Un deseo inesperado – Capítulo 6

Capítulo 7: «El mal trago de Vegeta»

Fanfic: Un deseo inesperado

Luego de que Urd causara un alboroto en un parque de la Capital, las diosas se encaminan finalmente a la Capsule Corp. para buscar a Bulma…

  • «¡Pudiste haber sido un poco más delicado, mocoso!… ¡Por poco y me arrancas el brazo!» –decía Urd sobando su lastimado brazo, ya que Gohan había salido corriendo con ellas para escapar de Yamcha y Krilin. Ahora caminaban hacia la corporación para no despertar más sospechas de la gente…
  • «Mi hermana tiene razón, Gohan… ¡Me están dando unas ganas de golpearte con mi mazo!» –decía Skuld en las mismas condiciones que su hermana.
  • «Ya les dije que lo siento, amigas… pero si no lo hacía, mis amigos me iban a llenar de preguntas y eso sería muy problemático para ustedes ya que no es común tener diosas de otra dimensión en este mundo tan seguido…»
  • «Por lo que he visto, tus amigos también son muy fuertes…» –dijo Belldandy– «¿Son guerreros como tú y Piccoro?»
  • «Eh, sí… Supongo que Dende les ha contado sobre la pelea que tuvimos contra los androides y Cell. Allí peleamos mi papá, el señor Vegeta, Krilin y muchos otros guerreros»
  • «Lo que he visto en la televisión es a un barbudo ridículo llamado Mr. Satán que se autoproclama el salvador de la Tierra, ¿él también peleó con ustedes?» –comentó Urd.
  • «Bueno… ^_^U… en cierta forma… pero el que derrotó a Cell fue…» –calló recordando a su padre.
  • «Fuiste tú?» –dijo la diosa del presente.
  • «Sí… fui yo… Ya lo sabías, ¿cierto?» –dijo con un tono de tristeza en su voz.
  • «Lo supuse… siempre callabas cuando querías tocar el tema de la pelea con esos androides. Pero… aunque no he visto todo tu poder en su magnitud, especulo que debes ser muy fuerte…»
  • «Esa es mi herencia de guerrero… Como mi padre era un saiyajin, yo heredé esos fabulosos poderes…»
  • «¿Saiyajin?… ¿Y quiénes son ellos?» –dijo Skuld con interés.
  • «Son una raza de guerreros muy poderosos que existieron, que eran muy buenos y hábiles para pelear. Según las historias que pude escuchar, ellos trabajaron para Freezer, el conquistador de mundos y conquistaban planetas para vendérselos… Ésa era su vida…»
  • «Qué interesante es eso que cuentas… también en nuestro universo existen seres poderosos, pero son tantos que tomaría mucho investigarlo…» –comentó Urd.
  • «Mi hermana mayor los conoce a todos… Además, su posición es muy importante…»
  • «Vamos, Skuld… no exageres. Pero hay una cosa que me tiene preocupada…»
  • «¿Cuál?» –dijeron los tres.
  • «La presencia del Espejo de los Sueños en este mundo… Si tan solo Piccoro o Mr.Popo nos dijeran algo más de cómo llegó aquí, nos ayudaría mucho para volver a nuestro mundo. Pero estoy segura que no es por nada que está en este sitio…» –Belldandy levantó la mirada y notó que sus hermanas y Gohan no le quitaban la vista de encima como hipnotizados–. «Bueno ^^U… no me miren así… Gohan, ¿por qué no nos sigues contando acerca de tus amigos y las batallas que tuvieron que sortear?»
  • «Es cierto… ¿Hay más… cómo se dice… saiyajins en este planeta aparte de ti?» –preguntó Skuld.
  • «Bueno, están el señor Vegeta y su hijo Trunks, pero él aún es muy pequeño… pero nosotros tuvimos la oportunidad de conocerlo cuando peleamos contra los androides ya que vino del futuro para ayudarnos a combatir…» –dijo con toda normalidad.
  • «¿¿¿AAAAHHH???» –dijeron al unísono.

En tanto, en el Universo de las Diosas… algo pasaba…


Una mujer esperaba impaciente sentada en un lujoso escritorio. Tenía el cabello largo y negro, con una larga coleta y vestida de una manera elegante, pero escasa. Por su aspecto y las marcas que tenía en la frente, aparentemente también era una diosa…

  • «¿Por qué tardará tanto?… ¡Ya me estoy impacientando!» –decía tamborileando con sus dedos sobre su escritorio.

Ya cansada de esperar, se levantó y fue flotando hasta la entrada de su oficina, que en realidad era una oficina de ayuda de diosas… Sin embargo, no era la misma en la que trabajaban Belldandy y sus hermanas. Moviendo sus dedos hizo aparecer una copa de un bebida de color carmín, con una cereza adornándola… ya era la quinta que te tomaba en dos horas. La bebió de un golpe cuando de repente un ruido a sus espaldas llamó su atención…

  • «Vaya, se ve que eres impaciente…» –dijo la voz.
  • «No era para menos… llevo más de dos horas esperándote…» –dijo con calma y volteando a verla–. «¿Averiguaste algo?»
  • «Sí y no… ¿no me invitas un trago?» –dijo la recién llegada dándose aires de importancia.
  • «No te daré nada hasta que me lo digas… Además, puedes servirte tú misma, Mara…»
  • «Sabes muy bien que yo no cuento con esas habilidades tan refinadas, Peorth… Si eres una diosa, muestra algo de cortesía por el servicio que te di, ¿no crees?»

Peorth, que era el nombre de la diosa, chasqueó sus dedos y otra copa de bebida carmín apareció y fue flotando hacia su visitante, una mujer de largos cabellos rubios y ondulados, traje negro de cuero entallado, amplia capa. Su mirada, a diferencia de las otras diosas, era fría y tenía unas marcas muy diferentes en su rostro que hacía que la dureza de su mirada se acentuara…

  • «Y bien, Mara… ¿qué sabes de ellas?» –dijo mirándola de frente.
  • «Nada»
  • «¿Nada?… ¿No dijiste que habías averiguado algo?»
  • «Sí… y ya te lo dije… nada» –dijo examinando sus largas uñas.
  • «¡¿Tratas de burlarte de mí?!» –dijo frunciendo el ceño.
  • «Sabes que ganas no me faltan, pero ahora no tengo humor. En la Central de las Diosas no saben nada de sus «consentidas»… Al parecer se han esfumado del plano existencial»
  • «¿Hablas en serio?»
  • «No están en la Tierra ni en ningún lugar del universo… El Yggdrasil es un caos ya que no hay nadie que controle a los bugs que se están multiplicando en forma alarmante. El Lord está muy furioso por lo que he escuchado…»
  • «Ya veo… por un lado, ésas son buenas noticias ya que YO… la servicial y hermosa Peorth, podré ofrecer mi servicios al Lord para encargarme del Yggdrasil y ser la única oficina de Ayuda de las Diosas… mi sueño dorado… aahhh *_* » –dijo soñando despierta.
  • «Y por otro lado… ¿qué piensas?» –dijo mirándola de reojo. Peorth se puso seria…
  • «No lo sé… ¿Por qué desaparecieron tan repentinamente?… Su ausencia me preocupa…»
  • «A mi me da igual lo que le pase a las otras… pero el que haya desaparecido Belldandy no es normal…»
  • «Se ve que le tienes aprecio a Belldandy… jeje»
  • «Bueno… no estoy totalmente de acuerdo con su manera de actuar con los humanos de la tierra y ser tan poco ambiciosa, pero no puedo olvidar su ayuda y me hace estar en deuda con ella… es todo… ¡¡Y NO ME VUELVAS A PREGUNTAR LO MISMO, PEORTH!!»
  • «Bueno, bueno… no te enfades… ¿Y seguirás investigando?»
  • «Tal vez… lo pensaré» –dijo y desapareció por uno de los espejos que los rodeaban. Peorth suspiró y volvió a entrar a su oficina.

Universo del Dragón…


Después de estar caminando largo rato, Gohan y sus amigas las diosas llegaron a las puertas de la Capsule Corp., el lugar más importante y famoso de la capital de Oeste. Antes que se decidieran a entrar, Gohan se dio vuelta y las miró…

  • «Escuchen… por favor, amigas. Nadie debe saber quiénes son ustedes, sobre todo el señor Vegeta, ya que…»
  • «Sí, sí… ya lo sabemos, Gohan. ¡¡ES LA QUINTA VEZ QUE NO LOS DICES, YA CÁLMATE!!!» –dijo Urd harta.
  • «Ups, perdón…» –dijo cayendo sentado en el suelo.
  • «No te preocupes Gohan… Ya sabemos qué hacer y qué decir. No pasará nada…» –dijo Bell con su tranquilidad de siempre.
  • «Además, lo más importante es que veamos a Bulma, ¿no?… ¡¡Así que déjate de sandeces y vamos de una buena vez!!» –dijo Skuld jalándolo del cuello de la camisa hacia la entrada de la Corporación. Gohan respiró profundo a punto de tocar el timbre.
  • «Recuerden, ustedes no digan nada, yo voy a…»
  • «¡¡¡YA LO SABEMOS, GOHAN!!!» –gritaron las diosas (excepto Belldandy ^^).

Gohan sacudió la cabeza y llamó a la puerta. Durante unos momentos esperaron hasta que la puerta automática se abrió dejando ver a una mujer de cabellos rubios y alegre expresión. Los miró y dijo:

  • «¡¡Oh, santo cielo!!… Miren a quien tenemos aquí… ¡¡el pequeño Gohan!!… ¿Cómo has estado, querido?» –dijo la señora Briefs, madre de Bulma, abrazándolo efusivamente ante la vergüenza del niño. Las diosas trataron de no reirse.
  • «Mu-muy bien, señora Briefs…» –dijo entrecortado.
  • «Me alegro, estás tan grande… Me parece que no te he visto en mucho tiempo… Uno de estos días me tienes que invitar al cine, ¿eh?» –lo soltó y miró a las diosas–. «Oh, cielos… no me había dado cuenta que venías acompañado… ¡que chicas tan lindas!»
  • «Muy buenas tardes tenga usted, señora…» –saludó Belldandy haciendo una reverencia. Belldandy miró a sus hermanas que, sin decirle nada, hicieron lo mismo. La sra. Briefs estaba encantada…
  • «Y no sólo son lindas, sino también muy educadas… ¡¡qué ternura de criaturas!!» –dijo acariciando el cabello de Skuld, lo cual no le agradaba en lo absoluto al ver la expresión de su rostro. Gohan se apresuró y dijo:
  • «Disculpe, señora… ¿estará Bulma en casa?… Mis amigas y yo queríamos hablar con ella…»
  • «¿Con Bulma?… ¡Oh, claro que sí!… Por favor, pasen y siéntanse como en su casa…» –Se apartó de la puerta para dejarles paso.
  • «Muchas gracias, señora…» –dijo Gohan. Las diosas se sentaron, mirando a todos lados con curiosidad.
  • «Por nada, Gohan… Ahora que lo veo, ya tienes edad para salir con chicas, me alegro mucho por ti… Me imagino que esta niña tan linda es tu novia, ¿cierto?»
  • «¡¡¿¿Qué??!!» –parpadeó Skuld.
  • «Oh, sí, señora… desde hace mucho tiempo… jeje» –dijo Urd en son de broma. Skuld la miró con mala cara.
  • «No… nada que ver, señora. Skuld… es… <recordando>… essss… una compañera de escuela que me pidió que la acompañara a la Feria de Ciencias y trajo también a sus hermanas mayores…» –miró hacia Belldandy la cual le guiñó un ojo.
  • «¿En serio?… Qué bien… qué gusto… De acuerdo, esperen un poco, traeré a Bulma… no me tardo» –sonrió y desapareció por la puerta.
  • «Que señora tan agradable, ¿no les parece?» –dijo Bell.
  • «No lo sé… tiene cara de despistada y cabeza hueca…»
  • «¡¡La única cabeza hueca eres tú, Urd!!… ¡¡CÓMO SE TE OCURRE DECIR QUE GOHAN ES MI NOVIO!!» –dijo colérica.
  • «¿Y por qué te alteras tanto?… Gritas como si quisieras que todo el mundo lo supiera… jaja»
  • «¡¡Eres una…!!»
  • «¡Hermanas, por favor… estamos en casa ajena, así que compórtense!» –A su voz, sus hermanas se callaron, pero seguían insultándose por los ojos. Gohan se frotaba las manos nervioso…
  • «Escuchen, Bulma es una gran científica y muy inteligente también… ¿Ya sabes lo que vas a pedirle, Skuld?»
  • «No lo sé… aunque en el evento de ciencias estuve viendo unos artefactos muy interesantes, necesitaría ver los equipos de tu amiga para extraer lo que necesitemos…»
  • «Ahora que lo veo… si dices que esa mujer es lista, te va a preguntar la intención de tu visita… ¿Ya sabes qué decirle?» –dijo Urd.
  • «Errrr… puedo decirle que es para… un proyecto de ciencias» –dijo sonriendo.
  • «Y tú crees que se lo trague?… ¿Qué piensas, Bell?»
  • «No lo sé, Urd… lo mejor es que dejemos que Skuld siga con su plan… Lo importante es que ya estamos aquí y lo más importante es mantener nuestra identidad en secreto, no lo olviden, hermanas…» –terminó de decir Belldandy.

Gohan no se sentía muy seguro con las ideas de sus amigas, no estaban pensando en las consecuencias de lo que podrían ocasionar si descubrieran que son diosas, sobre todo estando Vegeta en ese lugar… eso lo preocupaba. Esperaron un rato más, hasta que la Sra. Briefs regresó…

  • «Gohan, querido… Bulma en estos momentos está en su laboratorio, puedes pasar a verla…» –dijo. Gohan volteó a ver a las diosas…
  • «No te preocupes, Gohan… Te esperaremos aquí… ^^» –dijo Belldandy. Sus hermanas asintieron…
  • «De acuerdo… volveré en seguida… No me tardo…» –Y salió de la sala. La madre de Bulma miró a las chicas…
  • «Bueno, yo me quedaré con ustedes… ¿No gustan refresco y pastelillos, lindas?»
  • «¡¿Tiene helado?!» –dijo Skuld entusiasmada.
  • «Skuld…» –dijo Bell–. «Es usted muy amable, señora ^_^» –la señora sonrió y ya se iba cuando apareció un señor de bigote poblado y cabello morado muy agitado…
  • «¡¡Querida, por favor!!… Necesito que me ayudes con Trunks. ¡¡Se despertó y no deja de llorar!!… ¡¡No puedo yo solo!!» –dijo en tono desesperado.
  • «Oh, santo cielo… Iré en seguida a ayudarte, querido… Por favor, preciosas… volveré en un segundo…» –y fue tras su esposo.
  • «Qué habrá pasado?… ese señor se veía preocupado…»
  • «Seguro alguna tontería… Este lugar debe ser una casa de locos como todas las demás…» –dijo Urd sentándose más cómodamente en el sillón.

Los esposos Briefs caminaban apurados por el pasillo y Vegeta apareció por uno de los corredores contiguos. Al parecer salía de su entrenamiento ya que sólo vestía un par de pantaloncillos cortos, botas y una toalla colgaba de su cuello.

  • «Demonios!!, estos robots de entrenamiento cada día resisten menos, voy a tener que hablar con Bulma para que los haga más fuertes, o no me servirán más. Creo que por hoy ya estuvo bien, ahora a darme un baño y comer algo…» –pensaba cuando en el corredor se cruzó con los señores Briefs y en cuanto la sra. Briefs lo vio se le iluminaron los ojos…
  • «¡¡Vegeta, gracias al cielo que te encuentro!!» –gritó muy contenta.
  • «Ay, qué mala suerte… Por qué tenía que encontrármela en estos momentos… De seguro se le ha ocurrido alguna ridiculez y quiere que sea parte de ella…» –pensó espantado.
  • «Mira, muchacho… necesito que me hagas un favor… ven conmigo… Tú sigue adelante, querido… en un momento te alcanzaré…» –dijo tomando del brazo al saiya y llevándolo a rastras a la sala.
  • «Pero…» –trató de hablar, pero la mujer no lo dejaba.
  • «Oh, no te preocupes, muchacho… no es nada complicado. Sólo quiero que le hagas compañía a tres lindas chicas que han venido de visita a nuestra casa…»
  • «¡¡¿¿Cómo dijo??!!… Pero yo no…» –dijo alterándose.
  • «Te aseguro que son las criaturas más hermosas que he visto en mi vida… el pequeño Gohan tiene muy buen gusto para escoger a sus amigas…»

Ya no tuvo tiempo de quejarse porque justo había llegado a la sala en donde estaban las diosas y al verlo que sorprendieron un poco… aparte que la facha de Vegeta no era muy presentable que digamos…

  • «Preciosas… éste es Vegeta, el esposo de mi hija… les hará compañía hasta que regrese… Muy bien, muchacho, son todas tuyas…» –dijo en broma y se fue dejando al pobre saiya en estado de shock. Por un momento, nadie dijo nada. Urd examinaba de arriba a abajo al hombre que tenía en frente y a juzgar por su sonrisa no estaba nada mal para su gusto, en cambio, Skuld lo miró con cierto recelo. Belldandy decidió romper el silencio…
  • «Buenas tardes tenga usted, señor… Es un placer estar en su casa…» –dijo cortésmente. Vegeta la miró a los ojos y por un momento tuvo la impresión de que esa mirada era tranquilizadora. Retomando su postura de brazos cruzados, contestó:
  • «Ah… sí…»
  • «Permítame presentarme, mi nombre es Belldandy… y ellas son mis hermanas Urd y Skuld…» –las miró.
  • «Hola…» –dijo Skuld secamente. Urd, en cambio, se acercó a Vegeta y dijo:
  • «Soy Urd… es un «gran» placer conocerlo, señor Vegeta…» –dijo voz sensual y entrecerrando los ojos. Vegeta se mantuvo en su posición sin que eso lo intimidara mucho. Urd arqueó una ceja y regresó con sus hermanas…
  • «Disculpe si nuestra presencia lo incomoda de alguna forma, señor Vegeta… Vinimos acompañando a nuestro amigo Gohan…»
  • «¿¿Gohan??… ¿Vino con ustedes?…» –dijo extrañado de que Gohan tuviera amigas, y encima tan bonitas, porque no podía negar que eran bonitas.
  • «En efecto… como es muy amigo de nuestra hermana menor, podría decirse más que amigos, vinimos a acompañarla…»
  • «¡¡¡OYE, ESO NO ES CIERTO!!!… ¡¡¡YA ME TIENES HARTA CON ESO, URD!!!… ¡¡¡GOHAN NO ES MI NOVIO!!!» –Y sacando su mazo, la amenazó. Vegeta parpadeó…
  • «Yo no dije que fuera tu novio… Por la boca muere el pez, Skuld…»
  • «¡¡SKULD!! ¡¡¡COMPÓRTATE!!!» –dijo Belldandy y luego se inclinó hacia el saiya–. «Lo lamento mucho, perdone el comportamiento de mis hermanas, señor Vegeta…» –El saiya no dijo nada mientras las extrañas chicas seguían con su berrinche, pero algo en su interior le decía que ellas escondían algo.

Gohan acababa de llegar hasta el laboratorio, afortunadamente lo encontró rápido. Bulma estaba con su overol de trabajo trabajando en un tipo de máquina rara. El niño tosió para llamar su atención…

  • «¡¡Gohan!!… ¡¡Qué sorpresa!!… No imaginaba verte tan pronto por aquí…» –dijo limpiándose la grasa de las manos.
  • «¿Como estás, Bulma?… Me alegra verte. Venía a pedirte un favor…»
  • «¿Un favor?… ¿Qué te pasa, Gohan? Te veo preocupado…» –dijo acercándose a él–. «¿Ha pasado algo malo?»
  • «No, nada de eso… en realidad… Vine con una amiga que desea que la ayudes con… qué dijo que era… su proyecto de ciencias… ¡sí!» –dijo nervioso.
  • «¿Proyecto de ciencias?… Qué raro, ¿y por qué justamente a mí?» –dijo intuyendo que Gohan le escondía algo.
  • «Es que… como tú eres la mejor en ese campo, se lo comenté y bueno… dijo que quería conocerte… jeje» –dijo con una mano en su cabeza.
  • «¿Así que una amiga?… Vaya, ya estás creciendo, Gohan… <guiño> me alegro por ti… Está bien, vamos a conocer a tu AMIGA…» –y, sonriendo, salieron. En el camino se encontraron con la señora Briefs que traía una bolsa de hielo.
  • «Bulma, querida…»
  • «Hola, mamá… ¿Cómo sigue Trunks?»
  • «Igual que siempre, la fiebre le baja y le sube… pero no te precupes, querida… Tu padre y yo lo estamos cuidando…»
  • «Está bien, gracias, mamá… Subiré a verlo en unos minutos…» –Gohan en eso recordó a sus amigas y dijo:
  • «Sra. Briefs… mis amigas… ¿no estaba usted con ellas?»
  • «Oh, sí… pero justo me encontré con el joven Vegeta y lo dejé con ellas… es tan caballeroso…»
  • «¿¿Con Vegeta??… ¡¡AY, NO!!… disculpa, Bulma…» –y fue corriendo a buscarlas.
  • «Gohan se comporta de manera extraña, ¿no crees, mamá?»
  • «No lo creo, querida… tal vez sea por efecto de la pubertad… ^^»

En tanto, aunque algo menos incómodo, Vegeta escuchaba de pie la plática de Belldandy que les contaba (de una manera muy hábil) cómo conocían a Gohan y todo eso. Tenía unos enormes deseos de largarse, pero la voz de Belldandy era muy dulce y era más agradable que los continuos gritos de su esposa… y eso era muy extraño.

  • «Así que… eso es todo… Espero no haberlo aburrido…» –dijo sonriendo.
  • «Pero Belldandy… ¿cómo se aburriría con nosotras aquí?… Dígame señor, ¿usted es deportista?»
  • «……» –Vegeta la miró, pero no dijo nada. Urd frunció el ceño…
  • «Me imagino que sí, porque no creo que le guste andar así por toda su casa… aunque si me permite… no se ve nada mal…»
  • «No creo que al señor le gusten tus comentarios, Urd… además que no te ha contestado ninguno… ¬_¬»
  • «No te metas en lo que no te importa, niña… ¡¡No hablo contigo!!»
  • «Pero creo que tus comentarios están fuera de lugar, hermana… ¡Es una falta de respeto!»
  • «Grrrr… no me digas lo que tengo que hacer… ¡Eres sólo una niña!»
  • «¡¡¡Ahora veo que Piccoro tiene razón al decir que eres una loca!!!»
  • «¿¿Piccoro??» –pensó Vegeta.
  • «¡¡Skuld!!» –dijo Belldandy.
  • «¡¡Upss!!…» –se cubrió la boca, pero Vegeta había escuchado claramente lo último. Justo en ese momento, Gohan entró corriendo a la sala…
  • «¡¡CHICAS!!… Dónde… ehh…» –miró a Vegeta, que seguía inmóvil– «Ho-hola, Vegeta… ¿Cómo estás?… jeje»
  • «Hola, Gohan… El señor Vegeta nos estaba haciendo compañía… ^^»
  • «¿¿De verdad??… pu-pues muchas gracias, Vegeta… yo me quedaré con ellas…» –lo miró nerviosamente. Vegeta miró a las diosas, miró a Gohan y dando media vuelta, se fue sin decir nada. En el camino se cruzó con su esposa…
  • «Vegeta, qué…»
  • «No me hagas preguntas… Voy a la cámara de gravedad, o si no me volveré loco…» –dijo con una vena latiéndole en la frente indicativo de que estaba a punto de perder la paciencia. Bulma se encogió de hombros preguntándose qué estaría pasando.
  • «El señor Vegeta es una persona muy amable…» –dijo Belldandy. Gohan sentía que el alma le regresaba al cuerpo…
  • «Y también muy apuesto… aunque un poco bajo de estatura para mi gusto… jum» –dijo Urd sonriendo.
  • «Por Kami… es un milagro que no haya pasado nada… Muchas gracias, Dende…»
  • «¿Gohan?» –lo llamó Bulma.
  • «¡¡Ah!!… ¡¿Qué, qué pasa?!» –dijo saltando. Bulma parpadeó…

Luego de las respectivas presentaciones y demás cosas, las diosas explicaron rápidamente el motivo de su visita. Al poco rato, todos estaban en el laboratorio de Bulma y Skuld no cabía en sí de tanto gozo…

  • «¡¡Ay, qué maravilla!!… Mira todos esos inventos, esas máquinas *_*… tengo que verlos de cerca…» –dijo corriendo hacia ellos.
  • «No toques nada, Skuld…» –dijo Bell.
  • «Vaya, es verdad lo que me dijiste, Gohan… a tu amiga le gusta mucho esto, eso me alegra…» –dijo Bulma.
  • «Eh, sí… A Skuld le gustan mucho las máquinas…»
  • «Está obsesionada con ellas a mi parecer… no piensa en otra cosa…»
  • «Será un placer ayudarla con su proyecto de ciencias. En tanto, chicas… si desean pueden pasear por la corporación…»
  • «Es usted muy amable. Gracias, señora…» –sonrió Belldandy.

Skuld comenzó a curiosear por el labotario. En cierta forma le recordaba mucho al que ella tenía en el cielo del Midgard. Estaba mirando cuando se topó con el anciano de pelo morado de hacía un rato que revisaba un complicado plano…

  • «Hola, ¿cómo está, señor?» –saludó.
  • «Ah… hola, pequeña, tú eres la amiga de Gohan… te vi hace un rato en la sala. Fui a ver a mi nieto, pero regresé hace un rato…»
  • «Sí, mi nombre es Skuld ^^. Vinimos con Gohan a conocer su laboratorio para hacer mi proyecto de ciencias… ¿Qué es eso?» –señaló el plano.
  • «Es un complicado mecanismo para esa máquina que estamos diseñando mi hija y yo… pero parece que no va a funcionar. Hicimos los cálculos, pero no se ajusta al sistema operativo… llevamos dos días enteros trabajando en él… ah, estoy a punto de darme por vencido…» –sonrió–. «Bueno, veré qué puedo traerte para ayudarte con tu proyecto, pequeña…» –Se fue y Skuld se acercó al plano y lo leyó…
  • «Máquina voladora de doble propulsión… parece interesante, a ver…» –revisó el plano de arriba a abajo y sus manos comenzaron a temblar–… «¿¿Qué es esto??… ¡¡No puede ser!!… cómo se les ocurre asignarle estos valores?!… La máquina jamás se levantará del suelo así… Esto está mal… {berrinche}… ¡¡No, no puede ser!!… ¡¡No puedo soportar ver algo tan mal hecho!!»

Con la velocidad del rayo, Skuld comenzó a recalcular los valores en el plano de la máquina y al cabo de unos momentos la suma de sus valores resultó cero y sus ojos brillaron…

  • «¡¡¡Perfecto!!!… ¡¡Hermosas ecuaciones!!… Modestia aparte, ¡excelente!» –dijo orgullosa y al darse vuelta Bulma y su padre miraban sorprendidos lo que había hecho Skuld–. «¿Qué?… ¿qué me miran?»
  • «No… puedo… creer… que… ¡dame ese plano, por favor!» –Bulma le arrebató el plano a Skuld. Lo revisó varias veces y miró a su padre–. «¿¿Cómo no pudimos darnos cuenta de este error, papá??… Dos noches… ¡¡DOS NOCHES EN VELA!!… ¡¡Y por una simple desviación, esta chatarra no funcionaba!!… {miró a Skuld} ¡¡¿Cómo rayos lo hiciste?!!»
  • «Yo… bueno… ¡¡jejeje!! ^_^U» –dijo sonrojada. Belldandy y Urd, que estaban con ellos, se miraron y sonrieron.

Templo Sagrado… en esos momentos…


  • «Al parecer, todo está bien… llegaron sin problemas. La señorita Belldandy es muy buena en esto…» –dijo Dende mirando por el borde de la plataforma. Gracias a las enseñanzas de Belldandy, ya no tenía problemas para observar a la gente de esa manera, como lo hicieran los antiguos Kamisamas.
  • «Ahora ruega por que no pase nada, enano… Con esas hermanas que tiene, nunca se sabe lo que puede pasar…» –dijo Piccoro apareciendo a su lado.
  • «¿Por qué lo dice?… Hasta ahora no han tenido problemas…»
  • «Tú lo dijiste, HASTA AHORA… pero si se llegan a encontrar con Vegeta, las cosas se pueden complicar, sobre todo con esa bruja… no quiero imaginar lo que hará…»
  • «Vamos, señor Piccoro… ¿No le parece que está exagerando?… La señorita Urd es… bueno, algo especial, pero para eso está la señorita Belldandy… Todo estará bien…»
  • «Eso espero…» –pensó–: «Sólo espero que Vegeta no sospeche demasiado de esas muchachas… podría darse cuenta de que no son normales…»

Capsule Corp.


Al Bulma le habían simpatizado mucho las amigas de Gohan, eran lindas, educadas, toda una rareza en el mundo en donde vivían. Belldandy era una chica dulce y amable; Urd era algo excéntrica y liberal y la pequeña Skuld, le recordaba mucho a ella cuando era niña, toda una amante de las máquinas. En esos momentos, las había dejado para ir a ver a Trunks, que seguía enfermo…

  • «¡¡¡Buaaaaa!!!» –lloraba Trunks por la fiebre. Bulma trataba de darle la medicina que había traído Gohan de su casa, pero el pequeño no la quería tomar…
  • «Oh, mi bebé… pobrecito, no sé qué hacer para ayudarte. Aún con las medicinas del médico, no veo ninguna mejoría en ti…» – decía Bulma.
  • «¿Pasa algo, señora Bulma?» –apareció Belldandy por la puerta–. «Ya le traje lo que me pidió…»
  • «Sí, muchas gracias, Belldandy… Y ya te dije que no me digas señora, sólo llámame Bulma…»
  • «Como usted diga, Bulma… ¿Es su bebé?»
  • «Sí, su nombre es Trunks… Estoy preocupada porque la fiebre no le baja y ya lleva varios días así…»
  • «Eso no es normal, sobre todo para un niño tan pequeño…»
  • «Es verdad, creo que voy a tener que llevarlo al médico nuevamente… Oh, rayos, olvidé la medicina que me mandó Milk… Iré por ella. ¿Podrías cuidarlo por un momento, Belldandy?…»
  • «Por supuesto, vaya tranquila…» –Una vez que Bulma salió, la diosa se inclinó sobre la cuna–. «Pequeño Trunks, eres un niño hermoso y por lo que Gohan nos contó, serás muy poderoso en el futuro…»
  • «¡¡¡Buaaaa!!!… ¿aaahh?» –detuvo su llanto al ver a Belldandy y sonrió débilmente.
  • «Ya lo sabes, ¿verdad?… Imagina que soy tu ángel de la guarda…» –la marca de la frente de Belldandy se iluminó y de su espalda emergieron unas alas brillantes. Trunks al ver eso, sonrió aún más…
  • «Quiero que también le sonrías a tu mamá… Éste es un regalo de mi ángel Holy Bell y quedará entre ambos, sí?» – guiñó un ojo y puso su mano en su frente de donde emergió una pequeña esfera brillante. Al cabo de unos segundos, sonrió y la diosa del presente regresó a la normalidad, justo cuando Bulma regresaba…
  • «Ya volví… pero… ¿qué pasó?» –dijo perpleja al ver a su bebé sonriendo feliz y sano en brazos de Belldandy.
  • «Trunks ya se recuperó… la fiebre ha cesado…» –sonrió. Bulma lo cargó y no lo podía creer. Dos días luchando contra la fiebre y se esfumó en un instante…
  • «E-es increíble… no puedo decir que… es un milagro… ¡oh, Trunks!… Ya estás bien, ¡qué felicidad!» –Belldandy sonrió y Bulma, al verla, también. Sin embargo, una figura las había estado observando desde la puerta, la cual se retiró rápidamente poco después…

En el laboratorio…

Skuld revisaba todas y cada una de las máquinas con curiosidad. Sin poder soportar más, se sentó en un computador encendido y revisó la información aprovechando la ausencia del Sr.Briefs. Gohan la acompañaba…

  • «No deberías hacer eso, Skuld… Si nos pillan, estaremos en problemas…» –dijo Gohan. Skuld, sin voltear a verlo, continuó con su trabajo…
  • «No voy a sabotear, si eso es lo que piensas, Gohan… Sólo quiero obtener algo de información para poder analizar el espejo de lo sueños, ¿no lo ves?»
  • «Ya lo sé, pero…»
  • «Mira… ¡tú fuiste el de la idea!… Bien podíamos haberle dicho la verdad a tu amiga de que en realidad somos diosas y que estamos varadas en este mundo… ¿Es eso lo que quieres?»
  • «Ya te dije que no es buena idea… causaría un desastre…»
  • «¿Qué causaría un desastre?» –dijo una voz a sus espaldas.
  • «¡¡Urd, no me asustes así!!» –chilló Skuld.
  • «Gohan, tú mismo me dijiste que ese tal Vegeta es un saiyajin como tú… Así que él debe haber visto seres como nosotras con poderes mágicos… No creo que le importe demasiado saberlo, ¿no lo crees?» –dijo Urd, adivinando los pensamientos del niño.
  • «Exacto, es lo mismo que yo le digo… A mi parecer, se está comportando como un tonto… ¡AJÁ!… Este artefacto se ve interesante… A ver cómo le copio los datos…»
  • «Ustedes dos son muy aburridos, mejor daré una vuelta por allí… y tal vez me encuentre con ese hombre tan guapo…» –y sin decir nada más, salió. Gohan la miró, pero sabía que cualquier cosa que dijera no la haría cambiar de opinión.
  • «Creo que iré a ver cómo está Trunks… Nos vemos más tarde, Skuld» –dijo saliendo del laboratorio.

Urd caminaba por los corredores sin saber qué hacer, aunque tenía unas ganas enormes se usar su magia. En eso, unos ruidos llamaron su atención, al parecer alguien estaba discutiendo. Usando su magia, tomó la forma de mini-goddess y flotando se acercó…

  • «¡¿Es que tienes que ser así siempre, Vegeta?!» –decía Bulma enojada. Vegeta la miraba apoyado en la pared (para los curiosos, ya estaba con su ropa de siempre).
  • «No me molestes, mujer… sólo te estoy dando mi punto de vista…»
  • «Y me parece que estás siendo muy injusto… Me he estado desvelando casi DOS NOCHES cuidando que Trunks no se muera y trabajando en mi invento… y tú bien, gracias, no me ayudaste en lo absoluto… ¡¡¿¿Qué clase de padre eres??!!»
  • «Ya te dije que estaba ocupado… recién regresé hoy de mi entrenamiento en las montañas, ¡¿con qué tiempo iba a ayudarte?!… Además, por lo que me cuentas, el niño ya está bien…»
  • «Sí, gracias a Dios… ¡¡¿¿pero eso no te quita tu responsabilidad, me oyes??!!» –dijo cada vez más enojada.
  • «Por cierto… esas nuevas amigas de Gohan…» –Al escuchar esto ultimo, Urd aguzó el oído…
  • «No sé qué tienen que ver ellas en esta conversación, Vegeta… ¡¡Estás cambiando el tema a propósito!!»
  • «¿No te parece que es muy extraño?… Gohan aparece con tres chicas y cosas raras comienzan a suceder en la casa… Primero, los planos de tu invento terminados por esa niña de 14 años según pude escuchar de tu padre… y ustedes que son unos genios, no pudieron hacerlo hasta ese momento… Segundo, Trunks se cura milagrosamente al dejarlo sólo con una de ellas… y tercero…»
  • «Vegeta, creo que mi paciencia está llegando al límite… ¡¡Me importan un soberado rábano tus suposiciones y lo único que veo en ti es a un mono irresponsable!!… ¡¡¡UN IRRESPONSABLE!!!» –y dando media vuelta, se fue echando humo.
  • «Cielos, cielos… pues vaya que no es un gran padre, me gustaría poder ayudar a Bulma… ha sido tan buena con nosotras… uhm…» –Miró a Vegeta, que acababa de dar un puñetazo contra la pared para luego irse rumbo a la sala–. «Es un hombre muy difícil, pero creo que con algo de ayuda de la hermosa diosa del amor… lo convertiré en otra persona… jeje»

Urd volvió a su estado original, se acomodó los cabellos e hizo como que aparecía por el corredor…

  • «Hola, nos volvemos a encontrar, Vegeta… puedo llamarte Vegeta, ¿no?» –guiñó un ojo.
  • «No» –Vegeta la miró con total desinterés e hizo ademán de irse.
  • «Espera, me gustaría conversar un poco contigo… saiyajin…» –al decir esto último, Vegeta se detuvo y dijo:
  • «¿Cómo sabes que soy un saiyajin?»
  • «Escuché por allí de ustedes, es todo… Además, yo no creo que haya sido ese mentiroso de Mr.Satán el que venció a ese androide…» –lo miró de reojo. Vegeta la miró y sonrió con ironía…
  • «Se ve que estás muy enterada de todo, muchacha… ¿Y qué es lo que quieres decirme?»
  • «Que yo podría tener la llave para que te volvieras un guerrero más fuerte…» –dijo dándose aires de importancia.
  • «¿Ah, sí?… ¿Y por qué debería confiar en ti?… Apenas si te conozco, pero tengo la sospecha de que ustedes no son quienes dicen ser…»
  • «¿Eh?… ¿Por qué lo dices?»
  • «Hay muchos detalles que me llaman la atención de ustedes…»
  • «Sí… ya sabemos que somos muy hermosas…» –sonrió.
  • «Eso no tiene nada que ver con lo que pienso…» –se acercó a ella. Urd quedó pegada contra la pared… – «Su apariencia es bastante peculiar y además… Ustedes no emiten ningún tipo de ki…»
  • «Argg… este sujeto es muy listo…» –Luego dijo–: «Ki?^^U… ¿Y eso que es?»
  • «¿No lo sabes?… ¿Segura?» –frunció más el ceño.
  • «Hola, ¿interrumpo algo?» –dijo Belldandy sosteniendo una fuente con tazas de té.
  • «No, para nada, Belldandy… Sólo estaba conversando con Vegeta…»
  • «¿Como está, señor Vegeta?… ¿Gusta un poco de té?» –dijo, encantadora como siempre.
  • «Mierda… ¿¿qué diablos tiene esta chica??… ¿¿Por qué no puedo enojarme en frente de ella??» –pensaba nervioso a la vez que negaba.
  • «Bueno, estaré con Trunks por si me necesitas, Urd… Le dije a Bulma que lo cuidaría en tanto Skuld acaba con su trabajo… Buenas tardes…» –y se alejó tranquilamente. Una vez que se fue, Vegeta salió del aparente trance…
  • «No sé qué estarás pensando ni a qué viene este interrogatorio… ¿Y por qué no le hiciste las mismas preguntas a mi hermana, eh?»
  • «No tengo por qué… Ella… ¡¡ESO NO TE IMPORTA!!» –se puso nervioso.
  • «De acuerdo, no te enfades… Sólo quiero ayudarte a ser más fuerte»
  • «¿Tú?… ¿Y cómo?… ¿Acaso eres hechicera o algo por el estilo?» –dijo con ironía.
  • «Tal vez… digamos que soy… química y me gustan las investigaciones, sobre todo con ratas de laboratorio…»
  • «¡¡¿¿Me estás comparando con una rata??!!» –dijo enfadándose.
  • «Shhhh, escucha… no lo tomes al pie de la letra… En mis experimentos he desarrollado una poción que puede aumentar la fuerza del que la ingiere hasta tres veces…» –Le mostró un pequeño frasco con un extraño líquido rosado–. «Y te lo digo porque las ratas casi destruyen mi laboratorio…»
  • «¿Y por qué ese interés?… Y justamente conmigo… Algo me dice que todo esto no es cierto…» –frunció el ceño.
  • «Bueno, si no quieres, no puedo obligarte a tomarla… Tal vez Gohan sí quiera hacerlo, de todas maneras él también es MUY fuerte…»
  • «¿¿Gohan??» –dijo Vegeta frunciendo el ceño aún más.
  • «A éste lo trabajo con psicología, je…» –pensó, y luego dijo–: «Según tengo entendido, él también es un saiyajin… Bueno, qué remedio, pero si te animas, te lo dejaré aquí en la mesa… Nos vemos… ja ne…» –Y desapareció por la puerta. Vegeta apretó los dientes de cólera…
  • «Esa idiota… ¡¡Cómo se atreve a compararme con el hijo de Kakarotto!!… Pero estoy seguro que sólo lo dijo para molestarme la paciencia… Bah, no le haré caso…» –y se fue rumbo a la cocina.

