Un deseo inesperado – Capítulo 3

Capítulo 3: «¿Rivales?»

Fanfic: Un deseo inesperado

Por causa de problemas en su propio universo, las diosas Urd y Skuld, hermanas de Belldandy, se vieron obligadas a ir en busca de su hermana perdida. Ahora las tres se encuentran atrapadas en ese extraño universo del Dragón…
Luego de esperar a que Mr.Popo recuperara el conocimiento (por causa del mazazo de Skuld x_x) y que ella se disculpara, las diosas se reunieron con sus nuevos amigos con la intención de aclarar el malentendido. Todos se encontraban reunidos en la sala del lectura en donde empezó todo al aparecer Belldandy por primera vez. Dende, Urd y Belldandy estaban sentados en la mesa hablando, mientras Skuld se paseaba curiosa por los alrededores de la sala. Mr.Popo sólo se limitaba a observar desde la puerta, escuchando la conversación…

  • «¿¿Estás totalmente segura de eso, Belldandy??… ¿No vamos a poder reresar a nuestro mundo?… ¡Tiene que haber una solución!» –preguntó Urd, algo más tranquila que antes.
  • «Por lo que yo sé… Ya he intentado regresar a nuestro universo varias veces a través del espejo del los sueños, que según les expliqué hace poco, el espejo es el puerto de comunicación con otros mundos siempre y cuando exista la piedra de los deseos…» –respondió Belldandy con los ojos cerrados y en tono tranquilo.
  • «Pero hay una cosa que no entiendo…» –preguntó el pequeño namek– «Si yo invoqué a la señorita Belldandy… ¿por qué vinieron ustedes también?»
  • «En nuestro mundo también existe algo parecido al espejo de los sueños que nos permite seguir el rastro de las diosas… Siempre y cuando encontremos nuestro propio medio de transporte en el otro lado, podremos trasladarnos…» –respondió Urd cruzando la pierna.
  • «Ya veo… fueron a la sala de los objetos ocultos… no lo recordaba. Cuando yo llegué a este mundo fue por una confusión en la llamada, pensaba que había sido hecha desde la Tierra, pero no tenía idea que la piedra de los deseos tuviera esa misma función y menos aún que todavía existiera en este mundo…» –dijo Belldandy, señalando a la susodicha piedra.
  • «¿Medio de transporte?… Eso quiere decir que la señorita Urd no viaja de la misma manera que la señorita Belldandy, ¿cierto?…» –interrumpió Dende.
  • «Así es, pequeño…» –sonrió la hermosa diosa del presente– «Yo viajo a través de los espejos, Urd usa los televisores y…»
  • «Y Mr.Bobos subone que la señoritas Skuld usa el aguas para viajar, ¿no?» –dijo Mr.Popo acercándose al grupo.
  • «¡Así es!… ¡¡exactamente, mi amigo gordito!!» –sonrió la niña.
  • «A Mr.Bobos le sorbrende mucho saber que existan diosas de otros mundos… y todavía unas tan bonitas. Mr.Bobos estará encantados de servirlas en los que bueda…» –sonrió el sirviente.
  • «Eres muy amable, Mr.Popo, y te lo agradecemos mucho…» –sonrió Belldandy.
  • «Ya empezaron los melosos… ésta es la típica… Ven unas chicas bonitas y son todos solícitos de repente como por arte de magia…» –respondió Urd mirando hacia otro lado.
  • «¡Urd, compórtate!» –riñó Belldandy.
  • «Mr.Popo.. ¿tú sabes algo de estos objetos y estos viajes dimensionales?… Por favor, si lo sabes, ¡dínoslo! Nos sería de gran ayuda…» –preguntó Dende a su sirviente.
  • «Uhm… a besar de que Mr.Bobos ha vivido muchos años en el Templos, no recuerda haber visto a los Kamisamas usar esos objetos… Ni siquiera al antiguos Kamisamas que ahoras forma bartes del Biccoros…» –se rascó la cabeza– «Aunque… si la memorias de Mr.Bobos no falla, creo recordar que unos de los antiguos Kamisamas mencionó algo de las biedras de los deseos… y que eran muy peligrosas. Lo sientos, eso es todo los que Mr.Bobos buede recordar…»
  • «No hay problema, Mr.Popo… Agradecemos tu ayuda, ya que nos servirá de mucho…» –asintió Dende.
  • «Oigan…» –interrumpió Skuld– «Dijeron que el espejo era nuestra única vía para regresar a nuestro mundo, ¿cierto?… Y si no podemos usarlo, ¿por qué no buscamos la manera de «contactar» a la central de las diosas a traves de él?»
  • «¿Podría hacerse eso, hermana?» –dijo Belldandy, mostrando interés.
  • «¡Claro, recuerda que soy una genio en este asunto de las máquinas y estoy casi segura que podré hacerlo!» –dijo orgullosamente.
  • «Otra vez empezaste a darte aires de sabelotodo… ¿No crees que ya está bien de bromas, Skuld?» –dijo Urd, molestándose.
  • «¡¡¡Tú no hables, que fuiste la causante de que llegáramos aquí, atolondrada!!!» –se defendió la joven diosa.
  • «¡¡Presumida!!» –gritó Urd.
  • «¡¡Envidiosa!!» –le respondió a su temperamental hermana.

Mientras las dos locas discutían, a Dende y a Mr.Popo les salió una gota se sudor. Al verlos, Belldandy sonrió y dijo tranquilamente…

  • «No se preocupen, amigos. Ellas son así, ya verán que al rato se calman…»
  • «Pues a mí me parece increíble que ellas dos sean hermanas suyas, señorita Belldandy…» –dijo el niño bastante extrañado.
  • «Mr.Bobos obina lo mismos… Las tres tienen bersonalidades muy diferentes…»
  • «Quizás el hecho que seamos diferentes es lo que nos hace ser especiales, si no, la vida sería muy monótona y aburrida, ¿no lo creen?» –volvió a sonreír.

En tanto, la discusión entre las hermanas, en vez de disminuir, continuaba en aumento, hasta que llegó a un punto crítico…

  • «¡¡No sé porqué me molesto en discutir contigo!!… ¡¡La última vez que intentamos una de tus brillantes ideas, el Lord casi nos expulsa del cielo de no ser porque Belldandy abogó por nosotras delanté de él y nos salvó!!…» –le echó Urd en cara a su hermana menor.
  • «¡¡Nadie te dijo que me hicieras caso en esa ocasión, así que no me eches toda la culpa!!» –gritó de regreso perdiendo la poca paciencia que le quedaba– «¡¡Muy bien, ya me harté!! ¡¡Si crees que puedes encontrar una mejor solución a esto, ENTONCES HAZLO TÚ!!» –la retó. Urd la miró fijamente y apretando los dientes, contestó:
  • «¡¡Ah!! ¡¿Crees que no puedo, verdad, niña tonta?!… Ya verás que saldremos de aquí en un parpadeo… ¡¡A UN LADO!!» –y luego de eso, numerosas chispas comenzaron a emanar de sus manos.
  • «¡¡Oh, no!!… ¡¿Urd, qué intentas hacer??!! ¡¿Acaso perdiste la razón?!» –gritó Skuld asustada al ver lo que intentaba hacer su excéntrica hermana.
  • «Voy a obligar a este condenado espejo a llevarnos de vuelta a nuestro mundo… ¡¡y con mi magia lo haré!!» –y terminando de decirlo, pronunció unos extraños conjuros y unas ráfajas de viento provenientes de ella inundaron la sala haciendo que los papeles volaran por todas partes y que los presentes se sujetaran de donde pudieran para no ser arrastrados.
  • «¡¡URD, DETENTE INMEDIATAMENTE!! ¡¡NO PUEDES USAR TU MAGIA AQUÍ!!» –gritó Belldandy poniéndose nerviosa. Urd la miró y sonrió sin detenerse.
  • «¿¿No??… ¡¡Te demostraré que yo puedo sacarnos de aquí!!… Hechizos… conjuros… magia blanca de las diosas… espejo de los sueños… ¡¡ÁBRENOS EL PORTAL!!»

