por Raquel Vásquez y SUSY
Viernes, diez de la noche. En el lóbrego cuarto de un hotel de mala muerte, Lunch, agotada del trabajo de la semana, se desvistió rápidamente y se metió en la cama. Pero no podía dormir, esa noche los recuerdos la asaltaban insistentemente, además tenía mucho frío, demasiado. Trece años era mucho tiempo para un recuerdo, ¡pero qué fuertes eran esas imágenes! Se veía a sí misma, cuando conoció a Ten Shin Han, tan altivo e indiferente, y ella tan tímida y joven. Humm, el tiempo pasa y a todos nos deja marcas, pensó con cierta amargura. Distinto hubiera sido si esos asesinos extraterrestres no hubieran matado a su amor ¡cuánto dolor por culpa de esos malditos! Cuando se enteró por boca de Piccolo, a quien encontró de casualidad hacía tres días, de que él mismo y todos los otros guerreros, inclusive Ten, habían sido resucitados finalmente, había comenzado su insomnio. Se encogió de hombros y miró en su mesa de luz la interminable fila de calmantes y somníferos que estaba tomando, nada de eso parecía hacerle efecto, tal vez lo mejor de ella estaba muriendo de añoranza y soledad… ¡Qué frío hacía allí! Pronto debería cambiar de hospedaje, de todas formas no había nada que la atara en ningún lugar del universo… Y no era que no hubiera conocido otros hombres, en su trabajo transportando cargas en camiones de una ciudad a otra, había vivido otras historias… pero nada que se pudiera comparar a su amor por Ten. Ahora sí que estaba sola y el tiempo parecía escurrírsele de entre los dedos como si fuera agua, ¡si hasta le habían salido unas canas! No obstante todavía podía considerarse hermosa, al menos eso le decían. Sonrió mientras recordaba al maestro Roshi ¡viejo libidinoso! Después de la muerte de su amor, ella dejó Kame House y quizás comenzó a madurar un poco, al menos se daba cuenta de que en esa época no tenía nada en la cabeza. En cuanto a la rubia, sus apariciones eran cada vez más infrecuentes, para eso tomaba una medicina nueva que le había recetado su médico.
Piccolo se había limitado a explicarle la causa de que estuvieran con vida, pero nada más le había dicho. A decir verdad, sólo habló con él unos pocos momentos y le dijo que no sabía nada de Ten, pero que tal vez Bulma lo supiera. Ella quiso preguntarle algo más, pero él se fue rápidamente. Tal vez ya era tarde para volver a empezar… Miró con fastidio la hoja de tareas que le dieron en la empresa, realmente no hubiera tenido tiempo de ir hasta la Corporación Cápsula. Ya últimamente no vivía más que para su trabajo… Eso no era justo… Bruscamente, tomó una resolución, se levantó de la cama, se vistió y salió en su camión hacia la Corporación Cápsula. «Todos merecemos una segunda oportunidad de ser felices», pensó.
Una vez allí, al día siguiente, se acercó a la puerta y tocó el timbre, temerosa de lo que pudiera escuchar. Salió a atenderla un niño de cabellos violetas, con aspecto pícaro y un extraño ceño. «Hola» le dijo el chico. Ella le respondió, con miedo de que ya no viviera allí: «Hola, ¿aquí vive Bulma Brief?» El niño asintió con una gran sonrisa cuando de repente una profunda voz masculina preguntó «¿Quién es, Trunks?» «No lo sé, papá, pero…» empezó Trunks. «A ver, déjame, ¡yo arreglaré eso! ¿Quién vendrá a molestar ahora?, malditos terrícolas, no saben hacer otra cosa» musitó el hombre por lo bajo mientras se acercaba a la puerta y se enfrentaba a Lunch. «¿Qué quiere?» le preguntó ásperamente. Ella retrocedió con la boca abierta por el terror cuando vio el rostro de su interlocutor, hasta que enredó sus pies en el felpudo de la puerta y cayó sin dejar de mirar a los dueños de casa a los ojos: «Pero… si es… el saiyan… ¡Vegeta!» y se desmayó por la impresión. Vegeta la miró primero a ella y luego a su hijo, entonces se encogió filosóficamente de hombros y se dispuso a cerrar la puerta de la calle. «Bah, alguna loca o tal vez una vagabunda» dijo en voz alta. «No, papá, estaba buscando a mamá, tal vez sea esa parienta que ella esperaba» le contestó el pequeño. «¿Se puede saber por qué no me lo dijiste antes? –le preguntó irritado su padre– «Además parece que me conoce, debe ser ella, es mejor que la lleve adentro, de otra manera tu madre gritará hasta mañana –agregó, mientras la alzaba y la acostaba en un diván de la sala– Cuídala tú, Trunks, te la encargo» terminó, mientras se dirigía a los jardines con el propósito de entrenar un poco, Su cámara estaba descompuesta, por desgracia, según le advirtió al niño antes de salir.