En el laboratorio…

  • «Este mecanismo es muy complicado de esta manera, pero si conecta estos cables así e invierte las polaridades, hará menos ruido al encenderlo…» –dijo Skuld señalando unas flechas en un plano.
  • «Vaya, eres una niña muy lista, Skuld… jamás me imaginé que una personita de tu edad pudiera tener tu inteligencia… eres incluso más lista que Bulma a tu edad…»
  • «Jeje… no es para tanto, señor… Es que mi pasión es la mecánica…»
  • «Ya lo veo… Lo que dice mi papá es verdad, Skuld… eres muy hábil…» –dijo Bulma.
  • «Bueno, ¿les gustaría que les ayudara en algo más?… Adoro los laboratorios…»
  • «Creo que sí, pequeña… ven conmigo…» –y ambos se fueron a ver otros artefactos. Bulma se quedó pensativa. Aún estaba enfadada con Vegeta, pero sus palabras regresaron a su memoria…

«¿No te parece que es muy extraño?… Gohan aparece con tres chicas y cosas raras comienzan a suceder en la casa… Primero, los planos de tu invento terminados por esa niña de 14 años… y ustedes que son unos GENIOS, no pudieron hacerlo hasta ese momento…»

  • «No, no… Creo que me estoy dejando llevar… debe tratarse de una coincidencia… Pero Skuld… es muy hábil… ¡Rayos, creo que me voy contagiando de la manera de ser de Vegeta!… Bueno, será mejor que me de prisa, Milk no debe tardar en venir…» –y alejando esos pensamientos, fue con Skuld.

De vuelta a la sala…

Después de arrasar con media existencia de alimentos del refrigerador, Vegeta regresó a la sala con la intensión de descansar y su vista se posó en ese ridículo frasquito que le dejó Urd. Sus palabras regresaron a su mente… ser más fuerte… más fuerte

Vegeta se golpeó la frente, se estaba volviendo loco, pero… ¿qué tal si resultaba ser verdad?… Gohan no sólo se volvería más fuerte, sino que lo ridiculizaría delante de todos… Ese maldito hijo de Kakarotto, ¡¡¿¿por qué tenía que ser tan fuerte??!! Miró de nuevo el frasquito y tomándolo lo observó con detenimiento. Parecía inofensivo… ¿qué podría perder si lo hacía? Lo que sí estaba seguro era que esa muchacha loca no iba a envenenarlo. Decidido, se puso de pie y rompiendo el frasquito se lo bebió de un golpe. Nada sucedió, pero en eso el rostro de Vegeta se puso azul como su traje y se desplomó al suelo.

Detrás de un jarrón de la sala, una pequeñita Urd (al lado de un ratón salido quién sabe dónde ^^), sonreía victoriosa…

  • «¡¡Ja, ja… estupendo!!… Lo que te bebiste, mi guapo amigo, era una potente POCIÓN DE AMOR. Eso quiere decir que la primera mujer que veas, será el AMOR de tu vida… Bulma me agradecerá eternamente por esto… ¡¡Otro triunfo para la gran Urd, la diosa del pasado y del amor!!»

En la planta alta, habitación de Trunks…

  • «Se ve que te quiere mucho, Belldandy…» –decía Gohan al ver a Trunks feliz en los brazos de la diosa.
  • «Sí, los niños pequeños tienen la gran habilidad para sentir la diferencia entre un humano normal y un ser espiritual… igual que los gatos. Trunks sabe instintivamente que soy una diosa ^_^» –sonrió y Trunks tocó juguetonamente sus cabellos.
  • «Ya veo… Dime, tú lo curaste, ¿cierto?»
  • «Sí ^^… una carita tan tierna se afea mucho con el llanto…»
  • «Entonces… ¿tú tienes el poder para curar enfermedades naturales, es decir, no provocadas?»
  • «Es una de mis habilidades… No importa qué tipo de enfermedades sea, podré curarla…»
  • «Ojala hubieras estado en el futuro de Mirai Trunks para curar a mi padre… las cosas hubieran sido tan distintas…» –pensó. Belldandy dejó a Trunks en su cuna y dijo:
  • «Tal vez… pero nosotras no escogimos venir aquí… Eso hubiera sucedido muy probablemente en otra realidad y otro tiempo…» –contestó sonriendo.
  • «¿¿Tú… leíste mi mente??»
  • «Habilidad de diosa… ^_-» –sonrió nuevamente.

Regresando con Vegeta…

<Toc…toc…toc…>

  • «Están llamando a la puerta… ¿Quién demonios será?» –dijo sin moverse del suelo.

<Toc…toc…toc…>

  • «Otra vez… no creo que sea Bulma, ella está en el laboratorio… De seguro mi suegra debe haberse olvidado de nuevo la contraseña de entrada… Estúpida mujer…»

<TOC…TOC…TOC…>

  • «¡¡ME LLEVA!!… ¡¡YA VOY… YA VOY!!» –Se levantó de mala gana y abrió la puerta encontrándose cara a cara con Milk, la esposa de su rival. Ella se asustó un poco al verlo, pero manteniendo su postura, dijo:
  • «¿Cómo estás Vegeta?» –A ella todavía no le simpatizaba del todo Vegeta, así que saludó en un tono frío– «Vengo a ver a Bulma…»
  • «……» –Vegeta la miraba como hipnotizado.
  • «¿Puedo pasar?» –Vegeta le cedió el paso sin dejar de mirarla como un idiota–. «Por favor, ¿podrías decirme donde está?»
  • «…es… es la esposa de Kakarotto…» –pensó, pero por una extraña razón, de su garganta no salía ni una sílaba.
  • «Oye, te estoy hablando, vaya… ¡¡Qué grosero!!… Bueno… la buscaré yo misma…» –Ya estaba yéndose cuando Vegeta le cerró el paso.
  • «Eres hermosa… no me había dando cuenta de eso…» –dijo con mirada perdida, en tanto en su cabeza se escuchaba otra voz– «¡¡¡¿¿¿Qué fue lo que dije???!!!»

Urd, todavía reducida de tamaño, observaba con espanto la escena sin saber qué hacer (¿¿todavía sigue allí ese ratón??)

  • «¡¡Ay, no!!… Creo que metí la pata… ¡¡Qué pérdida de tiempo, mejor me voy!!» –Y desapareció con una pequeña explosión. Milk, sin embargo, se había quedado helada luego de escuchar a Vegeta…
  • «¿Q-qué… qué fue lo que dijiste, Vegeta?» –dijo poniéndose nerviosa.
  • «Que eres la criatura más bella que he visto… Kakarotto ha sido un ciego para no idolatrar tu belleza y dejarse matar tan estúpidamente…» –Se acercó a ella aún más a la vez que su voz resonó en su cabeza– «¡¡¿¿PERO QUÉ DIABLOS ESTOY DICIENDO??!!… ¡¡¡ESTO ES ABSURDO!!!»
  • «O-oye… déjate de bromas, Vegeta… ¿¿Sabes lo que estás diciendo??» –dijo Milk cada vez más nerviosa.
  • «No sueño con otra cosa que tenerte en mis brazos, hermosa Milk… y te lo puedo demostrar ahora mismo…» <voz en la mente>: ¡¡Esa bruja!!… ¡¡Fue ella!!… ¡¡¡Ya me las pagará en cuanto la encuentre y salga de esto!!!». –Hizo ademán de abrazarla, pero Milk lo empujó ya al borde de la histeria.
  • «¡¡Aléjate de mí!!… ¡¡No te me acerques!!… Te recuerdo, Vegeta, que ya estás casado y con un hijo… ¡¿Qué clase de comportamiento es ése?! ¡¡¿¿ESTAS LOCO??!!»
  • «Sólo sé que estoy enamorado de ti desde hace tiempo… yo sólo… sólo quiero sentir la suavidad de tu piel y el sabor de tus labios…<voz en la mente> ¡¡¡ARGGGG!!!… ¡¡¡NO, VOY A VOMITAR!!!» –Esto fue lo último que pudo soportar Milk.
  • «¡¡¡AAAYYYY!!!… ¡¡¡BULMA, AUXILIO!!!… ¡¡¡VEGETA SE HA VUELTO LOCO!!!» –gritó tratando de quitárselo de encima. Sin embargo, sus gritos habían llamado la atención…
  • «No servirá de nada que grites… no saldrás de aquí hasta que seas mía… <voz en la mente>… ¡¡¡Si Bulma me ve en esta situación, estaré muerto!!!… ¡¡¡AY, DE MÍ!!!«
  • «Aléjate de mí… ¡¡¡¡¡¡BULMA!!!!!!… ¡¡¡AYÚDAME!!!» –Al ver que no se soltaba, Milk lo abofeteó–. «Estás totalmente demente… ¡¡¡TÚ TIENES UNA ESPOSA… TIENES A BULMA!!!» –Vegeta la miró de una manera estúpida.
  • «¿Bulma?… te equivocas… Tú eres la mujer de mi vida… <voz en la mente> Esto ya fue lo último… ¡¡¡VOY A MATAR A GOHAN!»

<¡¡¡CRAASSHHHH!!!>

Ambos voltearon y vieron a Bulma, que había dejado caer un frasco ante la escena que tenía en frente. Su mejor amiga y su marido en una posición bastante comprometedora… ¡¡¡Y EN SU CASA!!!. Bulma sentía que se le quebraba la voz…

  • «Podías haber tenido algo de dignidad e irte a otro sitio por lo menos… y respetar mi casa…» –dijo con lágrimas.
  • «¡¡Bulma!!… No es lo que parece… Por favor, créeme…» –dijo Milk empujando a Vegeta que se había quedado petrificado…
  • «Bulma, por favor… es un error… ¡¡¡POR QUÉ MIERDA NO PUEDO HABLAR!!!» –pensaba desesperado Vegeta tratando de que salieran las palabras de su boca, pero no podía.
  • «¡¿Por el Lord, que fueron esos gritos?!» –dijo Belldandy apareciendo de repente con Gohan, justo al mismo tiempo que Skuld. Gohan no lo podía creer…
  • «¿¿Mamá??… ¡¿Pero qué pasó aqui?!» –dijo sin comprender, pero al ver el rostro de Bulma, dedujo qué pasaba…
  • «Ya no quiero saber nada más de ti… ¡¡¡TE ODIO!!!» –y salió corriendo por la puerta.
  • «¡¡Señora Bulma!!» –dijo Belldandy.
  • «¡¡Hijo!!… ¡¡Vegeta se ha vuelto loco!!… ¡¡¡Por favor, no dejes que se me acerque!!!» –corrió al lado de su hijo.

Gohan miró a Vegeta, pero éste seguía inmóvil, hasta que llevándose las manos a la cabeza lanzó un potente grito, convirtiéndose en SSJ.

  • «¡¡¡YA BASTA!!!… ¡¡¡¡¡¡AAAAAHHHHHHHHH!!!!!!» –soltó parte de su poder haciendo que la sala se convirtiera en un pandemonium, con cosas volando de un lado a otro. Las diosas trataban de protegerse como podían…
  • «¡¡¡Pero… qué clase de poder es éste!!!… ¡¡¡Es impresionante!!!» –gritaba Skuld. Gohan miraba preocupado la destrucción de la corporación…
  • «Tengo que… detener a Vegeta, o si no, nos destruirá a todos…» –y convirtiéndose también en SSJ, saltó agarrando a Vegeta por la espalda para inmovilizarlo y al combinarse ambos kies se hicieron más fuertes. Belldandy, en cambio, los miraba sin sorprenderse demasiado…
  • «¡¡SKULD!!» –la miró y su hermana asintió.
  • «¡¡¡MUY BIEN!!!…» –hizo aparecer su mazo y saltó hacia ellos–. «¡¡¡DEJA A GOHAN, ENANO PELOPINCHO!!!»

<¡¡¡¡¡¡POOOOUUUWWWW!!!!!!>

Vegeta cayó desmayado por el golpe de Skuld y sus cabellos rubios pasaron nuevamente a negros @_@. Gohan. regresando a la normalidad. la miró estuperfacto…

  • «Pero… cómo… pudiste… no lo puedo creer…» –dijo mirando al desmayado Vegeta. Skuld sonrió…
  • «Somos más poderosas de lo que crees, niño… Mi mazo tiene propiedades mágicas y su fuerza de impacto puede aumentar cientos de veces si me lo propongo, ¡ja!»
  • «Ahora sí te creo… No cualquiera puede tumbar a Vegeta…»
  • «¡¡¡¡AAAAYYYY!!!!… ¡¡¿¿Quién mierda me pegó??!!» –dijo Vegeta despertando y tocándose el sangrante chichón que tenía en la frente. Al instante, parpadeó–. «¡¡¡POR FIN!!!… ¡¡¡YA PUEDO HABLAR!!!»
  • «¿Hablar?… ¿A qué se refiere, señor Vegeta?» –dijo Gohan. El saiya se puso de pie y clavó sus ojos en el niño.
  • «¡¡¡TÚ!!!… Maldito, miserable sabandija… tú las trajiste… ¡¡¡TE VOY A DESTROZAR!!!» –y se abalanzó sobre el pobre Gohan que no pudo hacer otra cosa más que huir por el corredor.
  • «¡¡¡QUÉ LE PASA, SEÑOR VEGETA!!!… ¡¡¡NO FUE MI CULPA!!!» –gritaba sin dejar de correr.
  • «¡¡¡YA VERÁS CUANDO TE ATRAPE, INSECTO!!!… ¡¡¡NO TE DEJARÉ NI UN HUESO ENTERO POR LA PAYASADA QUE ME ACABAS DE HACER!!!… ¡¡¡NO HUYAS!!!» –lo perseguía y Milk los venía siguiendo escoba en mano.
  • «¡¡¡NO TE ATREVAS A TOCAR A MI HIJO, VEGETA!!!» –gritaba.

Belldandy y Skuld se quedaron solas sin saber qué hacer. Belldandy observaba desconcertada todo el desastre de la casa cuando sus ojos apuntaron a un pequeño frasquito que la diosa reconoció de inmediato…

  • «Hermana, ¿puedes explicarme qué ha pasado aquí?… ¡¡¡Esto parece una casa de locos, por el Lord!!!» – dijo Skuld en lo que Belldandy tomaba el frasquito…
  • «Será mejor que vayas tras ellos, Skuld… si no, podrían causar más desastres… Yo me quedaré aquí…»
  • «Como digas… ¡¡¡OIGAN, PANDILLA DE LOCOS!!!… ¡¡¡DETÉNGANSE!!!» –y elevándose, cambió sus ropas por las de diosa con un destello y fue tras ellos. Belldandy se puso de pie en medio de la sala y dijo con voz potente…
  • «¡¡¡URD!!!… ¡¡¡SÉ QUE ESTÁS AQUÍ!!!… ¡¡¡APARECE EN ESTE INSTANTE!!!» –Al no escuchar nada, volvió a hablar–: «Bueno, si no quieres aparecer… tengo maneras de hacerte aparecer a la fuerza y las conoces muy bien… Como quieras… a la una… a las dos…»
  • «¡¡Espera, espera!!… No es para que te lo tomes tan a pecho, hermanita…» –Apareció Urd con un estallido flotando en medio de la sala y había cambiado sus ropas que traía por las de diosa…
  • «¿¿¿Tomármelo a pecho???… ¡¡¡Urd, casi causas un desastre nuclear aquí!!!… ¡¡¡EN QUÉ ESTABAS PENSADO!!!»
  • «Uhm… a qué te refieres?» –dijo haciéndose la inocente ante el creciente enfado de Belldandy.

Bulma caminaba con el ánimo destrozado después de lo que había visto. Milk y Vegeta… ¿¿¿JUNTOS??? Eso era algo imposible de creer, pero las evidencias hablaban por sí solas. En eso, un súbito escándalo llamó su atención y al llegar a la intersección del corredor vio algo insólito…

  • «¡¡¡NO FUE MI CULPA!!!» –pasó Gohan corriendo.
  • «¡¡¡ACABARÉ CONTIGO, ENANO!!!» –Vegeta lo seguía.
  • «¡¡¡NO LO TOQUES!!!» –Milk con una escoba.
  • «¡¡¡VUELVAN AQUÍ!!!» –venía Skuld volando mazo en mano y desapareció tras ellos. Bulma parpadeó…
  • «¿Qué diablos estará pasando?… Será mejor que regrese a la sala… Puede que Vegeta tenga razón y estén pasando cosas raras aquí…» (qué lenta, ¿¿recién te das cuenta??)

En la sala…

  • «…por eso fue que lo hice, hermanita querida…» –terminó Urd su explicación–. «Me disgustó la manera como Vegeta trataba a Bulma y pensé que si le daba una poción de amor se amarían eternamente…» –dijo ceremoniosamente.
  • «Pues eso estuvo muy mal, Urd… Causaste más líos de lo que querías arreglar. Tú no puedes meterte en la vida de las personas así como así… Tal vez tu intensión no era mala, pero el amor no nace de una simple poción, sino del amor de una pareja… que no siempre es de color de rosa o como en los cuentos de hadas…» –dijo más tranquila. Su hermana era buena, pero bastante atolondrada en algunas ocasiones.
  • «Pero no puedes acusarme por ser malintencionada… aunque estoy sorprendida de los efectos de mis pociones…» –dijo Urd sentándose en el aire.
  • «Bueno, lo que debemos hacer es darles una buena explicación a todos… empezando por usted, señora Bulma» –dijo mirando hacia la puerta. Bulma estaba oculta al lado de la puerta desde hacía unos momentos…
  • «¿Como supiste que estaba aquí?… ¿También pueden sentir el ki de las personas?» –dijo un tanto insegura y temerosa.
  • «No exactamente su ki, pero sí su aura… es muy notoria… No tema, Bulma… no le haremos nada… ^_^» –sonrió Belldandy.
  • «¿Quiénes son ustedes realmente?…» –dijo con las manos en la cintura.

Belldandy miró a su hermana y asintiendo cruzó sus manos sobre su pecho y con un resplandor sus ropas desaparecieron y empezó a vestirse con su atuendo celestial. Urd bajó a su lado…

  • «Somos diosas, Bulma… venimos de otro mundo… Yo soy Belldandy, diosa de primera clase, segunda categoría, licencia ilimitada y domino el presente… a su servicio…» –sonrió.

Al ver esto, Bulma se desmayó. Belldandy miró a Urd y ésta se encogió de hombros.


Universo de las diosas… Cielo del Midgard…


En el cielo del Midgard, que es el lugar de donde provienen nuestras diosas, todo parecía estar tranquilo… pero ésa era una apariencia engañosa, ya que por la ausencia de las diosas todo se había vuelto de cabeza. Y el que más sufría por todo era el delicado sistema Yggdrasil, liderado por una supercomputadora, cuya función es mantener la estabilidad en el mundo. Muy cerca del Yggdrasil, un espejo se iluminó dejando pasar una figura oscura…

  • «Perfecto… nadie se percató de mi presencia, fue demasiado fácil» –dijo Mara flotando hacia la computadora– «No sé por qué me molesto en hacerle estos encargos a Peorth… Creo que tendré que cobrar más por mis servicios…»

Al llegar a la supercomputadora, notó que estaba en pésimo estado, ya que habían numerosas grietas en los cristales del sistema por donde emergían chispas rojas y de cuando en cuando algún solitario bug. Llegó hasta el núcleo de la computadora, a la que examinó sin interés…

  • «Bah… todo está que se cae a pedazos. Sin ellas aquí, este lugar no durará mucho… ¿qué es esto?» –observó una inscripción en el panel de control de la computadora.

En eso, Mara sintió como si una extraña fuerza la incitara a tocar esa inscripción y no podía resistirse. De pronto, unas lenguas rojas salieron de la inscripción y la envolvieron. Ella trató de emitir un grito, pero fue ahogado rápidamente por las lenguas rojas que se le metieron por la boca y cayó desmayada al suelo. Algunos bugs curiosos se le acercaron y al cabo de unos momentos Mara se puso de pie. Su mirada era diferente… más malévola y cruel que antes. Sus pupilas se rasgaron como un gato y sonrió.
¿Quién es Mara y que pasó en el Yggdrasil?… ¿Podrán las diosas arreglar sus problemas antes de que suceda algo más? ¿Cual es el temor de Belldandy?… Muchas cosas se aclararán en el siguiente episodio… Nos vemos…


 

Nota de la escritora: Disculpen antes que nada por demorarme con este fanfic y por lo largo de los capítulos. Se que es tedioso de leer, pero es la única manera de ajustarlo en pocos capítulos, si no, me saldría muy largo =P

Como comentario, estos últimos días estuve mirando la serie «Mini goddess» y bueno, muchas de las situaciones ridículas y absurdas se me ocurrieron gracias a ello. Bueno… nos veremos pronto… ^_^

 

Un deseo inesperado – Capítulo 6

Capítulo 6: «Diosas en la Capital del Oeste»

Fanfic: Un deseo inesperado

Nos quedamos en que Gohan se había quedado paralizado en cuanto su madre hizo entrada en escena… ¿Qué harás ahora, amigo?

En ese momento, Gohan sentía que toda su vida pasaba por delante de sus ojos y pensaba en la manera de explicar a su madre la presencia de las tres chicas en su habitación. Conociendo cómo era Milk… esto no le iba a hacer ninguna gracia… y sobre todo ¡¡¿¿cómo ocultar que se trataban en realidad de diosas??!!. El híbrido saiyajin respiró profundamente y levantó la cabeza encontrándose con la mirada de su madre…

  • «Mamá… verás… eehh…» –tartamudeó– «E-esto no es lo que parece… lo que pasa es que…»
  • «Gohan… no necesitas decir nada…» –le cortó–. «Creo entender lo que pasa…»
  • «A-ah… ¿¿sí??» –respondió sin poder creer lo que escuchaba… ¿¿Ella lo sabía?? ¿¿Desde cuándo??… Tal vez él habló en sueños antes sobre su encuentro con las diosas en la plataforma celeste y su madre lo escuchó. Ya no sabía qué hacer o decir… sólo esperar el veredicto final…
  • «Te descubrí…»
  • «¿Sí?…» –sudó frío.

Y luego de un corto silencio…

  • «¡¡¡…DESCANSANDO EN LUGAR DE ESTUDIAR!!!»
  • «¿¿¿AAAHHH???» <¡¡PLOP!!> –desmayó. Y casi de inmediato se puso de pie…
  • «¡¿Qué era lo que estabas haciendo, jovencito?!… ¡¡Te dejo muy confiada pensando en que vas a estudiar como debe ser, para darme con la sorpresa de encontrarte haciendo escándalo en tu habitación!!… De seguro has estado escuchando esa música de rebeldes como la que suena en la radio… ¡¡Qué horror!!»
  • «Pe…pero mamá… acaso no te has dado cuenta que… ¿¿EEEHHHH??» –gritó al dar vuelta donde había dejado a las diosas, pero… ¡oh, sorpresa!… Habían desaparecido y casi se cae contra el piso…

Gohan trató de entrar en razón, esto no tenía sentido… Ellas no eran tan rápidas como para desaparecer en unos segundos. Bueno, debía calmarse ahora y buscar una excusa tan creíble como para dejar tranquila a su madre, o si no lo castigaría por el resto de su vida…

  • «Muy bien… ¿qué tienes que decir, Gohan?» –dijo Milk como si fuera un sargento hablándole a un simple soldado. Gohan se trituraba la cabeza y al final dijo lo primero que se le ocurrió, por muy estúpido que fuera, pero eso ahora ya no importaba…
  • «Yo… eeehhh… estaba… de… declamando… un poema… ¡sí!… un poema en voz alta para mi lección de Literatura… ejem… cómo era ese poema… ¡ah, sí!… ¡Hay golpes en la vida tan fuertes… yo no sé!… golpes como el odio de Dios… como si la resaca de todo lo sufrido… se empozara en el alma… ¡yo no sé!» –declamó en voz alta con una muy exagerada mímica, para luego quedarse tieso y sonriendo nerviosamente delante de su madre… (ay, por Dios… ¡qué papelón!)

Lectores: 0_0¡¡¡ (desmayo)
Autora: Datazo… lo que acaban de leer es un fragemento del poema «Los Heraldos Negros» de Cesar Vallejo… Gomen, fue el primero que se me ocurrió ^_^U

Milk, luego de recuperarse de la impresión, le lanzó una mirada evaluadora y dijo:

  • «Está bien que te gusten tus cursos de letras y me siento muy contenta de que sea así, Gohan… pero… si mal no recuerdo, estás en hora de Matemáticas e Historia, NO de Literatura… ¡así que por ahora olvídate de los poemas y ponte a resolver tus ejercicios!… Mira nada más, ¡ni siquiera has comenzado!… ¡¡Ahora, a trabajar!!»
  • «Sí, mamá… lo que digas» –contestó tímidamente, mientras respiraba profundamente por dentro. Una vez que Milk hubo salido de la habitación, Gohan se dejó caer en el suelo bastante confundido–. «Qué extraño, estaba seguro de que las diosas estan aquí conmigo… –miró a todas partes y suspiró–. ¿Habrá sido un sueño?… Es posible, porque no veo señales de ellas… Creo que el señor Piccoro tiene razón… tanto estudio va a terminar volviéndome paranoico…»
  • «¡¡Bravo!!… ¡¡Bravísimo!!… ¡¡Qué excelente presentación, Gohan!!» –dijo una diminuta voz cerca de donde estaba él.
  • «¡¡JAJA!! ¡¡Qué gracioso!!» –dijo una segunda voz.

Gohan se puso de pie de un salto, pensado que tal vez estaba alucinando de nuevo, pero las voces se escuchaban muy reales para ser una fantasía…

  • «Deberías ser declamador, niño… No lo haces tan mal…» –dijo otra voz.
  • «¡Aquí estamos Gohan, en frente tuyo!»

El saiya buscó por todo el cuarto y cuando llegó a su mesa casi se le salen lo ojos de la impresión al ver a las diosas, pero ellas no estaban como él las había conocido… sino que eran mini-tamaño parecido al de un ratón y que cabrían en la palma de su mano. Belldandy, Urd y Skuld se habían reducido al tamaño de unas muñecas y para mi opinión se veían adorables ^^…

  • Pe-pero… ¿¿qué fue lo que les pasó?? –preguntó entre temeroso e impresionado.
  • «¿No es obvio, cabeza de aire?… ¡Nos redujimos de tamaño, so tonto!»
  • «¡Urd, no seas grosera!» –dijo Belldandy y avanzó hacia adelante–. «En cuanto sentimos que tu madre venía, usamos nuestra magia para volvernos chiquitas y así evitar que nos viera… ¿Qué te parece, Gohan?»
  • «Pero el que seamos pequeñas no quiere decir que hayamos perdido nuestros poderes, eh?» –avanzó Skuld con mazo en mano.
  • «¡No, no!… ¡Yo les creo!» –dijo con las manos levantadas–. «Vaya… esto es fantástico. Jamás pensé que ustedes tenían ese tipo de poderes…» –sonrió sentándose en una silla.
  • «Pues bien, querido… ahora ya lo sabes. Si deseas, te puedo reducir de tamaño a ti también…» –dijo Urd sonriendo traviesamente.
  • «Este… mejor no ^^U… Estoy muy bien así…»
  • «Piénsalo… podrías pasar desapercibido en cualquier sitio… incluso en los vestidores de las CHICAS… jeje»
  • «Urd, no le des ideas -_-…» –dijo Skuld con mala cara.
  • «Ehh… <carraspeó>… y a que se debe que hayan venido, chicas?… Me hubieran avisado que vendrían…»
  • «Bueno, Gohan… estamos aquí por algo muy importante y necesitamos que nos ayudes…» –explicó Belldandy.
  • «Con gusto… pero… de qué se trata?» –dijo el niño sin saber en lo que se estaba metiendo.
  • «Bueno… necesitamos ir a un lugar llamado Capital de Oeste y TÚ nos vas a llevar hasta allí, pequeño…» –dijo Urd señalándolo con el dedo.
  • «¡¡¿¿¿QUÉ COSA???!!»
  • «Exactamente^^… y como tú vives en la Tierra y debes conocer tu planeta, eres el indicado, Gohan…» –dijo Skuld al pobre saiya que ya no sabía por dónde escapar.
  • «Esperen, hermanas, mejor expliquémosle a nuestro amigo la razón de pedirle eso… Bueno, Gohan, todo empezó esta mañana cuando…» –y Belldandy comenzó a relatar su historia…

Mientras tanto, en la cocina Milk estaba terminando de cocinar la cena, cuando el teléfono sonó. Se limpió las manos con un trapo de cocina y acudió a contestar rápidamente para que el ruido del aparato no distrajera a su hijo de sus labores escolares…

  • «Moshi, moshi… quién es?» –dijo al levantar el auricular y al instante sonrió–… «Ah, Bulma… eres tú. Qué sorpresa me has dado, ¿cómo estas?… ajá… sí… oh, cielos, qué pena… ¿y desde hace cuánto tiempo está así?… dos días… uhm… eso ya no es normal, amiga… ¿lo has llevado al médico?… correcto… sí, debes hacer todo lo que te ha dicho… pero… ahora que lo mencionas, yo conozco un buen remedio para eso, si me das un rato te busco la receta…»

Regresando con Gohan y las mini-diosas…

Belldandy le había contado un resumen muy conciso de todo lo que habían pasado y el porqué había venido a buscarlo para pedirle su ayuda. Gohan la escuchaba atentamente y también sentía un sudor frío que lo cubría muy levemente… ¡¡¿por qué estaba tan nervioso?!!

  • «Y eso fue todo, Gohan… por eso para poder regresar a nuestro mundo tenemos que arreglar el problema del espejo… y para eso necesitamos la ayuda de Bulma… Skuld dijo que tú la conocías…»
  • «Es cierto… es mi amiga, pero…»
  • «Pero, qué?!… ¿¿acaso nos quieres dejar solas y abandonadas en este recóndito y agresivo mundo??»
  • «Urd, no exageres…» –dijo Skuld–. «Es muy importante que regresemos… ¿Nos ayudarás?»
  • «Bueno… por mí estaría encantado de hacerlo, pero…»
  • «¡¡¿Pero QUÉ?!!» –dijeron las diosas del pasado y futuro saltando una a cada lado de su cabeza y pellizcándole las mejillas. Belldandy sólo sonrió ^^…
  • «Ay <dolor>… lo… lo que pasa es que no he terminado mis deberes…»
  • «¡¡¿¿Y??!!» –pellizcaron más fuerte.
  • «¡Ay! <más dolor> ¡¡Que si no lo hago, mamá no me dejará salir!!… ¿¿Quieren dejar de hacer eso??» –movió sus manos tratando de zafarse de las mini diosas y por eso el pobre niño terminó con el cabello chamuscado y un enorme chichón por el golpe de Skuld.
  • «¡Oigan!… ¡No tenían que ser tan bruscas!» –se quejó.
  • «Te lo mereces por irrespetuoso, ¿acaso crees que somos unas muñecas de trapo?» –dijo Skuld.
  • «Lo siento… pero es la verdad. Ya vieron a mi mamá… tiene un carácter terrible…»
  • «Es verdad… A lo mejor Gohan tiene razón… Necesita el permiso de su madre…» –dijo Belldandy.
  • «¿Y que tal si le lanzamos un hechizo para dormirla?… así todo será más facil…»
  • «Urd…»
  • «O mejor aún… la reducimos de tamaño y la encerramos con un gato hambriento… ¡Santo remedio!»
  • «¡¡URD!!» –gritó su hermana menor al ver la cara que estaba poniendo Gohan, que no era muy feliz que digamos.
  • «Y por qué no le pides permiso? Tal vez te deje ir…» –dijo Skuld.
  • «Es verdad… no pierdes nada por intentar ^^»
  • «Errrr…» –se rascó la cabeza–. «Lo intentaré, pero no les prometo nada…»
  • «Muchas gracias, amigo Gohan…» –sonrió la pequeña diosa del presente.
  • «Pero…» –la pequeña Urd se elevó a la altura de sus ojos– «Para eso nos aseguraremos personalmente que cumplas con tu MISIÓN… <guiño misterioso>»
  • «¿¿Ah??»

Al poco rato, Gohan salió de su habitación en busca de su madre sin darse cuenta que una pequeña Skuld lo seguía flotando silenciosamente. Milk, en tanto, seguía ocupada con el teléfono…

  • «Claro que sí, Bulma… Te aseguro que es un remedio muy efectivo, yo lo usaba mucho con Gohan cuando era pequeño… no, claro que no… no le hará daño, es inofensivo. Muy bien, por ahora lo que debes hacer es mantenerlo tranquilo y no dejes de darle líquidos… Trataré de llevarte el remedio más tarde si acabo rápido… muy bien… ja ne…» –En cuanto terminó, se encontró con Gohan que la miraba algo extrañado…
  • «¿Algo pasa, mamá? Te veo preocupada…»
  • «¡¿Qué estás haciendo fuera de tu habitación, jovencito?!… Creí que te había dicho que no te movieras de allí…» –dijo cruzándose de brazos.
  • «Ay, pero qué señora más pesada… ¿por qué no lo deja en paz?… Debería aprender a ser como mi hermana mayor…» –pensaba Skuld flotando desde el marco de la puerta. Gohan, en tanto, acomodaba lo que quería decir…
  • «Este… mamá… quería preguntarte algo… Verás, hoy se está celebrando en la capital de oeste una Feria de Ciencia y Tecnología… y bueno… me preguntaba si me dejarías ir… sería muy provechoso para mi educación, ¿no lo crees?»
  • «¡Jaja, perfecto!… Salió tal y como lo habíamos ensayado… Qué suerte que vimos el anuncio de esa feria ayer por la televisión. Eres un buen actor… ¡continúa, Gohan!» –decía la pequeña diosa emocionada.

Milk le echó una mirada inquisidora a su hijo… ¿Ferias científicas?… Durante mucho tiempo le incitaba para que fuera a esos lugares tan educativos, pero él siempre por una razón u otra se negaba… ¿Sería verdad o sólo era un plan para fugarse e ir a juntarse con los rebeldes de sus amigos?

  • «Y bueno… ¿qué me dices, mamá?… ¿Me das permiso?» –preguntó Gohan frotándose las manos.
  • «Uhm… la verdad que yo también había escuchado sobre esa feria y planeaba decírtelo en la cena, pero como has estado tan flojo últimamente…»
  • «¡Ay, no!… ¡Nos va a echar el plan por los suelos!» –pensaba Skuld poniéndose nerviosa.
  • «Por favor, mamá… en verdad deseo ir, en serio… Y si deseas puedo pasar a casa de Bulma a llevarle la medicina para quien sea que esté enfermo…»
  • «¿Estuviste escuchando nuestra conversación, no?» –lo miró lenvantado una ceja.
  • «Lo siento… no pude evitarlo» –Gohan pensaba que su madre iba a gritarle, pero para su sorpresa no lo hizo…
  • «Mi pequeño Gohan, siempre tan servicial… Eso es lo que me gusta de mi niño…» –acarició su alborotada cabellera y continuó–: «Está bien, te dejaré ir…»
  • «Excelente, lo logró!» –dijo Skuld.
  • «¡Perfecto, gracias mamá!» –ya se había dado media vuelta, cuando…
  • «…pero con una condición…»
  • «¿Qué?» –dijo el niño.
  • «¡Oh, no!… ¡¿Ahora qué se le ha ocurrido a esta vieja loca?!» –dijo en tono de resignación.
  • «Si quieres ir, tendrás que traerme resueltos todos tus ejercicios de tu lección de matemáticas… Si lo haces, te dejaré la tarde libre…»
  • «¡¡Pe-pero… mamá!!… ¡¡Son como 40 ejercicios!!» –dijo el niño asustado.
  • «Exacto… pero como tú eres un niño tan listo, los harás en poco tiempo… ¿Verdad, mi cielo?»
  • «Sí, mamá…» –dijo en voz muy bajita. Skuld ya estaba harta de perder el tiempo y dando media vuelta voló veloz hacia la habitación de Gohan.
  • «Esa mujer está más chiflada que Urd… Ya me aburrí, le daré una lección…» –y al entrar al cuarto, con una explosión, volvió a su tamaño original asustando a sus hermanas que todavía seguían en estado de mini-goddess. Urd casi se cae de una lámpara de noche y vio cómo Skuld revisaba velozmente el libro de texto del niño.
  • «Oye, Skuld… ¿acaso quieres matarme del susto?… ¿Qué te propones?» –le gritó.
  • «¡No me molestes!… Ya me cansé de tanta tontería… ¡ajá!… Aritmética y Álgebra… ¡qué fácil!… ¡Esto será pan comido!». –Tomando un lápiz, comenzó a resolver los ejercicios a una velocidad asombrosa y escribía tan rápido que el lápiz humeaba al contacto con el papel ^^U.
  • «¿Gohan tuvo algún problema, Skuld?» –dijo Belldandy, que también había recuperado su tamaño normal, cosa que Urd hizo también y observaban confundidas a su hermana pequeña que, sin molestarse en responderles, siguió con su trabajo.

En tanto, Gohan estaba parado en la puerta de su habitación, apenado… pensaba en lo que le había dicho su madre… Jamás iba a poder terminar toda su tarea en sólo un día. Pensaba en lo defraudadas que se sentirían sus amigas al enterarse, sentía mucha rabia de que sus inmensos poderes no le fueran útiles en esos momentos. Resignado, entró a su habitación para darse con la sorpresa de encontrar a las diosas de nuevo en su tamaño normal y que lo miraban sonrientes…

  • «Listo, lo conseguiste… ahora ya podemos irnos ^^» –dijo Belldandy con su dulce sonrisa. Urd y en especial Skuld también sonreían. Gohan sentía ganas de enterrarse…
  • «Chicas… verán… existe un pequeño inconveniente… Lo que pasa es que tengo que…»
  • «¿…terminar tu tarea, porque si no, no podrás ir a la capital del oeste?… Eso ya lo sabemos, cariño…» –dijo Urd como si eso no fuera la gran cosa.
  • «Skuld nos contó todo y no te preocupes por eso…» –dijo Bell. Gohan estaba pasmado…
  • «Pero… cómo… ustedes…» –Skuld le arrojó su libro de texto…
  • «Ahora ya no tendrás ninguna excusa para no acompañarnos, niño…»

Gohan las miró todavía confuso… pero en cuanto abrió su libro casi deja escapar una exclamación de asombro al ver que todos sus deberes, ABSOLUTAMENTE TODOS, estaban terminados y en perfecto orden. No sabía si era por arte de magia u otra cosa, pero supuso exactamente quién lo había hecho. Suspiró y dijo:

  • «Bueno… creo que nunca podré ganarles, chicas… Tal parece que lo lograron…» –dijo sin más ánimos de preguntarle a las diosas cómo lo habían hecho tan rápido.
  • «Entonces… ¡ya no perdamos más el tiempo y en marcha!» –sonrió Urd dándole una palmada amistosa. Belldandy sólo asintió, sonriendo…

Rato después…

  • «No puedo creerlo… En verdad lo hiciste, Gohan» –decía Milk mientras revisaba la tarea que supuestamente había hecho su hijo. Se le notaba entre sorprendida y feliz…
  • «Este… ya me conoces, mamá… Sabes que cuando me propongo algo… en verdad lo hago… jeje» –sonrió Gohan, apenado.
  • «Incluso mira esa caligrafía… ¡es magnífica!…» –Gohan se sonrojó más ante ese último comentario ya que su madre siempre le reclamaba por lo horrorosa de su letra.
  • «Entonces…»
  • «Bueno… está bien, creo que te lo has ganado… Puedes ir a la Capital del Oeste… y ya que vas, como mencionaste hace un rato, te daré un encargo para que se lo lleves a Bulma…»
  • «¿Qué es?» –dijo recibiendo un extraño paquete con hierbas aromáticas y esencias–. «Espera un poco… esto es…»
  • «Es la medicina que les daba a ustedes cuando se enfermaban… Bulma la necesita» –terminó de decir Milk.
  • «Acaso… ¿Bulma está enferma… o tal vez… el señor Vegeta?» –preguntó muy dudoso de lo último.
  • «No, no… nada de eso, es para el pequeño Trunks… Está muy enfermo desde hace días y pensé que Bulma podría necesitar la medicina… ¿La llevarás?… Yo iré más tarde a verla a su casa…»
  • «Claro que sí… Muchas gracias, mamá… Iré a mi cuarto a prepararme y me marcharé a la capital, ¡gracias!» –y salió corriendo dejando a su madre con las últimas palabras retumbándole en la cabeza…
  • «¿¿Prepararse??… Qué raro, Gohan no es de ésos y yo lo veo bien vestido tal y como está… Prepararse, qué gracioso… como si fuera a salir con una chica… eso no puede ser» –sonrió.

Corrección, Milk… CON TRES CHICAS… las cuales lo esperaban en una colina cercana tal y como quedaron para encontrarse…

  • «Por qué se tarda tanto?… ¡¡Me pone nerviosa ese niño!!» –decía Skuld impaciente, ya que quería llegar a esa ciudad lo más pronto posible. Belldandy respiraba el suave aroma de los campos sentada en el césped y Urd se entretenía haciendo levitar a unas incautas ardillas que se habían cruzado en su camino…
  • «Urd, ¿¿quieres dejar de hacer eso??…» –decía Skuld cada vez más nerviosa. Urd la miró de reojo…
  • «Vaya Skuld… nunca te había visto tan nerviosa… Cualquiera diría que estás en tu primera cita… jeje»
  • «¡¡CÁLLATE!!»
  • «Vamos, hermanas… cálmense… Miren, allí viene Gohan…» –dijo la hermosa diosa poniéndose de pie.

