Un deseo inesperado – Capítulo 2

Capítulo 2: «Hermanas temperamentales»

Fanfic: Un deseo inesperado

Sin quererlo y sin esperárselo, Dende invocó a una diosa de otra dimensión llamada Belldandy y ahora se siente en un grave dilema… ¿qué pasará si los demás se enteran de lo que hizo?

Minutos después, una puerta del corredor se abrió para dar paso a la cabecita del pequeño Kamisama, que después de mirar a ambos lados, salió sigilosamente seguido de Belldandy. Dende no quería que nadie supiera de la presencia de la diosa en el Templo Sagrado. Uno, porque se supone que esta realidad no existen las diosas y causaría un revuelo; y dos, que si se enterasen que el causante fue él, se metería en muchos problemas. Dedujo que por el momento lo más preferible era mantener oculta a la diosa sin que nadie…

  • «¿Por qué caminas con tanto sigilo, Dende?… ¿acaso no eres el Kamisama?» –preguntó extrañada de su actitud.
  • «Sí, pero… señorita diosa, ya le expliqué que no es conveniente que la vean aquí por el momento, usted mejor que yo sabe que se armaría un escándalo… sobre todo viniendo del señor Piccoro…»
  • «¿Señor Piccoro?… ¿acaso es tu maestro?» –lo miró.
  • «Sí, bueno… yo… le explicaré, hace mucho tiempo el origen del antiguo Kamisama provino de la separación de su parte malvada, ése era el requisito para ocupar el lugar de Kamisama. La parte malvada se suponía era el señor Piccoro, pero después se volvió bueno y ya no albergaba maldad en su corazón, así que se volvió a unir a Kamisama para formar un super guerrero namek que nació para pelear en contra los androides.» –la miró sonriendo– «Por eso, al tener una parte de Kamisama, el señor Piccoro es mi mentor…» –luego de escuchar su «clara» explicación, Belldandy parpadeó y sonriendo respondió:
  • «Creo que no te entendí muy bien, pero… lo que digas estará bien…» –respondió con una pequeña gota de sudor, pero que supo disimular muy bien.
  • «Este… sí, claro… jejeje» –respondió el niño.

Antes de que pudiera decir más, una presencia en las afueras del Templo alertó a Dende que, poniéndose pálido, dijo a la diosa, que seguía mirando por los alrededores:

  • «¡Ay, no!… ¡es Mr.Popo!» –y notando que la presencia se acercaba más, abrió una de las puertas del corredor y sin previo aviso empujó a Belldandy al interior.
  • «Dende… ¿pero qué sucede?» –preguntó la diosa visiblemente confundida.
  • «Señorita diosa, no diga nada, por favor, se lo ruego… espéreme aquí» –antes de cerrar la puerta.
  • «¿Con quien hablas, Kamisamas?» –se escuchó la voz del leal sirviente a sus espaldas.
  • «¡¡Ayy!!» –gritó Dende dando un portazo y sonriendo– «¡¡Mr.Popo, qué rápido regresaste!!»
  • «¿Regresar?… Kamisamas, Mr.Bobos no fue a ningún sitios.. ¿se encuentras bien?»
  • «¿¿Yo??.. ¡¡Sí, de maravilla!!.. ¿¿Por qué??» –dijo, sintiendo que se ponía más nervioso.
  • «No sé.. a Mr.Bobos le bareció que Kamisamas está muy nerviosos.. ¿basa algos?»
  • «No, no, te parece… me encuentro bien. No te preocupes, Mr.Popo… este… ¿no tienes que continuar con tus quehaceres?» –dijo Dende con la visible intención de librarse de su ayudante.

Mr.Popo observó algo confundido la extraña actitud de su Kamisama, pero optó por no preocuparse demasiado y asintiendo dijo:

  • «Está bien, Mr.Bobos hará lo que usted diga, Kamisamas» –dijo alejándose por el corredor.
  • «Sí, muchas gracias Mr.Popo, que tengas un buen día» –y una vez que se hubo ido, se dejó caer en el piso– «Ufff… eso estuvo muy cerca, ay… verdaderamente ser Kamisama es muy cansado…»
  • «¿Dende?» –una voz lo llamó.
  • «¡¡NO, YA NO!!.. ¡¡No fue culpa mía, lo siento!!» –gritó el pequeño namek.
  • «Pequeño, cálmate… soy yo» –dijo Belldandy con su tono de voz dulce que la caracterizaba– «¿Quién era ese señor?… se notaba que es una persona muy amable y sobre todo que se preocupa mucho por ti…»
  • «Ah, sí… él es Mr.Popo. Viene a ser como el guardián del templo y tiene aquí mucho más tiempo que el señor Piccoro. Es muy bueno de verdad… pero señorita diosa, recuerde que no debe verla ni él ni nadie más, porque…»
  • «Lo sé, lo sé… te entiendo, no te angusties, Dende. Lo haremos como tú digas» –sonrió dulcemente y luego dijo– «Me parece que el lugar donde me metiste era una cocina… ¿te importaría si preparara algo de té?»
  • «¿Qué?.. no, no, en lo absoluto» –y a su respuesta Belldandy se introdujo de nuevo en la cocina, a lo que Dende pensó… –«No sabía que las diosas eran así… es muy extraño, pero a la vez me da mucha confianza , sólo espero que no pasen más cosas raras…»

