Lo que realmente ocurrió

por Mister Satan

Capítulo 1

Capítulo 2

Abuelito

por Yuku


En una noche con cielo estrellado y hermosas constelaciones observadas por los soñadores desde sus ventanas, un resplandor de una pequeña estrella, muy pequeña, seguramente por la distancia, se iluminó un poco más de pronto, para luego desaparecer para siempre. Tiempo después, ese resplandor que desapareció en el firmamento terrestre fue sustituido por un cometa, o así lo observaron algunas personas, un brillo plateado que iluminó un momento y luego desapareció. Lo que no sabían es que ese resplandor fugaz cambiará el destino de la Tierra.

Un día soleado de Paozu Yama, un sabio y bondadosos anciano se encontraba buscando leña cuando algo llamó su atención: el llanto de un bebé. Se acercó al lugar de donde provenía el sonido.

Entre la vegetación encuentra a un robusto y sano bebé que le sonrió, sonrisa correspondida por el anciano. Éste lo levanta sobre su cabeza y nota una curiosa y peluda cola que le hace gracia.

«Así que un niño con cola» –se dijo–. «Tu nombre será Goku y llevarás mi apellido».

Como si hubiese entendido sus palabras, el bebito risueño lanza una patada con su piernita a la cara del anciano. «Tiene mucha fuerza» –piensa.

Y el bebe ríe alegremente, mientras lo levantaba sobre su cabeza.

El bebé era tan inquieto y agresivo que era difícil de controlar, pero a Son Gohan no le importó y cuidó de ese niño como su hijo. Un día, en que caminaba cerca de un precipicio, el niño saltó de su espalda, cayendo de cabeza en el profundo y oscuro precipicio. Supuso que no sobreviviría, sin embargo, bajó a asegurarse. Para su sorpresa, aún estaba con vida, con un golpe mortal en la cabeza, algunas heridas, pero vivo. Por segunda ocasión, Son Gohan rescató al pequeño, y éste, gracias a su increíble fortaleza, se recupera, además que desde entonces fue bueno y tranquilo.

A pesar del golpe, el niño aún conservaba su gusto por la lucha, mas no por hacer daño. Su abuelito, como él lo llamaba, lo entrenó de manera muy estricta, pero justa. Goku tenía grandes habilidades y fuerzas para pelear, como si fuera por instinto… y al niño le parecía que pelear era su vida.


Unos años después.

En una rama de un árbol de manzanas que se elevaba sobre el río, se encontraba Goku colgado de su cola, corta la fruta y la lanza a la orilla. Cundo ha logrado juntar suficiente, se balancea con fuerza en su cola y salta ágilmente a la orilla.

Cargado de fruta camina río abajo, hasta toparse con su abuelo que se lanza al agua.

Goku llega, deja la fruta y riendo se desnuda y entra al agua salpicando divertido a su abuelo.

«Atrapemos la comida» –sugirió Son Gohan, aprovechando.

«Encontraré uno grande» –exclama entusiasmado el niño.

«¿Recuerdas cómo te dije que se hace?».

«Sí» –le contesta seguro.

«Vamos».

A esta orden, ambos se sumergen, para emerger de nuevo unos minutos después, cada uno con un considerable presa; en el caso de Goku, más grande que él mismo e incluso más grande que el pescado de su abuelo.

«Muy bien, Goku, te felicito».

«Gracias, abuelo» –le contesta feliz, y por inercia pone su mano atrás de su cabeza mientras ríe, situación aprovechada por el pescado que se retuerce y resbala de las manos de Goku, le da unas cachetadas en la cara con su cola al niño y se echa al agua, salpicándolo.

«Jajaja» –se burla el abuelo ante la expresión un poco molesta del niño. Oh, gran error, porque su pescado imita al de su nieto y lo deja con la misma expresión que a éste.

Ambos voltean a verse.

«Jajajajaja» –estallan los dos en carcajadas.

Ambos, con resignación, van a la orilla y se visten, para luego devorar la fruta que Goku había recogido.

Luego, se dirigen de nuevo a su casa.

«Vamos por leña, Goku» –lo llama para que lo siga por el sendero.

«Vamos» –le contesta el niño con una sierra en el hombro.

Llegan a un lugar con grandes árboles de troncos varias veces más gruesos que los cercanos a su casa.

Son Gohan se pone en posición de pelea, se concentra y respira.

«¡Iaaaaaaah!».

Una de las copas de los grandes árboles se tambalea para desaparecer.

El árbol cayó cerca de Goku, que quedó muy impresionado.

«Wow…».

«Ahora ayúdame a cortar…».

«¡Aaaaaah!» –grita Goku, lanzándose contra otro árbol cercano.

Goku, con mucha velocidad y todas sus fuerzas, lo patea y… cae sentado, con un dolor de piernas, sin haberle hecho nada al árbol.

«Uy…» –se queja el niño.

«…este tronco en partes» –termina de completar su abuelo con una mano y gota de sudor en su frente.

Goku, después de reponerse, ayuda a su abuelito a cortar el tronco en gruesas rebanadas redondas de madera que hacen rodar por el sendero montados en ellas.

Cuando llegan al frente de su casa, cada uno levanta con trabajo su parte y lo lanzan al aire. Ambos saltan y golpean rápidamente en el aire su trozo. Cuando caen arrodillados al suelo, a su lado se acomodan los leños perfectamente cortados.

«Abuelito, vamos al risco a pelear».

«Primero a entrenar y luego al risco. Vamos, a correr, sube y baja tres veces la montaña».

«Sí».

Comienza a correr, pero su abuelo lo detiene tomándolo del traje.

«¿Qué pasa, abuelito?».

«Hazlo cargando esa piedra» –le dice con los ojos cerrados, señalando una piedra que bien podría pesar el triple de Goku.

«Abuelito…» –se queja el niño.

«Anda, que se hace tarde».

Goku ve la piedra y luego a su abuelo. Sonríe y la carga mientras sale disparado como cohete a subir la montaña.

Cuando por fin terminó su entrenamiento, fueron hacia su risco.

El niño se había adelantado y estaba sentado en la orilla, veía el paisaje del bosque, los ríos y las montañas todo verde y lleno de vida hasta donde alcanzaba la vista. Por muchas veces que viera ese mismo paisaje, nunca dejaría de impresionarse.

«Vamos, abuelo».

«El risco no se va a mover, Goku» –le contesta sonriente caminando hacia él y sentándose a su lado.

«Abuelito, ¿qué hay allá?» –le pregunta señalando el horizonte.

«El mundo entero, Goku» –contesta.

«¿Cómo es?» –pregunta con la vista en el paisaje.

«Hay muchísimas cosas. Cuando no puedes caminar, hay aparatos que te llevan a donde quieras sin necesidad de cansarte» –le explica.

«¿Cómo es eso?» –le pregunta sorprendido, volteando a verlo.

«Se llaman automóviles». –El anciano voltea a ver la expresión confundida de su nieto adoptivo.

«Hay muchas cosas que desconoces, Goku… Ni siquiera has visto en toda tu vida a una chica».

«¿Qué es eso?».

«Es una persona como tú y yo».

«¿Y qué tiene de especial? ¿Es muy fuerte?» –le interroga emocionado.

«No, sólo son diferentes. Si alguna vez conoces una chica, sé muy amable con ella».

«¿Por qué?» –cuestiona confundido el niño.

«Este, ejem, porque… porque son más débiles» –contesta nervioso de pronto.

«Ah… Abuelito, ¿peleamos?».

«Veamos cuánto has mejorado».

Y comienzan a pelear.

Después de intercambiar rápidos golpes y patadas, claro, con una marcada diferencia de poder, Goku, al recibir un golpe en la cara, sale volando.

Sin importarle el golpe, se levanta rápidamente, y lejos de tener dolor, tenía felicidad y admiración en su rostro.

«Eres muy fuerte, abuelito. Quisiera ser tan fuerte como tú».

«Lo serás si entrenas».

«Ajá» –asiente mientras se lanza nuevamente a la lucha.

«Abuelo» –lo llama en medio de la lucha–. «¿Podemos venir a practicar mañana?».

«Claro» –le dice sonriendo.

«¡Viva!». –Y comienza a luchar con más entusiasmo.


La luz dorada de la tarde cubre al anciano, que caminaba por el sendero cargando en su espalda un niño. Voltea a ver cómo éste ronca. «Se ve tan tranquilo… Quién diría que…».

Llega a su casa y lo recuesta en la cama. Sale y en un rato regresa con un enorme ave y afuera de su casita enciende una fogata. El exquisito olor del ave despierta a Goku, que en una diezmilésima de segundo se encontraba frente a su abuelo.

«Buen provecho, mmm, quemf ricmfo» –exclama atragantándose de comida.

«Traga antes de hablar, Goku».

«Hu-hum».

Cuando ambos terminaron, comenzaba a oscurecer por completo y a aparecer las estrellas.

«Vamos, Goku. Hoy no salgas, es luna llena. Nunca veas la luna llena directamente, hay un monstruo que aparece en las noches de luna llena. Mejor vete a dormir, Goku».

«No saldré, abuelito».

Ya estaban listos para dormir. Son Gohan se acostó en la única cama de la casa. Goku se acuesta a su lado y bosteza.

«Buenas noches, Goku».

«Buenas noches» –fueron sus últimas palabras antes de quedarse dormido.

Un rato después, Goku se despierta súbitamente, se levanta y, corriendo sin moverse del mismo sitio y encogiendo las piernas, desesperado, sin poder aguantar más, se acerca la puerta. Duda, y voltea a ver a su abuelo que dormía tranquilamente.

«Ya no aguanto… Tendré que salir… Ni modo, tendré cuidado…».


Una mañana como cualquier otra en esa extraña y salvaje montaña. Nadie sospecharía que una vida cambiaría tan drásticamente en una mañana tan tranquila.

Una lagartija verde pasa entre un montón de árboles arrancados de raíz, se para en una rama ¿peluda? De pronto, la «rama» oscila en forma circular haciendo que la lagartija desapareciera asustada entre los troncos.

Un tronco se levanta para dejar ver a un niño con cola desnudo. Se incorpora soñoliento y se rasca la cabeza con la cola. Se frota un poco los ojos y ve a su alrededor confundido.

Repasó sus recuerdos mas recientes y lo último que recordaba era que había salido al baño y vio la luna y luego… y luego… ¿Qué pasó luego? ¿Y su ropa? No es que le importase estar desnudo, pero le extrañaba… no lo recordaba.

«Debí quedarme dormido aquí afuera, espero que mi abuelito no se enoje».

«¡Abuelito! ¡ABUELITO!» –lo llamó moviendo la cabeza en todas direcciones esperando su respuesta.

…silencio…

Goku observa con detenimiento a su alrededor. Ahora que observaba alrededor de su casa, los árboles estaban arrancados. Su casa, a unos cuantos metros de distancia, no tenía techo. Un poco más a lo lejos se encontraba éste como si lo hubieran pateado, y había enormes pisadas en el suelo.

Una daga helada cruzó su cabeza.

«Nunca veas la luna llena directamente, hay un monstruo que aparece en las noches de luna llena. Mejor vete a dormir, Goku».

«¡ABUELITO! ¡ABUELITO!».

Corrió hacia su casa y se asomó para no encontrarlo, corre de nuevo hacia afuera y frenéticamente voltea hacia todos lados en su búsqueda.

Por instinto corre hacia un montón de troncos arrancados cercanos a la casa. Sin dejar de gritar con voz cada vez más desesperada, lo llamaba mientras levantaba tronco tras tronco a mano desnuda, hasta que apareció lo que tanto buscaba, pero temía encontrar…

El único ser humano que conocía y quería, el que lo crío, le enseñó todo lo que sabía, que le dio un hogar, su única familia… ahí estaba, pero a la vez no. Lo observa detenidamente, estaba lleno de raspones, sangre y algunos huesos rotos, y estaba hundido ligeramente en la tierra, rodeado de una marca de huella.

«Debió haber luchado… y el monstruo lo aplastó…».

Se le quedó mirando y lo zarandeó con la esperanza de verlo despertar.

«Abuelo, es tarde, despierta, tenemos que ir a entrenar. Anda, vamos, prometiste que iríamos al risco, tienes que contarme más sobre las ciudades, los autos, las chicas. Anda, vamos, yo pescaré el desayuno» –le dijo jalando su frío brazo, que cayó al soltarlo.

«Despierta, abuelo, por favor… por… favor, despierta…» –rogó casi para sí, abrazando de nuevo el brazo de su abuelo.

«……».

«¡DESPIERTAAAAAA!» –gritó sintiendo que el alma se iba junto con el desgarrador alarido.

El grito se escuchó hasta los más lejanos confines de la montaña como un aviso del luto y dolor del pequeño, e hizo que los pájaros volaran de los árboles mientas él se aferraba al brazo de su abuelo con cada vez más fuerza.

Observando el rostro de su abuelo, recordó todos los momentos de su vida. En todos y cada uno, estaba él presente, como un fondo, con su eterna sonrisa y sabiduría, cuando con infinita paciencia le enseñó a leer, sus estrictos entrenamientos, las tranquilas tardes en SU risco hablando de ese mundo desconocido, las técnicas que le enseñó, toda, toda su vida estuvo con él, desde antes de que siquiera pudiera recordarlo hasta ese día.

Su mente se concentró en sus recuerdos de hacía unos días.


«¡Hey tú, monstruo abusivo, déjalo en paz!» –le gritó a un dinosaurio que tenía a sus pies un pequeño mono herido.

Éste, sin entenderlo, se limitó a gruñir y levantar el cachorro con el hocico para llevárselo.

Goku, que no le gustaba ver abusar de los débiles, se pone en posición de pelea.

«¡Ahora veras!» –Se lanza contra él y le saca el aire con un golpe en el estómago.

El ‘pobre e indefenso dinosaurio’, lógicamente que soltó a su presa y salió corriendo.

Gohan al ver el barullo que hacía el pequeñito, fue a ver, se asomó entre los arbustos para ver que estaba arrodillado junto al monito con el que jugaba de vez en cuando.

«¿Qué sucedió?».

«Fue un dinosaurio abusivo. Es muy malo que los fuertes abusen de los débiles».

«Es cierto, nunca permitas que nadie abuse de un débil».

Ambos observaban al animal. Goku interrogó a su abuelo con la mirada, respondiendo éste meneando la cabeza negativamente. El pobre animal respiraba con dificultad, lentamente cierra los ojos y deja de moverse…

«¡Abuelo! ¿Qué le sucede? ¡Has algo!» –le dijo tomando de su pantalón.

«No hay nada que hacer, Goku… Esto es la muerte y es parte de la vida, hay que aceptarla» –le dijo serio.

«No es justo» –dijo para sí, triste.

«Nadie dijo que lo fuera».

«Pero lo voy a extrañar».

«Eso también es parte de la vida, pero sólo recuerda cuando jugabas con él cerca a la cascada, ¿recuerdas? Si lo extrañas, sólo recuerda cuánto lo querías y es como si no estuviese muerto».

Goku se limitó a asentir, aún triste.

Son Gohan levantó al animalito y le hizo una señal a su nieto para que lo siguiera.

Fueron al rincón más alejado de la montaña, junto a una cascada. Son Gohan sepulta al mono junto a una roca cercana a un enorme árbol. La misma roca donde ambos jugaban y se trepaban para alcanzar la fruta de un enorme árbol.

«Si alguna vez lo extrañas mucho, ven y habla con él. Esté donde esté, él te escuchará» –dijo poniendo una mano en el hombro del niño mono y con la otra señalando a la roca.

Goku levanta la vista y ve a la roca y de nuevo a su abuelo.

«Gracias, abuelito…».

«Vamos a casa». –Y lo carga en sus hombros.


Goku se dirige a lo que quedaba de su casa como muerto en vida, entra y se viste con su traje azul. Cuando estaba a punto de ponerse su cinturón azul, reflexiona y se pone uno negro. Sin mirar los daños ni nada más en el lugar ni en el camino, llegó a un lugar bastante alejado de la montaña.

Tenía el cuerpo de su fallecido abuelo en la espalda, como lo había tenido él el día anterior… Hizo un agujero con sus manos y lo colocó en él. Se arrodilló junto a éste y lentamente, cerrando los ojos en gesto de dolor al cubrir cada parte de él, colocó la tierra sobre su abuelo, puño a puño, y en cada uno exhalando un pequeño sollozo, como si quisiera alargar una despedida que nunca se dio. Colocó el último puñado de tierra sobre la cara de su abuelo y se puso de pie.

Sentía un nudo en la garganta que no le permitía respirar y un dolor terrible en el pecho, como si fuese una parte suya la que muriera, y en cierta manera así era.

«Adiós, abuelito…».

Estaba con la cabeza gacha, se limpió algo de la cara: una lágrima, su abuelo le había hablado de eso, «cuando algo dentro de ti, como la alegría o la tristeza, no puedas mantenerlas dentro de ti, saldrán como agua de tus ojos», le había dicho.

Nunca había llorado, por mucho que se lastimase o se enfermase, nunca lloró, no sabía cómo.

«Hasta en el último momento me enseñó algo…» –piensa entristecido Goku.

Goku, pensativo y triste, camina lentamente a su casa arrastrando la cola y con la cabeza gacha. En el camino se escuchaba el rugido de animales, correr de agua, ruidosas pisadas de monstruos y el canto de cientos de pájaros. Pero a pesar de esto, nunca había sentido el bosque más silencioso que en esos momentos…

Llegó a lo que quedaba de su casa. Le tomaría algún tiempo reconstruirla. Aunque no se sentía muy bien, necesitaba en qué distraerse y entró para inspeccionar los daños. El interior no estaba muy dañado, le hacía falta el techo, había una viga caída y unas grietas en la pared.

Al entrar, tropieza con su báculo sagrado, sonríe triste, lo toma y después de observarlo largo rato lo deja de nuevo en el suelo y continúa las reparaciones. De pronto, al levantar la viga, una esfera anaranjada rodó hasta toparse con sus pies. Al verla, suelta la viga sin más ni más, sin quitar su vista fija en la esfera, la levanta y observa su reflejo distorsionado.


«¿Con qué se come esto, abuelito?» –dijo el niño viendo una extraña esfera naranja con cuatro estrellas.

Ve el reflejo de su sonriente abuelo en la brillante esfera.

«No se come, y no sé que sea, pero es muy bonita. La encontré en lo profundo del bosque, es tu regalo de cumpleaños. Espero te guste».

«¿Cumpleaños? Eso sé se come, ¿verdad?» –dijo volteando a verlo inocentemente.

«No» –le dice con una carcajada–. «Cumpleaños es el día en que naciste y cada año se celebra».

«¿Hoy es mi cumpleaños?».

«Hoy hace ocho años que fui bendecido con tu compañía. No había celebrado los anteriores, pero hoy ya casi eres todo un hombrecito, así que te quiero dar un regalo especial».

«Gracias, abuelo» –le dice mientras lo abraza–. «La voy a cuidar mucho» –la pone en un cojín en la mesa.

«Esto también es para ti». –le extiende algo que parece un bastón rojo.

«¿Qué es eso?».

«Es el báculo sagrado. Me lo dio mi maestro hace mucho. Es mágico, ahora te haré una demostración. ¡Crece, báculo sagrado!».

El ‘bastón’ se alarga, dejando a Goku sorprendido. Luego le ordena que vuelva a la normalidad y se lo entrega a Goku.

«Cuida mucho a ambas cosas y dales buen uso» –le dice acariciando su alborotado cabello.

«Sí, así lo haré» –asiente el niño alegremente.


«Así lo haré» –dice sonriendo con mirada radiante a la esfera.

Deja la esfera en el suelo con cuidado y se pone en la espalda su báculo, levanta la viga y la lanza fuera de la casa.

Revuelve ésta buscando algo, aún con la mirada radiante y feliz. Encuentra un sucio y mohído cojín, lo toma, lo sacude y lo pone en la mesa. Luego, como si fuese el objeto más frágil del mundo toma la esfera y la coloca sobre el cojín.

«Me tomará algo de tiempo reconstruir la casa» –dice recargado en la mesa, contemplando la esfera sonriente y feliz.

«Grrr» –se escucha del estómago de Goku. Voltea a ver a su estómago.

«Voy por algo de comer».

Camina hacia la entrada. Antes de salir de la casa, en el umbral voltea alegremente la cabeza hacia el cojín.

«No tardaré… abuelito…».

 

F I N


Una Luz en la Oscuridad

por Alondra

El perder temporalmente un sentido dará una lección muy importante sobre la vida a una persona muy especial…


Ya han pasado más o menos cinco años desde la derrota de Cell y la Tierra vive en paz, una paz… largamente esperada para muchos de los habitantes, que luego de los horrores vividos por culpa del monstruo, les era bien merecida. Todos nuestros amigos, y no me refiero a otros que a los Z Senshi… vivían sus vidas normalmente, aunque algo opacadas por la ausencia de Goku, un amigo al cual todos querían y que rehusó regresar a la vida por voluntad propia, ya que así la vida en la Tierra sería más tranquila, ya que él mismo dijo en una ocasión que su sola presencia era la causa de todos los problemas…
Capsule Corp. — Laboratorio de máquinas.

Bulma se encontraba arreglando un nuevo prototipo de un piloto automático, que supuestamente funcionaba sólo con la ayuda de la voz, y al parecer tenía algunos problemas…

  • BL : Rayos… –dijo mientras apretaba unas piezas con una llave–. ¡¿Por qué se ha vuelto tan complicado el arreglar este tipo de máquinas?!… es terriblemente exasperante y lo peor de todo es que no tengo a nadie que me ayude… Si tan sólo Vegeta… ¡Ah! ¡¡pero qué estoy diciendo!!… Ese saiyajin es incapaz de hacer otra cosa aparte de entrenar, luchar y comer… Si tan sólo usara parte de su energía en algo productivo… –murmuró molesta mientras secaba las gotas de sudor que caían por su frente con un pañuelo que luego procedió a guardar en su overol azul de trabajo…

De pronto Bulma sintió pasos en los salones contiguos, acompañados de unas risas que se acercaban rápidamente. Sonriendo, ya se imaginaba quién podría ser…

  • ??? : ¡¡MAMÁ!! –se oyó una voz fresca e infantil–. ¡¡YA LLEGUÉ!!… ¡¡MAMÁ!!
  • BL : ¡¡Ah, hola cariño!! –contestó Bulma mientras reanudaba su trabajo en su invento.

Era Trunks, quien ahora tenía 6 años. Regresaba luego de una larga mañana en la escuela y por su semblante se le notaba muy contento.

  • TR : ¡Hola!… ¿Qué haces, mamá? –preguntó mientras se asomaba a su lado mirando con curiosidad lo que hacía su mamá–. ¿Es un nuevo invento?… Anda, dime…
  • BL : Es un nuevo prototipo de piloto automático, cielo… Y estoy muy ocupada en él en este momento… ay… –dijo mientras apretaba una tuerca–. Pero si tienes hambre, hay comida en la nevera lista para calentar… Adelántate si quieres… yo iré en un rato…
  • TR : Uh… ¿No quieres que te ayude?… Se ve divertido… –dijo sonriendo.
  • BL : Esto no es un juego, Trunks… Mamá está haciendo algo importante y no quiero pensar en lo que podría pasar si metieras tus manitas aquí… Pero cuando seas un poco más grandecito te prometo que te enseñaré a construir tus propias máquinas…
  • TR : Está bien… –dijo un poco desilucionado, pero al instante cambió su expresión–. ¿Y mi papá?… ¿Dónde está?… Quiero mostrarle lo que nos enseñaron hoy en la escuela…
  • BL : Ya sabes en dónde está… En la cámara de gravedad, entrenando como de costumbre… ¿En qué otro sitio de la casa piensas que podría estar? –dijo dedicándole una mirada a su hijo.
  • TR : ¡Genial!… ¡Iré a buscarlo!… ¡¡Estoy seguro que le encantará esto!! –dijo disponiéndose a irse.
  • BL : Ya que vas por allí, le dices a papá que comeremos en unos minutos, ¿sí? –dijo mientras se limpiaba la grasa de sus manos con una franela.

Trunks ya estaba a punto de irse, cuando de la nada una enorme explosión sacudió el laboratorio y, con él, toda la Capsule Corp. Bulma se cubrió como pudo debajo una mesa y Trunks tuvo que maniobrar para que no le cayeran encima el resto de los objetos del taller, y afortunadamente también pudo eludir la caída de un motor que a causa de la explosión se había despendido de las cadenas que lo sostenían del techo. Cuando todo dejó de temblar, Bulma abrió los ojos y llamó desesperadamente a Trunks…

  • BL : ¡¡TRUNKS!! –gritó saliendo de debajo de la mesa–. ¡¿DÓNDE ESTÁS?!… ¡¡¡RESPÓNDEME!!!
  • TR : Aquí estoy, mamá… –dijo mientras corría hacia ella, que lo abrazó efusivamente– Ya, mamá… estoy bien… deja de ahorcarme, ¡mamá! –terminó de decir con voz ahogada.
  • BL : ¡¡Gracias al cielo que no te pasó nada!!… –Luego miró hacia donde estaba el prototipo en el que estaba trabajando y que estaba hecho añicos–. Aunque no puedo decir lo mismo de mi invento… Oh, bueno, eso no importa ahora… Esa explosión fue muy fuerte… pero, ¿de dónde vino?
  • TR : Creo que fue del ala oeste de la casa… Oye, mamá… ¿no es allí donde se encuentra la cámara de gravedad de mi papá? –preguntó algo asustado.
  • BL : ¡¡POR DIOS!! ¡¡ES CIERTO!! –dijo mientras salía corriendo con rumbo al ala oeste de la casa.

Ambos fueron corriendo a toda velocidad hacia la cámara de gravedad y, cuando estaban cerca, una densa nube de humo y polvo les impidió el paso, pero eso no les importó y se abrieron camino entre la humadera mientras ésta se iba disipando. Bulma se percató que la puerta que cerraba la cámara de gravedad estaba rota y, al entrar en la sala, vieron que la máquina de gravedad estaba totalmente destruida y pedazos de paredes y techo de la sala estaban regados por todas partes; toda la sala estaba inundada de escombros. Bulma se puso pálida al no ver señales de su esposo…

  • BL : ¡¡OH, NO!! ¡¡VEGETA!! –gritó mientras buscaba desesperadamente algún rastro de su esposo y dijo a su hijo bastante alterada–. ¡¡Vamos, Trunks, no te quedes allí y ayúdame a buscar a tu padre!!
  • TR : ¡¡PAPÁ!! ¡¡RESPONDE!! –llamó Trunks mientras se paseaba entre los escombros tratando de sentir el ki de su papá.
  • BL : ¡¡VEGETA!! –llamó nuevamente y pensó mientras las lágrimas comenzaban a correr por sus mejillas–. «Por favor, Kamisama… Que todavía se encuentre con vida…» –suplicó.

Como si sus ruegos hubieran sido escuchados, unos escombros comenzaron a removerse muy cerca de donde se encontraba ella, asústandola en el proceso. Al cabo de unos instantes, con mucha dificultad, el príncipe de los saiyas emergió totalmente lastimado y derramando abundante sangre de sus muy numerosas heridas… pero estaba ileso… aparentemente. Trunks, al sentir el débil ki de su padre, corrió hacia donde se encontraba él y se detuvo junto a su mamá. Bulma no sabía qué hacer, si llorar de alegría por encontrarlo con vida… o darle un buen golpe por la estupidez que acababa de cometer. Bulma frunció el ceño y, disimulando sus lágrimas, le gritó a su esposo…

  • BL : Qué bonito… muy bonito… –dijo en tono sarcástico–. Supongo que te parecerá excelente romper la máquina de gravedad cada vez que te dé la gana, ¿no?… Oh, pero si nadie puede reclamarte nada… «poderoso y omnipotente príncipe saiyajin»… ¡¡¡VEGETA, ERES UN IDIOTA!!!… ¡¡¿¿ACASO TUVISTE SIQUIERA LA REMOTA IDEA DE QUE PUDISTE HABERTE MATADO EN ESA EXPLOSIÓN, EH??!!… PERO NOOO… ¡¡CLARO QUE NO!!… ¡¡TÚ NUNCA PIENSAS EN NADA, MÁS QUE EN TI MISMO!!… Y LOS DEMÁS AL DIABLO, ¡¡¿¿NO??!!… ¡¡¡¡IMBÉCIL!!!! –gritó con todas sus fuerzas, echando toda la angustia y preocupación que tenía amontonada en esos momentos.

Vegeta la miró levantando un ojo, aunque con dificultad porque la sangre le estorbaba la mirada… Una mirada que comenzaba a nublarse poco a poco de sus ojos. Apretando los dientes por el dolor, dijo…

  • VG : Por lo que más quieras… cállate, mujer… –dijo sin gritar–. La cabeza está que me estalla y… ¡¡¡¡ARGGGG!!!! –gritó tomando su cabeza con ambas manos y en un instante se desplomó inconsciente sobre los escombros.
  • BL : ¡¡VEGETA!!… –gritó corriendo hacia él–. Dios mío… parece que esta vez ha sido la peor de todas… Está muy mal… ¡¡TRUNKS!!… ¡¡¡CORRE A LLAMAR AL MÉDICO, YA SABES A QUIÉN ME REFIERO!!!… ¡¡DEPRISA!!

El niño, entre asustado y confundido, asintió y fue a toda prisa a llamar por teléfono al médico de la familia. Luego de esto regresó hacia donde se encontraba su mamá y la ayudó a llevar a su padre con mucho cuidado hacia su habitación. Una vez allí, Bulma limpió lo mejor que pudo las heridas de Vegeta y aguardaron hasta que llegara el médico.

Al cabo de un rato, el médico llegó y prontamente cauterizó, curó y vendó las heridas del saiya. Bulma y Trunks lo observaban atentamente y, una vez que terminó, el médico se dirigió hacia ellos y dijo…

  • DC : La verdad que este hombre me sorprende cada día más… No sé realmente cómo puede aguantar estar siempre así. Parece como si le fascinara lastimarse a cada rato… y esta vez las heridas han sido mucho más graves que otras veces…
  • BL : Se lo agradezco de todo corazón, doctor… y sobre todo por la paciencia suya de curar a mi esposo cada vez que se le ocurre intentar matarse… –terminó de decir en son de broma y luego dijo un poco preocupada–. Mi esposo se va a reponer, ¿cierto?
  • DC : Su estado de salud y condición física son inmejorables… y ésa es la principal razón por la que puede soportar este ritmo de vida suyo. El señor Vegeta está bien… no se preocupe, señora… aunque…
  • BL : ¡Qué!… ¿Acaso ocurre algo malo? –dijo extrañada.
  • DC : No… no se preocupe… Es sólo una suposición mía… nada importante… –y mientras decía esto pensaba para sus adentros–. «Ese golpe en su nuca que observé… no me ha gustado nada… espero que no sea lo que creo…»

A todo esto que ocurría en la habitación, Vegeta comenzó a reaccionar, siento detectado por Trunks…

  • TR : ¡¡Oigan!!… ¡Mi papá está despertando!… ¡¡Miren!! –dijo apuntando hacia su padre.
  • BL : ¿¿En serio??… –Bulma corrió hacia la cama–. ¡Vegeta!… ¿puedes oírme?… Responde, por favor…

El saiya lentamente comenzó a recobrar la conciencia y, al sentir la presencia de su esposa e hijo, dijo entrecortado…

  • VG : Ay… ¿Pero qué diablos pasó?… La cabeza… me está estallando –dijo tocándose la frente.
  • TR : Te desmayaste luego de la explosión en la sala de gravedad y te trajimos aquí… ¿Te sientes bien? –dijo Trunks sonriendo.
  • BL : Y el doctor tuvo que venir a curarte como siempre… luego de las acostumbradas estupideces que haces… sólo para causar problemas… La verdad ya no sé qué hacer contigo, Vegeta…
  • VG : ¿Quieres dejar de decirme eso?… –dijo molestándose–. ¡¡Te estás poniendo sumamente irritante y no estoy de humor para escucharte!!
  • BL : ¿¿Que no quieres escucharme, dices??… Prepárate, que esto es sólo el comienzo… –dijo igual de molesta.
  • VG : ¡¿Ya basta, quieres?! –dijo entreabriendo los ojos y al cabo de unos instantes dijo– ¿Qué?… ¿Por qué todo está a oscuras?… ¿Acaso ya es de noche?

Bulma y su hijo se miraron confundidos, ya que apenas eras las dos de la tarde y hacía un día soleado a plena luz…

  • BL : ¿Q…qué?… ¿qué fue lo que dijiste? –dijo Bulma nerviosamente.
  • VG : Que si ya anocheció… Todo está muy oscuro… Trunks, ¿estás por allí? ¡Enciende la luz! –dijo en su tono de voz normal.
  • DC : «Oh, no…» –pensó el médico–. «Era lo que me temía…»
  • TR : Pa…papá… estamos en pleno día… todo está iluminado… –dijo extrañado.
  • VG : ¡¿QUÉ?! –gritó sentándose en la cama–. ¡¡NO JUEGUES CONMIGO, NIÑO!!… ¡¿EN DÓNDE ESTÁS?! –gritó moviendo su cabeza a todos lados.
  • TR : Papá… Estoy parado enfrente tuyo…
  • BL : Ve…Vegeta… ¿qué te sucede?… ¿puedes verme? –preguntó Bulma titubeando.
  • VG : Qué mierda… –dijo restregándose los ojos y al abrirlos completamente… su visión era nula… No podía ver nada, a excepción de un profundo y oscuro fondo negro. Alterándose, gritó–. PERO… ¡¡¿¿QUÉ DIABLOS ME HA PASADO??!!… ¡¡¡NO PUEDO VER!!!… ¡¡¡ESTOY CIEGO!!!
  • BL : Vegeta… por favor… ¡cálmate! –dijo Bulma aferrándose al brazo de su esposo.
  • TR : ¡¡PAPÁ!! –gritó Trunks sujetándolo del otro brazo.
  • VG : ¡¡¡MALDITA SEA!!!… ¡¡¡DÉJENME!!! –gritó histérico y, desembarazándose del agarro de su esposa e hijo–. ¡¡¿¿QUÉ LE HA PASADO A MIS OJOS??!!… ¡¡¡AAAAHHHHH!!!

Con un potente grito, Vegeta se transformó en super saiyajin y totalmente fuera de control se incorporó de la cama y trató de andar, pero el intenso dolor que sentía no se lo permitía. Al mismo tiempo, se habían generado unas intensas corrientes de aire en la habitación, provocadas por Vegeta al transformarse en SSJ, que hacían girar todos los objetos alrededor (algo parecido a «Poltergeist»). Bulma y Trunks se aferraron al marco de la puerta, mientras el doctor se sujetaba de un armario para no salir despedido por las potentes corrientes de aire…

  • BL : ¡¡¡VEGETA!!!… ¡¡¡YA BASTA!!! –gritó Bulma sin soltarse de la puerta–. ¡¡VAS A DESTRUIR TODA LA CAPSULE CORP., DETÉNTE!!
  • TR : Es inútil, mamá… –dijo Trunks, cubriéndose–. Papá está fuera de control y si sigue así con esa energía… ¡corre el riesgo de convertirnos en polvo!
  • DC : ¡¡TRUNKS!!… Ése es tu nombre, ¿no? –dijo el médico al niño mientras sacaba unas cosas de su maletín– ¡¡Escúchame con atención!!… Me imagino que eres igual de fuerte como tu padre… ¡así que quiero que vayas donde él y lo sujetes con toda tu fuerza!… ¡yo me ocuparé de lo demás!
  • TR : ¿¿QUÉ??… glup… –tragó saliva–. ¿¿Quiere que lo sujete??… pero, ¿no ve como está?… ¡¡no voy a poder!! –dijo Trunks, mirándolo nervioso.
  • DC : ¡¡Claro que sí!!… En ese estado frenético en el que se encuentra tu padre, no se dará cuenta… –dijo mientras preparaba una jeringa–. Lo único que tienes que hacer es tumbarlo contra el suelo y detenerlo el mayor tiempo que puedas… ¡¡VAMOS!!… ¡¡QUE NO HAY MUCHO TIEMPO!!
  • TR : Bueno, a ver si puedo… –dijo algo inseguro.

Trunks calculó la distancia, y de un salto corrió hacia donde se encontraba su padre, golpeándolo de lleno en la espalda y tirándolo al suelo (recordemos que en esa época Trunks todavía no podía convertirse en SSJ, pero eso no significaba que no fuera fuerte). Una vez en el suelo, el niño le aplicó una llave a su padre, doblándole el brazo por la espalda, pero sentía que no iba poder soportar mucho tiempo así con su padre gritando y revolviéndose debajo suyo…

  • TR : ¡¡YA ESTÁ!! –gritó con todas sus fuerzas–. ¡¡RÁPIDO!!… ¡¡QUE SE SOLTARÁ DE UN MOMENTO A OTRO!!
  • DC : Muy bien… ¡¡SUJÉTALO BIEN, TRUNKS!! –Luego de decirlo, el médico corrió hacia donde se encontraba inmovilizado el saiya y con un movimiento le enterró la jeringa que había preparado instantes antes en el brazo inmovilizado y apretó el émbolo, introduciendo el contenido…
  • VG : ¡¡¡¡AAAAHHHHH!!!! –gritó Vegeta al sentir el pinchazo y, aplicando toda su fuerza, se incorporó haciendo explotar su ki, lanzando a Trunks contra la pared y al médico contra una mesa, que se rompió al recibir el impacto.

