Lo que siempre soñé – Capítulo 5

Capítulo 5: «Lindos ojos; cuerpo espectacular»

Fanfic: Lo que siempre soñé


Al día siguiente, Vegeta se levantó temprano a entrenar. Ya se había tomado todas las pastillas y no le dolía nada. Bulma había estado en su laboratorio desde muy temprano y había salido a ver un poco de televisión. Se sentó en la alfombra de la sala cuando sonó el teléfono.

BL: ¿Hola?

XX: ¿Podría hablar con el señor Vegeta?

BL: «Alguien llamando a Vegeta«. Él está ocupado. ¿Quiere dejar el mensaje? –sugirió, sintiéndose muy extraña.

XX: Sí. Verá, habla su dentista.

BL: Aaaaaaaaaah, dígame.

Dra: Él vino hace unos días por un problema con sus muelas. Bueno, en realidad no eran sus muelas, sino su hueso maxilar. Revisé las radiografías que le tomamos.

BL: Y eso quiere decir…

Dra: Quiere decir que le extrajimos los terceros molares sin razón.

BL: Ya veo.

Dra: El dolor fue causado probablemente por algún golpe. ¿Podría decírselo? Es necesario que si el dolor continúa, visite un especialista.

BL: Sí, descuide. Yo se lo diré.

Dra: Adiós.

BL: Adiós –colgó el teléfono– ¡Cielos! Si Vegeta se llega a enterar…

VG: ¿Si me llego a enterar de qué?

BL: Eeeh, yo, eeeh, mmm, tú, mmm…

VG: ¿Y bien? –dijo cruzándose de brazos.

BL: «Este hombre no me va a dejar en paz si no le digo» –Tomó aire y se decidió–. Era la dentista… dijo que el dolor que tenías no era por tus muelas, sino por algún golpe que debes haberte dado–. Vegeta se quedó mirándola y después de unos momentos volvió a hablar.

VG: Déjame ver si entiendo… Me quitaron cuatro de mis piezas dentales que estaban en perfecto estado, por ¿nada?

BL: Más o menos –dijo con cara de «estoy en problemas».

VG: Normalmente, buscaría a la idiota que me sacó las muelas y la eliminaría. Pero creo que haré una excepción y me desquitaré contigo –dijo con una sonrisa totalmente falsa en su cara.

Bulma abrió los ojos y se puso blanca como la nieve. Vegeta se acercó a ella y se quedó observándola.

VG: ¿De qué manera puedo darte una muerte dolorosa sin salpicarme de sangre? –dijo en voz baja como si estuviera meditando.

BL: Me estás asustando –dijo sintiendo que le temblaba la voz.

VG: No te preocupes… Vivirás… –dijo antes de salir de la sala.


Esa noche, Bulma se estaba dando una ducha y Vegeta entró en su habitación. Dio una rápida mirada a todo y entró.

VG: «¿Qué desorden es éste?» –pensó con una gota de sudor en la cabeza–. «Así no la encontraré en un millón de años. Veamos. En dónde guardaría esta mujer su agenda…»

Se puso a revisar los cajones del tocador, luego los del closet, cuidando dejar todo en su lugar. Finalmente la encontró en el bolso que Bulma había usado ese día.

La abrió y un montón de fotos cayó al suelo. En las fotos salían Bulma y Yamcha. En otras salían Gokú, Krillin, el maestro Roshi. Después de mirarlas con cierta curiosidad, las dejó entre unas páginas de la agenda y buscó el directorio telefónico. Se sorprendió al ver que estaba casi lleno.

VG: «Vaya que tiene amistades. ¿Quién de aquí le caerá mal como para…?»

Vegeta empezó a leer el directorio y al lado de cada nombre salía escrita alguna observación.

Fulanito Lindos ojos.

Sutanito Buen trasero.

Menganito Lindo cabello.

Perenganito Nada.

VG: «Y a mí me dice que soy raro. Clasifica a las personas de acuerdo a…» –inconscientemente comenzó a buscarse en la lista, pero no se encontró y suspiró aliviado al no estar «clasificado»–. «Bueno, a esto venía. Ahora me largo de aquí» –pensó justo en el momento en que el agua dejó de correr en el baño.

Vegeta salió de la habitación de Bulma con la agenda en la mano. Se fue a su propia habitación, aseguró la puerta, se sentó en la cama y empezó a buscar en la agenda todos los nombres que iban acompañados de un: «patético», «espantoso», «grosero», «desagradable», «fresco», etc, y empezó a hacer llamadas.

VG: Buenas noches, ¿el señor «fulanito de tal»? La señorita Bulma Briefs quiere tener una cita con usted, «tal día» a «tal hora». No se lo vaya a decir, pero está muy interesada en usted. ¿La invitará? Ajá, de acuerdo. ¿Pasa por ella? Perfecto, adiós. CLICK. «Je je je je» (risa siniestra)

Y así pasó cerca de media hora, haciéndole citas a Bulma con los peores sujetos de la ciudad, dueños de importantes compañías asociadas a la Corporación Cápsula. Debido a eso, Bulma no pudo faltar a ninguna y pasó 11 desagradables noches con personas realmente patéticas.

La onceava noche, Bulma volvió a casa con una cara de fastidio, que de haberse mirado en un espejo, lo habría trizado.

VG: ¿Cómo estuvo tu última cita?

BL: Como todas las… ¿cómo sabes que es la última? –preguntó y, en ese momento, vio que Vegeta arrojaba la agenda que ella había dado por perdida sobre el sillón de la sala. Su cara de extrañeza cambió a una de sorpresa y luego a una de enfado–. ¡¡¡TÚ!!! –gritó. Vegeta sólo rió entre dientes–. ¡¡¡Maldito idiota!!! ¿Crees que es divertido?

VG: Oh, sí –sonrió.

BL: ¡¡Te odio!! –dijo totalmente enfurecida.

VG: ¿Hubieras preferido una cita con Richard «buen trasero»?

¡¡CRASH!! –un jarrón bien esquivado.

VG: ¿O con Chris «lindos ojos»?

¡¡CRASH, CRASH, CRASH!! –tres adornos seguidos.

VG: ¿O con Johnny «cuerpo espectacular»?

¡¡CRASH por 10 elevado a x!! –un frutero con fruta, seguido de siete vasos, el teléfono, la guía telefónica y 1 paraguas.

VG: ¿O tal vez hubieras preferido a Yamcha? Hice todo lo posible, pero estaba ocupado con una tal Vicky.

Silencio.

Bulma miró con mucha rabia y dolor a Vegeta, mientras sentía su cara muy caliente. Un nudo en la garganta le impidió decir todo lo que quería. De todos modos sabía que él no lo entendería. Retrocedió en el tiempo y recordó el día que Yamcha y ella terminaron su relación de tantos años. No le dolía en sí saber que la engañaba y que era lo mejor porque ya ninguno de los dos sentía lo mismo. Lo que le dolía era sentirse tan sola.

En ese momento se encontró frente a Vegeta que la miraba como siempre. Sus ojos tan fríos e inexpresivos. Parecía que disfrutaba haciéndola sufrir. Y con lo que ella lo quería. Otra razón más por la cual sentirse miserable. Estaba segura de que si le dijera que sentía todo ese cariño por él, se reiría en su cara.

Sus ojos se llenaron de lágrimas. Se agachó a recoger su bolso. Caminó lentamente hacia la escalera, donde estaba Vegeta y al pasar por su lado dijo en un susurro apenas audible:

BL: Acabas de hacerme pedazos…