Muy lejos de allí, en otra dimensión…


Se ve un gran salón cuyo espacio parece no tener fin, hermosamente iluminado con variados espejos y cristales de varios colores que dan la apariencia de hermosas joyas suspendidas del cielo. Una enorme máquina de cristal funciona incansablemente dentro de todo este sistema. Esta enorme máquina es el Yggdrasyl que da poder a las diosas y que su función es velar porque todo esté bien en el cielo.

En eso, por una de las esquinas de la máquina se ve un chisporroteo y de ese desperfecto surge un «bug», que es como una extraña criatura peluda de ocho patas con apariencia de conejo que comienza a recorrer los alrededores del sistema, ignorando que era observada por una figura armada de un enorme mazo que se preparaba para atacar…

  • «¡¡NO TE ESCAPARÁS, MALDITA BOLA DE PELOS!!» –gritó la figura saltando de improviso dando un golpe con su mazo, pero con tan mala suerte que no pudo pegarle a la criatura.

El bicho de ocho patas observó a su atacante. Era una niña que no aparentaba tener más de catorce años, de largo cabello negro, marcas triangulares en en rostro y agresiva expresión. Apretando el mazo, la niña volvió a atacar, pero el bicho fue más rápido que ella y eludía sus ataques una y otra vez, poniendo cada vez más nerviosa a la niña…

  • «Grrr… ¡¡Estúpido bug!!.. ¡¡Ya no me hagas perder más el tiempo y quédate quieto!!» –gritó la niña dando un último golpe que esta vez sí le atinó al bichito desvaneciéndose en un tenue humo. La chiquilla sonrió– «Jaja.. eso te pasa por meterte con una Diosa. Nadie puede meterse conmigo, con la gran Skuld, la mejor cazadora de bugs de este mundo, la…»

La frase de Skuld fue cortada al ver que a su alrededor aparecían más bugs por toneladas y que la rodeaban brincando sobre su cabeza. Comenzó a eliminarlos nuevamente, pero por cada bicho que eliminaba, aparecían diez en su lugar. A punto de entrar en pánico, la niña gritó…

  • «¡¡QUÉ ESTÁ PASANDO AQUÍ!!.. ¡¡ALGUIEN AYÚDEME!!» –y antes que pudiera decir algo más, una ráfaga de energía salió de la nada, pulverizando a los bugs en un instante y de paso también a Skuld, que acabó totalmente chamuscada y con una expresión de pocos amigos. Otra voz se escuchó…
  • «Vaya, Skuld… tienes un aspecto terrible. No deberías andar tan desarreglada, hermanita» –dijo una despampanante mujer de un poco menos de 25 años, de cabello plateado largo y ondulado, tez morena y vestida de manera extravagante. Aunque a juzgar por las marcas de su rostro, también se notaba que era una diosa.
  • «Sí, cómo no… ¡¡NO TRATES DE ENGAÑARME, TARADA!! ¡¡LO HICISTE A PROPÓSITO!!» –gritó Skuld mientras trataba de sacudir el hollín de sus ropas.
  • «Que yo sepa, TÚ fuiste la que pidió ayuda y yo te la di, no es verdad?… Ya estás a salvo, así que no te quejes, niña» –respondió en tono irónico.
  • «¡¡YO NO SOY UNA NIÑA!!» –gritó sacando la lengua.
  • «En fin… lo que me parece muy extraño es que hayas pedido ayuda, Skuld, ya que tú siempre puedes con todo… ¿qué fue lo que te asustó tanto?»
  • «No es que me haya asustado, Urd… algo muy extraño está pasando y no es normal… ¡¡MIRA!!» –gritó señalando a los cientos de bugs que no paraban de reproducirse. Urd puso una expresión de asombro, ya que nunca había visto algo semejante.
  • «¿Desde cuándo está pasando esto?» –preguntó seriamente.
  • «Como hace un par de días, más o menos… primero fueron pocos, sin embargo, su número ha ido aumentando de manera alarmante» –la miró de mala manera– «¿¿No será que la máquina tiene un desperfecto y no te diste cuenta, eh??»
  • «¡¡¿¿De qué demonios hablas, Skuld??!!» –le gritó furiosa– «Para tu información, he estado revisando el sistema de la computadora y todo está funcionando a la perfección… y si no me crees, puedes preguntárselo al Lord»
  • «No tengo porqué hacerlo… ni siquiera el Lord te dirige la palabra, así que lo dices no puede ser cierto…» –no pudo decir más ya que Urd la calló de un coscorrón, al mismo tiempo que una gota de sudor aparecía en su cabeza.
  • «Ya no hables tantas incoherencias, niña. Mejor busquemos la manera de solucionar el problema de la máquina antes que estas cosas peludas terminen de invadirnos…» –dijo elevándose con rumbo a la central de las diosas. Skuld se quedó sobándose su chinchón…
  • «Es una odiosa… ay, ese golpe me dolió… ¡¡pero ya me las pagará!!» –se dijo a sí misma y al rato la siguió.

