Capítulo 5: «Decisiones»
Fanfic: Una Madre, un Anillo… y una Unión
Otro día más corría en Vejitasei, un planeta que nunca cesaba su actividad de
conquista, llevada a cabo por sus poderosos guerreros que constantemente salían
de misión… Incluso el poderoso Rey Vegeta había partido hacía mes y medio a
una larga misión que no se sabía cuándo tendría retorno. Todos aguardaban en el
castillo su regreso… y especialmente alguien que, por un capricho suyo, había
hundido para siempre…
Kaissa trataba de hacer llevadera su situación en el castillo, pero los
recuerdos siempre invadían su memoria… y cada vez que eso sucedía, desviaba
sus pensamientos hacia el rey. Le tenía odio por lo que le hizo. Aparte de
mantenerla como si fuera una prisionera en el castillo, que ahora era «su»
castillo, la tenía harta. Siempre buscaba desahogarse en los entrenamientos que
cada vez los volvía más severos, exigiéndose mucho a sí misma para tratar de
olvidar… pero no era lo mismo entrenar sola que con un oponente real, así que
mientras se dirigía al campo de entrenamiento de la guardia, donde había
combatido y sellado para siempre su destino, observó por una de las ventanas del
castillo que alguien entrenaba en ese lugar… era Nappa.
A Kaissa le pareció raro verlo solo, ya que siempre entrenaba con los demás
guerreros, pero ella estaba decidida a cambiar la rutina de entrenamiento, así
que sin importarle nada, saltó por la ventana y levitó hacia la arena, en tanto
que el enorme saiya seguía con su rutina de entrenamientos sin percatarse de la
presencia de la guerrera…
- NP : ¡¡¡AAAAHHHH!!! –gritó mientras lanzaba un golpe al aire, seguido de una
patada contra su enemigo invisible. Nappa, a pesar de ser tan corpulento, era
muy hábil cuando de peleas se trataba, además de ser un enemigo difícil de
derrotar. - KS : No está mal, Nappa… –dijo Kaissa mientras sonreía levemente–. Tus
habilidades han mejorado desde la última vez que combatimos… - NP : ¿Quién a…? Oh, su majestad… –se inclinó–. No sabía que estaba aquí,
le ruego me perdone… - KS : ¡¡Ya olvídate de los formalismos, idiota!!… –dijo molestándose–.
¡Estoy cansada que todos me traten como si fuera una extraña!… ¡Y sobre todo
tú, que eras casi como mi hermano! - NP : Me vuelvo a disculpar nuevamente, señora… –respondió en el mismo
tono–. Me retiraré ahora mismo… - KS : ¡¡Espera!!… –dijo avanzando hacia la arena y, mirándolo a los ojos,
agregó–: Quiero combatir contigo… - NP : Pero, su majestad… –dijo sorprendido–. No puedo hacer eso… Usted
es… - KS : ¡MIRA!… ¡¡No me interesa lo que el rey Vegeta te haya dicho o lo que
pienses!!… Quiero pelear, ya que hace mucho tiempo que no entreno con
alguien… Así que pelearás conmigo… - NP : No podría pelear con usted, alteza… –respondió sin levantar la
mirada. - KS : Puedes negarte a una petición, pero no a una orden… –sonrió–. Muy
bien, entonces… por la autoridad y el rango que tengo como mujer del rey…
¡¡TE ORDENO que pelees conmigo, guerrero Nappa!!… ¡¡AHORA!!
Luego de decirlo, Nappa se quedó de una pieza, pero era cierto lo que dijo,
él no podía negarse a la orden de un superior, de la misma altura del rey, como
la que ocupaba Kaissa, así que suspirando, respondió:
- NP : Como usted ordene, su majestad… –contestó de manera casi desganada,
mientras se ponía en guardia. - KS : Quiero que tengas en claro una cosa, Nappa… –dijo en tono severo–. Si
me llego a dar cuenta que no peleas en serio o que te das por vencido durante el
combate, te juro que te arrepentirás… ¡¿ENTENDIDO?! - NP : Eh… ¡sí, majestad! –reaccionó.
- KS : Muy bien… ¡¡DEFIÉNDETE!! ¡¡¡AAAHHHH!!!