Las tres diosas no sabían qué decir o hacer cuando apareció el niño. Su vestuario era totalmente diferente al que traía cuando lo vieron, además se había bañado y arreglado muy bien. Gohan se sentía algo nervioso al ser blanco de las miradas de las diosas…

  • «Bu-bueno… ya-ya estoy aquí… ¿Nos vamos?» –dijo muy tímido. Skuld levantó una ceja y Urd se le acercó sonriendo…
  • «Vaya… pero que muchachito más guapo… Te ves muy bien, querido… cualquiera diría que va a tener una cita con su novia… ¿No opinas lo mismo, Skuld?» –A sus palabras, Gohan se puso aún más rojo y Skuld también se puso roja, pero de rabia.
  • «¡¡URD!!»
  • «Estás muy bien, Gohan… y gracias por haber llegado tan rápido…» –intervino Belldandy tranquilizando al pobre saiya. Al menos su presencia le daba seguridad ante sus descontroladas hermanas…
  • «De acuerdo… la Capital del Oeste no está muy lejos de aquí… Si vamos volando, llegaremos en unos quince minutos a lo mucho…»
  • «¿¿Volando??… oye niño, si más no recuerdas, tenemos muy poca energía para volar… a menos que… ¿podrías… jeje… traer algo de sake de tu casa?»
  • «¿Co-cómo?»
  • «Urd, eso no creo que sea necesario… Gohan es muy listo y sabe eso…»
  • «Pero lo que mi hermana mayor dijo, es verdad… nuestra energía es muy poca… podríamos quedarnos a mitad de camino si la usamos para volar como ustedes… uhmm…» –añadió Skuld, preocupada.
  • «No se preocupen… Nunca les dije que usaran su magia para volar, iremos de otra manera…» –y antes de que las diosas le preguntaran algo más, miró hacia el cielo y gritó–: «¡¡¡NUBE VOLADORA!!!»

Al cabo de unos instantes, la veloz kintoun apareció en el cielo dejando su estela amarilla y aterrizó justo frente a Gohan. Belldandy y sus hermanas estaban asombradas…

  • «¿Qué… qué es esta cosa?… nunca había visto algo parecido…» –dijo Urd sorprendida.
  • «Es la nube voladora y la uso para trasladarme de un sitio a otro con rapidez… En ella llegaremos a la capital…» –sonrió el niño, orgulloso.
  • «Pues vaya que es curiosa… ¿y crees que pueda resistir el peso de todas nosotras?»
  • «Por supuesto… Ah, eso sí… sólo los que tengan el corazón puro podrán subir en ella…»
  • «Jaja… creo que te quedaste sin paseo, Urd… No creo que la nube te admita a ti…» –dijo Skuld.
  • «¡Tonterías!… Sólo observa…» –Urd saltó hacia la mágica nube, pero tal y como lo había dicho Skuld, se entrelló contra el duro suelo. Skuld estalló en carcajadas y Gohan hacía todo lo posible por contener la risa al igual que Belldandy.
  • «Me parece que Skuld tenía razón… La nube no se equivoca nunca, Urd…» –sonrió Gohan. La diosa del pasado lo miró muy enojada…
  • «Qué insinúas, niño?!… claro que tengo un corazón puro, además soy una diosa… Lo que pasa es que tu ridícula nube está defectuosa…»
  • «Estás segura de eso, hermana?… A mí me parece muy cómoda…» –dijo Belldandy.

Urd volteó y cuál sería su sorpresa al ver a su hermana alegremente sentada en la nube. No se animó a preguntarle cómo lo había logrado… la respuesta era obvia.

  • «De acuerdo, Belldandy… tú viajarás en la nube…» –suspiró.
  • «Yo también iré con ella… ¡Aquí voy!» –Skuld saltó, pero también atravesó la nube. Urd sonrió con ironía…
  • «¿Decías?»
  • «Ooohhh… ¡bueno!… ¡no importa!… para qué necesito una nube si puedo contar con la tecnología…» –sacó una cápsula de su bolsillo.
  • «Oye… eso no es…» –preguntó Gohan. Skuld movió la mano para callarlo…
  • «Exacto… mi última invención… ¡¡«la máquina voladora super Skuld-chan»!!» –Skuld arrojó la cápsula y con una explosión apareció una extraña máquina que más parecía un robot de cabeza globosa, gracioso rostro y con alas. Skuld sonrió orgullosa a su obra…
  • «¿Y se supone que esto puede volar?… A mí me parece sólo chatarra…» –dijo Urd con desdén.
  • «Observa y aprende… ahora lo verás…» –Skuld se encaramó sobre el robot y apretó un botón en su cabeza. Para su sorpresa, el robot se sacudió, abrió sus alas y se elevó con increíble facilidad. Luego aterrizó…
  • «Es fantástico, Skuld… Así podrás volar…» –dijo Gohan.
  • «Oye, si tenías esa máquina contigo… ¡¡¿¿por qué demonios no la usaste antes??!!» –le gritó Urd furiosa.
  • «Todavía no estaba terminada… recién pude terminar de hacerle los ajustes aquí. Además, estabamos tan concentradas en encontrar a Gohan, que no me acordé… =P»
  • «Pero qué niña cabeza hueca…»
  • «¡¡¿¿CÓMO DIJISTE??!!»
  • «Bueno, bueno… hermanas, estamos perdiendo el tiempo. Ya todo está en orden y podemos irnos. Skuld y Urd irán juntas…»
  • «¿¿Estás loca??… ¡¡Yo no pienso viajar en esa chatarra!!»
  • «¡¡Oye, tampoco te he pedido que vinieras!! Además no creo que haya lugar para viejas gritonas y engreídas aquí…»
  • «Belldandy… ¿siempre son así?» –dijo Gohan en un susurro a la diosa, que le sonrió en respuesta…
  • «La mayoría de las veces… pero a pesar de todo, se quieren y aprecian mucho. Ya lo sabrás cuando tengas a tu hermano… lo cual será muy pronto» –sonrió Belldandy misteriosa.
  • «¿Hermano?… ¿Qué me habrá querido decir?» –pensó. Lo que no sabía Gohan era que Belldandy se había dado cuenta del poco notorio embarazo de Milk ^_^.

Al cabo de un rato y muchas discusiones, las diosas estaban en camino a la capital del Oeste. Gohan iba volando con Belldandy a su lado en la nube voladora. Skuld un poco más atrás en su máquina voladora y Urd… bueno, usó su magia incorrectamente y ahora volaba sentada en una… ¿aspiradora?

  • «Bravo, Urd… En verdad ahora sí la hiciste…» –se burlaba Skuld.
  • «¿Qué tiene?… además no es tan incómodo y puedo volar más rápido que tú si quisiera» –pensó– «Mierda!!… yo quería hacer aparecer un caballo con alas; mis poderes no están funcionando como debe ser. Espero que al llegar pueda recargar energías…»
  • «Ya olvídalo, Skuld… Lo importante es que ahora vamos por buen camino… ¿Qué me dices, Gohan?… ¿Nos falta mucho para llegar?»
  • «No, ya estamos muy cerca… Ya verán, les va a encantar…» –sonrió el saiyajin.

Tal y como había dicho Gohan, atravesaron unas montañas y ante sus ojos se abrió una enorme ciudad que hervía de actividad. Era la Capital del Oeste. Sin perder tiempo se dirigieron hacia uno de los edificios con rapidez para evitar que cualquier transeúnte los viera y causara un escándalo.

  • «Muy bien… ya hemos llegado. ¿Qué les parece?» –preguntó Gohan, expectante.
  • «Es una muy hermosa ciudad, Gohan… Muchas gracias por traernos…» –sonrió Bell.
  • «Sí, sí… muy linda… ¿pero vamos a quedarnos aquí contemplándola todo el día?… Opino que bajemos y la veamos más de cerca. ¡Mira toda esa gente rara!… Hasta algunos parecen animales parlantes…»
  • «SON animales parlantes, Urd. Y según lo que me contó Piccoro, el rey de la Tierra es un perro…^^» –aclaró Belldandy.
  • «¿Y quién se supone que es el vicepresidente?… ¿¿Un mapache??» –dijo en son de burla.
  • «De hecho, el ministro de relaciones exteriores es un mapache…»
  • «¡Oh, por el Lord!… ¡¡Este mundo parece un manicomio!!…» –dijo en tono desesperado.
  • «Ya, ya… no es tan malo. Esta gente es como cualquier otra y tiene muchos sueños. Me parece inteligente tu idea, Urd… vayamos a conocerlos más de cerca… ¿Qué dices, Skuld?»
  • «Lo que digas, hermana… Así conoceremos más de este loco mundo…»
  • «O-oigan… ¡Esperen!… ¿Creen que sea buena idea?… Podrían meterse en problemas si…» –dijo Gohan dudoso, pero Urd lo interrumpió…
  • «Nah… nos comportaremos como cualquier mortal y pasaremos desapercibidas, Gohan… Ahora vamos…» –las diosas saltaron por un extremo del edificio y levitaron hasta el suelo dejando al niño con las palabras en la boca.

Pero pasar desapercibidas no era la palabra adecuada… al contrario. Tal como temía Gohan, las diosas resultaron ser bastante notorias, ya sea por sus extrañas vestimentas, como por su mágica belleza. Cada habitante que las veía se las quedaba mirando con extrañeza, asombro, embelesamiento, y las sonrisas que les dedicaban Belldandy y Urd no ayudaban en mucho. Gohan tenía que soportar comentarios como «¡¡Buena, picarón!!» «¡Adiós, preciosas!» «¡Dame tu número!» «¡Que hermosas ropas!» «Que lindas novias tienes, matador» y otros más subidos de tono que si no eran ignorados, Skuld los callaba con un golpe de su mazo y varios gritos acompañándolo. Un poco más y la sangre se le iba a salir por todas las aberturas de la cabeza producto de la vergüenza…

Ya harto de tantos comentarios, Gohan aprovechó una distracción de las chicas y las empujó a un callejón ante la estupefacción de ellas…

  • «Oye, ¿qué te pasa, niño?… No me digas que te molestan lo que nos dicen esas personas…» –dijo Urd divertida.
  • «Bah, por eso no hay problema. Ya les partí la cabeza con mi mazo a dos de esos atrevidos…» –sonrió Skuld.
  • «Esperen, hermanas… dejen hablar a Gohan…» –dijo Bell. Gohan respiró profundo y dijo, todavía avergonzado:
  • «No es por eso, chicas… Verán… Lo que pasa es que… sus ropas…»
  • «Acaso crees que estamos vestidas muy atrevidamente, ¿eh?» –se inclinó hacia él mostrándole su escote y Gohan retrocedió asustado.
  • «¡Urd, silencio!»
  • «No es eso… es verdad que sus ropas son muy hermosas… pero son un TANTO llamativas para la gente común y corriente. ¿No crees que podrían ponerse otra ropa más discreta?… ¿digo?». –Las diosas lo miraron de reojo, pero Belldandy se acercó a él sonriendo.
  • «Creo entender lo que trata de decirnos Gohan… Está bien, haremos como digas… Hermanas, júntense cerca de mí…»
Belldandy cerró los ojos y juntando sus manos envolvió a las diosas en un brillante resplandor, y para cuando éste desapareció, vestían otras ropas: Belldandy estaba vestida con un encantador conjunto de color naranja, falda larga y chaqueta, con su largo cabello recogido en una trenza que le caía por un lado; Urd estaba vestida de una manera semejante a Belldandy, pero su cara no reflejaba que le gustara su nueva ropa. Skuld lucía un lindo atuendo que consistía en una blusa blanca, chaqueta verde claro, minifalda café y pantimedias color melón. Y para completar su atuendo. un encantador lazo amarillo recogía sus cabellos. Gohan sonrió al verlas… en verdad no dudaba que cualquier ropa podría caerles muy bien.
  • «¿Y bien?… ¿Qué te parece?… ¿Mejor?»
  • «Sí <glup>… se ven muy bonitas…» –pensó–. «Pero aún así no creo que pasen desapercibidas…»
  • «¡Está hermoso, hermana mayor!… ¡Me veo espléndida!» –dijo Skuld girando sobre sí misma, admirando su nueva apariencia.
  • «Sí, te ves muy bonita, Skuld…» –pensó Gohan para sí.
  • «¿Qué pasa, Urd?… ¿No te gustan tus ropas?» –preguntó Belldandy. Urd puso mala cara…
  • «¿Por qué mejor no me pusiste un hábito de monja?»
  • «¿Perdón?»
  • «¡¡¿¿Cómo se te ocurre que YO puedo vestirme con estas ropas, Belldandy??!!… ¡Me veo ridícula!»
  • «Eso no es cierto, señora Urd… Se ve muy bien…» –dijo Gohan entrecortado.
  • «No me llames señora, niño!… ¡Yo no pienso salir así delante de la gente!»
  • «¡Ya no te quejes, Urd!» –dijo Skuld con su mazo. Belldandy sonrió…
  • «De acuerdo, Urd… Si deseas, puedes cambiar tus ropajes por otros. Por mí no hay problema…»
  • «Eso es justo lo que iba a hacer… ¡¡A UN LADO!!»

Urd se envolvió en una nube de humo blanco y, al desaparecer, Gohan tuvo que hacer un esfuerzo por mantener la boca cerrada, cosa que molestó a Skuld. Urd lucía una chaqueta plateada que cubría su única prenda que era la parte superior de un bikini azul y unos shorts del mismo color con un cinturón rojo, guantes azules, botas altas y plateadas, zapatos de tacón alto rojos. Su cabello largo y plateado caía suelto hasta casi llegar al suelo. Una visión que desmayaría a cualquier hombre…

  • «¡¡Perfecto!!… Mucho mejor. Éste es mi estilo… ¿No opinas igual, cariño?» –le dijo a Gohan que, sin poder soportarlo más, se desmayó.
  • «¡¡Gohan!!… ¡Mira lo que hiciste, Urd!… ¿y ahora cómo lo despertamos?» –Belldandy sólo sonrió ante las ocurrencias de sus hermanas.

Al cabo de un rato y de aplicarle una buena descarga eléctrica (cortesía de Urd), Gohan y las diosas retomaron su camino. Antes decidieron pasear por la ciudad, idea de Skuld, para conocer un poco más a las personas y sus costumbres antes de ir a la Capsule Corp. Es verdad que ahora no eran tan llamativas, pero su belleza igual llamaba la atención.

Al llegar al parque central, justo era el lugar donde estaba la famosa Feria de Ciencia y Tecnología, y a Skuld casi se le salen los ojos de la emoción… *_*

  • «Ayy… ¡¡Mira que lindos artefactos electrónicos!!… Hermana mayor, ¿podemos ir?… ¿podemos?»
  • «Claro que sí, Skuld… de seguro que podrás encontrar algo que nos ayudará a regresar a casa…» –sonrió Bell.
  • «¡¡Genial!!… ¡¡Gohan, vamos!!» –y tirando institivamente la mano del niño, lo jaló corriendo hacia la feria. Sus hermanas se le quedaron mirando…
  • «Pues, vaya… nunca había visto a Skuld tan entusiasmada con algo. Se ve que está feliz…»
  • «Claro y eso es lo más importante para mí… la felicidad de ustedes, mis hermanas. Dejémosla que se divierta… Mira, allí hay una banca. Descansemos un momento ^_^»
  • «De acuerdo, Belldandy… esto está muy aburrido… espero que no siga así el resto del día…»
  • «Claro que no… tengo la impresión de que algo sucederá pronto…»
  • «Dime una cosa, Bell…»
  • «¿Sí?»
  • «Tú crees que… este mundo tenga problemas con nosotras aquí?… Lo que comentaste antes sobre ya-sabes-quién me dejó pensando…»
  • «No lo sé… y no fue conveniente mencionarlo…» –Su mirada se entristeció–. «Perdóname, no quería traer de vuelta esos malos recuerdos… sobre todo por Skuld»
  • «Bueno, tú tampoco te pongas triste, hermanita… Ahora descansemos pensando que pronto regresaremos a nuestro mundo…» –sonrió.
  • «Sí, tienes razón ^_^»

Entre tanto, muy cerca al lugar en donde se encontraban las diosas, dos personajes muy conocidos por nosotros caminaban despreocupados por la calle. Uno de ellos, que tenía una cicatriz en la cara, no dejaba de hablar y darle ánimos a su otro amigo que tenía la cabeza rapada…

  • «Vamos, amigo… ¡¡no puedes estar así para siempre, hombre!!… ¡¡Tienes que superarlo!!» –le decía mientras caminaban.
  • «Ya lo sé, Yamcha… no tienes que repetírmelo a cada minuto. Sé que es un imposible, pero no puedo. En verdad estoy muy enamorado de ella…» –dijo muy triste.
  • «¡Por favor, ni que fuera la única mujer en el mundo!… Krilin, ¡¡no puedes tirar tu vida y juventud a un tacho por una androide que ni siquiera sabes si te corresponderá o no!!» –dijo cada vez más alterado.
  • «Tú mismo la escuchaste en la Plataforma Celeste… dijo «Ya nos veremos»… entonces tiene que ser verdad…» –dijo recordando la despedida que le diera la androide Nº18.
  • «Está bien, está bien… digamos que es verdad y que ella te volverá a ver… ¿pero en cuánto tiempo será eso? Tú no lo sabes, pueden ser días, semanas, meses… o incluso años…»
  • «Por favor, Yamcha… ya deja de darme ánimos porque lo único que consigues es que me deprima más… ¬¬»
  • «Ya olvídalo por esta tarde, ¿sí?… La volverás a ver, pero ahora concentrémonos en lo que vinimos a hacer…»
  • «Es verdad… ¿para que querías venir conmigo a la capital?… ¿y precisamente a una Feria de Ciencias?… Eso no me interesa mucho que digamos…»
  • «¿No lo entiendes o es que la inteligencia se te escapa por la ausencia de cabello?… En todo evento siempre hay mucha gente, sobre todo CHICAS. El perfecto lugar para conseguir una bella pareja y divertirnos el resto del día…»
  • «¿Y tú crees que se hallan ese tipo de chicas aquí?… Lo más seguro es que sean ratones de biblioteca o de laboratorio…»
  • «Oye, Bulma es un ratón de laboratorio y NO es fea… Qué lástima que ya tenga otras cosas en qué preocuparse…»
  • «¿Vegeta?»
  • «…… ¡¡grrrrr!!… ¡¡No me cambies el tema!!»
  • «Yo no fui el que lo cambió… tú sí…»
  • «Mira, Krilin… una más y te…» –En eso se detuvo al distinguir entre la gente que iba y venía de la feria a dos hermosas chicas sentadas en una banca. Yamcha sonrió…– «¿Lo ves?… ¿Qué te dije?… Chicas hermosas a la vista…»
  • «¿Dónde?» –Krilin miró hacia donde le decía Yamcha–. «Es verdad, son muy bellas… Hasta parece que no fueran de aquí… tienen pinta de extranjeras. Mira las marcas que tienen en sus rostros…»
  • «Mejor aún… las chicas extranjeras son las mejores. Escucha… yo abordaré a la de cabello plateado y tú te quedas con la bonita del cabello marrón…»
  • «¿Tú crees que sea buena idea?… Mira que nos las conocemos y podrían disgustarse por ser impertinentes…»
  • «No te preocupes… ninguna pollita ha podido resistirse a mis encantos… observa y verás…» –y con paso decidido se acercó a las chicas, que no eran otras que Belldandy y Urd que seguían conversando…
  • «…sí, tienes razón en eso… sólo espero que… Urd, ¿qué pasa?»
  • «Mira… allí vienen un par de muchachos… ¿qué rayos querrán?»
  • «Bueno, lo que sea que quieran tal vez podamos ayudarlos, ¿no crees?» –Urd ya iba a contestarle cuando el chico las saludó seguido de Krilin que se le notaba visiblemente avergonzado…
  • «Saludos, ¿qué tal, chicas?… ¿cómo están en esta hermosa mañana?» –dijo con la mejor de sus sonrisas. Urd los miró de reojo (como a todo el mundo)…
  • «Muy bien, pero para tu información ya pasan del medio día y ya no es mañana…» –dijo con sorna.
  • «Jeje… es cierto, Yamcha…» –dijo Krilin.
  • «Urd, no seas grosera… Muy buenas tardes, caballeros… ¿Podemos ayudarles en algo?»
  • «Caramba, cómo no me di cuenta de ese detalle… Estas chicas no son tan bobas como creía…» –pensó nervioso– «Eeehh… sí, tienes razón, no me había fijado en mi reloj… Mi nombre es Yamcha ¿y el de ustedes?»
  • «¿Y por qué el interés?… ¿Quieres sacar plan con nosotras?»
  • «¿¿Ah??» –dijo el guerrero pelado.
  • «¡URD!… Por favor, perdonen ustedes a mi hermana… Mi nombre es Bell…» –no continuó porque Urd le cubrió la boca.
  • «Disculpa, cariño… ¿¿nos perdonas un momento??» –y se la llevó a un lado ante la confusión de los muchachos– «¿Qué crees que haces, Belldandy?… ¿Estás loca??»
  • «¿Qué?… ¿Qué tiene de malo decirle quiénes somos?… Y me parece una gran descortesía lo que estás haciendo con esos muchachos, Urd…»
  • «¡¡Descortesía!!… ¡¡Oye, ni siquiera los conocemos!!… Ese par podrían ser unos asesinos o maniáticos o…»
  • «O me parece que tú estás exagerando, hermana… míralos, sólo son un par de muchachos… Además, el pequeño peladito no parece tener malas intenciones. En todo caso, si pasa algo, podremos manejar el asunto…» –y regresó a la banca.
  • «Por el Lord… qué flemática. ¡A veces su tranquilidad me enferma!»
  • «Oye, mejor nos vamos… la de cabello plateado tiene una mirada feroz…» –decía Krilin. Yamcha lo contuvo del hombro…
  • «Si te vas ahora, quedarás en ridículo delante de esas chicas… ¡¡Compórtate como hombre al menos una vez en tu vida!!»
  • «Perdonen, ¿los hicimos esperar mucho?» –dijo Belldandy con su sonrisa de siempre.
  • «No, para nada, linda… ¡Ah! Él es mi amigo Krilin…»
  • «Mu-mucho gusto…»
  • «Mi nombre es Belldandy y ella es mi hermana Urd… Encantadas…»
  • «¡¡Vaya!!… Sus nombres son muy curiosos. No son de aquí, ¿cierto?… ¿De dónde vienen?» –preguntó Yamcha cada vez más interesado.
  • «¿¿Eh??… de dónde venimos… pues, nosotras… » –Urd ya se estaba temiendo ese tipo de preguntas. Y no sabía qué decir hasta que…
  • «Venimos de la Capital del Norte por unos días a la Feria de Ciencia y Tecnología acompañando a nuestra hermana menor. Ella tenía muchos deseos de venir… ^^» –lo dijo tan rápido que todos parpadearon…
  • «¿De dónde sacaste eso, Belldandy?» –Urd le dijo al oído.
  • «Tú no digas nada y sigue el juego… A veces ver la televisión ayuda un poco, hermana…» –dijo en voz baja sin dejar de sonreír.
  • «Mi dios, esta chica es muy perceptiva… -_-U»
  • «Oh, vaya… entonces por eso están aquí… Eso quiere decir que no conocen la ciudad, ¿no?» –preguntó Yamcha.
  • «Pues, realmente no… sólo estamos de paso»
  • «¡¡Genial!!… ejem, digo… ¿entonces les gustaría que les enseñáramos los lugares más hermosos de la ciudad?… Lo haremos encantados…»
  • «Lo sentimos mucho, muchachos, pero ya tenemos un acompañante en nuestro «fascinante» paseo por la ciudad…» –dijo Urd sonriendo.
  • «¿En serio?… ¿Y dónde está su acompañante?»
  • «Eso es algo que a ti no te importa… pero si te interesa saber, tiene la edad de nuestra hermana menor así que se ve mal que esté con nosotras… Así que si desean, pueden acompañarnos…» –volteó a verlos seductoramente. Belldandy sólo sonrió, ya conocía las mañas de su hermana… planeaba algo.

Mientras tanto, entre los miles de artefactos electrónicos, Gohan los observaba con aburrimiento, en tanto que Skuld no cesaba de tomar apuntes y de conectar una extraña máquina que parecía una simple calculadora al mecanismo de cada cosa.

  • «Bien, muy bien… esto me servirá mucho… ¡Terminé!… Vamos hacia allá, Gohan, ¿qué esperas?» –dijo corriendo hacia más equipos tecnológicos.
  • «Oye, Skuld… ¿no crees que es mejor regresar?… Tus hermanas ya deben estar más que aburridas y además con hambre…»
  • «Sí, es cierto… ok, sólo un par de máquinas más y volvemos, ¿sí? –y desapareció entre unos estantes de computadores. Gohan sólo sonrió y fue tras ella…

Regresando con las otras diosas, tal parece que Belldandy no estaba equivocada al decir que no eran malas personas los chicos que había conocido, pero a opinión de Urd eran algo torpes, en especial el chico de la cicatriz y sabía cómo sacarle provecho a eso. Urd y Yamcha se había ido al borde de una fuente, en tanto que Krilin y Belldandy charlaban… pero lo que hacía Krilin era más balbucear que otra cosa…

  • «Dime, ¿te pasa algo?… Estás muy nervioso, Krilin…» –dijo Bell, dulce como siempre. A Krilin le parecía una chica hermosa y muy dulce. Pero por más que trataba de seguir el consejo de Yamcha, no podía quitarse a la Nº18 de la cabeza…
  • «¿Qué?… No, no me pasa nada… es que… ay, soy un idiota por comportarme así… Tú eres una chica tan bella y yo… yo sólo soy un tonto…» –dijo bajando la cabeza. Belldandy cerró los ojos, sonrió y dijo:
  • «Yo no creo que sea así… Tienes un buen corazón, puedo sentirlo. Y también que tu corazón está perdidamente enamorado, ¿es verdad?»
  • «¿¿Cómo??… pe-pero… es decir…» –tartamudeó con la extraña idea de que esa chica tan bella le había leído la mente.

Urd, en tanto, estaba sentada en el borde de la fuente haciendo como que escuchaba la «interesante» carrera de Yamcha como beisbolista (y no tenía la menor idea de qué era el béisbol), pero trató de ser algo más cortés con ese torpe muchacho. En momentos como ésos comenzaba a extrañar la compañía de ese «inmaduro de cara verde»… no sabía por qué, pero le encantaba su sarcasmo.

  • «…y así llegue a ser campeón de las ligas mayores, ¿qué tal?» –terminó su discurso. Urd lo miró con cara soñolienta.
  • «Qué interesante, querido… Eres un gran atleta ¬_¬»
  • «¿Lo dices en serio?… Vaya, ya sabía que te impresionaría…» –sonrió triunfante–. «Y bueno, ¿por qué no me hablas algo de ti? Así nos vamos conociendo mejor, ¿eh?» –Urd sonrió.
  • «¿En serio quieres saber de mí?… Bueno, pero tengo la garganta un poco seca… antes quisiera tomar algo…» –pensó–. «Perfecto… la oportunidad para recuperar mis poderes, jeje»
  • «Si quieres te invito algo de beber… ¿Un refresco tal vez?»
  • «No, algo un poco más fuerte… ¿Qué tal una botella de sake?»
  • «¿¿Sake??… ¿pero no crees que es muy temprano para eso?… Si quieres, podemos tomarlo más tarde…»
  • «Oohh, ya veo… no tienes dinero y no puedes comprarlo… o NO quieres aceptar mi petición… Qué lástima, esperaba más de ti, Yamcha…» –dijo molesta y dándole la espalda.
  • «Rayos, qué estúpido… ¿¿cómo pude decirle eso??… Ahora se va a enojar y perderé mi cita… Sí, lo haré…». –Luego dijo–: «Claro que puedo y tengo mucho dinero… Espera un poco… ya vengo…» –y salió corriendo en busca de una tienda de licores.
  • «¡¡Y que sea el más caro, chico!!» –terminó de decir con una sonrisa triunfante.

Krilin, mientras tanto, le estaba contando toda su vida a Belldandy, que más parecía un párroco confesor que otra cosa. Ella escuchaba atentamente y apuntaba algunas cosas en una libreta acomodándose sus lentes misma psiquiatra (sí, ya sé que esto no puede ser y suena absurdo… pero quería darle algo de comicidad al asunto… je. Debe ser la influencia de la serie de TV Mini-Goddess ^_^U)

  • «…y se fue y no la volví a ver hasta ahora… ¡¡me siento desecho!!… ¡¡¡BUUUUAAAAA!!!» –Krilin derramó lágrimas como cataratas ante Belldandy, que lo miraba y deliberaba. Se quitó sus lentes y desaparecieron de sus manos…
  • «Ya veo… esa chica no te corresponde, pero te dijo que se verían algún dia… Eso ya es algo, mi amigo…»
  • «Pero… cuándo… es decir… no he hecho más que esperar todos estos días y nada. Eso me llena de tristeza»
  • «No debes sentir pena… al contrario. Estoy segura que ella siente algo por ti y tarde o temprano irá a buscarte. Tú sólo debes ser paciente y sonreirle a la vida… Eso es todo lo que puedo decirte… ^^»
  • «Pero eso no es todo… en las noches repito su nombre… Nº18… Nº18…»
  • «Nº18?… cielos, este chico está peor de lo que pensaba ^^U» –pensó.

Regresando con Yamcha y Urd…

Toda la gente que estaba cerca, incluso el mismo Yamcha, observaban impresionados cómo la chica se tomaba todo el sake a pico de botella. Al chico le había costado una fortuna esa botella y verla desaparecer tan rápido le dolía porque pensaba que le duraría todo el día… ¡¡o todo el mes!!

  • «¡Qué bárbara!… Nunca pensé que hubiera alguien que pudiera beber de esa manera. En cuanto termine no podrá ni siquiera caminar… Bueno, en ese caso tal vez tenga algo de suerte con ella. Las chicas, cuando están ebrias, no se acuerdan de nada…» –pensaba.
  • «Aaaahhhh… ¡¡no hay nada mejor que esto!!… ¡Me siento muy bien!… Muchas gracias, Yamcha…» –dijo Urd dejando la botella a un lado. Para estupefacción de Yamcha, la chica seguía como si no sintiera tal cosa…
  • «No puedo creerlo… pero era una… ¡¡UNA BOTELLA COMPLETA!!» –pensó que tal vez en la licorería lo había timado. Urd abrió su mano y unas chispas muy ligeras emergieron de ella. La cerró satisfecha… había recuperado todos sus poderes gracias al sake.

Después terminar de contarle sus penas a Belldandy, Krilin se sentía mucho mejor. Esa chica era muy especial y una buena amiga… pero su corazón pertenecía a la Nº18 y ahora lo sabía perfectamente.

  • «Espero que te sientas mejor, Krilin… Ya lo sabes… nada de deprimirse y siempre sonríe. Eso siempre es el mejor alimento del alma… ^_^»
  • «Sí, creo que tienes razón… Cielos, es asombroso… me comprendiste tan bien que siento como si hubieras leído mi mente…» –dijo el guerrero calvo.
  • «^_^UU… Tal vez haya sido así… ¿Seguirás mi consejo?… ¿Serás paciente?»
  • «¡¡Sí, muchas gracias, Belldandy!!» –la tomó de las manos muy feliz y la diosa sólo sonrió.

Justo en esos momentos. Skuld y Gohan estaban en un puesto de helados y Skuld había despachado 4 helados del Nº133… sus favoritos.

  • «Cielos, ¿de veras que recuperas tu energía sólo con los helados?»
  • «Ajá <glub>… es lo mejor. Así somos las diosas… Por cierto, es mejor que vayamos a buscar a mi hermana mayor, ¿dónde estará?»
  • «Si ustedes tuvieran ki podría sentirlas más fácilmente… y no me explico porqué son así…»
  • «Ya te lo dijimos antes… somos diosas, tontito…» –dijo tocándole la frente con el dedo.
  • «Sí… y son asombrosas las cosas que pueden hacer. Me alegra de haberlas conocido…»
  • «Sí, gracias <sonrojo>… yo también…»

Ambos niños se avergonzaron, pero en eso Skuld captó la escena de su hermana Belldandy tomada de las manos por un insolente calvo. Sin más explotó y salió corriendo hacia ellos ante la sorpresa de Gohan, que no sabía lo que le pasaba…

  • «¡¡¡¡¡¡MALDITO INSOLENTE, ALÉJATE DE MI HERMANA!!!!!!» –gritó descargándole un soberano mazazo que puso fuera de combate al pobre Krilin @_@.
  • «¡¡Skuld, ¿¿pero qué fue lo que hiciste??!!» –dijo Belldandy alterada y auxiliando al pobre muchacho.
  • «¿¿aahhaa… alguien tomó la matrícula??… <desmayo>»
  • «¡¡¡Te estaba tomando de las manos, hermana!!!… ¡¡¡Yo lo ví!!!… Pero ya le di su merecido por atrevido… ¡jum!»
  • «Ay, Skuld…» –por otro lado, Yamcha escuchó un barullo por donde había dejado a Krilin.
  • «Oye, ¿qué habrá pasado por allá?… Me pareció escuchar unos gritos… Espera aquí, voy a ver… –dijo Yamcha alejándose.

Urd no le dijo nada porque estaba ansiosa en probar sus nuevos poderes y se fijó en unas extrañas figuras que estaban decorando el parque. Se acercó a ellas y leyó los rótulos que las adornaban…

  • «Arte en Movimiento… bah, esto no parece arte y ni siquiera se mueven…» –dijo mirando las esculturas y luego una sonrisa traviesa apareció en su rostro…

En tanto, Yamcha había llegado y cuál sería su sorpresa al encontrar a Krilin mirando pajaritos, Belldandy tratando de reanimarlo, una niña con un mazo y por último allí parado estaba… ¿¿GOHAN??

  • «¡¡GOHAN!!… ¡¡¿¿pero qué haces aquí??!!… ¡¡¿¿Y qué le pasó a Krilin??!!» –dijo mirando a su amigo. Urd acababa de llegar…
  • «No sé… uhm… déjame adivinar… Belldandy, ¿de casualidad Skuld golpeó a este chico porque te vio haciendo algo indebido con él?» –dijo Urd con sorna.
  • «¿¿¿QUEEE???… ¡¡KRILIN, DESPIERTA!!» –dijo Yamcha sacudiendo a su amigo.
  • «Oh, nada de eso… sólo que tú sabes cómo es Skuld…» –la miró seriamente– «Hablaremos después, hermana…»
  • «Lo lamento mucho…»
  • «Ah, y para responder tu pregunta, querido Yamcha…» –se acercó a Gohan y lo abrazó contra su pecho haciendo que el pobre niño se sonrojara– «Este muchachito es nuestro acompañante, ¿no es verdad, hermanas?»
  • «Así es… Gohan vino con nosotras… ^_^» –sonrió.
  • «Ayayayayay… eso sí me dolió. ¡¡¿Quién fue el que me golpeó?!!» –se levantó con dificultad para encontrarse cara a cara con una niña de cabello negro…
  • «¡¡Fui yo!!… ¡¡Y te lo mereces por faltarle el respeto a mi hermana!!» –lo volvió a amenazar con el mazo.
  • «Yo… Verán, amigos… ellas son… son… eeehh» –trataba de explicar.

Yamcha estaba desconcertado… esto era muy extraño, demasiado. Tres chicas hermosas, con marcas en la cara, que usan como armas martillos, toman sake sin siquiera sentirlo, no tienen ki… ¿¿QUE NO TIENEN KI??… y lo más extraño, ¿¿cómo es que Gohan estaba con ellas?? Iba a preguntarles algo, cuando un grito distrajo su atención…

¡¡¡AAAAAHHHHH!!!… ¡¡AUXILIO!!… ¡¡HAY MONSTRUOS EN EL PARQUE!! –gritaba la gente pasando corriendo por su lado. Krilin, que ya se había recuperado, se elevó con Yamcha para ver que unas criaturas con aspectos muy extraño (como si Piccaso hubiera metido su mano) caminaban de un lado a otro. No les importaba que las chicas supieran de sus poderes, eso era más importante que nada…

  • «¡¡QUEDENSE AQUÍ, CHICAS!!… ¡¡AHORA VOLVEMOS!!» –dijeron ambos antes de salir al encuentro de las curiosas bestias. Belldandy se elevó ligeramente para ver lo que pasaba y volteó a ver a su hermana…
  • «Tú tuviste algo que ver con esto, Urd?» –dijo molesta.
  • «Bueno… la verdad…»
  • «No mientas… puedo sentir restos de tu magia dando vueltas por todas partes… ¿Te das cuenta de lo que has hecho?» –se enfadó más aún.
  • «Oye, no lo tomes tan en serio, hermanita… acababa de recuperar mis poderes y estaba ansiosa de probarlos… y como la gente decía que esas esculturas era ARTE EN MOVIMIENTO… metí mano para que esa afirmación no fuera errada… ¿No te parece una gran idea?»
  • «Te mereces un golpe tú también, Urd… ¡¡¡Deberías avergonzarte!!!» –dijo Skuld molesta.
  • «¡¡Ya basta de tonterías, Urd!!… Vuelve todo a la normalidad, ¡ya!» –dijo Belldandy muy molesta.
  • «Cielos, cielos… ya sabía que algo pasaría… mejor me hubiera quedado a estudiar… qué horror…» –dijo el niño al borde de las desesperación.
  • «Ya cálmense las dos… era sólo un hechizo temporal. El efecto pasará en un par de minutos y el tiempo…» –miró su reloj– «Está por cumplirse…»

Gohan volteó a ver hacia donde estaban
luchando Yamcha y Krilin, que estaban sorprendidos al ver que las esculturas
regresaban a la normalidad y ocupaban sus lugares en el parque. Ambos guerreros
se miraron confundidos…

  • «Oye, Krilin… ¿Tú entiendes qué fue lo que pasó?»
  • «La verdad… no lo sé… ¿Habrá sido un sueño?»
  • «Ay… cielos… creo que tenemos problemas… tenemos que irnos… tenemos que irnos» –pensaba nervioso.
  • «Muy bien… entonces, Gohan… ¿Qué te parece si nos vamos de una vez a buscar a tu amiga?… ¿Skuld?»
  • ¡¡¡SÍ!!!… ¡¡¡YO ESTOY DE ACUERDO!!!… ¡¡SÍGANME!! –dijo en voz alta.
  • «Sí, ya tengo todos los datos… podemos irnos cuando… quieRAAAAAAANNNNN…»

Skuld no terminó de hablar ya que Gohan la había tomado de su mano al igual que hizo con Urd y salió corriendo en estampida, deseoso de acabar con todo antes de que ÉL mismo terminara loco. Belldandy sólo sonrió al verlos alejándose y la estela de polvo que dejaban…

  • «Cielos… Qué divertidos son todos en este mundo ^_^…» –y elevándose, fue tras sus hermanas.

Parece que las diosas ya han empezado a hacer de las suyas en la ciudad… Si quieren ver más de ellas, no se pierdan el próximo capítulo titulado… EL MAL TRAGO DE VEGETA… (jua, jua, jua)

Un deseo inesperado – Capítulo 5

Capítulo 5: «Un largo y tortuoso camino»

Fanfic: Un deseo inesperado

La última vez dejamos a las tres diosas rumbo a la capital del Oeste con el fin de encontrar la ayuda que sería necesaria para que ellas pudieran regresar a su mundo… ¿Lo lograrán?

Las tres volaban en silencio, a un ritmo un poco más despacio ya que Skuld estaba un poco escasa de energía… Estaba al lado de Belldandy, en tanto que Urd las seguía un poco más atrás, con una expresión pensativa. Cansada, se decidió a hablar…

  • «¿Hasta dónde más volaremos, Belldandy?» –dijo en tono hastiado–. «Mira que tarde o temprano se me agotará la energía. No quiero quedarme varada en este planeta…»
  • «Eso no sería mala idea… jeje, con los problemas que nos causas…» –dijo Skuld en tono burlón, haciendo que Urd apretara los dientes.
  • «¡¡A ti nadie te pidió tu opinión, niña!!» –gritó, poniéndose a su altura. Skuld le sacó la lengua…
  • «Nana… mira cómo tiemblo… ¡¡Diosa de segunda!!» –le dijo. Al ver que no acabarían de discutir, Belldandy decidió intervenir…
  • «Hermanas… hermanas… no olviden que me prometieron comportarse… y una diosa no debe romper sus promesas, ¿entienden?» –dijo volteando a verlas–. «Así que no discutan, POR FAVOR…»
  • «De acuerdo…» –dijeron ambas luego de dedicarse una mirada asesina.
  • «Así está mejor… y para responder a tu pregunta, Urd… Debemos encontrar un pueblo para así poder trasladarnos junto con ese niño llamado Gohan…»
  • «No te comprendo, hermana mayor… ¿qué tiene que ver eso con Gohan?» –dijo sin comprender.
  • «Es muy sencillo, niña…» –intervino Urd – «Lo que quiere Bell es escontrar un espejo y trasladarse… y no hay lugar más facil para encontrarlos que en un pueblo… En cambio, yo… (mueca)… tendré que ir contigo… qué remedio…»
  • «¡¡Oye, si quieres te puedes ir por tu propia cuenta!!… Además, quién te necesita, tarada…»
  • «Añiñada…» –murmuró Urd.
  • «Diosa de segunda…» –contestó Skuld.
  • «Inconsciente…» –le respondió. Belldandy sólo se limitó a suspirar y sonrió… Sus hermanas nunca cambiarían.