Templo de Kamisama, Universo del Dragón…


Dende se paseaba nerviosamente de un lado a otro en las afueras del Templo, vigilando que no apareciera Piccoro, ya que si lo hacía, no tardaría en descubrir la presencia de su visitante. Pensaba en lo que dijo Belldandy sobre lo de regresar a su mundo, del espejo de los sueños y la piedra de los deseos… todo esto sonaba muy complicado, pero lo más extraño era que la diosa le inspiraba una gran confianza y tranquilidad, tal vez era porque ella no demostraba ninguna señal de intranquilidad o angustia aparente, era como si Belldandy no encontrara tan terrible el asunto de quedarse en este mundo… ¿Qué pasaría si ella no regresaba nunca más a su mundo? Entonces… ¿qué haría aquí?…

  • «¿Dende, ya bajaste de las nubes?» –dijo Belldandy apareciendo a su costado con una taza en sus manos.
  • «Ah, señorita diosa… disculpe, no pude sentirla…» –respondió, pero al rato pensó entrañado– «¿¿No pude sentirla??… qué extraño, se supone que yo puedo sentir el ki de las personas perfectamente… ¿por qué no pude sentir la presencia de la diosa?»
  • «Bueno, no importa… también quería decirte que no me digas señorita diosa, sólo llámame Belldandy. Te traje un poco de té… ¿deseas?» –continuó sonriendo.
  • «Sí, muchas gracias» –probó un sorbo y preguntó un poco dudoso– «Quería preguntarle algo, señorita Belldandy… ¿que pasará si usted no pudiera regresar a su mundo como dice?»
  • «Bueno, eso no lo sé… la verdad que eso también me tenía preocupada y pensaba en la situación del Ygdrasill después de lo que pasó… no sé, es sólo una corazonada, pero algo importante va a pasar, lo presiento…»
  • «Este… me preocupaba por su situación.. no puedo dejar de pensar que todo esto fue por culpa mía…» –bajó la cabeza apenado.
  • «No digas eso, pequeño Kamisama» –sonrió poniendo su mano en la cabeza de Dende– «La fortuna llegará pronto a nuestras puertas, sólo hay que ser pacientes y esperar, sí?… Mientras tanto y para pasar el rato, ¿por qué no me enseñas la manera de los Kamisamas para ver a la gente de este mundo?… ¿Tienen algún medio para hacerlo?»
  • «Sí, claro… según me dijo el señor Piccoro, cuando estaba separado de su parte malvada, él pasaba largo rato mirando por el borde del Templo hacia la Tierra… venga, se lo mostraré…» –dijo mientras se acercaba al borde de la plataforma, seguido muy de cerca por Belldandy.
  • «Ya veo, así que así lo hacen…» –se concentró y cerró los ojos cruzando las manos ante la atenta mirada de Dende– «Puedo sentirlo… lo siento de verdad…»
  • «¿Eh?… ¿sentir qué?» –preguntó entrañado.
  • «A las personas… y también sus sueños. La gente de aquí es maravillosa y muy variada. Puedo sentir los más variados pensamientos y sentirme parte de ellos… como uno solo… ¿por qué no lo intentas, Dende?»
  • «¿Yo?… no creo que pueda… «–dijo temeroso, pero Belldandy lo tranquilizó con su sonrisa y acercándolo al borde de la plataforma, dijo con voz suave:
  • «Pon tu mente en blanco y olvídate de todos tus problemas, joven Kamisama… Piensa en tu nuevo mundo, en la gente que vive aquí y a la que aprenderás a amar con el tiempo… Sólo relájate y concéntrate… Lo verás poco a poco…»