Kaissa atacó a gran velocidad con una patada al rostro, que Nappa bloqueó con
un brazo, pero la saiya apoyó sus manos en los hombros del saiya y dando una
vuelta en el aire, se colocó a sus espaldas y atacó con una esfera de energía
que atinó en la espalda del guerrero empujándolo hacia adelante, quedando
tendido en el suelo…
- KS : ¡¿QUÉ TE PASA, BASURA?! –gritó enojada, tratando de provocarlo–. ¡¡TE
DIJE QUE PELEARAS EN SERIO!! - NP : Eso es lo que estoy haciendo, alteza… –contestó levantándose–. Lo que
pasa es que usted es muy fuerte… - KS : ¡¡No me vengas con esas estupideces porque no te creo!!… ¡¡Diablos!!,
¡¿por qué ya no peleas como antes?! Me decepcionas de verdad… –contestó
irritada. - NP : Usted ya debería saberlo, ya no es la misma de antes… Y no puedo
traicionar mis principios, lo siento… –contestó, eludiendo la mirada de la
saiya.
Kaissa sentía cólera, no por el hecho que Nappa no quisiera pelear con ella,
sino porque prácticamente lo había obligado a hacerlo, ya que de sobra se veía
que el saiya no quería luchar… ¿¿Qué demonios le habría dicho el rey antes de
irse??… Pero no le importaba, ya que quería desquitarse, y lo haría como
fuera…
- KS : ¡¡AHORA SERÁ MI TURNO PARA ATACAR!!… ¡¡PELEA, IMBÉCIL!! –gritó y de
un salto, volvió a arremeter contra Nappa, que levantó las manos para repeler su
ataque.
En eso, Kaissa se detuvo de golpe y comenzó a tambalearse mientras sentía que
su cabeza le daba vueltas. Tomó su cabeza con ambas manos, pero el mareo que
sentía no desaparecía por nada, al contrario, iba en aumento. Nappa se dio
cuenta y sin tardanza acudió a ayudarla. Apoyándose en el suelo, Kaissa musitó:
- KS : Lo… logró… –dijo apretando los dientes–. E-el muy imbécil… ¡¡lo
consiguió!!… –y sintiendo que se le nublaba la vista, Kaissa se desmayó.
Rato después…
Kaissa reposaba en una camilla en la enfermería del castillo… Cerca de
ella, un médico estaba realizando unos análisis y la miraba de reojo. Momentos
después, la saiya comenzó a reaccionar y el médico, al escucharla, acudió
rápidamente…
- DC : ¡Majestad!… ¿se encuentra bien? –preguntó mientras la sujetaba de la
muñeca para tomarle el pulso–. Según el guerrero Nappa, usted sufrió un desmayo
mientras entrenaba… - KS : Arg… sí, lo sé… ¡ah, me duele la cabeza! –trató de sentarse, pero
en eso percibió el olor de unos reactivos que estaban en el lugar y de repente
su estómago comenzó a convulsionarse como loco, y hubiera causado un desastre si
no fuera porque el médico le cubrió nariz y boca con un paño empapado de
alcohol, dándole un alivio temporal… - DC : Majestad… –comenzó algo nervioso–. Usted debe saber que todos estos
malestares indican que… - KS : Sí… –dijo aparentando normalidad–. Estoy embarazada, ¿cierto?
- DC : Exactamente, alteza… –continuó, mostrando alegría–. ¡Déjeme
felicitarla!… ¡Esta es una gran noticia!… ¡¡El Rey Vegeta se pondrá feliz
cuando lo sepa!! - KS : Sí, tal vez el Rey sí… –continuó con una mirada fría–. ¡¡PERO YO NO!!
El médico se quedó sorprendido ante sus palabras. Kaissa lo miró por un rato
más, hizo una mueca de disgusto y salió de la enfermería sin decir nada más.
Caminó rápido por los corredores mientras contenía su rabia… el rey se había
salido con la suya, cumplió con sus planes. Se detuvo en la mitad del pasillo y
bajó la mirada. En su rostro se reflejaba miedo, la maternidad era algo que ella
nunca esperaba y nunca buscó… Colocó una mano en su vientre y suspiró…
- NP : ¿Se encuentra bien, majestad? –escuchó una voz a sus espaldas.