Bulma miró con ojos aterrados lo que había pasado, pero para alivio suyo parecía que tanto el médico como su hijo no habían sufrido daños. Luego desvió su vista hacia Vegeta, que de pronto comenzó a tambalearse y, dejando el estado de SSJ, se desplomó perdiendo el conocimiento.

  • BL : ¡¡VEGETA!! –gritó corriendo hacia su esposo, que se había quedado totalmente inmóvil–. Dios mío, ¿qué fue lo que te pasó? –dijo tomando la cabeza del saiya entre sus manos.
  • DC : No se preocupe, señora Bulma– dijo el doctor mientras se acercaba, con la ropa algo rota, pero al parecer a él no le había pasado nada–. Su esposo dormirá por unas horas… Si no lo sedaba, este acontecimiento hubiera dado paso a peores consecuencias…
  • BL : Dígame, doctor… ¿qué le ocurrió a mi esposo?… –dijo la mujer mientras las lágrimas corrían por sus mejillas.
  • DC : Aún no estoy seguro, pero necesito hacerle algunas pruebas y tomarle placas… No quisiera darle un diagnóstico si no estoy en lo correcto… Iré a llamar a la ambulancia para trasladarlo al hospital… y por favor, evite en lo posible moverlo hasta que regrese.
  • BL : Está bien… como usted diga, doctor… –luego miró a su hijo–. Trunks, muéstrale al doctor dónde está el teléfono…
  • TR : Eh, sí, claro… Allí sobre esa mesa –luego miró al doctor y preguntó–. ¡Oiga!… ¿puedo hacerle una pregunta?
  • DC : Dime, pequeño… –dijo mientras marcaba los números.
  • TR : ¿Por qué no se sorprendió cuando mi papá se convirtió en super saiyajin? –preguntó frunciendo el ceño.
  • DC : Mi estimado Trunks, conozco a tu familia desde antes que tú nacieras y la verdad… después de tanto tiempo de conocerlos y tratarlos… ya nada que provenga de ustedes me sorprende… Estoy preparado para cualquier cosa –respondió sonriendo.
  • TR : Ah, bueno… ¡Oiga!… tengo otra pregunta… ¿Qué fue lo que le puso a mi papá para que se quedara dormido tan rápido?… Porque nunca había visto que lo tumbaran así de fácil sin pelear siquiera…
  • DC : Sólo fue un sedante… pero lo tenía por pura casualidad, ya que no acostumbro a usar de ese tipo… Era para un colega que trabaja en otro sitio… ¿Bueno?… Sí, soy yo… los necesito lo más rápido que puedan… –terminó de decir mientras hablaba por teléfono.
  • TR : ¿Y de qué tipo era? –preguntó curioso.
  • DC : Es uno que usan para tranquilizar a las fieras del zoológico… –respondió tranquilamente y siguió hablando por teléfono…

Trunks puso una cara que parecía un poema de expresiones, mientras Bulma hacía lo posible por mantener la calma… «Mejor no le digo nada porque si no…» pensaba molesta por el comentario anterior…
Horas más tarde…

Bulma se encontraba en la sala de espera de uno de los pasillos del hospital mientras Trunks estaba muy entretenido observando a los pececitos de un enorme acuario. De pronto, se escuchó la voz de una enfermera…

  • EF : ¿Señora Bulma?… ya puede pasar… el doctor la espera… –dijo en tono amable.
  • BL : Sí, muchas gracias… hijo, volveré en un minuto… no te muevas de aquí… –dijo levantándose y caminó hacia el consultorio del doctor.
  • TR : Bien… –dijo sin despegar su vista del acuario.

El doctor se encontraba revisando con aire preocupado unas placas que estaban en una pantalla iluminada. Al escuchar la puerta abrirse, dijo…

  • DC : Tome asiento, señora… y perdone las molestias por haberle hecho esperar –volteó mirándola de frente.
  • BL : No se preocupe por eso… Dígame, ¿qué tiene mi esposo?… Estoy muy preocupada…
  • DC : Bueno… –respiró profundamente–. Trataré de explicárselo de la manera más sencilla posible… –y diciéndolo le mostró la placa iluminada y empezó–. Mire, le hicimos unas pruebas a su esposo y como podrá ver en esta placa… tomamos una imagen de la cabeza del señor Vegeta… Verá… en el cerebro hay muchas zonas, como la zona temporal, parietal, occipital…
  • BL : Doctor… –interrumpió–. Perdone, pero no soy experta en anatomía… Así que por favor le pediría que fuera al grano…
  • DC : De acuerdo… Mire atentamente en esta zona de la nuca, en la base del cuello… Justo en este sector del cerebro se encuentra el sentido de la vista, más conocido como el área visual, que recibe las señales del nervio óptico procedente de los ojos… Al parecer, su esposo recibió un impacto muy fuerte en esta zona, la cual se dañó y por consiguiente afectó su vista…
  • BL : ¡¡Oh, no!! –dijo cubriéndose la boca con las manos–. Lo que intenta decirme es que él ha quedado… Vegeta está… –las palabras no conseguían salir de su garganta.
  • DC : Espere, espere… No adelante conclusiones, señora… No se preocupe… su esposo está bien, aunque lo que sí es cierto es que no podrá ver por un tiempo…
  • BL : Explíquese… –dijo recobrando la calma.
  • DC : Yo tampoco lo entiendo… ya que al haber recibido un golpe así en esta zona, de haber sido cualquier persona, hubiese quedado ciego… Pero bueno… jeje… estamos hablando de su esposo… y eso ya es una excepción a la regla… Es verdad que la zona visual del cerebro fue dañada, pero sólo lo fue en parte… eso quiere decir que su esposo podrá recuperar la vista, pero para eso necesita tiempo, paciencia y mucho descanso para que el tejido pueda reconstruirse sin problemas…
  • BL : Descanso… Eso suena difícil para alguien como mi esposo…
  • DC : Precisamente por eso le estoy comunicando y advirtiendo desde ahora para que sepa cómo actuar con el señor Vegeta… Sé que tiene un carácter especial y se nota que es una persona irritable… así que le pido que tenga mucho tacto con él… si es que quiere mejorar sin problemas…
  • BL : Sí, comprendo perfectamente, doctor… Y muchas gracias, no sabe todo el peso que me ha quitado de encima… Y, ¿cuando le dará de alta a mi esposo?
  • DC : Oh, puede llevárselo a casa hoy mismo si lo desea… Pero recuerde, el señor Vegeta necesita mucho descanso y nada de ejercicios bruscos… hágaselo saber y… ¡ah!, tráigalo la semana que viene para examinarlo –dijo sonriendo.

Al cabo de unas horas, Vegeta se encontraba descansando aún bajo los efectos del sedante en su habitación, mientras Trunks lo observaba en silencio desde la puerta…

  • TR : «Caray… qué mala suerte tiene mi papá… venirle a pasar esto justo ahora… y yo que quería enseñarle lo que aprendí en la escuela… Espero que se recupere pronto…»

Mientras pensaba, el príncipe de los saiyas comenzó a reaccionar al pasar poco a poco los efectos del sedante. Trunks, al darse cuenta de esto, corrió a llamar a su madre, que se encontraba haciendo la cena. Al cabo de unos minutos, Bulma llegó y, colocándose a su lado en la cama, tomó su mano y lo llamó suavemente…

  • BL : Vegeta… ¿puedes oírme?… Soy yo… Bulma –dijo susurrando.
  • VG : Aahh…aaa… que… ¿qué pasó?… Siento como si hubiera dormido toda una semana… ¿Bulma?
  • BL : Sí, aquí estoy… a tu lado… –respondió sonriendo. Al parecer, Vegeta estaba tranquilo.
  • VG : Ay… mi cabeza… Tuve una maldita pesadilla… Soñé que de pronto me había quedado ciego y… –calló al tocar sus vendas y sobre todo las que cubrían sus ojos, dijo–. ¿Qué?… ¿por qué estoy todo vendado?… –mientras lo decía comenzó a quitarse los vendajes…
  • BL : «Oh, cielos…» –pensó y luego dijo tratando de mantener la calma–. Vegeta… tuviste un accidente al explotar la cámara de gravedad y… ¡¡NO!!… ¡¡espera!!, ¡¡no te quites las vendas!!… ¡¡Vegeta!!
  • VG : Tengo que saber si lo que pasó fue un sueño o no… –y cuando terminó de sacarse las vendas, restregó sus ojos y los abrió… y su expresión se tornó de espanto al comprobar la horrible verdad… estaba ciego. Apretó los dientes de furia, pero Bulma tomó la palabra antes que él…
  • BL : Vegeta… ¡¡Por favor, en este momento te vas a calmar y me vas a escuchar!! –dijo con voz autoritaria–. A causa del accidente, sufriste un gran golpe en la cabeza, justo en la parte del cerebro donde se encuentra tu capacidad de ver, y por ahora has perdido la vista temporalmente… pero no te preocupes, ya que como te dije antes, es sólo temporal… El doctor dijo que tu vista regresará en un tiempo, pero necesitas descanso… y mucho reposo…
  • VG : ¿Cuánto tiempo? –dijo tratando de conservar la calma y mirando al vacío.
  • BL : No sabría decirte… el médico no me especificó…
  • VG : ¡¡Llámalo!!… ¡¡Que venga aquí de inmediato y me regrese la vista si no quiere que en este momento destruya su mugroso hospital!! –gritó exasperado.
  • BL : ¡¿Te vas a calmar, sí o no?!… –respondió igual de molesta–. ¡¡El doctor hizo todo lo que pudo y eso que has tenido suerte porque pudiste haberte quedado ciego para siempre!!… Ahora tu recuperación sólo depende de ti… ¡¡Si no cometieras tantas burradas en la cámara de gravedad, esto no estaría pasando y tú no estarías en esta situación!!
  • VG : ¡¡Y a mí eso me da igual!!… ¡¡Lo único que quiero es volver a ver y si no traes a ese matasanos en este instante te juro que yo…!! –dijo alterado, pero Bulma lo cortó…
  • BL : ¡¿Acaso quieres que te tenga sedado para siempre como hace un rato?! –dijo tratando de recobrar la compostura–. ¿No?… Entonces, ¡¡trata de calmarte de una buena vez!!
  • VG : Grrrr… ¡eh!… ¡¡un momento, se me ocurre algo!!… –llamó a su esposa–. Mujer, comunícate con alguno de los amigos de Kakarotto y diles que vayan por semillas del ermitaño a la torre de ese gato como-se-llame… ¡¡Si como una de esas, estoy seguro que me recuperaré de inmediato!!
  • BL : Vegeta… –suspiró–. Siento decirte que eso también se me había ocurrido a mí, pero justo acababa de recordar que no hace mucho me encontré a Krilin, y me comentó que también había ido a buscar semillas con el duende Karin, pero lamentablemente no iba a tener más sino hasta dentro de tres meses… Lo siento…
  • VG : Maldición… Entonces… ¡las esferas del dragón!!… ¡Sí!… Si reúnen las esferas y piden el deseo, entonces…
  • BL : Vegeta… ¿acaso no lo recuerdas?… Hace unos meses las esferas fueron usadas y recuerda que debe pasar exactamente un año para poder volver a usarlas… ¡Por favor, no compliques más las cosas!

Hubo un largo silencio entre ambos. Vegeta estaba cabisbajo y Bulma no sabía qué decir. Finalmente, dijo con voz calmada…

  • BL : Vegeta… trata de entender… No te cuesta nada tener unos días de reposo… Tu vista regresará con el tiempo… Lo único que tienes que hacer es descansar y tener paciencia… Recuerda que no estás solo…
  • VG : Mujer… déjame solo… ¿quieres? –dijo con su tono de voz normal volteando la cabeza hacia la dirección donde no la escuchaba.
  • BL : Uh… bueno… como quieras… –y mientras salía dijo–. Ya sabes, cualquier cosa que necesites… me avisas…

Al no oír contestación del saiya, Bulma salió de la habitación.
Días después…

Bulma se encontraba haciendo el almuerzo, cuando escuchó la puerta de entrada abrirse, señal inequívoca de que Trunks regresaba de la escuela. El niño la saludó efusivamente y de frente subió corriendo las escaleras. Al cabo de un rato, mientras colocaba la mesa, Bulma escuchó bajar a su hijo que, sin voltear a verla, se sentó en la mesa con una expresión triste en sus ojos. Bulma dejó lo que estaba haciendo y tocando su alborotada y morada cabellera dijo…

  • BL : ¿Qué pasa, cielo?… –preguntó suavemente–. Hace unos momentos se te notaba muy contento, pero ahora se te ve muy triste… ¿Por qué, uhm?
  • TR : No es nada, mamá… es sólo que… Bueno, quería que papá escuchara la canción que me enseñaron a tocar con mi armónica en la escuela… y me dijo que me fuera… Dijo que no tenía tiempo para tonterías… snif… –terminó de decir tristemente.
  • BL : «Ayayay… Vegeta, ¿por qué?» –pensó y, al rato, cuando Trunks estaba a la mitad de la comida, dijo–. Trunks, voy a llevarle la comida a tu padre… Cuando termines recoges tus platos, ¿de acuerdo?

El niño asintió sin dejar de comer, mientras Bulma subía llevándole la comida a su esposo. Pensaba preocupada en lo que había pasado… al parecer a Vegeta le había afectado mucho el perder la vista, pero eso no era justificación para tratar mal a su hijo. Esta vez hablaría con él muy seriamente, pasara lo que pasara. Al llegar a la habitación, cambió su expresión y dijo con voz alegre…

  • BL : Hola, Vegeta… Aquí te he traído la comida y me imagino que debes estar hambriento, ¿no?… No pude traer tu ración acostumbrada porque no hubiera podido cargarla toda de golpe… ¡jaja!… Parece mentira lo mucho que comen ustedes los saiyajin…
  • VG : ……… (silencio)
  • BL : ¿Cómo es posible que estés con las cortinas cerradas en un día tan lindo? –y diciéndolo las abrió, al igual que las ventanas–. Vegeta, el día está precioso con un sol brillante y tibio… ¿Qué dices si después que termines de comer, salimos al jardín?… El aire fresco te hará mucho bien…
  • VG : Bulma… –dijo finalmente–. Hazme el favor de irte y dejarme solo… por favor…
  • BL : Vegeta… ¡¡YA ESTOY HARTA!!.. ¡¡¿¿LO OYES??!!… ¡¡HARTA!!… –gritó cambiando su expresión alegre de antes por una de furia–. ¡¡VENGO VINIENDO A VERTE Y DURANTE LOS ÚLTIMOS CINCO DÍAS HE RECIBIDO LA MISMA RESPUESTA DE TU PARTE!!… ¡¡ESTOY CANSADA DE VERTE EN ESE ESTADO DE ÁNIMO!!… ¡¡HAS ESTADO ENCERRADO EN LA HABITACIÓN SIN SALIR PARA NADA, HUNDIÉNDOTE EN TI MISMO!!… ¡¡¿¿ACASO CREES QUE CON ESA ACTITUD VAS A RECOBRAR MÁS RÁPIDO LA VISTA??!!… ¡¡¿¿ESPERANDO UN MILAGRO??!!… ¡¡LA VERDAD QUE NO PUEDO CREER QUE TE DES POR VENCIDO TAN FÁCILMENTE POR CULPA DE UN ACCIDENTE QUE TÚ SABES NO ES IRREPARABLE!!… ¡¡TÚ SABES PERFECTAMENTE QUE TU VISTA REGRESARÁ PRONTO, OTRA COSA ES QUE NO LO QUIERAS ACEPTAR Y LO QUE MÁS ME DISGUSTA ES QUE NOS ARRASTRES A TRUNKS Y A MÍ EN TU DEPRESIÓN!!… MALDITA SEA, ¡¡¿¿DÓNDE ESTÁ TU CARACTER, EH??!!… ¡¡¿¿ESE CARÁCTER ÚNICO E IMBATIBLE DEL QUE ME ENAMORÉ Y HASTA AHORA LO ESTOY??!!… ¡¡¿¿TU GRAN FUERZA DE VOLUNTAD Y ESPÍRITU INDOBLEGABLE??!!… ¡¡¡TE ESTÁS RINDIENDO ANTES DE EMPEZAR A PELEAR Y ESTA ACTITUD NO ES PROPIA DE TI!!! –paró para tomar aire y tratar de calmarse. Y luego de esto, dijo–. ¿Sabes qué?… lo que ahora siento por ti no es rabia… sino lástima… me das lástima, tú, Vegeta, príncipe de los saiyas… No eres quien yo pensaba… Cómo siento en el fondo de mi corazón el haberme equivocado… –y sintiendo que la voz se le quebraba, salió de la habitación.

Vegeta se quedó solo en medio de su habitación… sentado en su cama, con la vista fija. Las palabras de su esposa aún resonaban en su cabeza y de pronto… su cerebro comenzó a trabajar y musitó…

  • VG : Lástima… ¿¿LÁSTIMA??… –dijo con voz fuerte– ¡¡YO NO DOY LÁSTIMA A NADIE!!… ¡¡SOY EL PODEROSO VEGETA!!… ¡¡EL PRÍNCIPE DE LOS SAIYAS!!… –y apretando los puños, continuó–. ¡¡MALDITA MUJER!!… ¡¡TE JURO QUE TE VOY A HACER TRAGAR TUS PALABRAS EN ESTE MOMENTO!!

Luego de decirlo se incorporó y, tanteando el aire, trató de llegar al armario con la intención de sacar su ropa habitual y vestirse. Como casi toda su ropa era igual, eso no presentó problema. Luego, avanzó con rumbo al corredor, apoyándose en las paredes y agitando sus manos enfrente de él para evitar tropezar con algún objeto. Vegeta estaba acostumbrado a sentir el ki de las personas, aunque no pudiera ver, y podía guiarse de sus movimientos para sentirlos, pero otra cosa era avanzar a ciegas, en medio de muchos objetos inertes que no tenían ki, y eso era una gran incomodidad para él. Mientras avanzaba ya había chocado con un marco de puerta, además de una lámpara que estaba como adorno de pared, y eso lo había irritado bastante…

  • VG : Mierda… me estoy golpeando con todo… –dijo mientras avanzaba por el corredor– Maldigo el día en que me pasó esto… Me siento como un inútil… no… ¡¡NO!!… ¡¡ESA MUJER NO SE VA A BURLAR DE MÍ, LE DEMOSTRARÉ QUE…!! ¡¡¡AHHHH!!!

Sin darse cuenta, Vegeta tropezó contra una pequeña mesita de adorno, golpeándose la pierna y, al tratar de detener su caída, el saiya se sujetó de una saliente, que no era sino un mueble que estaba adornado con un jarrón, que terminó hecho añicos al caer contra el suelo. Vegeta trató de levantarse como pudo y terminó apoyado con las manos y rodillas en el suelo. Esto era demasiaso para él… se sentía miserable… inútil… incapaz de hacer algo por su propia cuenta.

  • VG : kkk… ¡¿por qué?!… –dijo al borde de la desesperación–. No es justo… ¿por qué tuvo que pasarme esto a mí?… No creo merecerlo… no creo… –Vegeta se sentía la criatura más miserable de todas y apretaba los dientes para contener su furia, cuando de pronto sintió unas suaves y cálidas manos en sus hombros y una voz que dijo…
  • BL : No estás solo… –dijo Bulma suavemente–. Yo estoy contigo…

Vegeta sentía que ya no podía más. La rabia y frustración lo estaban carcomiendo por dentro. Apretó los puños y, de pronto, se escuchó el sonido de un goteo… eran lágrimas… de sus ojos brotaban gruesas lágrimas… por todo el tiempo que había tenido que soportar en ese estado. Toda su desesperación y amargura brotaban en forma de lágrimas… Un saiya jamás debe llorar, pero Vegeta ya no estaba en su planeta y era la única manera de desahogarse… aunque le pesara por dentro. Vegeta trataba de contener el llanto con grandes esfuerzos y respiraba agitadamente… Bulma se percató de esto y, rodeándolo con sus brazos, susurró…

  • BL : Echa fuera de ti todo eso que te molesta… –dijo también llorando–. Ya no te contengas más, y no tengas vergüenza de hacerlo, porque aunque seas un saiya, no eres de piedra… Tranquilo, todo va a salir bien…

Luego de escuchar estas palabras, Vegeta dejó salir un sonido profundo de su garganta, algo parecido a un llanto, como un gruñido… y dejó que las lágrimas siguieran corriendo por sus mejillas… libremente…
Días después…

Bulma se frotaba las manos nerviosamente, mientras el médico examinaba los ojos de Vegeta con una linterna especial, como la que usan los médicos. El saiya se encontraba sentado mirando al vacío, como se había acostumbrado a hacer en los últimos días. Finalmente, el doctor dijo…

  • DC : Muy bien… creo que por hoy hemos terminado, señor Vegeta… La recuperación de su vista al parecer está evolucionando muy bien…
  • BL : Doctor, ¿cuánto tiempo más faltará para que mi esposo recupere la vista completamente?… Porque usted nos dijo que sería en un tiempo.
  • DC : Pues sí… Exactamente… Necesita más tiempo para recuperarse, y por consiguiente debe reposar…
  • VG : ¿Y cuánto tiempo exactamente, eh? –intervino Vegeta, que hasta el momento no había dicho ni una sola palabra–. ¡¡Quiero saberlo!!
  • DC : Pues… no sabría decirle…
  • VG : ¡¿Cómo que no lo sabe??!! –gritó estirando su mano hacia donde sentía su presencia y, sujetándolo del cuello de su camisa–. ¡¿Qué clase de médico es… si no sabe dar sus propios diagnósticos?!… ¡¡Más le vale que me lo diga si no quiere que…!!
  • BL : ¡¡Vegeta, ya basta!!… ¡¡Suéltalo de inmediato!! –ordenó Bulma.
  • VG : Jum… está bien… –dijo soltándolo–. No vale la pena que me ensucie las manos con este insecto…
  • BL : Perdone por este incidente, doctor… pero la verdad es que justifico a mi esposo por lo que hizo… Lo único que hemos hecho hasta ahora es esperar, y mi esposo no ha notado ninguna mejoría en su visión… ¡Le pediría por favor que fuera más claro en su diagnóstico!! –dijo Bulma cruzándose de brazos.
  • DC : Ejem… bueno, está bien… Si me permite el señor Vegeta… quisiera hacerle una prueba más…
  • VG :¿Y cuántas más van a ser?… ¡¡Le advierto que no soy su conejillo de indias!!… ¡¡Métaselo en la cabeza!!
  • BL : Vegeta… ¿ya?… ¿terminaste?… –dijo un poco molesta–. Y por favor, trata de cooperar por esta única vez… Recuerda que es por tu bien…
  • VG : «sigh»… en fin… pero sólo por esta vez… Dígame lo que tengo que hacer, doctor… –contestó frunciendo el ceño con aire de fastidio.
  • DC : Venga por este lado de la habitación y párese justo en este lado…
  • VG : Imbécil… ¿acaso no se da cuenta que no puedo ver?… ¡Auch! –paró de hablar al sentir el codazo que le propinó Bulma.
  • BL : No te preocupes, «querido»… yo te llevaré… y si se te ocurre repetir una escenita como esta, me enfadaré de verdad… –le dijo esto último al oído.
  • VG : Doctores… mujeres… –suspiró resignado, mientras dejaba que su esposa lo condujera dócilmente hacia el lugar que le indicaba el doctor.
  • DC : Muy bien… Ahora mire hacia el frente y le pasaré un flash de luz… –dijo mientras le alumbraba los ojos–. ¿Ve algo?
  • VG : ¡¡Cuántas veces tengo que decirle que…!! –y calló al sentir las uñas de su esposa clavándose en su brazo y, bajando el todo de voz, dijo–. No… no puedo ver nada.
  • BL : Buen chico… –susurró Bulma a su oído, cosa que contestó el saiya con un gruñido de fastidio.
  • DC : Está bien… ahora preste mucha atención… voy a pasar frente a sus ojos un flash de luz azul… Si en ese momento logra vez cualquier resplandor azul, aunque sea un pequeño tintineo… me avisa de inmediato, ¿de acuerdo?… Bien… ¡ahora!
  • VG : Como esto sea una pérdida de tiempo… ¡¡le juro que me las pagará!! –dijo el saiya, ignorando las advertencias de Bulma.

De nuevo un flash de luz, pero esta vez azul, pasó por sus ojos y Vegeta se mantuvo inmutable, hasta que de pronto dio un titubeo y dijo…

  • VG : V…vi… vi un destello azul… pude verlo… pero fue muy fugaz… –dijo parpadeando.
  • DC : ¡Ah, perfecto!… Eso quiere decir que ya falta muy poco tiempo para que recupere la visión… Me da mucho gusto… –dijo sonriendo.
  • BL : Doctor… explíqueme qué quiso decir con eso… ¿Qué fue esa luz?
  • DC : Bueno, verá… La retina es muy sensible a cierta longitud de onda que provoca ciertas reacciones en el nervio óptico y por consiguiente…
  • VG : ¡¡Oiga, idiota!! –interrumpió Vegeta irritándose–. Yo no he venido aquí para recibir clases de anatomía o de fisiología… y no me importa… ¡¡así que dígalo de manera directa y rápida!!
  • BL : ¡¡Vegeta!! –recriminó Bulma.
  • DC : Creo que esto ya se está volviendo monótono… En fin… al percibir sus ojos ese destello, da a indicar que el tejido está casi reconstruido y recuperando sus antiguas funciones… Hablando con optimismo, yo diría que le faltaría algo de una a dos semanas para que recupere la vista… Y si todo evoluciona bien, quizás menos tiempo…
  • BL : ¡¡Oh, eso es una noticia expléndida!! –dijo Bulma alegrándose y luego miró a su esposo– ¿Oíste eso Vegeta?… ¿No te da gusto?… ¡¡Muy pronto podrás volver a ver!!
  • VG : Bueno… no creo que quieras verme saltar en un pie con esta noticia, ¿no?… –luego habló al médico–. Está bien… espero que sea como dice doctor… Le daré dos semanas… y si en ese tiempo no he recuperado la vista… mejor váyase preparando… porque si no le juro que… ¡¡MMMHHH!! –calló cuando sintió una mano tapándole la boca.
  • BL : Eso es todo lo que queríamos saber, doctor… –dijo Bulma con una sonrisa forzada y arrastrando a su esposo hacia la puerta–. Usted no se imagina la felicidad que le hace a mi esposo enterarse de esto… jeje… Ahora, si nos disculpa, nos retiramos… Lo veremos la próxima semana, ¡adiós! –terminó de decir casi a la salida del consultorio y se retiró lo más rápido que pudo, conciente que un saiya enfurecido iba a ser muy difícil de controlar. El doctor se les quedó mirando con una cara de extrañado y finalmente dijo:
  • DC : En todos mis años ejerciendo, he conocido a mucha gente extraña… Uff… pero este par se llevan los laureles de honor…

Luego de ese incidente, encontramos a Bulma manejando su air-car de regreso a su casa con un enfadado Vegeta en el asiento de al lado. Hubo un silencio muy largo entre ambos, hasta que el príncipe de los saiyas se decidió a tomar la palabra…

  • VG : Grrrr… ¡Esto es una estupidez!… ¡Qué manera de perder el tiempo: trasladarme de un lugar a otro en esta lata!… ¡definitivamente prefiero volar! –gruñó.
  • BL : Bueno, si lo deseas… Allí está la puerta… Ábrela, sal de la nave, suspéndete en el aire… y me gustaría saber con cuántos vehículos o edificios te estrellarás en todo el camino a casa… Eso será muy divertido… –dijo en tono sarcástico.
  • VG : ¡Gracias!… ¡Muchas gracias!… ¡¡No sabes como me encanta oír que mi mujer se burle de mí!! –dijo en el mismo tono.
  • BL : ¡¡Pues tú tuviste la culpa, Vegeta!!… En vez de estar quejándote de todo y echándole la culpa a los demás… deberías pensar en tu recuperación… Ya sabes lo que dijo el médico, en un máximo de dos semanas podrías recuperar la vista… Así que para asegurar ese pronóstico debes cuidarte… Por favor, trata de tener un poco de conciencia esta vez… y trata de cooperar aunque sea un poco… –dijo tocándolo suavemente en el brazo.

Vegeta no dijo nada hasta que aterrizaron y, cuando el motor del aparato se detuvo, suspiró y poniendo su mano en la de su esposa, contestó:

  • VG : Está bien… trataré de hacer lo que dices… lo prometo… –sonrió levemente.
  • BL : ¡Oh, no sabes lo feliz que me haces!… ¡¡Eres un amor!! –dijo abrazándolo efusivamente.
  • VG : ¡¡Ya, mujer, basta!!.. ¡¡No seas tan melosa que me molesta!!… ¡Y no creas que porque estoy ciego te puedes tomar esas libertades conmigo! –dijo avergonzado.
  • BL : Mira cómo eres, Vegeta… pero en fin… estés como estés… nunca cambiarás… Vamos, te ayudaré a salir de la nave…
  • VG : ¡Ni se te ocurra, mujer!… ¡¡No soy ningún inútil para que me estén llevando de la mano como un bebé!!… ¡¡Yo puedo solo!! –y terminando de decirlo salió de la nave con bastante precaución de no chocarse contra el aparato, no por cuidarse, sino porque quería demostrarle a su esposa que podía valerse muy bien por sí mismo. Afortunadamente lo logró hacer sin problemas y Bulma, al verlo, dijo:
  • BL : Se ve que no tienes problemas con eso… eso me da gusto… –dijo sonriendo.
  • VG : Por supuesto… ¿qué esperabas? –dijo sin mucha emoción.
  • BL : Bueno… ah, te daré algo para ayudarte a desplazarte sin problemas, pero no lo tomes a mal… ni te ofendas, por favor…

Vegeta escuchó el ruido de la explosión de una cápsula y trató de imaginarse lo que era. Pronto sintió un objeto alargado entre sus manos y lo tanteó. Luego escuchó la voz de su esposa…

  • BL : Es un bastón… te ayudará a encontrar tu camino sin contratiempos…
  • VG : ¿¿Un bastón??… ¿¿Estás loca??… ¡¿Acaso crees que soy un anciano para usarlo?!… ¡¡Ni lo pienses!! –dijo mientras arrojaba el objeto a un lado.
  • BL : Escucha… –suspiró–. Sé que es difícil para ti… Yo también me sentiría mal si estuviera en una situación parecida… pero el usar un bastón te evitará chocarte con los objetos y tener cuidado al caminar… Si no, ¡imagínate!… ¡todos los objetos de la casa acabarían destruidos!
  • VG : No necesito de esas estupideces, puedo ir a cualquier lado sin problemas… ¡así que no me insistas! –dijo molesto. Bulma, sin ánimo de discutir, respondió…
  • BL : Como quieras… Bueno, la puerta de la casa está a unos diez metros de donde estás, yendo de frente… Sólo ten cuid…
  • VG : ¡Ya te dije que no necesito de tu ayuda, mujer! –dijo mientras empezaba a caminar–. Yo puedo so… ¡¡ahhhhh!!

Sin darse cuenta, Vegeta había tropezado con una pequeña piedra y calló de bruces al suelo. Rabiando, se levantó y sin darle tiempo a su esposa de decirle algo, gritó…

  • VG : Hazme el favor de guardarte tus comentarios… ¡¡y dame ese odioso objeto!! –dijo con furia, refiriéndose al bastón.
  • BL : Bueno, no te enojes… y la próxima vez piensa bien antes de actuar… –dijo mientras caminaba a su lado–. Vegeta… también quería pedirte algo…
  • VG : ¿Qué cosa? –dijo sin perder su concentración en su ruta.
  • BL : Que seas un poco más amable con Trunks… El niño ha estado muy preocupado por ti y está al pendiente de lo que te pase… Por favor… no lo ignores…
  • VG : Veremos… –dijo secamente.

Al entrar a la casa, Trunks se encontraba sentado en un sillón practicando con su armónica, y al sentir la presencia de sus padres se alegró y corrió hacia ellos…

  • TR : ¡Hola!, ¿cómo les fue?… –preguntó impaciente–. ¿Cuándo podrás ver de nuevo, papá?
  • BL : Espera, Trunks… no atosigues a tu padre… Primero déjalo que se siente… Vegeta, seguro que no tendras algún probl…
  • VG : ¡¡Con un demonio, mujer!!… ¡¡Ya deja de preguntarme siempre lo mismo!!… –gritó enfurecido–. ¡¡Por última vez te repito que no soy ningún anciano y ya no me molestes!! –dijo mientras tanteaba con el bastón el suelo, buscando el sillón.

Trunks se le quedó mirando confundido y Bulma, suspirando, fue hacia la cocina a preparar la cena. Luego de unos momentos, el niño decidió acercarse a su padre y preguntó…

  • TR : Papá… ¿te… estee… gustaría escuchar la canción que me enseñaron en la escuela?… Digo… no hay problema… si no quieres… me iré… –dijo un poco nervioso. El saiya se mantuvo en silencio un largo rato, pensando en las palabras que le había dicho su esposa hacía un rato. Resopló y dijo…
  • VG : Siempre y cuando no sean como los gritos de tu madre… –dijo en tono burlón, cosa que el pequeño interpretó como un sí.

Trunks puso el instrumento en sus labios y una melodía comenzó a salir conforme soplaba por los diferentes agujeros de la armónica. Era una canción dulce… y Vegeta no tenía idea que su hijo supiera tocar así. Tal vez era cierto que lo había ignorado… pero ahora tenía otras cosas más importantes en qué pensar… como en su vista… lo que dijo el doctor… pero, por ahora, haría una excepción…

Cuando Trunks terminó de tocar, miró a su padre impaciente como esperando su aprobación. Vegeta, luego de un rato, se levantó y caminó hacia donde estaba su hijo. El niño no sabía qué le diría su papá y tenía miedo que le recriminara o que le dijera que era una tontería, como siempre le decía.

  • VG : Esa música es… –cortó lo que iba a decir y añadió–. No está mal, enano… Ahora no pierdas más el tiempo y ve a hacer tus cosas… –dijo en tono serio y se marchó.

Trunks lo observó alejarse y pensó en sus palabras… ¿le habría gustado?… Conociendo su manera de ser, eso no lo sabía, lo que sí le daba gusto era que su padre no lo había despreciado ni ignorado… y sonrió muy contento.

Conforme avanzaban los días, Vegeta pasaba la mayor parte del tiempo caminando por toda la Capsule Corp. tratando de memorizar los pasillos y rutas, al igual que los objetos que podrían causarle problemas. Ya que no podía entrenar, era lo único que podía hacer… practicar con el bastón. Era una situación muy humillante para él… tener que depender de un objeto alargado para su desplazamiento… Lo único bueno era que ninguno de sus conocidos sabía por lo que estaba pasando… ¡no!… ¡jamás!… que alguno de los amigos de Kakarotto lo supiera ya sería lo último y lo destruiría por completo, así que en este asunto la discreción era lo primordial.

