra ella furioso arrollando con su aura todo lo que encontraba en su camino. Ella no se esperaba esta reacción y Vegeta la golpeó repetidamente hasta que cayó al suelo, retorciéndose de dolor.

Rápidamente, entró en las ruinas de la Capsule Corp «¡¡BULMA!! ¡¡BRA!!»

«Aquí…» Dijo la mujer débilmente. Vegeta se dio la vuelta y encontró a Bulma con el cuerpo ensangrentado de Bra en los brazos. Las lágrimas resbalaban por la cara de la mujer.

«Bra…» Susurró su padre mirando el cuerpo de la pequeña y agachándose a su lado.

«P-papá… ¿a que lo… he hecho bien?» Dijo la pequeña débilmente, sonriendo a su padre antes de desvanecerse.

«Sí pequeña, muy bien…» Dijo él suavemente. El nudo en su garganta apenas le dejaba respirar. Cerró los puños, apretando los dientes y se levantó, perdiéndose su mirada fuera de la casa y con una extraña expresión en la cara «¿Bulma?» Dijo muy bajo, casi en un susurro y sin mirarla

«Yo estoy bien, Bra me protegió del impacto, pero tú… estás sangrando mucho…»

«Bulma, coge a Bra y salid de la casa. Aquí no estáis seguras» Dijo en el mismo tono

«Pero…» Ella miró en sus ojos, intentando encontrar una respuesta. En vez de eso, encontró odio, dolor y poder. ¿Poder? Esa mirada… daba miedo. Nunca le había visto mirar así a nadie. Ni siquiera cuando estaba furioso.

Esa mirada era realmente muy parecida a la de Gokuh cuando Freezer mató a Krilin en Nameksei. Debía de ser por eso. Vegeta había cambiado mucho desde que nació la pequeña. Estaba muy unido a ella…

«VAMOS BULMA, MUÉVETE!» La gritó, alejándola así de sus pensamientos

«S-sí, ya voy…» Respondió algo asustada por su reacción. Cogió a Bra en sus brazos y antes de marcharse se giró hacia él.

«Vegeta… ten cuidado…» Le dijo suplicante. Él se giró, dedicándola una sonrisa «Hum, no te preocupes tanto por mí. Ella no podrá conmigo ahora» Dijo muy convencido de sí mismo «Voy a hacerla pagar por todo lo que ha hecho.»

Ella asintió, sin comprender muy bien el cambio que había dado. ¿Cómo podía estar tan seguro de que iba a poder vencerla? De repente, su pensamiento se dirigió hacia su hijo «¿Dónde está Trunks?» Preguntó preocupada por el joven.

«Allí» Respondió señalando el montón de cascotes «Lo dejé inconsciente para que no interviniera» Dijo para despreocuparla «Ahora vete. Quizás esto no sea muy seguro dentro de unos instantes» Sorteando las pilas de cascotes y escombros consiguió salir de las ruinas de la Capsule Corp.

«Hum» La dijo mirándola despectivamente «Parece que ya te has levantado»

Ella apretó los dientes con rabia, dibujándose en su rostro una fiera mueca «Maldito seas, tú y este odioso planeta de débiles y patéticas criaturas. ¿Desde cuándo te ha preocupado lo que le pueda pasar a los demás? ¡¡Te han pegado la forma de ser y el sentimentalismo propios de una raza de débiles como ésta!!» Exclamó con tono acusador, esperando enfadarle con sus hirientes palabras y así volverle más descuidado. Vegeta clavó en sus ojos una mirada fría y dura, revestida de odio. A pesar de sus palabras, la sonrió «Sí, quizás tengas algo razón después de todo. Los humanos son débiles, patéticos y demasiado sentimentalistas, siempre buscándole un sentido a todo lo que ocurre en su planeta y en sus calmadas vidas diarias, –Sus facciones se endurecieron, perdiéndose la sonrisa– pero no voy a consentir que destruyas mi nuevo planeta y a los humanos sólo por eso, aunque seas de mi propia raza.»