Cuando Lunch se despertó miró a su alrededor y al ver a Trunks comenzó a temblar. Éste se asombró al notarlo, realmente no estaba acostumbrado a que la gente temblara al verlo, no era tan terrible, después de todo. «Tú…tú… eres el hijo de ese saiyan… no me mates… por favor… ¿qué van a hacer conmigo? ¿Qué le hicieron a Bulma? La mataron, ¿verdad?»
El pobre Trunks no salía de su asombro. ¿Estaría loca esa mujer? Ni que ellos fueran unos demonios… Si hubiera aparecido nuevamente Boo, no se hubiera asustado tanto…
«¿Qué dice Ud.? ¿Cómo cree que nosotros mataríamos a mi mamá? Y no sé por qué me tiene miedo, yo no le haría daño y mi padre tampoco, sólo le recomiendo que no diga esas cosas en su presencia porque tiene muy mal carácter y se enfurecería, y es terrible cuando se enoja» le contestó entre indignado e intrigado el pequeño saiyan.
«¿Tu mamá, dices? ¿Eres hijo de Bulma y de ese… hombre? No lo puedo creer… él…» balbuceó, confusa y todavía asustada mientras su cabeza trabajaba rápidamente. ¿Sería cierto eso? Pero Bulma era novia de Yamcha, ¿cómo se entendía que lo hubiese cambiado por ese monstruo? Él era responsable de su sufrimiento; si no hubieran matado a Ten, ahora su vida tendría un sentido.
Posiblemente todo lo que decía ese niño fuera verdad, no parecía ser un monstruo. En ese momento le estaba ofreciendo un dulce que sacaba del bolsillo de sus pantalones, mientras la miraba receloso. Tal vez ese asesino hubiera aterrorizado a Bulma con amenazas constantes de muerte hasta lograr que ella fuera su mujer y le diera un hijo. ¡Pobre niño, entonces! ¡Y pobre Bulma, qué terribles experiencias. Lunch aceptó el dulce y le sonrió tímidamente, en ese momento la puerta de la calle se abrió y Bulma apareció, cargada de paquetes. Al entrar lo primero que vio fue a Trunks y a alguien sentado en el sofá de su sala, pero desde el lugar en el que estaba no podía divisar quien era, tal vez esa parienta que esperaba, pero de ser así llegaba temprano. Llena de curiosidad se acercó hasta ellos, Trunks se alegró al verla, ahora tal vez sabría el por qué del extraño comportamiento de la mujer, «¡Hola, mamá! Al fin llegas, esta señora pregunta por ti», «¿Quién es…?», no pudo terminar su frase, al ver a Lunch todos los paquetes que llevaba en sus brazos cayeron al suelo por la impresión, «¡No puede ser! –pensó– ¿Estaré soñando? ¡Lunch!, ¿Realmente eres tú?».
Al verla Lunch no supo cómo reaccionar, pensaba que encontraría a una mujer demacrada y acabada por los años de esclavitud al lado de ese monstruo, pero era todo lo contrario: ante ella tenía a una Bulma bella y rozagante, un poco más madura, pero aún así los años casi no la habían cambiado, ¡si hasta se veía feliz! Realmente no lo entendía, «Sí, Bulma, soy yo», trató de ponerse de pie para saludarla pero inmediatamente cayó al suelo inconsciente. Si no hubiera sido por Trunks que la sostuvo a tiempo, seguramente se hubiera llevado un buen golpe. «¿Quién es esta señora, mamá? ¿Por qué al ver a papá se asustó tanto y nos llamó asesinos?», el niño estaba bastante confundido, así que Bulma trató de tranquilizarlo y de paso tranquilizarse un poco ella también, «No te preocupes, hijo. Ella es una vieja amiga que no veía hacía mucho tiempo, desde antes que nacieras. Por favor, ayúdame a llevarla a la habitación de invitados, está muy débil»
Trunks accedió de inmediato y cuidadosamente colocó a Lunch sobre sus hombros, subió las escaleras y la acostó sobre la cama mientras Bulma cerraba las cortinas de la habitación para que la luz del Sol no perturbara sus sueños, ya bastante inquietos. Al ver el cuidado con que su hijo arropaba a Lunch, Bulma sonrió llena de orgullo, definitivamente ese niño, a pesar de ser hijo de Vegeta, había sacado mucho de su carácter también, afortunadamente para él, pensó ella. Se acercó a Trunks y acarició sus cabellos, «Gracias, cariño, ya puedes ir a jugar, yo me quedo con Lunch» «¿Crees que estará bien, mamá?» dijo bastante serio y lleno de preocupación. «¡Claro, hijo! Sólo está cansada, ya verás que con un poco de descanso se siente mejor», al escuchar esto el niño se sintió mejor también y salió corriendo de la habitación.