Un día, muy temprano por la mañana, Vegeta se levantó muy sigilosamente, se puso su ropa de entrenamiento y salió al corredor, teniendo mucho cuidado de no chocar con ningún objeto para no hacer ruido. Mientras caminaba sujeto al barandal del corredor, murmuraba:

  • VG : ¡¡Ya estoy cansado!!… Ya no soporto estar sin hacer nada en este lugar, necesito entrenar aunque sea un poco, si no mi cuerpo perderá toda su fuerza… No creo que Bulma se dé cuenta… ¡bah! pero por qué me preocupo de la opinión de una mujer… ¡Lo haré y punto!… –Luego dijo–. Demonios… hasta que llegue hasta la escalera perderé mucho tiempo y quiero empezar lo antes posible… Veamos, debo estar más o menos a la mitad del corredor, eso quiere decir que de aquí a abajo son aproximadamente 6 metros… –luego sonrió–. Muy bien…

Sin previo aviso y con un movimiento, Vegeta saltó la baranda y ágilmente aterrizó en el piso de la planta baja, sin siquiera usar sus poderes de levitación y sin hacer gran ruido. Cambiando su expresión, dijo…

  • VG : No estuvo mal… pero mis reflejos no están nada bien… Cómo se nota que necesito entrenamiento…

Terminando de decirlo, caminó hacia la cámara de gravedad, y no tuvo necesidad de usar el bastón, ya que tantas veces había pasado por allí que ya se conocía el camino de memoria.
Rato después…

Vegeta había empezado su entrenamiento en la cámara de gravedad que había consistido casi íntegramente en ejercicios de calentamiento, ejecutados sin gravedad al principio para comprobar la resistencia de su cuerpo. Hasta ahora, no se le habían presentado problemas ni molestias, cosa que le agradó bastante; así podría entrenar sin dificultades. Una vez que terminó con su serie de lagartijas, dijo:

  • VG : Ah, ah… –musitó algo cansado–. Cómo se nota que mi cuerpo se había desacostumbrado al ejercicio fuerte… Pero eso cambiará a partir de ahora, bien… creo que empezaré aumentando la gravedad a 100g y luego seguiré a 200g…

Tanteando el aire, caminó hacia donde se suponía que estaba la máquina de gravedad, que al parecer su esposa ya había reparado. Alcanzó los controles y recorrió sus manos por el tablero tratando de encontrar el botón de encendido. Sonrió al encontrarlo, pero al apretarlo, se llevó con la sorpresa que la máquina no funcionaba…

  • VG : ¡Pero qué rayos!… –musitó mientras apretaba nuevamente el botón–. Pensaba que esta mujer ya lo había reparado… ¡Vamos, basura!… ¡Funciona!… Funciona… Fun…
  • BL : ¡¡¡¡VEGETA!!!! –se escuchó un potente grito que remeció toda la sala de gravedad. El saiya se sobresaltó y, poniendo mala cara, ya se imaginaba quién podría ser…
  • VG : Ay, no… Justo ahora… –murmuró apoyándose en el tablero de control.
  • BL : ¿¿SE PUEDE SABER QUÉ DEMONIOS CREES QUE ESTÁS HACIENDO??… ¡¿ACASO ESTÁS LOCO?! –volvió a gritar más fuerte.
  • VG : ¡Mujer, hazme el favor de dejar de gritar de esa manera, que me vas a dejar sordo! –dijo cubriéndose los oídos y pensó–. «Además, porque el volumen del parlante está muy alto…»
  • BL : ¡¿Qué crees que estás haciendo?! –volvió a decir bajando el tono de voz–. ¡¿No me digas que has estado entrenando en esas condiciones?!
  • VG : Pues… ¿tú qué crees? –dijo irónico– ¡¡Mujer, ya estoy cansado de no hacer nada y necesito entrenar… Ya me siento bien y no creo que por entrenar un poco me tengas que hacer todo ese escándalo!!
  • BL : ¿Eres tonto o qué?… –respondió molesta–. ¡¿Acaso quieres quedarte ciego de por vida, eh?!… Tienes terminantemente prohibido hacer ejercicios bruscos hasta que te recuperes por completo… ¡¡Así que no me des más problemas y sal de esa cámara de gravedad en este instante!!
  • VG : ¡¡No me des órdenes, mujer!!… –gritó irritado–. Haré lo que yo quiera y… una cosa… ¡¿qué demonios le ha pasado a esta estúpida máquina?!… ¿No se suponía que ya la habías reparado?
  • BL : Sí, ya la reparé… pero previniendo que fueras a venir, le hice algunos ajustes… –sonrió–. Como colocarle una contraseña para iniciar el funcionamiento de la máquina… entre otras cositas…
  • VG : Grrrr… ¡¡eres una tramposa!!… pero bueno, eso no importa… Ya que no pienso salir de aquí y no me hago ningún problema para entrenar sin gravedad… me voy a quedar aquí, ¿oíste?
  • BL : Muy bien… ya que piensas así… te daré dos alternativas: una, salir de esa cámara dócilmente y descansar como Kamisama manda… o dos, dormir para siempre en el sillón y quedarte sin comida… ¿qué dices?… yo no me hago ningún problema… –dijo repitiendo las palabras que le dijera antes su esposo con un tono musical en su voz, que hizo que se le suba la sangre a la cabeza a Vegeta por la rabia que sentía…
  • VG : «Maldita sea… ¡esta mujer sabe exactamente cómo exasperarme!!… pero juro que uno de estos días… uno de estos días… ¡ah!… ¡¡al diablo!!… ¡¡cómo odio estar en esa situación!!» –pensaba muy molesto mientras salía de la cámara.

Horas más tarde, en la Capsule Corp. reinaba un ambiente muy tranquilo y eso que era un día de semana cualquiera. También se debía a que Bulma había salido a hacer algunas compras al centro comercial, no sin antes recomendarle a su esposo muchas veces que no cometiera alguna de sus tonterías… cosa que el príncipe de los saiyas ya estaba cansado de escuchar… Escuchar… era lo único que podía hacer hasta el momento. No hacer nada era muy difícil para alguien como él… acostumbrado a una vida activa. Maldecía el día que le vino a pasar ese accidente que le quitó la vista. Un mundo oscuro, muy diferente al que él conocía, lo tenía relegado a un lado… a su parecer… Pero no quería sentirse como un inútil. Pronto, sus pensamientos fueron cortados por una voz infantil que pasó de un lado a otro, corriendo por todas partes. Su hijo… nunca se había tomado la molestia de saber lo que hacía en casa mientras él se encontraba encerrado en la cámara de gravedad… pero al parecer, lo único que hacía era correr por todas partes como un caballo desbocado, con una energía que al parecer no se le acababa nunca… Cómo se parecía a él. Rápidamente, sacudió su cabeza y desvió sus pensamientos…

  • VG : Este niño… lo único que sabe es hacer escándalo y en estos días ha descuidado sus entrenamientos bastante, y eso no me agrada en lo absoluto… Pero una vez que me recupere tendré que exigirle el doble para que recupere el ritmo… grrr… ¡¡Maldita ceguera!!… Me siento muy incómodo… tal vez haya algo que pueda hacer sin que mi mujer me grite para entrenarme un poco… pero, ¿qué? –Estaba pensando en esto cuando escuchó la voz de su hijo que al parecer hablaba por teléfono…
  • TR : ¿Mushi mushi?… sí… soy yo, Goten… ¡Oye!… ¿quieres venir a jugar beisbol a mi casa hoy?… ¿qué dices?… Sí… Ah, ya… después de comer… Sí, claro… muy bien… te espero… Ja ne…
  • VG : «Debí imaginarle que hablaba con el hijo menor de Kakarotto… este muchacho no tiene remedio… ¡Un momento!… ¿qué fue lo que dijo?» –pensó y luego dijo–. ¡¡Trunks!!… ¡¡Ven aquí de inmediato!!
  • TR : «Oh, no… ¿ahora qué habré hecho?» –se preguntó extrañado, porque siempre que su padre lo llama en ese tono, es porque ha hecho algo malo–. ¿Dime, papá?
  • VG : Dime una cosa… cuando charlabas por teléfono mencionaste algo de beisbol… ¿De casualidad no es ese extraño juego en el que te lanzan una pelota para que la atrapes?… ¡Respóndeme!
  • TR : Sí… glup… así es… ¿Por qué? –respondió mientras pensaba–. «Seguro que me dirá que no debo jugar a esas tonterías y que en lugar de eso me ponga a entrenar…»
  • VG : Muy bien… entonces… ¡tú me vas a ayudar a entrenar!… ¡¡Sígueme!! –respondió con una pequeña sonrisa mientras se levantaba del sillón.
  • TR : «Sigh… ya me lo imaginaba… y yo que quería jugar… ¿Qué puedo hacer ahora?» –pensó mientras seguía a su padre al jardín.

Minutos después…

  • TR : ¿¿¿QUE… QUÉEEE???… –gritó Trunks, totalmente sorprendido.
  • VG : Lo que oíste, niño… entrenaremos de la siguiente manera… tú me lanzarás esa pelota desde cierta distancia y yo trataré de atraparla… Haciendo esto practicaré mis reflejos al igual que mis sentidos –dijo mientras golpeaba el guante que tenía puesto.
  • TR : Pe…pero… ¡¡¿¿HABLAS EN SERIO??!! –gritó sin creérselo todavía.
  • VG : ¿Cuántas veces más voy a tener que decírtelo?…¡Ya no pierdas el tiempo con preguntas estúpidas y empecemos ya!… ¡¡VAMOS!!
  • TR : Eeh… sí, claro… –tardó en reaccionar y luego dijo feliz– ¡¡GENIAL!!… ¡¡ES LA PRIMERA VEZ QUE VAMOS A JUGAR JUNTOS!!
  • VG : ¡¡NO TE CONFUNDAS, MOCOSO!! –gritó molesto– ¡¡ESTO ES UN ENTRENAMIENTO!!… ¡¡NO UN JUEGO!!… ¡¡ASÍ QUE MÉTETELO BIEN EN LA CABEZA!!
  • TR : Claro… como digas, papá… –dijo calmándose, mientras seguía sonriendo para sus adentros y de preparó para lanzar– ¡¡De acuerdo!!… ¡¡Estoy listo!!
  • VG : Procura lanzarla con toda tu fuerza… –dijo poniendo atención.

El niño calculó la distancia y le lanzó un tiro directo a su padre, pero midiendo un poco su fuerza, conciente que su papá aún no se había recuperado del todo. Vegeta se quedó inmóvil, y en el último instante detuvo la pelota sin casi moverse. Luego dijo…

  • VG : ¿A esto le llamas lanzar fuerte, enano?… –dijo mientras le devolvía la pelota hacia donde sentía su ki, lanzamiento que mandó a Trunks unos metros lejos–. No juegues conmigo, Trunks… Cuando te digo que lanzes fuerte… ¡es porque debes hacerlo!… ¡Y olvídate que no puedo ver!… ¡¡Ahora lanza bien!!
  • TR : ¿Eh?… sí, claro… Discúlpame, papá… –y mientras preparaba su próximo lanzamiento, pensó–. Está bien… si quiere que lance fuerte… así lo haré… jeje… Veamos si puede parar esta curva…

Tal y como dijo, Trunks lanzó la pelota con mucha más fuerza que la vez anterior. Vegeta notó que la pelota cambiaba de dirección al sentir los movimientos del aire, y guiándose de eso pudo atraparla sin problemas. Luego sonrió levemente…

  • VG : Así está mucho mejor, Trunks… Ahora prueba lanzarla de varias direcciones… ¡Vamos! –terminó de decir en su tono de voz normal.
  • TR : ¡¡Sí, de acuerdo!! –respondió el niño feliz, notando la aprobación de su padre.

Mientras tanto, a unas millas de la capital del Oeste, se podía ver en el cielo una estela amarilla que iba a toda velocidad, provocada por una extraña nube que llevaba a su destino a unos singulares pasajeros, viejos conocidos de nosotros…

  • ??? : ¡¡¡¡YUPIIII!!!! –gritó un niño de curioso corte de cabello–. ¡¡Esto es muy divertido!!
  • ??? : ¡¡Sujétate bien, Goten!!… –dijo el muchacho de cabello negro–. ¡¡No vaya a ser que pierdas el equilibrio y te caigas!!
  • GT : No te preocupes, hermanito… me estoy sujetando muy bien… También quería darte las gracias por llevarme a la casa de Trunks…
  • GH : Ni lo digas… Si viajáramos en nave nos demoraríamos mucho tiempo, pero si vamos en Kintoun llegaremos mucho más rápido… Además, podrás disfrutar del paisaje y tomar aire fresco…
  • GT : Tienes razón, Gohan… tengo muchas ganas de jugar con Trunks… será muy divertido… ¿No quisieras quedarte a jugar con nosotros?
  • GH : Me gustaría, pero no puedo… sabes que mamá sólo me dejó permiso para traerte, porque luego tengo que regresar a seguir estudiando, si no se enfadará mucho conmigo… jeje… Tú ya sabes cómo es ella…
  • GT : Está bien… ¡¡Mira!!… ¡¡Ya estamos llegando!!… ¡¡Más rápido, Kintoun!! –gritó el pequeño, muy emocionado.

Al llegar a la ciudad, la atravesaron rápidamente hasta llegar a la Capsule Corp. y cuando ya estaban muy cerca de su destino, Gohan detuvo a Kintoun de golpe, porque no podía creer lo que veían sus ojos. Goten preguntó extrañado…

  • GT : ¡Ay!… ¿Qué pasó, Gohan?… ¿Por qué te detuviste así? –preguntó.
  • GH : Goten… dime algo… ¿Ves lo que yo veo? –dijo sin voltear a verlo.
  • GT : ¿Dónde? –preguntó sin entender.
  • GH : Allí, en el jardín de la casa de Trunks… Dime… ¿no son Trunks y Vegeta lo que están allá? –dijo apuntando con el índice.
  • GT : Sí… así parece… Oye, pero… están… están… –dijo un poco incrédulo.
  • GH Y GT : (al mismo tiempo)… ¡¡¿¿JUGANDO??!!

Mientras tanto, ajeno a lo que ocurría cerca de allí, en el jardín de la Capsule Corp, el juego… no, perdón… el entrenamiento, continuaba. Trunks había puesto en serios aprietos a su papá con sus lanzamientos… pero a pesar de eso, conseguía detenerlos todos sin problemas. Aunque no lo quisiera admitir, Vegeta la estaba pasando bien con su hijo, y eso que siempre lo había visto jugar a este juego con sus amigos, nunca se había decidido a probarlo por varias razones… orgullo… entrenamientos… ideas contrarias suyas… todo el tiempo que había perdido, era increíble. Bulma siempre le había dicho que pasara tiempo con su hijo, pero él nunca tomó sus comentarios en serio… tal vez… sólo tal vez… él era quien estaba equivocado.

Pero en eso, un ki familiar, no… dos kies, lo pusieron en alerta y se puso nervioso al descubrir quiénes eran. Frunciendo el ceño, dijo irritado:

  • VG : ¡¡Maldita sea!!… ¡Son los hijos de Kakarotto!… ¡Qué mala suerte! –luego dijo a su hijo, que también se había percatado de la presencia de sus amigos–. ¡¡Trunks!!… presta mucha atención… por nada del mundo ellos se deben enterar de lo que me pasó, ¡¿entendido?!… ¡Ahora ve donde ellos y despáchalos de inmediato!
  • TR : Pero, papá… no puedo hacer eso… Invité a Goten para jugar conmigo… y ha venido desde su casa sólo para eso… –se quejó el niño.
  • VG : Bien… pero ahora recuerda que estás entrenando con tu padre… así que dile que venga otro día… ¡¡Obedece!! –y antes de que Trunks pudiera decir algo, se escuchó una voz…
  • GT : ¡¡Hola, Trunks!!… ¡¡Ya estamos aquí!! –saludó Goten alegremente.
  • TR : ¡¡Eh, hola Goten!!… –dijo corriendo hacia su amigo, ignorando la orden de su padre–. ¿Cómo están, amigos?
  • GH : Muy bien… traje a Goten para que juegue contigo y regresaré por él en unas horas… –respondió Gohan.
  • TR : Este… ¡¡claro, claro!! –dijo Trunks algo nervioso.
  • GH : Oye, Trunks… dinos algo… ¿acaso estabas jugando con Vegeta hace un rato?… ¿o me equivoqué?… –preguntó Gohan con curiosidad.
  • TR : ¡¡No, no, no!!… para nada… lo que pasaba era que… eehh… mi papá quería ver qué tal estaban sus reflejos y me pidió que lo ayudara… ¡sí!
  • GH : Eso explica todo… porque la verdad, se me hace difícil creer que Vegeta estuviera jugando contigo… No te ofendas… –al ver que Trunks estaba frunciendo el ceño, cambió el tema–. Oye, ya que estoy aquí… ¿estará tu mamá?… Porque quería saber si podía prestarme algún libro de física para estudiar…
  • TR : No, creo que salió… y no sé a qué hora va a volver… –respondió mientras le echaba una mirada a su padre y pensaba en la manera de salir del problema en que se había metido…

Goten, ignorando la conversación de su amigo y hermano, se acercó hacia donde estaba Vegeta y lo observó, mientras pensaba inocentemente…

  • GT : «¿Reflejos?… No creo que este sea un buen entrenamiento, ya que simplemente tiene que seguir los movimientos de la pelota con los ojos y listo… Eso cualquiera lo hace…» –tuvo una idea y, desapareciendo su presencia, se aproximó sigilosamente hacia donde se encontraba el papá de su amigo, que estaba de brazos cruzados y mirando al vacío. Se paró a una distancia prudente en frente de él y pensó–. «Qué extraño… parece que no se ha dado cuenta que estoy enfrente suyo… tal vez se está preparando mentalmente…» –y cogiendo la pelota que estaba en el suelo, pensó–. «Voy a hacer la prueba a ver si esto realmente funciona… Le lanzaré un tiro directamente al rostro… Si estoy en lo cierto, podrá esquivarlo sin problemas…»

Volteó a ver a su amigo que seguía charlando con Gohan y, asegurándose que nadie lo veía, apuntó y lanzó la pelota con todas sus fuerzas hacia el príncipe de los saiyas, que en ese momento estaba desconcentrado y nada pudo hacer para evitar el potente impacto que recibió en la frente y lo lanzó despedido unos metros lejos. El ruido de la caída del saiya atrajo la atención de los otros chicos que corrieron hacia donde se había desplomado…

  • GH : ¡¡GOTEN!! –gritó Gohan asustado–. ¡¡¿¿PERO QUÉ FUE LO QUE HICISTE??!!
  • TR : ¡¡PAPÁ!!! –gritó Trunks corriendo a auxiliar a su padre.
  • GT : Yo… yo… yo pensaba que iba a esquivarlo… Sólo quería probar si el entrenamiento funcionaba… En serio… no fue intencional… créanme… –dijo temeroso.
  • GH : Hablaremos después sobre eso… –dijo mirándolo enojado–. ¡¡Vegeta!!… ¡¡Vamos, reacciona!!
  • VG : ARGGG… pero… ¡¡¿¿QUÉ MIERDA PASÓ??!!… –dijo furioso mientras tocaba su adolorida frente–. ¡¿QUIÉN ME GOLPEÓ?!
  • GT : Fui yo, señor… –dijo Goten, temblando– Pero le juro que no lo hice a propósito… en serio…
  • VG : ¡¡MALDITO INSECTO!!… –dijo mirando al vacío por ambos lados– ¿¿EN DÓNDE ESTÁS??… ¡¡TE JURO QUE ME LAS PAGARÁS EN CUANTO TE ATRAPE!! –gritó lleno de ira, sin saber que había cometido, al decir eso… un error fatal.

Gohan y Goten se miraron confundidos, porque ambos estaban parados frente a Vegeta… y Trunks se temió lo peor. Gohan dijo sin creérselo…

  • GH : Vegeta… tú… ¿acaso no puedes verme? –preguntó temeroso.
  • VG : ¿¿Qué??… –calló dándose cuenta muy tarde de su error. Y lo que dijo Goten fue la gota que derramó el vaso…
  • GT : ¡¡Oye, hermano!! –dijo agitando su mano frente al rostro de Vegeta–. El papá de Trunks… está ciego, ¿no?… ¡¡Mira!!
  • TR : ¡¡CIERRA LA BOCA, GOTEN!! –gritó Trunks furioso.

Vegeta ya no sabía qué hacer… lo habían descubierto… Era lo único que no quería que pasara. Ahora que los hijos de Kakarotto lo sabían, irían a contárselo a sus amigos y se reirían de él para siempre… Dirían… «miren al ciego… pobrecito»… «Vegeta está ciego… ahora ya no podrá ser mejor que nosotros»… entre otras ideas que se le estaban formando en la cabeza.

Vegeta trataba de contenerse para no volar a este par de insolentes de un disparo. Quería desaparecer… desaparecer de allí. En eso, escuchó otra voz:

  • BL : ¡¡Vegeta!!… –dijo Bulma que acababa de regresar de sus compras–. ¿Gohan?… ¿Goten?… Pero, ¿qué ha pasado aquí?
  • TR : ¡Mamá!… lo que pasó fue que… –trató de explicar Trunks, pero Goten le cortó.
  • GT : Lo que pasó fue que yo no sabía que el papá de Trunks estaba ciego… Ya que no pudo eludir el tiro que le lancé y… –y luego de esto, Vegeta ya no pudo contenerse más…
  • VG : ¡¡¡¡AAAAHHHHH!!!!… –gritó transformándose en SSJ– ¡¡LÁRGUENSE TODOS!!… ¡¡DESAPAREZCAN ANTES QUE LOS REDUZCA A CENIZAS EN ESTE INSTANTE!! –gritó casi al borde de la histeria.

Todos retrocedieron espantados y Vegeta, para evitar cometer una locura, partió volando con una explosión a toda velocidad rumbo al horizonte. Ya que no podía orientarse, siguió volando en línea recta a toda velocidad con los puños apuntados hacia adelante para evitar chocar con algún objeto, como una montaña, por ejemplo, pero eso no le importaba. Se sentía humillado, herido en su orgullo, un inútil que no pudo detener un tiro directo por no estar atento… Si no hubiera perdido la vista, hubiera pulverizado esa estúpida pelota en un instante… ¿Por qué tuvo que perder la vista?… Era lo peor que le había sucedido y se sentía en desventaja… Si Kakarotto estuviera vivo se hubiera burlado de él hasta cansarse… ¡¡MALDICIÓN!!

Regresando atrás, en la Capsule Corp., todos se habían quedado parados en el sitio sin saber qué decir. Finalmente Gohan se animó a tomar la palabra…

  • GH : Lo siento mucho, Bulma… No tenía idea de lo que le había pasado a Vegeta… De veras lo lamento…
  • BL : No te preocupes, Gohan… tarde o temprano alguno de ustedes se iba a enterar de todas maneras… Sólo que lamento que haya sido de esta forma… –suspiró–. Cielos… ¿adónde irá en ese estado?… Espero que no vaya a cometer alguna locura…
  • GH : No te angusties… tú debes saber mejor que nadie cómo es Vegeta… Lo más recomendable es que esté solo por ahora para despejarse un poco… Este… bueno… Goten… es mejor que regresemos a casa… Éste no es momento para jugar…
  • GT : Sí… –asintió el niño tristemente.
  • TR : Oye, Goten… ¿qué tal si mañana jugamos en tu casa, quieres? –pregunta que le devolvió la alegría a su amigo.
  • GT : ¡¡SÍ, FANTÁSTICO!! –respondió igual de contento. Gohan sonrió al verlos… en tanto que Bulma desvió su mirada hacia la estela que había dejado su esposo en el cielo…
  • BL : «Vegeta…» –pensaba preocupada–. «Por favor… no cometas ninguna locura… te lo pido…»

En tanto, Vegeta seguía volando, hasta que llegó a una zona en donde no percibía ningún ki, inequívoca señal que era despoblada, pero no estaba con ánimo de hacer explotar todo, como a veces lo hace para desahogarse cuando está muy irritado. Se detuvo suspendido en el aire, y con un suspiro dejó el SSJ. Luego dijo en voz alta:

  • VG : ¡¡DEMONIOS!!… ¡¡MALDIGO A TODOS LOS HUMANOS!!… ¡¡MALDIGO MI SUERTE!!… ¡¡MALDIGO A TODOS LOS QUE SON CIEGOS!!… ¡¡MALDITOS INÚTILES!!… –luego de gritar un poco, se calmó y añadió–. ¡¡No entiendo cómo alguien puede vivir así… lo único que le quedaría para hacer con sentido es suicididarse si fuera ciego de por vida!!… ¡¡Es imposible vivir sin poder ver!!
  • ??? : ¿Estás seguro de eso? –dijo una voz a sus espaldas.

Vegeta se puso en guardia al escuchar la voz, pero al reconocer de quién era el ki, frunció el ceño y dijo:

  • VG : ¿Qué has venido a hacer aquí, namek?… –dijo en tono irónico–. ¿Acaso Gohan te dijo lo que me ocurrió y vienes a burlarte?
  • PI : No sé de qué me estás hablando… No he visto a Gohan para nada… –respondió Piccoro si inmutarse.
  • VG : Entonces… ¿qué rayos quieres? –volvió a contestar igual de enojado.
  • PI : Sólo quería decirte que estás muy equivocado en lo que acabas de decir, Vegeta…
  • VG : ¿Cómo sabes lo que dije, idiota?
  • PI : Lo escuché desde la plataforma celeste… y estás equivocado.
  • VG : Oh… ahora resulta que te dedicas a espiar la vida de los demás… y mi vida, especialmente… No es una muy bonita costumbre, si me permites decir…
  • PI : ¡¡Déjate de sarcasmos, Vegeta!!… La verdad me importa muy poco lo que te haya pasado y no tengo porqué meterme… Pero el que estés ciego y te consideres… como tú dices… un inútil… no quiere decir que todos los demás invidentes sean como tú…
  • VG : ¡¡YO NUNCA DIJE QUE FUERA UN INÚTIL, ESTÚPIDO CARA VERDE!!… Además, para tu información, yo no he quedado ciego para siempre… me recuperaré muy pronto… Pero este tiempo ha sido una verdadera pesadilla para mí y en base a esto pude deducir que nadie puede vivir así… ¡¡Y NI TÚ NI NADIE ME SACARÁN ESA IDEA DE LA CABEZA!! –gritó ofuscado–. No sé ni porqué me molesto en contarte esto… ¡¡Así que ahora puedes largarte, ya que tu sola presencia me molesta!!
  • PI : En fin… como quieras… –dijo Piccoro filosóficamente–. Sólo te diré una cosa más… que si regresas a tu ciudad y buscas a los eucaliptos… descubrirás que el que estaba equivocado eras tú… ¡Adiós!
  • VG : ¿¿Qué??… ¿Qué diablos quisiste decir con eso?… –preguntó Vegeta sin comprender, pero el guerrero namek ya había desaparecido. Sintió su presencia alejarse y cruzándose de brazos, pensó–: «¿Eucaliptos?… si más no recuerdo es un tipo de árbol de este planeta… la madre de Bulma tiene algunos en su jardín… pero eso no aclara lo que dijo ese namek… Bueno, si me quedo aquí no resolveré nada, así que será mejor que regrese a la Capital del Oeste… pero, ¿por dónde?» –ya que no podía ver, estaba desorientado y sin un ki poderoso para guiarse, iba a ser muy dificil. Luego dijo– Siento muchas presencias juntas, pero no puedo saber exactamente hacia cuál dirigirme… pero lo que sí sé, es que estoy en una zona algo fría… debo estar cerca del norte… a menos que… se me ocurre algo… –Acto seguido se quitó uno de sus guantes y humedeciendo sus dedos con su saliva, la expuso al aire… y sintió una ligera corriente de aire en su mano. Luego, dijo–. Si estoy en lo correcto… estos son los vientos del norte… Entonces, el oeste debe de estar por… ¡allá! –y apuntando hacia la dirección elegida, encendió su ki y partió a toda velocidad.

Ya llevaba un buen rato volando, afortunadamente sin ningún contratiempo, cuando sintió muchas presencias reunidas. Sonrió al descubrir que había estado en lo correcto, pero aún seguían dando vueltas las palabras que Piccoro que había dicho antes:

«Si regresas a tu ciudad y buscas a los eucaliptos… descubrirás que el que estaba equivocado eras tú…»

Todavía no entendía lo que quiso decir con eso y siguió volando. Al pasar sobre un parque, se detuvo de golpe al sentir algo y dijo:

  • VG : ¿Qué es ese aroma? –descendió un poco más y pensó–. Creo haberlo sentido antes en alguna otra parte… –y comenzó a recordar un acontecimiento semanas antes de su accidente…

 

  • TR : ¡¡Hola papá!! –saludó Trunks mientras se acercaba a Vegeta, que estaba entrenando en el jardín.
  • VG : ¿Qué quieres, Trunks? –respondió sin prestarle atención mientras seguía con sus movimientos.
  • TR : Eh… mamá me dijo que estabas con un poco de tos en la mañana… quería darte algo para eso… –dijo rebuscando en sus bolsillos.
  • VG : No te molestes, niño… eso no es de tu incumbencia… cof, cof… puedes irte…
  • TR : Anda… me los dieron hoy en la escuela… Se llaman «caramelos de eucalipto»… son muy buenos para la tos y…
  • VG : ¡Ya vete, Trunks!… –luego al ver la carita triste de su hijo, suspiró y dijo–. Está bien… déjalos por allí… pero ya no pongas esa cara, que me molesta…
  • TR : ¡Sí!… te dejaré algunos en esta bolsa… ¡Nos vemos, papá! –y terminando de decirlo se marchó corriendo a su casa.

 

Vegeta se le quedó mirando, mientras pensaba cómo las costumbres de este planeta lo estaban absorbiendo. Sin darle importancia, cogió uno de los caramelos, lo comió y pensó sonriendo ligeramente… «Conque eucaliptos… ¿no?»… y siguió con su entrenamiento.


  • VG : Este aroma es de esa planta… ya recuerdo… –pensó suspendido en el aire–. Pero… para que el aroma sea tan fuerte debe haber una gran cantidad de ellos… ¡Eso es!… debo estar justo sobre ese parque al que a veces me ha obligado Bulma a llevar a Trunks… y si mal no recuerdo, hay un pequeño bosque de esos árboles… Jum… no sé porqué le hago caso a lo que dijo ese namek… pero como no tengo nada mejor que hacer… Veremos qué ocurre…

Acto seguido, Vegeta descendió en medio de los árboles y, ayudándose de una pequeña vara, caminó tanteando el suelo, hasta llegar a la vereda que recorre el parque, no sin antes asegurarse que no hubiera ninguna presencia cerca… No tenía ánimo de cruzarse con humanos tan insoportablemente solícitos. Logró llegar a una banca que estaba al lado de donde salió y se sentó en ella. Al cabo de un rato de estar sentado, comenzó a evaluar su situación…

  • VG : ¿Por qué estoy aquí y esperando quién sabe qué?… Grr… me siento como un estúpido… tal vez debería irme… ya que aquí no voy a encontrar nada…
  • ??? : Disculpa… –se escuchó una voz que sacó de sus pensamientos a Vegeta y también sintió que un bastón tocaba su pierna. La voz volvió a repetir–. Lamento molestarte… pero estás en mi lugar…

Vegeta tenía ganas de levantarse y destrozar de un golpe al atrevido humano que había osado decirle eso. Pero se dio cuenta que la voz que escuchó era de una mujer, así que trató de calmarse un poco…

  • VG : ¿Y quién te crees para darme órdenes, humana tonta? –contestó toscamente–. ¿Acaso eres la dueña de esta banca?… ¡Mira por allí y busca otro lugar donde sentarte!
  • ??? : Lo siento mucho… –volvió a decir la joven con voz suave–. Pero es la única banca que conozco en mi ruta… y si buscara otra me desviaría. –Luego añadió–. No tengo la suerte de poder ver, como tú…
  • VG : ¿Qué fue lo que dijiste? –dijo el saiya incrédulo–. Acaso tú eres… tú estás…
  • ??? : Sí, soy invidente… No puedo ver… –respondió tranquilamente.

La joven con la que Vegeta había cruzado palabra era ciega… era una muchacha de rostro dulce, tez blanca, delgada, con un cabello largo y rubio hasta la cintura. Estaba vestida con una ropa tipo hindú, es decir, una falda larga y ancha, con una blusa con adornos también ancha. El saiya se sorprendió al sentir su ki… era un ki del que emanaba una gran tranquilidad… algo que no había sentido antes. Se maldijo por haberle contestado tan bruscamente… después de todo, no era culpa de la joven que él estuviera de mal humor. Antes que pudiera decir algo, la joven volvió a hablar…

  • ??? : ¿Sabes si está ocupado el asiento de al lado?… Por favor…
  • VG : No, eso creo… Siéntate si quieres… –respondió aparentando que podía ver normalmente. No sabía por qué… pero esa presencia tan tranquila lo incomodaba… Pero a la vez sentía algo de calma… era extraño para él. La joven palpó el asiento con su bastón y se sentó junto a él. Luego dijo…
  • ??? : Hola… creo que no nos presentamos correctamente hace un rato… dime quién eres… –Vegeta se sorprendió por la pregunta, pero se quedó callado porque no le gustaba entablar conversación con cualquier humano tan directamente. Al sentir su silencio, la joven dijo–: Lo siento… creo que fui muy directa al preguntarte eso… ése es uno de mis defectos… Bueno, yo empezaré… mi nombre es Rumiko, pero mis amigos me dicen Rumi… Si lo deseas, también puedes llamarme así… –terminó de decir con una sonrisa. Se sintió un largo silencio entre ambos y finalmente Vegeta abrió la boca…
  • VG : Vegeta… mi nombre es Vegeta… –dijo sin mucho entusiasmo, tan sólo por no ser descortés con la muchacha.
  • RU : Vegeta… es un lindo nombre… Nunca lo había escuchado antes… ¿Eres de por aquí? –preguntó.
  • VG : Ejem… –carraspeó un poco incómodo por el comentario anterior–. Sí… ¿por qué?
  • RU : No conozco a mucha gente de esta ciudad… Es tan grande y hasta ahora no he podido recorrerla toda… Parecerá extraño, pero me gusta conversar con todo aquel que se cruce conmigo… A veces pareceré entrometida… pero la gente debe entender que para nosotros los ciegos, la voz es uno de nuestro principales medios de comunicación… y disculpa si te llegué a incomodar con lo que dije antes…
  • VG : No… sólo olvídalo, muchacha… –dijo tratando de aparentar seriedad.
  • RU : Debes considerarte afortunado por tener sana tu vista… te permite conocer muchas cosas… y debes cuidarla como si fuera oro en polvo… así lo pienso y creo…
  • VG : Seguramente… –respondió y luego de pensar un poco, preguntó–. ¿Cómo perdiste la vista?
  • RU : Yo nací así… he estado toda mi vida navegando en un mundo de oscuridad… pero eso sólo lo digo literalmente, ya que me he acostumbrado a esto y vivo como cualquier persona normal.

Vegeta sintió el optimismo en las palabras de la joven, esa tranquilidad, sin nada de malicia. No podía comprender cómo ella podía estar así. Se animó a preguntar…

  • VG : Dime… eeh… Rumi… –dijo tratando de escoger las palabras adecuadas–. ¿Cómo puedes vivir así?
  • RU : ¿Vivir?… Ah, seguro te referirás sobre ser ciego, ¿no?… Con el correr de los años he comprendido que mi mal es irreversible y en lugar de estarme lamentando toda mi vida por algo que no podré resolver… pienso que es mejor seguir adelante… Si Kamisama quiso que naciera así, debió haber sido por algo, ¿no?…
  • VG : Eh, sí claro… –musitó mientras recordaba lo que dijera anteriormente.
  • RU : Soy conciente que me pierdo de muchas cosas estando así… no puedo imaginarme cómo son un amanecer o atardecer… o también que nunca podré conocer los colores como tú… –dijo con algo de tristeza, pero luego se animó–. Pero eso no me impide saber cuán bello es el mundo en el que vivo… para eso tengo mis otros sentidos… al oler el perfume de los eucaliptos, sentir el calor del sol… y escuchar el canto de las alondras, como las que anidan en el árbol de enfrente… Sólo escúchalas… son un concierto maravilloso, para la gente que sabe escuchar y sentir… Si cierras tus ojos y pones atención podrás sentirlas… ¿las oyes?
  • VG : Quizás… –respondió con un suspiro. Que le hicieran hablar estos temas le incomodaba y prefería seguirle la corriente… pero curiosamente, puso atención a los sonidos del entorno. Eran muchos, y podía seguirlos como si fueran los movimientos de un luchador, como un entrenamiento. Sacudió la cabeza y trató de ignorar esos pensamientos. En eso sintió que una mano tocaba su rostro. Sobresaltado dijo–. ¡¡Hey!!… ¡¿Qué diablos estás haciendo, muchacha?!… ¡¡Deja de hacer eso!!
  • RU : Sólo quería saber cómo eras en aspecto, Vegeta… Ya que al no poder ver, dependo de mis otros sentidos para enterarme de las cosas… –dijo mientras seguía tocando su rostro.

Por un lado, Vegeta quería desambarazarse de esa chica, pero por otro… esa jovencita no tenía nada de malicia en su interior al recordar sus palabras, así que la dejó seguir… Después de todo… podía ser hija suya…

  • RU : Gracias por permitirme conocerte… eres un joven guapo… ¡Oh, lo dije otra vez!… Lo lamento mucho, no quise apenarte… Tengo que aprender a mantener mi boca cerrada, es mi peor defecto… –dijo Rumi, disculpándose. Ante su comentario, Vegeta sólo sonrió… Rumi era una jovencita inocente… y no podía recriminarle nada. La conversación estaba comenzando a tornarse algo agradable para el príncipe de los saiyas que, recobrando la compostura, volvió a preguntar…
  • VG : Y… ¿a qué vienes aquí?… ¿alguien te trae?
  • RU : No, vengo yo sola… verás, vivo al otro lado de la ciudad y recorro una misma ruta todos los días… con un pequeño recorrido en autobus que es el mismo que tomo todos los días… siempre a la misma hora… De aquí vengo caminando hasta este sector del parque y me siento a esperar a una amiga que viene por mí para irnos juntas a la universidad…
  • VG : ¿¿Tú vas a la universidad??… Pero… es decir… ¿¿cómo?? –dijo totalmente sorprendido.
  • RU : Claro que sí… el que esté ciega no quiere decir que sea una inútil… Voy a una escuela especial para invidentes… –dijo con una sonrisa–. ¿Sabes?… estudio letras… planeo ser una gran escritora… Aunque también me gusta la psicología… el hablar y comprender a las personas es lo que mejor hago… ¿Tú qué crees?