Dende, todavía dudoso, hizo lo que decía Belldandy y se concentró. Muchas cosas comenzaron a pasar por su mente poco a poco tal y como lo dijo la diosa. Cuando abrió los ojos, una gran sonrisa iluminó su rostro…

  • «¡¡Pude sentir a la gente, señorita diosa!!… ¡¡La pude sentir de verdad, es fantástico, tal y como usted dijo!!… ¡¡Cielos, usted es maravillosa!!» –dijo muy contento.
  • «Tú solo lo hiciste, Dende, yo no tuve nada que ver… ¿Lo ves?… tienes el don natural para ser el Kamisama de tu mundo y nunca dudes de esa capacidad…»
  • «¡¡Sí, tiene mucha razón, señorita Belldandy!!… Haré como usted diga» –luego de decirlo, volvió a concentrarse. Belldandy lo miró con ternura…
  • «Es un niño muy despierto y habilidoso, estoy segura que será un gran Kamisama con el correr de los años y en el tiempo en que permanezca en este mundo estaré feliz de ayudarlo…» –pensó Belldandy mientras observaba los progresos de su joven «alumno».

Mientras tanto, en la dimensión de las Diosas…


Urd y Skuld se encontraban en la central de las diosas en busca de información para solucionar el problema de la computadora. Urd discutía acaloradamente por teléfono ante la mirada estuperfacta de su hermana…

  • «¡¡¿¿CÓMO QUE NO SABEN LA CAUSA DEL PROBLEMA??!!…» –gritó enfurecida– «¡¡SE SUPONE QUE USTEDES SON LOS JEFES DE TODO ESTO Y SI NO SABEN NADA, ¿¿QUÉ ES LO QUE SOMOS NOSOTRAS??!!… ¿¿HOLA?? ¿¿HOLA??… ¡¡MALDITO ESTÚPIDO, ME CORTÓ!!» –gritó tirando el teléfono.
  • «Después de la manera en que le gritaste, eso no me extrañaría… Necesitas que alguien te enseñe buenos modales, Urd…»
  • «Mira, niña… ¡¡ya tengo bastantes problemas en la cabeza como para estar aguantando tus majaderías, así que a menos que tengas una mejor solución para esto, quédate callada!!» –gritó casi mostrando los colmillos. Skuld la miró de reojo y dijo:
  • «De hecho, se me ha ocurrido algo para averiguar qué es lo que pasa… Sígueme» –dijo mientras se alejaba con rumbo a la salida. Urd se quedó de una pieza, casi petrificada…
  • «Esta niña verdaderamente me está faltando el respeto… ¡¡Grrr!!» –murmuró antes de seguirla. Al llegar fuera, preguntó–: «Y bien.. ¿qué tienes en mente?»
  • «Primero discúlpate conmigo por decirme niña y te lo digo…»
  • «¡¡NO VOY A DISCULPARME!!» –gritó, pero al ver que Skuld seguía inmutable, acabó cediendo–: «Vale, vale… lo siento, niñ… es decir, Skuld… ¡Ahora, habla!»
  • «Muy bien, aceptaré tus disculpas… Escucha, mientras gritabas por teléfono pude escuchar en una línea alterna que intervine acerca de una diosa que bajó a la Tierra a cumplir un deseo…»
  • «Muy bien… ¿y qué hay con eso?»
  • «¡¿Quieres dejar de interrumpirme?!… Bueno, resulta que la única que puede hacer ese tipo de encargos es mi hermana Belldandy… y lo más extraño, es que dicen que no logran localizarla en ningún lugar de la Tierra… ¿Te das cuenta de eso?»
  • «Tal vez su desaparición tenga que ver con las fallas en el sistema… pero lo único que no cuadra es el porqué desapareció… y si no está en la Tierra, ¿entonces a dónde fue?»
  • «Eso es lo que yo tampoco sé… y es lo que más me preocupa, espero que no le haya pasado nada a mi hermana mayor…» –dijo preocupada.
  • «Uhmm… Skuld, ven conmigo…»
  • «¿Eh?… ¿a dónde?»
  • «No preguntes y sígueme rápido… tengo un plan…» –dijo entrando de nuevo en la central. Skuld se encogió de hombros y la siguió…

Templo de Kamisama, Universo del Dragón…


Dende continuaba observando la Tierra bajo la atenta mirada de Belldandy que lo miraba sonriente y luego de estar un rato así, ella habló:

  • «Bueno… me da mucho gusto que hallas comprendido. ¿Ves como no es tan complicado?… Cuando era niña también me parecía difícil, pero con mucho trabajo y dedicación uno puede hacerlo bien y adecuadamente… ¿Tienes alguna duda, Dende?»
  • «Pues sí, los pensamientos de los humanos son muy variados y hablan de muchas cosas que yo ni siquiera comprendo en algunas ocasiones, por no decir siempre… Mencionan automóviles, videos, moda… y otras cosas más que nunca he escuchado…» –dijo el pequeño devolviéndole la mirada.
  • «El mundo es muy cambiante y de seguro del lugar de donde tú vienes nunca escuchaste esas cosas… Entonces, la mejor manera de entender a las personas es sintiéndose uno de ellos…»
  • «¿Cómo así?» –preguntó el pequeño namek.
  • «Conociendo su mundo… uh, ¿tienes una televisión aquí en el templo?»
  • «¿¿Televisión??… aaahh, se refiere a esa extraña caja que proyecta imágenes, no?… ¿Y para que la necesita, señorita Belldandy?»
  • «Para que veas las cosas en que se interesa la gente, de ese modo no te sentirás confundido… ¿lo comprendes?»
  • «¡¡Es cierto!! no se me había ocurrido antes… A ver, creo que Mr.Popo tenía una guardada en alguna parte… Espere aquí, iré a buscarla…» –y luego de decirlo salió corriendo rumbo al interior del templo.

Mientras tanto, en la dimensión de las Diosas…


Urd y Skurl, luego de vagar por los interiores de la central de las diosas, llegaron a una sala en donde habían un montón de espejos, además de artefactos raros, teléfonos usados y monitores. Urd comenzó a revisar el contenido de los aparatos…

  • «¿Qué es lo que intentas hacer, Urd?… ¿Y qué rayos es este lugar?» –preguntó la niña, molesta.
  • «Sólo mira y aprende… Es obvio que no lo conoces porque aún eres muy joven. Este lugar es el punto de comunicación de las diosas a otros lugares aparte de recibir deseos… y éste…» –señaló un enorme espejo– «Es el camino que nos llevará hacia el lugar en donde se encuentra Belldandy…»
  • «¿¿Hablas en serio??… ¿Y cómo puedes estar tan segura?» –dijo recelosa.
  • «Porque yo antes estuve aqui y… bueno y… y… ¡¡y soy la mayor y lo sé, por eso!!» –dijo algo nerviosa.
  • «Sí, claro…» –respondió Skuld con una gota de sudor.
  • «Bueno, en fin… Según lo que puedo apreciar en estos monitores, aquí aparece el registro de salidas de las diosas cronológicamente… Incluso está el de Belldandy. Muy bien… iré a buscarla»
  • «¿Buscarla?… ¿Y cómo lo harás, eh?… Que yo sepa, aquí no veo ningún televisor… -_-¡…» –dijo la niña.
  • «Tontita… ya te dije que este espejo funciona como un medio general de transporte para todas las diosas…» –dijo pellizcándole los cachetes– «¡Así que sin ningún problema puedo viajar a través de él!»
  • «Ay, ya no me lastimes…» –dijo soltándose de su agarro– «¿Y se puede sabe dónde aparecerás?… Pues no creo que puedas salir por algún espejo cualquiera, hermana…» –dijo Skuld, comentario que hizo parpadear a la diosa mayor, que poniendo mala cara, respondió:
  • «Ja, esos detalles son mínimos… Sólo espero que haya algún televisor por allí encendido. ¡En fin, allá voy!»
  • «¡¡De acuerdo, vamos!!» –dijo Skuld preparándose para seguirla, pero Urd la detuvo del traje haciendo que se resbalara en el piso.
  • «¿Vamos?… Yo nunca dije que vendrías conmigo, niña… ¡Tú te quedas y cuidas que todo esté en orden!»
  • «¡¡Oye, eso no es justo!!… ¡¿Acaso crees que voy a poder detener a todos esos bugs yo sola??!!… ¡¡¿¿Y QUÉ CREES QUE LE VOY A DECIR AL LORD SOBRE ESTO??!!»
  • «No sé… Skuld, tú eres una chica inteligente… inventa algo. Bueno, nos vemos… Ja ne» –y terminando de decirlo, desapareció por el espejo en un resplandor, dejando a Skuld con la palabra en la boca.
  • «Grrrr…. esto no es justo. ¡¡URD, VUELVE AQUÍ!!» –gritó con todas sus fuerzas.

Templo de Kamisama, Universo del Dragón…


Mientras tanto, Dende había logrado encontrar un viejo televisor el cual hizo funcionar unido a unas baterías y a una pequeña antena parecida a una parabóloca en miniatura diseñada por Bulma. El aparato afortunadamente captaba varios de los canales que aparecían en la Tierra, aunque con algunas interferencias debido a la ubicación del Templo. Dende trataba de sintonizar algunos canales, mientras Belldandy lo observaba de pie.