Bulma se sentó en uno de los bordes de la cama. Miraba a Lunch, habían pasado muchos años desde la última vez que la había visto, estaba pálida y ojerosa, seguramente desde hacía mucho tiempo que no dormía bien, su aspecto era totalmente diferente de la muchacha tímida y jovial de aquellos días de aventuras en casa del maestro Roshi. A pesar de que estaba dormida, podía saber por la expresión de tristeza de su rostro que los años no habían sido amables con ella. Qué extraño que ahora se apareciera, ¿qué estaría buscando en su casa?, ¿habría pasado algo malo que ella no supiera? Con mucha delicadeza tocó su frente y comprobó con preocupación que tenía algo de fiebre, en ese momento Lunch comenzó a ser víctima de extraños sueños febriles que hacían que pronunciara con insistencia el nombre de una persona, «Ten… Ten…». Al escucharla, Bulma abrió sus ojos de par en par, ¡después de tantos años seguía pensando en Ten Shin Han!, Bueno, eso era algo que entendía a la perfección, ya que ella también seguía amando a su adorado Vegeta, a pesar de todos los obstáculos y de él mismo, sabía que lo amaría por siempre. «Sopa de pollo –pensó– nada mejor que la sopa de pollo para recuperar las energías perdidas», así que se levantó de la de la cama y se dirigió rápidamente a la cocina, no sin antes recoger todos los paquetes que había arrojado al suelo y comprobar con enfado que todos los huevos que traía en la bolsa se habían roto. «Bueno, tendré que comprar otros, pero mejor me apresuro, estoy retrasada con la comida y Vegeta se vuelve un energúmeno cuando el almuerzo no está listo a tiempo». Tomó las bolsas con las provisiones mientras le ordenaba a sus robots que limpiaran el desastre de la sala, y como una experta comenzó a preparar deliciosos platos para su esposo y su hijo. No sabía la razón pero ese día tenía muchos deseos de consentirlos, aunque fuera cocinando algo especial para ellos, los amores de su vida.
El Sol se ocultaba en el horizonte cuando Lunch finalmente despertó. Al principio no recordaba dónde estaba ni qué había pasado, pero poco a poco comenzó a hacerlo. Se levantó de la cama e inmediatamente se puso sus gruesas botas de trabajo, salió de la habitación y caminó por el largo pasillo que la separaba de las escaleras. No estaba segura pero creía recordar el camino que la llevaría a la salida, quería salir corriendo y alejarse de ese saiyan asesino que sin lugar a dudas tenía hipnotizada a Bulma. No existía otra explicación para que ella estuviera a su lado, ya encontraría otra forma de saber lo que había pasado, seguramente en Kame House sabrían algo de Ten Shin Han. Cuando finalmente bajó las escaleras, pudo escuchar a Bulma en la cocina y pudo sentir un olor muy agradable que provenía de ese lugar, entonces su estómago comenzó a hacer ruidos, después de todo llevaba casi 24 horas sin probar bocado. Justo en ese momento y como si presintiera lo que estaba pasando, Bulma salió de la cocina y se encontró con Lunch, que ya tenía la puerta abierta. «Pero Lunch, ¿qué haces? Estás enferma y no puedes irte sin al menos comer algo primero», «P-Pero… B-Bulma… y-yo…», la verdad es que Lunch se puso muy nerviosa y no supo qué decir. Bulma se dio cuanta de esto y la tomó del brazo empujándola a la cocina, sentía que tenían mucho de que hablar, «¡Pero nada! Vas a comer y punto».
Juntas entraron a la cocina, Bulma hizo que Lunch se sentara en la mesa mientras ella calentaba la sopa que ya hacía varias horas estaba lista sólo esperando a alguien que quisiera comerla. Mientras ésta se calentaba, sirvió dos tazas de té y se sentó junto a Lunch dispuesta a saber dónde había estado su amiga en los últimos 13 años. La verdad es que no había mucho que decir, así que de forma muy general le contó de su trabajo de camionera y de la infinidad de viajes que había tenido que realizar en todos esos años. Nada interesante a su forma de ver las cosas.