Vegeta quería que la tierra se lo tragara y en silencio tragó sus propias palabras que dijera cuando se encontrara con Piccoro… se sentía avergonzado. Rumi sonrió y, tomando su maletín, sacó un libro, lo abrió en sus manos y dijo…

  • RU : Esto… –dijo a secas. Sin comprender lo que quiso decir, Vegeta se quedó callado, ya que al no poder ver, no sabía lo que la joven tenía en sus manos y no quería delatarse delante de ella.
  • VG : ¿Qué es? –ante su pregunta, la joven sonrió misteriosamente y extendiendo sus brazos, puso en sus manos el libro. Vegeta reconoció al instante que era un libro, pero no comprendía porqué lo tenía ella, ya que al ser ciega era imposible que pudiera leer. Además, lo que le llamó la atención era que el libro tenía gran cantidad de bultos y agujeros. Extrañado, dijo–: Oye, muchacha… deberías comprarte otro libro, ya que éste que tienes está estropeado… Mira todas las marcas que tiene…
  • RU : Es braile… el libro está escrito en braile… –dijo divertida.
  • VG : ¿Y qué es eso? –preguntó aún más confundido.
  • RU : Es un tipo de escritura que manejamos los invidentes como yo… Cada grupo de bultitos describen una palabra… tiene su propia nomenclatura. Todos lo aprendemos desde que somos pequeños. Así, de esta manera podemos leer cualquier libro y enterarnos de muchas cosas… Permíteme… –dijo tomando el libro de las manos del saiya y con su mano comenzó a traducir los bultitos–. Aquí dice: «Ante todo, la integridad… nada dignifica más que el respeto a uno mismo…». Es un fragmento de una historia y me da mucho que pensar, ya que.. si por culpa de mi ceguera pierdo el respeto con mi persona… ¿de qué me sirve estar viva?… Debo aprender a aceptarme como soy… así soy feliz… y aquí me tienes ahora…

Vegeta, mientas escuchaba a la joven, sentía que le estaban dando una gran lección y eso le dolía… ¡cuán equivocado estaba!… Sin golpes, ni gritos… sólo las dulces palabras de una jovencita… pero su gran orgullo no le permitía admitirlo…

  • RU : Qué raro que se demore… Ya son un poco más de las dos de la tarde y ya debería haber llegado… –dijo Rumi algo preocupada. Vegeta se sorprendió por su comentario…
  • VG : ¿Cómo sabes qué hora es?… ¿no se supone que no puedes ver? –preguntó extrañado.
  • RU : Puedo darme cuenta… Verás, a estas horas los niños salen de la escuela y vienen al parque a jugar… Así me hago una idea de la hora que es… porque me imagino que sabes cómo son de ruidosos los niños… Sólo escucha y te darás cuenta…
  • VG : Sí, lo sé… También tengo un hijo… –contestó en su tono de voz normal, aunque más suave.
  • RU : ¿En serio?… me gustaría mucho conocerlo… Seguramente se parece mucho a ti…
  • VG : En algo…
  • RU : Oh, ya viene… ya era hora… –dijo moviendo un poco la cabeza.
  • VG : ¿Quién?… –preguntó al mismo tiempo que confirmaba una presencia acercándose.
  • RU : Supongo que te parecerá extraño que yo diga esto y tal creas que soy una loca… pero al igual que las personas normales pueden ver y encontrar con sus ojos… muchas personas que me conocen dicen que tengo la facilidad para sentir la presencia de las personas, como una energía que emana de ellas… Es una habilidad que he desarrollado con el paso de los años, y no sé cómo… sólo lo siento… es algo difícil de explicar…
  • VG : No… –dijo mientras curveaba ligeramente el labio–. No es extraño que puedas sentir eso…

La conversación fue interrumpida por los ladridos de un perro que de la nada apareció donde ellos estaban y, parándose en dos patas, se abalanzó muy salameramente donde estaba Vegeta, que muy molesto por lo que hacía el animal, dijo…

  • VG : Pero… ¡¡QUÉ DIABLOS!!… ¡¡QUÍTATE DE ENCIMA MÍO, PERRO ESTÚPIDO!! –dijo mientras intentaba quitarse al enorme pastor alemán, que dicho sea de paso, era muy cariñoso con él…
  • ??? : Ya basta, Miaka… ¡déjalo!… ¡¡Vamos, ven aquí!! –dijo otra joven un poco más alta que Rumi, de cabello negro sujeto de una cola de caballo, vestida deportivamente y usando lentes oscuros mientras jalaba a la perra del arnés–. Lo siento… me jaló hasta aquí sin que pudiera detenerla… ¿Eres tú, Rumi?
  • RU : Aquí estoy… te tardaste mucho… –dijo sonriendo alegremente.
  • ??? : Deberás perdonarme… lo que pasó fue que esta jovencita –dijo refiriéndose a la perra–, me llevó por todas partes hasta casi desviarme de la ruta… No sé qué le pasa… Uh… ¿me parece o estás con alguien?… ¿Quién es?
  • RU : Ah, sí… Vegeta… ella es Megumi, amiga y compañera de estudios… Megumi, quiero que conozcas a mi amigo Vegeta…
  • VG : «Mi amigo Vegeta… ¿De dónde sacó eso?» –pensó el saiya incómodo, pero dejó de hacerlo al sentir nuevamente a la perra haciéndole cariño–. Oye, muchacha… ¡¿puedes sacar a este perro de mi presencia?!
  • ME : Discúlpame, Vegeta… –dijo Megumi acariciando a la perra–. No sé qué le pasa a mi Miaka… Además, ella no es cariñosa con cualquiera… Parece que le simpatizaste, amigo…
  • RU : Megumi es invidente como yo… y se vale de Miaka para desplazarse… –comentó Rumi.
  • VG : Pero si es ciega… ¿cómo puede controlar al perro? –preguntó sin comprender.
  • RU : Miaka es… cómo decir… los ojos de Megumi… Ella ha sido entrenada para ser perra guía, y si te das cuenta… Megumi se sujeta del arnés que lleva Miaka… Ella es una gran ayuda y una verdadera seguridad. Si yo pudiera, también tendría a un perro para que me guiara en lugar de un bastón… pero un perro significa una gran responsabilidad y muchos cuidados… Además que mi casa no es lo suficientemente grande como para tener un perro. Megumi vive con su familia y yo vivo sola…
  • VG : ¿Por qué?… ¿No tienes padres acaso? –preguntó extrañado.
  • RU : Claro que sí tengo padres… pero el que esté ciega no significa que voy a depender de ellos toda mi vida, por eso vivo sola… Claro que casi todos los días mamá o mi hermana vienen a visitarme para ayudarme en algo, pero la mayor parte del tiempo hago mis cosas sola… Así me he acostumbrado…
  • VG : Sí, desde luego… –respondió sintiéndose de nuevo un poco mal.
  • ME : Oye, Rumi… será mejor que nos demos prisa en llegar a clases, si no se enfadarán con nosotras… –dijo un poco apurada.
  • RU : No seas descortés con Vegeta, Megumi… –dijo en tono molesto–. Discúlpala, lo que pasa es que mi amiga tiene prisa por entregar sus trabajos y quiere que nos vayamos rápido.
  • VG : Si tienes prisa… entonces no pierdas tiempo y ve con tu amiga… Además me haría muy feliz que… demonios… se llevara a este perro… ¡quítate de una buena vez, pulgoso! –dijo empujando a la perra que se le había ido de nuevo encima.
  • RU : ¿No te gustaría acompañarnos?… La escuela queda aquí cerca… ¿Qué dices, Vegeta? –preguntó mientras se ponía de pie, apoyándose en su bastón.
  • VG : Eeh… no… no… me quedaré aquí un rato más… además… eee… tengo otras cosas que hacer… –dijo algo nervioso.
  • RU : Espera un momento… –luego caminó hacia donde estaba esperando su amiga y le dijo al oído–. Megumi, adelántate un poco… ahora te sigo… ¿sí?
  • ME : Como quieras… sólo no te demores mucho… ¡Vamos, Miaka! –y comenzó a caminar con su guía. Mientras tanto, Rumi regresó hacia donde se había quedado Vegeta y sentándose nuevamente a su lado, dijo…
  • RU : Debes considerarte afortunado ya que tienes una larga vida por delante y una linda familia a quien cuidar… –y suspirando añadió–. Y una vista que recuperar…
  • VG : ¡¡¿¿QUÉ??!! –gritó asombrado–. Pe…pero… ¿cómo te diste cuenta?… no… es decir… ¡¡rayos!! –terminó de decir molesto ya que nuevamente se había descubierto él solo.
  • RU : Jijiji… –sonrió y dijo–. Por muchos detalles de los que pude darme cuenta… como tu manera de hablar… titubeos que hacías al conversar… Además que cuando te mostré el libro… era imposible que no supieras qué era sin verlo… y era obligatorio que lo tocaras para reconocerlo… aparte de que Miaka únicamente es cariñosa los invidentes y esa ya era una prueba irrefutable cuando se te abalanzó cariñosamente. Otra cosa es que casi todos los que carecemos de vista conocemos el braile y tú no lo conocías… Eso quiere decir que has perdido la vista no hace mucho… ¿Eso es cierto?
  • VG : Se ve que eres muy observadora, jovencita… –respondió recuperando la tranquilidad–. Pero recuperaré la vista en poco tiempo… y eso te lo aseguro… Sólo que… –bajó un poco la cabeza, pero en eso sintió que le tomaban de las manos.
  • RU : No debes sentirte mal por admitirlo, Vegeta… Y tampoco pierdas la esperanza porque tú sabes que te vas a recuperar… –continuó–. La esperanza yo la perdí hace mucho tiempo, pero eso no me quita las ganas de seguir viviendo, de realizarme como persona y ser aceptada por una sociedad tan cerrada que desprecia a los que tienen defectos físicos, como la ceguera, invalidez, sordera… y ése es mi mayor sueño. Personas como Megumi y yo tenemos que seguir adelante… y lo seguiremos haciendo siempre… –y soltándole las manos, dijo mientras se incorporaba–. Espero que mis palabras te hayan servido de ayuda, mi amigo… y quisiera pedirte una cosa… que nunca olvides lo que pudiste ganar en este tiempo que estuviste como yo… y digo ganar porque te ayudará a ser mejor persona.
  • VG : ……Eeeh… yo… –dijo un poco avergonzado, pero frunció el ceño y dijo–. No creo que eso sea de tu incumbencia, muchacha… Yo sabré qué hacer… –sabía que mentía con ese comentario y la joven sólo se limitó a sonreír…
  • RU : «Es tan orgulloso…» –pensaba y dijo–. Está bien… no te preocupes por eso… ¡Hasta pronto, Vegeta!… ¡Y que tengas suerte! –dijo mientras iba al encuentro de su amiga y se alejaba.

Vegeta se quedó pensando en las palabras que escuchó de la joven… sentía como si le hubieran tirado una gran cachetada y con ella le hicieran entrar en razón. Lo que no entendía era cómo sabía Piccoro que esa joven invidente iba a encontrarse con él… Por un lado se sintió manipulado, pero después de todo le dio una gran lección sobre la vida. Una simple y dulce muchacha… tan franca, sincera y abierta de mente… tenía que abrirse paso por la vida sola. Se sentía como un estúpido por las ideas tan cerradas que había concebido en su cabeza… El único tonto había sido él… y por culpa de su orgullo había arrastrado a su familia en el abismo que había estado formando él mismo. Se odió a sí mismo por estar a punto de darse por vencido con tanta facilidad. Verdaderamente, Rumi era mucho más valiente que él y era digna de su admiración…

En eso, al entrecerrar sus ojos, vio algo como un destello luminoso y, al levantar la mirada, pudo ver imágenes borrosas. Volteó hacia la dirección donde sentía la presencia de las chicas alejándose, pero ya no podía distinguir nada y todo se nubló de nuevo. Se preguntaba cómo sería esa jovencita… Tal vez debió hacer lo mismo que ella al tocar su rostro cuando le pidió conocerlo… pero, claro… su orgullo jamás se lo hubiera permitido. Tal vez nunca la volvería a ver… ¿Le daría las gracias?… quien sabe… y siguió pensando en todo lo que le dijo… Muchas cosas comenzaron a tener sentido en su mente…

En eso parpadeó de nuevo, frotó sus ojos… y una gran sonrisa se formó en su rostro. Sin previo aviso, se levantó y, utilizando su ki, se elevó y partió a toda velocidad…
Capsule Corp. – 10:00 pm

Bulma se paseaba de un lado a otro por la sala de la Capsule Corp., muy preocupada por todo lo que había pasado. No tenía ninguna idea de dónde podría estar Vegeta y no quería pensar que hubiera cometido una locura con lo alterado que estaba. Lamentaba mucho todo lo que estaba pasando, por lo que estaba pasando su esposo que, de por sí, era demasiado para él. Pero por ahora no podía hacer nada más que esperar y rogar por que todo saliera bien.

Trunks observaba el cielo desde el jardín de su casa, tratando de sentir el ki de su papá, pero le era muy difícil. También estaba preocupado por él… «¡Tonto Goten!»… pensaba… «No debió decirle a mi papá eso… Ahora de seguro no querrá regresar nunca…». Estaba pensando en eso, cuando escuchó la voz de su madre llamarlo…

  • BL : Trunks… ¿ves algo?… ¿Puedes sentir la presencia de tu padre? –dijo asomándose por la ventana.
  • TR : No, mamá… no veo nada… –respondió volteando a verla, con una expresión preocupada.
  • BL : Dios mío… ¿dónde podrá estar?… Sólo espero que esté bien… –dijo cubriéndose del fresco de la noche.
  • TR : Oye, mamá… Se me ocurre algo… ¿Qué te parece si elevo mi ki para indicarle el camino a casa a mi papá?… Donde quiera que esté podrá sentirme… Estoy seguro… –dijo entusiasmado.
  • BL : Está bien, hijo… Hazlo si así lo deseas, pero no eleves mucho tu energía porque si no podría parecer una emergencia y todos los guerreros Z acabarían por llegar aquí… –dijo sonriendo.
  • TR : No te preocupes, mamá… Tendré cuidado con eso… –y terminando de decirlo, se concentró y comenzó a elevar su energía, a un nivel en el cual se asegurara de que su padre pudiera sentirlo.

Pasó bastante rato desde que Trunks elevó su energía y ya se le notaba muy cansado, cuando de pronto un ki familiar comenzó a acercarse. Trunks reconoció la presencia como la de su padre y gritó alegre…

  • TR : Es papá… ¡¡ES MI PAPÁ!!… ¡¡MAMÁ, VEN PRONTO!!… ¡¡ES PAPÁ!! –gritó llamando a su madre. Mientras tanto, Vegeta aterrizó junto a él…
  • VG : ¡Ya deja de gritar, Trunks! –dijo Vegeta en tono molesto y mirando al vacío–. No es necesario que toda la ciudad sepa que ya llegué… ¿entendiste?
  • TR : Este… sí, lo siento… es sólo que… –dijo temeroso.
  • VG : Ya no importa, hijo… –dijo mientras tocaba la alborotada cabeza del niño–. Ya vete a dormir… porque si te enfermas, tu madre dirá que fue por mi culpa… Anda, entra a casa… –Luego de esto, Vegeta se dirigió a su casa, dejando a un extrañado Trunks parado en medio del jardín.
  • TR : ¿Qué está pasando aquí?… ¿Acaso éste es mi papá?… Algo debe haber pasado… Bueno, en fin… –Y cuando comenzaba a caminar se sobresaltó de golpe–. ¡Un momento!… ¿Cómo es que puede caminar normalmente sin el bastón?… No, deben ser ideas mías –Y sacudiendo su cabeza, continuó su camino hacia su casa.

Vegeta caminó por el corredor, subió la escalera y se dirigió hacia su habitación, guiándose con la presencia de Bulma y, al llegar a la puerta, la abrió y se encontró cara a cara con su esposa, que también se disponía a salir cuando escuchó el llamado de Trunks… Sólo que ella se llevó el susto de su vida…

  • BL : ¡¡AAAAHHHH!!… ¡¿VEGETA?! –gritó saliendo del susto, ya que todavía estaba media adormilada, y luego dijo molesta al mismo tiempo que encendía la luz–. ¡Eres un irresponsable al haberte marchado en ese estado!… ¡¿Qué tal si te pasaba algo, eh?!!…
  • VG : Por favor, mujer… ha sido un día largo y estoy muy cansado… –dijo mientras pasaba por su lado–. Así que deja de gritar… porque aunque he perdido la vista, no quiero que ocurra lo mismo con mi oído…
  • BL : No sé cómo puedes tomar todo tan a la ligera… Cómo se ve que no entiendes nada, Vegeta… –dijo poniéndose frente a él, quien se había echado en la cama sin mirarla siquiera–. Me tenías muy preocupada… pero creo que no vale la pena que te lo diga porque a ti te da igual lo que sienta o no… Pensaba que al estar en esta situación te había hecho reflexionar, pero me doy con la amarga desilusión que sigues igual que siempre… y eso no va a cambiar por más que trate… –terminó de decir mirándose al espejo. Luego de un breve silencio, se escuchó una voz…
  • VG : Mujer… ¿por qué insistes en ponerte ese camisón de dormir, si sabes que te queda horrible?… ¡Te ves ridícula! –dijo de golpe. Al escucharlo, Bulma dio vuelta totalmente furiosa y blandiendo su cepillo como extraña espada, gritó…
  • BL : GRR… ¿Y tú que sabes de modas, saiyajin ignorante?… No sólo te atreves a venir tarde, sino que ahora me mortificas con tus estúpidos cometarios sobre… –calló de golpe y volteó a ver a su esposo, que la «miraba» divertido levantando una ceja. Sin salir del shock, Bulma preguntó tratando de articular las palabras–. Ve…Vegeta… puedes… ¿¿verme??… Es decir… tú has…
  • VG : Además, déjame decirte que… –dijo mientras se levantaba y caminaba hacia ella– Este color… no queda con tus ojos…

Vegeta la miró profundamente a los ojos y ella, sin saber qué decir… se abalanzó a sus brazos, abrazándolo con toda su fuerza…

  • BL : ¡¡VEGETA!!… ¡¡PUEDES VER!! –dijo con voz ahogada–. Dime que es cierto… que no estoy soñando…
  • VG : Sí, Bulma… puedo ver… finalmente… –dijo abrazándola también–. La recuperé hoy… mucho antes de lo previsto… y me siento afortunado que haya sido así…
  • BL : No sabes lo feliz que me haces… Siento mucho todo lo que tuviste que pasar todo este tiempo… Yo… yo… –dijo entrecortada mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas.
  • VG : Ya, mujer… deja de llorar… –dijo mientras secaba sus lágrimas–. Todo eso ya quedó en el pasado… y… yo soy quien debería disculparme, ya que el accidente me ocurrió a mí… Pero no tenía que arrastrarlos conmigo… tuve tiempo para reflexionar y pensar sobre muchas cosas… y entre una de ellas está el respeto por uno mismo… También que hay otros que están peor que yo… y no tengo derecho de quejarme…
  • BL : ¿Vegeta?… –dijo mirándolo incrédulamente–. ¿Estás seguro que te encuentras bien?… ¿De casualidad no te golpeaste la cabeza?… Actúas muy extraño… –Al escuchar esto, Vegeta frunció el ceño, pero luego curvó ligeramente el labio mientras decía…
  • VG : No me sorprende que pienses así… Ni yo mismo me creo lo que digo… –dijo separándose de ella y caminando hacia la ventana–. Pero… uno puede tener derecho a un pequeño cambio aunque sea por un corto tiempo, ¿no?… Y también reconocer que podía haber perdido mucho si seguía actuando de esta manera… Tú sabes cómo soy y eso no va a cambiar… pero trataré de mejorar un poco…
  • BL : Vegeta… –musitó mientras caminaba hacia él y lo abrazaba–. Hay algo que veo diferente en ti, aparte de todo lo que dijiste… es como… no sé… ¿Tranquilidad, acaso?
  • VG : Puede ser… –dijo mirándola profundamente a los ojos y la besó en los labios, suave y tiernamente. Luego dijo–. Ahora, mujer, ¿qué tal si recuperamos el tiempo perdido, uhm?… Mira que han sido largas semanas de espera… y creo que mis ojos ya estaban desacostumbrándose.
  • BL : ¿Y por qué crees eso, eh? –dijo mirándolo traviesamente. Él sólo sonrió y respondió…
  • VG : Lo sé… puedo sentirlo… –musitó mientras volvía a besarla como la vez anterior.

Bulma sentía que todas sus energías desaparecían en los brazos del hombre que amaba, que había hecho un cambio extraordinario… Se había vuelto un poco más sensible… y no entendía cómo había pasado.

Vegeta sí lo entendía… El conocer a la joven invidente, que había sido como una especie de ángel… los muchos que abundan por doquier y comprender acerca de su mundo, al parecer lleno de oscuridad… pero con una luz siempre brillando. Rumi le dio otra perspectiva sobre la vida y su mundo… un mundo que continuamente iba cambiando… con muchos tipos de personas… El mundo de los humanos era extraño… pero no tanto como para que no podiera adaptarse a él… que después de todo… era su hogar…

 


Comentarios de la autora: …¡Ajá!… ¡Por fin me decidí a hacerlo!… Una historia diferente con la única idea de dar a conocer la sensibilidad de las personas. Quería saber cómo reaccionaría Vegeta ante una situación así y ponerlo frente a frente con un personaje como Rumi, inspirado en una persona que conozco y cuyo nombre no es necesario mencionar… En lo que sí estoy totalmente convencida es que ese tipo de personas tienen una gran sensibilidad, además de ser muy directas y francas cuando hablas con alguna de ellas… Son personas extraordinarias y la sociedad debería darles más oportunidades para realizarse en la vida. Agradecimientos a mis amigos por la información que me dieron para construir este fic y también quería indicar que uno de los nombres… el de Miaka para ser más exacta… pertenece a uno de los personajes de mi amiga y excelente fanwriter Fer… quiero darle las gracias por permitirme usarlo para este fic. Me despido y gracias por su tiempo… Ja ne.

Los pájaros y las abejas

por Saltamontes


La escuela había terminado su labor por ese año, dando paso a unas vacaciones inolvidables para los pequeños Goten y Trunks, quienes habían hecho miles de planes para realizar ese verano. Gohan, por su parte, sólo tenía una idea en mente y era pasarlo con su querida Videl, lo cual causaba mucha alegría a Milk cuyo mayor deseo era ver pronto casada a la pareja de tortolitos.

  • Como te decía, Gohan –hablaba Milk a su hijo una noche en que habían invitado a cenar a Videl–, ustedes son la pareja perfecta y espero que se decidan de una buena vez a fijar fecha para la boda y pronto me den muchos nietos.

Esta última frase hizo que el pobre Gohan se ahogara con el trozo de carne que tenía en la boca y Videl se pusiera roja como langosta.

  • Oye, Milk, dales tiempo, los chicos aún no han pensado en casarse y tú ya les estás pidiendo nietos –salió a defenderlos Goku.
  • ¡Pero si son el uno para el otro! Además, si esperan demasiado tendré nietos cuando ya esté demasiado vieja para disfrutarlos y…

Para tortura de los chicos, Milk siguió con el asunto durante un buen rato en que terminaron la cena, el postre y recién en la sobremesa Goku logró cambiar el tema de conversación por uno que interesaba a todos, el deporte.

Hasta ese momento Goten había permanecido callado comiendo y luego mirando de reojo la conversación de los mayores, pero algunas dudas que tenía desde hacía algún tiempo habían salido a relucir en su mente al escuchar el tema del matrimonio y los niños y aún continuaban dando vueltas en su cabecita, aún cuando ahora los demás hablaban de técnicas de combate.

  • ¿Y es necesario estar casados para tener bebés? Porque los papás de Trunks no están casados –se decidió a preguntar, interrumpiendo la conversación.

Por un momento todos se quedaron mudos e inmóviles.

  • ¿Y cómo se tienen los bebés? –siguió preguntando–. ¿Y…?
  • ¡¡¡Ay, pero qué tarde es!!! –exclamó Videl mirando el reloj–. ¿Me llevas a mi casa, Gohan? Mi papá debe estar muy preocupado.
  • ¡Claro! –respondió Gohan, levantándose como un resorte.

Que adiós, que chao, que hasta luego y Gohan y Videl huyeron raudamente. ¡Pero qué par de cobardes para una explicación tan simple! Cuando se fueron, Goten quiso retomar el tema, pero Milk lo mandó a la cama antes que pudiera siquiera comenzar a preguntar.

  • Pero mamá, yo…
  • Sin peros, Goten. Ya es muy tarde y mañana debes levantarte temprano para ir a casa de Trunks, ¿o ya olvidaste que nos pediste permiso para pasar el fin de semana allá?
  • No, pero…
  • Ya no protestes y obedece a mamá –ordenó Goku.
  • Sí, papá –respondió Goten, obligado a resignarse.

El pequeño dio las buenas noches y se preparó para ir a dormir, sintiéndose bastante frustrado por no recibir respuestas a sus preguntas, pero lo que más le intrigaba era que los adultos se pusieran tan nerviosos cada vez que él mencionaba el tema, por lo mismo pensó que Goku no lo arroparía esa vez como lo hacía todas las noches desde hacía un tiempo, en que le conversaba o contaba historias hasta que se dormía, pero esa noche no fue la excepción. Goten no se había dormido cuando Goku llegó, pero estaba soñoliento.

  • Veo que tienes mucho sueño –dijo sentándose al borde de la cama mientras acariciaba el cabello de su pequeño que parecía su imagen a escala y quien no pudo reprimir un bostezo–. Creo que lo mejor es que te duermas ya.
  • No, papá –dijo Goten refregándose los ojos–. Antes quiero que me digas una cosa. ¿Por qué nadie me quiere contar lo de los bebés?
  • Yo te lo puedo explicar, pero será mejor que lo haga después, porque ahora estás muy cansado.
  • ¡No, yo quiero saber ahora! –exclamó Goten.
  • ¿Seguro? –preguntó Goku, que veía a su hijo prácticamente soñando con los angelitos.
  • ¡Sí, sí, sí! –afirmó Goten tratando de mantener los ojos bien abiertos.
  • Está bien, pero primero dejaré que entre un poco de aire fresco porque aquí hace mucho calor.

Goku se acercó a la ventana, la abrió y se apoyó en ella; la noche estaba muy hermosa con un cielo completamente despejado que mostraba su tesoro de estrellas. Se quedó contemplándolo e inspirado en ellas comenzó a explicarle a su pequeño cómo se originaba la vida, en esa forma simple y clara con que Goku hacía todas las cosas. Cuando terminó de hablar, guardó silencio esperando que el niño le hiciera alguna pregunta por si algo no le hubiera quedado claro, pero no hubo preguntas, lo que le hizo pensar que todo había sido explicado a la perfección.

  • ¿No tienes alguna duda? –preguntó apartando la vista del cielo para posarla en su hijo.

Pero Goten estaba tan cansado que se había quedado dormido. Una sonrisa se formó en los labios de Goku, había estado dando una cátedra como de dos horas, con lujo de detalles sobre cómo se formaba la vida a un conjunto de estrellas que estaba a millones de kilómetros de distancia y quizá por ahí, en algún lejano planeta, algún extraterrestre dijera «¡mira tú que interesante!». Se acercó a la cama, arropó al niño, apagó la luz y salió de la habitación esperando que Goten hubiera escuchado algo de todo lo que dijo.

Al día siguiente casi hubo que sacar con grúa a Goten de la cama y Milk tuvo que ayudarlo a bañarse, vestirse y sólo terminó de abrir los ojos cuando estuvo frente al desayuno, que en verdad era lo único que podía despertarlo.

En vista de que Goku saliera a entrenar muy temprano, Gohan llevó a Goten a la Corporación y de ahí seguiría rumbo a casa de Videl. Trunks salió a recibirlos; él y sus abuelos estaban solos en casa, pues sus padres habían salido sin saber la hora de regreso.

  • ¿Y cómo te fue en tu viaje, Trunks? –le preguntó Gohan.
  • Muy bien, conocí muchos lugares y como mis abuelos no son estrictos como mis papás, me dejaron hacer de todo las dos semanas hasta anoche que llegamos a casa –dijo Trunks que había empezado todo entusiasmado y terminó sin mucho ánimo.
  • ¡Ja, ja, ja, ja! Y supongo que al llegar tus papás te pusieron en tu lugar, ¿verdad? –se reía Gohan–. Bueno, chicos, que lo pasen bien y no hagan de las suyas, ¿eh?
  • ¿No te vas a quedar a jugar con nosotros? –preguntó Trunks.
  • No, ahora a él sólo le interesa jugar con Videl –se quejó Goten–. Yo los he visto, se toman de las manos y se besan en los labios y se ponen sobrenombres como mi algodón de dulce, mi terroncito de azúcar, mi…
  • ¡¡YA BASTA, GOTEN!! –gritó Gohan irritado y color escarlata–. Ahora tengo que irme, ¡pero tú y yo hablaremos luego!

Gohan se retiró avergonzado y molesto; no tenía la más mínima idea de que el travieso de su hermano había estado espiándolo durante sus citas amorosas.

  • Yo insisto en que no sé qué le ven de entretenido a estar mirándose todo el tiempo y darse besos en la boca… ¡¡Guac!! –dijo Goten con un gesto de asco.
  • Mi mamá dice que tu mamá quiere que se casen luego.
  • Sí y que tengan hijos lo antes posible, pero ¿cierto que no se necesita estar casados para tener hijos? Porque tus papás no se han casado.
  • Pues supongo que no –respondió Trunks con cara de duda.
  • A propósito, Trunks, ¿no me habías dicho que tu papá prometió explicarte todo eso de los bebés?
  • Sí, y siempre cumple sus promesas, pero es que ha estado tan ocupado que no ha tenido tiempo y no quiero molestarlo. ¿Y tu papá?
  • Bueno… él me lo explicó anoche cuando me fue a dar las buenas noches, sólo que… –hablaba Goten con las manos en la espalda, la mirada en el suelo y raspando el suelo con el pie.
  • ¡Dime! ¿Qué dijo? ¿Qué dijo? –preguntó Trunks entusiasmado.
  • Dijo que iba a abrir la ventana y luego…
  • ¿Qué? ¿Qué?
  • Que la noche estaba muy bonita y… –dijo Goten rascándose la cabeza.
  • ¿Y luego? –preguntó Trunks expectante.
  • Eeeeh… no me acuerdo, creo que me quedé dormido… ¡ja ja! –rió Goten con una mano detrás de la cabeza.
  • ¡¡¿¿QUÉ TE QUEDASTE DORMIDO??!! ¡¿¿Tu papá te explicó lo que hemos querido saber todo este tiempo Y TÚ TE QUEDASTE DORMIDO??!
  • Es que tenía mucho sueño. Lo malo es que ahora no me atrevo a preguntarle otra vez porque se puede enojar.
  • Lástima.

Los niños se fueron a balancear en los columpios que estaban en el patio de la casa preguntándose quién podía sacarlos de sus dudas, porque aparte de Goku y Vegeta sólo conseguían evasivas de los adultos y al paso que iban pensaban que cuando alguien se tomara la molestia de explicarles las cosas de la vida, estarían tan viejos que en vez de hijos tendrían nietos. Se mantuvieron callados un rato contemplando cómo la abuelita de Trunks regaba sus plantas, esto recordó a Goten que había visto a Mr.Popo hacer lo mismo en el Templo Sagrado.

  • ¡¡KAMI SAMA!! –exclamó de pronto dando un salto.
  • ¿Qué?
  • Kami Sama sabe todas las cosas del mundo, él puede ayudarnos –explicó Goten radiante de felicidad.
  • ¡Tienes razón! ¡Vamos a verlo!

Avisaron a los abuelos de Trunks que saldrían a dar un paseo y volaron a toda velocidad hacia el Templo Sagrado, esperanzados en que Dende respondería a todas sus preguntas. Lo encontraron observando la Tierra como si los estuviera esperando, recibiéndolos tan cordial y cariñoso como siempre, sin poner objeción alguna cuando pidieron hablar con él. En ese momento se encontraba solo, pues Piccoro había bajado a la tierra y Mr.Popo estaba ocupado en el interior del templo, así que los tres tomaron asiento en las escalinatas que conducían a la entrada principal iniciando una interesante plática que se extendió por más de una hora, luego se despidieron agradecidos y volvieron a casa muy contentos.

Entraron directamente por la ventana de la sala, allí la Sra. Brief sostenía una charla muy animada a través del teléfono con una amiga que los estaba invitando a la familia a pasar el día en su casa, invitación que la Sra. Brief aceptó gustosa. Claro que los niños prefirieron quedarse en la casa porque tenían más libertad para jugar.

  • ¿Seguro estarán bien? Me da pena dejarlos tan solitos.
  • No te preocupes, abuela. Ustedes vayan y diviértanse, nosotros estaremos bien –dijo Trunks muy confiado.

Sus abuelos se despidieron y al subir al auto la Sra. Brief recordó que Bulma, antes de salir esa mañana, les había encargado vigilar un experimento.

  • ¡Ah! Trunks, cariño, ahora que recuerdo, ¿nos podrían hacer un favor?
  • ¡Claro!
  • Tu mamá dejó algo en la sala B, cerca del laboratorio. ¿Podrían darle un vistazo de vez en cuando? Mira que se fue muy preocupada que no fuera a pasarle nada.
  • ¡Sí, no hay problema!, nos encargaremos de eso.

Inmediatamente corrieron a ver de qué se trataba el encargo de Bulma. Entraron a una sala sin ventanas, iluminada con una tenue luz artificial y una temperatura agradable, no había muebles, sólo una máquina abierta en la parte superior, con un panel de control al costado y varios cables parecidos a tentáculos saliendo de los lados y que entraban posándose en el objeto que estaba al interior. Los niños se acercaron con cuidado, miraron dentro y exclamaron asombrados «¡¡Un huevo!!». Sí, aunque no era su área, Bulma estaba haciendo un favor a un científico inventando una incubadora que acelerara mucho más el proceso de desarrollo y la estaba probando con el huevo de un dinosaurio relativamente pequeño.

  • ¡Wow! Trunks, ¿no será hermanito tuyo?
  • ¿Mi hermano?

Trunks se quedó pensando. Sí, era posible… según lo que les explicó Dende, los bebés salen de un huevo y él no había estado en casa durante dos semanas, así que posiblemente Bulma había puesto el huevo en esos días.

  • ¡Tienes razón, Goten! ¡Es mi hermanito!… ¡¡Viva, tengo hermanito nuevo!!

Y los niños saltaban de felicidad por el nuevo miembro de la familia. Trunks hacía tiempo que soñaba tener un hermanito y Goten era lo más parecido a tener a uno, pero muchas veces lo envidiaba porque tenía a Gohan y en cambio él no tenía a nadie más. Sin embargo, parecía que hoy su sueño se había hecho realidad y sin pensarlo mucho lo dio por cierto, él ahora tenía un hermanito a quien cuidar y guiar, lo cual lo hizo inmensamente feliz.

  • Oye, Trunks, lo que me parece raro es que nunca vi que a tu mamá se le viera la barriga hinchada. ¿No ves que las mamás embarazadas parece como si se hubieran tragado una sandía? –meditó Goten.
  • Tal vez a las mujeres de los saiyajines no se les nota.
  • Pero yo pensaba que las mamás tenían que ir al hospital para tener los bebés, como la profe de matemáticas, ¿te acuerdas?. Además, ¿cómo va a salir tu hermanito de ahí?
  • ¡Ay, Goten! Cómo se nota que no entiendes nada, a lo mejor fue un parto prematuro, tuvieron que sacar el huevo antes por eso que llaman cesárea y acuérdate que Kami Sama dijo que el bebé saldría solo del cascarón. ¡Tienes que poner más atención, Goten! ¡Por eso nunca aprendes nada! –lo regañó Trunks.

Goten se imaginaba a Bulma tendida en una camilla con un montón de médicos y enfermeras que se tiraban todos encima del estómago de Bulma y cuando expulsaba el huevo por la boca, una enfermera lo atajaba igual que en los juegos de rugby, mientras que Trunks imaginaba que le abrían el estómago sacando el huevo, envolviéndolo en mantas y entregándolo a Bulma con un «Felicidades Sra., es un hermoso huevito».