- KS : ¿Otra vez por aquí? –contestó con fastidio–. Se ve que el rey te tiene
bien entrenado para que me vigiles… - NP : Sólo cumplo con mi obligación, señora… –contestó Nappa sin
inmutarse–. Ahora deberá tener más cuidado en su persona, ya que dentro de su
cuerpo se encuentra el futuro heredero al trono. - KS : Ya lo sé… ¿Qué irónico, no? –volteó a verlo–. ¡Al final el rey se
salió con la suya, su hijo fue concebido, todos son felices y a mí que me parta
un rayo, ¿no?! - NP : No debe verlo de esa manera… Su hijo será un guerrero muy poderoso,
ya que ambos son los mejores guerreros de este planeta… Yo, por mi parte, me
siento feliz por usted. - KS : ¡Claro!, eso es lo único que les importa a todos… –continuó con
sarcasmo–. Que el heredero sea el más fuerte y nada más… ¡bonita manera de
utilizarme!… ¡Ahora entiendo porqué nadie quería luchar conmigo, querían
asegurarse que estuviera en perfectas condiciones para el pequeño bastardo!
–caminó por el lado de Nappa y continuó en voz baja, pero fría–. Festejen…
todo lo que quieran… ya que para mí, es el principio del fin… –y se alejó
por el corredor. - NP : «Lo siento mucho… en verdad, Kaissa…» –pensó para sí con algo de
culpa y también se retiró.
Los meses corrieron rápidamente. Ya todo el mundo en el castillo y en
Vejitasei sabían de la venida del futuro príncipe, el heredero al trono…
aparte que el estado de Kaissa era muy notorio. A causa de eso, ya no podía usar
sus ropas de siempre, viéndose obligada, y muy a pesar suyo, a usar uno de los
atuendos que le correspondía como reina, como un amplio vestido. Ella se veía
hermosa sin dudas, pero su rostro y mirada reflejaban una profunda tristeza.
Había dejado los entrenamientos a causa de su estado, además de que no se lo
permitían. Ahora sí se sentía prisionera, incapaz de hacer algo sin llamar la
atención… De nuevo, la sensación de soledad la invadió…
Faltaba algo más de dos meses para que su tiempo de espera terminara, cuando
una mañana Kaissa escuchó un gran alboroto, con gritos de júbilo de todos los
guerreros, seguido del ruido de varias naves que aterrizaban… Eso sólo podía
significar una cosa…
- MU : ¡¡Majestad, majestad!! –gritó una mucama eufórica al mismo tiempo que
entraba en la habitación de Kaissa, sin molestarse en llamar–. ¡¡Alteza, el rey
ha regresado de su viaje!!… ¡¡TRIUNFÓ!! - KS : ¿Ah, sí?… –respondió secamente sin inmutarse para nada mientras
continuaba sentada en su silla. Era obvio que no le importaba. - MU : ¡¡Sí, alteza!! –continuó en el mismo tono–. ¡¡Debe prepararse, ya que
esta noche habrá una celebración por su victoria!!… Déjeme ayudarla con su
vestuario… –se acercó a ella, pero Kaissa la detuvo levantando la mano… - KS : No es necesario. Vete… –dijo sin mirarla–. No me siento muy bien…
- MU : ¿Desea que llame al médico, su alteza? –preguntó preocupada.
- KS : No es necesario… sólo necesito descansar… ¡Ahora, retírate!
La mucama obedeció la orden y Kaissa se quedó sola en la habitación. Hizo un
esfuerzo para levantarse, ya que su vientre estaba muy grande y le dificultaba
movilizarse. Sonrió mientras se observaba, el futuro heredero era muy fuerte…
pero al asomarse a la ventana, su expresión cambió. A lo lejos, podía verlo
mientras descendía de su nave entre los gritos de victoria de los
concurrentes… El muy maldito, ahora se sentiría satisfecho al enterarse que
cumplió su misión… y no se refería a su largo viaje precisamente, sino a la
«otra» misión. Kaissa miró al rey Vegeta mientras la rabia inundaba su
corazón… y sin querer saber más, se alejó de la ventana.
Durante todo el día, la celebración se llevó a cabo en el gran salón del
castillo. El escuadrón del rey había conquistado cerca de veinte planetas, todos
ellos con guerreros muy poderosos. El Rey Vegeta se jactaba de sus hazañas en la
celebración junto con sus guerreros, pero pronto notó que alguien faltaba…
imaginándose quién podría ser…
- RV : ¡¡Nappa!! –llamó al guerrero, que se encontraba dialogando con algunos
soldados–. ¡¡Acércate!! - NP : ¿Me mandó llamar, su majestad? –acudió sin demora, saludando
respetuosamente. - RV : Dime algo… ¿Por qué no está aquí la «futura mamá»? –dijo en son de
burla. - NP : Según pude enterarme por las mucamas… vuestra compañera Kaissa se
encuentra algo indispuesta… tal vez por su estado… - RV : Ya veo… pero no vuelvas a decir que es mi compañera, es algo…
molesto, ¿entiendes?… –continuó serio–. ¿Y cuánto tiempo lleva? - NP : Según el médico, su tiempo de espera se cumplirá en dos meses más, su
majestad…
El rey Vegeta no dijo nada más y la celebración continuó hasta muy entrada la
noche, pero en todo ese tiempo, Kaissa no quiso bajar, a pesar de que había sido
llamada varias veces. Incluso Nappa había ido a llamarla por encargo del rey,
pero ella no quiso salir.