Luego que lo dijo, lanzó el hechizo contra el espejo, pero lejos de funcionar, rebotó en él desperdigándose por toda la sala en un haz de fuegos artificiales (¿Acaso Urd no sabía o recordaba que los espejos pueden reflejar cualquier rayo?). Como sea, los rayos hicieron impacto al mismo tiempo en los estantes de los libros que estaban en las paredes, provocando que las pilas de libros se bambolearan sobre sus cabezas…

  • «¡¡Miren los libros!!… ¡¡Nos caerán encima!!» –dijo Dende alterado, escondiéndose debajo de la mesa junto con Mr.Popo.
  • «¡¡Oh, por el Lord!!… ¡¡NOS APLASTARÁN!!» –gritó Skuld tirándose al suelo y cubriéndose. Urd no atinada a decir nada, ni siquiera moverse. La montaña de libros se desplomó sin remedio sobre ellos.
  • «No… no puedo permitirlo… » –dijo la diosa de cabellos marrones, poniéndose de pie.

Belldandy cruzó sus manos delante de su rostro, se concentró y la marca que adornaba su frente se iluminó instantes antes que todos los libros cayeran sobre ellos, deteniéndolos en el aire como si fuera una cámara lenta. Luego movió sus manos suavemente y los libros regresaron a sus lugares de una manera asombrosa. Una vez que todo volvió a la normalidad, la marca de su frente dejó de brillar y Belldandy cayó de rodillas, totalmente agotada. Skuld abrió un ojo y, al ver que todo estaba en su lugar como por obra de un milagro, musitó:

  • «No puedo creer que todavía estemos vivos… esto debe haber sido obra de mi hermana Belldandy, sólo ella tiene el poder para hacer eso…» –miró hacia un lado y descubrió a su hermana arrodillada y sujeta a una mesa para no caerse. Skuld se alarmó– «¡¡Hermana mayor!! ¿¿Te encuentras bien??»
  • «Qué… ¿qué fue lo que pasó, Mr.Popo?…» –preguntó Dende a su sirviente, saliendo de su escondite– «¿¿No se suponía que seríamos aplastados por todos esos libros??… No entiendo…»
  • «Mr.Bobos sólo buede creer que los milagros sí existen, Kamisamas…» –sonrió el sirviente, sin salir de su asombro. Urd, que había conseguido reaccionar finalmente, también fue en ayuda de su hermana…
  • «¡¡Belldandy!!… ¿Cómo está ellá, Skuld?» –preguntó preocupada.
  • «¡¡TODO ESTO FUE POR TU CULPA, URD!!» –dijo la niña con lágrimas en sus ojos– «Por causa de tu brillante idea, mi hermana está en ese estado, ¡¡eres una estúpida!!»
  • «¡¡OYE, NO ME GRITES!!… Tampoco es para que te pongas así. Mira, Belldandy está despertando…»
  • «He…hermanas…» –dijo la diosa con voz cansada– «No… no se preocupen… yo estaré bien… sólo necesito recuperar fuerzas… por… por un momento…» –y terminando de decirlo perdió el conocimiento. Dende, al verla sin sentido, gritó asustado:
  • «¡¡Señorita Belldandy!!… ¿¿Qué fue lo que le pasó??… ¡¡Por favor, tienen que hacer algo por ella!!» –Urd miró su carita de angustia y sonrió por primera vez de manera amable…
  • «No te preocupes, niño verde… Ella estará bien. Sólo que el esfuerzo la agotó demasiado, pero con un poco de sueño quedará como nueva…»
  • «¿¿Sueño??… no entiendo…»
  • «Todas las diosas tenemos una fuente de energía alterna que es muy diferente entre nosotras. Por ejemplo… yo recupero todas mis energías con un buen trago de sake ^^» –sonrió Urd.

Autora: Borracha… -_-¡

  • «Y yo con helado… en especial el nº133, que es mi favorito. ¡Con eso puedo trabajar sin parar todo el tiempo que necesite!» –dijo Skuld y, mirando a su hermana, continuó– «Para Belldandy es más sencillo, ya que ella sólo necesita dormir un poco para recuperar todo su poder…»
  • «Ya veo… qué interesante. Oigan, pero no podemos dejarla aquí, es mejor que la llevemos a un lugar más adecuado para que descanse…» –dijo el niño.
  • «Es berdad, Mr.Bobos les indicará el caminos a la habitación. Les ayudaré a llevar a la señoritas Belldandy…»
  • «Muy bien, carguemos a mi hermana con cuidado…» –y entre todos cargaron a Belldandy para llevarla a otro lugar más cómodo. En el camino, Skuld murmuraba…
  • «¡¡En qué gran problema nos metiste, Urd!!… Espero que mi hermana no te mate después de esto…»
  • «Vamos, no seas exagerada. Belldandy es incapaz de matar a una mosca… de seguro que cuando se despierte habrá olvidado todo» –contestó Urd.
  • «Pues espero que sea así… ¡pero ya no causes más problemas!»
  • «¡Mira quien habla!… Como si yo no hubiera perdido mis energías también…» –se calló por un momento, los ojos le brillaron y sonriendo le preguntó a Mr.Popo– «Oye, chico gordo, no tendrás de casualidad una botella de sake que te sobre?»
  • «¿¿Ah??» –parpadeó Mr.Popo ante el extraño pedido. Skuld sólo respiró profundamente…
  • «Ay, esta mujer no tiene remedio…» –pensó resignada.

Mientras tanto, no muy lejos del Templo…

Piccoro surcaba el cielo rápidamente con rumbo a la plataforma celeste, totalmente ajeno a todo lo que pasaba allí e iba acompañado del pequeño Gohan, con quien al parecer acababa de entrenar. Al chico se le notaba bastante recuperado después de la lucha que tuvieron en contra del androide Cell y también de la triste pérdida de su padre durante la pelea. El guerrero namek rompió el silencio…

  • «Me alegra saber que no has bajado tu ritmo de pelea, Gohan… A pesar que ya estamos en tiempos de paz»
  • «Bueno, recuerde que sólo han pasado dos semanas de la lucha que tuvimos y creo que aún es muy reciente…» –su expresión cambió a una de tristeza– «Igual que la muerte de mi papá…»
  • «Gohan, recuerda que Goku nos dijo que la pasaría muy bien en el otro mundo, así que por él debes esforzarte y seguir adelante. Así como cuidar de tu madre que ahora te necesita más que nunca…» –contestó Piccoro.
  • «Sí, tiene razón… Y dígame algo, señor Piccoro… ¿Cómo le va a Dende como nuevo Kamisama de la Tierra?
  • «Jum… no tan bien como quisiera. Ese niño es muy distraído y lo que me molesta es que se da por vencido muy fácilmente y además le falta mucho carácter. Hoy en la mañana tuve que reprenderlo duramente» –dijo el namek algo enojado.
  • «Pero señor Piccoro, recuerde que Dende es nuevo en esto y si usted le grita todo el tiempo terminará por asustarlo. Me parece que debería hablar más con él…» –respondió el niño.
  • «Recuerda, Gohan, que cuando te entrené por primera vez no me preocupaba si eras bueno o no. Sólo apliqué la disciplina estricta, y mírate ahora… te convertiste en un poderoso guerrero…» –sonrió Piccoro orgulloso de su alumno.
  • «Sí, pero recuerde que Dende no está aprendiendo a pelear, sino cómo ser Kamisama. Es muy distinto…»
  • «Eeehh, bueno… en eso tienes razón, Gohan. Justamente en eso pensaba mientras entrenábamos, creo que he sido muy duro con el niño… Está bien, hablaré con él y trataré de ser más paciente. Además, es bueno que me acompañes, le dará mucha alegría verte, ya que siempre está solo en el templo»
  • «Sí, yo también tengo muchas ganas de verlo… ¡¡Muy bien, más rápido!!» –y diciendo esto aumentó la velocidad de vuelo, seguido por Piccoro que, sacudiendo su cabeza, lo siguió pensando en que su discípulo todavía era un niño. Ya estaban muy cerca de su destino, sin imaginarse el enredo que ocurría en el templo…