Luego de volar por espacio de quince minutos, las tres hermanas llegaron a una quebrada que desembocaba en un pequeño valle. Belldandy se dio vuelta y dijo:

  • «Bueno… creo que aquí nos separamos, hermanas…» –dijo en su tono de voz tranquilo–. «Recuerda, Skuld… debes concentrarte muy bien para que ambas puedan viajar… Urd te puede ayudar en eso…»
  • «Qué más puedo hacer… No quisiera quedarme para siempre en el limbo astral al lado de esta tonta…» –murmuró la diosa del pasado. Skuld hizo una mueca…
  • «¡No me provoques, si no, te quedarás sola!» –dijo, a lo que Urd se encogió de hombros. Miró a su hermana–… «De acuerdo, hermana mayor… haré como digas, sólo te pido que tengas mucho cuidado…»
  • «No te preocupes, yo estaré bien… más bien, cuídense ustedes…»
  • «Lo haremos, Bell… Yo me encargaré de vigilar a esta niña… ya nos encontraremos después…»
  • «Sí, cómo no…» –pensaba molesta–. «Ya veremos quién vigila a quién…»
  • «Entonces, buena suerte…» –Y terminando de decirlo, usó sus poderes y elevándose se encaminó al pueblo hasta perderse de vista.

Skuld, sintiendo que su energía se agotaba, descendió hasta una roca y se sentó. Urd la observó y sin más la siguió…

  • «Espero que mi hermana no tenga problemas… no vaya a ser que por su presencia se ocasione un alboroto y termine mal…» –dijo la niña preocupada.
  • «Eso no va a pasar… Belldandy es muy lista… Sólo que espero que sepa cómo encontrar a Gohan…»
  • «Ella lo conoce… en ese aspecto no habrá problemas… Ay, no creo poder seguir volando. Si lo hago, me acabaré la única energía que me queda…» –Miró a Urd, y sonrió sospechosamente–. «Me parece que alguien tendrá que llevarme hasta el curso de agua más cercano…»
  • «Ni se te ocurra, enana…» –contestó sin mirarla.
  • «¡¿Oye, no ves que estoy agotada?!… ¡Así no podré volar!» –dijo indignada.
  • «Eso no es asunto mío… Debiste practicar mejor tu magia por si esta situación llegara a presentarse… jaja…» –sonrió. Skuld iba a gritarle, pero se le ocurrió algo mejor…
  • «En ese caso.. nos quedaremos aquí… ya que sin mí no PODRÁS viajar en el agua… ¿qué te parece?»
  • «¿Me estás chantajeando, niña?» –La miró fijamente como para intimidarla. Skuld sonrió…
  • «Tómalo como te dé la gana… pero ésa es la simple y pura verdad… Tú decides…» –Urd apretó los puños con unas ganas enormes de fulminarla de un disparo, pero se contuvo y dijo dándole la espalda y agachándose un poco:
  • «Está bien, tú ganas… Sube a mi espalda… ¡¡Pero sólo por esta vez, ¿lo entiendes?!!» –la amenazó. Skuld sonrió a su victoria trepándose en su hermana. Urd lanzó un bufido de fastidio y se elevó, alejándose de ese lugar.

Rato después…

Ya llevaban volando largo rato hasta que, cansada, la diosa de cabellos plateados aterrizó bruscamente, haciendo que su pasajera cayera al suelo…

  • «¡¡¿¿Oye, qué tienes??!!… ¿¿Acaso crees que estás llevando mercancía, tonta??… ¡¡Por lo menos avísame antes de aterrizar!!» –se quejó, a lo que Urd la miró de mala manera.
  • «No me molestes, niña… ¡¡Y además ya me cansé de estarte cargando!!… Yo también necesito reponer energía…». –La miró–. «Uhm… no tendrás por allí una botella de sake?^^»
  • «¿¿Crees que soy una ebria como tú??… Claro que no… uhmp…» –se cruzó de brazos.
  • «Para tu información, chinchón de suelo… ¡¡lo necesito para recuperar mis poderes!!… Por otro lado… ¡me encanta!»
  • «-_-¡ (Skuld)»
  • «En fin… lo que me preocupa es que no veo ningún curso de agua por aquí… Lo más seguro es que tengamos que caminar para encontrar uno…» –dijo mirando a los alrededores.
  • «Pero aquí hay plantas… de todas maneras debe haber agua… ¡Ah, mira!… ¡Aquí hay un riachuelo!» –dijo señalando a un diminuto hilo de agua que corría entre sus pies. A Urd le salió una gota de sudor…
  • «¡¿Y crees que podremos trasladarlos por allí, niña tonta?!… ¡¡Se nota que no sabes pensar todavía!!» –dijo con las manos en la cintura.
  • «Oye, no me eches la culpa… peor sería si no encontráramos agua… Además, tú también tienes la culpa porque…» –de pronto se quedó callada y su rostro se volvió muy raro 0_0… algo pálido. Urd la miró extrañada…
  • «¿Y ahora qué te pasa?… ¿Por qué me miras con esa cara de idiota?» –dijo, a lo que Skuld seguía con la misma expresión y empezó a balbucear…
  • «Ta… pa… papapapa… ayayayayayayay… aaaahhh…» –dijo señalando a las espaldas de su hermana.
  • «¿¿Qué… qué… quéee??… ¿Por qué hablas así?… ¿Acaso tuviste una regresión de edad?… ¡¡No te entiendo nada!!» –dijo perdiendo la paciencia.
  • «Jajaja… ayayayay… mi… mira… aaaa…. atrás… atrás… ayayayayay» –dijo sin cambiar su cara y dando unos pasos hacia atrás.
  • «¿Que mire atrás?… No creas que voy a caer en uno de tus trucos, Skuld… ¿Qué pretendes?» –dijo en el mismo tono.
  • «Te… tetetete…. te lo ruego… ayayaaaaaa…» –dijo retrocediendo aun más. Urd, cansada de la payasada, volteó a ver y luego volvió a mirar a la niña…
  • «¿Y por eso haces tanto escándalo, niña?… Si es sólo un lagarto gigante con dientes afilados… Acaso eso te… ¿¿¿LA-GAR-TO GI-GAN-TE???»

Urd se detuvo en seco y volvió a ver a sus espaldas al enorme dinosaurio (uno de esos típicos de DBZ) que las miraba amenazadoramente y al parecer con mucha HAMBRE. Urd casi se queda petrificada…

(en el siguiente segundo…)

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Las dos diosas salieron disparadas como almas que lleva el diablo, con el dinosaurio pisándoles los talones, sin dejar de rugir. Como por arte de magia, habían recuperado su energía. Viendo la manera en que corrían, hubieran podido ganar fácilmente una maratón interprovincial. Urd gritaba sin dejar de correr:

  • «¡¡¿¿POR QUÉ NO ME DIJISTE QUE ESTABA ESTE MONSTRUO A MIS ESPALDAS??!!… ¡¡ERES UNA IDIOTA, INCONSCIENTE!!» –gritaba sin dejar de correr.
  • «¡¡¡INTENTÉ HACERLO, PERO TÚ NO ME HICISTE NINGÚN CASO!!!» –gritó corriendo más rápido.
  • «¡¡¡YA NO INTENTES DARME TUS INÚTILES EXCUSAS!!!… ¡¡¡Y CORRE MÁS RÁPIDO QUE NOS ALCANZA!!!» –terminó de decir a la vez que los tres desaparecieron entre las montañas… (jejeje… cómo me encanta esto)

En tanto… lejos de allí…


Belldandy aterrizó suavemente el tejado de un edificio, sin que nadie notara su presencia. La gente parecía muy normal, salvo por los seres humanoides y con aspecto de animales que vivían como si fueran humanos corrientes. Era tal y como lo había visto desde la plataforma celeste… y le agradó. Le recordaba tanto a su mundo.

La diosa del presente volvió a la realidad y examinó con cuidado las diferentes casas. Era una ciudad relativamente pequeña, pero con construcciones modernas. Su vista se clavó en una tienda de ropa típica… un lugar ideal para encontrar espejos…

  • «Seguramente en ese lugar encontraré lo que quiero… me acercaré…» –dijo bajando al suelo y caminando hacia la tienda como si fuera una persona común y corriente.

Pensaba que pasaría desapercibida… Se equivocaba, ya que muchos de los habitantes notaron su presencia, no sólo por sus ropas tan extrañas, sino porque Belldandy era muy bonita y nadie que no estuvera ciego dejaría de notarla. Unos muchachos que estaban en la vía le lanzaron unos piropos, a lo que la diosa se limitó a sonreír y uno de ellos casi se desmaya de la emoción.

Belldandy entró a la tienda llamando la atención del público en general. Como toda chica, comenzó a observar las ropas típicas. El dueño del local la miró de mala manera y, acercándose a ella, dijo:

  • «¿Se puede saber que está haciendo, señorita?» –dijo. Belldandy lo miró…
  • «Estaba mirando su ropa… es muy bonita…» –dijo en tono dulce, cosa que no compartió el hombre…
  • «No creas que me vas a engañar con esos modales educados, muchachita… Sé muy bien que te envió el dueño de la otra tienda de la esquina… LA COMPETENCIA… a ridiculizar mi local con esas ropas tan ridículas… Mi ropa es de calidad… ¡¿Acaso piensas que esta es una tienda de disfraces?!»
  • «¿Perdón?… me parece que está cometiendo un error, señor… Verá, yo…» –siguió en el mismo tono tranquilo…
  • «No intentes llevarme la contraria, niña… ¡¡Y FUERA DE AQUÍ!!»
  • «Está bien… Si eso lo hace feliz, me marcharé… Gomen nasai si lo moleste» –dijo Belldandy, consciente que tal vez su presencia podría causar un alboroto en esa ciudad.

Curiosamente, algunas mujeres, que habían observado la escenita protagonizada por el dueño del local, se le acercaron observándola detenidamente…

  • «¡¡Oiga, qué le pasa, especie de patán!!… ¡¡¿¿Qué maneras son ésas se hablarle a una jovencita??!!… ¡¡IRRESPETUOSO!!» –le dijo una mujer gorda muy molesta, a lo que luego miró a Belldandy con dulzura–… «Disculpa, linda… ¿tú trabajas en este local?» –preguntó una mujer gorda, sin dejar de contemplar el atuendo de Belldandy.
  • «¿Trabajar?… Bueno, pues yo…» –iba a decirle que no, cuando la señora la interrumpió a la vez que tocaba sus ropas…
  • «¿¿Ah??.. ¿qué?» –parpadeó el dueño del local.
  • «Estoy segura que sí… Sólo un diseñador famoso podría confeccionar una ropa tan fina y elegante como la tuya… Qué gusto tan exquisito» –dijo tocando la ropa de la diosa.
  • «Es usted muy amable… muchas gracias…» –sonrió.
  • «Tienes que decirme quién te hace la ropa, dónde la compras y todo lo demás… te juro que iré a ese lugar de inmediato… Últimamente en esta tienda ya no hay buena ropa… jum…»
  • «Eso es verdad… La ropa de aquí ya no tiene estilo… Tu ropa me encanta, preciosa…» –dijo otra mujer.
  • «A mi esposa le encantaría un traje así para nuestro aniversario… pagaría lo que fuera por algo así…» –dijo un comprador.
  • «Yo también quiero…» –dijo otra chica y como por encanto la tienda se vio invadida por compradores, en tanto que nuestra diosa se sentía asfixiada de tantas preguntas…
  • «Este… señores… les agradezco mucho sus cumplidos, pero…» –No terminó la frase, ya que un disparo hizo que todas las personas se sobresaltaran.
  • «¡¡ESTO ES UN ASALTO!!…» –dijeron dos sujetos en la puerta de la tienda, armados hasta los dientes. Uno de ellos, el más corpulento, hizo funcionar su ametralladora y ordenó–: «¡¡SI NO QUIEREN MORIR, SERÁ MEJOR QUE OBEDEZCAN!!… ¡¡AHORA SAQUEN TODO EL DINERO QUE TENGAN Y AL SUELO CON LAS MANOS EN LA CABEZA!!… ¡¡MUÉVANSE!!»

Aterradas, todas las personas (excepto Belldandy) obedecieron la orden. La diosa los miraba extrañada. El otro tipo, más delgado, apuntó con su arma al dueño del local y dijo:

  • «Ahora tú, enclenque… Abre la caja y saca todo el dinero… ¡¡Y rapidito, que ya es hora de almorzar!!» –dijo, a lo que el dueño obedeció sin rechistar. El otro sujeto estaba recogiendo el dinero de los que estaban tirados en el suelo y reparó en que Belldandy no había hecho lo que ordenaron…
  • «¿Y tú porqué estás vestida así, amor?… ¿Acaso vas a un festival?… ¡¡¡JAJAJA!!!» –dijo en tono de burla. La diosa sonrió…
  • «No… ésta es mi ropa de siempre… Disculpen, señores, ¿no creen que está mal lo que están haciendo?… No es correcto…» –dijo sin inmutarse.
  • «¿¿Correcto??» –Los dos tipos se miraron y arrancaron a reír sin control–. «¡¡JAJAJAJAJAJAJAJA!!… ¡¡Pero qué chica tan graciosa!!»
  • «Sí, es verdad… pero…» –le apuntó con su arma–. «Si quieres te puedo invitar a salir en otro momento… pero ahora obedece y ponte igual que los otros… No quisiera tener que dañar a una cara tan bonita como la tuya…»
  • «¿Por qué no dejan sus armas y se retiran en paz?… No creo que a las personas que están aquí les agrade que les quiten sus pertenencias…» –volvió a decir en el mismo tono, cosa que colmó la paciencia del asaltante.
  • «¡¡¡MOCOSA ESTÚPIDA!!!» –gritó amenazándola con el puño–. «¡¡A MÍ NADIE ME DICE LO QUE TENGO QUE HACER!!… ¡¡¿¿ACASO QUIERES MORIR??!!»
  • «Oiga!!… ¡¡NO SE ATREVA A TOCARLA, MALNACIDO!!» –gritó un hombre poniéndose de pie… a lo que el asaltante lo miró con desprecio y disparó sin piedad, haciendo que las mujeres del lugar gritaran.
  • «Muy bien… ¿Quién sigue, eh?… ¡¡¡JAJAJAJAJA!!!» –se rió y Belldandy había observado todo sin atreverse a creerlo.

En otro lugar… muy lejos de allí…


En tanto, la persecución de Urd y Skuld por el dinosaurio hambriento continuaba (habían corrido casi cerca de dos… no, cuatro… bueno, habían corrido muchos kilómetros… no, no tanto, exagero^^). A ambas se les notaba muy cansadas, pero no podían hacer otra cosa más que correr. En una de ésas, el dinosaurio casi pesca con sus fauces a Skuld, pero ella, con su mazo, le partió un diente y siguió corriendo…

  • «¡¡AY, MAMÁ!!.. ¡¡YA NO PUEDO CORRER MÁS!!» –dijo en medio de llantos–. «¡¡URD, TIENES QUE PENSAR EN ALGO!!» –dijo, a lo que Urd volteó a verla igual de desesperada…
  • «¡¡NO PIENSES QUE TE VOY A SALVAR!!… ¡¡¡SI APENAS PUEDO CONMIGO, ASÍ QUE SIGUE CORRIENDO!!!…. ¡¡¡AAAYYY!!!» –gritó esquivando un pisotón del dinosaurio.

Siguieron corriendo hasta llegar a una quebrada que terminó en una especie de manantial de donde fluía agua corriente… un callejón sin salida.

  • «¡¡MIERDA!!… Estamos atrapadas y no tengo fuerzas suficientes como para volar, ¡¡es la catástrofe!!» –dijo Urd al ver que el dinosaurio estaba muy cerca. Skuld comenzó a llorar…
  • «¡¡¡NO, NO, NOOOO!!!… ¡¡NO QUIERO!!… ¡¡¡BUAAAAAA!!!… ¡¡NO QUIERO MORIR!!… ¡¡TODAVÍA ESTOY JOVEN!!… ¡¡Y QUIERO TENER UN NOVIO!!… ¡¡¡BUAAAAAAA!!!» –gritó muy asustada cayendo de rodillas, en tanto que Urd se vio obligada a cubrirse los oídos.
  • «¡¡¿¿Quieres callarte, niña quejona??!!… Todavía no nos ha atrapado, así que poniéndote a llorar no vas a lograr nada, ¿¿lo entiendes??» –dijo mirando al dinosaurio–. «Creo que ya es hora de demostrarle a este bicho qué tan poderosas somos las diosas…»
  • «¿Qué piensas hacer, Urd?» –dijo Skuld secándose las lágrimas. Urd sonrió, poniéndose en guardia…
  • «Ya lo verás… pero necesitaré tu ayuda, Skuld…» –dijo elevándose–. «Vamos a poner fuera de combate a este monstruo. Para eso, tú lo distraerás con uno de tus inventos y yo lo atacaré. Todavía me queda algo de energía…»
  • «¡¡Sí, es cierto!!… ¡¡Tengo mis bombas, lo había olvidado!!» –dijo sacando de su traje una esfera con cables–. «Muy bien, estoy lista… ¡¡Cuando digas, hermana!!»
  • «Listo… preparada… –y al ver que el dinosaurio estaba muy cerca de ella, gritó–: «¡¡AHORA!!»
  • «¡¡¡NEO-SKULD BOMBA BIN!!!… ¡¡¡YAAAA!!!»

Skuld lanzó sus bombas a los pies del dinosaurio, formando una densa cortina de humo que por un momento confundieron al bicho. Urd, aprovechando la confusión, se le acercó lanzando descargas de rayos que le causaron mucho dolor y comenzó a dar manotazos y a golpear las paredes de la quebrada en la desesperación… Todo se tambaleaba y Skuld desviaba con su mazo las rocas que se le venían encima…

  • «¡¡URD, TENEMOS QUE SALIR DE AQUÍ O MORIREMOS APLASTADAS!!» –dijo desviando más pedazos de roca. Urd hizo brillar sus manos…
  • «En un momento, niña… Primero lo dejaré noqueado definitivamente… Así sabrá quién soy yo…» –dijo en un alarde de confianza.

Como el humo no lo dejaba ver, el dinosaurio comenzó a dar zarpazos a ciegas y como Urd estaba concentrada en su hechizo, no se percató cuando una de las patas casi la golpea, pero la diosa reaccionó y pudo eludirlo. Se reunió con su hermana, en tanto que el humo terminaba de despejarse…

  • «¡¡Eso fue algo muy arriesgado, tarada!!… Ese animal pudo… ¡¡¡AAAAHHH!!!» –dijo señalando el hilo de sangre que corría por su rostro–. «¡¡Urd, tu cara!!»
  • «¿Eh?… pero qué…» –La diosa del pasado tocó la sangre en su rostro y abrió los ojos de par a par–… Sangre… ¡¡es sangre!!… ¡¡esa maldita bestia se atrevió a lastimar mi hermoso rostro!!… ¡¡¡GRRRR!!!… ¡¡¡NO SE LO PERDONARÉ!!!… ¡¡¡ME LAS PAGARÁ!!! –dijo elevándose a la altura de la criatura.
  • «¿Ah?… oye… hermana… vas a…» –dijo confundida.

Pero Urd no la escuchó. Estaba furiosa… como nunca (es lógico, una herida en la cara de cualquier chica es lo peor, ¿no lo creen? =P). El cabello de Urd comenzó a agitarse y su cuerpo a brillar con destellos azulados, en tanto que chispas eléctricas salían de sus manos. Su rostro reflejaba una gran furia, cosa que hizo tragar saliva al dinosaurio…

  • «¡¡Ahora te demostraré qué tan poderosa puedo ser, criatura repugnante!!… Hechizos… conjuros… poderes ancestrales… vengan a mis manos…» –Siguió recitando su hechizo y una columna de energía emergió de ella (la posición en que Urd estaba es algo parecida a la de Sailor Neptuno al hacer su ataque). Toda la columna se concentró en una esfera azul de energía–. «…y unánse… en una explosión… ¡¡¡EXPLOTA!!!… ¡¡¡AAAAHHHH!!!«

Urd lanzó la esfera contra el dinosaurio, que no pudo hacer nada para detenerla y salió disparado contra las paredes de la quebrada, muy cerca al punto de salida del agua, causando un gran estruendo al chocar contra ella, desplomándose totalmente fuera de combate. Urd miraba sonriente desde el aire…

  • «Ja… Qué fácil… y eso que estaba débil…» –en eso comenzó a tambalearse y puso una mueca de espanto– «No, no ahora… ¡¡AAAHHHH!!» –dijo precipitándose a tierra al sentir que se quedaba sin energía y dejando un hermoso cráter en el suelo. Skuld sólo se rascó la cabeza…
  • «Ay, por el Lord… y luego quién habla de comportarse como una niña…» –dijo en tono solemne. Urd se levantó bastante molesta y con ganas de descargar su furia en alguien.
  • «Mira, no te atrevas a recriminarme nada… ¡¡PORQUE NO DUDARÉ EN HACER LO MISMO CONTIGO!!» –gritó.
  • «Bueno, bueno… está bien… pero debo decirte que se te pasó la mano con ese ataque… pudiste habernos sepultado en medio de las rocas…» –En eso, las rocas comenzaron a temblar de una manera muy sospechosa. Ambas tragaron saliva…
  • «Mejor no pienses en eso, niña… No vaya a ser que se te cumpla tu deseo…»
  • «Sí, el colmo sería que se reventara el manantial, ¿no?… ¡¡jajaja!!… jaja… ¿¿¿AH???» –se calló al ver que las rocas que aprisionaban al manantial, justo donde había caído el dinosaurio, comenzaban a temblar y moverse…
  • «Tenías que hablar, mocosa…» –dijo con una cara de espanto.
  • «Ay, mamá… ¿¿por qué no me callé??» –dijo con la misma cara.

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡BOOOOOOMMMMMMMM!!!!!!!!!!!!!
Tal y como Skuld dijo, el muro de rocas reventó, dejando que un inmenso chorro de agua invadiera de golpe la quebrada. Las dos diosas, tomadas por sorpresa, fueron arrastradas por la corriente, que retumbó en el valle y que las llevó de paseo muchos kilómetros abajo.


En tanto… regresando con Belldandy…

Todas las personas de la tienda de ropa estaban aterradas… Había una persona herida a causa de los asaltantes y podría haber mas víctimas inocentes. Belldandy era una persona de caracter apacible, pero eso no significaba que era una ignorante o condescendiente… Esos hombres que tenía al frente no tenían corazón y no iba a permitir que continuaran así. Frunció el ceño y dijo en tono calmado…

  • «No puedo creer que hayan hecho eso…. ¡¡¿¿Cómo se atreven??!!… ¡¡Será mejor que dejen sus armas y ya no lastimen a más personas!!»
  • «¿Y quién nos va a obligar?… ¿¿TÚ??… ¡¡AHORA VERÁS!!» –dijo lanzando un golpe a su rostro, pero en eso, el asaltante se quedó como petrificado al igual que su compañero. La marca en la frente de Belldandy estaba brillando…
  • «Las armas son peligrosas… nadie debería usarlas… Si no, causarán mucho sufrimiento…» –Y moviendo sus manos hizo que todo el armamento de los bandidos se juntara en una bola y, al apretar sus puños, las armas se hicieron añicos. Todos tenían ojos de plato…
  • «AHHH… ¡¡¡ES UNA BRUJA!!!… ¡¡¡AUXILIO!!!… ¡¡¡NO NOS MATE!!!!» –suplicaban los sujetos. Belldandy volvió a mover sus manos haciendo que ellos flotaran en el aire. Con su magia materializó una cuerda y con ella amarró a los bandidos y suavemente aterrizaron en el suelo. La diosa sonrió y dijo al dueño:
  • «Por favor, entregue a estos caballeros a las autoridades… No es bueno que estén sueltos en las calles, son muy peligrosos…» –dijo. Pero el dueño, una vez que consiguió recuperar el movimiento, se acercó a Belldandy y dijo muy contento:
  • «¡¡ESO FUE EXTRAORDINARIO, SEÑORITA!!… ¡¡Cómo se nota que no me equivoqué al contratarla!!» –dijo como si hubiera perdido el juicio.
  • «¿¿Eh??» –dijo la diosa, confundida. El dueño puso su mano en el hombro de ella y anunció…
  • «Damas y caballeros, presten atención… Como ustedes habrán podido apreciar, la imagen de nuestra tienda, con chicas jóvenes y bonitas… pero sin ser indefensas, es lo último en estos tiempos… Esta señorita… ¿cómo te llamas, hija?» –preguntó a su oído.
  • «Ah… Belldandy» –dijo todavía más confundida.
  • «Como les seguía diciendo, la señorita Belldandy, modelando nuestra nueva línea de ropa y con su imagen de chica inocente y a la vez fuerte, ¡¡será el orgullo de esta tienda!!»
  • «¡¡¡SÍII!!!… ¡¡¡VIVA!!!» –dijeron el resto de personas, aplaudiendo.

Belldandy no sabía qué hacer, ya que en un momento ese hombre la había criticado duramente y ahora la alababa como si fuera una diosa (bueno, en realidad lo era). La diosa se sintió de golpe rodeada de toda la gente que casi no la dejaban ni respirar…

  • «Oh, Dios… en qué problema me he metido… Sólo espero que mis hermanas estén en mejor situación que yo…» –pensó.

Autora: Belldandy… qué equivocada estas.. ^^U


Muy lejos de allí… Muy… muy lejos

Escena: Música de amanecer, luego de una catástrofe. La cámara empieza a moverse lentamente…

La tranquilidad volvía a reinar en el valle, salvo por unos cuantos charcos de agua que decoraban el paisaje y, casi a la mitad de ellos, en un noble y robusto árbol, una figura femenina reposaba colgada de cabeza en una de las ramas; y a los pies del tronco, entre las raíces, su hermana estaba enredada en una posición algo incómoda y mostrando más de lo que su alma permitiría…

  • «Ay, mamá… creo que a partir de este momento voy a venerar a los árboles… Urd, ¿estás por allí?… Si no fuera por este árbol, ahora estaríamos muertas…» –decía Skuld todavía colgada. Dirigió su vista en busca de su hermana y abrió los ojos como platos al verla atrapada en las raíces. – «Oye, hermana… ¿Qué estás haciendo allí?»
  • «¿Tú qué crees?… De pronto se me dio por buscar gusanos entre las raíces…» –dijo en tono sarcástico.
  • «Pues vaya que escogiste un mal momento para eso… Y yo que pensaba que odiabas a los gusanos…»
  • «¡¡¡No seas estúpida!!!… ¡¡¡Y en lugar de estar jugando a ser ‘tarzán’, mejor baja a ayudarme!!!» –le dijo roja de ira.
  • «Ya, ya voy… ya voy…» –respondió de mala gana descolgándose y, una vez abajo, trató de mover las raíces, pero estaban muy bien enterradas–. «No puedo hacerlo, Urd… Las raíces son muy grandes…»
  • «Entonces córtalas… ¿¿No puedes hacer algo tan sencillo, niña boba??» –dijo tratando de mantener la calma, sin percatarse que unos gusanos curiosos la estaban rodeando.
  • «¡¡No puedo hacer eso!!… Este árbol nos salvo de acabar en el mar… ¡¡Deberías estar agradecida, inconsciente!!»
  • «Me importa un soberano rábano lo que pienses… ¡¡¡AAAAHHHH!!!… ¡¡GUSANOS!!… ¡¡SKULD, SÁCAME DE AQUÍ ANTES QUE HAGA UNA DESGRACIA!!» –gritó tratando de espantar los gusanos de sus cabellos y ropa.

Skuld se encogió de hombros y, tomando de las piernas a su hermana, tiró de ella sin hacer caso a sus gritos, y en un último esfuerzo pudo sacarla, lanzándola hacia un charco cercano. Está de más decir que Urd estaba echando chispas…

  • «¿Feliz? Ya estás libre y el árbol a salvo… Me debes un favor, hermanita. Jaja» –sonrió. Urd se levantó lentamente con muchas ganas de hacer explotar a su hermana, pero como su energía estaba muy baja, no hubiera podido aunque hubiera querido hacerlo.
  • «Mejor no digas nada, ya tuve suficientes tonterías por hoy… Mira cómo está mi ropa… Bueno, creo que podré hacer algo…» –Y cubriendo su cuerpo con una brillante luz, sus rasgadas y sucias ropas volvieron a lucer majestuosas e impecables como si nada hubiera pasado. Skuld la observó e hizo lo mismo–. «Así está mejor… Ahora dime algo, Skuld. Si se supone que tú puedes trasladarte a través del agua… ¡¡¿¿POR QUÉ DIABLOS NO LO HICISTE CUANDO EL MANANTIAL EXPLOTÓ??!!»
  • «Oye, cálmate… En primer lugar, la explosión (de la cual tú fuiste responsable `_´) nos tomó por sorpresa… y en segundo lugar… ¡¡NO PUEDO TRASLADARME EN AGUAS RÁPIDAS!!»
  • «Eres una tonta, ni siquiera puedes hacer bien eso…»
  • «Grrr… ¡¡Ya cállate!!» –dijo dándole la espalda.
  • «En fin… ya perdimos mucho tiempo. Es más que seguro que Belldandy ya haya llegado con Gohan antes que nosotras… Deprisa, Skuld, ¡¡VAMOS!!… ¿Puedes transportarnos o no?»
  • «Espero poder hacerlo como dijo mi hermana mayor…» –Skuld caminó buscando entre los charcos esparcidos uno lo suficientemente grande como para que cabieran las dos hasta que–… «¡¡Muy bien, ya encontré uno!!… Ahora, a ver, ¿cómo era?… Ah, ya… Urd, toma mi mano y concéntrate para que tu energía sea armónica con la mía… Yo me ocuparé de lo demás…»

Urd asintió y, una vez hecho eso, Skuld tocó el charco con la punta de sus dedos y una energía luminosa brotó del agua. Ambas diosas se elevaron con los ojos cerrados, situándose sobre el portal de comunicación y, con un último resplandor, desaparecieron en el charco.

Minutos después…

En un ambiente oscuro y húmedo, la traquilidad de unas aguas quietas fue perturbada de golpe por un portal brillante circular de donde emergieron nuestras ya conocidas diosas. Lentamente abrieron sus ojos…

  • «¡¡VIVA!!… ¡¡LO LOGRAMOS!!» –dijo Skuld contenta haciendo eco en todo el recinto donde estaban–. «No puedo equivocarme, siento el aura de Gohan muy cerca de aquí… Qué bueno que todo resultó bien…» –Urd escuchaba todo el alboroto de su hermana en silencio.
  • «¿Estás segura que aquí vive ese niño, Skuld?… ¿Pues qué clase de sitio es éste, eh?… Parece una cueva» –dijo, pero antes de que dijera algo más, un objeto cayó sobre su cabeza haciendo que se precipitara al agua (recordemos que ambas diosas estaba levitando) y arrastrado a Skuld consigo.

El objeto había sido un cubo y ahora, luego de llenarse de agua, era izado lentamente con ayuda de una polea ubicada en la parte más alta. Escucharon una voz femenina que cantaba y permanecieron mudas hasta que la voz se alejó…

  • «Caray, ¿pero qué habrá sido eso?… Qué manera de tirar los objetos, ¿no crees?… La gente de este mundo está loca» –comentó Skuld. Urd la miró mientras una vena luchaba por no explotar en su frente…
  • «No… no están locos… Hacen lo que se supone deben hacer para sacar agua de un pozo… ¡¡SKULD!!… ¡¡ATOLONDRADA!! ¡¡NOS TRAJISTE A UN POZO, ¿¿EN QUÉ ESTABAS PENSANDO??!!» –gritó zarandeándola del cuello.
  • «¿¿Un pozo??… pero… ¡Oye, ¿qué esperabas?!… ¡Era la vía de agua más cercana a la casa de Gohan!… Pero no tienes por qué hacer tanto escándalo… Solamente tenemos que volar y saldremos de aquí, ¿no lo crees?»
  • «Sí, muy lógica tu respuesta… ¡¡PERO DA LA CASUALIDAD QUE YA NO TENGO ENERGÍA!!» –gritó la temperamental diosa sumergiéndola en las oscuras aguas de un manotazo.


De regreso con la diosa del presente…

Belldandy por un momento se sintió contenta de que las cosas resultaran bien, pero le preocupaba el destino de sus hermanas. Así que con la vista trataba de encontrar un espejo lo suficientemente grande para ella y buscar a Gohan. Caminando entre el alboroto de gente intentó perderse, cuando…

  • «¡¿Donde está?!.. ¡¿DONDE ESTÁ?!» –gritó una voz entre la gente. Era la prensa, que llegaba con la policía para televisar la captura de los delincuentes. El dueño de la tienda se acercó…
  • «Caballeros, sean bienvenidos… Ya todo está bajo control…» –dijo, dándose aires de importancia.
  • «Escuchamos de la gente que una peligrosa banda de delincuentes fue detenida sólo por una chica y queremos entrevistarla… ¿Dónde está ella?» –volvieron a decir los periodistas. El dueño se acomodó el traje…
  • «Claro que sí, señores de la prensa… y déjenme decirles que esa jovencita trabaja en mi establecimiento, ¿eh?… Yo puedo responder las preguntas que deseen. Afortunadamente no hay ningún muerto, salvo un herido, pero en estos momentos está siendo atendido por los paramédicos»
  • «¿Herido? ¿Cuál herido?…» –dijo el reportero. El dueño volteó la mirada y casi se le cae la mandíbula al ver que el ‘supuesto’ herido estaba de pie totalmente sorprendido y recuperado como si nada le hubiera pasado…
  • «Pe…pero… ¡¡esto no puede ser!!» –el dueño de la tienda corrió hacia el hombre y dijo–: «¡Oiga!… A usted le dispararon los delincuentes, ¿cierto?… Y cómo es que está…»
  • «Sí… Me dispararon, pero no… no lo entiendo… Hace unos instantes yo estaba tendido cuando de repente sentí una energía que me envolvía y… ya no tengo nada… ¡Mírenme!»
  • «Esa chica… estoy seguro que tiene que ver con este milagro…» –Levantó la vista y le pareció ver una parte del traje de Belldandy junto con la punta de su cabello entrar a uno de los vestidores–… «¡¡ALLÍ ESTÁ ELLA!!… ¡¡EN LOS VESTIDORES!!… ¡¡DEPRISA!!»

Toda la gente de la tienda, entre reporteros y curiosos, rodearon los vestidores. En efecto, Belldandy se encontraba en ese lugar y con la clara idea de irse antes de que el problema se hiciera más grande…

  • «Qué problema…» –suspiró. Acto seguido tocó un espejo que estaba a su lado con la punta de sus dedos mientras comenzaban a formarse hondas en el mismo–. «Afortunadamente ese hombre ya está curado y eso era lo más importante… Ya es tiempo de buscar a mis hermanas y a Gohan… pero antes…» –Belldandy juntó sus manos y una esfera brillante apareció–. «Esta gente debe olvidar que estuve aquí. Lo lamento mucho, pero no es conveniente causar un escándalo en estos momentos… No me gusta hacerlo, pero es necesario…» –Y dejando la esfera levitando, desapareció por el espejo.

Segundos después, la puerta se abrió de golpe y la esfera, al verse libre, salió de su encierro como una extraña pelota para situarse en la parte más alta de la tienda. Todos los presentes estaban confundidos… y antes de que alguien pudiera decir o hacer algo, la esfera estalló en un haz de luz, cegándolos por unos instantes…

  • «¿Qué… qué fue lo que pasó?… ¿En dónde estamos?… No recuerdo nada…»  fueron los pensamientos que pasaron por la cabeza de muchos. Belldandy volvió a asomar su cabeza por un pequeño y apartado espejo del lugar, y al ver que todo había resultado como lo pensó, sonrió y nuevamente desapareció con un destello.

Casa de los Son…


Milk había terminado de recoger la ropa de los tendales mientras terminaba de cocinar el almuerzo. Una ración regularmente grande, más para su pequeño hijo que para ella. Aún después de la muerte de Goku, no podía evitar comprar siempre comida para un regimiento. Una costumbre que la mayoría de las veces la sumergía en una profunda tristeza. Luego de separar la ropa, se dirigió a las habitaciones para acomodarla, empezando con la de Gohan.

El pequeño saiya y salvador de la Tierra estaba muy concentrado con sus deberes. Después de mucho tiempo de no haber tocado ningún libro, volver a retomar el ritmo de estudio le costaba bastante, y todavía con la presión de su madre que lo obligaba a estudiar prácticamente todo el día, sin más descansos que cuando comía o iba al baño.

*¡Crack!*

Ya era el segundo lápiz que rompía. Estos problemas de números lo estaban volviendo loco y tenía que terminarlos todos, o si no su madre se enojaría mucho y era más que seguro que lo dejaría sin cenar. A modo de tomar un descanso, se levantó con rumbo a la ventana y contempló el cielo. No pudo evitar pensar en sus nuevas amigas, las diosas de la otra dimensión. A pesar que nos las veía desde que su madre lo puso en estado de sitio en su casa, recordaba perfectamente a cada una de ellas: la dulce y amable Belldandy; la agresiva y alocada Urd; y la impetuosa y temperamental Skuld. Tres diosas de otro universo… habían tantas cosas que quería preguntarles sobre ellas y sobre su mundo. Y era más que seguro que ellas se marcharían antes de que pudiera verlas de nuevo…

  • «¡¡¡¡GOHAN!!!!» –gritó una voz a sus espaldas, haciendo que el niño brincara hasta el techo del susto. Milk estaba mirándolo con las manos en la cintura muy enojada…
  • «Ah… hola, mamá… me asustaste… jejeje» –dijo con una mano detrás de su cabeza, expresión heredada de su padre.
  • «¡¿Se puede saber QUÉ estabas haciendo, Gohan?!… ¿No se supone que estabas estudiando?» –dijo con voz de sargento.
  • «Sí, mamá… lo que pasa es que estaba… tomando un descanso…» –dijo tímidamente, pero su madre, acercando su rostro al de él, dijo en el mismo tono:
  • «Por si no lo sabías, Gohan… ya has tenido TRES años para descansar. Ahora que ya acabó el problema de los androides, es tu deber y obligación estudiar para recuperar todo el tiempo que perdiste por entrenar… A veces pienso si fue lo correcto alejarte tanto tiempo de la escuela…»
  • «Sabes que sí, mamá… Mi papá también lo sabía. Lo supo todo el tiempo…» –dijo en voz baja bajando la cabeza.
  • «Gohan… Gohan…» –empezó a decir suavizando la voz–. «Yo no digo que eso haya estado mal y también sé que tú nos salvaste de morir en manos de ese androide malvado. Pero tú mismo me dijiste que Goku quería que estudiaras para convertirte en un gran científico, ¿cierto?… Es una promesa que hiciste y ahora debes cumplirla…»
  • «Sí, eso es verdad…»
  • «Muy bien… Entonces te daré algo que te ayudará con tus lecciones…» –Buscó en los bolsillos de su delantal y extrajo un cd portátil. Y antes de que el hibrido dijera algo, Milk continuó–: «Son lecciones escolares en cd, las vi en un catálogo y compré todo el curso para que puedas escuchar tus clases en todo momento, incluso mientras duermes porque, según leí, dormido uno asimila más que despierto. ¡¡Empezaremos ahora mismo!!» –dijo entusiasmada.
  • «Pero mamá, si ya estoy…» –sin escucharle, Milk le colocó los audífonos.
  • «Sé perfectamente que estás estudiando números, pero según tu horario, también te toca estudiar historia. Y no creo que haya problemas si resuelves tus ecuaciones escuchando tu lección. Muchos chicos estudian con música… sólo que en lugar de música, será algo más provechoso. Así ganarás más tiempo… ¿no es maravilloso?» –Gohan la miró levantando una ceja, pero sabía que era mejor seguirle la corriente por más desesperante que resultara eso…
  • «Sí, lo que tú digas, mamá… Te lo agradezco…» –sonrió.
  • «Ése es mi hijo… ¡¡Ahora, a estudiar!!» –y terminando de decirlo, salió de la habitanción, y no alcanzó a ver a Gohan hundir su rostro en su texto con cara de desesperación.

En esos momentos… en las afueras de la casa… en el pozo…

  • «¡¡Por un demonio, Skuld!!.. ¡¡Saca tu pie de mi cabeza!!» –decía una voz proveniente de las profundidades del pozo. Ambas diosas estaban escalando las húmedas paredes del pozo con ayuda de la cuerda. Ya que no tenían energía para volar, era lo único que les quedaba por hacer. Skuld iba subieron por la delantera y se apoyaba en Urd, que era la que llevaba la parte más difícil de la subida. Éste era el quinto intento de escalada y Urd ya estaba cansada de los clavados a profundidad.
  • «¡¡Ya deja de estarme echando la culpa, Urd!!… ¡¡Si no fuera por mí, nunca habíamos llegado con Gohan!!» –se defendia a la vez que trepaba por la cuerda.
  • «Espero que estés en lo cierto y no nos hayas traído a otro extremo del mundo… Estoy casi segura de que Bell ya llegó con ese niño… ¡¡Y sube más rápido, que pesas!!»