  • Bueno, ya lo vimos, mejor lo dejamos dormir –dijo Goten.
  • Es que me da pena dejarlo tan solito –dijo Trunks acariciando el huevo.
  • ¿Y si lo sacamos a dar una vuelta? El día está muy bonito y le hará bien tomar un poco de sol. ¡Se ve muy pálido!
  • ¡A veces se te ocurren buenas ideas, Goten! –exclamó Trunks muy feliz con la idea–. ¡Ven, ayúdame!

Entre los dos sacaron los cables pegados, lo tomaron entre ambos y lo llevaron cuidadosamente hasta la habitación de Trunks donde primero le pusieron una gorra, una pañoleta a lo que se suponía era el cuello y le amarraron un par de gafas para que no le molestara el sol.

  • ¿Estás seguro que aquí están los ojos? –preguntó Goten.
  • ¡Claro que sí!

Acto seguido lo pusieron sobre una patineta, lo llevaron al jardín, lo acomodaron sobre una silla de playa y lo embetunaron con el bronceador de Bulma. Con sumo cuidado pusieron la silla sobre la patineta y lo sacaron a dar un paseo por el vecindario ante la atónita mirada de la gente y después lo llevaron un parque cercano donde había muchos niños jugando, pero decidieron irse cuando un grupo de chicos comenzó a jugar a la pelota y casi le llega una al huevo. Luego que volvieron, estuvieron jugando en el jardín y para que el bebé se fuera acostumbrando a las actividades del medio en que viviría le dieron una demostración de artes marciales con todas las técnicas que conocían.

  • ¿Te fijaste bien? –le preguntó Trunks al huevo–. Ahora te toca a ti, yo te lanzaré una patada lateral y tú debes ladearte para esquivarla. No te preocupes, que lo haré bien suavecito.

Y Trunks le mandó la patada, sólo que el huevito no la esquivó y el golpe le provocó una trizadura.

  • ¡¡¡¡AAAHHH!!!!, ¡¿¿Qué hice??!… ¡No te asustes!… ¡No vayas a llorar!… ¡¿Y ahora qué hago?! –corría desesperado Trunks de un lado para el otro.
  • Pongámosle una vendita –respondió Goten tranquilamente recordando que Gohan le había puesto muchas.

Trunks corrió a buscar el botiquín de primeros auxilios y minutos más tarde el huevo lucía unas lindas venditas de colores y animalitos. Luego del incidente siguieron un rato jugando afuera, pero el sol estaba calentando tanto que temiendo que el bebé se convirtiera en un huevo cocido mejor lo entraron a la sala. Bueno, y qué no hicieron con el dichoso huevo: lo acunaron, le contaron cuentos, le cantaron canciones de cuna y jugaron con él toda la tarde para finalmente llevarlo a la habitación de los papás. Ahí lo acomodaron en la cama y encendieron la televisión para que no se aburriera mientras ellos iban por unos bocadillos. Los chicos regresaron acomodándose en la cama con bandejas dignas de saiyajines, es decir, con montañas de comida.

  • Oye, Trunks, ¿será niño o niña? –preguntó Goten atacando una presa de pollo.
  • ¿Hmm?… No sé, ¿por qué?
  • Para saber cómo llamarlo. ¿Qué nombre será bonito? Tiene que ser uno que sirva para cualquiera de las dos cosas.
  • ¿Qué tal Dany? Sirve para Daniel o Daniela y si no, después mis papás verán qué nombre le ponen.
  • Sí, a mí me gusta, Dany es bonito.

Se comieron todo, pero quedaron con hambre y fueron en busca de más. Mientras se instalaban nuevamente en la cama, vieron que estaban dando un documental que los dejó muy impresionado porque trataba de la esclavitud y mostraban escenas de películas en que los esclavos eran azotados cruelmente por sus dueños bajo cualquier circunstancia, quedando muy maltratados y con la piel a carne viva, así que decidieron cambiar el canal para ver algo más placentero y para que Dany no fuera a asustarse de la forma que ellos lo hicieron. Se quedaron viendo tranquilamente el canal de las caricaturas cuando de improviso dos gatos entraron corriendo seguidos por un perro, pasando sobre la cama y volteando toda la comida en el fino cubrecama color crema. Uno de los gatos saltó sobre la cortina dejándola hecha jirones al caer por el peso, con las uñas incrustadas a ella. Pero eso no fue todo, el perro saltó detrás del gato chocando contra la ventana, dando vuelta el mueble que estaba bajo ella y rompiendo todo lo que estaba encima. Por su lado, el otro gato había botado un jarrón antiquísimo que Bulma cuidaba como hueso santo y que ahora estaba hecho trizas. Sin embargo, los niños no pudieron hacer nada porque estaban protegiendo a Dany con sus cuerpos. Y así como llegaron, así se fueron, aunque seguidos de los pequeños saiyas que veían con horror cómo estaba quedando el resto de la casa. Tenían que alcanzar al perro, pero éste era muy esquivo y cuando llegaron al patio de las mascotas, Goten por un lado y Trunks por el otro, se lanzaron sobre el perro fallando miserablemente y cayendo al charco de barro de los cerdos, ¿y todo para qué?, para que el perro se aburriera y se metiera en su casa.

Luego de cerrar bien el acceso del patio a la casa, regresaron tal cual estaban a ver los destrozos. Todo estaba hecho un desastre.

  • ¡Ay, no!, mis papás como mínimo se van a enojar –dijo Trunks completamente desanimado para luego exclamar con horror– ¡¿¿QUÉ ESTÁS HACIENDO, GOTEN??! ¡¡NO TE TIRES EN LA CAMA CON TODO EL BARRO!!
  • ¿Y de qué te preocupas? Si la cubrecama ya estaba manchada, pero bueno…

Goten quiso sacar la cubrecama, pero Trunks le dijo que no porque iban a manchar las frazadas y entre que tira y afloja jalaron tan fuerte la colcha olvidando al huevo que estaba arriba, que el pobre Dany cayó fuertemente al suelo terminando por quebrarse gracias a la trizadura.

  • ¡¡Mira lo que hicimos Goten!! –gritó Trunks corriendo al lado del huevo que estaba vaciando su contenido– ¡¡Maté a mi hermano!!
  • Pero es que… ¡Oye! –le dijo al ver el huevo regado en el suelo– ¡Podríamos hacer un omelette!
  • ¿¿CÓMO SE TE OCURRE?? Encima que lo maté, ¿quieres que me lo coma?
  • Bueno, es que… –pero Goten no terminó porque Trunks se puso a llorar con tanta pena, sintiéndose tan culpable de haber matado a su hermanito, que mejor lo empezó a consolar.
  • No llores, Trunks, quizás todavía esté vivo. Si te fijas bien, aún está completo… Ya, Trunks, ya –lo consolaba–. Mira, ¿por qué no intentamos pegarlo?
  • ¿Y cómo? –preguntó Trunks llorando.
  • Con «La Gotita», esa que todo pega y nada, nada lo despega.

Trunks se tranquilizó un poco y junto a Goten buscaron la famosa Gotita, pegamento altamente resistente, y trataron de ir pegando los pedacitos de cáscara que estaban repartidos dentro y fuera del cascarón. Como era de esperarse, al sacar los trozos del interior quedaron completamente embetunados de clara, a Goten le cayó pegamento en las manos y al dejar apoyada una de ellas sobre la sábana, ésta se le quedó pegada.

  • ¡No la puedo soltar! –se quejaba el niño, jaloneándola.

¡Y no la pudo soltar! Tuvieron que tomar unas tijeras y cortar el trozo. Después intentaron devolver el contenido del huevo dentro del cascarón, pero en ese momento la yema se rompió y se quedaron observando cómo se esparcía a través del cubrepiso.

  • ¡Ahora sí que lo maté! –exclamó Trunks muy angustiado, y luego de meditar un momento– ¡Y mis papás me van a matar a mí también!… ¡¡¡BUAAAAA!!!
  • No, Trunks, no, tus papás no te van a matar… A lo más te van a odiar, a pegar, a echar de la casa, te renieguen como hijo, ¡pero no te van a matar!

(¡Qué manera de consolarlo!)

  • ¡¡¡BUAAAAAA!!!
  • Pero no te preocupes, si quieres te puedes quedar en mi casa o irte al Templo Sagrado, aunque no te recomiendo ese lugar, una vez me escapé para allá y el Sr. Piccoro es muy estricto.
  • ¡¡¡BUAAAAAAAAA!!!
  • Ya no llores, Trunks… ¡Ya sé! Podemos poner un huevo de la cocina en la máquina y a lo mejor piensan que se encogió.. ¿No?… Si quieres me echo la culpa… ¿Tampoco?… ¡Sniff!, ¡Sniff!… ¡¡¡BUAAAA!!! –comenzó a llorar Goten, haciéndole compañía a su amigo.

La hora avanzaba, ya eran cerca de las 8:30 y con el calor que hacía el huevo comenzó a descomponerse. Los niños estaban desconsolados, pero considerando que de por sí ya estaban metidos en muchos problemas y tendrían que dar muchas explicaciones cuando los papás de Trunks llegaran, decidieron dejar el llanto para más tarde y tratar de mejorar un poco la situación arreglando el cuarto, que estaba en estado catastrófico. Lo que pudieron salvar del huevo lo metieron dentro del cascarón. Escondieron la cubrecama dentro de la lavadora, Goten tomó la sábana rota y comenzó a limpiar el piso con ella, consiguiendo solamente que la yema se adhiriera más a la alfombra. Trunks por su parte, trató de borrar las huellas de los animales pasando sobre ellas un paño mojado, resultado: las paredes y los muebles quedaron más manchados. Entre ambos quitaron la barra de la cortina… ¡imagínense!… quebraron los vidrios de la ventana, al girarla botaron y rompieron la lámpara que estaba en la mesita de noche, al pararla… ¡adivinen!… sí, rompieron la que estaba en el techo y de puro milagro no le dieron a la televisión… ¡Ah! y el huevo olía espantosamente y el distraído de Goten pasó por encima terminando de romper la cáscara y quedando más sucio al igual que el cubrepiso, que ya estaba lleno de huevo y barro. En buenas cuentas, hubiese sido mejor que dejaran las cosas tal como estaban.

Ocupados en esto, sintieron que un poderoso ki venía acercándose.

  • ¡Es mi papá! –exclamó Trunks.
  • Corrección –dijo Goten mirando por la ventana–. Es tu papá y tu mamá. ¿Y ahora qué hacemos?
  • Lo único que podemos… ¡¡escondernos!!

Considerando que lo más probable es que los buscaran en sitios como las naves, la cámara de gravedad o los laboratorios, decidieron esconderse en el closet de Trunks y también escondieron su ki para que Vegeta no los sintiera.

  • ¡Oye, Bulma! Ésta es la última vez que te dejo elegir mi ropa –venía quejándose Vegeta.
  • ¿Pero por qué? Si te queda muy bien, todo combina a la perfección; la playera, el pantalón y el cinturón. ¿De qué te quejas?
  • Que el cinturón me apreta demasiado.
  • Con que le hagas un agujero más te quedará bien… ¿Puedes subir mi bolso mientras preparo la cena?… ¡Ah! y además debo revisar mi experimento.

Al subir las escaleras, Vegeta sintió, como una bofetada, un olor espantoso, y al seguir avanzando vio también varios muebles volteados, jarrones rotos, manchas de barro, entre varias otras cosas, hasta que finalmente llegó a su habitación.

«Si mal no recuerdo, creo que Trunks y Goten se iban a juntar hoy –pensó mirando lo que fue su cuarto–. Y si no me equivoco, ese huevo que huele a podrido fue el experimento de Bulma… le va a dar de todo cuando lo vea, no quisiera estar en el pellejo de ese par… será mejor que los encuentre yo antes que lo haga ella… ¡Rayos! ¡Y este maldito cinturón cómo me molesta!»

Supuso que los chicos estaban escondidos y para encontrarlos no necesitó sentir su ki, sólo siguió los rastros de huevo y barro que iban desde ahí al cuarto de Trunks y de ahí al closet. Lo abrió y encontró a los dos arrinconados, abrazados y temblando, bien al fondo entre la ropa y los juguetes.

  • ¡Salgan de ahí! –les ordenó con voz firme.
  • ¿Cómo nos encontraste? Si escondimos muy bien nuestro ki –preguntó Trunks tímidamente, saliendo del lugar.
  • Intuición –respondió Vegeta con una cínica sonrisa, luego se cruzó de brazos y los miró severamente–. ¿Y bien, jovencitos? Soy todo oídos y, por el bien de ustedes, espero que la explicación sea buena.
  • Lo que pasa… ¡sniff!, es que yo… cuando él… ¡sniff!, entonces… ¡sniff!, ¡sniff!… ¡¡¡¡BUAAAA!!!! –rompió en llanto Trunks.
  • ¿Goten? –lo miró Vegeta esperando que le explicara.
  • ¡¡¡¡BUAAAAAAA!!!!
  • ¡¡Así no van a solucionar nada!! ¡¡Hablen de una buena vez!!

Los niños intentaron explicarle en medio del llanto lo ocurrido, pero Vegeta no lograba entender más que frases sueltas como «no me odies», «no me mates» o «la culpa es mía». Daba lástima verlos, estaban mugrientos de pie a cabeza y las lágrimas surcaban la tierra en sus rojas mejillas.

«¿Les habrá afectado el calor? Está bien que me enoje, pero no como para matarlos y esto no es peor de lo que suelen hacer. En realidad, el día que estos dos se junten y no pase nada, ahí sí que me voy a preocupar».

Les tocó la frente para ver si tenían fiebre, pero no.

  • ¡¡Ya, cálmense!! ¡¡Es una vergüenza que dos guerreros saiyajines se comporten de esa forma, llorando como unos bebés!! –los reprendió tratando de herir su orgullo para que dejaran de llorar.

Pero por muy guerreros que fueran, seguían siendo niños y estaban tan tristes como asustados. Cansado de esperar que se calmaran, tomó a cada uno de una mano y se los llevó al baño para meterlos a la ducha fría, remedio para mil cosas, incluyendo mañas y llantos.

  • ¡Quítense la ropa! –les ordenó al tiempo que por fin había logrado soltar y sacarse el molesto cinturón.

¡Ahí sí que les dio ataque! Enmudecieron observando con grandes ojos el ancho y grueso cinturón de cuero que Vegeta sostenía en sus manos, el cual les hizo recordar el documental que tanta impresión les causó en la tarde. Obviamente pensaron lo peor e intentaron escapar, pero Vegeta rápidamente cerró la puerta antes que lo hicieran.

  • ¡¡Les dije que se quiten la ropa!! –volvió a ordenarles severamente, logrando sólo que los chicos hicieran esto: ¡¡¡¡¡¡BUAAAAA!!!!!!… reanudar su llanto con más fuerza.

«¿Y a éstos qué bicho les picó?» se preguntó intrigado. Pero ya le habían colmado la paciencia y los metió a la ducha como estaban, abriendo la llave del agua fría. Por un momento los resultados fueron los esperados, pero al cerrar la llave los niños volvieron a llorar.

  • ¡¡¡YA DEJEN DE ESTAR LLORIQUEANDO!!! –gritó con los ojos salientes, las venas hinchadas y completamente rojo de rabia–. ¡¡¡SI NO SE CALLAN DE UNA BUENA VEZ LES VOY A DAR EXCELENTES RAZONES PARA QUE LLOREN CON GANAS!!!
  • ¡Sniff!
  • Así está mejor –les dijo recuperando la calma pero aún con tono severo–. Ahora me van a explicar qué es lo que está pasando, ¡¡y no se atrevan a llorar!! ¡El desorden de esta casa es lo mínimo en su lista de catástrofes y nunca habían armado tanta alaraca! Además, no es a mí a quien deben tener miedo, sino a tu madre, Trunks. Ella SÍ que se va a enojar. Ahora díganme, ¿qué pasó?
  • Es que cuando te enteres vas a odiarme para siempre y a pegarme y a matarme y después de eso me vas a echar de la casa –sollozaba Trunks refregándose los ojos todavía con restos de barro.
  • ¡Pero no fue culpa de él! Fue mía, señor. Fue un accidente. ¿Verdad que no nos golpeará ni matará?
  • ¿Golpearlos y matarlos?
  • Sí, con eso –dijo Goten apunto de llorar apuntando el cinturón que Vegeta aún sostenía en su mano.

«¿De qué no me habré enterado para que piensen así? – pensó arqueando una ceja – Porque si yo los moliera a golpes cada vez que cometen una falta grave, a estas alturas no les quedaría ni un solo hueso sano y si Trunks tuviera que irse, no sería de la casa, sino del planeta».

  • Ya, tranquilos –dijo suavizando un poco la voz y dejando el cinturón en una repisa– no creo que sea necesario llegar a esos extremo, pero si así fuera deberían morir como los valientes.
  • ¿Y cómo mueren los valientes? –preguntaron ambos con curiosidad.
  • De pie y callados. Ahora, hablen.

Los pequeños le fueron contando que encontraron el huevo, que estuvieron cuidándolo y jugando con él durante la tarde, cosa que a Vegeta le hizo gracia y a medida que el relato avanzaba, tuvo que ir apretando las mandíbulas para mantener la seriedad.

  • Y entonces fue cuando Dany se cayó y se rompió –dijo Trunks muy triste.
  • ¿Dany? ¿Y quién es Dany?
  • Mi hermanito.
  • ¿¿Hermanito??

«¿Hermanito? –se repitió Vegeta pensativo–. Hermanito, hermanito… Mmmm… no, eso no puede ser, ya me habría enterado, no es algo que Bulma pudiera ocultar –Entonces Vegeta comenzó a sacar sus cuentas–. Veamos, ambos estuvimos demasiado ocupados durante ese período, yo estuve entrenando a full y luego… Mmm… y en esa semana ella estuvo terminando su nuevo invento que no le daba tiempo ni para comer y después… Mmmm… en realidad no hubo tiempo, además nos hemos estado cuidando porque ni soñando tendría otro, ¡sólo un idiota tendría más de uno!. (nota: a Vegeta nadie le dijo que por la boca muere el pez… je, je)

  • ¿De qué hermano me estás hablando, Trunks?
  • De Dany, el huevito –se explicó Trunks.
  • ¿¿QUÉEE??
  • Es que le pusimos así porque no sabíamos si era niña o niño –dijo Goten.

Entonces tuvieron que explicarle que ellos pensaban que el huevo era el hermanito de Trunks.

  • ¿Y de dónde sacaron semejante idea? –preguntó Vegeta conteniendo la risa.
  • De Kami Sama, él nos explicó cómo se hacen los bebés y cómo nacen.

  • ¡¡¿¿TÚ LES DIJISTE ESO, DENDE??!! –saltó Piccoro abriendo tremendos ojos.
  • Sí. Bueno, es que ellos vinieron cuando usted no estaba y me pidieron que les explicara y yo les dije lo que sé –respondió Dende que estaba a su lado, observando la Tierra.
  • ¡¡Pero no todas las especies se reproducen de la misma manera, Dende!! ¡¡Pensé que lo tenías claro!!… ¡Ven conmigo! –le dijo Piccoro arrastrándolo de la capa sin ningún respeto hacia el interior del templo mientras lo regañaba–. ¡¡Llevas más de siete años en este planeta!! ¡¡Ya deberías saber lo básico!! Cuando observas la Tierra, ¿no te das cuenta lo que sucede en ella o sólo te has dedicado a observar el paisaje?

Poco después podía observarse al Kami Sama de la Tierra en la inmensa biblioteca del templo, sentado frente a un escritorio con pilas de libros a su alrededor estudiando todo sobre la reproducción de los seres de la tierra, empezando por las bacterias y la prohibición absoluta de salir de ahí hasta no tenerlo todo bien aprendido.


  • ¿¿Dende les dijo eso?? –preguntó Vegeta con cara de incredulidad.
  • Sí, él fue.
  • ¡¡¡¡¡¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJ…!!!!!!… ¡¡Con razón la Tierra está como está!!… ¡¡¡¡¡¡JAJAJAJAJAJAJA…!!!!!! –comenzó a reír Vegeta que ya no pudo contenerse por más tiempo, saliendo del baño hacia la pieza, en que había más espacio para poder reír a gusto.

¡¡¡¡¡¡¡JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JAJ…!!!!!!!

  • Parece que a tu papá le afectó la noticia –le dijo Goten a Trunks, todavía dentro de la ducha.
  • Pobre papá.

A todo esto, Bulma había ido a revisar la incubadora y se llevó una gran sorpresa al no ver el huevo adentro, pero unas pequeñas huellas de manitos sucias le dieron a entender quiénes lo habían sacado. Se encaminó a las habitaciones encontrándose en el camino el mismo tiradero por el que pasó Vegeta, aromatizado con el suave olor del huevo podrido, para luego llevarse la segunda gran sorpresa de llegar a su habitación y encontrarla como Lo que el viento se llevó. Vegeta tenía razón… le dio de todo, en especial cuando vio su experimento chorreando en el cubrepiso. En eso sintió las estruendosas carcajadas de su bienamado príncipe que en ese momento estaba riendo a mandíbula batiente y se había sentado, acostado y revolcado en la cama de Trunks agarrándose el estómago y llorando de la risa, pensando que eran los mejores abdominales que había hecho en su vida. Los niños, por su parte, habían salido del baño a la habitación y estaban cerca de él totalmente empapados, formando dos pozas de agua y llorando amargamente porque pensaban que con la noticia Vegeta prácticamente se había trastornado de la pena. La casa llegaba a bailar de las fuertes carcajadas cuando Bulma llegó y se encontró con aquella escena y cuando los peques la vieron entrar se asilaron rápidamente en el baño, cerrando la puerta con seguro.

  • ¡Oye, Vegeta! ¿Por qué te estás riendo? ¿No ves cómo quedó la casa? –preguntó molesta mientras se dirigía al baño a golpear la puerta–. ¡¡TRUNKS!! ¡¡GOTEN!! ¡¡ABRAN AHORA MISMO!! ¡¡ABRAN!!… ¡¡Vegeta, ya deja de reírte y haz que salgan!! ¿¿Qué es lo que te hace tanta gracia??
  • ¡¡¡Es que tú no sab… JAJAJAJAJ…!!! es que… ¡¡JAJAJAJAJA… ay!!… ¡¡¡JAJAJAJAJ!!! –reía Vegeta sobándose el estómago y las mandíbulas–. JAJAJAJAJAJA… es de lo más gracios… ¡¡¡¡¡JAJAJAJAJAJAJ…!!!!!
  • ¿¿Sabes lo que esos niños le hicieron a mi experimento?? –preguntó Bulma con las manos en las caderas, mirándolo enojada.
  • Sí, lo sé… ¡¡¡¡JAJAJAJAJAJAJAJA!!!!

En eso el teléfono sonó y Bulma fue a contestar, esperando que al regresar a Vegeta ya se le hubiera pasado lo que fuera que tuviera. Cuando volvió, con el teléfono inalámbrico en la mano, aún estaba en lo mismo, pero ella venía más relajada, pues su padre había llamado para saber cómo estaban las cosas, así como también para avisar que llegarían muy tarde, y al saber lo sucedido la tranquilizó informándole que él había hecho una réplica de la incubadora y la estaba probando con otro huevo.

  • ¡¡¡Vegeta, ya córtala!!!
  • ¡¡¡¡¡JAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJ…!!!!!
  • Vegeta, si no te calmas tendré que tomar medidas drásticas –le advirtió Bulma.
  • ¡¡¡¡¡¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJ…!!!!!!
  • ¡Vegeta!… ¡Está bien, tú lo has querido, llamaré a Goku para que venga!

Un silencio sepulcral inundó la habitación, ¡pero qué aguafiestas!. Así, Vegeta tuvo que explicarle entre risa y risa lo que había pasado, porque cada vez que se acordaba tendía a venirle el ataque sólo controlado por las amenazas de Bulma que estaba teléfono en mano lista para llamar a Goku. También le hizo mucha gracia y rió con ganas, pero nunca tantas.

  • Sí es gracioso, ¡vaya ocurrencias!, pero bueno ahora hay que sacarlos del baño porque si no se van a enfermar con toda esa ropa mojada… ¡Niños, abran la puerta! –ordenó Bulma–. ¡Niños!
  • ¡Déjame a mí! –dijo Vegeta levantándose y caminando hacia la puerta del baño.
  • No creo que te quieran abrir –le dijo Bulma apartándose.
  • ¿No?, observa.

Entonces Vegeta utilizó toda su experiencia, psicología infantil, poder de convencimiento y… las palabras adecuadas.

  • ¡¡ABRAN INMEDIATAMENTE ESA PUERTA O LA ABRIRÉ YO!! –les ordenó con un Energy ha en su mano puesta en la chapa de la puerta.

Click

  • ¿Ves qué fácil? ¡Es que tú no sabes tratar a los niños! –dijo Vegeta con una sonrisa de satisfacción, señalando la puerta cuando los niños la abrieron.
  • Sí, tú, cómo no –dijo Bulma moviendo la cabeza.

Los pequeños seguían bastante asustados, sobre todo cuando Vegeta entró a rescatar su cinturón, porque pensaron que ahora la azotaina se las iban a dar entre los dos y empezaron a hacer las típicas promesas.

  • No, papá, por favor no lo hagas –sollozaba Trunks–. Haremos todo lo que ustedes quieran, entrenaremos duro todos los días…
  • Y si quieren también estudiaremos todo el verano –agregó Goten también llorando.
  • Sí y nunca, nunca, nunca más volveremos a portarnos mal, ni a desobedecerlos y yo mismo voy a enterrar a mi hermanito y a cuidar su tumba y a llevarle flores y…
  • Y yo lo voy a ayudar –dijo Goten.
  • No lo hagas, por favor, por favor.
  • ¿De qué están hablando? –preguntó Bulma.

En ese momento Vegeta estaba de espalda a ellos, tomando su cinturón y escuchando las promesas de los niños riéndose para adentro, entonces se le ocurrió hacerles una bromita y de paso darles un buen susto.

  • Supongo que hablan de la buena zurra que les voy a dar, aunque no te recomiendo que te quedes, esto podría impactarte porque aquí va a correr mucha sangre –dijo con un tono que daba escalofríos, volteándose hacia ellos y estirando el cinturón que enrolló en ambas manos produciendo un horrible chasquido al momento de transformarse en SSJ, dándoles una mirada terrible.
  • No seas cruel, ya han sufrido bastante –le dijo Bulma, que sabía perfectamente que no lo haría y trataba de calmar a los niños que intentaban esconderse detrás de ella llorando aterrados y suplicando piedad.
  • Aunque podría considerarlo si estos mocosos dicen la verdad y cumplen sus promesas. ¿Qué me dicen? ¿Se van a portar bien, a entrenar duro y a obedecer?
  • ¡Sí! ¡Sí! –afirmaron ambos.
  • Bien, en ese caso no los voy a castigar, pero si no, ya saben –dijo dando otro chasquido al cinturón cuando pasó cerca de ellos al salir del baño, para poder reír a gusto donde lo vieran. «Creo que ya sé cómo voy a manejarlos derechitos estos días». ¡Qué chico más malo, malo, malo!… je,je.

Bulma les dio un baño de agua tibia, tranquilizándolos y explicándoles que la información que Kami Sama les había dado no era del todo errada, pero que no era aplicable a su raza y los niños pensaron que la culpa era de ellos por no preguntar específicamente. Luego del baño, con mucha paciencia y cuidado, quitó de Goten el trozo de sábana que se le quedó pegado, después les dio de comer y los acostó dándoles un besito y su bendición, dejando en claro que en la mañana arreglarían cuentas sobre lo sucedido.

El problema ahora es que, considerando el estado de su habitación, ella y Vegeta tendrían que dormir en la pieza de alojados. Vegeta tenía la solución perfecta para arreglar lo que quedó del cuarto: ya había estirado su mano para volarlo, pero Bulma no se lo permitió.

  • Qué malo eres, Veggie. ¿Cómo pudiste asustarlos de ese modo? –le reclamó Bulma una vez que se acomodaron en otra habitación y ella se acostaba junto a él–. Pobrecitos, debiste explicarles desde un principio que estaban equivocados en vez de ponerte a reír.
  • No me lo recuerdes por favor… ¡¡¡JAJAJAJAJAJ!!! que cada vez que me acuerdo me da risa ¡¡¡JAJAJAJAJ…!!!
  • Trunks estaba muy triste, realmente creía que ese huevo era su hermanito y se asustó mucho cuando pensó que lo habían matado, y encima de todo vienes tú y casi los matas del susto con ese teatro de que prácticamente te los ibas a comer transformados en saiyajincitos al pil pil. Me costó mucho tranquilizarlos, estaban muy afligidos.
  • Ya, mujer, si sólo les di un susto. Les hará bien y por lo menos durante unos días no van a meterse en problemas.
  • Sí, pero…
  • Mira, Bulma, si yo zurrara a esos chiquillos una sola vez como realmente se merecen, te garantizo que se portarían como verdaderos ángeles y nunca darían un problema, sobre todo a ese pillo de Trunks, que no le haría nada mal para que no se me desbande como suele hacer –dijo Vegeta seriamente.
  • ¿Y cómo es que no lo has hecho aún? –preguntó Bulma que siempre había pensado que ella evitaba que Vegeta castigara a Trunks.
  • Porque si se portaran tan bien nuestras vidas serían muy monótonas y aburridas, ¿no crees?
  • ¡Mentira! Lo que pasa es que mi príncipe tiene un corazón de oro –le dijo Bulma dándole un beso y acomodándose en su brazo–. Oye, ¿y cuándo piensas explicarles lo que quieren saber?
  • Mañana temprano, después de que entrenen –dijo Vegeta levantándose para cerrar la puerta con seguro.
  • ¿Qué haces? ¿Para qué cierras? –preguntó Bulma con desconfianza.
  • Es que tengo que preparar la lección de mañana y necesito refrescar la memoria –dijo Vegeta dirigiéndose a ella una pícara sonrisa–. Tú sabes, la práctica hace al maestro.
  • Bueno –dijo Bulma haciéndose la resignada, meneando la cabeza y desabrochándose el camisón–, todo sea por los niños… ¡Sacrificios!, ¡sacrificios!, ¡esto de ser madre!

Avanzada la noche, Bulma despertó y no podía volver a conciliar el sueño, de modo que se levantó y se dirigió a la cocina para tomar un vaso de leche, pasando por el cuarto de los niños para ver si estaban bien. Dormían como angelitos, con ese tranquilo sueño que tienen propio de ellos. Al regresar al cuarto le hizo gracia ver que Vegeta también estaba durmiendo como angelito y se le ocurrió una idea. «Creo que aprovecharé para probar mi nuevo invento… je, je». Rápidamente fue a la pieza de los niños y sacó un peluche de Trunks que llevó y puso al lado de Vegeta, se quedó observándolo y, no contenta con los resultados, volvió al cuarto de Trunks y volvió con un montón de peluches que colocó alrededor de Vegeta, que se veía la ternura durmiendo. Luego sacó del bolso una cápsula que transformó en una minicámara fotográfica que sacaba fotos sin flash aún en plena oscuridad y no hacía el más mínimo ruido y le sacó varias fotos en distintos ángulos. ¡Chica mala, mala, mala! ¿Con quién se habrá estado juntando? También se le había ocurrido traer a los niños medio dormidos, pero podía despertar, así que desistió porque eso habría arruinado sus planes. «¡Estas fotos valen oro! Yo sé de alguien que me cumplirá todos mis caprichos en vacaciones» –se dijo así misma muy feliz luego que puso todo en su lugar y se quedó dormida plácidamente.

En la mañana, Vegeta se levantó muy temprano para entrenar con tranquilidad y más tarde se dirigió a la cocina para desayunar esperando que los niños ya se hubieran levantado.

  • Cuando suba los despierto –dijo Bulma que estaba preparando el desayuno.
  • No te preocupes, que de eso me encargo yo –le dijo Vegeta caminando hacia la puerta.
  • ¿Ay, hombre! ¿De nuevo los vas a asustar? ¿Hasta cuándo vas a seguir con esa farsa? –le reclamó Bulma.
  • Yo sé lo que hago, mujer. De ese modo bajarán de inmediato.
  • Yo nunca he visto ese milagro, sobre todo a las seis de la mañana.
  • ¿Segura? ¿Qué quieres perder ahora para poder agregarlo a mi libreta? –le preguntó guiñándole un ojo.
  • ¿De qué libreta…? Hmmm… mejor ve a despertarlos –dijo Bulma que siempre perdía esas peligrosas apuestas. Trunks era el resultado viviente de una de ellas.

Los niños estaban en el más profundo sueño cuando llegó.

  • ¡¡ARRIBA, PAR DE HOLGAZANES!! –gritó con voz de sargento tirando para atrás las frazadas de la cama, consiguiendo que los niños despertaran bastante asustados –¡¡A DUCHARSE Y A ENTRENAR!!, ¡¡RÁPIDO, RÁPIDO!!

Los pequeños se levantaron medio dormidos, asustados y de muy mal humor (lo cual era lógico considerando la suave manera de despertar), chocándose con todo por la prisa, mientras Vegeta seguía dando órdenes.

  • ¡¡Los quiero abajo en cinco minutos!! –les advirtió, y agregó al verlos malhumorados–. ¡¡Y CON LA CARA LLENA DE RISA O YA SABEN LO QUE LES ESPERA!!

A los cinco minutos estaban abajo con la cara llena de risa, listos para entrenar duramente como habían prometido, y tres horas más tarde…

  • Esta es la última vez que me quedo en tu casa –se quejó susurrando Goten mientras hacían diez mil sentadillas–. A la próxima te vas a la mía.
  • ¡Cállate, que mi papá te puede oír! –le susurró a su vez Trunks.
  • ¡¿¿Qué están cuchichiando??! –los regañó Vegeta, que estaba haciendo abdominales.
  • ¡Nada!

Vegeta los dejó solos un momento para hablar y hacerle unos encargos a Bulma, quien iría al supermercado y al volver los escuchó hablar.

  • ¿Sabes, Goten? Tengo la impresión que hubiese sido mejor que mi papá nos hubiera linchado de una vez por todas en ese baño, porque esto de ir muriendo de a poco no me gusta nada.
  • Pero no entiendo por qué está tan enojado si al final el huevo no era tu hermano. Ahora sí parece que nos odiara, nunca nos había tratado tan mal, ni siquiera nos dejó desayunar –suspiró Goten.
  • Sí, tienes razón… ¡¡Sniff!! –dijo Trunks muy triste.

«Bueno, creo que ya tuvieron suficiente. Será mejor que termine luego con esto» –pensó Vegeta al ver la tristeza reflejada en el rostro de los niños.

  • ¿¿QUÉ ESTÁN HACIENDO?? ¿¿POR QUÉ NO ESTÁN ENTRENANDO COMO LOS DEJÉ?? –los regañó muy severamente entrando de improviso, haciéndolos saltar del susto–. ¡¡SÍGANME Y NO SE ATREVAN A ESCAPAR O SE ARREPENTIRÁN!!… ¡¡AHORA VAN A SABER LO QUE ES BUENO!!

Los niños lo siguieron a punto de llorar por el miedo, pero no quisieron escapar pensando que si los atrapaba sería peor para ellos, así que caminaron resignados a lo que viniera, saltando a cada movimiento brusco que hiciera Vegeta, hasta que llegaron a la cocina donde se encontraron con su normal desayuno servido, más galletas y unos pastelillos que Bulma había preparado y que eran la delicia de ellos. Los pequeños se quedaron asombrados observando la mesa, pero no se atrevían a sentarse ni a tomar nada, tal vez el castigo ahora consistía en hacerlos sufrir mirando lo que él comía.

  • ¿Qué? ¿No está bueno? Les dije que se arrepentirían si escapaban y también que sabrían lo que es bueno –les preguntó Vegeta cruzado de brazos mirándolos con su típica sonrisa (leve, mediana, ¿entienden?).

¡Vaya sentido del humor oscuro y lóbrego del muchacho! ¿eh?

  • ¿Entonces nos podemos comer todo eso? –preguntó Trunks.
  • ¿Acaso parece que está de adorno? Para eso está, para que se lo coman, a no ser que quieran que lo bote –dijo Vegeta tomando los platos.
  • ¡¡¡¡NOOOOO!!!! –gritaron los pequeños y Vegeta dejó los platos sobre la mesa nuevamente.

Entonces la cara de los niños se iluminó y se lanzaron a comer haciéndole honor a la raza. Cuando ya iban a la mitad y el hambre había amainado y su miedo se había calmado un poco, Vegeta decidió tomar el tema que les interesaba.