Luego de esto, Bulma, algo sorprendida con todo lo que le habían contado, se levantó dispuesta a servirle la comida a Lunch. Ésta, un poco más tranquila, la ayudó en lo que pudo y comió como si no lo hubiera hecho en mucho tiempo, cosa que puso muy feliz a Bulma. Inesperadamente Lunch comenzó a hacer preguntas, tenía muchos deseos de saber todo lo que había pasado. «¿Y Yamcha? Pensé que él era tu novio», «Sí lo era, pero hace unos 10 años que terminamos nuestra relación, la verdad es que no pude seguir tolerando sus constantes infidelidades», «Ya veo. Entonces, ese niño de cabellos violetas es realmente hijo de…», al ver que Lunch no pudo terminar la frase, Bulma tuvo que hacerlo, «Sí, su nombre es Trunks y es hijo de Vegeta». Al escuchar esto, Lunch golpeó con rabia la mesa haciendo que el plato de sopa cayera al suelo, ¿Cómo? ¿Cómo era posible que Bulma se hubiese casado con ese monstruo? Se levantó bruscamente de la mesa dispuesta a confrontar a Bulma, pero al hacerlo pudo ver a través de la ventana de la cocina a Vegeta en el jardín. A pesar de que ya había oscurecido, seguía entrenando intensamente y como era su costumbre lo haría hasta la hora de la cena. Al verlo recordó la forma tan terrible en que Ten y los demás habían sido asesinados y la forma en que ella había llorado sus muertes. «Si no fuera por Goku –pensó– todos estaríamos muertos ahora». Al vivir de nuevo todos esos recuerdos comenzó a llorar, «¿Por qué?» fue lo único que alcanzó a decir. Bulma, que estaba levantando los platos rotos del suelo, entendió perfectamente lo que significaba esa pregunta. «Sé que hay muchas cosas que no entiendes, pero….», «¡¿Pero qué?! –interrumpió Lunch– ¡¿Qué puedes decirme para hacerme recuperar todos los años de soledad que ese hombre me hizo pasar?! ¡¿Cómo puedes hacerme olvidar la forma tan terrible en que mató a mi amado Ten Shin Han?! ¡¿Cómo pudiste olvidarlo tú?! ¡¿Acaso te obligó a estar a su lado?! Dime que fue eso, por favor, ¡dímelo!».
Con tanto alboroto, Vegeta entró a la casa por la puerta de la cocina dispuesto a saber qué era lo que estaba pasando. Al verlo, Lunch casi muere del susto. Lo odiaba, pero al mismo tiempo le temía. «¡¿Me quieren decir que está pasando aquí?! ¡¿Que no ven que no me dejan entrenar?!», «Lo siento, amor –dijo rápidamente Bulma– hace tanto tiempo que Lunch y yo no nos vemos, que nos emocionamos», «¡Humanos! –dijo Vegeta– Siempre haciendo tanto escándalo por tonterías». Fugazmente miró a la mujer, la forma en que ella lo miraba lo puso nervioso, en sus ojos había una mezcla de temor y resentimiento, cosa que no pudo entender ya que era la primera vez que la veía, aunque la verdad es que no le dio mucha importancia al asunto. «Espero que esta vez sí me dejen entrenar en paz». Dijo esto saliendo de la casa nuevamente.
«¡Ven!, Vamos a dar un paseo», dijo Bulma al ver el rostro de espanto que puso Lunch al ver a Vegeta. Salieron de la casa, Lunch estaba triste y callada, y Bulma trataba de encontrar las palabras adecuadas para comunicarse con ella, hacerla entender que las cosas al igual que la gente cambiaron mucho con el transcurso de los años, aunque después de todo no podía culparla, ella muchas veces también se había preguntado cómo fue posible que terminara siendo la esposa de Vegeta. Respiró profundo antes de comenzar, «Tal vez no me creas, pero Vegeta no es el mismo que conociste hace 13 años». Al oír esto, Lunch sonrió con incredulidad «¿Tal vez?» «¡Si vieras cuánto ha cambiado!, Lo hubieras visto cuando sacrificó su vida para salvar a la Tierra del malvado de Boo», Lunch no pudo creer eso que estaba escuchando, «¿Pero qué dices? Fue Mr. Satán quién nos salvó a todos de Boo». Bulma, al oír esto, no pudo contenerse, así que comenzó a reír a carcajadas, era el mejor chiste que había escuchado desde hacía mucho tiempo, cosa que incomodó un poco a Lunch. «Lo siento, pero eso que has dicho fue muy gracioso, creo que debo ponerte al día en muchas cosas», fue de esta manera que Lunch se enteró de lo que realmente había pasado no sólo con Boo, sino también con Cell y los androides A17 y A18. Al principio no estaba muy convencida, pero al saber que todos los guerreros estaban vivos esto le pareció lo más lógico; ¡quién lo hubiera imaginado! Le sorprendía saber lo que se había perdido en todos sus años de ausencia.
Finalmente Lunch preguntó lo que más anhelaba saber: «Y Ten, ¿qué sabes de él?», «No mucho –dijo Bulma– la última vez que lo vi fue en la casa después de la derrota de Boo, pero después de eso nadie supo su paradero». Esta noticia entristeció mucho a Lunch, su esperanza era que alguno de los viejos amigos supiera donde estaba, pero ahora esta posibilidad se había desvanecido. ¿Cómo lo encontraría? La verdad es que no lo sabía, pero no descansaría hasta hallarlo.