Templo Sagrado…

Dende, Mr.Popo y las diosas llevaron a Belldandy para que descansara a una de las habitaciones. Estaban todos reunidos esperando que ella despertara cuando Dende tuvo un sobresalto. Urd se dio cuenta y preguntó:

  • «¿Qué te pasa, niño?… Has puesto una cara muy extraña…»
  • «Ay, no… ay, no… ¡ya está muy cerca!… ¡¡Por todos los cielos, era lo que me temía!!» –dijo el pequeño, angustiado.
  • «¿Qué pasa?… ¿quién está cerca?… Yo no veo a nadie…» –preguntó Skuld igual de extrañada como su hermana de la actitud del pequeño namek.
  • «El Kamisamas tiene razón, señoritas diosas… Buedo sentir dos bresencias acercándose… y una de ellas es la del Biccoros» –confirmó Mr.Popo.
  • «¿Presencias?… ¡¡Oigan, hablen claro!!» –volvió a preguntar Skuld, alterada.
  • «¡¡Oh, no!!… ¡¡Ahora qué voy a hacer, Mr.Popo!!… ¡¡Si el señor Piccoro se entera de lo que hice, me dará un castigo terrible!!… Tengo que esconder a las diosas, no debe verlas, no…» –comenzó a correr alborotado de un lado a otro sin saber qué hacer, sin embargo, Urd lo detuvo de la capa y lo levantó hasta la altura de sus ojos.
  • «Oye, ¿quieres calmarte, niño?… ¿Por qué te asustas tanto?… ¿Quién viene?» –preguntó tranquilamente antes de bajarlo. Dende respiró y dijo:
  • «Es el señor Piccoro, es mi mentor y antiguo Kamisama de este templo. Antes que ustedes aparecieran, él me estaba instruyendo en todo lo referente a ser Kamisama. Él no sabe que usé la piedra de los deseos y mucho menos que existen diosas como ustedes… Si se entera, yo estaré en graves problemas…» –dijo temblando.
  • «Por favor, me parece que exageras mucho, niño. En ese caso, por qué no dejas que hablemos con él y asunto arreglado…» –dijo Urd.
  • «¡¡NO, ESO NO!!… Perdonen, pero él no debe verlas, por lo menos no por ahora… ¡¡Por favor, no dejen que las vea!!» –suplicó el niño a las diosas, que se miraron sin saber qué decir…

En tanto, Piccoro y Gohan habían llegado al templo, aterrizando justo frente a la entrada. Gohan, luego de mirar a los alrededores, dijo:

  • «Qué extraño, parece que no hubiera nadie… ¿En dónde estará Dende?» –preguntó, a lo que Piccoro contestó sin extrañarse:
  • «De seguro Dende debe de estar estudiando en la biblioteca del Templo y Mr.Popo con sus quehaceres… Además, puedo sentir sus presencias muy cerca. Si es así, me da gusto… Sígueme, Gohan…»

Piccoro comenzó a caminar hacia el templo, cuando se percató de un objeto en medio de la plataforma, y al acercarse reconoció que era un televisor… ¡¡y todavía encendido!!… El guerrero namek frunció el ceño y dijo molesto:

  • «¡¡¿Pero qué rayos ha estado haciendo este niño en mi ausencia?!!… ¡¡DENDE, VEN AQUÍ!!» –gritó con todas sus fuerzas soltando un estallido de ki. La acción no pasó imperceptible por el joven Kamisama, que dio un salto del susto.
  • «¡¡Ay, ya está aquí!!… ¡¡Ahora sí me va a matar!!» –dijo el niño.
  • «No diga eso Kamisamas.. El Biccoros no es tan malo como cree…» –trató de calmar a su Kamisama, en tanto que las diosas lo seguían mirando confundidas. Urd miró por una ventana a los dos sujetos que estaban fuera…
  • «¿Y quiénes son ésos?… Se ve que no tienen buenos modales…» –dijo la diosa del pasado. Al no recibir respuesta de Dende, Piccoro volvió a gritar:
  • «¡¡¡DENDE, SÉ QUE ESTÁS AQUÍ!!! ¡¡¡SI NO SALES EN ESTE INSTANTE, IRÉ YO MISMO A BUSCARTE!!!»
  • «Oiga, señor Piccoro… No le grite así, ¿pues qué fue lo que hizo?» –preguntó Gohan.
  • «¿Acaso no lo ves, niño?… este holgazán en lugar de estudiar y trabajar como lo debe hacer un Kamisama estuvo perdiendo el tiempo viendo inútiles programas de televisión… ¿¿Qué clase de Kamisama quiere llegar a ser si actúa así??»
  • «Pero, señor… piense que tal vez Dende estaba un poco aburrido y quiso distraerse un rato… Recuerde que aún es un niño como yo, no creo que lo deba castigar por eso…» –lo defendió Gohan.
  • «En eso estoy de acuerdo, Gohan… pero por lo menos debió hacer apagado este aparato antes de irse… ¡¡¡DENDE!!!» –continuó gritando Piccoro sin hacer demasiado caso a lo que decía Gohan, que optó por quedarse callado. Dende, desde el interior y viendo que no tenía otra opción, se decidió a salir…
  • «Es inútil que me siga escondiendo, Mr.Popo. Es mejor que salga…» –Antes de salir, les dijo a las diosas–: «Trataré de ganar algo de tiempo, mientras tanto ocúltense en otra parte… ¡Y por favor, no dejen que las vean!» –volvió a pedir antes de salir corriendo por la puerta.
  • «Caray, ese sujeto de afuera debe ser un monstruo para que el pequeño le tema así…» –dijo Urd sin dejar de observar por la ventana.
  • «No es cierto, señoritas Urd… El Biccoros es una buena bersonas, sólo que el Kamisamas, como aún es inexberto, le tiene algo de miedo… Vamos, debemos hacer lo que dijo el Kamisamas…» –dijo disponiéndose a cargar a Belldandy, que aún seguía inconsciente.
  • «Un momento, chico… No tan rápido, mejor veamos qué es lo que pasa, ¿cierto, Skuld?» –dijo la diosa sonriendo mientras seguía el camino que tomó Dende al salir.
  • «¿Segura?… Bueno, además nosotras no hicimos nada después de todo. No tenemos porqué ocultarnos…» –asintió Skuld, siguiéndola.
  • «Oigan… bero…» –tartamudeó Mr.Popo, pero Skuld lo calmó…
  • «Quédate vigilando a mi hermana mayor, Mr.Popo… Nosotras ya regresamos…» –y terminando de decirlo, también salió de la habitación.