  • «¿Deseas que te ayude, Dende?» –preguntó la diosa.
  • «No es necesario, señorita Belldandy… ¡Mire, ya lo arreglé!… ¡Ya se ve bien!» –respondió sonriendo.
  • «Me alegro… bueno, ahora recuerda lo que te dije, ponte en el lugar de la mente de las personas y los comprenderás mejor. Ahora vuelvo, iré a preparar algo para beber» –dijo alejándose del niño.
  • «Oiga, espere… recuerde que…»
  • «¿…que no debo ser vista?… claro que sí, lo tendré presente…» –sonrió de vuelta y continuó con su camino.
  • «Creo que puedo confiar en ella… es muy buena, pero tengo miedo que el señor Piccoro me riña si la encuentra aquí. Aunque ahora recuerdo que no pude sentir su presencia hace un rato, por qué será?… Bueno, tal vez sea porque es una diosa. Creo que me estoy preocupando demasiado…» –se dijo a sí mismo y haciendo caso a las palabras de Belldandy comenzó a ver los canales en busca de algo interesante.

En otra dimensión, fuera del tiempo y del espacio…

  • «Rayos, no puedo sentir el rastro de Belldandy… ¿por dónde estará?… se supone que este espejo me llevaría hasta donde estuviera ella, aunque no en el lugar exacto…» –murmuraba la diosa de cabellos plateados mientras volaba entre las dimensiones. Al mirar al frente, pudo ver una pequeña luz cuadrada que sobresalía notoriamente. Urd sonrió– «¡¡Por fin!!… encontré un camino, espero que Belldandy esté allí…»

Regresando al Templo de Kamisama…

«…¡¡Señores!!… no cambien de canal,aquí encontrarán las cosas más variadas e interesantes del medio. Televisores, lavadoras, licuadoras, procesadores de alimentos, todo esto y mucho más a precios de locura, lo oyen?… ¡¡DE LOCURA!!…»

Dende escuchaba con increíble desgano los comerciales que pasaban por la televisión, preguntándose cómo es que los humanos podían pensar en esas cosas que le parecían tan vacías y bobas, pero eso era lo que le gustaba a la gente y por lo tanto debía hacer un esfuerzo por entenderlas…

«…Ahora nuestra hermosa modelo les mostrará uno a uno estos maravillosos y novedosos artefactos…»

Dende miró de reojo para ver si la cosa mejoraba, y cuando vio la modelo le pareció muy extraño que estuviera tan cerca de la cámara, y sobre todo, sin ningún artefacto en sus manos. También notó como si la modelo lo mirara fijamente, así que cautelosamente se acercó a la pantalla…

  • «Qué significa esto… es como si esta señora no me quitara los ojos de encima…» –dijo Dende extrañado y arrodillado frente al televisor.
  • «¡¡¿¿A QUIÉN LLAMAS SEÑORA, NIÑO IRRESPETUOSO??!!» –gritó la mujer sacando su cara a través de la pantalla y casi provocando un infarto en el pobre Dende…
  • «¡¡¡AYYY!!! ¡¡¡PERO QUÉ ES ESTO!!!» –gritó el niño, temblando de miedo, mientras veía a la extraña señora emerger poco a poco del televisor. Una vez que terminó del salir, lo miró como si fuera un bicho raro y preguntó muy seria, señalándolo con un dedo…
  • «¿Quién eres tú, enano?… ¿Y dónde está mi hermana Belldandy?» –preguntó Urd de una manera tan brusca que sólo hizo temblar más al pequeño namek, que parecía estar viendo al mismísimo diablo en persona. Al ver que no recibía respuesta de parte del pequeño, Urd volvió a preguntar en el mismo tono–: ¡¿Por qué no hablas?!… ¡¿Acaso te comieron la lengua los ratones?!… ¡¡RESPONDE!!

A estas alturas, el pobre namek ya no sabía qué hacer sin ayuda, y sólo atino a pensar en una sola cosa…

  • «¡¡¡¡¡¡AAAAHHHHHH!!!!!! ¡¡¡¡¡¡SEÑORITA DIOSA!!!!!! ¡¡¡¡¡¡AYÚDEME!!!!!!» –gritó con todas sus fuerzas, actitud que confundió a Urd. Casi de inmediato, Belldandy apareció por la entrada del Templo.
  • «¡¿Qué sucede, Dende?!… ¿Te encuentras bien?» –preguntó Belldandy alarmada, y al ver la causa del grito del niño, dijo–: ¿Urd?… ¿eres tú?
  • «¡¡Por supuesto que soy yo, a quién esperabas?!!… ¿¿A las guerreras mágicas??» –respondió en tono sarcástico. Dende, en cambio, apenas vio a Belldandy, corrió a esconderse detrás de ella y lejos de la «peligrosa» mujer…
  • «Qué estraños… a Mr.Bobos le pareció haber escuchado gritar al Kamisamas…» –dijo el leal sirviente de Dende al escuchar su grito desde el otro lado del Templo y parando de regar sus plantas–. «¿Gritó o acasos escuché mal?… Oh, ya no tengo más aguas en la regadera, será mejor que vaya a las fuentes por más…»