Finalmente llegaron a la casa un poco apuradas, ya que una vez más a Bulma se le había hecho tarde para preparar la comida. Se dirigió apresuradamente a la cocina mientras Lunch, un poco más tranquila después de su conversación, decidió dar un pequeño paseo por los jardines. Esperaba que Vegeta no anduviera por ahí, miraba absorta el firmamento, la noche estaba preciosa, adornada con infinidad de estrellas y con la Luna llena, no se dio cuenta que Vegeta entrenaba con Trunks a unos metros de donde ella se encontraba. Al verlos se escondió detrás de un árbol, esperando no haber sido vista por ninguno de ellos. Desde ese lugar pudo verlos intercambiar golpes y patadas, Trunks era muy bueno, tanto que en un instante de descuido golpeó a Vegeta en el rostro haciendo que éste cayera al suelo estrepitosamente, cosa que hizo temblar a Lunch imaginando los golpes que recibiría ahora el pequeño. Sin embargo, a pesar de que la mujer pensaba que el saiyan se enojaría después de semejante golpe, la verdad fue que Vegeta se sintió feliz y orgulloso al ver la forma en que su hijo había mejorado, después de todo era el hijo de un príncipe, se levantó rápidamente del suelo y colocó una de sus manos sobre la cabeza del niño. «¡Bien hecho, hijo! Cada día lo haces mejor, ¡te felicito!», «¡Gracias, papá!», dijo el niño lleno de alegría, «Ahora vamos, por hoy hemos entrenado lo suficiente y tú mamá debe tener la cena lista», «Sí, ¡Tengo mucha hambre!», Vegeta levantó a Trunks del suelo y lo sentó en sus hombros y así entraron a la casa, Lunch se les quedó mirando, asombrada «Tal vez –pensaba– Sólo tal vez puedo creer que sea posible cambiar».
Con el amanecer de un nuevo día, Lunch salió de la Corporación Cápsula. Había visto a su amado en sueños, en él le decía que la esperaba en aquel paraje donde una vez, hacía ya 14 años, le había propuesto matrimonio, así que se dirigió a toda velocidad a ese lugar sin despedirse de nadie. La verdad es que a ella no le gustaban las despedidas y menos al recordar que la última vez que se había despedido de alguien a quien amaba, éste irremediablemente había muerto.
Cuando llegó en la nave que alquiló a las montañas, vio una casa pequeña, se bajó y decidió preguntar allí, no sin cierto temor de no encontrarlo. Para su alegría, Chaoz fue quien le abrió la puerta. Después de intercambiar saludos y de que hablaran por un largo rato, Lunch se animó a preguntar por Ten, enterándose así de que seguía solo y dedicado a las artes marciales.
«¿Podré verlo? –le preguntó ella con timidez– ¿Sabes dónde está?» Chaoz sonrió al escuchar el pedido. Tal vez no sería demasiado tarde para ellos dos, pensó.
«Sí, claro, ahora estaba parando en mi casa, pero se fue a entrenar al otro lado de la montaña. ¿Quieres que lo llame telepáticamente? Luego me iré, si quieres» le contestó guiñando un ojo.
En otro tiempo Lunch se hubiera ruborizado, pero ya le habían pasado tantas cosas que sólo se limitó a asentir con la cabeza. Casi al instante apareció Ten y Chaoz salió discretamente por la puerta.
«Hola, Ten» alcanzó a balbucear ella mientras temblaba de emoción. «No me enteré de que estabas vivo, es…» y sin poder contener sus sentimientos, rompió en llanto.
Él en verdad no podía creer lo que estaba viendo, ¡era ella! ¡La única mujer que había amado, su primera y última ilusión de amor! «¡Lunch!… ¿eres tú, de veras?» dijo entrecortadamente mientras se mordía los labios. Inmediatamente corrió hacia donde estaba ella llorando y la abrazó con fuerza. Lunch, en tanto, no podía parar de llorar. ¡Sí era como un sueño!
«¿Adónde estuviste todos estos años? Cuando todos los guerreros Z resucitamos, no te encontré por ningún lado, habías desaparecido y luego pensé que tal vez era mejor así, ya que estaban por aparecer nuevos enemigos y no hubiera sido justo para ti volver a pasar por lo mismo» repuso Ten mientras la miraba profundamente a los ojos.
Pero Lunch reía y lloraba al mismo tiempo. ¡Eso era demasiado maravilloso para que le estuviese pasando a ella, a quien de tantos años perdidos nada bueno podía sacar!
«Ten, Ten, mi querido Ten» repetía sin cesar entre sus lágrimas para añadir luego riendo «¿Me ves muy vieja, verdad? ¡En cambio tú estás igual, de veras!»