En tanto, Dende salió del templo y, al notarlo, Piccoro volvió a llamarlo…

  • «Vaya, ya era hora que te dignaras a aparecer, gran Kamisama… ¿Qué estabas haciendo para demorarte tanto en acudir cuando te llamé, eh?» –regañó Piccoro.
  • «Discúlpeme, señor Piccoro… estaba… eeh… estudiando en la biblioteca y no pude escucharlo, lo siento… Ah, hola, Gohan…» –saludó al pequeño saiya.
  • «¿Cómo estás, amigo?» –contestó el saludo del niño.
  • «¿Así que estudiando, no?… pero estoy seguro que sí pudiste sentir cuando elevé mi ki, ya que se supone sabes eso perfectamente… Sin embargo, no acudiste…» –se acercó, poniendo un rostro amenazador– «¡¡Dende, no me mientas y di la verdad!!»
  • «Yo… yo… es la verdad, señor Piccoro. Por favor, no se enoje…» –tembló el pequeño namek. Urd observaba la escena oculta tras la puerta mientras sentía que le hervía la sangre…
  • «Ese sujeto es un abusivo… ¡¡cómo se atreve a gritarle así a ese pequeño indefenso!!… ¡¡Me dan ganas de ponerlo en su sitio!!»
  • «Será mejor que te calmes, Urd… todavía no ha hecho nada. Veremos qué pasa…» –la calmó su hermana. En tanto, Piccoro continuaba con el interrogatorio…
  • «Dende, ya no me mientas… ¿qué estuviste haciendo mientras te llamaba? ¡¡CONTESTA!!»
  • «Señor Piccoro, ya no lo asuste así, estoy seguro que Dende se lo dirá más tarde cuando usted se calme, ¿no es verdad, amigo?» –lo defendió Gohan.
  • «Pues yo…» –musitó Dende, ya que todo lo hacía para ganar tiempo mientras las diosas se ocultaban– «Espero que las diosas ya estén a salvo, pero no sé qué más puedo decirle al señor Piccoro, es como si me leyera el pensamiento… ¿qué haré?… ¿qué hare?» –pensó.
  • «¡¡No, Gohan!!… Dende tiene que aprender a obedecer lo que se le dice y a no mentir, ya que eso es parte de ser Kamisama» –volvió a preguntar– «¿Vas a decir la verdad de una buena vez, Dende?… ¡¡Si no, me enojaré mucho contigo, niño!!»
  • «¡¡Por favor, ya no me siga preguntando, señor Piccoro!!» –dijo el pequeño rompiendo en llanto– «Lo que le digo es la verdad.. ¿por qué no me cree?… ¡¡¡buaaaaa!!!»
  • «¿Por qué lloras?… ¡Si no te he echo nada!» –preguntó Piccoro, extrañado por la actitud del pequeño.
  • «Pero… Dende…» –musitó Gohan ya que nunca habia visto a Dende tan asustado hasta llegar a punto de llorar. Urd escuchó el llanto del pequeño y ya no pudo contenerse más…
  • «Ese desgraciado… ¡¡Cómo se atreve a hacer llorar a un niño!!… ¡¡LE DARÉ UNA BUENA LECCIÓN!!» –gritó saliendo al encuentro de los guerreros.
  • «¡¡URD, ESPERA!!» –le gritó su hermana menor.

Skuld trató de deterla, pero fue inútil, ya que Urd, usando sus poderes de levitación, llegó hacia donde estaban ellos que, al igual que los otros, no pudieron sentir su presencia, sólo hasta que Urd se hizo notar…

  • «¡¡OYE, ABUSIVO!! ¡¡YA NO MALTRATES MÁS A ESE NIÑO!!» –gritó Urd, haciendo que Piccoro y Gohan voltearan totalmente sorprendidos y al ver a Urd se quedaron de una pieza. Dende dio un respingo…
  • «Señorita Urd, ¡¿pero qué está haciendo aquí?!… ¡¡le dije que se ocultara!!» –dijo Dende sintiendo que la tierra se abría bajo sus pies.
  • «Crees que me iba a quedar tranquila sabiendo que este idiota te maltrata de esta forma…» –se posó en el suelo justo delante de Piccoro y poniendo sus manos en la cintura le dijo muy enojada–: Y tú, cara verde… ¿¿Acaso no te da vergüenza tratar así a un niño??… ¡¿Por qué no te metes con alguien de tu tamaño como yo?!

Tanto el namek como Gohan se habían quedado sin palabras, sin saber qué decir ante esta extraña mujer salida de la nada, que al parecer conocía muy bien a Dende. Luego de unos instantes de balbucear, Piccoro logró articular frases coherentes…

  • «Pe… pero… ¡¿qué significa esto?!… ¡¡DENDE, ¿QUIÉN ES ESTA TIPA Y DE DÓNDE SALIÓ?!!» –dijo aún más alterado mientras lo zarandeaba con los ojos fuera de sus cuencas. Urd, poniendo una cara furiosa, le gritó:
  • «¡¡¿¿A QUIÉN LLAMAS TIPA, GUSANO INMADURO??!!… ¡¡¡Y YA NO MALTRATES A DENDE!!!» –y de una patada, lo tiró lejos del niño.
  • «Señorita Urd, ¡¿pero qué está haciendo??!!… ¡¡por favor, deje de hacer eso ya que me meterá en problemas a mí!!…» –suplicó el niño, desesperado.
  • «Dende… ¿quién es esta señora?… No parece que sea de este mundo…» –preguntó Gohan a su amigo, comentario que no pasó desapercibido por Urd.
  • «Efectivamente, niño… no soy de aquí. Mi nombre es Urd y soy una Diosa…» –contestó acomodándose el cabello.
  • «¡¡¿DIOSA??!!» –gritaron Piccoro y Gohan al mismo tiempo. Piccoro se levantó bastante enojado luego de la patada que le propinara Urd y le dijo:
  • «¡¿Quién te crees para golpearme de ese modo, bruja?!… No sé qué clase de broma es ésta pero no tengo tiempo para jugar. ¡¡Oye, Dende, si esta loca es amiga tuya, dile que desaparezca de mi presencia en este instante!!»
  • «Esto no es ninguna broma, insecto verde… y si deseas te lo puedo demostrar…» –amenazó.
  • «¿Qué fue lo que me dijiste?… Bah, sólo eres una humana vulgar y no tienes nada que hacer contra mí… ¡¡ASÍ QUE LÁRGATE DE MI VISTA, MUJERZUELA!!»

Ese insulto sorprendió tremendamente a Gohan y Dende, enojó a Urd (no faltaba más) y también a Skuld, que pudo escuchar lo que le dijo a su hermana, que por más pesada que fuera, no merecía que nadie la insultara así…

  • «¿¿Cómo se atreve a decirle eso a mi hermana??… ¡¡AHORA VERÁ!!» –también corrió a su encuentro, ante el asombro de Piccoro cuando vio a otra extraña niña aparecer de la nada.
  • «¿¿Qué??… ¿Ahora son dos?… ¡¡¿¿QUÉ FUE LO QUE HICISTE, DENDE??!!» –volvió a replicarle el namek al niño, que ya no sabía dónde ocultarse.
  • «¡¡Oye tú, gigante verde!!… ¡¡Nadie insulta a mi hermana Urd más que yo, ¿¿lo oíste??!!» –gritó Skuld bastante enojada y amenazando al namek con su mazo.
  • «¿Y quién es esta niña??» –preguntó Piccoro ya bastante fastidiado.
  • «¡¡¡Nadie que te importe, gusano!!!… ¡¡NADIE ME INSULTA ASÍ Y VIVE PARA CONTARLO!!… ¡¡TE HARÉ PEDAZOS!! ¡¡¡AAAAHHHH!!!»