Cuando todo hubo terminado, el rey Vegeta subió a sus habitaciones y se
detuvo delante de la de Kaissa, sonrió con ironía y entró si avisar. La encontró
sentada en su silla observando por la ventana. Kaissa volteó la mirada y mostró
una sonrisa fingida…
- KS : ¡Vaya!… ¡Por fin su majestad se atreve a dar la cara! –dijo sin
moverse de su lugar. - RV : ¿Por qué no acudiste cuando te llamé, mujer?… –contestó con los
brazos cruzados y sin moverse del dintel de la puerta–. No te veo en tal mal
estado como dijiste que te encontrabas… - KS : Simplemente no podía… –se levantó apoyándose en el marco de la
ventada y continuó con la misma sonrisa irónica mientras le mostraba su
vientre–. Ya que esta «pequeña» carga me lo impide…
El Rey Vegeta la observó de arriba a abajo. El embarazo de la saiya era muy
acentuado y le dificultaba moverse. La observó a los ojos y notó una mirada de
rencor, muy diferentes a como los había dejado antes de irse… pero no le tomó
importancia…
- RV : No digas estupideces, mujer… Recuerda que eres una guerrera y el que
estés así no significa que no pudieras ir a recibirme como se supone que debes
hacer… ¿Acaso no sabes tu papel en este castillo? - KS : Claro que lo sé… –dijo mientras se acercaba al soberano–. Un papel
que me fue impuesto sin que yo supiera nada… ¡contra mi voluntad!… ¡¡¿¿CREES
QUE NO ESTOY ENTERADA QUE ME USASTE PARA TUS PLANES??!! - RV : ¡No grites en mi presencia, Kaissa!… –dijo frunciendo el ceño–. Sólo
me limité a escoger lo mejor para engrendrar al futuro heredero al trono y lo
mejor que pude encontrar fuiste tú… Deberías sentirte honrada, ya que llevas
al hijo del soberano de Vejitasei en tu seno… - KS : ¡¡Ése no es el punto, maldita sea!! –gritó apretando los puños–. ¡¡SÓLO
FUI UN OBJETO PARA TI, SÓLO UN MEDIO BARATO PARA PROCREAR A TUS
DESCENDIENTES!!… ¡¡ÉSE ES MI ÚNICO VALOR PARA TI!!… ¡¿NO TE DAS CUENTA DE LO
QUE ME HICISTE?! - RV : ……….. (silencio)
- KS : ¿¿Cómo diablos crees que me siento??… Me destruiste, ¡¿lo oyes?!…
¡¡Maldito miserable, sólo piensas en ti sin importar nada más… Cada vez que
recordaba lo que pasó esa noche, pensaba que eras diferente, pero no… Me
equivoqué, fui una estúpida al caer en tu juego!! –lo miró irónica–. Debes
sentirte feliz, ¿no?… Te aseguraste muy bien de que yo quedara embarazada, por
eso no me dejaste en toda la noche… ¡¡¿¿O acaso no te sentías capaz de eso,
poderoso Vegeta??!! - RV : ¡¡¡¡YA CÁLLATE, PERRA INSOLENTE!!!! –gritó mientras le lanzaba una
bofetada que la hizo caer al suelo, afortunadamente sin golpearse el vientre.
Kaissa lo miró con ojos inyectados de furia, al mismo tiempo que un hilo de
sangre corría por su boca. El rey Vegeta la miraba fríamente y levantó su mano
como si fuera a lanzarle un disparo. Kaissa cerró los ojos esperando su
destino…
- RV : Debería matarte por lo que dijiste, mujer… y no me faltan ganas para
hacerlo… –dijo sin dejar de apuntarla con su mano–. Pero ese niño que llevas
dentro es muy importante para el reino y para el futuro de los saiyajins…
además que no hay ninguna otra hembra que tenga tu potencial de pelea.
Desgraciadamente tu poder es el más alto y eso me conviene. - KS : Eso es lo único que te importa… –dijo entre dientes.