  • Bien, ustedes tenían preguntas que hacer, así que háganlas, soy todo oídos.
  • Nosotros queremos saber todo sobre cómo se hacen los bebés y cómo se tienen y todo lo demás, pero esta vez queremos que se refiera a los humanos… o saiyajines –dijo Goten chupándose los dedos que tenía llenos de crema, así como todo el rededor de la boca y parte de la nariz.
  • ¿Sabes, papá? El muy idiota se quedó dormido cuando su papá le contó eso –se rió Trunks.
  • ¡No te rías!, ¡tenía mucho sueño! –exclamó Goten enojado, tratando de pegarle.
  • Ya, basta, no peleen. Pongan atención, que les voy a explicar y después me harán todas las preguntas que quieran, ¿de acuerdo?
  • Sí, señor.
  • Bueno, resulta que…

Y mientras Vegeta hablaba con los niños, Dende había progresado… ¡Ya iba en los protozoos!, ¿no es fantástico? Tal vez y con suerte, cuando termine esta historia llegue a los pájaros y las abejas.

La hora avanzaba y en la cocina seguía la lección cuando llegó Bulma del supermercado. Comenzó a sacar los víveres escuchando al mismo tiempo la extensa y bien detallada explicación que Vegeta le estaba dando a los niños, tan detallada y extensa que cuando Bulma lo escuchó comenzó a abrir sus enormes ojos azules más aún. «¡Cielos!, eso ni yo lo sabía».

  • Vegeta, ¿podrías venir un momento?, debo decirte algo. Niños, ya volvemos –le dijo sin esperar su respuesta y llevándoselo de un brazo.
  • ¡Oye, Vegeta! ¿qué crees que estás haciendo? ¡Esos niños apenas se saben abrochar las agujetas y tú les estás dando esa clase de explicaciones! –le dijo una vez en la sala.
  • ¿Y qué tiene de malo? A mí me enseñaron todo eso cuando era menor que ellos y aquí me tienes… ¿Acaso te he dado motivo de queja?
  • No, pero…
  • ¿Ves?, no es nada malo. Lo mejor es explicarles bien las cosas ahora y no dejarles ninguna duda, para que de ese modo se queden tranquilos y no se metan en problemas como los que tuvimos ayer, o peores.
  • Está bien, tú sabes lo que haces, ¡pero es que hay cosas que ni yo sabía! –le reprochó.
  • Ah, no te preocupes por eso. Si quieres, esta noche te enseño, recuerda que soy un gran maestro –le dijo Vegeta abandonando la sala y dejando a su mujer con la palabra en la boca.

Vegeta terminó su explicación y dejó que los niños hicieran todas las preguntas que quisieran, las cuales no fueron muchas, dada la edad de los pequeños.

  • ¡Qué raro! Gohan me llenó de preguntas – reflexionó Vegeta.
  • ¿GOHAN?
  • Bien, niños –dijo Bulma–, ya fue suficiente por hoy. Díganme, ¿les gustó el desayuno?
  • Sí, estaba riquísimo –dijeron los niños muy contentos.

«¡Uy! –pensó Vegeta– Esto se ve muy peligroso»

  • Qué bien que les haya gustado –dijo Bulma con una sonrisa–. Ahora tomen, les traje un regalo.

Ambos se encontraron con un cepillo de dientes en la mano atados con una cinta roja.

  • Pero si ya tenemos.
  • Éste es especial. ¿Recuerdan cómo quedó mi habitación? Bien, pues quiero que quede inmaculada y van a limpiarla con eso y es mejor que lo hagan rápido, porque no habrá más comida hasta que terminen.
  • ¿¿¿¿QUÉEEEE????
  • Lo que oyeron. Ahora partieron, ¡¡y con la cara llena de risa!! –ordenó Bulma con un tono que no daba lugar a protestas, o sea, tono de mamá.

Y así, los pequeños tuvieron que obedecer.

  • Y después dices que soy muy estricto con ellos –se quejó Vegeta–. Yo ni a mis hombres les habría dado semejante castigo.

«Realmente las hembras de este planeta son de temer… ¡¡Brrrrr!!».

Pasaron las horas. Los niños ya estaban hambrientos nuevamente, además de muy cansados y todavía no alcanzaban a limpiar ni la cuarta parte de la habitación.

  • ¡¡Ay, Trunks!! –dijo Goten suspirando arrodillado en la alfombra al lado de su compañero, mientras intentaba inútilmente sacar las manchas de huevo del cubrepiso (nota: qué mamá más estricta, esas manchas nunca salen, sobre todo cuando están secas… ¡si no lo sabré yo!) –los castigos de tu mamá se parecen a los de la mía.
  • Es verdad –respondió Trunks en el mismo tono, sobándose el brazo con que estaba restregando–. Prefiero los castigos de nuestros papás… hay veces que duelen, pero terminan más rápido.

Los pequeños dejaron lo que estaban haciendo y se quedaron mirando un momento pensando lo mismo.

En tanto, Vegeta estaba terminando de entrenar en la cápsula de gravedad del jardín cuando sintió que insistentemente alguien golpeaba la puerta e intentaba entrar, así que desactivó la gravedad y abrió para encontrar a dos pequeñas figuritas esperándolo afuera.

  • ¡¿Qué diablos hacen aquí?! ¡Saben muy bien que no deben interrumpirme cuando entreno! –los reprendió.

Los pequeños hicieron caso omiso a su disgusto y entraron a la cápsula.

  • Toma, papá –dijo Trunks estirando su brazo hacia Vegeta.
  • ¿Y para qué me traes esto? No lo necesito con el traje de entrenamiento –dijo Vegeta intrigado al encontrarse con su cinturón de cuero en las manos.
  • No es para eso, papá. Goten y yo lo pensamos bien y decidimos que preferimos que tú nos castigues, pero que por favor intercedas ante mi mamá para que nos levante el otro castigo, ¿sí? –dijo Trunks con carita de súplica.
  • Sí, ya tenemos hambre y estamos cansados –dijo Goten apoyando la moción.

«¡Vaya con estos mocosos!, a veces son impredecibles y muy ocurrentes» –pensaba divertido Vegeta.

  • ¿Ya olvidaron que me lloraron y hasta me suplicaron para que no los castigara? ¡Y ahora vienen a pedirme que lo haga!… No los entiendo.
  • Es que no vamos a terminar nunca de arreglar ese cuarto y vamos a estar toda la semana intentándolo –se quejó Trunks.
  • Sí, y yo me tengo que ir a mi casa mañana –dijo Goten.
  • ¡Olvídenlo! –dijo Vegeta moviendo negativamente la cabeza–. Ya tuvieron su oportunidad y no la quisieron, ¡ahora se friegan!
  • Pero señor…
  • No –dijo Vegeta cruzándose de brazos.
  • Pero papá…
  • No.
  • Te prometemos que ni siquiera vamos a llorar. ¿Verdad, Goten?
  • Sí.
  • ¿Ves? Por favor, convence a mi mamá, hace un rato nos dijiste que tú sabes convencerla. Hazlo, ¿sí?, por favor, por favor, por favor –rogaba Trunks jalando los dedos de la mano que salían por debajo del brazo que tenía cruzado su padre.
  • Ya dije que no y si me siguen fastidiando van a terminar convenciéndome que los mande bien zurrados a terminar su otro castigo –les advirtió empujándolos hacia la puerta.
  • Pero papá –continuaba Trunks–, tenemos mucha hambre.

Vegeta los echó fuera y cerró la puerta, pero los pequeños volvieron a golpear insistentemente para que les abriera. Podían temerle mucho a veces, pero cuando de comida se trataba, el miedo podía pasar a un segundo lugar… ¡saiyajines!

Estuvieron sus diez minutos golpeando y llamando, hasta que Vegeta perdió la paciencia por completo –¡QUÉ SE HAN IMAGINADO ESTOS CHIQUILLOS INSOLENTES!, ¡AHORA SÍ ME VAN A CONOCER!– exclamaba totalmente furioso camino a la puerta.

  • ¿¿QUERÍAN QUE ME ENOJARA?? –les gritó cuando abrió la puerta y los jaló de los brazos con intensión de entrarlos a la cámara– ¡¡PUES LO HAN CONSEGUIDO!!, ¡¡LOS VOY A… Mmmmm!!

En ese momento los ojos de Vegeta se posaron en Bulma, que se dirigía a la piscina con un bikini extra pequeño y el bronceador en la mano, viéndose muy «saludable» y la siguió con la mirada hasta que la figura desapareció tras la muralla pensando que, después de todo, no le costaba nada ayudar a los enanos.

  • Muy bien, mocosos –les dijo soltándolos–. Si quieren que los ayude lo haré, pero se van a quedar en su habitación hasta que yo lo ordene.
  • ¿Y la comida? –preguntaron con mucha pena–. Morimos de inanición.
  • Pueden prepararse algo y llevarlo a su cuarto.

Los chicos se retiraron muy contentos. Vegeta cerró la cámara y se encaminó a la piscina tratando de recordar qué fue lo que Bulma le reclamó que él le había explicado a los niños y ella no sabía… «¡Sacrificios!, ¡sacrificios! –pensaba con una sonrisa–… esto de ser padre».

En tanto, Bulma se había acomodado en la silla de playa y pensaba en qué momento utilizar las fotos que había sacado, para convencer a Vegeta que la llevara de vacaciones.

  • Hola, Vegeta. Si tienes hambre, dejé el almuerzo listo –le dijo Bulma al verlo acercarse tendida boca abajo en la silla.
  • Eeeh… no, no tengo hambre y dime, ¿hasta qué hora piensas dejar a esos chiquillos limpiando nuestro cuarto?
  • Hasta que terminen –le dijo Bulma mientras le pasaba el bronceador.

«Bien. Esto va a ser pan comido» –pensó Vegeta, mientras Bulma pensaba «Creo que podré guardar las fotos para una mejor ocasión».

Vegeta comenzó a aplicarle el bronceador de forma tan suave como una caricia mientras le hablaba.

  • Van a pasarse el día entero en eso y no creo que terminen.
  • ¿Y no crees que es mejor así? –le preguntó Bulma volteándose completamente con una significativa sonrisa.
  • No, porque yo tengo una mejor idea –dijo Vegeta devolviéndole la sonrisa.

Bulma levantó el castigo de los niños y consiguió sus vacaciones sin necesidad de utilizar las fotos, ya que contrariamente a lo que pensaba, Vegeta no se negó en absoluto, pues de paso él también descansaría estando lejos de la casa. Por otro lado, el famoso experimento salió a las mil maravillas, lo que ayudó al amigo de Bulma y al mismo tiempo a la Corporación, que fue invadida con peticiones de más incubadoras.

Trunks y Goten dieron santa sepultura al huevo y lo llenaron de flores tal como prometieran, porque después de todo había sido su hermanito postizo por un par de horas. Además se quedaron muy contentos, ya que Milk y Goku, al saber que Vegeta y Bulma saldrían de viaje, invitaron a Trunks a pasar esos días con ellos y también porque el huevo que el Dr. Brief utilizara para probar la otra incubadora dio un tierno dinosaurio que quedó de mascota para los pequeños.

Se podría decir que casi todos fueron felices al final de este cuento, salvo porque en el Templo Sagrado, Dende, ya cansado de estudiar, decidió asomar la cabeza fuera de la biblioteca.

  • ¡¡¡AAAAYYY!!!
  • ¿¿YA TERMINASTE?? –le preguntó Piccoro tirándole las antenas.
  • No, señor, pero ya llegué a los pájaros –dijo Dende, sobándose sus delicadas antenitas.
  • ¡¡¡En ese caso vuelve adentro y no se te ocurra volver a asomarte hasta que hayas aprendido todo sobre la reproducción de este planeta!!! ¿¿Te quedó claro??
  • Sí, señor –respondió el dios sumisamente volviendo a sus estudios.

Bueno, no siempre los finales pueden ser felices para todos, ¿no creen?.

 

F I N


Esa manía

por Andrés Pérez


En la vida, encontramos a muchas personas. Algunas pasan toda su existencia huyendo de sus miedos. A estos seres los llamamos «cobardes». Aunque, si nos ponemos a ver, duran más que los valientes.

Pero, a veces, llegan a un punto en que el huir ya no les sirve de nada. Y es cuando alcanzan el punto en que es mejor enfrentar a lo que temen, o vivir atormentados por la verdad.

Otra noche más en la Capsule Corporation. Suena extraño decirlo, pero la paz reinaba esta noche más que nunca en la corporación. Lástima que exista esa manía Saiyajin de entrenar como si nada más importara en el planeta, que es la que le quitaba esa paz a la noche. Vegeta se encontraba entrenando en su cámara de gravedad. Esa manía Saiyajin…

Bueno, aunque más de una vez esa «manía» ha sido la causa de que él, junto con otros, hayan salvado a la Tierra de tantos peligros en tantas ocasiones. Tal vez, después de todo, las manías no son tan malas…

Una patada a un robot. El robot yace en el suelo destruido, por supuesto…

Pero la mente del príncipe de los Saiyajins se encuentra en otra parte a pesar de dar tan certeros golpes a sus adversarios mecánicos… su concentración se encuentra en el pasado, en su planeta…

…en su pasado…

  • ¡¡Muy bien, príncipe Vegeta, siga así!!

El grito de Nappa no podía estar más lleno de emoción. La pelea entre los Saibaimans y el príncipe Vegeta, era de las mejores que alguna vez haya podido presenciar en algún entrenamiento de un guerrero.

Los Saibaimans, como todos saben, son de las criaturas más molestas en todo el universo. Pero si buscamos otra palabra que los defina, ésta tendría que ser tenacidad…

Pero como diría el mismo príncipe Vegeta:

  • La tenacidad… AHHHHH –gritaba mientras un energy-ha volvía polvo a dos Saibaimans–. Contra mí, la considero simple estupidez… HAAAAAAAA. –Un Saibaiman ahora explotaba contra un árbol cercano–. Porque hace que mis oponentes no entiendan que ésta no sirve de nada contra MIS PODERES, ¡¡¡HAAAA!!!

Ahora, el resto de los Saibaimans eran aniquilados con ataques cuerpo a cuerpo por parte del príncipe. Primero sorprendió a uno por la espalda y, traspasándolo con su puño, lo hizo estallar.

Vegeta estaba consciente de que a pesar de que cada Saibaiman poseía un poder de pelea que no le hacía ni mella a los suyos, cuando atacaban todos juntos eran una raza fuerte. Era por eso que decidió atacarlos todos por separado, no iba a permitir un ataque conjunto.

  • ¡Detrás de usted, príncipe! –advirtió la voz de su tutor.

Vegeta ahora esquivaba la garra de uno de sus adversarios, una y otra vez. Sus movimientos eran realmente veloces, pero no lo suficiente como para hacerle daño. Al fin, el príncipe tuvo suficiente, y tomó el brazo de su adversario y lo incrustó en el suelo, bastante fuerte. Lo suficiente como para dejarlo ahí por un rato. Luego, rápidamente, volteó hacia arriba, y pudo ver a uno de esos cosos verdes preparando un ataque feroz, el Youkaieki, que consiste en lanzar un chorro de ácido por su cabeza.

«Perfecto», pensó Vegeta.

No tuvo que esperar demasiado antes de que el Saibaiman lanzara su ataque. Pero éste nunca llegó a tocar el cuerpo del saiyajin. En cambio, un simple desplazamiento hizo que el Saibaiman, que se encontraba aún atascado en el suelo, fuera víctima de tan mortífero ataque, siendo «comido», como quien dice, por el asqueroso y viscoso ácido. Cuál fue la sorpresa del atacante al convertirse en atacado, cuando Vegeta apareció detrás de él y lo golpeó fuertemente en la cabeza, incrustándolo en el suelo, de tal manera que su cuerpo se hizo pedazos al caer.

Ahora se podía ver a Vegeta bajar lentamente, levitando. Mas su mirada no era de satisfacción. En realidad, su mirada era confusa, como si estuviera esperando algo… ¿o a alguien?

Se encontraba mirando hacia las habitaciones de su padre en palacio…

Ya al fin, cuando logró bajar, Nappa estaba ahí para recibirlo.

  • Excelente trabajo, príncipe Vegeta. Su padre estaría orgulloso de esta labor.

Ahora el príncipe miraba a Nappa, con su ceño siempre fruncido, pero con odio en sus ojos. Nappa estaba extrañado, y se sentía intimidado por esta mirada…

  • ¿Padre?… –habló el pequeño príncipe–. ¿Orgulloso de mí?… Por favor… pareciera que no tuviera padre…
  • Pero señor Vegeta, si su padre…
  • ¡BASTA! –gritó el joven–. No permitiré que hables de lo que no existe. Yo no tengo un padre. ¡¡Yo tengo un rey, el rey Vegeta!!

  • ¡AHHHHHHHHHHHH!

Una luz resplandeciente invadió toda la cámara, mientras el poder y la ira iban creciendo dentro del cuerpo del super saiyajin. Tanta rabia le daban esos recuerdos, que el nivel más allá de un saiyajin ordinario era lo único que lo detenía de no volar toda la zona. Transformado en Super Saiyajin, Vegeta descargaba toda su ira.

Y ¡boom!

La dejó salir toda de golpe. Dejó salir todos sus poderes de golpe, haciendo que todo a su alrededor estallara. Por suerte, ésta no era la primera vez que la cámara de gravedad estaba en peligro de destruirse, y Bulma ya había tomado las previsiones por si algún arranque de destrozo tomaba por sorpresa la estructura en que su marido se encontraba. Por eso, la cámara no sufrió mayores daños…

Pero tal vez Vegeta sí.

Sin energía, y con lágrimas a punto de salir de sus ojos, se decía una y otra vez…

  • Mal…maldita sea… jamás, ¡ouhg! –Intentando ponerse de pie, sus brazos se resbalaron en sudor, haciendo que cayera de bruces contra el suelo otra vez–. Lo juro, jamás… juro que… que nunca me convertiré… ¡¡en mi padre!!

Y se desmayó…

Días después del incidente

  • ¡Pues no me importa si no te gustan los niños, no te lo estoy pidiendo, sólo te lo informo!
  • ¡¡A mí no tienes por qué informarme nada, mujer!! Ésta es mi última palabra: sea o no mi hijo, no iré a ese estúpido parque de diversiones, ¿¿me entendiste??

La pelea continuaba a medida que el tiempo transcurría en la cocina. Por más que Bulma trataba de no perder la paciencia, le era imposible. ¿Será acaso porque ya la había perdido al inicio de la discusión?

  • ¡Es tu hijo, por amor a Kami! ¡Y él necesita de su padre, o sea, TÚ! –decía Bulma mientras colocaba su índice en su frente–. ¿Te cuesta tanto entender que así son las cosas en este planeta?
  • No me cuesta para nada entenderlo –le dijo apartando su dedo de su frente–. Y no tengo por qué darte explicaciones. ¡¡Sólo déjame en paz de una buena vez, mujer!!

Diciendo esto, agarró una fruta antes de salir, y se fue. Tal vez tan lleno de rabia y de confusión estaba que no vio cuando casi atropella al pequeño Trunks al salir, que con lágrimas en los ojos se iba directo a su cuarto, entendiendo que hoy no sería el día en que su padre y él fueran al parque de diversiones.

Ahora era Bulma la que salía, pero más calmada que Vegeta. No era rabia lo que sentía, era una sensación extraña. Y mientras miraba la marca en el techo que su esposo había dejado al salir volando, se lamentaba enormemente por lo sucedido.

  • Esa manía Saiyajin…

En el aire, con Vegeta

Si la pregunta era a dónde iba, la respuesta sería difícilmente descubierta, puesto que ni él mismo lo sabía. Sólo quería deambular por un rato, pensar un poco… concentrarse en olvidar que lo que estaba sintiendo era dolor…

… concentrarse en olvidar sus sentimientos, cosa que jamás le enseñaron a usar…

«Lo siento Trunks, pero esto lo hago por tu bien… tuviste la mala suerte de tener al príncipe de los Saiyajins como padre. ¡No sé cómo ser uno bueno, uno que te merezcas! Ojalá entendieras que todas las veces que te digo que no deseo ir a esas cosas, o no puedo jugar contigo, o algo parecido, es por miedo a que haga o diga algo que te pueda dejar marcado para siempre… ¡¡es miedo a ser tan mal padre como lo fue el mío!!»

Y pensando esto, su velocidad aumentó. Ahora su mente recordaba otro momento… algo más de su misterioso pasado…

  • Alístese, su majestad –le decía Nappa entrando a las habitaciones reales del príncipe.
  • ¿Cómo? ¿Hay alguna razón en especial, Nappa?
  • ¡Pero si Ud. lo sabe perfectamente, príncipe! Hoy es el día en que le toca entrenar con su padre…
  • Entrenar con mi padre… –respondía Vegeta levantándose de su asiento y mirando por la ventana–. ¿Cuántas veces te he dicho que ya no hay duda de que yo no tengo padre, sino un rey?… Es más, hasta comienzo a dudar en lo buen rey que pueda ser el mío, puesto que la atención que recibo de su parte deja mucho que desear –decía ahora volteándose a ver a su tutor–. Y además… ¡¡oh!!

Con la sorpresa aún dentro de sí, el príncipe fue lanzado de un lado a otro de la habitación por un fuerte bofetón. Al parecer, «alguien» lo había hecho pagar por su insolencia:

  • Me importa un bledo lo que pienses, mocoso. Pero no te voy a volver a permitir más faltas de respeto ante mí. Si no deseas respetarme como a un padre, bien. ¡¡Pero jamás, mocoso, jamás vuelvas a insultarme como tu rey!!

Ahora el rey Vegeta salía de las habitaciones reales, con Nappa detrás de él. Vegeta, por otra parte, se recuperaba del golpe. Y con sangre saliendo de su boca, y lágrimas en los ojos, dijo:


  • Algún día te llegará tu hora… padre… ¡y yo no te pienso extrañar en lo más mínimo!

  • ¡¡Ni te extraño aún, viejo desgraciado!!

De nuevo en la corporación, ya más entrada la tarde, anocheciendo

Vegeta entraba por la puerta trasera. Intentó regresar por el agujero que había abierto «accidentalmente» al salir volando, pero al parecer Bulma ya lo había mandado a reparar.

Lentamente subió las escaleras, rumbo a su habitación. Pero algo llamó su atención. La luz del cuarto de Trunks estaba encendida, y podía escucharlo hablar con su madre. Movido por la curiosidad del por qué Trunks seguía despierto, se acercó un poco a la puerta para poder escuchar la conversación:

  • Vamos, hijo, duerme ya. Mañana te espera un día duro desde temprano. –Era la voz de Bulma, por supuesto, haciendo hasta lo imposible por dormir al joven saiyajin.
  • ¿Mañana, día duro? ¿Y eso por qué?
  • ¿Cómo por qué, Trunks? Sabes perfectamente que mañana te toca entrenar con tu padre, como todos los doming…
  • Yo no tengo un padre –interrumpió el pequeño–. Eso lo descubrí hace poco…

Vegeta no podía estar más impactado. Yo no tengo un padre…

Esa frase retumbaba en su cabeza mil veces. Mientras caminaba hacia su cuarto, la frase se hacía cada vez más y más intensa.

No sabe cuándo Bulma entró al cuarto, y no sabe cuándo logró dormirse.

Pero lo que sí sabe es que le costó bastante.

¿A pesar de todo lo que ha intentado no serlo, lo es?

Sobresaltado, se levantó. Había tenido una pesadilla que no le agradó para nada. Se encontraba en un lugar oscuro, nada a su alrededor. Y de pronto, ¡bang! Ahí estaba Trunks frente a él… Yo no tengo padre… yo no tengo padre… ¡¡yo no tengo padre!!, gritaba una y otra vez… y de pronto, así como Trunks había aparecido de pronto, desapareció, y en su lugar pudo verse así mismo, de niño, con su traje de príncipe, repitiendo la misma frase… como si no hubiese diferencia entre su pasado y el presente de Trunks…

Y entonces lo entendió.

Esa maldita manía Saiyajin… una de las tantas que se han podido observar a lo largo de la historia… en realidad, no es sólo una manía Saiyajin.

«Tal vez esto demuestre que realmente no se puede escapar del pasado… esta maldita manía de los seres vivientes…»

Pasan la mayor parte del tiempo huyendo, pasan tanto tiempo tratando de no ser como su padre, y al final, ¿para qué? Sólo para darse cuenta de que, al final, ya es muy tarde: ya son como lo era su padre…

Al día siguiente

Trunks se levantaba temprano como se lo había dicho Bulma la noche anterior. Se duchó, y bajó lentamente a desayunar, sin gana alguna de entrenar.

Pero cuál fue sorpresa cuando su amigo, Goten, estaba ahí, saltando de la emoción, esperándolo.

  • ¿Goten? –preguntó–. ¿Pero qué haces aquí?
  • Pues la manía de tu padre de hacer las cosas a su manera –respondió Bulma.
  • ¿Cómo? No, en serio, ¿qué hace aquí?
  • Yo lo traje –dijo Vegeta, saliendo detrás de él–. Después de todo, pensé que sería más divertido ir los tres juntos a ese parque de diversiones.

Y la sonrisa de Trunks daba por entendido que, después de todo, sí tenía un padre, y que éste no era tan malo…

Pasamos tanto tiempo huyendo de nuestros miedos que no nos damos cuenta de que estamos dirigiéndonos directamente a donde no queremos ir. Tal vez es por eso que la vida, tarde o temprano, logrará que te enfrentes a tus miedos, sólo para darte cuenta de que éstos ya se han realizado, y que tienes una oportunidad para redimir tu error.

Y es esa la manía que tenemos los seres vivos, tanto humanos como saiyajins…

F I N


Nunca

por Xime


Milk entró a su habitación. Había estado muy deprimida los últimos días. Gokú había vuelto a la vida luego de siete largos años de ausencia y eso la hacía muy feliz, al igual que el hecho de volver a tener una familia que estuviera con ella, una verdadera familia. Pero lo que la invadía por dentro no era la felicidad que todos imaginaban, sino una terrible angustia que se incrementaba a diario y que necesitaba sacar de su corazón. Sabía cómo hacerlo, pero le faltaba valor para decirle a sus seres queridos que esta vez la que debía partir era ella y no Gokú.

¿Cómo explicarles que desde hace años lo sabe, pero que calló por temor?

No encontraba las palabras precisas para explicar su silencio, porque oportunidad de contarles había tenido.

Se detuvo frente al espejo de cuerpo entero que había en su habitación y se contempló por unos instantes. No lucía tan mal como imaginaba. Su cuerpo era casi el mismo de años atrás cuando ella y Gokú celebraron su boda. Su cabello aún no tenía canas y en su rostro se vislumbraban sólo unas pequeñas fisuras a las que ni se les podría llamar arrugas.

Tomó su cabello y lo soltó. Una hermosa cascada de cabello azabache cayó sobre sus hombros. En ese momento volteó y observó el armario de su cuarto que estaba abierto. Vio uno de los trajes de Gokú y una idea pasó por su mente. Se desvistió y se colocó la ropa que usualmente llevaba su esposo.

Se volvió a observar en el espejo. La ropa le quedaba grande, pero se las arregló para que le quedara un poco más cómoda. No se veía del todo mal. La camiseta azul bajo la parte superior del traje permitía apreciar, aunque no del todo, su busto.

Luego, el traje se ceñía en su estrecha cintura, donde se amarró el cinturón para sujetar los anchos pantalones que terminaban en las botas. Las botas sí le quedaban grandes. Luego se colocó las muñequeras y se observó nuevamente.

La ropa estaba limpia, recién lavada y planchada por ella misma, pero tenía un olor especial, el olor de Gokú.

Se acercó al espejo y apoyó sus manos en él. Su mirada comenzó a recorrer el reflejo de su cuerpo lentamente, hasta que su cabeza quedó mirando el suelo. Suspiró y cerró los ojos. Su mente empezó a trabajar en lo que debía hacer. Lo que era correcto y lo que no lo era.

«Aparte del gran amor que te tengo, siento una inmensa admiración por ti. Admiro tu fuerza, tu determinación en los momentos difíciles, tu mezcla de inocencia y madurez que te hace tan especial, la manera en que demuestras tu amor. Pero Gokú… tu fuerza y determinación me hacen falta en este momento. Cuando nuestras miradas se cruzan, siento que me fortaleces, pero al mismo tiempo siento que te traiciono al callar la verdad. Yo lo sé todo sobre ti, y tú mereces saber todo sobre mí, pero… Sé que debería decirte que voy a partir al lugar donde ya estuve una vez, aunque mi estadía allí fue muy corta. No quiero tener que irme ahora, cuando por fin estamos todos juntos y disfrutando de la vida. No quiero dejarte ni a ti ni a nuestros hijos, pero siento que mi cuerpo ya no resistirá por mucho tiempo más. No lo notaste nunca, pero ésa era la causa por la que trataba de negarme a que te fueras a entrenar y que te llevaras a Gohan contigo. Quería tenerlos a mi lado el mayor tiempo posible por si el momento de partir llegaba. Desgraciadamente, ese momento ya llegó, y nada se puede hacer. ¡Oh! Dios mío… por favor, ayúdame. Dame el valor que necesito. Deben saberlo. Debo despedirme de ellos. No quiero amanecer uno de estos días muerta y que ellos no sepan qué fue lo que pasó. No quiero que piensen que nunca me importaron y que por eso callé. Gokú, sé que te va a costar al principio, pero estoy segura de que me vas a entender, porque tú también haces las cosas a tu manera. Y ésa es otra de las cosas que amo en ti. Te preguntarás porqué no te lo dije antes. Lo siento, eso ni yo misma lo sé. Te amo y confío en ti como en nadie, pero… por favor, perdona mi silencio, Gokú»

 

Mientras Milk estaba sumergida en sus pensamientos, Gokú salió del baño y la encontró en su habitación y con su ropa. No dijo nada. La había notado triste los últimos días y decidió dedicarle todo su tiempo para arreglar cualquier problema que existiera allí, en ese lugar que él mismo decidió dejar hacía ya siete años.

Milk no lo había visto, así que él se acercó por detrás de ella sin hacer ruido y le tapó los ojos. Al contacto, ella se sorprendió.

  • MILK: ¿Quién podrá ser? –preguntó en tono burlón.

Gokú la soltó y la volteó lentamente. Se miraron a los ojos, pero a pesar de que ella sonreía, él pudo ver una vez más ese aire triste que embellecía su mirada, pero que al mismo tiempo le provocaba un extraño sentimiento que lo impulsaba a abrazarla. La recorrió lentamente con la mirada, apreciando su propia ropa en ella, y luego la volvió a mirar a los ojos levantando una ceja como expresión de pregunta. Milk se sonrojó y bajó la cabeza al notar lo extraño y ridículo que le parecería a Gokú que ella se hubiera puesto su ropa. Él le tomó suavemente la barbilla y la hizo mirarlo a los ojos.

  • GOKÚ: ¿Qué pasa, Milk? –preguntó suavemente.
  • MILK: Yo… sólo… –no pudo continuar y las lágrimas escaparon de sus ojos. Gokú la abrazó aún sin comprender lo que le pasaba. De lo que sí estaba seguro, era de que había algo que le estaba ocultando–. Yo sólo… quería decirte que estoy feliz de que hayas vuelto.
  • GOKÚ: Yo también estoy feliz. Ya, no llores. No me gusta verte llorar.
  • MILK: Es que…

Gokú acercó su rostro al de ella y la besó. Habían pasado años y Milk no percibió diferencia alguna entre ese beso y el primero que compartieron. Él lentamente le quitó el cinturón del traje, lo que hizo que los pantalones se deslizaran hasta el suelo. La tomó de las manos y la hizo salir de los pantalones y de las botas. Le quitó las muñequeras y la parte de arriba del traje, dejándola vestida sólo con la camiseta. La tomó en sus brazos y la recostó en la cama con mucha suavidad. Luego se acercó a ella con una gran sonrisa y le susurró al oído:

  • GOKÚ: ¿Te puedo decir un secreto?

Milk asintió con la cabeza.

  • GOKÚ: Te amo.

Nuevamente las lágrimas llenaron sus ojos. Gokú, con mucha ternura, le acarició el rostro y secó sus lágrimas.

  • GOKÚ: No estés triste. No volverás a estar sola. Desde hoy, cada lágrima tuya, será mía también.

Volvió a besarla y esta vez ella le correspondió. Se abrazó a él con todas sus fuerzas.

 

Al día siguiente, los primeros rayos del sol se filtraban entre las cortinas de una habitación en la que reinaba la paz. Gokú y Milk dormían tranquilamente. No había nada que los molestara, tenían la casa completa para ellos. Gohan se había ido de vacaciones con Videl, Boo y Mr. Satán, y Goten estaba en la Corporación Cápsula pasando el fin de semana con Trunks.

Milk despertó por el canto de los pajarillos silvestres y se volteó hacia Gokú, abrazándose a su cintura para continuar durmiendo, pero un Gruuuummm proveniente del estómago de su esposo la hizo abrir los ojos.

  • MILK: ¿Mmm? ¿Tienes hambre? –dijo abrazándolo más fuerte.
  • GOKÚ: Un poco –respondió atrayéndola hacia él con uno de sus brazos.
  • MILK: Voy a preparar el desayuno.
  • GOKÚ: No, quédate conmigo.

Milk se sorprendió ante esta reacción. Que Gokú no quisiera desayunar todavía era muy extraño, pero le pareció una buena idea y se volvió a acostar junto a él.

  • GOKÚ: ¿Qué quieres hacer hoy?
  • MILK: Mmm, no sé. Podríamos ir al río.
  • GOKÚ: ¡Sí! Buena idea. Así podré preparar el almuerzo yo esta vez.
  • MILK: Pero Gokú, hoy quiero almorzar.
  • GOKÚ: ¿Qué insinúas con eso? –dijo riendo y colocándose sobre ella.
  • MILK: ¿Tú qué crees?
  • GOKÚ: ¿Sabes lo que creo?
  • MILK: ¿Qué?
  • GOKÚ: Que cada día te amo más –dijo mirándola tiernamente y rozó sus labios con los suyos.

 

Así, cuando la mañana ya había avanzado, decidieron partir al río. El día estaba muy soleado y una brisa cálida movía las hojas de los frondosos árboles.

Gokú venía saliendo del río con un enoooorme pescado y, luego de vestirse, se dirigió al lugar donde Milk estaba extendiendo un mantel sobre el pasto. Todavía estaba sola, cuando sintió un repentino mareo acompañado de un fuerte dolor en el pecho. Cayó de rodillas, jadeando y tratando de respirar, lo que le resultaba muy difícil por el intenso dolor que a cada momento se incrementaba más y más. Su garganta se secó y comenzó a toser, provocándose una hemorragia, mientras su corazón comenzó a latir cada vez con menos fuerza. Justo en el instante en que no resistió más y se desmayó, Gokú apareció entre los árboles.

  • GOKÚ: ¡Mira, Milk! Ya traje el almuer… –soltó el pescado y quedó inmóvil al verla tirada en el suelo sin moverse–. ¡¡MILK!! –Gokú corrió hacia ella y la incorporó levemente, remeciéndola para que reaccionara–. Milk, por favor ¡reacciona!… ¡abre los ojos! –repetía Gokú cada vez más desesperado y sintiendo el ki de Milk muy débil.

Como no reaccionaba, decidió llevarla a un hospital. La tomó en sus brazos con mucha suavidad y emprendió el vuelo lo más rápido que pudo.

Cuando llegaron, la llevaron a la unidad de cuidados intensivos para hacerle los exámenes pertinentes, dejando a Gokú en la sala de espera con una extraña sensación en su garganta, algo como una fuerte presión que venía desde su pecho. Estaba realmente angustiado. No tenía idea de lo que le había pasado a Milk, porque en la mañana se veía bien, igual que todos los días anteriores. Y que de un rato para otro se enfermara, no era muy normal. Gokú intentó varias veces que lo dejaran entrar a verla, pero no se lo permitían. Estuvo paseándose por la sala de espera durante más de una hora, hasta que un médico se acercó a él y le preguntó si era familiar de ella.

  • GOKÚ: Sí, Dr. Ella es mi esposa.
  • DR: Bien. Primero que nada, quiero que lo que le voy a decir lo tome con calma –tomó aire y continuó–. No puedo mentirle. Su esposa está mal.
  • GOKÚ: ¿Qué quiere decir con eso, doctor?
  • DR: Es muy difícil para mí tener que decirle esto, pero… no le queda mucho tiempo de vida.
  • GOKÚ: …pero, ¿por qué? ¿Qué es lo que tiene?
  • DR: Es debido a la enfermedad que presenta desde hace años.
  • GOKÚ: ¿Años? ¿Enfermedad? ¿De qué enfermedad me habla?
  • DR: ¿No se lo mencionó?
  • GOKÚ: No, no me dijo nada.
  • DR: Hace 11 años su esposa vino a consultarme porque tenía unas molestias en el pecho al respirar. Después de hacerle unos exámenes, le diagnosticamos una enfermedad degenerativa en el corazón, lo que hace que la intensidad de sus latidos disminuya, perjudicando la circulación y afectando también sus pulmones. La hemorragia que presentó es un signo de que la enfermedad ya se propagó demasiado.
  • GOKÚ: Debe haber algo que se pueda hacer.
  • DR: Lamentablemente, no. Es probable que pudiéramos haber hecho algo, pero antes que sus pulmones se vieran afectados. Ahora es demasiado tarde. Lo siento.