Urd soltó una desgarga en sus manos y la hizo explotar en pleno rostro de Piccoro, que no tuvo tiempo de reaccionar ya que las diosas no elevan su ki al lanzar un ataque, sino que usan la magia para eso. Está de sobra decir que Piccoro acabó chamuscado. Urd sonrió victoriosa…

  • «Ahora será mejor que te disculpes conmigo si no quieres que te vaya aún peor…» –dijo mirándolo de una manera despreciativa, en tanto que Gohan decidió intervenir…
  • ¡¡Oigan, qué pasa aquí!!… ¡¡¿Y por qué atacó al señor Piccoro?!! –iba decir algo más, pero la niña con el mazo lo encaró…
  • «¿También eres amigo de ese irrespetuoso, niño?» –preguntó Skuld amenazante.
  • «Yo, este…» –tartamudeó sin saber qué decir ante la extraña niña y de la cual no podía sentir ki alguno.

Piccoro estaba furioso por el ataque sorpresivo, así que luego de limpiarse el polvo del ataque, le gritó a Urd:

  • «Tal parece que no fanfarroneabas, bruja… ¡¿qué diablos es lo que quieres en este lugar?!»
  • «Ya te lo dije, inmaduro… ¡¡soy amiga de Dende y para tu información no soy una bruja!!… ¡¡SOY UNA DIOSA!! ¡¡LA DIOSA QUE DOMINA EL PASADO!! ¡¡LA GRAN URD!!»
  • «¿¿Urd??… ¿qué clase de nombre es ese?… parece el de una perra, ¡¡¡JAJAJA!!!» –se burló el namek, cosa que no le hizo ninguna gracia a Urd.
  • «¡¡Como te atreves a burlarte de mí, insolente!!… ¡¡RETIRA LO DICHO AHORA MISMO!!» –gritó.
  • «Ni loco que estuviera, bruja» –contestó Piccoro, poniéndose en guardia.
  • «Ay, no… esto me pinta feo… será mejor que regrese al templo…» –dijo Dende antes de ocultarse, porque al parecer se iba a iniciar una batalla campal. Sólo rogaba que no destruyeran todo.

Gohan, en tanto, contemplaba a tan singulares luchadores y sonrió recordando los antiguos combates y los enemigos que habían tenido. En todo ese tiempo, su maestro no se había enfrentado a ninguna mujer, ni siquiera a la Nº18, que bueno… era una androide, pero esa extraña señora no parecía ser una mujer normal, y al no sentir su ki, pensó por un instante que se trataba también de una androide. Skuld, que aún estaba frente a él, vio su sonrisa y dijo molesta:

  • «Oye, ¿¿y tú por qué tienes esa sonrisa estúpida??… ¡¿Acaso también te burlas de mi hermana?!»
  • «¿Qué?… no, espera… estás cometiendo un error, yo no…» –titubeó, pero la niña volvió a gritar…
  • «¡De seguro crees que tanto mi hermana y yo somos unas inútiles que no sabemos luchar, ¿no?!… ¡y por eso te burlas!… ¡¡Muy bien, ya me hiciste enfadar, niño tonto!!… ¡¡TE DARÉ UNA LECCIÓN!! ¡¡TOMA!!» –y gritando le descargó un golpe con su mazo que Gohan apenas pudo esquivar…
  • «¡¡Ey, yo no quiero luchar contigo, cálmate!!» –trató de hablar, pero Skuld volvió a atacarlo con su mazo…
  • «No te creas mucho al esquivar mis golpes… ¡¡TE MOLERÉ A PALOS, VUELVE AQUÍ!!» –y sin dejar de gritar, comenzó a corretear a Gohan por toda la plataforma, en tanto que el pobre saiya lo único que podía hacer era esquivar los golpes de la niña.

Ajenos a los que pasaba, Piccoro y Urd se miraban fijamente sin perder ningún detalle. Lo que más le extrañaba al guerrero namek era que no pedía sentir ki alguno de la extraña mujer, tal vez era cierto que era una diosa. Pero eso no lo aceptaría hasta confirmar sus habilidades. Urd decidió comenzar…

  • «¿Vas a disculparte por las buenas?… ¿O quieres que te saque la disculpa a la fuerza, inmaduro?» –dijo la diosa, sonriendo.
  • «¡¡Ya te dije que no lo voy a hacer!! ¡¿Y por qué me sigues llamando inmaduro, bruja?!» – contestó el namek.
  • «¡¡Sólo hay que mirar lo verde que estás para saber que no estás maduro, JAJAJAJA!!» –se burló Urd, devolviéndole de esta manera el insulto anterior, ahora estaban a mano. Piccoro se puso rojo de cólera, por lo que Urd volvió a burlarse– ¡¡Oh, qué maravilla!! ¡¡Maduraste de repente!!… ¿Pero crees que el color rojo se te quedará por mucho tiempo?… ¡¡¡JAJAJAJAJA!!!
  • «GRRR… ¡¡YA CÁLLATE, MALDITA BRUJA!!» – gritó Piccoro y, sin poder aguantarse (a mi me late que estaba picón…), le soltó un disparo de energía que Urd eludió elevándose.
  • «Muy bien… así que empezamos con disparos de energía, ¿no?… ¡¡A ver qué te parece esto, inmaduro!!» –y posándose en la plataforma elevó sus manos y soltando varios rayos a través de sus dedos, hizo explotar las baldosas de la plataforma con dirección hacia donde se encontraba Piccoro, que se vio obligado a elevarse para no volar en pedazos.
  • «¡¡Demonios!! ¡¡Esa bruja sabe lo que hace!!.. ¿¿Qué clase de poder es éste??» –Urd se elevó a su altura y sonriendo dijo:
  • «Te responderé, mi estimado cabeza de lechuga…» –volvió a insultarlo– «¡¡Esto que ves es magia de diosas y si no quieres que te vuelva a chamuscar, será mejor que te rindas!!»
  • «¿¿Y crees que te haré caso, bruja horripilante??… A ver qué te parece esto…» –puso sus dedos en la frente y gritó–: «¡¡¡¡MAKANKOSAPO!!!!»

Un rayo en espiral salió de los dedos de Piccoro con dirección a la diosa que, sin impresionarse, levantó sus manos creando un campo de energía que desvió el rayo hacia el suelo, destrozando parte de la estructura del Templo y haciendo que temblara el resto del lugar. Piccoro se alteró…

  • «¡¡Oye, ya deja de hacer eso, hechicera loca!!… ¡¡Destruirás el templo sagrado!!» –dijo aterrizando en la plataforma, en tanto que Urd se mantenía en el aire.
  • «¡¡Yo no hice nada, cara verde!! El ataque fue tuyo, pero no importa… Magia blanca… te invoco… fuego celestial… obedéceme…» –miró hacia donde estaba Piccoro– «¡¡TE LO DEVUELVO!! ¡¡¡¡EXPLOTA!!!!»

Terminando de decir su hechizo, Urd elevó el conjuro en forma de inmensas lenguas de fuego saliendo de la plataforma y que envolvieron explotando todo a su paso (uhm… imagínense algo parecido a los hechizos explosivos de Lina Inverse de Slayers).