Habitación de Milk…

El espejo del armario de la madre de Gohan comenzó a brillar intensamente y casi de inmediato una persona muy conocida por nosotros emergió con un último destello. Belldandy sonrió, abriendo los ojos…

  • «Por fin… éste debe ser el hogar de ese niño…» –pensó, pero en esos momentos la puerta de la habitación se abrió… y no era Gohan…

Fuera de la casa…

  • «Ya era hora de que saliéramos… Nunca he tenido un peor aspecto que en estos momentos…» –se quejaba la diosa del pasado, en tanto que Skuld examinaba el lugar en donde se encontraban.
  • «Debemos estar muy cerca de Gohan, su aura se siente más fuerte. No puedo equivocarme…» –caminó despacio y señaló una de las ventanas de la casa–. «Gohan está en esa extraña casa…»
  • «Muy bien… ¡vamos!»

Habitación de Milk…

Milk entró a dejar su ropa recién lavada sobre su cama. Estaba de muy buen humor, sabiendo que Gohan estaba estudiando como debía ser. Tan contenta estaba que no se percató de una figura que flotaba sobre su cabeza y que la observaba con curiosidad…

  • «Mi Gohan… espero que siga igual de estudioso como siempre… Me esforzaré para que eso se cumpla…» –decía para sí misma. Belldandy dedujo de inmediato quién era la mujer…
  • «Ella debe ser la madre de Gohan… La seguiré sin que se dé cuenta…» –Y, sonriendo, se colocó justo a sus espaldas sin dejar de flotar. Milk salió de su habitación con Belldandy siguiéndola en silencio, y mientras caminaba rumbo a la cocina volvió a decir:
  • «Goku… ya verás que haré de nuestro hijo un gran hombre. Cumpliré tu deseo y te sentirás muy orgulloso de él…»
  • «Estoy segura que así se hará…» –dijo Belldandy suavemente. Milk se detuvo sobresaltada y volteó para ver de dónde provenía la voz. La diosa del presente no se despegaba de su espalda, y por más vueltas que daba Milk, no conseguía verla.
  • «Qué raro… juraría que escuché a alguien hablar… ¿No será que Goku me está jugando una de sus bromas desde el otro mundo?» –pensaba confundida. No le dió importancia y sacudiendo su cabeza continuó con su camino. Belldandy se detuvo al sentir el aura de Gohan delante de una puerta cercana. Aguardó a que Milk se alejara un poco más y suavemente abrió la puerta.

Gohan continuaba con sus deberes. Ahora se le notaba doblemente atareado ya que, aparte de resolver matemáticas, tenía que dedicar una parte de su cerebro a escuchar las lecciones que su madre le había comprado… Esta vez tocaba historia universal y no era tan fácil como Milk pensaba. Estaba tan concentrado en esa labor, que no se había percatado que era observado desde su ventana…

  • «Oye, Urd, ¿por qué no se habrá dado cuenta de que estamos aquí?» –preguntó Skuld a su hermana que, al igual que ella, lo habían estado observando desde la ventana instantes antes.
  • «Es obvio, niña… Él no puede sentir nuestra presencia. En este mundo, los guerreros como ellos sienten a sus oponentes por su ‘ki’… y aún no comprendo a qué se refieren con eso…»
  • «Será algo semejante al aura que sentimos nosotras… ¡Ah! ¡¡Mira!!.. ¡¡Allí está mi hermana mayor!!… ¡¡BELLDANDY!!… ¡¡AQUÍ!!» –gritó al ver a su otra hermana asomándose por la puerta. Urd le dio un manotazo en la cabeza, empujándola por la ventana hacia la habitación del muchacho, cayendo de bruces al piso.
  • «¡¡Cierra la boca, tonta!!… ¡¡No hagas tanto escándalo, que podrías asustar al niño!!» –dijo, también entrando por la ventana. Skuld la miró de mala manera y Belldandy las observaba extrañada. Las tres diosas voltearon a ver a Gohan, pero para su sorpresa seguía imperturbable con sus labores de escuela…
  • «Me alegro de encontrarlas, hermanas… ¿Tuvieron problemas para llegar aquí?» –dijo dulcemente y sus hermanas se miraron y respondieron al unísono.
  • «No… NINGUNO… ¿Cómo se te ocurre, Belldandy?» –dijeron cruzando los dedos. (autora: qué mentirosas… -_-U)
  • «Qué bueno, yo tuve un pequeño retraso… Bueno, se los contaré después… Oigan, ¿no les parece extraño que Gohan no nos haya sentido?… Porque aunque no pueda sentir nuestra presencia, puede escucharnos…» –comentó.
  • «Es cierto… Vamos a ver qué está haciendo…» –dijo Skuld.

Las tres hermanas se colocaron justo a la espalda de Gohan, pero aún así no se percató de ellas (era más que seguro que estaba con los audífonos a todo volumen). A diferencia de sus hermanas, sólo Skuld prestaba interés a las labores de Gohan, que ya al borde del stress, lanzó los audífonos a un lado y se tomó la cabeza con ambas manos…

  • «¡¡Argggg, maldición!!… ¡¡No puedo creer que no pueda resolver este problema y a la vez entender la lección de la guerra de los 100 años!!… ¡¡Suficiente, me rindo!!» –dijo desesperado, cuando en eso una mano apareció en su campo visual y, tomando su lápiz, anotó una cifra en su cuaderno…
  • «Ejem… la respuesta es raíz de 2…» –dijo Skuld solemnemente.

Es difícil describir lo que pasó después. Gohan volteó su cabeza poco a poco como si fuera un robot sudando copiosamente… Miró a las diosas… y ellas lo miraron a él…

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!!!!
Cuando Gohan terminó de gritar, éste era el panorama: Urd estaba aturdida y pegada contra la pared, Skuld colgada de una lámpara de techo y Belldandy… bueno, cómo decirlo… Estaba parada sobre el sitio, pero totalmente despeinada y con los ojos desorbitados. Gohan, por su parte estaba en el suelo, ya que se había caído de la silla de la impresión y ahora trataba de poner en orden las ideas en su cerebro. Urd fue la primera en reaccionar…

  • «¡¡Por el Lord, qué manera de gritar!!… ¡¡Cualquiera diría que has visto al mismísimo diablo en persona!!… Dime la verdad, ¿es que acaso somos tan feas?» –preguntó la diosa del pasado acercándose enojada al pequeño saiya.
  • «Pe…pero… esto… y-yo… no… como… es decir… por dónde… cuándo…» –Era gracioso ver a Gohan tratando de articular palabra. Belldandy lo tomó por los hombros suavemente…
  • «Tranquilízate, Gohan… Sólo somos nosotras… Lamentamos haber aparecido tan repentinamente… ¿Te encuentras bien?»
  • «Sí, Gohan… Somos tus amigas las diosas, ¿no te acuerdas de nosotras?» –dijo Skuld. El pequeño saiya iba a decir algo cuando…
  • «¡¡¿¿GOHAN, QUÉ FUE ESE GRITO??!!» –Era Milk, que corría desesperadamente al cuarto de su hijo. Gohan miró a las diosas y luego a la puerta…

Ya era tarde… Milk entró como una exhalación a la habitación. Gohan no sabía qué decir o qué hacer… Lo único que sabía era que se había metido en un grave embrollo y del que no sabía cómo salir. La mujer más fuerte del mundo echó un vistazo a la habitación y luego a su hijo…

  • «¡¡Gohan, ¿¿puedes decirme qué significa esto??!!» –preguntó Milk muy seria y Gohan tragó saliva…

¿Qué es lo que hará Gohan ahora?… ¿Y en qué nuevos problemas se meterán las diosas?… Próximo capítulo… DIOSAS EN LA CAPITAL DEL OESTE

Un deseo inesperado – Capítulo 4

Capítulo 4: «Aventuras terrenales»

Fanfic: Un deseo inesperado

Luego de presenciar los divertidos encuentros entre las diosas y nuestros amigos los guerreros Z, nos preguntamos si esto afectará en algo la tranquilidad del universo del dragón…

Habían pasado tres días desde el arribo de las diosas por un deseo de Dende. Al parecer, durante ese tiempo nada anormal había acontecido en la Plataforma Celeste, en donde se respiraba un aire de tranquilidad y esto es extraño… ya que como recordamos, muchas cosas han sucedido desde la casi destrucción del templo por causa de la pelea entre Piccoro y Urd y otras cosas. Ahora todo estaba en paz y, mientras veían la manera de regresar a su mundo, las tres diosas aceptaron quedarse en la plataforma hasta que todo llegara a un arreglo.

Mr. Popo estaba barriendo la entrada del templo mientras tarareaba una melodía, cuando su joven Kamisama apareció portando su báculo a sus espaldas. Mr. Popo sonrió…

  • «Buenos días, Kamisamas…» –saludó el sirviente–. «¿Cómo se encuentras hoy?»
  • «Muy bien, gracias por preguntar, Mr. Popo… No sé por qué, pero me he sentido muy bien y con más ganas de seguir aprendiendo a ser Kamisama… Y a mí parecer eso se me hace… cómo decirlo… inusual… ¿no crees?»
  • «Mr. Bobos tiene la ideas que debe ser bor la señoritas Belldandy que está así… Ella lo ha ayudados mucho en estos días, Kamisamas…»
  • «Jeje… sí, puede ser…» –se avergonzó un poco–. «Bueno, ya no te distraigo más y será mejor que vea cómo está el mundo en este día… Nos vemos…» –Y terminando de decirlo, fue a uno de los extremos de la plataforma. Mr. Popo se le quedó mirando…
  • «Desde que llegaron las señoritas diosas, Kamisamas está con más ánimo y entusiasmos que antes… Tienes más seguridad en sus actos. Eso hace que Mr. Bobos esté muy feliz…» –pensó.

Al volver con sus labores, le pareció sentir varias pequeñas presencias en un sector del templo. Se acercó a ver y cuál fue su sorpresa de encontrar a Belldandy regando las flores y con varios pajaritos revoloteando a su alrededor… Una visión encantadora para cualquiera. La diosa del presente sintió su presencia y volteó a verlo…

  • «Buenos días, señoritas Belldandy… A Mr. Bobos le sorbrende encontrarlas tan tembranos bor aquí…» –saludó el sirviente, a lo que la hermosa diosa contestó con una sonrisa…
  • «Igualmente, Mr. Popo… Pero no te preocupes por mí y continúa con tus quehaceres, que yo te ayudaré con las plantas… Además…» –sonrió mientras un gorrión se posaba en su hombro– «…estoy muy bien acompañada…»
  • «Mr. Bobos buede darse cuenta…» –se detuvo cerca de ella–. «El Kamisamas también ha comenzados con sus labores y lo hace con mucho entusiasmos.»
  • «Es natural. Dende es el Kamisama de este mundo y para cumplir bien la labor que le fue asignada debe actuar como tal… y si necesita ayuda puede contar con su mentor Piccoro y contigo, que con tu experiencia también puedes ayudarlo…»
  • «Y sobre todos con usted, señoritas Belldandy… gracias a usted, el Kamisamas ha mejorado mucho y Mr. Bobos está brofundamente agradecidos…»
  • «No tienes nada que agradecerme, Mr. Popo…» –puso su mano en su hombro–. «Yo únicamente lo aconsejé… Todos sus progresos fueron obra de él mismo» –terminó de decir con una sonrisa.
  • «Hay algos que Mr. Bobos se breguntaba desde hace unos días, señoritas Belldandy… ¿Cómo harán ustedes para regresar a sus mundos?… ¿No las necesitan allá?»
  • «Claro que sí… pero…» –puso cara de preocupación–. «Pero por ahora no podemos hacer nada y sólo resta esperar. Skuld dijo que intentaría arreglar el asunto, por cierto… ¿dónde está mi hermana menor, Mr. Popo?» –preguntó.
  • «La última vez que Mr. Bobos la vió fue en la sala de lecturas con un montón de máquinas raras que la señoritas Skuld llama ordenadores y estaba conectándolos al extraño espejo por el cual ustedes abarecieron…»
  • «¿Y consiguió algo?» –preguntó más intrigada.
  • «Bues… Mr. Bobos no entiende mucho de esas cosas… pero estaba tan concentradas que no quise interrumbirlas…»
  • «Está bien, no hay cuidado… ¿y Urd?»
  • «Mr. Bobos la vio baseando por los alrededores del Templo… pero no se breocubes, señoritas Belldandy, que no ha causado ningún broblema… bueno, bor lo menos hasta que se encuentre con el Biccoros… jeje» –comentó mientras recordaba los incidentes pasados, algunos de los cuales eran muy graciosos.
  • «Jaja… no pienses así de mi hermana, Mr. Popo… Ella es un poco especial, pero también es una buena persona… Te aseguro que ya no se repetirá el incidente anterior con Piccoro y se llevarán bien…» –terminó de decir Belldandy mientras continuaba regando las flores y Mr. Popo sólo se limitó a asentir.

Al otro lado del Templo…

Piccoro meditaba en su clásica pose de levitación como siempre y parecía que nada podía romper su concentración. Poco a poco su ki comenzó a elevarse y apretaba los dientes como si estuviera enojado. La llegada de las diosas lo había perturbado bastante, excepto por Belldandy y esa niña llamada Skuld. Sólo quedaba una alternativa para su alteración y eso se reducía en una sola persona… URD.

El ki del namek se incrementó… esa mujer era algo detestable e inconcebible para él, que nunca se había sentido tan alterado por causa de una loca que no hacía más que agotar su paciencia. No sólo lo había dejado en ridículo cuando pelearon (añadiendo los incidentes vergonzosos), sino que tenía argumentos para pelear verbalmente con él y casi siempre llevaba las de ganar. Tenía unas ganas de partirle la cara a esa imitación de bruja, pero se contenía por la presencia de su hermana menor Belldandy… Esa jovencita era muy especial y amable… casi se podría decir encantadora (y en efecto lo era). Era muy raro que Piccoro pensara así de una mujer… pero por ella consintió que las diosas se quedaran en el templo… Además, había sido muy amable con Dende y también tenía cierta curiosidad de los poderes de estas diosas que al parecer «no tenían ki»… y eso era extraño.

Mientras continuaba meditando, Urd caminaba por los jardines del Templo no muy lejos de donde se encontraba el guerrero namek, visiblemente aburrida. Desde que había llegado a este extraño mundo, no había hecho nada más que vagar por el templo y de vez en cuando molestar a ese hombre verde del turbante, lo cual era muy entretenido. Ese «inmaduro» (como ella le llamaba) era un auténtico tonto, bocón, idiota, maleducado, atrevido, etc, etc… y más opiniones que se reservaba. Pero al mismo tiempo le despertaba curiosidad por su manera de actuar. Había conocido a muchos sujetos raros en su vida de diosa, pero ese hombre era diferente… así que le parecía interesante sacarle todo lo que pudiera mientras estuvieran aquí. Pero ya habían pasado tres días y nada novedoso sucedía en la plataforma, todo era muy monótono… y también sentía curiosidad por el mundo que estaba debajo de ellos.

Pensaba en eso cuando se percató en Piccoro y lo vio (según ella) en su tonta pose de yoga. Parecía que nada lo sacaría de ese estado, así que esbozando una sonrisa maliciosa, usó sus poderes de levitación y se acercó sigilosamente al namek. Se detuvo a menos de un metro de él y lo observó por unos instantes.. y como confirmara sus sospechas, no se dio cuenta de su presencia, así que continuó y acercó su rostro a su oído, cuando el namek musitó…

  • «Es una urraca y una loca… no sé como puede ser una diosa. Si por lo menos se comportara mejor…»
  • «Hoooolaaa… ¿hablabas de mí, inmaduro?» –susurró Urd en su oído, tan cerca que hizo que Piccoro casi saltara hasta el cielo.
  • «¡¡¡¡AAAAAHHHHH!!!!» –gritó perdiendo la concentración y precipitándose al duro suelo de la plataforma.

Urd se le quedó mirando con cara inocente, en tanto que Piccoro se levantaba totalmente rojo por la ira y clavó sus inyectados ojos en la culpable…

  • «¡¡¡SALVAJE!!! ¡¡¡¿¿¿ACASO ME QUIERES MATAR DE UN INFARTO???!!!» –gritó exaltado en tanto que Urd, sin prestarle demasiada importancia al asunto, descendió a su altura…
  • «No deberías ser tan escandaloso, mi estimado cabeza de alcachofa…» –comentó sonriente–. «Ahora veo que si hubiera sido un enemigo de verdad, estarías perdido… Pude haberte matado en ese instante si me lo proponía»
  • «¡¡¿¿PERDIDO??!! ¡¡¡Oye, bruja, yo no tengo la culpa que ustedes las diosas sean unas subnormales que no tienen ki!!!» –le espetó, a lo que Urd siguió mirandolo de la misma manera divertida.
  • «Bueno, eso tal vez sea por nuestra naturaleza mágica, no crees?… Por algo somos diosas… ¡¡Y NO SOMOS ANORMALES, INMADURO!!»
  • «Yo no dije anormales… dije SUBNORMALES… por lo que te acabas de degradar aún más.. ¡¡jajaja!!» –se burló.
  • «¡¡¿¿QUÉ DIJISTE, INMADURO??!!…» –dijo furiosa.
  • «¡¡LO QUE OÍSTE, URRACA!!» –respondió el namek en el mismo tono.

Ambos se quedaron frente a frente como retándose con la mirada. Sólo hacía falta una chispa para empezar la pelea entre entre ellos. Cuando en eso…

¡¡¡¡¡¡BOOOOOMMMMMM!!!!!!
Una gran explosión sacudió el templo sagrado, haciendo que todos los presentes se sobresaltaran. Por el remezón, Urd perdió el equilibrio al mismo tiempo que el namek, y cayeron al suelo…

  • «¿¿Pero qué rayos fue eso??» –dijo Urd cubriéndose los oídos.
  • «Parece que algo pasó en el Templo… ¡¡vayamos a ver!!» –dijo el namek. Urd tosió y dijo muy tranquila:
  • «Me encantaría ir… si tuvieras la gentileza de quitarte de encima mío… ¿¿QUÉ NO ME OÍSTE??… ¡¡MUÉVETE!!» –dijo Urd, que tenía a Piccoro atravesado (ambos estaban boca abajo para los malpensados, je). Y usando su magia, lo arrojó hacia atrás, pero el namek pudo detenerse en el aire. Urd volvió a decir antes de ir hacia el templo–: «Eso confirma mis sospechas… ¡¡Inmaduro atrevido!!»
  • «GRRRRR… ¡¡¡CÓMO LA ODIO!!!» –dijo hecho una furia y con la sangre agolpada en sus mejillas.
  • Autora: Que mala soy, no? =P… bueno, sigamos…

Belldandy y Mr. Popo fueron los primeros porque estaban más cerca a la entrada principal del templo y llegaron antes que nadie, seguidos de Urd y Piccoro, que acudieron casi pisándose los talones y Dende llegó junto con ellos también alterado por la explosión. Una gran columna de humo salía por la entrada del templo, no dejando ver nada al otro lado…

  • «¡¡Por el Lord!!… ¿¿pero qué pasó??» –dijo Urd, a lo que Mr. Popo dijo:
  • «Barece que algos pasó en una de las salas del temblo… bero no sé dónde…»
  • «¡¡Oh, no!!… ¿¿alguno de ustedes ha visto a Skuld??… ¡¡No me digan que está adentro!!» –dijo Belldandy nerviosa–. «¡¡Debo ir a buscarla!!»
  • «No… es peligroso, yo iré por ella… Pero tal vez tarde en encontrarla, porque ustedes las diosas no tienen ki e ignoro la razón…»
  • «Ya te dije que es porque somos diosas, inmaduro… ¿Acaso no lo recuerdas?» –interrumpió Urd.
  • «¡¡No estoy hablando contigo, bruja!!» –contestó.
  • «¡¡¿¿Quieres que te haga explotar??!!» –amenazó.
  • «¡¡ESPEREN!!… ¡¡MIREN AL FRENTE!!» –dijo el pequeño Kamisama, haciendo que todos voltearan hacia esa dirección.

Una figura comenzó a aparecer en medio del humo sin dejar de toser y, cuando se aclaró aún más, pudieron reconocer al objeto de su preocupación totalmente cubierta de polvo y con la ropa algo quemada…

  • «¿¿SKULD??» –dijeron todos al unísono, en tanto que la niña estaba de pie y con una expresión de angustia en su rostro.
  • «Sí… ¿a quién esperaban?… ¿al conejo de la suerte?» –dijo sin cambiar su expresión. Urd fue la primera en salir del asombro y gritó con voz en cuello:
  • «¡¡¡AHORA QUÉ MIERDA FUE LO QUE HICISTE, NIÑA!!!… ¡¡¡UN POCO MÁS Y DESTRUYES EL TEMPLO!!!» –gritó.
  • «¡¡Urd, por favor, no le grites así!!» –dijo Belldandy en defensa de su hermana y acercándose a ella dijo–: «¿Skuld, qué pasó?… Nos preocupamos mucho»
  • «Es cierto, la explosión fue muy fuerte… La pudimos sentir todos…» –dijo Dende.
  • «No se preocupen, nada valioso se rompió, salvo…» –sacó un trozo de palanca y sus ojos comenzaron a brillar poniendo una expresión de desesperación–. «¡¡¡MI ULTIMO INVENTO!!! ¡¡¡BUUUUAAAAA!!!» –comenzó a llorar con lágrimas como cataratas. Al ver eso, a todos les corrió una gota de sudor -_-¡
  • «¿Y qué estupidez estabas haciendo, Skuld?» –dijo Urd, haciendo que la pequeña se pusiera de pie, encarándola…
  • «¡¡Para tu información, no era ninguna estupidez, idiota!!… Estaba tratando de encontrar el modo de regresar a nuestro mundo, pero por dificultades técnicas se complicó todo…»
  • «¿¿Técnicas??… ¿a qué te refieres, niña?» –dijo Piccoro.
  • «¡¡No soy una niña, pepino gigante!!» –dijo haciendo que el namek apretara los dientes en tanto que los otros trataban en vano de contener la risa–. «Esperemos un rato a que se despeje el humo y se los explicaré…»

Rato después, el grupo se encontraba en la sala de lectura con restos de metal regados por todo el piso y algunos incrustados en las paredes del salón. De verdad la sala estaba en un estado lamentable, pero afortunadamente ninguno de los libros había sufrido daño; tan sólo se habían manchado. Piccoro observaba todo abatido, expresión que era compartida por Dende y Mr. Popo. Belldandy lo notó y les dijo:

  • «No se angustien, amigos… con mi magia puedo dejar todo como estaba» –los calmó.
  • «Eso espero… ay, diablos… parece que hubiera ocurrido una guerra aquí…» –dijo Piccoro.
  • «Bueno, estamos hablando de Skuld y eso es muy posible…» –dijo Urd en tono irónico.
  • «Oigan…»
  • «Pero… mira todo esto, parece que una máquina hubiera explotado o algo por el estilo…» –comentó Dende.
  • «Tal vez mi hermana estaba haciendo una de sus máquinas… Ella es muy buena con esos aparatos…» –dijo Belldandy.
  • «Oigan…»
  • «Pero de seguro pasó lo de siempre… Quizo lucirse y aquí tienen los resultados… Eso me recuerda una ocasión que la central de las diosas casi vuela en pezados por su culpa…»
  • «Vamos, Urd… sabes que eso no fue así… Fue un accidente…»
  • «¡¡OIGAN!!… ¡¡¿¿ME VAN A HACER CASO, SÍ O NO??!!» –gritó Skuld por tercera vez, ya harta de que nadie le prestara atención. Una vez que sintió todas las miradas sobre ella, se calmó y aclarando su garganta, empezó–: «Ejem… como todos ustedes sabrán, estuve trabajando con el espejo de los sueños para ver si podía encontrar la manera de abrir el portal y permitirnos regresar a nuestro hogar…»
  • «¿Y qué pasó?» –preguntó Belldandy.
  • «Para utilidad de mi investigación construí esta… eeehh… bueno, lo que ERA esta máquina…» –dijo con una gota de sudor mientras sostenía unos pedazos de metal–. «Bueno… eso ya no tiene importancia…»
  • «Eso ya lo arreglaremos después… continúa…» –dijo Piccoro.
  • «Está bien, no se impacienten… En fin, si se dan cuenta, le anexé al espejo unos conectores hacia un ordenador que era de fabricación casera y traté de descifrar el misterio del espejo… y estuve a punto de lograrlo…»
  • «¡¡Entonces no me digas que tu experimento consistía en explotar el lugar!!» –dijo Urd irónica.
  • «¡¡No seas tonta!!… lo que pasó es que este equipo que conseguí es muy obsoleto para este tipo operaciones y no se adaptó a mi computador personal… » –Sacó una pequeña caja de su bolsillo que parecía una calculadora, pero resultó ser una computadora muy avanzada–. «Era imposible acoplarlo a mi equipo, así que intenté hacerlo de otra manera, pero la sobrecarga de energía fue mucha y explotó… Así de simple»
  • «¿Y no había otra cosa que pudieras utilizar para eso, Skuld?» –dijo Belldandy.
  • «¡¡No hay nada!!… ¡¡Aquí no hay tecnología ni computadoras decentes!!… Es una vergüenza…»
  • «Claro, qué esperabas?… ¡¡Esto es un Templo a cientos de metros de la tierra!!… ¡¡No necesitamos esas estúpidas cosas aquí!!» –dijo el guerrero namek, a lo que Skuld, trepándose en una silla, le gritó a la altura de su rostro:
  • «Pues esas estúpidas cosas son lo único que nos ayudará a regresar a nuestro hogar… ¡¡¿¿O acaso quieres que nos quedemos para siempre con ustedes, eh??!!» –dijo agarrándose de su capa, a lo que Piccoro retrocedió el rostro nervioso.
  • «Sí, es verdad… No quieres que nos vayamos, ¿no, inmaduro?» –dijo Urd pegándose a su lado, lo que hizo que a Piccoro se le erizaran los pelos (bueno, hablando en sentido figurado, ya que el namek no tiene pelos, je)
  • «Ya, hermanas… no lo molesten. ¿Y qué solución propones para esto, Skuld?…» –dijo Belldandy.
  • «Como ya te dije, no hay nada que pueda utilizar para esto. Además, necesito encontrar repuestos para volver a comenzar de nuevo…» –respondió Skuld.
  • «A Mr. Bobos le gustaría ayudar, bero no tiene esos abaratos raros aquí… lo sientos mucho…»
  • «No te preocupes, Mr. Popo… y te agradezco por la intención…» –dijo la niña.

Dende, quien había permanecido en silencio en tanto que los demás hablaban, pensó un poco y dijo:

  • «Disculpen, señoritas diosas… ¿Y si fueran al mundo de abajo a buscar esas cosas que necesitan?» –comentario que silenció el lugar.
  • «¿Qué dices?» –preguntó la diosa del futuro.
  • «Es cierto… Todas esas máquinas raras como las que construye Bulma las hacen allá abajo… No es mala idea…» –dijo Piccoro.
  • «¿¿En serio??… Bien, entonces qué estamos esperando… ¡Vamos!» –dijo Skuld, pero Belldandy la detuvo…
  • «Espera, hermana… no podemos precipitarnos y actuar tan a la ligera…»
  • «¡¡Por favor, Belldandy!!… Desde que llegamos a este mundo, hemos estado encerradas aquí en este plato flotante sin hacer nada. Por lo menos deberíamos conocer un poco de este mundo para aprender y no irnos sin saber nada, ¿no lo crees?… Así no estaríamos tan aburridas…» –dijo Urd apoyando la idea de Skuld.
  • «A Mr. Bobos le barece una buena ideas, señoritas…»
  • «Bueno… está bien, de acuerdo… No creo que pase nada malo… Vayan y tengan ciudado» –dijo la diosa del presente.
  • «Entonces ya está decidido… ¡en marcha!» –dijo Skuld, a lo que Urd asintió.

Esas últimas palabras de Belldandy resonaron en la cabeza del guerrero namek… nada malo… malo… ¿¿malo??… Se sobresaltó de inmediato a darse cuenta que esas dos locas iban a bajar a la tierra SOLAS. De la niña no se preocupaba, porque tenía algo de control por momentos, pero de la otra… uyy… eso sonaba peligroso y Urd podía hacer muchos estragos si se salía de control… (bueno, Piccoro es un tanto exagerado a mi parecer…). Pensó un poco y en eso sus ojos se posaron en Belldandy… ¡¡Eso es!!… Al ser la más seria (y poderosa) de las tres, podrá mantener el control de la situación. Sin dudar más, se le acercó…

  • «¿Por qué no vas con ellas, Belldandy?» –dijo el namek, a lo que la diosa volteó a verlo extrañada. También Urd y Skuld voltearon a verlo.
  • «¿Eh?… ¿quieres que vaya también?» –lo miró.
  • «Exacto… sería bueno que las acompañaras y que juntas conocieran el lugar… No me parece correcto que ellas se vayan y tú te quedes aquí…» –dijo tratando de convencerla. Belldandy lo miró dulcemente, cosa que puso nervioso a Piccoro…
  • «Eres muy considerado al pensar así, Piccoro… Pero la verdad prefieron quedarme a ayudar a Dende, es mi deber…»
  • «No se preocupe por mí, señorita Belldandy… Estaré acompañado del señor Piccoro y Mr. Popo. También me parece buena idea que conozca nuestro mundo… Así podrá instruirme mejor… Bueno, si así lo desea…» –dijo el niño.
  • «Ya los oíste, Bell… Mejor vámonos y no perdamos más el tiempo, que el Lord debe estar echando chispas… y de paso haremos un poco de turismo» –dijo jalando del brazo de una sorprendida Belldandy que sólo se limitó a sonreir…
  • «De acuerdo… iré con ustedes. Regresaremos pronto, amigos…»
  • «Una cosa más antes de que se vayan… Para que no se extravíen, pueden ir con Karinsama, cuyo templo está justo debajo de nosotros. Él las orientará…» –dijo Piccoro. Urd volteó a verlo y le dijo:
  • «Oye, como si necesitáramos ayuda, inmaduro… Y no me extrañes… Nos vemos… ja ne» –le guiñó el ojo antes de desaparecer por la puerta junto con sus hermanas, detalle que enrrojeció e irritó al namek.
  • «Grrr… ¡cómo la detesto!» –dijo.
  • «Vamos, no se altere, señor Piccoro… La señorita Urd no lo hace de mala intención… Además, no es tan mala…» –dijo Dende divertido por el sonrojo de su maestro.
  • «Mira, niño… ¡¡mejor ya no digas nada, que me enojaré de verdad y no es broma!!» –Al cabo de unos segundos sonrió y dijo–: «Ya no está la bruja… ¡¡POR FIN!! ¡¡PAZ Y TRANQUILIDAD!!» –dijo muy contento saliendo por la puerta, en tanto que a Dende y su sirviente les corrió una gran gota de sudor.
  • «Bueno, Kamisamas… Debe regresar a sus deberes y no se breocupes bor las señoritas diosas, ellas estarán bien…»
  • «Sí, tienes razón, amigo… sólo espero que nada malo pase…» –dijo para sí mismo y al volver la vista hacia la maltrecha sala producto de la anterior explosión, suspiró–. «Y que no sea peor que esto…»

Por otro lado, las diosas descendían del templo usando sus poderes de levitación siguiendo la ruta del báculo sagrado que unía la plataforma celeste con el templo del duende Karin, mientras comentaban…

  • «¿Ahora a donde se supone que iremos, Skuld?… Porque no tengo ni la más remota idea de dónde conseguirás los juguetes que quieres…» –dijo la diosa del Pasado.
  • «¡¿Y yo qué sé?!… Además, según recuerdo, tú misma le dijiste al hombre verde que no querías ninguna ayuda para viajar por este mundo… ¡¡Así que ahora te aguantas!!»
  • «¡¡Grrr!!… Sólo se lo dije para… ¡¡para que dejara de molestarme!!»
  • «Sí… claro…» –la miró con cara de ‘no te creo’.
  • «Ya cálmense, hermanas… Antes que nada debemos ir con ese sujeto llamado Karinsama que dijo Piccoro… Nos ayudará… Así que por favor, les pido que se comporten…» –dijo en tono serio, a lo que Urd y Skuld asintieron luego de dedicarse una mirada asesina.

Templo del duende Karin


Yajirobe (¿lo recuerdan?) estaba al borde del templo comiendo algo que parecía una bolsa de rosquillas, cuando unos pasos a sus espaldas y luego el golpe de un báculo lo hicieron volverse bastante molesto…

  • «¡¡¿¿Oye, por qué hiciste eso??!!» –se quejó a lo que el anciano ser parecido a un gato dijo:
  • «Me molesta que no hagas nada más que comer… Deberías ponerte a entrenar como lo hacían Goku y los demás… ¡pero en lugar de eso, sólo te dedicas a holgazanear y a aumentar el volumen de tu panzota!»
  • «Ya deja de molestarme, Karin… Yo no soy un anormal como esos saiyajins que sólo piensan en pelear. Además, para qué voy a esforzarme si ya acabaron con Cell. La Tierra está en paz…» –respondió dándole un mordisco a su rosquilla. Karinsama negó con la cabeza…
  • «No debes de confiarte, Yajirobe… Nunca se sabe cuándo puede aparecer algún otro enemigo y atacar la Tierra. Debemos estar siempre listos… sobre todo ahora que Goku ya no está con nosotros…» –Esto último lo dijo bajando la cabeza. Yajirobe lo miró y dijo:
  • «Pero yo ya no tengo vela en este asunto… Mira, tenemos a Gohan, que es mucho más fuerte de lo que era Goku, también están Piccoro, Vegeta y los demás… Con eso ya es suficiente…»
  • «¿Y si nos atacaran de improviso y ellos no estuvieran?» –comentó Karin.
  • «¡¡Pues entonces yo me encargaría de derrotarlos de un sólo golpe y te aseguro que si en este instante apareciera algún ser por este templo, lo haría pedazos!!» –dijo sacando su espada y justo en ese momento…
  • «Disculpen… buscamos a Karinsama… ¿es aquí donde vive?» –preguntó Belldandy en tono amable. Yajirobe, al escucharla, se puso pálido como un fantasma, al igual que el gato…

En el siguiente segundo y luego de pegar un gran grito, ambos fueron a esconderse detrás de las columnas del templo. A las diosas les corrió una gota de sudor…

  • «Caray… ¿es que acaso siempre tienen que gritar como locos cada vez que nos ven?… ¡¡Eso está empezando a molestarme!!» –dijo Urd.
  • «Vamos, Urd… Es natural que actúen así, en este mundo no nos conocen…» –dijo Belldandy posándose en el suelo del templo al mismo tiempo que sus hermanas.
  • «Tampoco en el nuestro, si me permites decir…» –comentó Skuld.
  • «Bueno, ése es otro caso…» –miró al frente y dijo–: «¿Hola?… No tienen por qué ocultarse, no les haremos daño…»
  • «Pero eso puede suceder si siguen actuando como idiotas… ¡¡AHORA, SALGAN!!»
  • «¡¡Urd!!… no digas eso…» –regañó Belldandy, en tanto que el maestro Karin y Yajirobe se asomaron temerosos para ver qué pasaba…
  • «O-oigan… ¿no son monstruos, no?» –dijo el muchacho con miedo. Belldandy sonrió…
  • «¿Acaso tenemos aspecto de monstruos, mi amigo?» –dijo la hermosa diosa.
  • «Bueno… yo… » –se sonrojó. Karin, al ver que parecían sinceras, se animó a salir. Pero se detuvo en seco a ver que las chicas que tenía al frente no emanaban ningún tipo de ki.
  • «¿Podrían decirnos quiénes son y a qué se debe su visita, señoritas?» –dijo el gato.

Skuld se sorprendió al ver ese gato, que extrañamente le recordó a un bug y, frunciendo el ceño, tomó su mazo, dispuesta a reventarle la cabeza…

  • «¡¡Ahora te acabaré, maldito bug!!… ¡¡No me engañarás con ese disfraz de gato!!» –saltó hacia un sorprendido Karin, que sólo pudo saltar para eludir el mortal golpe. Skuld iba a atacar otra vez, pero una fuerza le arrebató el mazo y también la levantó en el aire…
  • «¡¡YA BASTA, SKULD!!… ¡¡HAZME EL FAVOR DE COMPORTARTE!!» –dijo Belldandy en tono autoritario antes de soltar a Skuld. Urd sólo se golpeó el rostro con una mano.
  • «Tenía que empezar con sus estupideces… Esta niña es imposible…» –dijo en tanto que Karin y Yajirobe volvieron a esconderse…

Rato después…

  • «JAJAJAJAJA!!!!!… ¿¿en verdad Piccoro casi terminó chamuscado por tus ataques??… ¡¡Debe hacer sido graciosísimo!! –dijo entre risas Yajirobe, mientras conversaban con las diosas luego de haber aclarado el malentendido y de haberles contado quiénes eran.
  • «Bueno, la verdad, si no hubiera sido por Belldandy, lo hubiera freído…» –se jactó Urd. Belldandy le dio un codazo que la hizo callar y dijo:
  • «Como verán, mis hermanas y yo estamos atrapadas en su mundo… Y para volver, mi hermana Skuld necesita conseguir unos aparatos que sólo se encuentran en el mundo de abajo, ¿no es cierto, Skuld?»
  • «¿Eh?… glub…» –dijo con la boca llena de galletas–. «Lo siento, hermana mayor… ¿Qué decías?» –comentario que hizo que a todos les saliera una gota de sudor.
  • «Esta niña… Discúlpenla, amigos… No debimos sacarla del sótano…» –dijo Urd.
  • «¡¡COF, COF!!… ¡¡¿¿QUÉ DIJISTE, TARADA??!!» –le gritó Skuld, pero antes de que pudiera hacer algo, Belldandy tomó la palabra.
  • «Miren… No quisiéramos molestar, pero no conocemos este mundo y no tenemos idea de dónde pueda haber una ciudad con tecnología como la que necesita mi hermana… ¿Nos ayudarían?»
  • «A ver… déjame pensar…» –El gato se puso de pie–. «La verdad es que en este mundo hay muchas ciudades muy desarrolladas y decírtelas todas sería muy complicado para tu búsqueda… Además está el hecho que ustedes son diosas y no pueden estar vagando por toda la Tierra, tardarían mucho…»
  • «Es verdad, no había tomado en cuenta eso… ¿Entonces, qué podemos hacer?» –dijo Belldandy. Yajirobe, que estaba a un extremo, dijo:
  • «¿Y por qué no van a la Capital del Oeste?… Podrían buscar a Bulma en la Capsule Corp., que según tengo entendido tiene lo último en tecnología y de muy buena gana las ayudará…»
  • «¿Capital del Oeste?» –dijo Belldandy extrañada.
  • «¿Bulma?» –dijo Urd, arqueando una ceja.
  • «¿Capsule Corp.?» –Skuld tuvo misma reacción que sus hermanas.
  • «Claro… Si van con Bulma, ella las ayudará en lo que buscan» –Miró a Yajirobe–. «A veces haces cosas buenas aparte de comer como un cerdo… jeje»
  • «Oiga, maestro… ¡tampoco es para que me haga quedar en ridículo!» –se quejó el chico. Belldandy se le acercó y dijo, ante el nerviosismo del muchacho de estar tan cerca a ella:
  • «Muchas gracias por tu ayuda, Yajirobe… Estoy segura que podremos regresar a nuestro mundo» –Luego de decirlo, lo besó en la mejilla, haciendo que el regordete chico se desmayara ante la confusión de Belldandy.
  • «Entonces iremos a ese lugar y buscaremos a Bulma… ¿Y por dónde nos vamos?» –dijo Skuld, a lo que Karinsama, extendiendo su báculo, apuntó hacia una dirección específica…
  • «Hacia allá… Deben ir de frente y llegarán a la capital del oeste… Si hacen lo que les digo, no se perderán… Supongo que como diosas que son, saben volar, ¿no?»
  • «Sí, de eso no hay problema…» –dijo Belldandy.
  • «Entonces, nos vamos… Además, aprovecharemos para hacer algo de turismo. Gracias por tu ayuda, peludo…» –dijo Urd que, usando sus poderes, se elevó rumbo al horizonte, seguida de Skuld. Belldandy, antes de elevarse, dijo:
  • «Prometemos regresar a visitarlos, maestro…» –Miró a Yajirobe que todavía seguía desmayado y sonrió–. «…y despídame de su amigo. Dígale que gracias nuevamente…»
  • «No hay cuidado, niña… ¡Y mucha suerte!»
  • «Hasta pronto…» –dijo antes de partir tras sus hermanas. Karinsama se les quedó mirando cuando en eso Yajirobe despertó y dijo:
  • «¡Oiga!… ¿a dónde se fueron?» –dijo nervioso.
  • «¿Se fueron quiénes?» –se hizo el desentendido.
  • «¿¿Cómo que quiénes??… ¡¡LAS DIOSAS!!» –gritó más nervioso.
  • «¿Diosas?… Oye, Yajirobe, creo que has estado comiendo demasiados pasteles de arroz antes de dormir… Aquí no ha venido nadie»
  • «No se burle, ¡¿en serio?!…» –miró a todas partes y suspiró–. «Cielos, qué lástima… Ahora que lo pienso, sólo en un sueño una chica tan bella como la que creí ver podía regalarme un beso… snif… En fin, será mejor que deje de soñar. Chicas así de hermosas y dulces sólo pueden ser diosas… ¿Diosas?… ¿Por qué habré dicho eso?» –dijo mientras se marchaba por las escaleras del templo. Karin sonrió…
  • «Jeje… ya le contaré la verdad algún día, pero por ahora lo dejaré sufrir… Qué malo soy, miau…» –pensó mientras regresaba su atención hacia donde habían partido las diosas.