«Yo te veo tan hermosa como siempre» le contestó él poco antes de besarla profundamente.
Así que ambos comenzaron a amarse apasionadamente hasta muy tarde. Cuando al fin estuvieron en situación de poder hablar, ella le contó sus años de soledad y angustia, sus amoríos vacíos, la tristeza de los largos caminos interminables y solitarios que recorría en su camión, día tras día, año tras año, con el convencimiento de que ésa sería su suerte hasta que ya no tuviera fuerzas para hacerlo.
«Pero ahora ya no será así, ¿verdad, Ten?» le preguntó, ansiosa. «Claro que no, te quedarás conmigo –le contestó él– Yo dispongo de un dinero y vivo de sus intereses. Creo que alcanzará para ambos», «Ten, ha habido muchos cambios desde que no nos vemos: estuve en casa de Bulma y vi allí a ese maldito asesino, quien además vive con ella. Hablo de Vegeta, ¿lo recuerdas?» le dijo ella.
«Sería imposible olvidarlo, tiene la costumbre de ponernos en peligro aun cuando no lo haga a propósito. Pero en honor a la verdad te diré que ha cambiado, realmente, en los últimos tiempos. Ahora lucha a nuestro lado. Claro que siempre sigue con esa soberbia inaguantable… No entiendo qué le vio Bulma, imagínate, cambiar a alguien como Yamcha por él… Cuando sucedió, no lo podíamos creer, él estaba muy dolido, pero finalmente se consoló siendo uno de los solteros más codiciados» terminó Ten casi sonriendo.
«Es raro de veras, nunca pensé que alguien pudiera hacer un cambio así, pero si ambos lo dicen, lo creeré. Tienen un niño muy simpático. «Sí, su nombre es Trunks. Hace mucho que no lo veo. Pero hablemos de nosotros. Dime, ¿quieres casarte conmigo?» le preguntó él con algo de timidez.
«¡Claro que sí, te adoro! ¡Y soy tan feliz!» gritó arrojándose en los brazos de él.
Finalmente llegó la noche y se separaron. Lunch fue a su hotel nuevamente con la idea de recoger sus míseras pertenencias y comenzar los preparativos para la boda. Pero cuando llegó allí no encontró nada que valiera la pena llevarse, todos eran malos recuerdos y no los quería consigo. Dio una última mirada a la fila de frascos de píldoras y brebajes, eso tampoco era digno de empezar junto con ella su nueva vida. Sin duda ahora no los necesitaría, ya estaba cansada de tomarlos. Pensó por un momento en esas píldoras que bloqueaban su transformación en la rubia, pero también decidió dejarlas. ¡Vaya, que las tomara su médico!
El día de la boda llegó. De mutuo acuerdo habían decidido hacer la ceremonia en una pequeña capilla en Ciudad Satán. Sólo asistirían los amigos más cercanos y luego celebrarían en la Corporación Cápsula. Al principio ellos no estaban de acuerdo con esto, después de todo, Lunch aún no se acostumbraba a la presencia de Vegeta, pero Bulma estaba tan entusiasmada con la idea que no quisieron entristecerla con una negativa.
Gracias a la ayuda de Bulma y Milk, todos los preparativos de la boda estuvieron listos a tiempo. La iglesia quedó hermosa, decorada con una gran variedad de flores. Al verla, Lunch no pudo evitar derramar unas lágrimas, ¡era tan feliz! Pensó que era el lugar más hermoso del mundo, parecía mentira que ese día, que había esperado durante tantos años, al fin hubiese llegado. Tantos recuerdos venían a su mente mientras se ponía su vestido de bodas, que era blanco como la nieve y largo… algunos eran tristes, pero muchos otros eran alegres. Al verse en el espejo sonrió, ya que en él pudo ver reflejado a una mujer en cuyo rostro había una gran felicidad, pero sobre todo esperanza. Finalmente sentía que su historia tendría un final feliz…
Los invitados comenzaron a llegar: Goku y su familia, Krilim con su esposa A18 y Marrón, el maestro Roshi, Bulma y Vegeta, que no se veía muy feliz, junto con el pequeño Trunks, Yamcha, Mr. Satán con su hija Videl y algunos policías amigos de Videl, hasta Piccolo y Dende habían asistido a la boda, y por supuesto Chaoz que era el padrino y que se veía más nervioso que el propio Ten Shin Han…