En otra dimensión…

Skuld se paseaba de un lado a otro sin salir de la sala del los espejos, aún bastante enojada por la acción que tomó Urd de irse y dejarla abandonada con todo el trabajo a sus espaldas, y lo que más le molestaba era que no quería reconocer su responsabilidad. Sin poder contenerse, gritó…

  • «¡¡¿¿Pero qué se ha creído esa loca al dejarme aquí con todo el trabajo??!!… ¡¡¡NO PUEDO SOPORTARLO MÁS!!!» –luego de hacer su rabieta de niña, dijo decidida–: «Muy bien, Urd… Ni pienses que me quedaré aquí esperádote toda la vida. ¡¡Yo también iré a buscar a mi hermana Belldandy y la encontraré antes que tú, ya lo veras!!… ¡¡ALLÁ VOY!!» –y gritando saltó a través del espejo y tal y como lo hiciera su hermana anteriormente.

Regresando al Templo de Kamisama…

  • «¡¡¿¿QUÉ??!!… ¿¿Viniste aquí a cumplir el deseo de este enano??… No puedo creerlo…» –preguntó Urd casi con los ojos saliéndosele de las cuencas.
  • «Sí, y además demuéstrale un poco más de respeto, Urd. Por si no lo sabías, Dende es el Kamisama de este mundo…» –dijo Belldandy también en tono molesto por causa de la actitud de su hermana mayor.
  • «¡¡Eso es lo que más me asombra!! Que un pequeñajo como éste sea el Kamisama de aquí… ¡¡Este mundo está verdaderamente loco!!» –dijo Urd tomándose la cabeza con ambas manos.
  • «¡¡¡Urd!!!… ¡¡Deja de decir esas cosas o sino Dende pensará que la loca en realidad eres tú!!!» –lo defendió Belldandy.
  • «O…oiga se-señorita diosa» –la llamó Dende, todavía aferrado a su traje– «¿Co-conoce usted a esta señora tan rara?»
  • «¡¡¿¿CÓMO QUE RARA??!! ¡¡QUIÉN TE CREES PARA DECIRME ESO, MOCOSO ATREVIDO!!» –le gritó Urd totalmente roja, haciendo que Dende volviera a esconderse detrás de Belldandy.
  • «¡¡Ya basta, Urd!! ¡¡Deja de asustarlo de ese modo!!» –luego de reñir a su hermana, miró a Dende con dulzura– «No tienes nada de que temer, Dende… Ella es mi hermana mayor Urd y está de nuestro lado»
  • «¿¿Su hermana??… Pues a mí me parece un demonio…» –dijo el niño bastante receloso de Urd, que lo tenía clavado con su mirada.
  • «Pues… cómo decirte… Urd en realidad es mi media hermana y no estás equivocado al decir que es un demonio, porque ella es mitad diosa y mitad demonio, ¿lo entiendes?» –dijo tranquilamente.
  • «¿¿¿AAAAHHH???» –respondió el niño, sin poder creerlo.

Por otro lado, Mr.Popo continuaba regando el jardín completamente ajeno a lo que pasaba al otro lado del Templo sin sentir nada en lo absoluto (tal parece que Dende no era el único en no poder sentir la presencia de las diosas). Se disponía llenar nuevamente la regadera en la fuente, pero justo en el instante en que lo hacía, el agua de la fuente se iluminó…

  • «¿¿Pero qué está basandos??.. No entiendo nadas…» –musitó Mr.Popo muy confundido, ya que nunca en su vida había visto algo semejante. De pronto, ante sus ojos las aguas de la fuente se abrieron y una cabeza emergió, seguida del resto de su cuerpo, que parecía ser de una chica que, dando un giro en el aire, levitó delante de él…
  • «¡¡Konnichi wa!! ¡¡Por fin lo logré!!» –saludó Skuld alegremente. Para ella era más fácil trasladarse, ya que su viaje era a través del agua. Mr.Popo no atinaba decir ni una sola palabra, sólo que la regadera se le escapó de las manos y, al caer, el ruido llamó la atención de Skuld, que abrió los ojos y miró a su alrededor… –»Pero… ¿qué es este lugar?… ¿dónde estoy?… ¿Hermana, estás por…?»