Lejos de allí…

Las diosas volaban a moderada velocidad con rumbo a la capital del oeste. Belldandy había conseguido alcanzar a sus hermanas y volaba a la misma altura que Urd… pero luego de estar un rato así, Skuld comenzó a quedarse atrás. Urd se dio cuenta y, poniéndose a su altura, dijo:

  • «¿Qué te pasa, Skuld?… ¿Que no puedes volar más rápido?» –A lo que Skuld dijo, notoriamente cansada:
  • «Ne…necesito descansar un poco, hermana… No puedo seguir volando…» –Al ver que no mentía, Urd gritó a su otra hermana:
  • «¡¡Belldandy!!… ¡Paremos un rato, Skuld agotó su energía!» –Al escucharla, Belldandy se detuvo…
  • «¿Cómo dices?… ¿Te encuentras bien, Skuld?» –Se acercó preocupada… (nota: las tres están suspendidas en el aire)
  • «Sólo está cansada. Esta tonta no está acostumbrada a volar tan seguido, jum…» –dijo Urd, comentario que le valió un puñetazo de Skuld…
  • «¡¡Ya no empieces, que la próxima vez te irá peor!!» –se quejó, en tanto que Urd se frotaba su adolorida nariz.
  • «Será mejor que descendamos un momento… Miren, vayamos a esa saliente rocosa. Estaremos bien allí»
  • «De acuerdo…» –dijeron las dos al unísono.

Una vez en tierra firme, que justo era cerca de un valle, dejaron que Skuld descansara, en tanto que Urd y Belldandy comentaban…

  • «¿Y ahora qué hacemos?… no podemos seguir volando con Skuld así. Además, no sabemos qué tan lejos está la supuesta capital del oeste, ¿o acaso tú lo sabes, Bell?» –dijo Urd mirándola de reojo.
  • «Bueno… ahora que lo mencionas… El duende Karin sólo nos dio la dirección de la capital, pero no qué tan lejos estaba…»
  • «Allí está el detalle… Nuestra energía puede agotarse de un momento a otro y no podemos quedarnos en medio de la nada en este planeta»
  • «Es verdad, hermana mayor…» –dijo Skuld, ya más recuperada–. «No creo poder volar por mucho tiempo al ritmo de ustedes… Tardaríamos mucho de esa manera…»
  • «Entonces sólo nos queda trasladarnos por nuestros respectivos medios de transporte hacia ese lugar… Será más rápido y no gastaremos tanta energía…»
  • «¡Presto, ya está!… ¡Entonces andando!… busquemos algún curso de agua y nos iremos…» –dijo la joven diosa empezando a caminar, cuando Urd volvió a hablar…
  • «Espera un poco, atolondrada… hay otro detalles que se nos está escapando de las manos… ¿Por casualidad alguna de ustedes sabe cómo llegar a la tal Capsule Corp?»
  • «¿Por qué lo preguntas?» –se entrañó Skuld. Belldandy también comentó…
  • «¡¡Es verdad, con el apuro no me había detenido a pensar en ese detalle!!… No podemos aparecer así como así en esa ciudad, causaríamos un alboroto y lo peor es que tardaríamos aún más en encontrar a esa mujer llamada Bulma… Lo siento, debí haber pensado en eso antes de salir, hermanas» –dijo Belldandy apenada. Urd puso una mano en su hombro…
  • «No te preocupes, Bell… Saldremos de ésta. Si tan sólo le hubiera pedido a Piccoro que nos acompañara, hubiéramos llegado más rápido a esa ciudad… pero… ¡nah!.. ese inmaduro no hubiera aceptado ni en un millón de años y tampoco soy loca como para estarle rogando, ¡habráse visto!…»
  • «¿Pero tú crees que Piccoro podría conocer a esa mujer Bulma?… Lo dudo mucho…» –dijo la diosa del presente. Skuld tuvo un respingo y dijo:
  • «¡¡Es cierto!!… ¡¡Hermanas, ya tengo la solución!!»
  • «¿De qué hablas, Skuld?» –dijo Belldandy.
  • «¿Recuerdan a ese niño llamado Gohan que estuvo con el hombre verde aquella vez en el templo?… El que peleó conmigo…»
  • «Oye, Skuld… ahora no es el momento de hablar de tus novios…» –dijo Urd, sonriendo con complicidad.
  • «¡¡No digas estupideces, diosa de segunda!!» –y antes de que Urd la fulminara de un disparo, continuó–: «Ahora que recuerdo, Gohan me comentó que conocía una gran científica llamada Bulma, cuando conversábamos de la tecnología de este mundo y también me dijo que era una genio… Aunque no tanto como yo, claro…» –dijo orgullosa.
  • «Oye, ya deja de volar y vuelve a la realidad, niña…» –comentó Urd, haciendo que su hermana se desinflara hasta casi quedar del tamaño de una muñeca (ya saben, cuando alguien es humillado y se hace chiquito… je). Skuld rápidamente volvió a la realidad y gritó mostrando los colmillos:
  • «¡¡Para tu información, hechicera de pacotilla, soy la única que puede regresarnos a casa!!… ¡¡ASÍ QUE DEJA DE MOLESTARME SI NO QUIERES QUEDARTE AQUÍ PARA SIEMPRE!!»
  • «Perdón… ¿dijiste algo?» –dijo mientras se revisaba las uñas. Skuld desenfundó su mazo para atacarla, pero Belldandy la volvió a detener con una pequeña descarga que la hizo arrojar su arma. Belldandy las observaba muy seria, y eso es muy raro en ella…
  • «¡¡Me gustaría que alguna vez se comportaran como debe ser y no como un par de niñas!!… Lo siento, Skuld, pero si seguimos así no llegaremos a ninguna parte» –Se acercó a ellas–. «Por favor, aunque sea mientras estemos en este mundo… ¡¡DEJEN DE PELEAR!!» –terminó de decir casi gritando, porque por muy dulce y amable que sea Belldandy, también tiene su carácter, y sus hermanas ya estaban terminando con su paciencia. Urd y Skuld se miraron, y la primera tomó la palabra…
  • «De acuerdo, Belldandy… Ya no vamos a pelear, lo haremos por ti. ¿Cierto, Skuld?»
  • «Sí. Por ti, hermana mayor, haré lo que sea…» –dijo abrazando a su hermana, detalle que Belldandy respondió con una sonrisa.
  • «Muchas gracias, hermanas… ¿Ahora, podrías continuar con lo que estabas diciendo de Gohan, Skuld?»
  • «Ah, sí… es verdad. Bueno… Gohan me dijo que él conocía a Bulma y que vive en la capital de Oeste, igual a lo que nos dijeron en la Torre de Karin. ¿Qué les parece si vamos con Gohan para que nos guíe a esa ciudad?»
  • «¿Y tú crees que acepte?» –preguntó Belldandy dudosa.
  • «Claro que sí. Antes de irse me dijo que estará encantado de ayudarnos cuando lo necesitamos… ¡Y éste es el momento!… ¿Qué dicen?»
  • «¿Y sabes dónde vive?» –dijo Urd, cosa que Skuld se quedó como estatua mientras le corrían varias gotitas de sudor por su negro cabello.
  • «Esteee… pues… no» –comentario que hizo que Urd se fuera de cara. Se levantó de inmediato con cara de desesperación…
  • «Ya sabía que no podías tener una idea decente… ¡¡otra vez estamos en cero!!» –dijo sentádose en el suelo de espaldas a sus hermanas, que sólo se limitaron a mirarla. Era cierto, no había llegado a nada…
  • «Lo siento mucho, Belldandy… Debí pensar en eso antes…» –dijo Skuld apenada. Belldandy no respondió de inmediato. Pero al cabo de unos momentos, dijo:
  • «No… no estas equivocada, Skuld. Es posible que vayamos con Gohan para que nos lleve a la capital del Oeste»
  • «¿¿Qué dices??… ¡¡Pero la muy tonta no sabe dónde vive ese niño!!» –dijo Urd volteando hacia sus hermanas.
  • «Eso no tiene importancia. Como ya lo conocemos, podremos encontrarlo fácilmente a través del limbo astral por su aura…»

Nota: El limbo astral es el espacio por el que navegan las diosas cuando se trasladan de un sitio a otro usando sus medios de comunicación, ya sean espejos, agua, televisores… o lo que sea.

  • «Entonces quiere decir que debemos trasladarnos para encontrarlo, ¿cierto?… ¡Qué bien, así encontraremos a Gohan y nos ayudará!» –dijo la niña contenta.
  • «Me parece una buena idea, Belldandy… pero…» –dijo con la mano en su mentón.
  • «¿Pero qué?»
  • «De ustedes no sé, pero en cuanto a mí, no creo que pueda encontrar por aquí algún televisor para que YO pueda viajar en pos de ese niño… Y quién sabe si tiene un aparato de esos en su casa. Allí está la incógnita…»
  • «Eso no es problema, puedes ir con Skuld…» –dijo Belldandy.
  • «¿¿EEHH??» –dijeron ambas hermanas al mismo tiempo. Belldandy continuó:
  • «Será más fácil para mí encontrar un espejo en algún pueblo cercano. Skuld no tendrá problemas en encontrar agua y, por si no lo recuerdan, una diosa puede trasladar únicamente a otra diosa por la misma vía. Skuld te puede llevar…»
  • «¿Es posible eso, niña?» –le dijo por lo bajo Urd a su hermana.
  • «No lo sé, nunca lo he intentado…» –respondió dudosa.
  • «Les aseguro que nada les pasará, yo ya lo he hecho antes con… ehm…» –se quedó callada, detalle que extrañó a sus hermanas.
  • «¿Con quién, Belldandy?» –insistió Urd. La diosa del presente desvió la mirada…
  • «No hay cuidado… no tiene importancia, en serio. Bueno… es mejor que nos pongamos en camino. ¿Qué dices, Skuld?… ¿Ya te sientes mejor como para volar?»
  • «Sí… ya me encuentro bien, hermana mayor… ¡Mira!» –Usó sus poderes para elevarse. Belldandy sonrió…
  • «Muy bien… ¡¡Vayamos en busca de Gohan!!» –dijo también elevándose y se apresuró a seguir a Skuld.

Urd se quedó en el suelo observando a su media hermana mientras se alejaba. Su rostro detonaba gran seriedad…

  • «Sé a qué te refieres y comprendo perfectamente que no quieras recordarlo, Belldandy… Sólo espero que esa pesadilla no vuelva a repetirse, y menos en este mundo» –Y alejando esos pensamientos de su mente, partió tras sus hermanas.

¿A qué se refiere Urd cuando dice eso? ¿Qué malos recuerdos puede tener Belldandy?… Y ahora lo más importante… ¿Cómo les irá a las diosas en su tour por la Tierra?… Próximo capítulo… UN LARGO Y TORTUOSO CAMINO.


Un deseo inesperado – Capítulo 3

Capítulo 3: «¿Rivales?»

Fanfic: Un deseo inesperado

Por causa de problemas en su propio universo, las diosas Urd y Skuld, hermanas de Belldandy, se vieron obligadas a ir en busca de su hermana perdida. Ahora las tres se encuentran atrapadas en ese extraño universo del Dragón…
Luego de esperar a que Mr.Popo recuperara el conocimiento (por causa del mazazo de Skuld x_x) y que ella se disculpara, las diosas se reunieron con sus nuevos amigos con la intención de aclarar el malentendido. Todos se encontraban reunidos en la sala del lectura en donde empezó todo al aparecer Belldandy por primera vez. Dende, Urd y Belldandy estaban sentados en la mesa hablando, mientras Skuld se paseaba curiosa por los alrededores de la sala. Mr.Popo sólo se limitaba a observar desde la puerta, escuchando la conversación…

  • «¿¿Estás totalmente segura de eso, Belldandy??… ¿No vamos a poder reresar a nuestro mundo?… ¡Tiene que haber una solución!» –preguntó Urd, algo más tranquila que antes.
  • «Por lo que yo sé… Ya he intentado regresar a nuestro universo varias veces a través del espejo del los sueños, que según les expliqué hace poco, el espejo es el puerto de comunicación con otros mundos siempre y cuando exista la piedra de los deseos…» –respondió Belldandy con los ojos cerrados y en tono tranquilo.
  • «Pero hay una cosa que no entiendo…» –preguntó el pequeño namek– «Si yo invoqué a la señorita Belldandy… ¿por qué vinieron ustedes también?»
  • «En nuestro mundo también existe algo parecido al espejo de los sueños que nos permite seguir el rastro de las diosas… Siempre y cuando encontremos nuestro propio medio de transporte en el otro lado, podremos trasladarnos…» –respondió Urd cruzando la pierna.
  • «Ya veo… fueron a la sala de los objetos ocultos… no lo recordaba. Cuando yo llegué a este mundo fue por una confusión en la llamada, pensaba que había sido hecha desde la Tierra, pero no tenía idea que la piedra de los deseos tuviera esa misma función y menos aún que todavía existiera en este mundo…» –dijo Belldandy, señalando a la susodicha piedra.
  • «¿Medio de transporte?… Eso quiere decir que la señorita Urd no viaja de la misma manera que la señorita Belldandy, ¿cierto?…» –interrumpió Dende.
  • «Así es, pequeño…» –sonrió la hermosa diosa del presente– «Yo viajo a través de los espejos, Urd usa los televisores y…»
  • «Y Mr.Bobos subone que la señoritas Skuld usa el aguas para viajar, ¿no?» –dijo Mr.Popo acercándose al grupo.
  • «¡Así es!… ¡¡exactamente, mi amigo gordito!!» –sonrió la niña.
  • «A Mr.Bobos le sorbrende mucho saber que existan diosas de otros mundos… y todavía unas tan bonitas. Mr.Bobos estará encantados de servirlas en los que bueda…» –sonrió el sirviente.
  • «Eres muy amable, Mr.Popo, y te lo agradecemos mucho…» –sonrió Belldandy.
  • «Ya empezaron los melosos… ésta es la típica… Ven unas chicas bonitas y son todos solícitos de repente como por arte de magia…» –respondió Urd mirando hacia otro lado.
  • «¡Urd, compórtate!» –riñó Belldandy.
  • «Mr.Popo.. ¿tú sabes algo de estos objetos y estos viajes dimensionales?… Por favor, si lo sabes, ¡dínoslo! Nos sería de gran ayuda…» –preguntó Dende a su sirviente.
  • «Uhm… a besar de que Mr.Bobos ha vivido muchos años en el Templos, no recuerda haber visto a los Kamisamas usar esos objetos… Ni siquiera al antiguos Kamisamas que ahoras forma bartes del Biccoros…» –se rascó la cabeza– «Aunque… si la memorias de Mr.Bobos no falla, creo recordar que unos de los antiguos Kamisamas mencionó algo de las biedras de los deseos… y que eran muy peligrosas. Lo sientos, eso es todo los que Mr.Bobos buede recordar…»
  • «No hay problema, Mr.Popo… Agradecemos tu ayuda, ya que nos servirá de mucho…» –asintió Dende.
  • «Oigan…» –interrumpió Skuld– «Dijeron que el espejo era nuestra única vía para regresar a nuestro mundo, ¿cierto?… Y si no podemos usarlo, ¿por qué no buscamos la manera de «contactar» a la central de las diosas a traves de él?»
  • «¿Podría hacerse eso, hermana?» –dijo Belldandy, mostrando interés.
  • «¡Claro, recuerda que soy una genio en este asunto de las máquinas y estoy casi segura que podré hacerlo!» –dijo orgullosamente.
  • «Otra vez empezaste a darte aires de sabelotodo… ¿No crees que ya está bien de bromas, Skuld?» –dijo Urd, molestándose.
  • «¡¡¡Tú no hables, que fuiste la causante de que llegáramos aquí, atolondrada!!!» –se defendió la joven diosa.
  • «¡¡Presumida!!» –gritó Urd.
  • «¡¡Envidiosa!!» –le respondió a su temperamental hermana.

Mientras las dos locas discutían, a Dende y a Mr.Popo les salió una gota se sudor. Al verlos, Belldandy sonrió y dijo tranquilamente…

  • «No se preocupen, amigos. Ellas son así, ya verán que al rato se calman…»
  • «Pues a mí me parece increíble que ellas dos sean hermanas suyas, señorita Belldandy…» –dijo el niño bastante extrañado.
  • «Mr.Bobos obina lo mismos… Las tres tienen bersonalidades muy diferentes…»
  • «Quizás el hecho que seamos diferentes es lo que nos hace ser especiales, si no, la vida sería muy monótona y aburrida, ¿no lo creen?» –volvió a sonreír.

En tanto, la discusión entre las hermanas, en vez de disminuir, continuaba en aumento, hasta que llegó a un punto crítico…

  • «¡¡No sé porqué me molesto en discutir contigo!!… ¡¡La última vez que intentamos una de tus brillantes ideas, el Lord casi nos expulsa del cielo de no ser porque Belldandy abogó por nosotras delanté de él y nos salvó!!…» –le echó Urd en cara a su hermana menor.
  • «¡¡Nadie te dijo que me hicieras caso en esa ocasión, así que no me eches toda la culpa!!» –gritó de regreso perdiendo la poca paciencia que le quedaba– «¡¡Muy bien, ya me harté!! ¡¡Si crees que puedes encontrar una mejor solución a esto, ENTONCES HAZLO TÚ!!» –la retó. Urd la miró fijamente y apretando los dientes, contestó:
  • «¡¡Ah!! ¡¿Crees que no puedo, verdad, niña tonta?!… Ya verás que saldremos de aquí en un parpadeo… ¡¡A UN LADO!!» –y luego de eso, numerosas chispas comenzaron a emanar de sus manos.
  • «¡¡Oh, no!!… ¡¿Urd, qué intentas hacer??!! ¡¿Acaso perdiste la razón?!» –gritó Skuld asustada al ver lo que intentaba hacer su excéntrica hermana.
  • «Voy a obligar a este condenado espejo a llevarnos de vuelta a nuestro mundo… ¡¡y con mi magia lo haré!!» –y terminando de decirlo, pronunció unos extraños conjuros y unas ráfajas de viento provenientes de ella inundaron la sala haciendo que los papeles volaran por todas partes y que los presentes se sujetaran de donde pudieran para no ser arrastrados.
  • «¡¡URD, DETENTE INMEDIATAMENTE!! ¡¡NO PUEDES USAR TU MAGIA AQUÍ!!» –gritó Belldandy poniéndose nerviosa. Urd la miró y sonrió sin detenerse.
  • «¿¿No??… ¡¡Te demostraré que yo puedo sacarnos de aquí!!… Hechizos… conjuros… magia blanca de las diosas… espejo de los sueños… ¡¡ÁBRENOS EL PORTAL!!»

Luego que lo dijo, lanzó el hechizo contra el espejo, pero lejos de funcionar, rebotó en él desperdigándose por toda la sala en un haz de fuegos artificiales (¿Acaso Urd no sabía o recordaba que los espejos pueden reflejar cualquier rayo?). Como sea, los rayos hicieron impacto al mismo tiempo en los estantes de los libros que estaban en las paredes, provocando que las pilas de libros se bambolearan sobre sus cabezas…

  • «¡¡Miren los libros!!… ¡¡Nos caerán encima!!» –dijo Dende alterado, escondiéndose debajo de la mesa junto con Mr.Popo.
  • «¡¡Oh, por el Lord!!… ¡¡NOS APLASTARÁN!!» –gritó Skuld tirándose al suelo y cubriéndose. Urd no atinada a decir nada, ni siquiera moverse. La montaña de libros se desplomó sin remedio sobre ellos.
  • «No… no puedo permitirlo… » –dijo la diosa de cabellos marrones, poniéndose de pie.

Belldandy cruzó sus manos delante de su rostro, se concentró y la marca que adornaba su frente se iluminó instantes antes que todos los libros cayeran sobre ellos, deteniéndolos en el aire como si fuera una cámara lenta. Luego movió sus manos suavemente y los libros regresaron a sus lugares de una manera asombrosa. Una vez que todo volvió a la normalidad, la marca de su frente dejó de brillar y Belldandy cayó de rodillas, totalmente agotada. Skuld abrió un ojo y, al ver que todo estaba en su lugar como por obra de un milagro, musitó:

  • «No puedo creer que todavía estemos vivos… esto debe haber sido obra de mi hermana Belldandy, sólo ella tiene el poder para hacer eso…» –miró hacia un lado y descubrió a su hermana arrodillada y sujeta a una mesa para no caerse. Skuld se alarmó– «¡¡Hermana mayor!! ¿¿Te encuentras bien??»
  • «Qué… ¿qué fue lo que pasó, Mr.Popo?…» –preguntó Dende a su sirviente, saliendo de su escondite– «¿¿No se suponía que seríamos aplastados por todos esos libros??… No entiendo…»
  • «Mr.Bobos sólo buede creer que los milagros sí existen, Kamisamas…» –sonrió el sirviente, sin salir de su asombro. Urd, que había conseguido reaccionar finalmente, también fue en ayuda de su hermana…
  • «¡¡Belldandy!!… ¿Cómo está ellá, Skuld?» –preguntó preocupada.
  • «¡¡TODO ESTO FUE POR TU CULPA, URD!!» –dijo la niña con lágrimas en sus ojos– «Por causa de tu brillante idea, mi hermana está en ese estado, ¡¡eres una estúpida!!»
  • «¡¡OYE, NO ME GRITES!!… Tampoco es para que te pongas así. Mira, Belldandy está despertando…»
  • «He…hermanas…» –dijo la diosa con voz cansada– «No… no se preocupen… yo estaré bien… sólo necesito recuperar fuerzas… por… por un momento…» –y terminando de decirlo perdió el conocimiento. Dende, al verla sin sentido, gritó asustado:
  • «¡¡Señorita Belldandy!!… ¿¿Qué fue lo que le pasó??… ¡¡Por favor, tienen que hacer algo por ella!!» –Urd miró su carita de angustia y sonrió por primera vez de manera amable…
  • «No te preocupes, niño verde… Ella estará bien. Sólo que el esfuerzo la agotó demasiado, pero con un poco de sueño quedará como nueva…»
  • «¿¿Sueño??… no entiendo…»
  • «Todas las diosas tenemos una fuente de energía alterna que es muy diferente entre nosotras. Por ejemplo… yo recupero todas mis energías con un buen trago de sake ^^» –sonrió Urd.

Autora: Borracha… -_-¡

  • «Y yo con helado… en especial el nº133, que es mi favorito. ¡Con eso puedo trabajar sin parar todo el tiempo que necesite!» –dijo Skuld y, mirando a su hermana, continuó– «Para Belldandy es más sencillo, ya que ella sólo necesita dormir un poco para recuperar todo su poder…»
  • «Ya veo… qué interesante. Oigan, pero no podemos dejarla aquí, es mejor que la llevemos a un lugar más adecuado para que descanse…» –dijo el niño.
  • «Es berdad, Mr.Bobos les indicará el caminos a la habitación. Les ayudaré a llevar a la señoritas Belldandy…»
  • «Muy bien, carguemos a mi hermana con cuidado…» –y entre todos cargaron a Belldandy para llevarla a otro lugar más cómodo. En el camino, Skuld murmuraba…
  • «¡¡En qué gran problema nos metiste, Urd!!… Espero que mi hermana no te mate después de esto…»
  • «Vamos, no seas exagerada. Belldandy es incapaz de matar a una mosca… de seguro que cuando se despierte habrá olvidado todo» –contestó Urd.
  • «Pues espero que sea así… ¡pero ya no causes más problemas!»
  • «¡Mira quien habla!… Como si yo no hubiera perdido mis energías también…» –se calló por un momento, los ojos le brillaron y sonriendo le preguntó a Mr.Popo– «Oye, chico gordo, no tendrás de casualidad una botella de sake que te sobre?»
  • «¿¿Ah??» –parpadeó Mr.Popo ante el extraño pedido. Skuld sólo respiró profundamente…
  • «Ay, esta mujer no tiene remedio…» –pensó resignada.

Mientras tanto, no muy lejos del Templo…

Piccoro surcaba el cielo rápidamente con rumbo a la plataforma celeste, totalmente ajeno a todo lo que pasaba allí e iba acompañado del pequeño Gohan, con quien al parecer acababa de entrenar. Al chico se le notaba bastante recuperado después de la lucha que tuvieron en contra del androide Cell y también de la triste pérdida de su padre durante la pelea. El guerrero namek rompió el silencio…

  • «Me alegra saber que no has bajado tu ritmo de pelea, Gohan… A pesar que ya estamos en tiempos de paz»
  • «Bueno, recuerde que sólo han pasado dos semanas de la lucha que tuvimos y creo que aún es muy reciente…» –su expresión cambió a una de tristeza– «Igual que la muerte de mi papá…»
  • «Gohan, recuerda que Goku nos dijo que la pasaría muy bien en el otro mundo, así que por él debes esforzarte y seguir adelante. Así como cuidar de tu madre que ahora te necesita más que nunca…» –contestó Piccoro.
  • «Sí, tiene razón… Y dígame algo, señor Piccoro… ¿Cómo le va a Dende como nuevo Kamisama de la Tierra?
  • «Jum… no tan bien como quisiera. Ese niño es muy distraído y lo que me molesta es que se da por vencido muy fácilmente y además le falta mucho carácter. Hoy en la mañana tuve que reprenderlo duramente» –dijo el namek algo enojado.
  • «Pero señor Piccoro, recuerde que Dende es nuevo en esto y si usted le grita todo el tiempo terminará por asustarlo. Me parece que debería hablar más con él…» –respondió el niño.
  • «Recuerda, Gohan, que cuando te entrené por primera vez no me preocupaba si eras bueno o no. Sólo apliqué la disciplina estricta, y mírate ahora… te convertiste en un poderoso guerrero…» –sonrió Piccoro orgulloso de su alumno.
  • «Sí, pero recuerde que Dende no está aprendiendo a pelear, sino cómo ser Kamisama. Es muy distinto…»
  • «Eeehh, bueno… en eso tienes razón, Gohan. Justamente en eso pensaba mientras entrenábamos, creo que he sido muy duro con el niño… Está bien, hablaré con él y trataré de ser más paciente. Además, es bueno que me acompañes, le dará mucha alegría verte, ya que siempre está solo en el templo»
  • «Sí, yo también tengo muchas ganas de verlo… ¡¡Muy bien, más rápido!!» –y diciendo esto aumentó la velocidad de vuelo, seguido por Piccoro que, sacudiendo su cabeza, lo siguió pensando en que su discípulo todavía era un niño. Ya estaban muy cerca de su destino, sin imaginarse el enredo que ocurría en el templo…

Templo Sagrado…

Dende, Mr.Popo y las diosas llevaron a Belldandy para que descansara a una de las habitaciones. Estaban todos reunidos esperando que ella despertara cuando Dende tuvo un sobresalto. Urd se dio cuenta y preguntó:

  • «¿Qué te pasa, niño?… Has puesto una cara muy extraña…»
  • «Ay, no… ay, no… ¡ya está muy cerca!… ¡¡Por todos los cielos, era lo que me temía!!» –dijo el pequeño, angustiado.
  • «¿Qué pasa?… ¿quién está cerca?… Yo no veo a nadie…» –preguntó Skuld igual de extrañada como su hermana de la actitud del pequeño namek.
  • «El Kamisamas tiene razón, señoritas diosas… Buedo sentir dos bresencias acercándose… y una de ellas es la del Biccoros» –confirmó Mr.Popo.
  • «¿Presencias?… ¡¡Oigan, hablen claro!!» –volvió a preguntar Skuld, alterada.
  • «¡¡Oh, no!!… ¡¡Ahora qué voy a hacer, Mr.Popo!!… ¡¡Si el señor Piccoro se entera de lo que hice, me dará un castigo terrible!!… Tengo que esconder a las diosas, no debe verlas, no…» –comenzó a correr alborotado de un lado a otro sin saber qué hacer, sin embargo, Urd lo detuvo de la capa y lo levantó hasta la altura de sus ojos.
  • «Oye, ¿quieres calmarte, niño?… ¿Por qué te asustas tanto?… ¿Quién viene?» –preguntó tranquilamente antes de bajarlo. Dende respiró y dijo:
  • «Es el señor Piccoro, es mi mentor y antiguo Kamisama de este templo. Antes que ustedes aparecieran, él me estaba instruyendo en todo lo referente a ser Kamisama. Él no sabe que usé la piedra de los deseos y mucho menos que existen diosas como ustedes… Si se entera, yo estaré en graves problemas…» –dijo temblando.
  • «Por favor, me parece que exageras mucho, niño. En ese caso, por qué no dejas que hablemos con él y asunto arreglado…» –dijo Urd.
  • «¡¡NO, ESO NO!!… Perdonen, pero él no debe verlas, por lo menos no por ahora… ¡¡Por favor, no dejen que las vea!!» –suplicó el niño a las diosas, que se miraron sin saber qué decir…

En tanto, Piccoro y Gohan habían llegado al templo, aterrizando justo frente a la entrada. Gohan, luego de mirar a los alrededores, dijo:

  • «Qué extraño, parece que no hubiera nadie… ¿En dónde estará Dende?» –preguntó, a lo que Piccoro contestó sin extrañarse:
  • «De seguro Dende debe de estar estudiando en la biblioteca del Templo y Mr.Popo con sus quehaceres… Además, puedo sentir sus presencias muy cerca. Si es así, me da gusto… Sígueme, Gohan…»

Piccoro comenzó a caminar hacia el templo, cuando se percató de un objeto en medio de la plataforma, y al acercarse reconoció que era un televisor… ¡¡y todavía encendido!!… El guerrero namek frunció el ceño y dijo molesto:

  • «¡¡¿Pero qué rayos ha estado haciendo este niño en mi ausencia?!!… ¡¡DENDE, VEN AQUÍ!!» –gritó con todas sus fuerzas soltando un estallido de ki. La acción no pasó imperceptible por el joven Kamisama, que dio un salto del susto.
  • «¡¡Ay, ya está aquí!!… ¡¡Ahora sí me va a matar!!» –dijo el niño.
  • «No diga eso Kamisamas.. El Biccoros no es tan malo como cree…» –trató de calmar a su Kamisama, en tanto que las diosas lo seguían mirando confundidas. Urd miró por una ventana a los dos sujetos que estaban fuera…
  • «¿Y quiénes son ésos?… Se ve que no tienen buenos modales…» –dijo la diosa del pasado. Al no recibir respuesta de Dende, Piccoro volvió a gritar:
  • «¡¡¡DENDE, SÉ QUE ESTÁS AQUÍ!!! ¡¡¡SI NO SALES EN ESTE INSTANTE, IRÉ YO MISMO A BUSCARTE!!!»
  • «Oiga, señor Piccoro… No le grite así, ¿pues qué fue lo que hizo?» –preguntó Gohan.
  • «¿Acaso no lo ves, niño?… este holgazán en lugar de estudiar y trabajar como lo debe hacer un Kamisama estuvo perdiendo el tiempo viendo inútiles programas de televisión… ¿¿Qué clase de Kamisama quiere llegar a ser si actúa así??»
  • «Pero, señor… piense que tal vez Dende estaba un poco aburrido y quiso distraerse un rato… Recuerde que aún es un niño como yo, no creo que lo deba castigar por eso…» –lo defendió Gohan.
  • «En eso estoy de acuerdo, Gohan… pero por lo menos debió hacer apagado este aparato antes de irse… ¡¡¡DENDE!!!» –continuó gritando Piccoro sin hacer demasiado caso a lo que decía Gohan, que optó por quedarse callado. Dende, desde el interior y viendo que no tenía otra opción, se decidió a salir…
  • «Es inútil que me siga escondiendo, Mr.Popo. Es mejor que salga…» –Antes de salir, les dijo a las diosas–: «Trataré de ganar algo de tiempo, mientras tanto ocúltense en otra parte… ¡Y por favor, no dejen que las vean!» –volvió a pedir antes de salir corriendo por la puerta.
  • «Caray, ese sujeto de afuera debe ser un monstruo para que el pequeño le tema así…» –dijo Urd sin dejar de observar por la ventana.
  • «No es cierto, señoritas Urd… El Biccoros es una buena bersonas, sólo que el Kamisamas, como aún es inexberto, le tiene algo de miedo… Vamos, debemos hacer lo que dijo el Kamisamas…» –dijo disponiéndose a cargar a Belldandy, que aún seguía inconsciente.
  • «Un momento, chico… No tan rápido, mejor veamos qué es lo que pasa, ¿cierto, Skuld?» –dijo la diosa sonriendo mientras seguía el camino que tomó Dende al salir.
  • «¿Segura?… Bueno, además nosotras no hicimos nada después de todo. No tenemos porqué ocultarnos…» –asintió Skuld, siguiéndola.
  • «Oigan… bero…» –tartamudeó Mr.Popo, pero Skuld lo calmó…
  • «Quédate vigilando a mi hermana mayor, Mr.Popo… Nosotras ya regresamos…» –y terminando de decirlo, también salió de la habitación.

En tanto, Dende salió del templo y, al notarlo, Piccoro volvió a llamarlo…

  • «Vaya, ya era hora que te dignaras a aparecer, gran Kamisama… ¿Qué estabas haciendo para demorarte tanto en acudir cuando te llamé, eh?» –regañó Piccoro.
  • «Discúlpeme, señor Piccoro… estaba… eeh… estudiando en la biblioteca y no pude escucharlo, lo siento… Ah, hola, Gohan…» –saludó al pequeño saiya.
  • «¿Cómo estás, amigo?» –contestó el saludo del niño.
  • «¿Así que estudiando, no?… pero estoy seguro que sí pudiste sentir cuando elevé mi ki, ya que se supone sabes eso perfectamente… Sin embargo, no acudiste…» –se acercó, poniendo un rostro amenazador– «¡¡Dende, no me mientas y di la verdad!!»
  • «Yo… yo… es la verdad, señor Piccoro. Por favor, no se enoje…» –tembló el pequeño namek. Urd observaba la escena oculta tras la puerta mientras sentía que le hervía la sangre…
  • «Ese sujeto es un abusivo… ¡¡cómo se atreve a gritarle así a ese pequeño indefenso!!… ¡¡Me dan ganas de ponerlo en su sitio!!»
  • «Será mejor que te calmes, Urd… todavía no ha hecho nada. Veremos qué pasa…» –la calmó su hermana. En tanto, Piccoro continuaba con el interrogatorio…
  • «Dende, ya no me mientas… ¿qué estuviste haciendo mientras te llamaba? ¡¡CONTESTA!!»
  • «Señor Piccoro, ya no lo asuste así, estoy seguro que Dende se lo dirá más tarde cuando usted se calme, ¿no es verdad, amigo?» –lo defendió Gohan.
  • «Pues yo…» –musitó Dende, ya que todo lo hacía para ganar tiempo mientras las diosas se ocultaban– «Espero que las diosas ya estén a salvo, pero no sé qué más puedo decirle al señor Piccoro, es como si me leyera el pensamiento… ¿qué haré?… ¿qué hare?» –pensó.
  • «¡¡No, Gohan!!… Dende tiene que aprender a obedecer lo que se le dice y a no mentir, ya que eso es parte de ser Kamisama» –volvió a preguntar– «¿Vas a decir la verdad de una buena vez, Dende?… ¡¡Si no, me enojaré mucho contigo, niño!!»
  • «¡¡Por favor, ya no me siga preguntando, señor Piccoro!!» –dijo el pequeño rompiendo en llanto– «Lo que le digo es la verdad.. ¿por qué no me cree?… ¡¡¡buaaaaa!!!»
  • «¿Por qué lloras?… ¡Si no te he echo nada!» –preguntó Piccoro, extrañado por la actitud del pequeño.
  • «Pero… Dende…» –musitó Gohan ya que nunca habia visto a Dende tan asustado hasta llegar a punto de llorar. Urd escuchó el llanto del pequeño y ya no pudo contenerse más…
  • «Ese desgraciado… ¡¡Cómo se atreve a hacer llorar a un niño!!… ¡¡LE DARÉ UNA BUENA LECCIÓN!!» –gritó saliendo al encuentro de los guerreros.
  • «¡¡URD, ESPERA!!» –le gritó su hermana menor.

Skuld trató de deterla, pero fue inútil, ya que Urd, usando sus poderes de levitación, llegó hacia donde estaban ellos que, al igual que los otros, no pudieron sentir su presencia, sólo hasta que Urd se hizo notar…

  • «¡¡OYE, ABUSIVO!! ¡¡YA NO MALTRATES MÁS A ESE NIÑO!!» –gritó Urd, haciendo que Piccoro y Gohan voltearan totalmente sorprendidos y al ver a Urd se quedaron de una pieza. Dende dio un respingo…
  • «Señorita Urd, ¡¿pero qué está haciendo aquí?!… ¡¡le dije que se ocultara!!» –dijo Dende sintiendo que la tierra se abría bajo sus pies.
  • «Crees que me iba a quedar tranquila sabiendo que este idiota te maltrata de esta forma…» –se posó en el suelo justo delante de Piccoro y poniendo sus manos en la cintura le dijo muy enojada–: Y tú, cara verde… ¿¿Acaso no te da vergüenza tratar así a un niño??… ¡¿Por qué no te metes con alguien de tu tamaño como yo?!

Tanto el namek como Gohan se habían quedado sin palabras, sin saber qué decir ante esta extraña mujer salida de la nada, que al parecer conocía muy bien a Dende. Luego de unos instantes de balbucear, Piccoro logró articular frases coherentes…

  • «Pe… pero… ¡¿qué significa esto?!… ¡¡DENDE, ¿QUIÉN ES ESTA TIPA Y DE DÓNDE SALIÓ?!!» –dijo aún más alterado mientras lo zarandeaba con los ojos fuera de sus cuencas. Urd, poniendo una cara furiosa, le gritó:
  • «¡¡¿¿A QUIÉN LLAMAS TIPA, GUSANO INMADURO??!!… ¡¡¡Y YA NO MALTRATES A DENDE!!!» –y de una patada, lo tiró lejos del niño.
  • «Señorita Urd, ¡¿pero qué está haciendo??!!… ¡¡por favor, deje de hacer eso ya que me meterá en problemas a mí!!…» –suplicó el niño, desesperado.
  • «Dende… ¿quién es esta señora?… No parece que sea de este mundo…» –preguntó Gohan a su amigo, comentario que no pasó desapercibido por Urd.
  • «Efectivamente, niño… no soy de aquí. Mi nombre es Urd y soy una Diosa…» –contestó acomodándose el cabello.
  • «¡¡¿DIOSA??!!» –gritaron Piccoro y Gohan al mismo tiempo. Piccoro se levantó bastante enojado luego de la patada que le propinara Urd y le dijo:
  • «¡¿Quién te crees para golpearme de ese modo, bruja?!… No sé qué clase de broma es ésta pero no tengo tiempo para jugar. ¡¡Oye, Dende, si esta loca es amiga tuya, dile que desaparezca de mi presencia en este instante!!»
  • «Esto no es ninguna broma, insecto verde… y si deseas te lo puedo demostrar…» –amenazó.
  • «¿Qué fue lo que me dijiste?… Bah, sólo eres una humana vulgar y no tienes nada que hacer contra mí… ¡¡ASÍ QUE LÁRGATE DE MI VISTA, MUJERZUELA!!»

Ese insulto sorprendió tremendamente a Gohan y Dende, enojó a Urd (no faltaba más) y también a Skuld, que pudo escuchar lo que le dijo a su hermana, que por más pesada que fuera, no merecía que nadie la insultara así…

  • «¿¿Cómo se atreve a decirle eso a mi hermana??… ¡¡AHORA VERÁ!!» –también corrió a su encuentro, ante el asombro de Piccoro cuando vio a otra extraña niña aparecer de la nada.
  • «¿¿Qué??… ¿Ahora son dos?… ¡¡¿¿QUÉ FUE LO QUE HICISTE, DENDE??!!» –volvió a replicarle el namek al niño, que ya no sabía dónde ocultarse.
  • «¡¡Oye tú, gigante verde!!… ¡¡Nadie insulta a mi hermana Urd más que yo, ¿¿lo oíste??!!» –gritó Skuld bastante enojada y amenazando al namek con su mazo.
  • «¿Y quién es esta niña??» –preguntó Piccoro ya bastante fastidiado.
  • «¡¡¡Nadie que te importe, gusano!!!… ¡¡NADIE ME INSULTA ASÍ Y VIVE PARA CONTARLO!!… ¡¡TE HARÉ PEDAZOS!! ¡¡¡AAAAHHHH!!!»