Cuando todo el mundo se acomodó en sus lugares y Ten y Chaoz estuvieron listos, la marcha nupcial comenzó a sonar. Al escuchar esto, Lunch empezó a templar de la emoción, fue por eso que Milk y Bulma terminaron de arreglarle el moño que había hecho con sus cabellos y que resaltaba su hermoso rostro. Ella abrazó fuertemente a sus amigas y luego de agradecerles su gran ayuda salió al pasillo donde todos pudieron verla. Ten casi cayó al suelo de la impresión, ¡estaba bellísima! Casi no podía esperar a hacerla su esposa. Ella camino hacia él y al llegar a su lado Ten tiernamente besó su mano…
Todo iba a la perfección, se juraron amor eterno e intercambiaron anillos, pero cuando el sacerdote estaba a punto de declararlos marido y mujer, algo pasó. El viento sopló haciendo que el olor de las margaritas que adornaba el lugar llegara hasta donde estaba la pareja. Casi al instante Lunch comenzó a sentir deseos incontrolables de estornudar. Chaoz, que se encontraba cerca, se dio cuenta de esto, lo cual hizo que se pusiera muy nervioso, ya que sabía lo que pasaría si la joven se transformaba, «¡Oh! ¡Oh! –pensó– Esto no me gusta nada». Lunch no pudo controlarse así que estornudó. Al hacerlo, la rubia apareció ante la mirada de horror de todos…
La Lunch rubia estaba bastante confundida, sentía que hacía mucho tiempo que estaba a las sombras, así que no sabía lo que estaba pasando. Al voltear se llenó de espanto al ver a los policías presentes. Inmediatamente pensó que querían llevársela presa, ¡y eso no pasaría mientras ella viviera! Rápidamente corrió hacia el policía más cercano, que al no saber lo que pasaba se quedó inmóvil, y tomó su arma. «¡Esto es una trampa! –gritó la joven– ¡Pero no me atraparán con vida, malditos policías!», esto lo dijo al mismo tiempo que comenzó a disparar y se soltaba el moño. Todos los demás se levantaron de sus asientos y se tiraron al suelo tratando de evitar ser heridos por la rubia. «¡Oh, no! –dijo Krilim– ¡Se ha transformado!», «¡¿Transformado?! –dijo A18 mientras protegía a Marrón– ¡¿Cómo es eso?! ¡¿Qué está pasando aquí?!», «Créeme, no querrás saberlo» dijo Krilim…
Mr. Satán salió corriendo de la capilla con Videl en sus brazos y mientras lo hacía pensaba: «¡Perfecto!, ¡No me mató Cell ni Boo!, ¡Me va a matar una novia enloquecida!, ¡Qué irónico!». «¡Papá, suéltame, debo ir a ayudarlos!» gritaba la joven mientras trataba de librarse de sus brazos, «¡¿Es que acaso tú también has enloquecido, hija?!, ¡¿Ves lo que sacas por juntarte con esta gente?!», «¡Pero papá!» dijo ella, «¡Pero nada!»…
Piccolo no se inmutó. Permaneció en su pose de meditación con sus ojos cerrados. Lo único que delataba que estaba al tanto de la situación era que de vez en cuando detenía las balas dirigidas hacía él o Dende con su mano…
El maestro Roshi fue el gran héroe del día, ya que sin pensar en su propio bienestar protegió a todas las chicas hermosas que se encontraban reunidas en el lugar, ¡claro!, no sin antes tocar descaradamente todos sus traseros y recibir por ellos muchos golpes en respuesta. Sin lugar a dudas fue el invitado que salió más lastimado de todos, pero en compensación, también fue el más feliz…
«¡¿Qué le pasa a esa loca?!» gritó Vegeta mientras trataba de proteger a una señora que histérica comenzó a golpearlo con su bolso en la cabeza, «¡Es que Lunch se transformó!», respondió Bulma bastante asustada y tirada en el suelo al lado de Trunks, «¡¿Y eso qué rayos significa?!» dijo el saiyan, que ahora no sólo debía esquivar las balas sino también los golpes de la mujer, «¡Es una larga historia!» fue lo único que alcanzó a decir ella…
Yamcha y Krilim gatearon hasta donde estaba Goku, «¡Debemos hacer algo!» dijo Yamcha, «¡Sí, ¿pero qué?! -–dijo Goku– ¡Ya saben cómo se pone Lunch cuando se transforma!», «¡Pero no nos podemos quedar con los brazos cruzados!» respondió Krilim, «Lo sé –dijo Goku– Por ahora sólo podemos proteger a la gente y esperemos que se calme, ya que si usamos nuestra fuerza en contra de ella, podemos lastimarla», «De acuerdo» dijo Yamcha…