Gokú sintió que el mundo entero se le venía encima. Él sabía perfectamente que la muerte era algo inevitable, que formaba parte del destino de todos, pero para Milk era demasiado pronto. Milk moriría en muy poco tiempo, ni siquiera sabía cuándo y él no podía hacer nada. Repasó en su mente todas las posibilidades de ayudarla que se le ocurrieron, pero ninguna servía. Las semillas del ermitaño no curan enfermedades, las esferas del dragón no estaban disponibles, y como su muerte sería natural, no la podrían revivir. Estaba atado de pies y manos, viendo cómo la mitad de su ser se desvanecía frente a él.

Había defendido la tierra de innumerables enemigos y no podía salvarle la vida a una de las personas que más le importaba. Ella había estado a su lado durante tanto tiempo. Le había enseñado tantas cosas que él ni siquiera imaginó que existían. Con ella compartía dos hijos. Y con el paso del tiempo, se había ido dando cuenta de que en realidad la palabra «amor» no alcanzaba para describir lo que sentía por ella. Su vista se nubló y sus mejillas fueron inundadas por tibias lágrimas. De pronto se encontró solo, en una fría habitación blanca con algunas sillas y por la cual circulaban enfermeras y doctores. Por primera vez en su vida, sintió la soledad y un miedo que jamás experimentó.

  • GOKÚ: Esto no puede estar pasando… –se dijo a sí mismo mirando fijamente el piso con una expresión en su rostro como si estuviera presenciando la escena más espantosa del mundo.

Se dejó caer en una silla mientras todo lo que sentía salía de su cuerpo en forma de lágrimas. Pero el dolor no se iba, seguía allí, al igual que la enfermedad de su esposa. Todo, desgraciadamente, era real.

Algunos minutos después, el doctor se acercó a Gokú nuevamente, quien parecía estar completamente ausente.

  • DR: Señor Gokú, su esposa ahora está dormida. Si gusta, puede pasar a verla. –Gokú levantó la mirada y asintió sin pronunciar palabra alguna. El doctor lo condujo a la habitación y, una vez allí, los dejó a solas.

Gokú se acercó lentamente a la cama donde estaba Milk y se sentó cuidadosamente en una silla, sin dejar de mirarla. Ella estaba conectada a un respirador y le estaban haciendo una transfusión sanguínea.

  • GOKÚ: Milk… ¿qué fue lo que te pasó? No puedo creer que estés en este estado. Siempre pensé que nunca te pasaría nada malo, porque yo estaría ahí para protegerte. Sin embargo… ahora que más necesitas ayuda… yo no te la puedo dar.

En ese momento, Milk abrió los ojos y se encontró con el techo blanco de la sala de hospital. Sintió que estaba sujeta por varios cables y giró sus ojos para ver. Vio con un poco de dificultad los extraños instrumentos y dedujo que estaba en el hospital. Al mirar hacia su lado derecho, se encontró con su amado Gokú. La expresión que tenía la asustó un poco. Nunca lo había visto tan deprimido y con los ojos enrojecidos, así que supuso que ya se había enterado de su enfermedad.

  • GOKÚ: ¿Milk? ¿Cómo te sientes?
  • MILK: Creo que he tenido días peores. Gokú, por favor, sácame de aquí. Sabes que no me gustan los hospitales.
  • GOKÚ: Cuando estés mejor. Ahora descansa –fue toda su respuesta. Se levantó de la silla y salió de la habitación.

Al cerrar la puerta, sintió que su respiración se cortaba. Se apoyó en la puerta y empezó a emitir un sonido parecido a una tos, acompañado de lágrimas. Pasó una de sus manos por su rostro para tranquilizarse, pero nada sucedía. Nada lo calmaba. Nada aplacaba el dolor.

Milk lo escuchó sollozar desde dentro de la habitación.

  • MILK: Gokú…

 

Después de unas horas de tratamiento, le permitieron a Milk irse a casa. En el camino de regreso, ni Gokú ni ella dijeron palabra alguna. Ella había hecho lo posible para evitar que su familia se enterara de su enfermedad, pero el momento de la verdad había llegado, debía decírselo a todos, mejor dicho, explicarles el por qué de su silencio.

Cuando llegaron a su casa, Gokú la acomodó en la cama y la arropó. Luego la miró un momento con un aire diferente en sus ojos, algo que ella nunca había visto en «su» Gokú. Quiso decir algo, pero no lo hizo, y finalmente salió de la habitación.

Milk estaba destrozada. Hubiera preferido morir en el hospital, a ver la mirada que Gokú le dirigió. Era tan distinta a la de siempre. Se quedó allí, tratando de buscar las palabras más adecuadas para lo que tenía que decir, pero por más que pensaba, más triste se sentía. Y a todo esto se sumaba que se había hecho tarde y Gokú no daba señales de vida en la casa. Milk trató de levantarse para ir a buscarlo, pero estaba demasiado débil.

Cuando ya era de noche, Gokú entró a la habitación con lo que se suponía era la cena. No estaba acostumbrado a preparar comida, al menos no para alguien más. Milk se terminó todo lo que Gokú le preparó. No se veía muy bien, pero tenía un sabor exquisito.

Todavía no intercambiaban palabra alguna y ambos sabían que debían hablar. Ella finalmente rompió el hielo al verlo de brazos cruzados apoyado en la puerta, sólo observándola (se parecía mucho a Vegeta en esta oportunidad)

  • MILK: Gokú…
  • GOKÚ: ¿Por qué no me lo dijiste? –preguntó en un tono de voz diferente y sin dejar de mirarla. Milk bajó la vista.
  • MILK: Pensé que sería lo mejor –Gokú frunció el ceño.
  • GOKÚ: ¿Lo mejor? –preguntó y luego habló nuevamente levantando la voz–: ¿Pensaste que sería lo mejor?
  • MILK: Es que…
  • GOKÚ: Debiste decírmelo. Creo que tenía derecho a saberlo.
  • MILK: ¿Y cuándo querías que te lo dijera? –dijo enojada–. ¿En una de las escasas oportunidades en las que estuviste en casa? ¿O te hubiera gustado que te lo mandara a decir con Kaiohsama?

Gokú guardó silencio. En cierto modo ella tenía razón, pero se suponía que estar casados era más que vivir juntos. Ella misma se lo había explicado.

  • GOKÚ: El doctor dijo que hace 11 años estás enferma. Tuviste varias ocasiones de decírmelo.
  • MILK: Por favor, Gokú, no me vengas con los hubiera o los debiera, porque…
  • GOKÚ: ¡¡¡Ya basta!!! –gritó asustándola ya que nunca antes le había gritado–. Sé perfectamente bien que no he sido un marido ejemplar, que no he pasado mucho tiempo contigo, que… Tú sabes todo el resto, pero tenía el derecho de saber lo que te pasaba. Y si lo hubieras hecho, tal vez ahora no…
  • MILK: Gokú, soy yo la que me voy a morir, ¿entiendes?
  • GOKÚ: ¿ENTIENDES? ¿ENTIENDES? ¿ENTIENDES? ¿CREES QUE SOY ESTÚPIDO? –gritaba tratando de expulsar todo el dolor y la impotencia que sentía mientras se paseaba de un lado a otro de la habitación–. TÚ ERES LA QUE ESTÁ ENFERMA, PERO ESTAMOS CASADOS, ¿LO RECUERDAS? TENEMOS DOS HIJOS, ¿LO RECUERDAS? NO ESTÁS SOLA, SOMOS UNA FAMILIA. ¿DÓNDE DEMONIOS QUEDÓ LA PROMESA QUE ME HICISTE? APUESTO A QUE NI LA RECUERDAS. PUES YO SÍ. YO SOY EL IDIOTA QUE TODAVÍA RESPETA EL JURAMENTO QUE TE HICE ANTE DIOS. SE SUPONE QUE DEBES CONFIAR EN MÍ. ¡¡¡MALDITA SEA, YO TE AMO!!! –gritó enfurecido y con los ojos llenos de lágrimas.

Milk se levantó de la cama y se acercó lentamente a Gokú. Cuando estuvo frente a él, lo abrazó. Él le devolvió el abrazo y ambos comenzaron a llorar.

  • MILK: Yo también te amo, Gokú.

 

Los días pasaron casi normalmente. Sin saber porqué, ambos decidieron ocultar todo. Nadie se había enterado de la enfermedad de Milk, ni siquiera Gohan y Goten. Ella les había dicho que estaba cansada y que por eso permanecía descansando más de lo habitual. Pero a sus hijos no los podía engañar. Además, ellos habían notado a Gokú demasiado extraño los últimos días. Ya no entrenaba todo el día como acostumbraba, sino que pasaba casi todo el tiempo con Milk y se veía agotadísimo. La preocupación lo había afectado demasiado. Se veía realmente mal. Casi no dormía y se estaba alimentando poco. Esto último fue la gota que derramó el vaso e hizo a Gohan recurrir a alguien para que averiguara lo que pasaba, porque a él no le iban a decir nada. Ya había tratado de hablar con su padre, pero evadía sus preguntas e incluso había llegado a molestarse con él, cosa sumamente rara en Gokú.

Así fue como una tarde llegó a la Corporación Cápsula para hablar con Bulma. Después de todo, ella era amiga de su padre desde hacía años.

  • BULMA: ¡¡¡Quéeeee!!! ¿Gokú no come desde hace tres días?
  • GOHAN: Así es. Estoy muy preocupado. He intentado conversar con él, pero está muy decaído y parece como si no me escuchara. Incluso me dijo que no lo molestara.
  • BULMA: ¿Y Milk? ¿Qué dice? ¿O acaso fue ella la que lo dejó sin comer?
  • GOHAN: No, ella no hizo eso, pero creo que algo le pasa. Está todo el día en su habitación. Ya no hace las compras, ni limpia la casa… es más, hay días en los que ni siquiera se levanta.
  • BULMA: ¿Y por qué? ¿Está enferma?
  • GOHAN: Ellos dicen que no, que es algo pasajero, pero ya lleva muchos días así.
  • BULMA: Creo que tienes razón al decir que algo raro pasa. Me extraña que Gokú se esté comportando de esa manera. Iré a hablar con él. Voy a cambiarme. Regreso enseguida.
  • GOHAN: Sí, Bulma. Te espero.

Sin que ellos se dieran cuenta, Vegeta había oído toda la conversación.

  • VEGETA: Así que Kakarotto está actuando extraño –murmuró elevándose en el cielo y se dirigió a la casa de Gokú.

 

Un rato después, descendió frente a la puerta de la casa y tocó (a su manera, pero tocó). Gokú, que se había dormido en uno de los sillones de la sala, dio un salto al escuchar la puerta. Se levantó cansadamente y abrió. Se encontró cara a cara con Vegeta, quien quedó realmente sorprendido al verlo.

  • VEGETA: ¿Ka…Kakarotto?
  • GOKÚ: ¡Ah! Eres tú, Vegeta. Pasa –dijo sin mucho ánimo. Pero al ver que Vegeta no se movía, se impacientó–. Mira, Vegeta, no tengo tiempo para tus jueguitos. Si vas a entrar, hazlo, si no, lárgate.
  • VEGETA: ¿Qué rayos te pasa?
  • GOKÚ: ¡¡¡Ya me tienen harto!!! Todos los días me hacen la misma pregunta. ¿Por qué tendría que pasarme algo? –Vegeta no le contestó y se quedó mirándolo–. Lo siento, Vegeta, pero… ya no puedo más. –dijo tratando de disimular su desesperación.
  • VEGETA: Sígueme –fue todo lo que le dijo.

Gokú lo entendió perfectamente y cerrando la puerta salieron volando a toda velocidad. Cuando llegaron a un acantilado desde donde se veía el mar, ambos, sin mediar palabra alguna, se convirtieron en super saiyajin y comenzaron a pelear. La batalla no duró mucho, sólo lo necesario para que Gokú se desahogara. Vegeta nunca lo había visto así, golpeándolo con todas sus fuerzas, sin tener una razón para estar molesto. Aunque notó que más que molesto se veía preocupado. Ya no se divertía peleando, trataba de conseguir algo que no pudo descifrar. A todo esto se sumaba que su fuerza había disminuido notablemente y supuso, por la torpeza de algunos de sus golpes, que no entrenaba desde algún tiempo. Cuando todo terminó, se quedaron de pie en un acantilado, observando el horizonte.

  • GOKÚ: Gracias, Vegeta.
  • VEGETA: No me des las gracias, hacía tiempo que quería pelear contigo, y por lo que me pude dar cuenta, se nota que no has entrenado como corresponde. ¿Qué has estado haciendo? ¿Collares de florcitas como Dábura? –Gokú sonrió ante aquel comentario, pero no respondió–. «Esto no está resultando» –pensaba Vegeta, que a su manera intentaba hacerlo hablar–. «Sería demasiado humillante demostrar interés en lo que le pasa a Kakarotto, pero…»
  • VEGETA: Hace un rato me dijiste que ya no podías más. ¿A qué te referías?
  • GOKÚ: A… nada.
  • VEGETA: ¿Nada? ¿Tienes ese horrible aspecto por nada?
  • GOKÚ: ¿Horrible aspecto? –se miró de arriba a abajo y se dio cuenta de que en realidad se veía mal.
  • VEGETA: «Ya sé lo que le voy a decir» –¿Y tu familia? Apuesto a que ni te preocupas por ellos.

La cara de Gokú cambió instantáneamente. Había logrado olvidar por unos momentos lo que le preocupaba, pero Vegeta se lo había recordado de una manera no muy sutil.

  • GOKÚ: ¿Que no me preocupo? ¿Y qué crees que he estado haciendo todo este tiempo?
  • VEGETA: ¡Ja! ¿En serio?
  • GOKÚ: Sí, y no me mires con esa cara. Si tan sólo supieras lo que he tenido que pasar por lo de Milk, tú… –dijo perdiendo la paciencia y callándose antes de hablar demasiado.
  • VEGETA: ¿Lo de Milk?
  • GOKÚ: O-olvídalo. Es sólo que… –dijo mientras sus ojos se nublaban con lágrimas.

Vegeta se sorprendió al verlo a punto de llorar y se volteó para no presionarlo con su mirada.

  • VEGETA: ¡Vamos! No creo que te afecte tanto. De todas formas, nunca pasaste mucho tiempo con ella. No debe ser muy importante.
  • GOKÚ: Tú no entiendes…
  • VEGETA: Ni que se fuera a morir…

Estas palabras hicieron eco en los oídos de Gokú, mientras sentía que la sangre le empezaba a hervir. No pasaron ni dos segundos cuando estaba sobre Vegeta propinándole múltiples y fuertes golpes. La pelea acabó abruptamente, debido a que Gokú estaba demasiado débil. Finalmente se dejó caer de rodillas y Vegeta lo sujetó de la camiseta.

  • VEGETA: ¿Qué demonios sucede contigo, Kakarotto? Ésa no es la manera de actuar de un saiyajin. ¡¡¡Levántate!!!
  • GOKÚ: Déjame en paz. No sabes nada.
  • VEGETA: No, no lo sé. Y no lo sabré si no hablas.

Gokú no sabía si contarle o no a Vegeta lo que pasaba, pero finalmente se decidió. Tal vez él podría encontrar alguna manera de solucionar todo.

  • VEGETA: ¿Y qué piensas hacer?
  • GOKÚ: No lo sé… y eso es lo que más me desespera. No saber qué hacer. ¡Oye, Vegeta! Goten está en tu casa. Por favor, no le menciones nada de esto. No debe saberlo. Al menos, no todavía.
  • VEGETA: Descuida. Y ahora vete a tu casa, que tu mujer te necesita a su lado, no perdiendo el tiempo.
  • GOKÚ: Sí, tienes razón –dijo preparándose para teletransportarse.
  • VEGETA: Y, Kakarotto… no te des por vencido.
  • GOKÚ: Gracias, amigo –dijo sonriéndole y luego desapareció.
  • VEGETA: Ya te dije que no me des las gracias… amigo –murmuró sonriendo y se dirigió a la Corporación.

 

Cuando Gokú llegó a su casa, sintió el ki de Milk debilitarse repentinamente y corrió a su habitación. La encontró inconsciente y como pudo le dio el remedio que el doctor le había recetado, pero no reaccionaba. La tenía entre sus brazos y trataba de hacerla reaccionar, pero ella no se movía y su ki se estaba extinguiendo lentamente.

  • GOKÚ: Por favor, Milk… no me hagas esto… no te vayas –decía mientras sus lágrimas caían sobre el rostro de su mujer.

Milk a cada momento perdía más el color y sus labios comenzaban a amoratarse. Sus manos estaban frías y Gokú no sabía qué hacer. Sólo la mantenía entre sus brazos como tratando de retenerla con él, sin saber que su alma ya había empezado a decirle adiós. La tarde estaba llegando a su fin y las estrellas habían empezado a aparecer en el cielo. La casa estaba silenciosa y la habitación en penumbras. Una fresca brisa entraba por la ventana, revolviendo el cabello de ambos. Gokú la recostó suavemente en la cama y se quedó observando su rostro, que era iluminado sólo por la luz de las estrellas que se filtraba por la ventana.

  • GOKÚ: Dios… ¿cuál fue el error que cometí? ¿Es que acaso no puedo hacer nada? Por favor… haz que vuelva a respirar –suplicaba mientras sostenía una de las manos de su esposa–. Esto no puede estar pasando, debe ser una pesadilla. Milk… despiértame y dame los buenos días. Regáñame por no pasar mucho tiempo en casa. Pero no me dejes. Eres mi vida, la mitad de mi alma. No me había dado cuenta, pero es verdad. Si pudiera, daría mi vida por ti.

Una idea pasó por la mente de Gokú y, sin pensarlo dos veces, la puso en práctica. Acercó una silla a la cama y se sentó en ella. Sujetó más fuerte aún la mano de Milk, cerró sus ojos y se concentró en su ki. Debía intentar traspasarle un poco de su energía, pero debía calcular muy bien la cantidad, porque si era demasiada, no sólo él moriría, sino que acabaría con cualquier esperanza de ayudarla.

Mientras concentraba su ki, comenzó a recordar. Recordó cuando él y Milk se conocieron, cuando se enfrentaron en el torneo de las artes marciales, su boda, el nacimiento de Gohan y tantos otros momentos vividos juntos. Algunos alegres, otros tristes. Pero ella siempre estuvo allí, con él y sin él, pero siempre esperando su regreso.

Gokú no supo cuánto tiempo pasó mientras le entregaba su energía, pero de pronto sintió que algo le apretaba la mano. Entreabrió los ojos para ver lo que era y vio que Milk estaba respirando.

  • GOKÚ: Volviste conmigo… Sólo un poco más –murmuró concentrando un poco más su ki.

Pero la energía que tenía no era suficiente, debido a lo débil que se encontraba, así que se decidió a entregársela toda. Un resplandor dorado iluminó la habitación y luego de unos momentos, se desvaneció.

 

Cuando Gohan llegó a su casa junto con Bulma, fue a la habitación de sus padres y al entrar encontró que estaba a oscuras. Tanteó la pared en busca del interruptor para encender la luz, y al hacerlo vio a Milk dormida en la cama y a Gokú en la silla sujetándole la mano.

Se acercó a ellos y comprobó que su madre estaba bien, pero Gokú estaba inconsciente y sumamente débil. Tenía algo de fiebre y murmuraba algo. Nunca supo qué, pero en su delirio repetía: «Quédate, no te vayas». Lo llevó a su cama y volvió con Bulma. Vegeta los había puesto al tanto de la situación, cuidando que ni Trunks ni Goten escucharan.

  • BULMA: ¿Cómo está? –preguntó con cierto temor.
  • GOHAN: Mi mamá está bien, pero… –Bulma lo quedó mirando, esperando la continuación–. Llamaré al doctor.

Un rato después, el doctor ya había revisado a Milk y a Gokú.

  • DR: Ella estará bien. Sólo debe descansar. En unos días más, llévala al hospital para hacerle unos exámenes –guardó silencio un momento y prosiguió–. Tu padre está muy débil, pero se recuperará pronto. Hay que bajarle la fiebre y darle mucho líquido. No dejes que se levante por lo menos en tres días. Cuídalos muy bien a ambos, no deben hacer esfuerzos y lo que más necesitan es tranquilidad.
  • GOHAN: Sí, Dr, lo que usted diga.

 

Pasaron las semanas y Milk ya estaba completamente recuperada. Es más, ni el mismo doctor se explicaba que estuviera completamente sana. Parecía como si no hubiera estado enferma en toda su vida. Su corazón tenía la fortaleza que había perdido y sus pulmones recibían gustosos el aire que ella respiraba.

  • DR: Señora Milk, no me queda más que decirle que fue un milagro. No hay explicación científica para la cura de su enfermedad.
  • MILK: Mi ángel guardián me salvó la vida, doctor –dijo sonriendo.
  • DR: No lo dudo.

Gokú, en tanto, se había recuperado de su pérdida de energía con una semilla del ermitaño, gracias a lo cual había vuelto a ser el Gokú de siempre. Pero nunca olvidaría lo que pasó. Estaba feliz de tener a su familia, sobre todo a esa mujer tan especial para él, a quien amaba más que a su propia vida, y por lo que se la había entregado sin dudar un solo instante.

Milk salió de la consulta del doctor y afuera la esperaba Gokú. Estaba de pie, mirando por una de las ventanas del hospital. Cuando ella salió, se le acercó.

  • GOKÚ: ¿Cómo te fue?
  • MILK: Muy bien. Mis pulmones podrían contener todo el oxígeno del planeta, y mi corazón puede latir todo lo que quiera.
  • GOKÚ: ¡Qué bien! ¡Estupendo!
  • MILK: Y eso se lo debo a mi ángel guardián –dijo guiñándole un ojo, ante lo cual Gokú se sonrojó.

La tomó de la mano y salieron del hospital. Cuando estuvieron afuera, la elevó suavemente entre sus brazos y emprendió el vuelo. Volaron cerca de dos horas, disfrutando de la fresca brisa que acariciaba sus cuerpos. No hablaron nada durante ese tiempo, sólo querían sentirse el uno al otro, cerca, sin nada oculto. Cada uno era parte del otro, y se complementaban perfectamente, como dos piezas de un puzzle. Sentían una paz inmensa dentro de ellos. Algo que no se hubieran podido decir con simples palabras. Sólo se miraron un instante y se besaron.

 

En eso, llegaron a un acantilado desde donde se veía el mar. Gokú descendió y dejó a Milk suavemente en el suelo. Se quedaron abrazados contemplando el hermoso atardecer. El cielo le daba tonalidades anaranjadas, rojizas y rosadas al mar, que los relajaba con el sonido de sus olas al llegar a la playa, y con su salado aroma.

  • MILK: ¿Y este lugar Gokú? No había venido hasta aquí. No sabía que lo conocías, es precioso.
  • GOKÚ: En este lugar un amigo me dio las fuerzas que necesitaba para seguir adelante.
  • MILK: ¿Sí?

Gokú asintió con la cabeza sin dejar de mirar el horizonte. Milk empezó a recordar todo lo ocurrido semanas atrás. Tanto dolor y tantas preocupaciones. Y ahora, estaba al lado del hombre que amaba y que había dado su vida por ella. La tormenta había pasado y ahora todo estaba en orden. De pronto sintió un escalofrío recorrerle la espalda, y un temor inmenso de perder lo que tenía. Nada dura para siempre, ella lo sabía, y por la misma razón, tenía miedo. Gokú la sintió temblar y la abrazó más fuerte.

  • MILK: Gokú… No nos volveremos a separar, ¿verdad? –preguntó con cierto temor y apoyando su cabeza en el pecho de su esposo.
  • GOKÚ: Nunca… –respondió casi en un susurro.

  • URANAI BABA: ¿Por qué lo hiciste, Enma?
  • ENMA SAMA: Pues… desde un principio ella no quería venir, así que no me costaba nada postergar el día en que le correspondía morir.
  • URANAI BABA: ¿Y a Gokú? Esta vez también había muerto.
  • ENMA SAMA: Uranai baba… Gokú ha muerto y revivido tantas veces, que ya da lo mismo dónde se encuentre. Ha hecho demasiado por el universo, y eso le otorga… digamos… ciertos «privilegios». No me costaba nada ayudarlo un poquito.
  • URANAI BABA: Creo que tienes razón.

Ambos se miraron con una gran sonrisa. No le habían dicho a nadie la razón por la que Milk se había recuperado, y eso los hacía cómplices. Tenían un secreto, pero esta vez lo compartían.

Gokú se había dado cuenta de muchas cosas. La terrible experiencia por la que habían pasado, lo había ayudado a valorar lo mucho que tenía, y que no había sabido apreciar. Tenía un gran tesoro, al que cuidaría más que a cualquier cosa, y no lo dejaría… Nunca.

Gokú dio una mirada a la playa y luego a Milk con una infantil y tierna expresión en su rostro.

  • GOKÚ: ¿Una carrera por la playa?
  • MILK: Pero dame ventaja.

F I N


Nota de la autora: Gracias a todos por acompañarme una vez más. ¡Uff! ¡Qué les puedo decir! Hacía bastante tiempo que quería escribir algo sobre Gokú, así que me animé y éste fue el resultado. Debo confesarles que no fue fácil. Pero gracias a Saltamontes pude salir de varios abismos en los que me encontraba. Se merece parte del crédito por «auspiciarme» con sus ideas. Sólo espero que les haya gustado. Quiero dedicarle este fic a todas las personas que sientan en algún momento de su vida que no hay salida. Nunca olviden que siempre estará con nosotros nuestro «ángel guardián».


Un ¿cuadrado? amoroso

por Daniela Salas


En la casa de Leandra Yashimira hay un gran ajetreo… ¿El motivo? ¡Su boda! ¿Con quién? Lo averiguaremos dentro de poco:

Sirviente: ¡Vamos! La señorita Leandra espera su tocado.

Danyliz: Yo se lo llevaré, voy a su habitación.

Sirviente: Muchas gracias, señorita Danyliz. Me ahorra mucho trabajo.

Danyliz: No te preocupes. Mejor iré allá antes de que se enoje…

Toc, toc…

Leandra: ¿¿¿¿Quién demonios es????

Danyliz: Soy yo, Leandra. Pero si no quieres tu tocado, creo que se lo puedo dar a otra…

Leandra: (Abriendo la puerta) ¡No te hagas la chistosa! ¡Sabes que no estoy de humor!

Danyliz: Lo siento… Me choca decir esas palabras.

Leandra: ¿Vas a pasar o te quedarás ahí toda la vida?

Danyliz: Ya voy, no me presiones. ¡Cielos! Si casarse significa todo eso, mejor le diré a Trunks que nunca lo hagamos.

Leandra: Te quiero ver cuando tú estés en mi lugar…

Danyliz: Nunca podré… Soy 4 tallas más chica.

Leandra: ¡¡¡¡¡¡DANYLIZ!!!!!!

Danyliz: Está bien, no me burlaré más de ti… Oye, tu vestido está precioso.

Leandra: Lo sé, tú me hiciste el diseño.

Danyliz: Con razón, es demasiado hermoso.

Toc, toc…

Leandra: ¡¡¡¿¿¿Ahora quién es???!!!

Pan: Somos nosotras…

Danyliz: (Abriendo la puerta) ¡Vaya, las damas de honor están aquí!

Bra: (Entrando) ¿Quién hizo el diseño de este vestido?

Danyliz: Eso depende… ¿Te gusta o lo odias?

Bra: ¡¡Me encanta!!

Danyliz: Tu servidora lo hizo.

Pan: Tienes que quedar bien con la cuñada, ¿no?

Leandra: ¡Disculpen! ¿Podemos regresar con la novia? ¡Tengo un drama aquí! ¡Vean este tocado, es horrible, todos se burlaran de mí!

Danyliz: Ehh, Leandra…

Leandra: ¡Tú eres mi madrina, así que tienes que hacer algo!

Danyliz: Leandra, es que…

Leandra: ¿Qué? ¿Qué? ¿Qué?

Danyliz: Lo tienes al revés volteado…

Leandra: Ah, eso explica todo…

Bra: ¿Al revés volteado?

Danyliz: Es una de las frases que usábamos cuando era soltera…

Leandra: ¡Todavía soy soltera!

Danyliz: En unas cuantas horas dejarás de serlo.

Pan: ¿Frases? ¿Usaban frases?

Danyliz: Sí. Recuerdo ésta: ¡Prepárense para los problemas, y más vale que teman, para…!

Leandra: ¡¡¡¡¡DANYLIZ!!!!!

Danyliz: Ji, lo siento   ^-^

Pan: Me alegra que Danyliz no sea de mi familia.

Danyliz: ¡Hey! ¡Si yo soy adorable!

Bra: A mí sí me gusta para cuñada, es igual de alegre que mi hermano, me gusta la pareja que hacen.

Pan: Creo que son dos parejas perfectas…

Danyliz: Pues por un momento no iban a tener parejas perfectas.

Bra: ¿A qué te refieres?

Leandra: Sí, lo recuerdo…

Pan: ¿Qué? ¿Qué recuerdan?

Danyliz: ¿A que no adivinan quién andaba tras los huesitos de mi prometido?

Bra: ¿No me digas que…?

Pan: ¿¿¿Leandra???

Danyliz: ¡Así es!

Leandra: Pero eso ya es historia.

Bra: Me gustan las historias…

Pan: A mí también, cuenten, cuenten.

Leandra: ¡Tengo una crisis pre-matrimonial!

Danyliz: Contándoles se te pasará… Resulta que hace dos años, yo busqué trabajo en Capsule Corp. como inventora, y fui con Trunks… Ahí empezó todo:

Capsule Corp. Dos años atrás:

Trunks: Todo en orden. Creo que lo único que me queda por decir es ¡Bienvenida a Capsule Corp!

Danyliz: ¿Lo obtuve? ¡¡Muchas gracias!! ¿Cuándo empiezo?

Trunks: Desde mañana puede presentarse a los laboratorios, a primera hora.

Danyliz: Aquí estaré. ¡Gracias de nuevo!

Trunks: No hay porqué agradecer. La espero, digo, la esperamos mañana.

Danyliz: Cuando salí de las oficinas, alguien me esperaba ansiosa:

Leandra: ¿¿¿Y??? ¿Qué pasó?

Danyliz: ¡¡Tengo el empleo!! ¡¡Es mío!!

Leandra: ¿¿En serio?? ¡¡Felicidades, amiga!! Creo que desde ahora me cuidaré de que no se te suban los humos.

Danyliz: No seas payasa, no lo hubiera hecho sin tu apoyo.

Leandra: Y así estaré más cerca de mi amor Trunks, Danyliz. ¿Cómo te lo agradezco?

Danyliz: No te preocupes, tu conocerás a Trunks, y yo tendré el empleo que siempre soñé.

Leandra: Eres muy buena para los inventos, no veo el porqué no trabajar en un lugar donde harán desarrollar tu capacidad…

Danyliz: Ya entendí, Leandra. ¡Vamos a celebrar!

Leandra: Pero como el destino juega muchas bromas, Danyliz chocó con un chico bastante conocido:

Danyliz: ¡Lo siento!

Goten: No te preocupes, fue un accidente… Le pasa a cualquiera.

Danyliz: Supongo que sí… Lo siento, en verdad.

Goten: Descuida, todavía estoy vivo, ¿no?

Danyliz: Sí, creo que no es para tanto.

Goten: Soy Goten, ¿y tú?

Danyliz: Yo soy Danyliz, y ella es mi amiga Leandra.

Goten: Mucho gusto.

Leandra: Igualmente.

Goten: Veo que salen de las oficinas de mi amigo Trunks…

Leandra: ¿¿Usted conoce al joven Trunks??

Goten: ¿Que si lo conozco? ¡Somos como hermanos!

Leandra: ¡¡Qué bien!!

Goten: No las había visto por aquí, ¿acaso trabajan cerca?

Leandra: No, pero desde ahora puedes ver a la nueva inventora de la Corporación…

Goten: ¡Trunks te dio empleo! ¡Eso es genial!

Leandra: ¿A mí? ¡No, lo que quiero decir es que…!

Goten: Oh, lo siento, chicas, tengo que irme, pero si trabajas aquí, te veré más seguido de lo que creí, espero que traigas a esta hermosa dama que te acompaña…

Danyliz: Es que en realidad yo soy la del…

Goten: ¡Nos veremos! ¡Espero verte de nuevo, Danyliz!

Leandra: ¡Adiós!

Leandra: Y así Goten entró al edificio sin que pudiera evitarlo.

Danyliz: ¡Leandra! ¿Por qué no aclaraste las cosas en ese momento? ¡Hubieras evitado los problemas que tuvimos!

Leandra: Pero quién sabe si todo hubiera salido igual que ahora, ¿no lo crees?

Bra: ¿Acaso hubo problemas?

Danyliz: ¡Problemas es poco!

Pan: ¿Por qué?

Leandra: Goten me contó lo que paso en la oficina de Trunks ese día:

Trunks: ¡Goten! ¿Qué haces aquí?

Goten: ¡Amigo! ¡Tengo que contarte esto! ¡Acabo de conocer a la chica más maravillosa de todo el mundo! Es hermosa, simpática, sensible, misteriosa… Creo que estoy enamorado.

Trunks: ¿Tú? ¡Vamos, Goten! Cuéntame otra broma.

Goten: ¡Te juro que no es broma! ¡La amo…!

Trunks: Vaya, quiero conocer a la chica que logró hacer ese milagro contigo.

Goten: La conocerás. Juro que me casaré con ella.

Trunks: ¿No vas muy rápido?

Goten: ¡Claro que no! ¡Así es el amor!

Trunks: Por otro lado, acabo de contratar a nuevo personal, y una inventora me llamó mucho la atención.

Goten: ¿Acaso mi amigo Trunks también está enamorado?

Trunks: ¡Claro que no! Sólo que esa chica tiene algo… Me llama demasiado la atención…

Goten: Entonces es un día para doble festejo: yo encontré a mi alma gemela, y tú a la tuya.

Trunks: Creo que es un poco rápido para decir eso.

Goten: ¡¡Vamos, amigo!! ¡Es el amor!

Trunks: Veremos, veremos…

Bra: ¿¿Entonces mi hermano y Goten estaban enamorados de Danyliz?? ¡Cuñada, eres una rompecorazones!

Leandra: No sé cómo lo hizo. ¿Brujería, tal vez?

Danyliz: Ja, ja, qué graciosa, Leandra.

Bra: ¡Vamos, Danyliz! ¿No me digas que mi hermano no te lanzó una indirecta?

Danyliz: Seguía muy de cerca mi trabajo, pero yo no quería ver que me atraía mucho…

Pan: ¿Y qué paso?

Leandra: Recuerdo que era muy tímida, no me animaba a ir a la corporación, hasta que un día, me di valor y… ¡me presenté en la corporación en uno de los descansos de Danyliz!:

Leandra: ¡Por fin logré vencer mi temor! ¿Cómo lo voy a conquistar si no lo veo?

Danyliz: S-sí, claro. Bueno, déjame ver si no está muy ocupado.

Leandra: Y lo que tú deberías hacer es tratar de llegar a algo con Goten.

Danyliz: Pero a mí no me gusta… Se me hace un poco tonto.

Leandra: ¡No seas prejuiciosa! ¡Así nunca te casarás!

Danyliz: Genial. Unas canas, un bastón, y serás mi madre.

Leandra: Ya, ya, no te enojes tanto.

Danyliz: Trataré de que conozcas a Trunks.

Leandra: Danyliz, no sabes lo que significa para mí esto, eres como la hermana que nunca tuve…

Danyliz: Eso no me hace sentir mejor.

Leandra: Descuida, cuando me haga novia de Trunks, haré que te ascienda de puesto, y cuando nos casemos…

Danyliz: ¿No vas muy rápido?

Leandra: ¡¡Claro que no!! ¡Así es el amor!

Bra: ¡Qué curioso! Justo lo que Goten le había dicho a mi hermano.

Pan: ¿Acaso es el destino?

Danyliz: Esa palabra ya me aturde.

Leandra: Pero eso no fue lo mejor, en ese momento Trunks pasó a supervisar varios trabajos…

Danyliz: (Pensando) «¡NO! Leandra se enamoró de él, así que yo no puedo sentir nada por Trunks, es mi jefe y nada más… Si no fuera tan lindo…»

Trunks: ¿Danyliz? ¿Te pasa algo?

Danyliz: E-eh, no, no me pasa nada, esteee, señor Trunks…

Trunks: Te he dicho que me digas Trunks.

Danyliz: Ah, sí, lo siento, señor… digo, Trunks, bueno…

Leandra: (Fingiendo lo mejor posible) ¡Cielos, Danyliz! ¿Quién es él?

Danyliz: Es mi jefe, Trunks. Ella es mi amiga Leandra. Leandra, mi jefe Trunks.

Leandra: ¡¡Encantada de conocerlo!!

Trunks: El gusto es mío…

Danyliz: Y cuando nada más podía salir mal, llegó el Romeo faltante.