Urd soltó una desgarga en sus manos y la hizo explotar en pleno rostro de Piccoro, que no tuvo tiempo de reaccionar ya que las diosas no elevan su ki al lanzar un ataque, sino que usan la magia para eso. Está de sobra decir que Piccoro acabó chamuscado. Urd sonrió victoriosa…

  • «Ahora será mejor que te disculpes conmigo si no quieres que te vaya aún peor…» –dijo mirándolo de una manera despreciativa, en tanto que Gohan decidió intervenir…
  • ¡¡Oigan, qué pasa aquí!!… ¡¡¿Y por qué atacó al señor Piccoro?!! –iba decir algo más, pero la niña con el mazo lo encaró…
  • «¿También eres amigo de ese irrespetuoso, niño?» –preguntó Skuld amenazante.
  • «Yo, este…» –tartamudeó sin saber qué decir ante la extraña niña y de la cual no podía sentir ki alguno.

Piccoro estaba furioso por el ataque sorpresivo, así que luego de limpiarse el polvo del ataque, le gritó a Urd:

  • «Tal parece que no fanfarroneabas, bruja… ¡¿qué diablos es lo que quieres en este lugar?!»
  • «Ya te lo dije, inmaduro… ¡¡soy amiga de Dende y para tu información no soy una bruja!!… ¡¡SOY UNA DIOSA!! ¡¡LA DIOSA QUE DOMINA EL PASADO!! ¡¡LA GRAN URD!!»
  • «¿¿Urd??… ¿qué clase de nombre es ese?… parece el de una perra, ¡¡¡JAJAJA!!!» –se burló el namek, cosa que no le hizo ninguna gracia a Urd.
  • «¡¡Como te atreves a burlarte de mí, insolente!!… ¡¡RETIRA LO DICHO AHORA MISMO!!» –gritó.
  • «Ni loco que estuviera, bruja» –contestó Piccoro, poniéndose en guardia.
  • «Ay, no… esto me pinta feo… será mejor que regrese al templo…» –dijo Dende antes de ocultarse, porque al parecer se iba a iniciar una batalla campal. Sólo rogaba que no destruyeran todo.

Gohan, en tanto, contemplaba a tan singulares luchadores y sonrió recordando los antiguos combates y los enemigos que habían tenido. En todo ese tiempo, su maestro no se había enfrentado a ninguna mujer, ni siquiera a la Nº18, que bueno… era una androide, pero esa extraña señora no parecía ser una mujer normal, y al no sentir su ki, pensó por un instante que se trataba también de una androide. Skuld, que aún estaba frente a él, vio su sonrisa y dijo molesta:

  • «Oye, ¿¿y tú por qué tienes esa sonrisa estúpida??… ¡¿Acaso también te burlas de mi hermana?!»
  • «¿Qué?… no, espera… estás cometiendo un error, yo no…» –titubeó, pero la niña volvió a gritar…
  • «¡De seguro crees que tanto mi hermana y yo somos unas inútiles que no sabemos luchar, ¿no?!… ¡y por eso te burlas!… ¡¡Muy bien, ya me hiciste enfadar, niño tonto!!… ¡¡TE DARÉ UNA LECCIÓN!! ¡¡TOMA!!» –y gritando le descargó un golpe con su mazo que Gohan apenas pudo esquivar…
  • «¡¡Ey, yo no quiero luchar contigo, cálmate!!» –trató de hablar, pero Skuld volvió a atacarlo con su mazo…
  • «No te creas mucho al esquivar mis golpes… ¡¡TE MOLERÉ A PALOS, VUELVE AQUÍ!!» –y sin dejar de gritar, comenzó a corretear a Gohan por toda la plataforma, en tanto que el pobre saiya lo único que podía hacer era esquivar los golpes de la niña.

Ajenos a los que pasaba, Piccoro y Urd se miraban fijamente sin perder ningún detalle. Lo que más le extrañaba al guerrero namek era que no pedía sentir ki alguno de la extraña mujer, tal vez era cierto que era una diosa. Pero eso no lo aceptaría hasta confirmar sus habilidades. Urd decidió comenzar…

  • «¿Vas a disculparte por las buenas?… ¿O quieres que te saque la disculpa a la fuerza, inmaduro?» –dijo la diosa, sonriendo.
  • «¡¡Ya te dije que no lo voy a hacer!! ¡¿Y por qué me sigues llamando inmaduro, bruja?!» – contestó el namek.
  • «¡¡Sólo hay que mirar lo verde que estás para saber que no estás maduro, JAJAJAJA!!» –se burló Urd, devolviéndole de esta manera el insulto anterior, ahora estaban a mano. Piccoro se puso rojo de cólera, por lo que Urd volvió a burlarse– ¡¡Oh, qué maravilla!! ¡¡Maduraste de repente!!… ¿Pero crees que el color rojo se te quedará por mucho tiempo?… ¡¡¡JAJAJAJAJA!!!
  • «GRRR… ¡¡YA CÁLLATE, MALDITA BRUJA!!» – gritó Piccoro y, sin poder aguantarse (a mi me late que estaba picón…), le soltó un disparo de energía que Urd eludió elevándose.
  • «Muy bien… así que empezamos con disparos de energía, ¿no?… ¡¡A ver qué te parece esto, inmaduro!!» –y posándose en la plataforma elevó sus manos y soltando varios rayos a través de sus dedos, hizo explotar las baldosas de la plataforma con dirección hacia donde se encontraba Piccoro, que se vio obligado a elevarse para no volar en pedazos.
  • «¡¡Demonios!! ¡¡Esa bruja sabe lo que hace!!.. ¿¿Qué clase de poder es éste??» –Urd se elevó a su altura y sonriendo dijo:
  • «Te responderé, mi estimado cabeza de lechuga…» –volvió a insultarlo– «¡¡Esto que ves es magia de diosas y si no quieres que te vuelva a chamuscar, será mejor que te rindas!!»
  • «¿¿Y crees que te haré caso, bruja horripilante??… A ver qué te parece esto…» –puso sus dedos en la frente y gritó–: «¡¡¡¡MAKANKOSAPO!!!!»

Un rayo en espiral salió de los dedos de Piccoro con dirección a la diosa que, sin impresionarse, levantó sus manos creando un campo de energía que desvió el rayo hacia el suelo, destrozando parte de la estructura del Templo y haciendo que temblara el resto del lugar. Piccoro se alteró…

  • «¡¡Oye, ya deja de hacer eso, hechicera loca!!… ¡¡Destruirás el templo sagrado!!» –dijo aterrizando en la plataforma, en tanto que Urd se mantenía en el aire.
  • «¡¡Yo no hice nada, cara verde!! El ataque fue tuyo, pero no importa… Magia blanca… te invoco… fuego celestial… obedéceme…» –miró hacia donde estaba Piccoro– «¡¡TE LO DEVUELVO!! ¡¡¡¡EXPLOTA!!!!»

Terminando de decir su hechizo, Urd elevó el conjuro en forma de inmensas lenguas de fuego saliendo de la plataforma y que envolvieron explotando todo a su paso (uhm… imagínense algo parecido a los hechizos explosivos de Lina Inverse de Slayers).

En tanto, Skuld llevaba a cabo la más feroz cacería de Gohan por todo el interior del templo, gritando y soltando mazazos a diestra y siniestra, y que el niño se veía obligado a hacer las más varias contorsiones para esquivar los ataques de su joven atacante, que al parecer no se le acababan las energías…

  • «Cielos, esta niña es muy tenaz… ¡¡no se cansa!! Y me parece que entrenar con ella es más cansado que hacerlo con el señor Piccoro… ¡¡ayy!!» –pensaba el niño que nuevamente volvía a esquivar otro ataque de Skuld. La niña se detuvo, cansada…
  • «Ah, ah… ese mocoso es muy veloz… Incluso más que un bug… ah, ah… ya me cansé…» –dijo apoyándose en su mazo. Gohan la miró y preguntó cauteloso:
  • «Oye, ¿te encuentras bien, niña?… Creo que deberías descansar un poco….» –Skuld lo miró frunciendo el ceño y de sus ropas sacó un recipiente que decía «Helado nº133 instantáneo». Lo abrió y luego que terminó de beber su contenido, se levantó de un salto y dijo:
  • «¡¡AHORA SÍ!! ¡¡ME SIENTO MUCHO MEJOR!!» –miró a Gohan– «Eres un tonto al no haber huído cuando podías… ¡¡TE APLASTARÉ, NO HUYAS!!»

Skuld le lanzó su mazo a Gohan como un extraño boomerang. El niño esquivó el ataque, pero el mazo regresó y esta vez le atinó en la cabeza al saiya, tumbándolo. Skuld sonrió victoriosa, pero Gohan se levantó de un golpe con una extraña mirada en sus ojos, ya francamente harto de toda esta ridícula pelea…

  • «¡¡ESTO YA FUE SUFICIENTE!!…» –gritó, asustando a la niña– «¡¡Escucha, niña!!… ¡¡No quería pelear contigo, pero tú me estás obligando a hacerlo!!… Esta pelea no tiene sentido, ¡¡ESCUCHA, YO NO SOY TU ENEMIGO!!
  • «Ja, no te creo… ¡¡y no me voy a detener!!» –volvió a atacarlo con su mazo, pero esta vez Gohan lo detuvo con una mano (parece que ya se aburrió del juego…). Skuld lo miró y gritó–: «Eres un miserable.. ¡¡SUELTA MI MAZO!!»
  • «Bueno, como quieras…» –y diciéndolo, Gohan soltó el mazo haciendo que Skuld cayera de espaldas. La niña lo miró con rabia.
  • «¡¡Eres un abusivo!!… ¡¡Cómo te atreves a maltratar a una niña!!… ¡¡¡¡BUAAAA!!!!» –rompió en llanto, haciendo que Gohan se pusiera nervioso.
  • «Oye, lo siento… de verdad no quería lastimarte… yo…» –una vez que se acercó lo suficiente, Skuld dejó de llorar y de un salto se puso de pie.
  • «Jaja… ¡¡Caíste!!» –dijo descargándole un mazazo que hizo a Gohan atravesar una de las paredes del templo y terminó en medio de la plataforma con un enorme chinchón de adorno en la cabeza– «Eres un tonto al caer en un truco tan viejo… ¡¡AHORA TE REMATARÉ!!» –Gohan vio que estaba de darle otro golpe, pensó un poco y dijo señalando a un lado…
  • «¡¡Oye, mira!! ¡¡qué es eso!!»
  • «¿Qué?… ¡¿Dónde?!» –volteó Skuld, pero al no ver nada supo que Gohan la había engañado…
  • «Ja ja… ¡¡caíste!!… ¡¡Yo también tengo mis trucos!!» –gritó Gohan bastante lejos de Skuld, que hizo una rabieta infernal al darse cuenta del engaño… `_´
  • «¡¡AHORA SÍ ME HICISTE ENFADAR!! ¡¡TE APLASTARÉ, MICROBIO!!» –y Skuld volvió al ataque. Sólo que esta vez para Gohan ya no era una pelea, sino un juego.. y lo más increíble era que se estaba divirtiendo con su nueva «amiga».

Sin embargo, a diferencia de ellos, la lucha entre Urd y Piccoro ya no era cosa de juego, ya que ambos se lanzaban sus más poderosos ataques demoliendo todo a su paso, que ya está por demás decir que estaba desecho. Los hechizos explosivos de Urd eran terribles y habían puesto en graves aprietos a Piccoro, que no sabía cómo pelear con esa terrible mujer…

  • «¿Todavía no te das por vencido, imitación de lagartija?… Mira que aún me faltan muchos trucos por mostrar…» –le guiñó un ojo en son de burla para provocarlo. Piccoro apretó los dientes…
  • «Demonios… los ataques de esta bruja al ser explosivos no me dan tiempo de nada… pero por lo que veo, ella no puede luchar cuerpo a cuerpo, ya que usa mucha magia… Muy bien, ya sé cómo detenerla…» –pensó un rato más y dijo–: «Muy bien, bruja… ¡¡a ver si puedes lanzarme otro de tus trucos de circo!!»
  • «¡¡Cómo te atreves, inmaduro!!… ¡¡Ahora verás!!… ¡¡¡EXPLOSIÓN!!! ¡¡AAAAAHHHH!!» –Urd gritó su ataque explotando todo de nuevo, y de nuevo dañó parte del Templo, que ya estaba a punto de caerse. Luego que se despejó el humo, Urd se sorprendió al no encontrar a su oponente. Miró a todos lados confundida y dijo–: «Pero… ¿a dónde se fue ese hombre verde?… No creo que lo halla pulverizado con mi magia tan fácilmente… Este tipo es un hueso duro de roer…»
  • «¡¡¡Supones bien, bruja!!!» –dijo Piccoro saltando e inmovilizándola por la espalda– «¡¡Ahora te vas a calmar porque ya me aburrí de tus juegos idiotas, bruja loca… ¡¡me estás poniendo en ridículo!!»
  • «Oye, cara verde…» –volveó Urd a verle con una extraña mueca en el rostro– «¿¿Te has dado cuenta en dónde tienes tus manos??»

Piccoro se extrañó por el comentario y al apretar sus manos sintió que estaba agarrando un par de objetos muy «blandos», tan blandos que lo hicieron sudar frío y al mirarlo pudo confirmar sus sospechas. Urd lo volvió a mirar de reojo y dijo…

  • «Muy bien… ya que te diste cuenta… ¡¡¡QUITA TUS MANOS DE MIS PECHOS, PERVERTIDO!!!» –gritó Urd tirándole un codazo en la boca del estómago del namek, que no pudo reaccionar a causa de la anterior impresión. La diosa continuó en el mismo tono–: «¡¡Incluso en eso estoy acertada en llamarte inmaduro, ya que tienes la mentalidad de un viejo VERDE!!»
  • «Argg… esta bruja tiene ‘armas’ muy peligrosas. Ahora entiendo porqué no existían mujeres en Namekusei…» –pensó Piccoro, aturdido.
  • «Te arrepentirás por tu atrevimiento, insecto verde…» –juntó sus manos y formó una bola roja en ellas que comenzó a chisporrotear– «¡¡¡AHORA EXPLOTA!!! ¡¡¡¡¡AAAAAHHHHH!!!!!» –y con su ataque volvió a demoler la zona en donde se encontraba el namek.

En tanto, en el interior del Templo, la última explosión causada por Urd se escuchó muy cerca de donde permanecían ocultos Dende y Mr.Popo, que trataban de proteger a Belldandy de la caída de los pedazos del techo. Dende dijo preocupado a su sirviente:

  • «Cielos… la situación se ha complicado. ¡¡Si no los detenemos, destruirán el Templo en mil pedazos!!» –se cubrió después de otra explosión.
  • «Tiene mucha razón, Kamisamas… Esas diosas son muy fuertes… Sobre todo la señoritas Urd» –dijo Mr.Popo.
  • «Sí, y no creo que ella quiera razonar después de los insultos tan feos que le dijo el señor Piccoro… No parará hasta pulverizarlo… y la señorita Belldandy que no despierta… ¡¡Ay, esto parece una pesadilla!!» –gimió el niño apoyándose en la cama en donde reposaba la diosa, cuando en eso la mano de ella se movió.
  • «¡¡Kamisamas, mire!!… ¡¡La señoritas Belldandy está reaccionando, mire!!» –al mismo tiempo que lo decía, Belldandy abrió los ojos ante la sorpresa y alivio de Dende.
  • «Ah, ¿dónde estoy?… ¿Dende?» –musitó la diosa.
  • «¡¡Señorita diosa!!… ¡¡Qué bueno que ya se recuperó!!» –dijo Dende alegremente. Belldandy iba a hablar cuando en eso el ruido de disparos de ki la obligaron a cubrirse los oídos…
  • «¿¿Pero qué está sucediendo, Dende??… ¿¿Y dónde están mis hermanas??» –preguntó confundida.
  • «Están combatiendo afuera en contra de mi mentor y mi amigo, ¡¡en tal grado que destruirán el templo de un momento a otro!! ¡¡Tiene que hacer algo para detenerlas, señorita Belldandy!!» –dijo el niño alterado.
  • «¡¡¿¿QUÉ DICES??!!» –Belldandy se levantó de un salto y corrió hacia la entrada del Templo que estaba casi totalmente desecha a causa del combate.

Belldandy observó horrorizada el estado del bello templo que ahora lucía como un montón de ruinas viejas. Luego desvió su mirada hacia sus hermanas que peleaban cada quien con su rival (si es que se le puede llamar rival verdadero-_-¡). Belldandy sintió una terrible indignación y vergüenza al ver el comportamiento de sus hermanas. Así que sin previo aviso, se paró en la plataforma y gritó:

  • «¡¡¡ESTO YA FUE SUFICIENTE!!! ¡¡¡¡¡¡DETÉNGANSE TODOS!!!!!!»

Una vez que lo dijo, Belldandy cruzó sus manos delante de su rostro como lo hiciera anteriormente y en cuanto la marca de su frente comenzó a brillar, abrió sus brazos de golpe y una violenta explosión de poder, aún más potente que las de Urd, sacudió el lugar en forma de ráfagas de energía que lanzaron a Urd y Piccoro por un lado, y a Skuld y Gohan por otro. Todos los presentes lo único que podían hacer era sujetarse de alguna saliente para no ser arrastrados por el inmenso poder que emanaba de Belldandy. Piccoro estaba aturdido…

  • «¡¡¿¿Quién es ella??!!… ¿¿Acaso es una de ustedes?? ¡¡Responde, bruja!!» –gritó Piccoro a Urd sin soltarse del suelo.
  • «¡¡Ella es mi hermana, inmaduro!!… ¡¡su nombre es Belldandy y es la más poderosa de las tres!!» –respondió Urd sin dejar de mirar a su hermana. Por otro lado, Skuld trataba de sujetarse de una de las paredes del templo, pero el muro cedió y ella salió despedida por los aires…
  • «¡¡¡AUXILIO!!! ¡¡¡ME VOY A CAER!!!» –gritó la niña aterrada, pero antes de que se precipitara al vacío, sintió que algo la cogió de la muñeca…
  • «No te asustes, no te voy a soltar…» –dijo Gohan que la había pescado en el último momento…
  • «No puedo creerlo… esa chiquilla tiene un poder comparable al de Cell, ¡¡es impresionante el poder de estas diosas!!» –pensaba Piccoro.

Luego de unos segundos, Belldandy detuvo las ráfagas y todo volvió a la normalidad. Todos se acercaron lentamente hacia donde estaba ella. Belldandy, lanzándole una fulminante mirada a sus hermanas, dijo:

  • «¡¡No puedo creer ustedes hayan sido las causantes de toda esta destrucción!!… ¡¡Es increíble!! ¡¡¿¿ACASO NO LES DA VERGÜENZA??!!» –gritó Belldandy furiosa. Urd y Skuld se miraron mutuamente y dijeron al unísono, señalándose:
  • «¡¡¡FUE CULPA DE ELLA Y DE…!!!» –iban a decir algo más, pero Belldandy las calló.
  • «¡¡YA BASTA!! ¡¡NO ME IMPORTA DE QUIÉN HALLA SIDO LA CULPA PORQUE AMBAS SON RESPONSABLES DE TODO ESTO!!… ¿¿ACASO CREEN QUE ESTÁN EN SU MUNDO Y QUE PUEDEN HACER LO QUE LES DA LA GANA??» –continuó bajando el tono de voz y miró al pequeño namek que se había reunido con ellos– «Se supone que cuando Dende pidió su deseo, él quería que lo ayudáramos, no que destruyéramos todo… además él es el Kamisama de este lugar… ¡¡DEMUÉSTRENLE UN POCO MÁS DE RESPETO!!»
  • «Lo… lo siento hermana…» –se disculpó Skuld– «En verdad no queríamos causar esto…»
  • «Es verdad, Belldandy… ¡¡pero este inmaduro fue el culpable de que empezara la pelea y por insultarme tan feamente!!» –se defendió Urd señalando a Piccoro que observaba la autoridad que tenía Belldandy para con sus hermanas.
  • «¡¡Ya basta, Urd!!… ¡¿Acaso no entendiste lo que te dije?!… ¡¡COMPÓRTENSE COMO LAS DIOSAS QUE SON!!» –luego Belldandy se volvió hacia Dende con rostro triste– «Siento mucho el comportamiento de mis hermanas, Dende… Lo lamento de verdad…» –luego miró a Piccoro y a Gohan– «Y me disculpo con ustedes también por lo que pasó…»
  • «¡¡NO TE DISCULPES CON ELLOS, HERMANA MAYOR!!… ¡¡Nosotras somos las que debemos humillarnos, no tú!!» –se sobresaltó Skuld.
  • «Es cierto… además ellos nos deben también una disculpa por comportarse como salvajes… además de algunos atrevimientos…» –increpó Urd, mirando a Piccoro de mala manera.
  • «¿¿Qué quieres decir con eso, bruja??… no creas que me vas a chantajear con eso» –respondió Piccoro recordando el embarazoso incidente que tuvo con la susodicha diosa.
  • «¡¡Si quieres te reto a que lo hagas de nuevo, inmaduro!!» –le gritó encarándolo.
  • «¡¡Eres una…!!»
  • «Señor Piccoro…» –interrumpió Dende– «Ya no la haga más larga y déle una disculpa a la señorita Urd, que usted también empezó la provocación al decirle mujerz…» –no pudo terminar porque el namek le cubrió la boca.
  • «Ya no lo repitas y te agradecería mucho si te quedaras callado, Dende…» –luego miró a las otras diosas y suspirando dijo, soltando al niño–: «Vale, lo haré… ¡¡pero que ella también se disculpe!!»
  • «¡¡No pienso hacerlo, inmaduro!!» –le dio la espalda.
  • «Urd…» –la llamó Skuld tocándole el hombro.
  • «¿Qué quieres, niña?» –volteó Urd a verla, cuando…

¡¡¡¡¡¡PAAAAFFFFFFFF!!!!!!
Urd terminó en el suelo por causa del mazazo de su hermana menor, que le gritó:

  • «¡¡Ya no la hagas más larga y discúlpate de una buena vez con el señor de la cara verde!!» –dijo la niña haciendo que Piccoro rechinara los dientes por el apelativo que le puso…
  • «¡¡Mi nombre es Piccoro, muchacha!! ¡¡PICCORO!!» –gritó el namek y después de eso pensó riendo para sus adentros–: «Y gracias por darle ese golpe a la bruja… se lo tenía bien merecido… jeje»
  • «Ay, está bien… qué rayos…» –se levantó Urd y sin mirar al namek directamente a los ojos dijo muy escuetamente–: «Lo siento…»
  • «¿Qué dijiste?… Creo que no te escuché bien…» –dijo Piccoro con el afán de fastidiarla.
  • «¡¡No lo voy a repetir de nuevo, inmaduro!!… ¡¡y no te burles!!» –gritó Urd enojada.
  • «¡¡URD!!» –le llamó la atención Belldandy.
  • «Bueno, bueno… lo siento, PICCORO» –volvió a decir de mala gana.
  • «Jum, así está mejor…» –dijo el namek sonriendo por su triunfo.
  • «Grrr…» –se quejó Urd.
  • «Tú también debes disculparte con ese niño con quien peleabas, Skuld…» –dijo Belldandy.
  • «No, no es necesario, de veras, señorita…» –dijo Gohan antes de que Skuld pudiera decir algo– «Sólo estábamos jugando… no tiene porqué regañarla» –comentario que dejó a Skuld de una pieza.
  • «¿¿Oye, cómo que jugando??… ¡¿acaso mis golpes no te parecieron mortales, niño?!» –le gritó Skuld, picada en su orgullo.
  • «Pues…» –sonrió con una mano en su cabeza…
  • «¡¡Te voy a machacar!!» –lo amenazó con su mazo, pero Belldandy la detuvo…
  • «¡¡SKULD!!… Ya no quiero más pleitos…» –Skuld puso cara de picona, pero Gohan se paró delante de ella y le tendió la mano…
  • «¿Quieres que seamos amigos, Skuld?» –preguntó el niño con una cándida sonrisa igual a la de su padre. La niña lo miró primero dudosa, pero después sonrió ampliamente…
  • «¡¡CLARO!!… Ahora que lo veo, eres un conejillo de indias muy divertido para entrenar…» –dijo guardando su mazo.
  • «Esteee, sí, claro… jeje» –respondió Gohan con una gota de sudor. Belldandy sonrió y dijo a Dende:
  • «Bueno, creo que ahora es mi turno de disculparme y de reparar todo este desorden… Esperen un poco…» –dijo Belldandy parándose justo delante del templo. Y pronunció unas palabras mientras corrientes de aire salian de sus manos…

«Espíritus guardianes, los invoco…

por favor, como diosa les imploro…

regresen a este templo la belleza que ostentaba…

para que vuelva a ser un grata morada…»

Como por obra de magia (que en realidad lo era), todos los fragmentos del templo que habían sido desprendidos a causa de la lucha comenzaron a regresar a su lugar uno por uno. Era una escena mágica y maravillosa, y al mismo tiempo, Belldandy comenzaba a levitar mientras los espíritus guardianes reparaban los daños del templo y en la plataforma. En tanto, todos los demás observaban la magia de Belldandy asombrados, excepto Urd y Skuld que sólo se limitaron a sonreír, ya que conocían perfectamente las habilidades de su hermana…

  • «¡¡Vaya!!… ¡¡en realidad tiene grandes poderes!!… ¡¡la señorita Belldandy es maravillosa!!» –dijo Dende, impresionado por el poder de la diosa que poco a poco regresaba al Tempo a la normalidad.
  • «En verdad es algo mágico… Esa jovencita es muy especial. No cabe duda que es una diosa…» –pensaba Piccoro, también asombrado con la magia de Belldandy, que una vez que terminó de restaurar el templo, levitó y se posó suavemente en el suelo con baldosas totalmente reconstruidas. La hermosa diosa sonrió.
  • «Tuve suerte que los espíritus guardianes me ayudaran a reparar el templo… Aquí hay mucha magia y es porque este universo es muy especial»
  • «Mr.Bobos no sabe qué decir… sólo que los espíritus siembre están bresentes en el Templos» –comentó a la diosa.
  • «¿Tus antiguos Kamisamas?… Ellos fueron los que me ayudaron y se portaron muy amables conmigo. Se los agradecí mucho en nombre de todos…»
  • «Muchas gracias, señorita diosa…» –dijo Dende, todavía maravillado por la magia que acababa de presenciar. Belldandy acarició su cabeza…
  • «Recuerda que tu deseo fue que te ayudara… y eso es lo que estoy haciendo. No lo olvides, joven Kamisama»
  • «Bueno… ejem…» –interrumpió Piccoro– «Ya que todo está de nuevo en orden, estaría muy agradecido si me explicaran cómo fue que se inició todo esto… DESDE EL PRINCIPIO… por favor»
  • «Claro que sí, señor Piccoro… y también quería pedirle disculpas por haberle mentido acerca de las diosas. Se lo contaré, pero prometa no enfadarse conmigo, ya que…»
  • «Dende… shhh… déjame a mí» –lo interrumpió Belldandy y luego se dirigió al guerrero– «Yo le contaré todo, Piccoro… no se preocupe por eso…»
  • «Eeehh… bueno, está bien…» –respondió un poco nervioso– «Por lo menos tú pareces ser la única cuerda de las tres diosas…»
  • «¡¿Qué quisiste decir con eso, inmaduro?!… ¿¿acaso crees que estoy loca??» –le increpó Urd.
  • «¿Prometes no explotar el Templo nuevamente si te lo digo?» –comentó el namek en son de burla.
  • «¡¡Eres un inmaduro!!» –le gritó Urd.
  • «¡¡Y tú eres una loca, una verdadera bruja loca!!» –contestó Piccoro poniéndose pico a pico con la tormentosa diosa.
  • «¡¡INMADURO!!» –gritó la diosa.
  • «¡¡BRUJA!!» –gritó el namek.
  • «Ay, por el Lord… aquí vamos otra vez… no sé cómo no se cansan de insultarse…» –comentó Skuld a su nuevo amigo.
  • «Jaja… déjalos, tal parece que el señor Piccoro encontró a la horma de su zapato…» –dijo Gohan totalmente divertido por el comportamiento de su maestro.
  • «Bueno, qué tal si vamos al Templo y me cuentas cómo es tu mundo, Gohan… de las máquinas y la tecnología, ¿sí?» –preguntó Skuld entusiasmada mientras jalaba al niño hacia adentro, que sólo se limitó a sonreír nerviosamente. Belldandy se acercó a Dende, que permanecía parado sobre el sitio con una gota de sudor por todo lo que veía, sobre todo la discusión de Piccoro y Urd…
  • «Ahora vuelvo… voy a preparar algo para nuestros amigos, Dende… ¿Me acompañas, Mr.Popo?»
  • «Claros, señoritas Belldandy…» –respondió el sirviente, caminando detrás de la diosa.

Entonces el paisaje era así: por un lado Urd y Piccoro discutiendo acaloradamente; por otro Gohan y Skuld conversando de diversas cosas como viejos amigos; y finalmente Belldandy servicial como siempre ayudada por el leal Mr.Popo. Dende sólo soltó un largo suspiro…

  • «Ahora son tres… ¡¡TRES DIOSAS!!… Ay, por todos los cielos… Ahora veo porqué nadie quería ser Kamisama… Esto no es justo… ¿Por qué me pasan estas cosas a mí?…» –pensó resignándose en pasar los siguientes días en compañía de sus peculiares visitantes.

¿Como será el universo del Dragón ahora con estas tres diosas viviendo en él?… ¿Podrán convivir las diosas en sana armonía con los guerreros Z mientras dure su visita? ¿Regresarán a su mundo?… Próximo capítulo… AVENTURAS TERRENALES(y con muchas más sorpresas de mi cortesía ^ ^)


Un deseo inesperado – Capítulo 2

Capítulo 2: «Hermanas temperamentales»

Fanfic: Un deseo inesperado

Sin quererlo y sin esperárselo, Dende invocó a una diosa de otra dimensión llamada Belldandy y ahora se siente en un grave dilema… ¿qué pasará si los demás se enteran de lo que hizo?

Minutos después, una puerta del corredor se abrió para dar paso a la cabecita del pequeño Kamisama, que después de mirar a ambos lados, salió sigilosamente seguido de Belldandy. Dende no quería que nadie supiera de la presencia de la diosa en el Templo Sagrado. Uno, porque se supone que esta realidad no existen las diosas y causaría un revuelo; y dos, que si se enterasen que el causante fue él, se metería en muchos problemas. Dedujo que por el momento lo más preferible era mantener oculta a la diosa sin que nadie…

  • «¿Por qué caminas con tanto sigilo, Dende?… ¿acaso no eres el Kamisama?» –preguntó extrañada de su actitud.
  • «Sí, pero… señorita diosa, ya le expliqué que no es conveniente que la vean aquí por el momento, usted mejor que yo sabe que se armaría un escándalo… sobre todo viniendo del señor Piccoro…»
  • «¿Señor Piccoro?… ¿acaso es tu maestro?» –lo miró.
  • «Sí, bueno… yo… le explicaré, hace mucho tiempo el origen del antiguo Kamisama provino de la separación de su parte malvada, ése era el requisito para ocupar el lugar de Kamisama. La parte malvada se suponía era el señor Piccoro, pero después se volvió bueno y ya no albergaba maldad en su corazón, así que se volvió a unir a Kamisama para formar un super guerrero namek que nació para pelear en contra los androides.» –la miró sonriendo– «Por eso, al tener una parte de Kamisama, el señor Piccoro es mi mentor…» –luego de escuchar su «clara» explicación, Belldandy parpadeó y sonriendo respondió:
  • «Creo que no te entendí muy bien, pero… lo que digas estará bien…» –respondió con una pequeña gota de sudor, pero que supo disimular muy bien.
  • «Este… sí, claro… jejeje» –respondió el niño.

Antes de que pudiera decir más, una presencia en las afueras del Templo alertó a Dende que, poniéndose pálido, dijo a la diosa, que seguía mirando por los alrededores:

  • «¡Ay, no!… ¡es Mr.Popo!» –y notando que la presencia se acercaba más, abrió una de las puertas del corredor y sin previo aviso empujó a Belldandy al interior.
  • «Dende… ¿pero qué sucede?» –preguntó la diosa visiblemente confundida.
  • «Señorita diosa, no diga nada, por favor, se lo ruego… espéreme aquí» –antes de cerrar la puerta.
  • «¿Con quien hablas, Kamisamas?» –se escuchó la voz del leal sirviente a sus espaldas.
  • «¡¡Ayy!!» –gritó Dende dando un portazo y sonriendo– «¡¡Mr.Popo, qué rápido regresaste!!»
  • «¿Regresar?… Kamisamas, Mr.Bobos no fue a ningún sitios.. ¿se encuentras bien?»
  • «¿¿Yo??.. ¡¡Sí, de maravilla!!.. ¿¿Por qué??» –dijo, sintiendo que se ponía más nervioso.
  • «No sé.. a Mr.Bobos le bareció que Kamisamas está muy nerviosos.. ¿basa algos?»
  • «No, no, te parece… me encuentro bien. No te preocupes, Mr.Popo… este… ¿no tienes que continuar con tus quehaceres?» –dijo Dende con la visible intención de librarse de su ayudante.

Mr.Popo observó algo confundido la extraña actitud de su Kamisama, pero optó por no preocuparse demasiado y asintiendo dijo:

  • «Está bien, Mr.Bobos hará lo que usted diga, Kamisamas» –dijo alejándose por el corredor.
  • «Sí, muchas gracias Mr.Popo, que tengas un buen día» –y una vez que se hubo ido, se dejó caer en el piso– «Ufff… eso estuvo muy cerca, ay… verdaderamente ser Kamisama es muy cansado…»
  • «¿Dende?» –una voz lo llamó.
  • «¡¡NO, YA NO!!.. ¡¡No fue culpa mía, lo siento!!» –gritó el pequeño namek.
  • «Pequeño, cálmate… soy yo» –dijo Belldandy con su tono de voz dulce que la caracterizaba– «¿Quién era ese señor?… se notaba que es una persona muy amable y sobre todo que se preocupa mucho por ti…»
  • «Ah, sí… él es Mr.Popo. Viene a ser como el guardián del templo y tiene aquí mucho más tiempo que el señor Piccoro. Es muy bueno de verdad… pero señorita diosa, recuerde que no debe verla ni él ni nadie más, porque…»
  • «Lo sé, lo sé… te entiendo, no te angusties, Dende. Lo haremos como tú digas» –sonrió dulcemente y luego dijo– «Me parece que el lugar donde me metiste era una cocina… ¿te importaría si preparara algo de té?»
  • «¿Qué?.. no, no, en lo absoluto» –y a su respuesta Belldandy se introdujo de nuevo en la cocina, a lo que Dende pensó… –«No sabía que las diosas eran así… es muy extraño, pero a la vez me da mucha confianza , sólo espero que no pasen más cosas raras…»

Muy lejos de allí, en otra dimensión…


Se ve un gran salón cuyo espacio parece no tener fin, hermosamente iluminado con variados espejos y cristales de varios colores que dan la apariencia de hermosas joyas suspendidas del cielo. Una enorme máquina de cristal funciona incansablemente dentro de todo este sistema. Esta enorme máquina es el Yggdrasyl que da poder a las diosas y que su función es velar porque todo esté bien en el cielo.

En eso, por una de las esquinas de la máquina se ve un chisporroteo y de ese desperfecto surge un «bug», que es como una extraña criatura peluda de ocho patas con apariencia de conejo que comienza a recorrer los alrededores del sistema, ignorando que era observada por una figura armada de un enorme mazo que se preparaba para atacar…

  • «¡¡NO TE ESCAPARÁS, MALDITA BOLA DE PELOS!!» –gritó la figura saltando de improviso dando un golpe con su mazo, pero con tan mala suerte que no pudo pegarle a la criatura.

El bicho de ocho patas observó a su atacante. Era una niña que no aparentaba tener más de catorce años, de largo cabello negro, marcas triangulares en en rostro y agresiva expresión. Apretando el mazo, la niña volvió a atacar, pero el bicho fue más rápido que ella y eludía sus ataques una y otra vez, poniendo cada vez más nerviosa a la niña…

  • «Grrr… ¡¡Estúpido bug!!.. ¡¡Ya no me hagas perder más el tiempo y quédate quieto!!» –gritó la niña dando un último golpe que esta vez sí le atinó al bichito desvaneciéndose en un tenue humo. La chiquilla sonrió– «Jaja.. eso te pasa por meterte con una Diosa. Nadie puede meterse conmigo, con la gran Skuld, la mejor cazadora de bugs de este mundo, la…»

La frase de Skuld fue cortada al ver que a su alrededor aparecían más bugs por toneladas y que la rodeaban brincando sobre su cabeza. Comenzó a eliminarlos nuevamente, pero por cada bicho que eliminaba, aparecían diez en su lugar. A punto de entrar en pánico, la niña gritó…

  • «¡¡QUÉ ESTÁ PASANDO AQUÍ!!.. ¡¡ALGUIEN AYÚDEME!!» –y antes que pudiera decir algo más, una ráfaga de energía salió de la nada, pulverizando a los bugs en un instante y de paso también a Skuld, que acabó totalmente chamuscada y con una expresión de pocos amigos. Otra voz se escuchó…
  • «Vaya, Skuld… tienes un aspecto terrible. No deberías andar tan desarreglada, hermanita» –dijo una despampanante mujer de un poco menos de 25 años, de cabello plateado largo y ondulado, tez morena y vestida de manera extravagante. Aunque a juzgar por las marcas de su rostro, también se notaba que era una diosa.
  • «Sí, cómo no… ¡¡NO TRATES DE ENGAÑARME, TARADA!! ¡¡LO HICISTE A PROPÓSITO!!» –gritó Skuld mientras trataba de sacudir el hollín de sus ropas.
  • «Que yo sepa, TÚ fuiste la que pidió ayuda y yo te la di, no es verdad?… Ya estás a salvo, así que no te quejes, niña» –respondió en tono irónico.
  • «¡¡YO NO SOY UNA NIÑA!!» –gritó sacando la lengua.
  • «En fin… lo que me parece muy extraño es que hayas pedido ayuda, Skuld, ya que tú siempre puedes con todo… ¿qué fue lo que te asustó tanto?»
  • «No es que me haya asustado, Urd… algo muy extraño está pasando y no es normal… ¡¡MIRA!!» –gritó señalando a los cientos de bugs que no paraban de reproducirse. Urd puso una expresión de asombro, ya que nunca había visto algo semejante.
  • «¿Desde cuándo está pasando esto?» –preguntó seriamente.
  • «Como hace un par de días, más o menos… primero fueron pocos, sin embargo, su número ha ido aumentando de manera alarmante» –la miró de mala manera– «¿¿No será que la máquina tiene un desperfecto y no te diste cuenta, eh??»
  • «¡¡¿¿De qué demonios hablas, Skuld??!!» –le gritó furiosa– «Para tu información, he estado revisando el sistema de la computadora y todo está funcionando a la perfección… y si no me crees, puedes preguntárselo al Lord»
  • «No tengo porqué hacerlo… ni siquiera el Lord te dirige la palabra, así que lo dices no puede ser cierto…» –no pudo decir más ya que Urd la calló de un coscorrón, al mismo tiempo que una gota de sudor aparecía en su cabeza.
  • «Ya no hables tantas incoherencias, niña. Mejor busquemos la manera de solucionar el problema de la máquina antes que estas cosas peludas terminen de invadirnos…» –dijo elevándose con rumbo a la central de las diosas. Skuld se quedó sobándose su chinchón…
  • «Es una odiosa… ay, ese golpe me dolió… ¡¡pero ya me las pagará!!» –se dijo a sí misma y al rato la siguió.