En ese momento otros policías de acercaron a Lunch para tratar de quitarle el arma, pero ella los golpeó a todos y se subió a las butacas de la iglesia. Debía escapar, así que corrió por encima de ellas hacía la salida. «¡Pronto! –dijo Ten– ¡Debemos detenerla!», «¡¿Qué hacemos, Ten?!» gritó Chaoz, «Trataré de atraparla, espero que se calme al verme». Ten alzó el vuelo y detuvo a Lunch antes de que pudiera escapar por la puerta. Al llegar hasta donde estaba le sostuvo fuertemente los brazos. Ella no reaccionó en el momento ya que pensaba que era otro policía más, pero pronto se dio cuenta de que no era así, «¡Lunch, cálmate! –dijo él– ¡Soy yo, Ten Shin Han! ¡¿No me reconoces?!», ella oyó su voz, pero para mayor seguridad le dio un puñetazo en el rostro que lo tumbó al suelo. Al verlo tirado, finalmente lo reconoció, pero su sorpresa no tuvo límites, «¡T-Ten!… ¿R-Realmente… eres… tú? –dijo la rubia– ¡P-Pero… s-si… e-estabas… m-muerto!»…
«¡¿Qué no ves que está vivo?!» dijo Vegeta desde la puerta al tiempo que se limpiaba su ropa, ahora bastante sucia. Cuando Lunch lo vio casi murió del susto, ¡era ese saiyan asesino! ¿Pero cómo?, ¿Qué hacía en ese lugar?, y Ten, ¿no estaba muerto? ¿Qué estaba pasando? A pesar de estar bastante confundida con la situación, al ver a Vegeta no pudo contener su ira, así que se lanzó corriendo a atacarlo, ¡lo haría pagar por todo su sufrimiento!, pero Chaoz se interpuso en su camino y con un pequeño tubo que tenía en las manos le roció un líquido a la mujer en el rostro. Ella se paró en seco al sentir un gran cosquilleo en su nariz, unos segundos después volvió a estornudar apareciendo nuevamente la Lunch de cabellos azules…
Esta Lunch sí recordó todo lo que la rubia había hecho, así que lo primero que hizo fue correr al lado de Ten que seguía en el suelo bastante aturdido, «¡Ten! ¡¿Estás bien?! ¡Por favor, perdóname!» dijo ella mientras lo ayudaba a levantarse, «No te preocupes, amor, estoy bien», dijo él, pero al quitar la mano de su rostro había un gran morado en su ojo derecho. Al verlo, la mujer comenzó a llorar, «¡Oh, Ten! ¡Lo siento tanto! ¡He arruinado nuestra boda!». Él, en respuesta sonrió «jeje, ¡vaya! No sabía que eras tan fuerte. De haberlo sabido te habría hecho pelear con todos nuestros enemigos, ya que seguramente les habrías ganado a todos». Al escuchar esto, todos los presentes, incluyendo a Lunch, comenzaron a reír. Todos menos Vegeta, por supuesto. «No te preocupes, cielo, no has arruinado nada, ya casi somos marido y mujer y no pienso suspender la boda estando tan cerca». Al escuchar esto, la joven, aún con lágrimas en los ojos, se lanzó en los brazos de su amado, «¡Oh Ten! ¡Eres maravilloso!»…
«Aunque hay algo que no entiendo», dijo Ten mientras todos tomaban sus posiciones dentro de la iglesia, menos Mr. Satán que se quedó fuera tratando de convencer a los policías de no llevarse presa a la novia. Ellos accedieron no muy gustosos, pero por tratarse de él, no insistieron. «¿Qué, Ten?» dijo Chaoz ya cerca del altar donde el cura aún permanecía escondido, «¿Cómo hiciste para transformar de nuevo a Lunch?», «¡Ah, eso! –dijo Chaoz– Jeje, un padrino debe estar preparado para cualquier eventualidad, así que traje una líquido que al contacto con la piel produce deseos incontrolables de estornudar», al oír esto, Ten rió, «La verdad es que eres el mejor padrino que pude haber elegido, ¡Gracias amigo!» «No fue nada»…
Todos volvieron a tomar sus posiciones y finalmente, con un gran beso de los novios, la boda terminó. Luego de esto, todos los amigos se dirigieron a la Corporación Cápsula donde bebieron y comieron hasta más no poder, ¡la celebración fue espléndida!, hacía mucho tiempo que no se divertían tanto, sobre todo los novios. Era gracioso ver a Lunch con su vestido roto y sus cabellos despeinados y a Ten con su ojo morado tan felices, «Ten, realmente siento lo que pasó en nuestra boda» dijo ella algo avergonzada, «No importa, amor. Después de todo, también amo a esa Lunch rebelde, las amo a ambas» dijo él mientras de acercaba a la mujer y la besaba con pasión.
Cuando finalmente la fiesta terminó, y todos los amigos se despidieron de la pareja, Ten tomó a Lunch en sus brazos y juntos partieron volando a su nuevo hogar en las montañas. Esos parajes, que habían sido testigo de todo su amor, eran el lugar perfecto para iniciar una familia. Una nueva vida de felicidad comenzaba y ellos sentían que estarían juntos para siempre.