Skuld no pudo terminar la pregunta ya que sus ojos se posaron en el ser que tenía antes su ojos, muy oscuro de piel, aspecto rechoncho y con una mirada muy extraña que no dejaba de mirarla. Como toda niña que está frente al algo que no conoce, Skuld abrió unos ojos de plato y gritó asustada…

  • «¡¡¡¡AAAHHHHH!!!! ¡¡¿¿QUIÉN ERES TÚ??!! ¡¡NO TE ME ACERQUES, MONSTRUO HORRIBLE!!» –y al mismo tiempo que lo decía, se armó de su mazo y soltó un tremendo golpe en la cabeza del pobre sirviente, haciéndolo ver las estrellas en pleno día a causa del porrazo. Esta vez el grito de Skuld no pasó desapercibido por los demás que se encontraban en el templo…
  • «¡¡¿Pero qué fue eso?!!… ¡se escuchó como un grito!» –dijo Dende poniendo atención, sin soltarse de la diosa.
  • «Yo conozco esa voz… esto no puede ser posible… es…» –comenzó a decir Urd, pero su hermana la cortó…
  • «¡¡OH, NO!! ¡¡ES SKULD!!» –gritó Belldandy corriendo hacia donde había escuchado a su hermana.

Todos dieron vuelta al templo a la carrera y al llegar encontraron a Skuld todavía sin sacar el mazo de la cabeza del desmayado Mr.Popo. La niña volteó su cabeza ligeramente y se encontró con sus hermanas…

  • «¡¡HERMANA MAYOR, QUÉ BUENO ES VERTE A SALVO!!» –gritó la niña de felicidad, y soltando su mazo corrió a abrazar a Belldandy, que aún no salía de la sorpresa.
  • «Pero, Skuld… ¿qué haces aquí?»
  • «¿¿Cómo es posible que me preguntes eso??… Vine a buscarte, a qué otra cosa más pude haber venido. Belldandy, nos tenías muy preocupadas con tu desaparición… yo me sentía muy sola… yo…» –sin decir nada más, rompió en llanto.
  • «Ya, ya… cálmate, Skuld. No tenías porqué haber venido si yo estaba muy bien… te preocupas demasiado…» –la consoló Belldandy.
  • «Todo esto lo haces porque quieres ser el centro de atención, Skuld… lo digo y te lo vuelvo a repetir… eres todavía una niña mimada…» –dijo Urd con un indiferencia increíble.
  • «¡¡Repite eso, vieja loca!!» –respondió la pequeña, casi sacando las garras.
  • «¡¡Lo que oíste, NIÑA!!» –le gritó Urd.
  • «Además eso no importa ahora, lo que me preocupa es ese horrible sujeto que trató de atacarme al borde de la fuente de donde aparecí… ¿Saben de dónde se escapó?» –dijo Skuld señalando al sirviente que seguía noqueado en el suelo.
  • «¡¡OH, CIELO SANTO!! ¡¡MR.POPO!!» –gritó Dende y alterado corrió en auxilio de su sirviente, seguido de Belldandy.
  • «Ya sabía que no se podía confiar en tí, niña… Siempre pegándole a todos…» –se burló Urd.
  • «¡¡Oye, no fue mi culpa!!… ¡¡Apareció de repente y me asustó!! Además, que yo sepa, la gente normal no es como él…» –luego miró al extraño niño verde con antenas que trataba de reanimar a su amigo– «Ni… ni como él… ¿Qué está pasando?.. ¿¿Y en qué lugar estamos??»
  • «Skuld, eso es lo que yo quisiera saber…» –contestó Urd.

Belldandy escuchó la plática de sus hermanas, se incorporó y dijo muy seria:

  • «Están en el Universo del Dragón, hermanas… en otra realidad. Este mundo es muy diferente al que ustedes conocen…» –frunció el ceño, ante la extrañada mirada de Dende, que hasta ese momento nunca había visto a su amiga con esa expresión. Respiró profundamente y continuó–: «No debieron seguirme… Ahora las tres estamos metidas en problemas…»
  • «¿Qué dices, Belldandy?… ¡¡HABLA CLARO!!» –gritó Urd perdiendo la paciencia.
  • «Que estamos atrapadas en esta dimensión… y hasta donde yo sé, sin posibilidad de regresar… PERMANENTEMENTE…»
  • «¿¿¿¿QUÉEEEEEE????» –gritaron las otras diosas al mismo tiempo, y el pequeño namek sólo atinó a cubrirse los oídos…

Ahora el asunto se ha vuelto más complicado, ya que ahora no sólo la diosa Belldandy, sino también sus hermanas, están atrapadas en el Universo del Dragón… ¿Habrá alguna solución a este problema?