En tanto, Skuld llevaba a cabo la más feroz cacería de Gohan por todo el interior del templo, gritando y soltando mazazos a diestra y siniestra, y que el niño se veía obligado a hacer las más varias contorsiones para esquivar los ataques de su joven atacante, que al parecer no se le acababan las energías…

  • «Cielos, esta niña es muy tenaz… ¡¡no se cansa!! Y me parece que entrenar con ella es más cansado que hacerlo con el señor Piccoro… ¡¡ayy!!» –pensaba el niño que nuevamente volvía a esquivar otro ataque de Skuld. La niña se detuvo, cansada…
  • «Ah, ah… ese mocoso es muy veloz… Incluso más que un bug… ah, ah… ya me cansé…» –dijo apoyándose en su mazo. Gohan la miró y preguntó cauteloso:
  • «Oye, ¿te encuentras bien, niña?… Creo que deberías descansar un poco….» –Skuld lo miró frunciendo el ceño y de sus ropas sacó un recipiente que decía «Helado nº133 instantáneo». Lo abrió y luego que terminó de beber su contenido, se levantó de un salto y dijo:
  • «¡¡AHORA SÍ!! ¡¡ME SIENTO MUCHO MEJOR!!» –miró a Gohan– «Eres un tonto al no haber huído cuando podías… ¡¡TE APLASTARÉ, NO HUYAS!!»

Skuld le lanzó su mazo a Gohan como un extraño boomerang. El niño esquivó el ataque, pero el mazo regresó y esta vez le atinó en la cabeza al saiya, tumbándolo. Skuld sonrió victoriosa, pero Gohan se levantó de un golpe con una extraña mirada en sus ojos, ya francamente harto de toda esta ridícula pelea…

  • «¡¡ESTO YA FUE SUFICIENTE!!…» –gritó, asustando a la niña– «¡¡Escucha, niña!!… ¡¡No quería pelear contigo, pero tú me estás obligando a hacerlo!!… Esta pelea no tiene sentido, ¡¡ESCUCHA, YO NO SOY TU ENEMIGO!!
  • «Ja, no te creo… ¡¡y no me voy a detener!!» –volvió a atacarlo con su mazo, pero esta vez Gohan lo detuvo con una mano (parece que ya se aburrió del juego…). Skuld lo miró y gritó–: «Eres un miserable.. ¡¡SUELTA MI MAZO!!»
  • «Bueno, como quieras…» –y diciéndolo, Gohan soltó el mazo haciendo que Skuld cayera de espaldas. La niña lo miró con rabia.
  • «¡¡Eres un abusivo!!… ¡¡Cómo te atreves a maltratar a una niña!!… ¡¡¡¡BUAAAA!!!!» –rompió en llanto, haciendo que Gohan se pusiera nervioso.
  • «Oye, lo siento… de verdad no quería lastimarte… yo…» –una vez que se acercó lo suficiente, Skuld dejó de llorar y de un salto se puso de pie.
  • «Jaja… ¡¡Caíste!!» –dijo descargándole un mazazo que hizo a Gohan atravesar una de las paredes del templo y terminó en medio de la plataforma con un enorme chinchón de adorno en la cabeza– «Eres un tonto al caer en un truco tan viejo… ¡¡AHORA TE REMATARÉ!!» –Gohan vio que estaba de darle otro golpe, pensó un poco y dijo señalando a un lado…
  • «¡¡Oye, mira!! ¡¡qué es eso!!»
  • «¿Qué?… ¡¿Dónde?!» –volteó Skuld, pero al no ver nada supo que Gohan la había engañado…
  • «Ja ja… ¡¡caíste!!… ¡¡Yo también tengo mis trucos!!» –gritó Gohan bastante lejos de Skuld, que hizo una rabieta infernal al darse cuenta del engaño… `_´
  • «¡¡AHORA SÍ ME HICISTE ENFADAR!! ¡¡TE APLASTARÉ, MICROBIO!!» –y Skuld volvió al ataque. Sólo que esta vez para Gohan ya no era una pelea, sino un juego.. y lo más increíble era que se estaba divirtiendo con su nueva «amiga».

Sin embargo, a diferencia de ellos, la lucha entre Urd y Piccoro ya no era cosa de juego, ya que ambos se lanzaban sus más poderosos ataques demoliendo todo a su paso, que ya está por demás decir que estaba desecho. Los hechizos explosivos de Urd eran terribles y habían puesto en graves aprietos a Piccoro, que no sabía cómo pelear con esa terrible mujer…

  • «¿Todavía no te das por vencido, imitación de lagartija?… Mira que aún me faltan muchos trucos por mostrar…» –le guiñó un ojo en son de burla para provocarlo. Piccoro apretó los dientes…
  • «Demonios… los ataques de esta bruja al ser explosivos no me dan tiempo de nada… pero por lo que veo, ella no puede luchar cuerpo a cuerpo, ya que usa mucha magia… Muy bien, ya sé cómo detenerla…» –pensó un rato más y dijo–: «Muy bien, bruja… ¡¡a ver si puedes lanzarme otro de tus trucos de circo!!»
  • «¡¡Cómo te atreves, inmaduro!!… ¡¡Ahora verás!!… ¡¡¡EXPLOSIÓN!!! ¡¡AAAAAHHHH!!» –Urd gritó su ataque explotando todo de nuevo, y de nuevo dañó parte del Templo, que ya estaba a punto de caerse. Luego que se despejó el humo, Urd se sorprendió al no encontrar a su oponente. Miró a todos lados confundida y dijo–: «Pero… ¿a dónde se fue ese hombre verde?… No creo que lo halla pulverizado con mi magia tan fácilmente… Este tipo es un hueso duro de roer…»
  • «¡¡¡Supones bien, bruja!!!» –dijo Piccoro saltando e inmovilizándola por la espalda– «¡¡Ahora te vas a calmar porque ya me aburrí de tus juegos idiotas, bruja loca… ¡¡me estás poniendo en ridículo!!»
  • «Oye, cara verde…» –volveó Urd a verle con una extraña mueca en el rostro– «¿¿Te has dado cuenta en dónde tienes tus manos??»

Piccoro se extrañó por el comentario y al apretar sus manos sintió que estaba agarrando un par de objetos muy «blandos», tan blandos que lo hicieron sudar frío y al mirarlo pudo confirmar sus sospechas. Urd lo volvió a mirar de reojo y dijo…

  • «Muy bien… ya que te diste cuenta… ¡¡¡QUITA TUS MANOS DE MIS PECHOS, PERVERTIDO!!!» –gritó Urd tirándole un codazo en la boca del estómago del namek, que no pudo reaccionar a causa de la anterior impresión. La diosa continuó en el mismo tono–: «¡¡Incluso en eso estoy acertada en llamarte inmaduro, ya que tienes la mentalidad de un viejo VERDE!!»
  • «Argg… esta bruja tiene ‘armas’ muy peligrosas. Ahora entiendo porqué no existían mujeres en Namekusei…» –pensó Piccoro, aturdido.
  • «Te arrepentirás por tu atrevimiento, insecto verde…» –juntó sus manos y formó una bola roja en ellas que comenzó a chisporrotear– «¡¡¡AHORA EXPLOTA!!! ¡¡¡¡¡AAAAAHHHHH!!!!!» –y con su ataque volvió a demoler la zona en donde se encontraba el namek.