- RV : ¡¡Por supuesto que sí!! –dijo levantando la voz–. Tu único papel aquí
es tener bien a ese niño, es tu único valor de existir… Pero una vez que
nazca, te olvidarás de él para siempre… ¡¿Lo entiendes, Kaissa?!
Kaissa lo miró a los ojos casi a punto de llorar… Él era un ser
despreciable, insensible, inhumano… pero su destino estaba escrito y por ahora
no podía hacer nada…
- KS : Sí, majestad… –dijo en voz baja.
- RV : ¿Qué dijiste?… No te escuché nada… ¡¡HABLA BIEN!! –gritó en tono
autoritario. - KS : ¡Sí, su majestad! –dijo más fuerte, sin levantar la mirada.
- RV : Bien… –y dándole la espalda, continuó–. ¡Y no quiero que esta falta
de respeto hacia mí se vuelta a repetir, si no, te arrepentirás! –y terminando
de decirlo, salió, cerrando la puerta de la habitación.
El silencio inundó el cuarto… estaba sola de nuevo. Kaissa se levantó como
pudo, ya que su vientre pesaba mucho y con una de las mangas de su vestido
limpió la sangre de su boca y cerró los ojos en un esfuerzo por contener el
llanto. Se sentía humillada, indefensa, marginada… ya no quería estar así, no
lo soportaba, así que de un momento a otro, salió de la habitación…
Con los ojos fijos en el vacío, Kaissa caminaba por los corredores del
castillo, apoyándose de vez en cuando en las paredes para no caer… No había
nadie en los corredores, ya que era muy tarde y, sin darse cuenta, Kaissa llegó
a las torres del castillo… estaba en la más alta, y sobre su cabeza se
extendía el inmenso firmamento. Miró al cielo que tanto la consolaba cuando
estaba sola y luego desvió sus ojos hacia abajo, donde, a una considerable
distancia, estaba el patio principal del castillo. Kaissa se apoyó en una de las
cornizas de la torre y fijó su atención hacia abajo… Sí, era una distancia
impresionante, ni el más fuerte de los saiyajins podría sobrevivir a una caída
así…
«¿Qué pasaría si alguien se cayera desde aquí?… Con seguridad, no
sobreviviría…» –pensaba. Desde donde Kaissa se encontraba, podía ver las
habitaciones del Rey claramente y frunció el ceño… Maldito, quería destruirlo
como fuera, hundirlo a modo de venganza. Cruzó por su mente una idea… si ella
se arrojaba desde esa altura, arruinaría los planes del rey, ya que tanto ella
como el niño que llevaba dentro, morirían. Sonrió al imaginarse la cara de
impotencia del rey al no poder hacer nada… Todos sus proyectos a futuro
arruinados. Kaissa comenzó a reír primero suavemente, pero después de manera
ruidosa, pero nadie la escuchó… Mejor, si se mataba, se libraría de esa cruz y
nadie se daría cuenta… encontraría la paz… se encontraría con su hermano y
no volvería a estar sola. Ya estaba decidida a hacerlo, era la manera perfecta
para desquitarse con el rey. Apoyó sus manos en la corniza dejando que su peso
la llevara hacia adelante…
«Será rápido…» –pensaba– «No lo sentiré y me libraré de esto para
siempre… ya no sufriré más…» –ya estaba a punto de levantar la pierna para
dejarse caer cuando en eso sintió algo…
Kaissa se sobresaltó de pronto… Había sentido una patada desde dentro de
ella y volvió a sentir otra. Era como si su bebé se diera cuenta de lo que
planeaba hacer su mamá y le estaba llamando la atención… que ella no estaba
sola. Kaissa tocó su vientre y lentamente se alejó del borde de la corniza. Una
suave brisa agitó sus cabellos y las lágrimas afloraron de sus ojos…
«Es cierto… ¡¡he sido una egoísta!!» –pensaba sin dejar de tocar su
vientre– «Tal vez yo sí quiera matarme, pero… este pequeño inocente no tiene
la culpa de nada… No tengo porqué arrastrarlo conmigo…»
Volvió a sentir otra patada en su vientre… clara señal que el futuro
príncipe era fuerte y, sobre todo, que estaba lleno de vida… Quería aferrarse
a la vida, una vida que nadie se la podía quitar y que no era decisión de
nadie hacerlo.
Kaissa sonrió al sentir a su bebé… Por lo menos sabía que no estaba sola,
pero se sentía avergonzada por lo que había estado a punto de hacer… Así que
dejándose caer en el duro suelo de piedra… lloró amargamente…