«¿Lo ves? Eres igual que ellos, ¡o incluso peor! ¿Dónde está tu orgullo de Saiyajin? ¡¡Si Vegetasei no hubiese sido destruido, ahora mismo serías condenado a muerte por traición para con nuestras leyes!!»

«Eso hace mucho que dejó de importarme, Nyaar» Dijo para gran asombro de ella «Ahora –Dijo haciendo que su ki envolviese su cuerpo– ¡¡es tiempo de que pagues la osadía de haber desafiado al Príncipe de los Saiyajins!!»

Apretó los puños y gritó, concentrando su ki cada vez más.

La tierra comenzó a temblar y el viento agitó con furia las ramas de los árboles y el pelo de la mujer, que miraba en shock como su aura se hacía más y más poderosa, a la vez que resplandecía con fiereza. Su pelo cambió a un tono más pálido y su aura comenzó a desprender rayos. Con un último esfuerzo, alcanzó el nivel 2 de SSJ.

«¡¡¡E-es imposible!!!» Balbució «Siempre he sido más fuerte que tú» Dijo tan sorprendida como asustada. Retrocedió unos pasos hacia atrás, agitándose nerviosamente.

«Sigues tan baka como siempre. Yo he luchado muchas más veces que tú, casi incluso dejándome la vida en cada combate. No pretenderás que esté toda la vida en el mismo nivel, ¿verdad? Pero ahora no es tiempo de dar explicaciones –Sonrió sarcásticamente– ¡¡¡es tiempo de que mueras!!!»

Con un rugido, cargó contra Nyaar, que le miraba ir hacia ella sin poder moverse de lo asustada que estaba. Nunca se le ocurrió que pudiera haber alguien más fuerte que ella, y nunca imaginó que ese alguien pudiera ser de su propia raza. Su cara reflejaba horror y asombro cuando Vegeta llegó a su lado, golpeándola en el estómago fuertemente, rompiendo incluso la armadura de la mujer. Ella cayó de rodillas al suelo, echando sangre por la boca. Él la dio una patada en la cara que la envió contra el muro de la Capsule Corp, que se estremeció con el impacto. Nyaar apretó los dientes y comenzó a lanzar ki blast contra Vegeta, creando una nube de polvo donde él estaba «No podrás vencerme, Vegeta» Dijo casi riéndose, con total inseguridad en su voz. Abrió los ojos en shock cuando vio la silueta del Saiya entre el polvo y, presa del pánico despegó hacia el cielo a toda velocidad. Cuando ya pensaba que se había librado de él, algo, cogiéndola por un tobillo, detuvo su vuelo. Vegeta dedicó a la mujer una de sus *encantadoras* sonrisas cuando ella giró la cabeza para ver qué era lo que detenía su vuelo, viendo cómo sus ojos se ensanchaban con terror. Con un movimiento la lanzó contra el suelo, donde creó un cráter con el impacto. Al momento bajó a tierra, colocándose a su lado.

«Vegeta, no me mates, por favor. Me iré de la Tierra, lo juro» Suplicó la mujer, casi llorando

Él sonrió, con ironía en su voz «¿Y qué me dices de tu orgullo? Un guerrero nunca debe suplicar por su vida ¿Acaso lo has olvidado?» La dijo duramente y sin dejar de amenazarla

«Yo…» Dijo entre sollozos.

«¡Eres patética!» Ella abrió la boca cuando vio que su enguantado puño bajaba hacia su pecho. No sintió dolor cuando él la rompió las costillas, pero sí que notó que le costaba mucho más respirar. Cerró los ojos al ver que la mano del Saiya la apuntaba y desprendía destellos azulados. Sabía que la iba a dar el golpe de gracia.

«¡¡Espera, Vegeta!!» Dijo una voz. El aludido se giró para descubrir quién había osado detenerle

«¡¡Kakarot!! Debí suponer que eras tú. ¡¡Déjame en paz, ésta no es tu batalla!!»