Templo de Kamisama, Universo del Dragón…


Dende se paseaba nerviosamente de un lado a otro en las afueras del Templo, vigilando que no apareciera Piccoro, ya que si lo hacía, no tardaría en descubrir la presencia de su visitante. Pensaba en lo que dijo Belldandy sobre lo de regresar a su mundo, del espejo de los sueños y la piedra de los deseos… todo esto sonaba muy complicado, pero lo más extraño era que la diosa le inspiraba una gran confianza y tranquilidad, tal vez era porque ella no demostraba ninguna señal de intranquilidad o angustia aparente, era como si Belldandy no encontrara tan terrible el asunto de quedarse en este mundo… ¿Qué pasaría si ella no regresaba nunca más a su mundo? Entonces… ¿qué haría aquí?…

  • «¿Dende, ya bajaste de las nubes?» –dijo Belldandy apareciendo a su costado con una taza en sus manos.
  • «Ah, señorita diosa… disculpe, no pude sentirla…» –respondió, pero al rato pensó entrañado– «¿¿No pude sentirla??… qué extraño, se supone que yo puedo sentir el ki de las personas perfectamente… ¿por qué no pude sentir la presencia de la diosa?»
  • «Bueno, no importa… también quería decirte que no me digas señorita diosa, sólo llámame Belldandy. Te traje un poco de té… ¿deseas?» –continuó sonriendo.
  • «Sí, muchas gracias» –probó un sorbo y preguntó un poco dudoso– «Quería preguntarle algo, señorita Belldandy… ¿que pasará si usted no pudiera regresar a su mundo como dice?»
  • «Bueno, eso no lo sé… la verdad que eso también me tenía preocupada y pensaba en la situación del Ygdrasill después de lo que pasó… no sé, es sólo una corazonada, pero algo importante va a pasar, lo presiento…»
  • «Este… me preocupaba por su situación.. no puedo dejar de pensar que todo esto fue por culpa mía…» –bajó la cabeza apenado.
  • «No digas eso, pequeño Kamisama» –sonrió poniendo su mano en la cabeza de Dende– «La fortuna llegará pronto a nuestras puertas, sólo hay que ser pacientes y esperar, sí?… Mientras tanto y para pasar el rato, ¿por qué no me enseñas la manera de los Kamisamas para ver a la gente de este mundo?… ¿Tienen algún medio para hacerlo?»
  • «Sí, claro… según me dijo el señor Piccoro, cuando estaba separado de su parte malvada, él pasaba largo rato mirando por el borde del Templo hacia la Tierra… venga, se lo mostraré…» –dijo mientras se acercaba al borde de la plataforma, seguido muy de cerca por Belldandy.
  • «Ya veo, así que así lo hacen…» –se concentró y cerró los ojos cruzando las manos ante la atenta mirada de Dende– «Puedo sentirlo… lo siento de verdad…»
  • «¿Eh?… ¿sentir qué?» –preguntó entrañado.
  • «A las personas… y también sus sueños. La gente de aquí es maravillosa y muy variada. Puedo sentir los más variados pensamientos y sentirme parte de ellos… como uno solo… ¿por qué no lo intentas, Dende?»
  • «¿Yo?… no creo que pueda… «–dijo temeroso, pero Belldandy lo tranquilizó con su sonrisa y acercándolo al borde de la plataforma, dijo con voz suave:
  • «Pon tu mente en blanco y olvídate de todos tus problemas, joven Kamisama… Piensa en tu nuevo mundo, en la gente que vive aquí y a la que aprenderás a amar con el tiempo… Sólo relájate y concéntrate… Lo verás poco a poco…»

Dende, todavía dudoso, hizo lo que decía Belldandy y se concentró. Muchas cosas comenzaron a pasar por su mente poco a poco tal y como lo dijo la diosa. Cuando abrió los ojos, una gran sonrisa iluminó su rostro…

  • «¡¡Pude sentir a la gente, señorita diosa!!… ¡¡La pude sentir de verdad, es fantástico, tal y como usted dijo!!… ¡¡Cielos, usted es maravillosa!!» –dijo muy contento.
  • «Tú solo lo hiciste, Dende, yo no tuve nada que ver… ¿Lo ves?… tienes el don natural para ser el Kamisama de tu mundo y nunca dudes de esa capacidad…»
  • «¡¡Sí, tiene mucha razón, señorita Belldandy!!… Haré como usted diga» –luego de decirlo, volvió a concentrarse. Belldandy lo miró con ternura…
  • «Es un niño muy despierto y habilidoso, estoy segura que será un gran Kamisama con el correr de los años y en el tiempo en que permanezca en este mundo estaré feliz de ayudarlo…» –pensó Belldandy mientras observaba los progresos de su joven «alumno».

Mientras tanto, en la dimensión de las Diosas…


Urd y Skuld se encontraban en la central de las diosas en busca de información para solucionar el problema de la computadora. Urd discutía acaloradamente por teléfono ante la mirada estuperfacta de su hermana…

  • «¡¡¿¿CÓMO QUE NO SABEN LA CAUSA DEL PROBLEMA??!!…» –gritó enfurecida– «¡¡SE SUPONE QUE USTEDES SON LOS JEFES DE TODO ESTO Y SI NO SABEN NADA, ¿¿QUÉ ES LO QUE SOMOS NOSOTRAS??!!… ¿¿HOLA?? ¿¿HOLA??… ¡¡MALDITO ESTÚPIDO, ME CORTÓ!!» –gritó tirando el teléfono.
  • «Después de la manera en que le gritaste, eso no me extrañaría… Necesitas que alguien te enseñe buenos modales, Urd…»
  • «Mira, niña… ¡¡ya tengo bastantes problemas en la cabeza como para estar aguantando tus majaderías, así que a menos que tengas una mejor solución para esto, quédate callada!!» –gritó casi mostrando los colmillos. Skuld la miró de reojo y dijo:
  • «De hecho, se me ha ocurrido algo para averiguar qué es lo que pasa… Sígueme» –dijo mientras se alejaba con rumbo a la salida. Urd se quedó de una pieza, casi petrificada…
  • «Esta niña verdaderamente me está faltando el respeto… ¡¡Grrr!!» –murmuró antes de seguirla. Al llegar fuera, preguntó–: «Y bien.. ¿qué tienes en mente?»
  • «Primero discúlpate conmigo por decirme niña y te lo digo…»
  • «¡¡NO VOY A DISCULPARME!!» –gritó, pero al ver que Skuld seguía inmutable, acabó cediendo–: «Vale, vale… lo siento, niñ… es decir, Skuld… ¡Ahora, habla!»
  • «Muy bien, aceptaré tus disculpas… Escucha, mientras gritabas por teléfono pude escuchar en una línea alterna que intervine acerca de una diosa que bajó a la Tierra a cumplir un deseo…»
  • «Muy bien… ¿y qué hay con eso?»
  • «¡¿Quieres dejar de interrumpirme?!… Bueno, resulta que la única que puede hacer ese tipo de encargos es mi hermana Belldandy… y lo más extraño, es que dicen que no logran localizarla en ningún lugar de la Tierra… ¿Te das cuenta de eso?»
  • «Tal vez su desaparición tenga que ver con las fallas en el sistema… pero lo único que no cuadra es el porqué desapareció… y si no está en la Tierra, ¿entonces a dónde fue?»
  • «Eso es lo que yo tampoco sé… y es lo que más me preocupa, espero que no le haya pasado nada a mi hermana mayor…» –dijo preocupada.
  • «Uhmm… Skuld, ven conmigo…»
  • «¿Eh?… ¿a dónde?»
  • «No preguntes y sígueme rápido… tengo un plan…» –dijo entrando de nuevo en la central. Skuld se encogió de hombros y la siguió…

Templo de Kamisama, Universo del Dragón…


Dende continuaba observando la Tierra bajo la atenta mirada de Belldandy que lo miraba sonriente y luego de estar un rato así, ella habló:

  • «Bueno… me da mucho gusto que hallas comprendido. ¿Ves como no es tan complicado?… Cuando era niña también me parecía difícil, pero con mucho trabajo y dedicación uno puede hacerlo bien y adecuadamente… ¿Tienes alguna duda, Dende?»
  • «Pues sí, los pensamientos de los humanos son muy variados y hablan de muchas cosas que yo ni siquiera comprendo en algunas ocasiones, por no decir siempre… Mencionan automóviles, videos, moda… y otras cosas más que nunca he escuchado…» –dijo el pequeño devolviéndole la mirada.
  • «El mundo es muy cambiante y de seguro del lugar de donde tú vienes nunca escuchaste esas cosas… Entonces, la mejor manera de entender a las personas es sintiéndose uno de ellos…»
  • «¿Cómo así?» –preguntó el pequeño namek.
  • «Conociendo su mundo… uh, ¿tienes una televisión aquí en el templo?»
  • «¿¿Televisión??… aaahh, se refiere a esa extraña caja que proyecta imágenes, no?… ¿Y para que la necesita, señorita Belldandy?»
  • «Para que veas las cosas en que se interesa la gente, de ese modo no te sentirás confundido… ¿lo comprendes?»
  • «¡¡Es cierto!! no se me había ocurrido antes… A ver, creo que Mr.Popo tenía una guardada en alguna parte… Espere aquí, iré a buscarla…» –y luego de decirlo salió corriendo rumbo al interior del templo.

Mientras tanto, en la dimensión de las Diosas…


Urd y Skurl, luego de vagar por los interiores de la central de las diosas, llegaron a una sala en donde habían un montón de espejos, además de artefactos raros, teléfonos usados y monitores. Urd comenzó a revisar el contenido de los aparatos…

  • «¿Qué es lo que intentas hacer, Urd?… ¿Y qué rayos es este lugar?» –preguntó la niña, molesta.
  • «Sólo mira y aprende… Es obvio que no lo conoces porque aún eres muy joven. Este lugar es el punto de comunicación de las diosas a otros lugares aparte de recibir deseos… y éste…» –señaló un enorme espejo– «Es el camino que nos llevará hacia el lugar en donde se encuentra Belldandy…»
  • «¿¿Hablas en serio??… ¿Y cómo puedes estar tan segura?» –dijo recelosa.
  • «Porque yo antes estuve aqui y… bueno y… y… ¡¡y soy la mayor y lo sé, por eso!!» –dijo algo nerviosa.
  • «Sí, claro…» –respondió Skuld con una gota de sudor.
  • «Bueno, en fin… Según lo que puedo apreciar en estos monitores, aquí aparece el registro de salidas de las diosas cronológicamente… Incluso está el de Belldandy. Muy bien… iré a buscarla»
  • «¿Buscarla?… ¿Y cómo lo harás, eh?… Que yo sepa, aquí no veo ningún televisor… -_-¡…» –dijo la niña.
  • «Tontita… ya te dije que este espejo funciona como un medio general de transporte para todas las diosas…» –dijo pellizcándole los cachetes– «¡Así que sin ningún problema puedo viajar a través de él!»
  • «Ay, ya no me lastimes…» –dijo soltándose de su agarro– «¿Y se puede sabe dónde aparecerás?… Pues no creo que puedas salir por algún espejo cualquiera, hermana…» –dijo Skuld, comentario que hizo parpadear a la diosa mayor, que poniendo mala cara, respondió:
  • «Ja, esos detalles son mínimos… Sólo espero que haya algún televisor por allí encendido. ¡En fin, allá voy!»
  • «¡¡De acuerdo, vamos!!» –dijo Skuld preparándose para seguirla, pero Urd la detuvo del traje haciendo que se resbalara en el piso.
  • «¿Vamos?… Yo nunca dije que vendrías conmigo, niña… ¡Tú te quedas y cuidas que todo esté en orden!»
  • «¡¡Oye, eso no es justo!!… ¡¿Acaso crees que voy a poder detener a todos esos bugs yo sola??!!… ¡¡¿¿Y QUÉ CREES QUE LE VOY A DECIR AL LORD SOBRE ESTO??!!»
  • «No sé… Skuld, tú eres una chica inteligente… inventa algo. Bueno, nos vemos… Ja ne» –y terminando de decirlo, desapareció por el espejo en un resplandor, dejando a Skuld con la palabra en la boca.
  • «Grrrr…. esto no es justo. ¡¡URD, VUELVE AQUÍ!!» –gritó con todas sus fuerzas.

Templo de Kamisama, Universo del Dragón…


Mientras tanto, Dende había logrado encontrar un viejo televisor el cual hizo funcionar unido a unas baterías y a una pequeña antena parecida a una parabóloca en miniatura diseñada por Bulma. El aparato afortunadamente captaba varios de los canales que aparecían en la Tierra, aunque con algunas interferencias debido a la ubicación del Templo. Dende trataba de sintonizar algunos canales, mientras Belldandy lo observaba de pie.

  • «¿Deseas que te ayude, Dende?» –preguntó la diosa.
  • «No es necesario, señorita Belldandy… ¡Mire, ya lo arreglé!… ¡Ya se ve bien!» –respondió sonriendo.
  • «Me alegro… bueno, ahora recuerda lo que te dije, ponte en el lugar de la mente de las personas y los comprenderás mejor. Ahora vuelvo, iré a preparar algo para beber» –dijo alejándose del niño.
  • «Oiga, espere… recuerde que…»
  • «¿…que no debo ser vista?… claro que sí, lo tendré presente…» –sonrió de vuelta y continuó con su camino.
  • «Creo que puedo confiar en ella… es muy buena, pero tengo miedo que el señor Piccoro me riña si la encuentra aquí. Aunque ahora recuerdo que no pude sentir su presencia hace un rato, por qué será?… Bueno, tal vez sea porque es una diosa. Creo que me estoy preocupando demasiado…» –se dijo a sí mismo y haciendo caso a las palabras de Belldandy comenzó a ver los canales en busca de algo interesante.

En otra dimensión, fuera del tiempo y del espacio…

  • «Rayos, no puedo sentir el rastro de Belldandy… ¿por dónde estará?… se supone que este espejo me llevaría hasta donde estuviera ella, aunque no en el lugar exacto…» –murmuraba la diosa de cabellos plateados mientras volaba entre las dimensiones. Al mirar al frente, pudo ver una pequeña luz cuadrada que sobresalía notoriamente. Urd sonrió– «¡¡Por fin!!… encontré un camino, espero que Belldandy esté allí…»

Regresando al Templo de Kamisama…

«…¡¡Señores!!… no cambien de canal,aquí encontrarán las cosas más variadas e interesantes del medio. Televisores, lavadoras, licuadoras, procesadores de alimentos, todo esto y mucho más a precios de locura, lo oyen?… ¡¡DE LOCURA!!…»

Dende escuchaba con increíble desgano los comerciales que pasaban por la televisión, preguntándose cómo es que los humanos podían pensar en esas cosas que le parecían tan vacías y bobas, pero eso era lo que le gustaba a la gente y por lo tanto debía hacer un esfuerzo por entenderlas…

«…Ahora nuestra hermosa modelo les mostrará uno a uno estos maravillosos y novedosos artefactos…»

Dende miró de reojo para ver si la cosa mejoraba, y cuando vio la modelo le pareció muy extraño que estuviera tan cerca de la cámara, y sobre todo, sin ningún artefacto en sus manos. También notó como si la modelo lo mirara fijamente, así que cautelosamente se acercó a la pantalla…

  • «Qué significa esto… es como si esta señora no me quitara los ojos de encima…» –dijo Dende extrañado y arrodillado frente al televisor.
  • «¡¡¿¿A QUIÉN LLAMAS SEÑORA, NIÑO IRRESPETUOSO??!!» –gritó la mujer sacando su cara a través de la pantalla y casi provocando un infarto en el pobre Dende…
  • «¡¡¡AYYY!!! ¡¡¡PERO QUÉ ES ESTO!!!» –gritó el niño, temblando de miedo, mientras veía a la extraña señora emerger poco a poco del televisor. Una vez que terminó del salir, lo miró como si fuera un bicho raro y preguntó muy seria, señalándolo con un dedo…
  • «¿Quién eres tú, enano?… ¿Y dónde está mi hermana Belldandy?» –preguntó Urd de una manera tan brusca que sólo hizo temblar más al pequeño namek, que parecía estar viendo al mismísimo diablo en persona. Al ver que no recibía respuesta de parte del pequeño, Urd volvió a preguntar en el mismo tono–: ¡¿Por qué no hablas?!… ¡¿Acaso te comieron la lengua los ratones?!… ¡¡RESPONDE!!

A estas alturas, el pobre namek ya no sabía qué hacer sin ayuda, y sólo atino a pensar en una sola cosa…

  • «¡¡¡¡¡¡AAAAHHHHHH!!!!!! ¡¡¡¡¡¡SEÑORITA DIOSA!!!!!! ¡¡¡¡¡¡AYÚDEME!!!!!!» –gritó con todas sus fuerzas, actitud que confundió a Urd. Casi de inmediato, Belldandy apareció por la entrada del Templo.
  • «¡¿Qué sucede, Dende?!… ¿Te encuentras bien?» –preguntó Belldandy alarmada, y al ver la causa del grito del niño, dijo–: ¿Urd?… ¿eres tú?
  • «¡¡Por supuesto que soy yo, a quién esperabas?!!… ¿¿A las guerreras mágicas??» –respondió en tono sarcástico. Dende, en cambio, apenas vio a Belldandy, corrió a esconderse detrás de ella y lejos de la «peligrosa» mujer…
  • «Qué estraños… a Mr.Bobos le pareció haber escuchado gritar al Kamisamas…» –dijo el leal sirviente de Dende al escuchar su grito desde el otro lado del Templo y parando de regar sus plantas–. «¿Gritó o acasos escuché mal?… Oh, ya no tengo más aguas en la regadera, será mejor que vaya a las fuentes por más…»

En otra dimensión…

Skuld se paseaba de un lado a otro sin salir de la sala del los espejos, aún bastante enojada por la acción que tomó Urd de irse y dejarla abandonada con todo el trabajo a sus espaldas, y lo que más le molestaba era que no quería reconocer su responsabilidad. Sin poder contenerse, gritó…

  • «¡¡¿¿Pero qué se ha creído esa loca al dejarme aquí con todo el trabajo??!!… ¡¡¡NO PUEDO SOPORTARLO MÁS!!!» –luego de hacer su rabieta de niña, dijo decidida–: «Muy bien, Urd… Ni pienses que me quedaré aquí esperádote toda la vida. ¡¡Yo también iré a buscar a mi hermana Belldandy y la encontraré antes que tú, ya lo veras!!… ¡¡ALLÁ VOY!!» –y gritando saltó a través del espejo y tal y como lo hiciera su hermana anteriormente.

Regresando al Templo de Kamisama…

  • «¡¡¿¿QUÉ??!!… ¿¿Viniste aquí a cumplir el deseo de este enano??… No puedo creerlo…» –preguntó Urd casi con los ojos saliéndosele de las cuencas.
  • «Sí, y además demuéstrale un poco más de respeto, Urd. Por si no lo sabías, Dende es el Kamisama de este mundo…» –dijo Belldandy también en tono molesto por causa de la actitud de su hermana mayor.
  • «¡¡Eso es lo que más me asombra!! Que un pequeñajo como éste sea el Kamisama de aquí… ¡¡Este mundo está verdaderamente loco!!» –dijo Urd tomándose la cabeza con ambas manos.
  • «¡¡¡Urd!!!… ¡¡Deja de decir esas cosas o sino Dende pensará que la loca en realidad eres tú!!!» –lo defendió Belldandy.
  • «O…oiga se-señorita diosa» –la llamó Dende, todavía aferrado a su traje– «¿Co-conoce usted a esta señora tan rara?»
  • «¡¡¿¿CÓMO QUE RARA??!! ¡¡QUIÉN TE CREES PARA DECIRME ESO, MOCOSO ATREVIDO!!» –le gritó Urd totalmente roja, haciendo que Dende volviera a esconderse detrás de Belldandy.
  • «¡¡Ya basta, Urd!! ¡¡Deja de asustarlo de ese modo!!» –luego de reñir a su hermana, miró a Dende con dulzura– «No tienes nada de que temer, Dende… Ella es mi hermana mayor Urd y está de nuestro lado»
  • «¿¿Su hermana??… Pues a mí me parece un demonio…» –dijo el niño bastante receloso de Urd, que lo tenía clavado con su mirada.
  • «Pues… cómo decirte… Urd en realidad es mi media hermana y no estás equivocado al decir que es un demonio, porque ella es mitad diosa y mitad demonio, ¿lo entiendes?» –dijo tranquilamente.
  • «¿¿¿AAAAHHH???» –respondió el niño, sin poder creerlo.

Por otro lado, Mr.Popo continuaba regando el jardín completamente ajeno a lo que pasaba al otro lado del Templo sin sentir nada en lo absoluto (tal parece que Dende no era el único en no poder sentir la presencia de las diosas). Se disponía llenar nuevamente la regadera en la fuente, pero justo en el instante en que lo hacía, el agua de la fuente se iluminó…

  • «¿¿Pero qué está basandos??.. No entiendo nadas…» –musitó Mr.Popo muy confundido, ya que nunca en su vida había visto algo semejante. De pronto, ante sus ojos las aguas de la fuente se abrieron y una cabeza emergió, seguida del resto de su cuerpo, que parecía ser de una chica que, dando un giro en el aire, levitó delante de él…
  • «¡¡Konnichi wa!! ¡¡Por fin lo logré!!» –saludó Skuld alegremente. Para ella era más fácil trasladarse, ya que su viaje era a través del agua. Mr.Popo no atinaba decir ni una sola palabra, sólo que la regadera se le escapó de las manos y, al caer, el ruido llamó la atención de Skuld, que abrió los ojos y miró a su alrededor… –»Pero… ¿qué es este lugar?… ¿dónde estoy?… ¿Hermana, estás por…?»

Skuld no pudo terminar la pregunta ya que sus ojos se posaron en el ser que tenía antes su ojos, muy oscuro de piel, aspecto rechoncho y con una mirada muy extraña que no dejaba de mirarla. Como toda niña que está frente al algo que no conoce, Skuld abrió unos ojos de plato y gritó asustada…

  • «¡¡¡¡AAAHHHHH!!!! ¡¡¿¿QUIÉN ERES TÚ??!! ¡¡NO TE ME ACERQUES, MONSTRUO HORRIBLE!!» –y al mismo tiempo que lo decía, se armó de su mazo y soltó un tremendo golpe en la cabeza del pobre sirviente, haciéndolo ver las estrellas en pleno día a causa del porrazo. Esta vez el grito de Skuld no pasó desapercibido por los demás que se encontraban en el templo…
  • «¡¡¿Pero qué fue eso?!!… ¡se escuchó como un grito!» –dijo Dende poniendo atención, sin soltarse de la diosa.
  • «Yo conozco esa voz… esto no puede ser posible… es…» –comenzó a decir Urd, pero su hermana la cortó…
  • «¡¡OH, NO!! ¡¡ES SKULD!!» –gritó Belldandy corriendo hacia donde había escuchado a su hermana.

Todos dieron vuelta al templo a la carrera y al llegar encontraron a Skuld todavía sin sacar el mazo de la cabeza del desmayado Mr.Popo. La niña volteó su cabeza ligeramente y se encontró con sus hermanas…

  • «¡¡HERMANA MAYOR, QUÉ BUENO ES VERTE A SALVO!!» –gritó la niña de felicidad, y soltando su mazo corrió a abrazar a Belldandy, que aún no salía de la sorpresa.
  • «Pero, Skuld… ¿qué haces aquí?»
  • «¿¿Cómo es posible que me preguntes eso??… Vine a buscarte, a qué otra cosa más pude haber venido. Belldandy, nos tenías muy preocupadas con tu desaparición… yo me sentía muy sola… yo…» –sin decir nada más, rompió en llanto.
  • «Ya, ya… cálmate, Skuld. No tenías porqué haber venido si yo estaba muy bien… te preocupas demasiado…» –la consoló Belldandy.
  • «Todo esto lo haces porque quieres ser el centro de atención, Skuld… lo digo y te lo vuelvo a repetir… eres todavía una niña mimada…» –dijo Urd con un indiferencia increíble.
  • «¡¡Repite eso, vieja loca!!» –respondió la pequeña, casi sacando las garras.
  • «¡¡Lo que oíste, NIÑA!!» –le gritó Urd.
  • «Además eso no importa ahora, lo que me preocupa es ese horrible sujeto que trató de atacarme al borde de la fuente de donde aparecí… ¿Saben de dónde se escapó?» –dijo Skuld señalando al sirviente que seguía noqueado en el suelo.
  • «¡¡OH, CIELO SANTO!! ¡¡MR.POPO!!» –gritó Dende y alterado corrió en auxilio de su sirviente, seguido de Belldandy.
  • «Ya sabía que no se podía confiar en tí, niña… Siempre pegándole a todos…» –se burló Urd.
  • «¡¡Oye, no fue mi culpa!!… ¡¡Apareció de repente y me asustó!! Además, que yo sepa, la gente normal no es como él…» –luego miró al extraño niño verde con antenas que trataba de reanimar a su amigo– «Ni… ni como él… ¿Qué está pasando?.. ¿¿Y en qué lugar estamos??»
  • «Skuld, eso es lo que yo quisiera saber…» –contestó Urd.

Belldandy escuchó la plática de sus hermanas, se incorporó y dijo muy seria:

  • «Están en el Universo del Dragón, hermanas… en otra realidad. Este mundo es muy diferente al que ustedes conocen…» –frunció el ceño, ante la extrañada mirada de Dende, que hasta ese momento nunca había visto a su amiga con esa expresión. Respiró profundamente y continuó–: «No debieron seguirme… Ahora las tres estamos metidas en problemas…»
  • «¿Qué dices, Belldandy?… ¡¡HABLA CLARO!!» –gritó Urd perdiendo la paciencia.
  • «Que estamos atrapadas en esta dimensión… y hasta donde yo sé, sin posibilidad de regresar… PERMANENTEMENTE…»
  • «¿¿¿¿QUÉEEEEEE????» –gritaron las otras diosas al mismo tiempo, y el pequeño namek sólo atinó a cubrirse los oídos…

Ahora el asunto se ha vuelto más complicado, ya que ahora no sólo la diosa Belldandy, sino también sus hermanas, están atrapadas en el Universo del Dragón… ¿Habrá alguna solución a este problema?


Un deseo inesperado – Capítulo 1

Capítulo 1: «Una mágica aparición»

Fanfic: Un deseo inesperado

Corría un día como cualquier otro en la Tierra. Eran tiempos de paz y todos los seres vivos lo disfrutaban, ya que la amenaza de Cell había sido destruida gracias a los guerreros Z. Todos decían que había sido por obra y gracia de Kamisama (aparte de las fanfarronadas de Mr.Satán, que se autonombró el salvador de la Tierra). En parte así lo era, ya que gracias al pequeño namek Dende, que se había convertido en el nuevo Kamisama, las esferas del dragón existían de nuevo. Gracias a eso, la mayoría de los habitantes regresaron a la vida y todos estaban felices… Bueno, casi todos…

Templo Sagrado…

  • «¡¡Cuántas veces más voy a tener que explicártelo, Dende!!» –gritó el guerrero namek, bastante molesto.
  • «Lo… lo siento mucho, señor Piccoro… lo que pasa es que…» –se disculpó Dende, bastante apenado.
  • «¡¡Lo que pasa es que nada!!»… –lo interrumpió– «¡Ya llevas una semana de ser Kamisama y todavía no sabes hacer bien las cosas por más que te las digo!…»
  • «En verdad lo siento… pero esto es muy nuevo para mí todavía. Hay tantas cosas por aprender y siento que no podré con todo…» –respondió tímidamente.
  • «Sabías perfectamente lo que significaba ser Kamisama, no es nada fácil… ¡¡En todo caso, mejor te hubieras quedado en Namekusei!!» –dijo duramente, palabras que hirieron al pequeño.
  • «Creo… creo que tiene razón, señor Piccoro…» –bajó la cabeza– «No soy apto para esto… será mejor que otro ocupe mi lugar…»
  • «¡¡NO DIGAS ESTUPIDECES!!» –le llamó la atención– «¡¡Te estás dando por vencido antes de empezar y eso no lo voy a tolerar de ninguna manera!!»

Dende bajó la cabeza tristemente, se sentía apenado por todo lo que pasaba… Era cierto que estaba aprendiendo a hacer las cosas y esto le resultaba extraño. Estaba a punto de llorar, cuando sintió unas manos en sus hombros…

  • «Escucha, Dende… Tienes grandes habilidades y pude darme cuenta de eso cuando reviviste las esferas del dragón. Sé que esto te resulta difícil ahora, pero con el tiempo serás un buen Kamisama… y para eso debes prepararte bien… ¿lo has entendido?» –preguntó mirando al pequeño a los ojos.
  • «Sí, señor Piccoro. Lo intentaré…» –respondió secándose las lágrimas.
  • «Bien… ahora debo irme. Regresaré en un par de horas, más o menos» –dijo el guerrero dándose la vuelta (no me pregunten a dónde va…)
  • «Pe… pero… ¿qué voy a hacer si no está usted para cumplir mi labor?…» –corrió hacia Piccoro, en tanto que éste se detuvo…
  • «No tienes que depender de mí para hacer las cosas, sólo utiliza tu criterio… En todo caso, podrás acudir a Mr.Popo cada vez que lo necesites… Recuerda que él está a tu servicio… ¡Adiós!» –y levantando vuelo, bajó con dirección a tierra.

Dende contempló la estela dejada por Piccoro y suspiró… su labor como Kamisama apenas había empezado. Rato después se encontraba en el interior del templo revisando algunas cosas que le correspondían saber como nuevo guardián de la Tierra. Habían muchos lugares que no conocía o que todavía no se atrevía a revisar (esto era lo más probable) y la mayoría de las labores las hacía Mr.Popo, aunque estas básicamente eran limpieza y mantenimiento del templo. Dende entró a una especie de biblioteca, pero tenía dos niveles… en las paredes laterales habían como seis repisas de libros con un varandal, y en la parte de abajo, a modo de sótano, había toda serie de cosas y artefactos raros, aunque más parecían antiguedades, como muebles y extraños espejos. El pequeño namek descendió por unas escaleras y se acercó con curiosidad a los objetos y fijó su vista en un empolvado baúl. Como todo niño, la curiosidad le picó y puso sus manos sobre él…

  • «Kamisamas, no toque eso…» –escuchó una voz a sus espaldas. Era Mr.Popo que, por coincidencia, estaba haciendo algo de limpieza en ese salón… y sin querer hizo que Dende se asustara. Al ver que era su sirviente, se tranquilizó…
  • «¿Por qué?…¿qué es lo que tiene?» –preguntó cuando se hubo calmado.
  • «Son cosas muy importantes que pertenecieron a Kamisamas anteriores a usted… y que no le recomiendos manipular…» –dijo mientras regresaba a sus quehaceres.
  • «Sólo trataba de conocer todos los secretos de este lugar… Se supone que estoy aprendiendo a ser Kamisama… bueno, eso fue lo que me dijo el señor Piccoro» –dijo.
  • «Todo a su tiempo, joven Kamisamas…» –respondió con una sonrisa– «Buenos, lo dejaré solos… pero tenga cuidados con lo que hace…» –y terminando de decirlo, salió por la puerta.

Sin saber qué más hacer, Dende se dirigió a los estantes, tomando de ellos una buena cantidad de libros de la historia de la Tierra, como la de los antiguos Kamisamas y sus obligaciones, y sentándose en un escritorio finamente labrado en madera, comenzó a estudiar, mientras el reloj de arena marcaba el tiempo…

Luego de estar así una hora, Dende terminó por aburrirse. Todo este asunto le parecía muy complicado y, sin un buen asesoramiento, le resultaría muy difícil adaptarse. Es cierto que Mr.Popo era muy amable y solícito para estas cosas, pero le faltaban algunas cosas que sólo quien hubiera sido anteriormente Kamisama lo sabría y el único cercano era Piccoro, pero siempre lo incitaba a aprender solo las cosas… Piccoro era todo un maestro estricto; demasiado, diría. Sin ánimo de hacer nada más, Dende tomó el libro que estaba leyendo y volvió a pasearse entre los extraños objetos, deteniéndose en un enorme espejo hermosamente diseñado…

  • «Aquí dice…» –comenzó a leer– «Éste es el famoso ‘espejo de los sueños‘, donde los Kamisamas podían ver los sueños e ilusiones de los terrícolas y ver como cumplirlos… Vaya»

Sin darse cuenta, Dende se apoyó en el baúl de hacía un rato y dudando un poco se decidió a abrirlo, ya que era Kamisama y… bueno, tenía que aprender todo. No ocurrió nada especial al abrirlo, sólo que encontró un extraño objeto, parecido a un gran cristal en forma de triángulo, con un ojo al medio…

(por siaca, este símbolo no tiene nada que ver con el símbolo de la santísima trinidad… es pura coincidencia)

Dende lo sacó del baúl mirándolo con curiosidad y sin pérdida de tiempo lo buscó en el libro, encontrándolo después de un rato…

  • «Veamos… dice que ésta es la piedra de los deseos, emblema de los sueños y elemento principal de comunicación con…» –al tratar de seguir leyendo, Dende se dio con la sorpresa que le faltaba una página al libro y no pudo encontrar nada más. Frustrado, dejó el libro a un lado y murmuró en voz alta–: «Ni siquiera hay cosas que me puedan servir en este lugar… ¡qué mala suerte!… ¡¿cómo rayos podré ser un buen Kamisama sin ayuda?!» –y mirando la extraña piedra de los deseos, dijo en son de broma en voz alta–: «Oye, tú… si de verdad concedes deseos… ¡por favor, ayúdame a aprender todo lo que necesito para ser Kamisama!…» –luego sacudió su cabeza y dijo–: «¿Pero qué estoy diciendo?… ya estoy empezando a perder la cabeza… Si me escuchara el señor Piccoro…»

«Como tú digas…» –dijo una voz proveniente de la extraña piedra, cuyo ojo comenzó a brillar de manera extraña. Dende se asustó…

  • «¡Ay, no!… ¡¡qué fue lo que hice, ahora ya me metí en problemas!!» –dijo nervioso al tiempo que se acercaba al objeto… sin darse cuenta que el espejo que estaba a sus espaldas también comenzaba a brillar…
  • «¡Ahora qué voy a hacer! Si se llega a enterar el señor Piccoro, se enojará mucho… –sin voltear a ver, gritó–: «¡Mr.Popo!, ¡Mr.Popo!»
  • «¿Mr.Popo?» –dijo una voz a sus espaldas, haciendo que Dende casi saltara hasta el techo, para luego ocultarse detrás de unos objetos y lentamente asomó su cabecita…

Lo que estaba viendo no lo podía creer simplemente… ante sus ojos estaba parada una chica muy elegantemente vestida, de largo cabello marrón y mirada muy dulce. Además, tenía unas extrañas marcas triangulares en el rostro bajo sus ojos y un especie de diamante dibujado en la frente. Pero esta chica era muy diferente a cualquier terrícola que hubiera visto antes, algo emanaba de ella, un gran poder. La joven lo miró con sus hermosos ojos azules y sonrió…

  • «Hola. ¿Tú pediste ayuda, pequeño?» –dijo con voz suave y encantadora. Dende aún no se recuperaba de la impresión y, tragando saliva, tartamudeó…
  • «Aaa… eee… qui… ¿quién es usted?» –preguntó sin salir de su escondite. La chica sólo sonrió…
  • «¿Por qué te ocultas?… No tengas miedo, no te haré daño…» –continuó con un trato dulce, lo que hizo perder poco a poco el miedo a Dende, que finalmente salió tímidamente…
  • «Qué bueno que saliste, no quiero que pienses que soy una amenaza… Después de todo , tú me invocaste…» –volvió a sonreír–. «Mi nombre es Belldandy y soy una diosa…»
  • «Di… ¿¿DIOSA??» –preguntó muy sorprendido, ya que él no estaba enterado de la existencia de algo como diosas… Nunca le habían dicho.
  • «Sí… de primera clase y de segunda categoría ilimitada. Domino el presente y estoy aquí para cumplirte el deseo que quieras». –Lo miró y dijo–: «¿Sabes?… nunca había visto a criaturas como tú. Eres muy curioso…»
  • «Un momento, un momento… espere…» –la interrumpió mientras salía de dudas–. «No entiendo nada, de dónde vino usted… eeh… ¿cómo dijo que se llamaba?»
  • «Belldandy… y vine porque tú me invocaste.» –sonrió.
  • «¿¿Qué yo la invoqué??… pero cómo…» –volteó su mirada hacia el extraño cristal triangular y recordó lo que había pedido hacía un rato… entonces el asunto de los deseos era verdad. Volvió a preguntar–: «Pero… ¿por dónde entró que no la vi?… Es decir…»
  • «Vine por el espejo… Es mi lazo entre el Cielo y la Tierra, además de mi medio de transporte» –terminó de decir Belldandy sin cambiar su expresión–. «Bueno, dime… ¿cuál es tu deseo?»
  • «No, no, no… espere, aquí hubo un error, en serio» –explicó poniéndose nervioso–. «Pensaba que el asunto de la piedra de los deseos era una broma y por error pedí un deseo… pero no lo quería de verdad…»
  • «¿Piedra de los deseos?… ¿cómo la conoces?» –se extrañó Belldandy–. «Yo recuerdo que recibimos un llamado en la Oficina de ayuda de las Diosas, pero este llamado no era corriente… Ahora entiendo…»
  • «Sí, la encontré aquí y estaba intentando aprender lo que significaba…» –y mientras lo decía, le enseñaba el libro en la pagina correspondiente–. «Pero en este lugar se cortó el escrito y ya no pude leer más… así que por eso le digo que fue un error, le pido me perdone» –dijo al tiempo que Belldandy tomaba el libro en sus manos.
  • «Ya veo…» –sonrió–. «Este libro es muy antiguo y estuvo perdido por mucho tiempo. No tengo idea de cómo llegó aquí… pero lo que se supone que debe decir es que también la piedra de los deseos es un enlace alterno con nosotros. Al pedir el deseo, era como una llamada especial y por eso acudí… eso quiere decir que…»
  • «¿Eh?» –la escuchaba atentamente–. «¿Qué pasa?»
  • «Que estoy en una dimensión alterna… Las piedras de los deseos no corresponden a este mundo ni a ninguno otro… son algo especial creado del lugar de donde vengo y también desconocido para mí de cierta forma…» –lo miró mientras hablaba con la misma tranquilidad que la caracterizaba.
  • «Este… en todo caso sería mejor que regresara de donde vino, señorita diosa…» –trató de explicar–. «Ya le dije que lo que pasó antes fue un error; más bien le pido mil perdones por lo que pasó…»
  • «Pero…» –lo miró con dulzura–. «Si pensabas que este asunto de la piedra era una broma y aún con esa idea pediste un deseo… quiere decir que sí necesitabas ayuda, ¿no es verdad?… Dime, pequeño, ¿qué es?»
  • «Creo que no me entendió, señorita Diosa… todo fue un error, además no es bueno que la vean aquí, ya que si eso sucediera… yo estaría en graves aprietos… Por favor, regrese a su mundo…» –suplicó.

Belldandy lo miró con algo de tristeza, pero luego notó la carita de angustia del pequeño namek y asintiendo levemente, dijo:

  • «Si eso es lo que deseas… me iré». –Lo miró, pero al tocar con su mano el espejo de los sueños, no ocurrió absolutamente nada, es decir, no podía atravesarlo.
  • «Qué… ¿qué sucede?» –preguntó Dende acercándose a ella.
  • «No lo entiendo…» –respondió extrañada–. «No puedo atravesarlo para regresar a mi mundo… Tal vez hay algún problema con el Yggdrasil»
  • «¿¿El qué??» –preguntó confundido. Belldandy sólo sonrió.
  • «El Yggdrasil es el sistema divino que da poder a las diosas, en palabras exactas… Puede ser que el hecho que yo haya viajado a una dimensión alterna lo haya alterado… Además, está la piedra de los deseos…» –suspiró–. «Creo que por ahora no podré regresar hasta que el desperfecto se arregle…»
  • «¿¿AHH??… pe… pero…» –dijo nervioso, a lo que Belldandy lo miró con una expresión triste.
  • «Te molesta que esté aquí, ¿verdad?…» –preguntó bajando un poco la cabeza.
  • «No, no… para nada… Es decir, en realidad yo fue quien la metió en este embrollo y por mi culpa ahora no puede regresar a su mundo…» –murmuró apenado–. «El señor Piccoro tiene razón… ¡no sirvo para esto!… lo lamento mucho, señorita diosa…»
  • «¿Por qué tu angustia, pequeño?… pareciera como si sintieras que algo que falta…» –lo miró.
  • «No, no… en serio, no necesito nada…» –bajó la cabeza– «Sólo que este asunto de ser Kamisama es nuevo para mí y en ese momento ya no sabía qué hacer, ya que no tengo a nadie cerca de mí… snif…» –dijo en voz alta–. «¡¡Lo único que deseaba era encontrar a alguien que me ayude!!»

Luego que Dende dijo esas palabras, una especie de energía comenzó a emanar de Belldandy y comenzaba a elevarse poco a poco, acompañados de unas repentinas corrientes de aire que revolvieron todos los objetos a su alrededor. La marca de su frente brillaba intensamente y luego de un resplandor violento, todo volvió a la normalidad, para alivio y sorpresa de Dende. La hermosa diosa se le acercó y le dijo:

  • «Listo… tu deseo ha sido concedido…» –sonrió.
  • «¿¿Deseo??… ¿pe-pero qué fue lo que pasó?…» –preguntó Dende, ahora más confundido que antes.
  • «¿Deseabas ayuda, cierto?… Así que yo te la daré en todo lo que pueda, pequeño» –continuó dulcemente.
  • «Qué… ¿¿qué??… o-oiga, espere…» –movió las manos en tanto que Belldandy se ponía de pie y miraba a los alrededores.
  • «Cada mundo es diferente y especial, no hay dos iguales… por lo tanto, ser Kamisama significa entender el mundo y sentirlo como propio…» –continuó–. «¿Amas a este planeta?»
  • «¿Amarlo?… bueno, a decir verdad yo no soy de este planeta. Vengo de Namekusei…» –respondió con algo de timidez.
  • «¿Namekusei?… nunca había escuchado hablar de ese lugar. ¿Me contarías?» –respondió.
  • «Esteee… pues…»
  • «Antes que nada, ¿cómo te llamas, pequeño?» –dijo con suavidad.
  • «De… Dende…» –tartamudeó un poco.
  • «Encantada de conocerte, Dende… Será un placer ayudarte en tu labor como Kamisama»
  • «Este, sí… jejeje» –dijo con una mano en su cabeza, lo que le sacó una sonrisa a la hermosa Belldandy.

Sin esperarlo, ahora Dende tiene una nueva visitante en el Templo, lo que acarreará muchas sorpresas… Yo me pregunto… ¿qué pasará en el siguiente capítulo?