En tanto, en el interior del Templo, la última explosión causada por Urd se escuchó muy cerca de donde permanecían ocultos Dende y Mr.Popo, que trataban de proteger a Belldandy de la caída de los pedazos del techo. Dende dijo preocupado a su sirviente:

  • «Cielos… la situación se ha complicado. ¡¡Si no los detenemos, destruirán el Templo en mil pedazos!!» –se cubrió después de otra explosión.
  • «Tiene mucha razón, Kamisamas… Esas diosas son muy fuertes… Sobre todo la señoritas Urd» –dijo Mr.Popo.
  • «Sí, y no creo que ella quiera razonar después de los insultos tan feos que le dijo el señor Piccoro… No parará hasta pulverizarlo… y la señorita Belldandy que no despierta… ¡¡Ay, esto parece una pesadilla!!» –gimió el niño apoyándose en la cama en donde reposaba la diosa, cuando en eso la mano de ella se movió.
  • «¡¡Kamisamas, mire!!… ¡¡La señoritas Belldandy está reaccionando, mire!!» –al mismo tiempo que lo decía, Belldandy abrió los ojos ante la sorpresa y alivio de Dende.
  • «Ah, ¿dónde estoy?… ¿Dende?» –musitó la diosa.
  • «¡¡Señorita diosa!!… ¡¡Qué bueno que ya se recuperó!!» –dijo Dende alegremente. Belldandy iba a hablar cuando en eso el ruido de disparos de ki la obligaron a cubrirse los oídos…
  • «¿¿Pero qué está sucediendo, Dende??… ¿¿Y dónde están mis hermanas??» –preguntó confundida.
  • «Están combatiendo afuera en contra de mi mentor y mi amigo, ¡¡en tal grado que destruirán el templo de un momento a otro!! ¡¡Tiene que hacer algo para detenerlas, señorita Belldandy!!» –dijo el niño alterado.
  • «¡¡¿¿QUÉ DICES??!!» –Belldandy se levantó de un salto y corrió hacia la entrada del Templo que estaba casi totalmente desecha a causa del combate.

Belldandy observó horrorizada el estado del bello templo que ahora lucía como un montón de ruinas viejas. Luego desvió su mirada hacia sus hermanas que peleaban cada quien con su rival (si es que se le puede llamar rival verdadero-_-¡). Belldandy sintió una terrible indignación y vergüenza al ver el comportamiento de sus hermanas. Así que sin previo aviso, se paró en la plataforma y gritó:

  • «¡¡¡ESTO YA FUE SUFICIENTE!!! ¡¡¡¡¡¡DETÉNGANSE TODOS!!!!!!»

Una vez que lo dijo, Belldandy cruzó sus manos delante de su rostro como lo hiciera anteriormente y en cuanto la marca de su frente comenzó a brillar, abrió sus brazos de golpe y una violenta explosión de poder, aún más potente que las de Urd, sacudió el lugar en forma de ráfagas de energía que lanzaron a Urd y Piccoro por un lado, y a Skuld y Gohan por otro. Todos los presentes lo único que podían hacer era sujetarse de alguna saliente para no ser arrastrados por el inmenso poder que emanaba de Belldandy. Piccoro estaba aturdido…

  • «¡¡¿¿Quién es ella??!!… ¿¿Acaso es una de ustedes?? ¡¡Responde, bruja!!» –gritó Piccoro a Urd sin soltarse del suelo.
  • «¡¡Ella es mi hermana, inmaduro!!… ¡¡su nombre es Belldandy y es la más poderosa de las tres!!» –respondió Urd sin dejar de mirar a su hermana. Por otro lado, Skuld trataba de sujetarse de una de las paredes del templo, pero el muro cedió y ella salió despedida por los aires…
  • «¡¡¡AUXILIO!!! ¡¡¡ME VOY A CAER!!!» –gritó la niña aterrada, pero antes de que se precipitara al vacío, sintió que algo la cogió de la muñeca…
  • «No te asustes, no te voy a soltar…» –dijo Gohan que la había pescado en el último momento…
  • «No puedo creerlo… esa chiquilla tiene un poder comparable al de Cell, ¡¡es impresionante el poder de estas diosas!!» –pensaba Piccoro.

Luego de unos segundos, Belldandy detuvo las ráfagas y todo volvió a la normalidad. Todos se acercaron lentamente hacia donde estaba ella. Belldandy, lanzándole una fulminante mirada a sus hermanas, dijo:

  • «¡¡No puedo creer ustedes hayan sido las causantes de toda esta destrucción!!… ¡¡Es increíble!! ¡¡¿¿ACASO NO LES DA VERGÜENZA??!!» –gritó Belldandy furiosa. Urd y Skuld se miraron mutuamente y dijeron al unísono, señalándose:
  • «¡¡¡FUE CULPA DE ELLA Y DE…!!!» –iban a decir algo más, pero Belldandy las calló.
  • «¡¡YA BASTA!! ¡¡NO ME IMPORTA DE QUIÉN HALLA SIDO LA CULPA PORQUE AMBAS SON RESPONSABLES DE TODO ESTO!!… ¿¿ACASO CREEN QUE ESTÁN EN SU MUNDO Y QUE PUEDEN HACER LO QUE LES DA LA GANA??» –continuó bajando el tono de voz y miró al pequeño namek que se había reunido con ellos– «Se supone que cuando Dende pidió su deseo, él quería que lo ayudáramos, no que destruyéramos todo… además él es el Kamisama de este lugar… ¡¡DEMUÉSTRENLE UN POCO MÁS DE RESPETO!!»
  • «Lo… lo siento hermana…» –se disculpó Skuld– «En verdad no queríamos causar esto…»
  • «Es verdad, Belldandy… ¡¡pero este inmaduro fue el culpable de que empezara la pelea y por insultarme tan feamente!!» –se defendió Urd señalando a Piccoro que observaba la autoridad que tenía Belldandy para con sus hermanas.
  • «¡¡Ya basta, Urd!!… ¡¿Acaso no entendiste lo que te dije?!… ¡¡COMPÓRTENSE COMO LAS DIOSAS QUE SON!!» –luego Belldandy se volvió hacia Dende con rostro triste– «Siento mucho el comportamiento de mis hermanas, Dende… Lo lamento de verdad…» –luego miró a Piccoro y a Gohan– «Y me disculpo con ustedes también por lo que pasó…»
  • «¡¡NO TE DISCULPES CON ELLOS, HERMANA MAYOR!!… ¡¡Nosotras somos las que debemos humillarnos, no tú!!» –se sobresaltó Skuld.
  • «Es cierto… además ellos nos deben también una disculpa por comportarse como salvajes… además de algunos atrevimientos…» –increpó Urd, mirando a Piccoro de mala manera.
  • «¿¿Qué quieres decir con eso, bruja??… no creas que me vas a chantajear con eso» –respondió Piccoro recordando el embarazoso incidente que tuvo con la susodicha diosa.
  • «¡¡Si quieres te reto a que lo hagas de nuevo, inmaduro!!» –le gritó encarándolo.
  • «¡¡Eres una…!!»
  • «Señor Piccoro…» –interrumpió Dende– «Ya no la haga más larga y déle una disculpa a la señorita Urd, que usted también empezó la provocación al decirle mujerz…» –no pudo terminar porque el namek le cubrió la boca.
  • «Ya no lo repitas y te agradecería mucho si te quedaras callado, Dende…» –luego miró a las otras diosas y suspirando dijo, soltando al niño–: «Vale, lo haré… ¡¡pero que ella también se disculpe!!»
  • «¡¡No pienso hacerlo, inmaduro!!» –le dio la espalda.
  • «Urd…» –la llamó Skuld tocándole el hombro.
  • «¿Qué quieres, niña?» –volteó Urd a verla, cuando…

¡¡¡¡¡¡PAAAAFFFFFFFF!!!!!!
Urd terminó en el suelo por causa del mazazo de su hermana menor, que le gritó:

  • «¡¡Ya no la hagas más larga y discúlpate de una buena vez con el señor de la cara verde!!» –dijo la niña haciendo que Piccoro rechinara los dientes por el apelativo que le puso…
  • «¡¡Mi nombre es Piccoro, muchacha!! ¡¡PICCORO!!» –gritó el namek y después de eso pensó riendo para sus adentros–: «Y gracias por darle ese golpe a la bruja… se lo tenía bien merecido… jeje»
  • «Ay, está bien… qué rayos…» –se levantó Urd y sin mirar al namek directamente a los ojos dijo muy escuetamente–: «Lo siento…»
  • «¿Qué dijiste?… Creo que no te escuché bien…» –dijo Piccoro con el afán de fastidiarla.
  • «¡¡No lo voy a repetir de nuevo, inmaduro!!… ¡¡y no te burles!!» –gritó Urd enojada.
  • «¡¡URD!!» –le llamó la atención Belldandy.
  • «Bueno, bueno… lo siento, PICCORO» –volvió a decir de mala gana.
  • «Jum, así está mejor…» –dijo el namek sonriendo por su triunfo.
  • «Grrr…» –se quejó Urd.
  • «Tú también debes disculparte con ese niño con quien peleabas, Skuld…» –dijo Belldandy.
  • «No, no es necesario, de veras, señorita…» –dijo Gohan antes de que Skuld pudiera decir algo– «Sólo estábamos jugando… no tiene porqué regañarla» –comentario que dejó a Skuld de una pieza.
  • «¿¿Oye, cómo que jugando??… ¡¿acaso mis golpes no te parecieron mortales, niño?!» –le gritó Skuld, picada en su orgullo.
  • «Pues…» –sonrió con una mano en su cabeza…
  • «¡¡Te voy a machacar!!» –lo amenazó con su mazo, pero Belldandy la detuvo…
  • «¡¡SKULD!!… Ya no quiero más pleitos…» –Skuld puso cara de picona, pero Gohan se paró delante de ella y le tendió la mano…
  • «¿Quieres que seamos amigos, Skuld?» –preguntó el niño con una cándida sonrisa igual a la de su padre. La niña lo miró primero dudosa, pero después sonrió ampliamente…
  • «¡¡CLARO!!… Ahora que lo veo, eres un conejillo de indias muy divertido para entrenar…» –dijo guardando su mazo.
  • «Esteee, sí, claro… jeje» –respondió Gohan con una gota de sudor. Belldandy sonrió y dijo a Dende:
  • «Bueno, creo que ahora es mi turno de disculparme y de reparar todo este desorden… Esperen un poco…» –dijo Belldandy parándose justo delante del templo. Y pronunció unas palabras mientras corrientes de aire salian de sus manos…

«Espíritus guardianes, los invoco…

por favor, como diosa les imploro…

regresen a este templo la belleza que ostentaba…

para que vuelva a ser un grata morada…»

Como por obra de magia (que en realidad lo era), todos los fragmentos del templo que habían sido desprendidos a causa de la lucha comenzaron a regresar a su lugar uno por uno. Era una escena mágica y maravillosa, y al mismo tiempo, Belldandy comenzaba a levitar mientras los espíritus guardianes reparaban los daños del templo y en la plataforma. En tanto, todos los demás observaban la magia de Belldandy asombrados, excepto Urd y Skuld que sólo se limitaron a sonreír, ya que conocían perfectamente las habilidades de su hermana…

  • «¡¡Vaya!!… ¡¡en realidad tiene grandes poderes!!… ¡¡la señorita Belldandy es maravillosa!!» –dijo Dende, impresionado por el poder de la diosa que poco a poco regresaba al Tempo a la normalidad.
  • «En verdad es algo mágico… Esa jovencita es muy especial. No cabe duda que es una diosa…» –pensaba Piccoro, también asombrado con la magia de Belldandy, que una vez que terminó de restaurar el templo, levitó y se posó suavemente en el suelo con baldosas totalmente reconstruidas. La hermosa diosa sonrió.
  • «Tuve suerte que los espíritus guardianes me ayudaran a reparar el templo… Aquí hay mucha magia y es porque este universo es muy especial»
  • «Mr.Bobos no sabe qué decir… sólo que los espíritus siembre están bresentes en el Templos» –comentó a la diosa.
  • «¿Tus antiguos Kamisamas?… Ellos fueron los que me ayudaron y se portaron muy amables conmigo. Se los agradecí mucho en nombre de todos…»
  • «Muchas gracias, señorita diosa…» –dijo Dende, todavía maravillado por la magia que acababa de presenciar. Belldandy acarició su cabeza…
  • «Recuerda que tu deseo fue que te ayudara… y eso es lo que estoy haciendo. No lo olvides, joven Kamisama»
  • «Bueno… ejem…» –interrumpió Piccoro– «Ya que todo está de nuevo en orden, estaría muy agradecido si me explicaran cómo fue que se inició todo esto… DESDE EL PRINCIPIO… por favor»
  • «Claro que sí, señor Piccoro… y también quería pedirle disculpas por haberle mentido acerca de las diosas. Se lo contaré, pero prometa no enfadarse conmigo, ya que…»
  • «Dende… shhh… déjame a mí» –lo interrumpió Belldandy y luego se dirigió al guerrero– «Yo le contaré todo, Piccoro… no se preocupe por eso…»
  • «Eeehh… bueno, está bien…» –respondió un poco nervioso– «Por lo menos tú pareces ser la única cuerda de las tres diosas…»
  • «¡¿Qué quisiste decir con eso, inmaduro?!… ¿¿acaso crees que estoy loca??» –le increpó Urd.
  • «¿Prometes no explotar el Templo nuevamente si te lo digo?» –comentó el namek en son de burla.
  • «¡¡Eres un inmaduro!!» –le gritó Urd.
  • «¡¡Y tú eres una loca, una verdadera bruja loca!!» –contestó Piccoro poniéndose pico a pico con la tormentosa diosa.
  • «¡¡INMADURO!!» –gritó la diosa.
  • «¡¡BRUJA!!» –gritó el namek.
  • «Ay, por el Lord… aquí vamos otra vez… no sé cómo no se cansan de insultarse…» –comentó Skuld a su nuevo amigo.
  • «Jaja… déjalos, tal parece que el señor Piccoro encontró a la horma de su zapato…» –dijo Gohan totalmente divertido por el comportamiento de su maestro.
  • «Bueno, qué tal si vamos al Templo y me cuentas cómo es tu mundo, Gohan… de las máquinas y la tecnología, ¿sí?» –preguntó Skuld entusiasmada mientras jalaba al niño hacia adentro, que sólo se limitó a sonreír nerviosamente. Belldandy se acercó a Dende, que permanecía parado sobre el sitio con una gota de sudor por todo lo que veía, sobre todo la discusión de Piccoro y Urd…
  • «Ahora vuelvo… voy a preparar algo para nuestros amigos, Dende… ¿Me acompañas, Mr.Popo?»
  • «Claros, señoritas Belldandy…» –respondió el sirviente, caminando detrás de la diosa.

Entonces el paisaje era así: por un lado Urd y Piccoro discutiendo acaloradamente; por otro Gohan y Skuld conversando de diversas cosas como viejos amigos; y finalmente Belldandy servicial como siempre ayudada por el leal Mr.Popo. Dende sólo soltó un largo suspiro…

  • «Ahora son tres… ¡¡TRES DIOSAS!!… Ay, por todos los cielos… Ahora veo porqué nadie quería ser Kamisama… Esto no es justo… ¿Por qué me pasan estas cosas a mí?…» –pensó resignándose en pasar los siguientes días en compañía de sus peculiares visitantes.

¿Como será el universo del Dragón ahora con estas tres diosas viviendo en él?… ¿Podrán convivir las diosas en sana armonía con los guerreros Z mientras dure su visita? ¿Regresarán a su mundo?… Próximo capítulo… AVENTURAS TERRENALES(y con muchas más sorpresas de mi cortesía ^ ^)