«Déjala vivir. Quizás ella pueda cambiar…»

«¡¡No sabes lo que estás diciendo!! ¡Ella volverá para vengarse si la dejo marchar!»

«Vegeta –Dijo Gokuh acercándose al otro Saiya– ¿recuerdas cuando luchamos tú y yo por primera vez? Tú te encontrabas en la misma situación en la que está ella ahora. Yo sabía perfectamente que regresarías en busca de venganza y, sin embargo, le pedí a Krilin que te dejara marchar. Ahora yo te pido que la perdones la vida»

Vegeta se quedó en silencio unos momentos antes de contestar «Krilin accedió, es cierto, ¡¡¡pero yo NO!!!» Su mano brilló por unos momentos y un Big Bang Attack acertó en el cuerpo de Nyaar, sumiéndolos a los dos en una nube de polvo.

«¿Por qué lo has hecho? ¡¡Vamos, dímelo!!» Casi le gritó

«¡¡CÁLLATE YA Y DÉJAME EN PAZ!!» Le gritó encarándose con él y agarrando su camiseta, amenazante «¿Quieres una respuesta? ¡Pues aquí está tu maldita respuesta! ¡¡YO no soy tan estúpido como para ir dejando a mis enemigos con vida esperando que cambien y se hagan *buenas personas* !!»

Hubo un tenso silencio entre los dos que duró unos momentos. Luego, Gokuh sonrió «Sí, tienes razón, pero tú has acabado siendo una *buena persona* …»

Vegeta parpadeó varias veces; no se esperaba esa respuesta. Abrió la boca para gritarle algo pero la volvió a cerrar, soltándole después. Volvió a la normalidad, dándose la vuelta y dándole la espalda a Gokuh casi por completo antes de suspirar. Ese maldito Kakarot siempre sabía como exasperarle. Por fin se decidió a hablar «Si yo fuera una *buena persona* como tú dices, no la habría matado, ¿no crees?»

«Hum» Dijo Gokuh colocando los brazos detrás de su cabeza «Sí, es verdad, pero también es cierto que ya no eres tan malo como antes. ¿A que tengo razón?»

«Humpf» Gruñó en contestación mirando hacia otro lado. Gokuh cambió de tema, sabiendo que éste era un tanto *delicado* para su colega «Veo que ya has alcanzado el nivel dos de SSJ…»

«Sí» Respondió escuetamente. Aún estaba un poco molesto por lo que le había dicho Kakarot hacía unos momentos.

Gokuh observó al otro Saiya por unos momentos. Abrió la boca cuando vio que su ropa estaba destrozada y que tenía una de sus manos colocada en su estómago, de donde aún salía sangre. Las gotas de sudor resbalaban por su cara y sus dientes estaban constantemente apretados. Aunque le dolía como un demonio, él nunca llegó a reconocerlo.

«¡¡Vegeta, estás malherido!!» Dijo un poco alarmado

Él se dio la vuelta para mirarle «¡No me digas! ¡¡No me había fijado!!» Le respondió sarcásticamente

«Vaya, parece que te ha pegado bien, ¿eh?» Fastidió

«Pero bueno, ¿es que no me vas a dejar tranquilo? ¡Aquí no tienes nada que hacer, así que largo!» Le dijo bastante fastidiado

Gokuh colocó una mano tras su cabeza y sonrió «Sí, ya me voy, pero cuídate ¿vale?» Se quedó flotando en el aire cuando apareció el resto de la familia del Saiya «Vegeta, voy a llevar a Bra al hospital, así que te vienes tú con nosotros a que te vea un médico» Dijo Bulma agarrando a su marido de un brazo.

«¡Ni hablar! ¡Bulma, estate quieta!» Ella hizo caso omiso de sus quejas y comenzó a arrastrarle «¡Kakarot, ayúdame!»

Gokuh iba a bajar a echarle una mano cuando una mirada de Bulma le hizo rectificar su trayectoria «No, si yo ya me iba…» Dijo inocente y desplazándose lentamente

«¡Kakarot! ¡Traidor! ¡¡Ésta me la pagas…!!»