Goten: ¡¡¡Trunks!!! ¡¡Llevo media hora esperándote!!

Trunks: Oh, lo siento, Goten. Lo olvidé por completo.

Goten: ¡¡Qué raro!! ¡¡Si ya decía yo que eras un…!! ¿¿Danyliz??

Danyliz: Hola Goten…

Trunks: ¿Se conocen?

Goten: Sí, hace una semana que no te veía… ¡Cómo pasa el tiempo!

Danyliz: Qué rápido, ¿verdad? (Pensando): «Bobo…»

Goten: ¿Qué haces aquí?

Danyliz: Aquí trabajo.

Goten: ¿Entonces, ese día que chocamos, tú también…?

Danyliz: …Obtuve el empleo aquí.

Leandra: ¿No es esto una gran coincidencia?

Trunks: (Pensando) «Oh, no, Goten se dará cuenta de que Danyliz era la chica que me llama la atención»

Leandra: Bueno, nosotras nos vamos, no queremos estorbar.

Danyliz: Sí, ya acabe el informe del ultimo invento. Con permiso, nos retiramos.

Goten: Es propio, espero volver a verte de nuevo.

Danyliz: Yo también. ¡Hasta mañana, Trunks!

Trunks: ¡¡Hasta mañana!!

Leandra: ¡¡No recordaba eso!!

Danyliz: Bueno, desde ahí debiste darte cuenta de que me atraía.

Pan: No la hagan de emoción. ¿Qué más pasó?

Leandra: Recuerdo que Danyliz iba muy callada, hasta que decidí hablar:

Leandra: Danyliz, ¿no tienes nada que decirme?

Danyliz: Esteee, ¿A qué te refieres?

Leandra: Vamos, te conozco muy bien, ya te descubrí…

Danyliz: No sé de qué hablas.

Leandra: No tienes que fingir, es obvio lo que te pasa, no hay que ser un genio para descubrirlo, es bastante notorio.

Danyliz: ¿En serio? ¡Leandra, en verdad lo siento, yo sé que no debería…!

Leandra: No te preocupes, te entiendo. Deberías acercarte más a él…

Danyliz: ¿Qué?

Leandra: No creo que Goten se decepcione de ti, al contrario, eres una chica hermosa y talentosa, pobre de él si no se fija en ti.

Danyliz: Pero es que… Un momento, ¿¿GOTEN??

Leandra: Sí, sé que te mueres por él, pero cuando me haga novia de Trunks te ayudaré. No olvidaré que tú me ayudaste con mi futuro esposo.

Danyliz: Sí, claro, Goten…

Bra: ¿¿Ahora cómo le dirías a Leandra que en realidad amabas a Trunks??

Danyliz: ¡¡Ella me entiende!!

Leandra: Hubieras intentado: «Me gusta Trunks».

Pan: Vaya lío que formaron.

Danyliz: Y el que ellos también formaron. Después de que nos fuimos, a Trunks no le iba mucho mejor con Goten:

Goten: ¿¿Por qué no me dijiste que Danyliz trabajaba aquí??

Trunks: No sabía de quién me hablabas, nunca mencionaste su nombre.

Goten: Tienes razón. Pues ahora ya sabes que Danyliz fue la que robó mi corazón, estoy profundamente enamorado de ella…

Trunks: Goten, ¿no te estás precipitando? ¡La has visto sólo dos veces!

Goten: Suficiente para saber que la amo… ¡Espera! Ahora que recuerdo, me dijiste que habías contratado a una inventora que era hermosa… ¿Acaso será que…?

Trunks: Ya me descubriste. Lo siento, amigo, yo no sabía…

Goten: ¡¡¡Leandra intercedió por Danyliz!!! ¡Qué bien!

Trunks: ¿Cómo dices?

Goten: ¡Tú siempre tan generoso! Como Leandra te llamó la atención y te pareció hermosa, de seguro Leandra te pidió que también emplearas a Danyliz, y como te encantó la chica, no lo pudiste evitar… ¡¡Eres tan caritativo!! ¡Las locuras que haces por amor!

Trunks: En realidad, Goten, yo… ¡Ya me conoces! ¡El amor cambia a las personas!

Bra: Menudo problema el que tenían.

Pan: Sí. ¿Cómo decirle a mi tío que en realidad Trunks se había enamorado de Danyliz?

Leandra: Esto era un gran problema. Danyliz no quería traicionarme, y Trunks no quería hacer sufrir a Goten… pero cada día se enamoraban más y más, sin que ninguno de los dos lo pudiera evitar.

Danyliz: Cuánta profundidad…

Leandra: Ahora no me disgusta contarlo.

Bra: ¡Qué dilema!

Leandra: Después fue peor… Yo estaba yendo a todos los descansos de Danyliz para ver a Trunks, y recuerdo que…:

Leandra: Danyliz, tengo que hacerte una pregunta.

Danyliz: ¿Q-qué pasa?

Leandra: ¿No sabes si Trunks está saliendo con alguien?

Danyliz: Creo que no, ¿por qué?

Leandra: Es que no entiendo, al parecer está enamorado de otra persona. ¡No me hace caso! ¡Ni siquiera existo para él!

Danyliz: Con el tiempo…

Leandra: Tal pareciera que está enamorado de ti, sólo percibe tu presencia…

Danyliz: E-es por el trabajo.

Leandra: ¡Estoy tan celosa! Pero yo sé que no tengo de qué. Tú no lo quieres, ¿verdad?

Danyliz: Leandra, la verdad es que…

Leandra: Me sentiría tan traicionada si tú lo quisieras, que te odiaría por siempre.

Danyliz: Por eso digo que yo no siento nada por él, no te preocupes.

Leandra: ¡Qué bien! Solo quería asegurarme. Nos vemos después, trataré de conquistar a como de lugar a Trunks.

Danyliz: (Pensando) «¿Qué hago ahora?»

Bra: ¡Qué dilema!

Danyliz: ¡Tal vez si hubieras sido menos dura, yo no me hubiera visto entre la espada y la pared!

Leandra: ¡Oye! ¡Se suponía que estaba enamorada de él!

Danyliz: Bueno, después de todo, a Trunks no le iba mejor:

Pan: ¿A qué te refieres?

Danyliz: Pues…:

Goten: ¡Vamos, amigo! ¡Tú debes saber si hay otro hombre en la vida de Danyliz!

Trunks: Todo lo que hablamos es de trabajo, Goten, no mezclamos lo personal.

Goten: ¡Estoy tan celoso! ¡Tú la ves diario, hasta se me hace raro que no te hayas enamorado de ella aún…!

Trunks: Goten…

Goten: Pero yo sé que tú quieres a Leandra, así que no tengo que preocuparme, ¿cierto?

Trunks: Cierto…

Goten: La conquistaré, así tenga que luchar con QUIEN SEA por su amor.

Trunks: Es que, Goten, yo… No quería lastimarte, pero en realidad…

Goten: ¡¡Lo sabía!!

Trunks: ¿En serio?

Goten: Sí, hay otro hombre, ¿verdad? ¡Vamos, Trunks, dime quién es mi enemigo!

Trunks: ¿Enemigo?

Goten: Todo aquel que pretenda a la mujer que amo, lo consideraré mi enemigo y lo odiaré.

Trunks: ¿No exageras un poco? Es que… ¿Odiarlo?

Goten: Sí. Debes entenderme, tú quieres a Leandra. ¿Cómo te sentirías si otro la pretende?

Trunks: Supongo que no me gustaría…

Goten: ¿¿Supones?? ¡Por favor, Trunks, te aseguro que odiarías a todo aquel que se acercara a la mujer que amas!

Trunks: Goten, esto es una situación hipotética, digamos que yo me enamore de Danyliz, por cosas del destino y todo eso. ¿Qué pasaría si yo te lo dijera?

Goten: Nada…

Trunks: ¡Qué alivio!

Goten: ¡¡Excepto odiarte por el resto de mi vida, te consideraría un traidor de primera, nuestra amistad terminaría y jamás te volvería a dirigir la palabra en lo que me quede de vida!!

Trunks: ¡Cielos! Eso es mucho.

Goten: Sí, pero lo bueno es que es sólo hipotético, ¿no lo crees?

Trunks: Sí, qué bueno…

Bra: Ahora sí que estaban en un dilema…

Pan: ¿Debería arriesgarse y perder a su amigo, su hermano? ¿O debería dejar al amor de su vida? ¡Decisión difícil para Trunks!

Danyliz: Como una novela.

Leandra: Qué radicales fuimos.

Danyliz: Y recuerdo cuando me invito a cenar…

Pan: ¿¿Mi tío??

Danyliz: No, Trunks. Pero al final fuimos los cuatro:

Danyliz: Trunks, ya llegó el material que pediste.

Trunks: Ah, enseguida voy, Danyliz… ¿Puedo hacerte una pregunta?

Danyliz: ¿Qué pasa?

Trunks: Si tú tuvieras una amiga…

Danyliz: ¿Como Leandra?

Trunks: Exacto, como Leandra, y las dos estuvieran enamoradas del mismo hombre… ¿Qué harías?

Danyliz: E-en realidad dicen que no se debe arriesgar una amistad por un hombre, así que se lo dejaría a ella.

Trunks: ¿Aunque supieras que nunca más encontrarías a alguien así?

Danyliz: Aún así, no soportaría hacerle daño a alguien que quiero.

Trunks: Ya veo, tienes un gran corazón.

Danyliz: Sí, lástima que eso no otorgue la felicidad.

Trunks: Tienes razón, pero así no haces sufrir a nadie.

Danyliz: No sé si sea bueno o malo… ¿Era todo?

Trunks: Sí… ¿Te gustaría ir a cenar este viernes?

Danyliz: ¿Qué?

Trunks: Esteee, por cosas de trabajo, discutir algunas cosas… ¿Podrías?

Danyliz: ¡Sí! Digo, me encantaría…

Danyliz: Pero el recuerdo de Leandra me vino a la mente… ¿Acaso no había dicho que no quería dañarla?

Danyliz: ¿No habría inconveniente si llevo a Leandra?

Trunks: ¿¿Leandra??

Danyliz: Sí, somos muy amigas, y a ella le gustaría conocerte más.

Trunks: D-de acuerdo.

Danyliz: ¡Perfecto!

Trunks: Es más, llevaré a Goten, así también ustedes dos se conocerán más. Hacen… bonita pareja.

Danyliz: Sí… Supongo que sí.

Bra: ¡¡Wuau!! Mi hermano sí que se vio lento.

Leandra: De veras que los dos eran muy tontos.

Danyliz: ¡Hey! Todavía que lo hicimos por ti y por Goten…

Leandra: Y al final del día, la esperaba como siempre:

Danyliz: El viernes iremos a cenar con Trunks, me dijo que era algo de trabajo, y le pregunté que si podía invitarte… Así que vete preparando.

Leandra: ¿¿¿¿¿¿EN SERIO?????? ¡¡¡¡¡¡GRACIAS!!!!!! ¿Qué haría yo sin ti? ¡Por algo eres mi mejor amiga!

Danyliz: No te preocupes, conquístalo, trata de ganártelo en esa cena.

Leandra: No te ves muy bien. ¿Acaso paso algo mas? ¿Alguien te hizo algo?

Danyliz: Es sólo que no me siento muy bien, pero estoy feliz por ti.

Leandra: Si te sientes mal, mejor no vayas a trabajar mañana…

Danyliz: ¡No! Es queee, no puedo faltar, hay inventario.

Leandra: ¡Qué lastima! No importa, llegando a casa te haré un remedio para ese malestar, te sentirás mucho mejor, ya lo verás…

Danyliz: No tienes que molestarle, Leandra.

Leandra: No es molestia. Después de todo, es lo menos que puedo hacer por ti. Gracias a ti seré feliz por el resto de mi vida.

Bra: Sí, feliz a costa de la felicidad de Danyliz… ¡Qué mala!

Leandra: Pues yo no sabía nada… ¿Qué querían que hiciera?

Pan: Y Danyliz tenía que acostumbrarse a verlo solamente en la oficina… ¡Qué feo!

Danyliz: Pobre Trunks… Él pasó lo mismo que yo:

Trunks: El viernes iremos a cenar con Danyliz y con Leandra…

Goten: Amigo, amigo… Una cita doble, tienes unas ideas… ¡¡Geniales!!

Trunks: No es una cita doble, tenía que hablar con Danyliz de… trabajo.

Goten: Como sea, de todos modos es mi oportunidad de conquistarla. ¿Tú qué crees? ¿Flores o dulces?

Trunks: Los dos…

Goten: ¡Excelente idea! ¡Yo no sé porqué Leandra todavía no le hace caso a tu corazón, si eres un romántico de primera!

Trunks: (Pensando) «Tal vez porque no quiero a Leandra… sino a Danyliz»

Leandra: Y el día de la tan esperada cena llegó. Los cuatro estábamos platicando, aunque en Danyliz y en Trunks se notaba una gran tristeza, sin descubrir porqué. Goten lo notó enseguida:

Goten: Danyliz, ¿te pasa algo?

Danyliz: Me siento un poco mal… Creo que mejor me voy a mi casa.

Trunks: ¡¡No!! Lo que pasa es que…. ¡No hemos discutido nada del trabajo, sí, eso es!

Goten: Vamos, Trunks, no seas explotador, si la dama se siente mal, es mejor llevarla a su casa. ¿Me harías el honor de acompañarte?

Danyliz: Claro…

Leandra: Qué pena que tengamos que irnos.

Danyliz: Leandra, ¿podrías quedarte a hacerle compañía a Trunks? Va a decir que somos muy groseras al haber aceptado su invitación e irnos casi de inmediato.

Leandra: Es que yo…

Danyliz: Entonces nos retiramos… Hasta el lunes.

Trunks: Hasta el lunes…

Danyliz: Recuerdo que no sabía qué me daba más náuseas: la cena, el ver que Leandra y Trunks se quedarían juntos, o Goten… Lo siento, Pan.

Pan: No hay problema, sé lo que es estar con alguien que no te gusta.

Danyliz: Y al llegar a mi casa:

Goten: Llegaste sana y salva.

Danyliz: Gracias por traerme. ¿Quieres pasar?

Goten: Bueno, como estás enferma, no me gustaría causarte molestias.

Danyliz: No es molestia, aunque si me siento un poco mal como para recibir visitas.

Goten: Sí, lo imaginé. Antes de irme, ¿puedo hablar contigo?

Danyliz: ¿De qué se trata?

Goten: ¿Acaso he hecho algo que te molestara? Casi no hablas conmigo, parece que te molesto.

Danyliz: No es eso, es que…

Goten: ¿Te molesto? ¡Si te molesto, dímelo!

Danyliz: No eres tú…

Goten: Tengo que hacer una confesión… ¡Te amo! Desde la primera vez que te vi, me enamoré perdidamente…

Danyliz: De verdad es muy halagador, Goten, pero… No correspondo a tus sentimientos.

Goten: ¿Hay alguien más?

Danyliz: Sí, alguien que jamás me corresponderá…

Goten: Tal vez si me dieras una oportunidad…

Danyliz: No lo creo… Te agradezco que quieras ayudarme, pero en realidad no creo poder olvidarlo.

Goten: ¿Quién es?

Danyliz: No te gustará saberlo.

Goten: ¿Por qué no? ¿Lo conozco?

Danyliz: Más de lo que te imaginas.

Goten: ¿¿¿¿TRUNKS????

Danyliz: Sí, Trunks…

Goten: ¡Ese maldito! ¡Me las va a…!

Danyliz: No te preocupes, es un amor imposible, jamás se fijará en mí, él quiere a Leandra, y ella a él, así que no tiene caso.

Goten: ¡Dame una oportunidad!

Danyliz: Lo siento… Adiós…

Goten: ¿Por lo menos quedamos como amigos?

Danyliz: Para siempre. Te aprecio mucho…

Goten: Entonces no me fui sin nada… ¡Hasta luego!

Pan: Bueno, mi tío tiene su lado bueno.

Bra: Se dio cuenta que en el corazón no se manda…

Danyliz: Recuerdo que me recosté y después quedé profundamente dormida. Pero unos golpes a la puerta me despertaron, y cuando abrí:

Danyliz: ¿Leandra? ¿Qué haces aquí?

Leandra: ¿No me vas a preguntar cómo me fue?

Danyliz: Tienes razón, soy muy despistada. ¿Cómo te fue?

Leandra: ¡¿Y todavía me preguntas?! ¡Deberías saberlo, traidora, quita-hombres…!

Danyliz: No entiendo de qué me hablas.

Leandra: Y todavía te haces la mosquita muerta, eres una traidora, hipócrita, sólo vine a decirte que hasta aquí llegó nuestra amistad…

Danyliz: ¿¿Al menos podría saber por qué??

Leandra: ¡No te hagas la inocente! ¡Sabes perfectamente que Trunks está enamorado de ti!

Danyliz: ¿Qué? ¡Estás loca!

Leandra: ¡¡Él mismo me lo acaba de decir!! ¡Y niégame que no te sientes atraída hacia él!

Danyliz: No, pero…

Leandra: ¿¡Lo ves!? ¡Nunca vuelvas a dirigirme la palabra!

Danyliz: ¡Déjame explicarte…!

Leandra: ¡Olvídalo! ¡Hasta nunca, traidora!

Danyliz: Y así se fue mi gran amiga.

Leandra: Es que estaba muy enojada, lo tomé como una traición.

Danyliz: Estaba tan deprimida, que no sabía qué hacer, pero… ¡¡Trunks me quería!!

Bra: ¿Y qué hiciste? ¿Corriste a sus brazos?

Danyliz: No, decidí renunciar….
Bra y Pan: ¿¿¿Renunciar???

Danyliz: Sí, yo me consideraba una traidora con Leandra, así que quería
remediarlo… Y el lunes, a primera hora, renuncié:

Trunks: ¿Qué es ese papel?

Danyliz: Mi renuncia…

Trunks: ¿¿Tu renuncia??

Danyliz: Sí. No puedo seguir trabajando aquí. Lo siento, porque no te doy tiempo de buscar un reemplazo, pero no puedo continuar aquí.

Trunks: Pero… ¿Por qué? ¿Acaso algo te molesta? ¡Dime qué es, y lo solucionaremos!

Danyliz: No creo que podamos hacerlo. Gracias por la oportunidad… Por favor, fíjate en Leandra, ella es una gran chica, no merece sufrir por mi culpa…

Danyliz: Salí con grandes lágrimas de la oficina, y de nuevo a ser desempleada…

Bra: ¡Qué malo! ¡¿Cómo pudo dejarte ir?!

Leandra: Pero gracias a Goten, su amor pudo realizarse.

Goten: Hola, Trunks…

Trunks: Goten, no te esperaba.

Goten: Te haré una pregunta sincera. ¿Quieres a Leandra?

Trunks: ¿A qué viene eso?

Goten: ¡Tú contesta!

Trunks: No, no la quiero…

Goten: Ya veo… ¿Y a quién quieres entonces?

Trunks: Goten, no me hagas esto, Danyliz acaba de renunciar y no me siento con ánimos de…

Goten: ¿¿Danyliz renunció?? Pero, ¿por qué?

Trunks: Lo mismo le pregunté, y me dijo que no podía seguir aquí.

Goten: ¿Y Leandra lo sabe? ¡Hay que avisarle! ¿En qué sección trabaja?

Trunks: Goten, Leandra no trabaja aquí, y nadie te lo dijo para no lastimarte…

Goten: ¿¿Entonces quieres a Danyliz??

Trunks: Sí. Felicitaciones, debe quererte mucho…

Goten: ¿¿De qué hablas?? ¡¡Ella te quiere a TI, por eso renunció, ella creyó que tú querías a Leandra!!

Trunks: No me hagas esas bromas, Goten.

Goten: ¡¡¡¡No estoy bromeando!!!!

Trunks: ¿No bromeas?

Goten: ¡¡¡¡¡¡NO, TONTO, AHORA VE POR DANYLIZ ANTES DE QUE TE GOLPEE POR DEJARLA IR!!!!!!

Trunks: ¿Qué? ¡Esto es muy sorprendente!

Goten: ¡¡¡¡¡¡MI PUÑO EN TU CARA VA A SER LO SORPRENDENTE SI NO VAS POR DANYLIZ, MUÉVETE, MUÉVETE, MUÉVETE!!!!!!

Trunks: ¡Sí, sí, sí!

Bra: ¿En serio Goten no se había dado cuenta de la verdad?

Danyliz: No…

Pan: ¡Pero qué tonto!

Leandra: ¡Hey!

Bra: Leandra, tienes que admitir que lo es, para no haberse dado cuenta de que no trabajabas ahí.

Leandra: Es uno de sus encantos.

Bra: ¿Y? ¿Mi hermano te alcanzó? ¿Sí?

Danyliz: Sí, justo cuando llegaba a mi casa:

Trunks: ¡¡¡Danyliz!!!

Danyliz: ¿¿Trunks?? ¿Qué haces aquí? ¿Olvidé firmar algo?

Trunks: No, es que… Es que…

Danyliz: ¿Pasa algo? Te ves sofocado.

Trunks: No estoy sofocado. Bueno, sí, un poco…

Bra: ¿Sofocado?

Danyliz: Trunks me dijo que era la primera vez que corría tanto… ¡Es un exagerado!

Pan: ¿Correr? ¿No se fue volando?

Danyliz: Dijo que no pensó en eso.

Bra: Pero sigue contando, ¿te declaro ahí su amor?

Danyliz: Algo así:

Danyliz: ¿Quieres pasar? ¿Un vaso de agua?

Trunks: Ufff, gracias, estoy muy cansado…

Danyliz: ¿Qué pasa? ¿Por qué estas aquí?

Trunks: Ocupo decirte algo muy importante…

Danyliz: ¿Qué?

Trunks: Yo, yo… También yo… Yo…

Danyliz: ¿Tú qué?

Trunks: ¡¡¡¡¡¡YO TAMBIÉN TE QUIERO!!!!!!

Bra: ¿Te lo gritó?

Pan: ¿Así, nada más? ¿Delante de todos?

Danyliz: Me avergonzó un poco, estábamos afuera de mi casa.

Leandra: Pero te gustó. ¿Para qué te haces?

Danyliz: Eso sí.

Bra: Mi hermano siempre tan impulsivo.

Danyliz: Sí, eso fue muy lindo.

Pan: Y de seguro ahí fue donde lo aceptaste.

Danyliz: No.

Leandra: Qué tonta. ¿Verdad, chicas?

Pan y Bra: ¡Sí!

Danyliz: ¡Oigan! Yo lo hice por Leandra.

Leandra: Ah, sí, claro, ponme a mí en medio de tus líos.

Bra: ¿Entonces lo rechazaste?

Danyliz: No, pero tampoco lo acepté:

Danyliz: ¿Qué?

Trunks: ¡¡Lo que oíste!! ¡¡Yo también te amo!!

Danyliz: Pero yo no… Yo no debía…

Trunks: ¡Por favor! ¡Acéptame! ¡No dejes que el amor se te escape!

Danyliz: Lo siento… Yo también te amo, pero mi amistad con Leandra es lo primordial… Discúlpame, pero no quiero volver a verte jamás… Quiero que desaparezcas de mi vida.

Trunks: ¡¡Pero yo…!!

Danyliz: ¡¡Adiós y hasta nunca!!

Bra: ¿¿Le cerraste la puerta en la cara??

Pan: Pobrecito, debiste haberlo decepcionado mucho.

Leandra: ¿Eso para ti es no rechazarlo?

Danyliz: Bueno, si lo ves con una mente abierta, fue tu culpa.

Bra: Eso sí, fuiste muy mala.

Leandra: Tengan en cuenta que creía estar enamorada de él, así que en la guerra y en el amor todo se vale.

Pan: Eso no te lo discuto.

Bra: ¿Trunks fue con Leandra?

Leandra: No, fue de chismoso con Goten:

Goten: ¿Y? ¿Qué paso? ¿Ya son novios? ¡¡Cuéntame todo!!

Trunks: N-no, me rechazó…

Goten: ¿¿¿QUÉ???

Trunks: ¡¡Me rechazó!!

Goten: ¿Cómo? ¿La insultaste? ¿Te atreviste a insultar…?

Trunks: ¡No! Sólo le declare mi amor, pero ella no quiere aceptarme.

Goten: ¿Por qué razón? ¿Hay alguien de por medio? ¡Si es así, lo eliminaré!

Trunks: Sí… Leandra.

Goten: ¿Cómo que Leandra?

Trunks: Sí, Leandra está enamorada de mí, y Danyliz no quiere lastimarla, así que me rechazó por ella.

Goten: ¡¡¿¿Por Leandra??!! ¡Entonces hablaré con ella! Y a ver si luego me dices qué haces para traerlas a todas muertas, picarón.

Trunks: ¡Ay, Goten!

Goten: No te preocupes, ustedes terminarán juntos, de mi cuenta corre.

Trunks: Gracias, amigo… Pero creo que no habrá solución.

Pan: ¡Vaya, mi tío sí es decidido!

Danyliz: Desde esa plática, Leandra vino y…

Bra: ¡Espera! ¡Que Leandra nos platique lo que pasó con Goten!

Leandra: ¿Tengo que…?

Pan: ¿Acaso fue algo malo?

Danyliz: Al contrario, fue bueno. Salió regañada… Y besada.

Leandra: ¡¡¡Danyliz!!!

Bra y Pan: ¿¿¿Besada???

Pan: ¿¿Te besó?? ¡¡Qué romántico!!

Bra: ¿Cómo pudo besarte?

Leandra: Fue algo inexplicable para mí, porque desde que empezó a hacerme razonar me pareció muy atractivo, pero cuando me besó… ¡Vaya que hubo un cambio en mí!

Bra: ¿Cómo fue? ¡¡Cuéntanos!!

Leandra: Pues bien, fue una casualidad, yo iba a la Corporación a hablar con Danyliz, pero me encontré con Goten:

Leandra: ¡Goten! ¡Hola!

Goten: Hola, Leandra, qué bueno que te encuentro.

Leandra: ¿Por qué? ¿Pasa algo?

Goten: ¡Tú debes saberlo mejor que yo!

Leandra: No sé de qué me hablas.

Goten: ¡No te hagas la inocente, hablo de Trunks y de Danyliz!

Leandra: Ah, eso… ¿Qué hay con ellos?

Goten: ¿Cómo pudiste arruinarles su romance? ¡Ellos se quieren, y no hay nada que puedas hacer para evitarlo!

Leandra: ¡Eso no me importa! ¡Yo lo vi primero!

Goten: ¿Y eso qué? ¡¡¡¡ÉL NO TE AMA!!!!

Leandra: ¡¡¡¿¿¿Y QUÉ???!!! ¡¡Yo puedo hacer que cambie de opinión!!

Goten: ¡No puedes cambiar los sentimientos de los demás! ¡Es algo totalmente estúpido!

Leandra: ¡¡Mira, nadie te pidió tu opinión, así que deja de meterte en lo que no te importa, y deja de gritarme en la calle!!

Goten: ¡¡Deja de ser tan cerrada!! ¿Quieres estar con alguien que no te quiere?

Leandra: No, pero…

Goten: ¿¿Entonces?? ¡¡Danyliz y Trunks SE QUIEREN, y ninguno de nosotros podemos cambiarlo!! ¡Así que madura y dales tu apoyo! ¿O quieres quedarte sin amiga y sin Trunks? ¡Y eso que ella renunció a su trabajo sólo por ti!

Leandra: ¡¡Pero qué grosero!! ¡A mí nadie me dice lo que tengo que hacer!

Goten: Nada más te digo que si sigues así, te quedarás sola. ¡Muéstrales que los aprecias, apoyándolos, como ellos lo han hecho contigo!

Leandra: Odio admitirlo, pero algo de razón sí que tienes… Justo ahora iba a ver a Danyliz para ofrecerle una disculpa, pero fue cuando te interpusiste en mi camino y empezaste a gritarme… ¡¡Eres un pesado!! ¿¿Cómo me gritas a mitad de la calle?? ¡¡Eso es detes…!!

Leandra: Y justo ahí fue cuando me tomó por sorpresa y me besó. No fue un beso largo, pero sí muy tierno. Lo recuerdo como si fuera ayer… Cuando me soltó, sólo me dijo «Adiós», y me fue, dejándome bastante sorprendida.

Bra: ¿No lo abofeteaste?

Pan: ¡Yo lo hubiera hecho! ¡Qué atrevido!

Leandra: Entiendan que me tomó por sorpresa.

Danyliz: ¡Pero bien que te gustó! ¿O no?

Leandra: Bueno, al principio me enojé mucho, pero después me pareció verdaderamente encantador.

Danyliz: En conclusión… ¡¡Le encantó el beso!!

Leandra: Después fui a casa de Danyliz, como Goten me dijo que había renunciado.

Danyliz: Lo recuerdo:

Danyliz: ¿¿Leandra?? ¿Qué haces aquí?

Leandra: Vine a… Ofrecerte una disculpa. Por favor, perdona que haya sido tan obstinada y terca, perdóname.

Danyliz: N-no tienes que pedir perdón, yo soy la que debe hacerlo, yo te quité a Trunks.

Leandra: ¡¡No vuelvas a decir esa tontería!! ¡Trunks te quiere a ti! ¡Así que ve con él y reconcíliense!

Danyliz: ¿En serio?

Leandra: ¡¡En serio!! ¡¡Vamos, yo te acompaño!! ¡No seas tonta!

Danyliz: Pero es que yo…

Leandra: ¡¡¡¡¡¡PERO ES QUE NADA!!!!!!

Danyliz: Bueno, bueno, pero no te enojes.

Leandra: ¡¡Vamos!! ¡No perdamos más tiempo!

Danyliz: Y fue así como llegamos a la corporación. Por cierto, en la oficina de Trunks estaba Goten:

Danyliz: Trunks… Lo siento.

Trunks: ¡¡Danyliz!! No tienes porqué…

Leandra: Y ambos se abrazaron, fue muy tierno.

Danyliz: Te amo.

Trunks: Y yo a ti.

Leandra: ¡¡Qué tiernos!! ¡Yo quiero ser la madrina de boda!

Goten: No creo que quieran a alguien tan amargada como tú.

Leandra: ¿Y a ti quién te preguntó?

Goten: ¡¡Pero qué mal educada!!

Leandra: ¡Mira quién lo dice!

Trunks: ¿Estás pensando lo mismo que yo?

Danyliz: Sí, estos dos terminarán enamorados…
Leandra y Goten: ¡¡¡Pero ni de broma!!!

Leandra: Y nosotros nos casaremos primero, ¿quién lo diría?

Danyliz: Estaba escrito, pero de todos modos hacen una pareja adorable.

Bra: ¡Ya lo creo!

Pan: ¡Qué bonita historia! Lo mejor es que tuvieron que sufrir para conseguir a sus amores… ¡Eso demuestra el cariño que se tienen!

Danyliz: Claro, espero que algún día ustedes lleguen a sentir esto.

Bra: Eso si mi papá no descuartiza a mi novio.

Pan: Yo no tengo problemas con eso… Espero.

Toc, toc…

Leandra: ¿¿Quién es??

Milk: Soy yo, Milk. La ceremonia va a comenzar.

Leandra: ¡Ay, no! ¡Todavía no estoy lista! ¡Me faltan las cuatro cosas!

Danyliz: ¿Las cuatro cosas?

Leandra: A ver… Algo nuevo: Mi vestido de novia. Algo viejo: Mis aretes. Algo prestado: Esta esclava de Pan. Me falta algo azul…

Danyliz: Yo no sabía de esas cosas.

Bra: ¿De dónde sacaremos algo azul?

Danyliz: ¿Y esta flor? Me la dio Trunks, pero estoy segura de que irá bien si la ponemos en tu velo con un pasador.

Bra: ¡¡Sí!! ¡¡Qué buena idea!!

Pan: A ver, te ayudamos…

Y así, Leandra estaba lista para casarse con uno de los hombres más fuertes de todos los tiempos (me vi obligada a ponerlo así). A su vez, Danyliz y Trunks estaban listos para casarse algún día, sólo que por el momento era mejor así. Aquí termina esta historia de ¿Amor? donde pasó de todo, pero al final los sentimientos vencieron a la razón y cada loco terminó con su pareja ideal.

 

F I N


Sanando Heridas

por Eny@


Amanecía en el Flypan Yama. Gohan se revolvió entre las sábanas al sentir el contacto de los primeros rayos del sol en su rostro. Se dio la vuelta para seguir durmiendo; no tenía ningún deseo de levantarse de la cama.

Ya llevaban un mes en el castillo de su abuelo. Él los había llevado ahí, mientras se recuperaban de la enorme pérdida que habían sufrido. Era lo mejor, había dicho él; así podría cuidarlos. Chichi no se hallaba en condiciones de hacer nada, la muerte de Gokú la había sumido en una profunda depresión y necesitaba más que nunca la ayuda de todos. Ella más que nadie resentía todas las tragedias. A pesar de ser más fuerte físicamente y poseer un carácter igualmente indomable, en realidad ella era muy frágil emocionalmente.

Gohan no había corrido con mejor suerte, se había vuelto muy retraído, ya casi no hablaba, apenas comía y había dejado de sonreír. Cada día parecía portarse más huraño y grosero, cosa que lo tenía muy preocupado. Gohan siempre había sido un niño cariñoso y amable con todos los empleados del castillo cuando iba a visitarlo; recordaba que la última vez que le había visto sonreír fue cuando partió a la Capsule Corp para despedir a Trunks. Su madre ese día se había quedado; le habría gustado ir, pero su estado no se lo había permitido. Después de la crisis que había sufrido, el médico le recomendó quedarse a guardar cama.

Gohan lo recordaba, en esa ocasión tuvo que sonreír forzadamente, no quería preocupar a nadie, y mucho menos a Trunks; sabía que eso lo consternaría y no partiría tranquilo hacia su época. Durante el poco tiempo que había estado con ellos, los dos habían sido inseparables y se habían profesado un gran cariño; él había sido como el hermano menor que nunca tuvo y Gohan le había querido como a un hermano mayor.

Cuánto necesitaba de él en esos momentos, no sabía qué hacer, se sentía desesperado, enojado con todo y todos, pero más consigo mismo, por su torpeza, por haber permitido que Cell matara a su padre y todos los días recordaba esa espantosa escena, esa expresión, que jamás olvidaría; le había dado el último adiós antes de teletransportarse al otro mundo sacrificando en ello su vida y sin querer acabando con la suya; para él las cosas ya no serían iguales jamás, una parte de él había muerto junto con su padre. Salvó a la Tierra de volar en mil pedazos, pero su espíritu fue el que se destrozó; de qué servía el haber sido tan fuerte, el haber salvado un planeta si el ser más querido para él no estaba a su lado y todo porque, por su culpa, por no haberlo escuchado cuando le dijo que acabara con ese monstruo, sólo le había importado su venganza sin pensar en las consecuencias de sus actos y ahora su madre estaba sufriendo por eso. ¿Qué clase de hijo era, por haber permitido eso? Nadie había logrado convencerlo de lo contrario. Todos a su manera quisieron hacerlo entrar en razón, pero no quizo escuchar a nadie, ni siquiera a Piccoro.

No deseaba volver a casa. No quería y no tenía ninguna intención de regresar. Sabía que cuando estuviese ahí el suplicio sería peor, todo le recordaría a él, la sala, la cocina donde siempre se servía sus «pequeños refrigerios», el patio donde solía entrenar, el bosque, el lago… dondequiera que volteara, todo irremediablemente le recordaría a su padre y su error, por el que él ya no estaba ahí. Extrañaba su sonrisa, sus ocurrencias con las que hacía rabiar y reír a su madre, cosas que ya no vería más porque jamás volvería estar con ellos y todo por su Culpa.

Mientras pensaba en todo eso, dos gruesas lágrimas rodaron por sus mejillas. De pronto, alguien llamó a la puerta.

  • Joven Gohan, ¿está despierto? –llamó una alegre voz desde fuera–. Vamos, es un hermoso día. Ya es hora de desayunar, su abuelo le espera.
  • ¡No tengo hambre! –fue la brusca respuesta.
  • ¿Qué dice? Vamos, le han preparado sus platillos favoritos. Además, no está bien que se malpase, usted es muy joven todavía y debe alimentarse bien para que crezca sano y fuerte y…
  • ¡Te dije que no tengo hambre, así que lárgate!

La mujer se quedó perpleja. Era obvio que estaba empeorando y todos en Palacio estaban muy preocupados por el estado de ánimo del pequeño; ya no era el mismo de antes y la mayoría había aprendido a tenerle miedo por sus repentinos estallidos. Los pocos que se animaban a atenderle, sabían que debían tratarle con sumo cuidado para evitar una mala reacción de su parte. Pero la mujer una de las trabajadoras más antiguas de palacio, parecía no temerle y siempre tomaba todo con una sonrisa, sin hacer caso de las continuas quejas del niño.

  • No digas eso, tu abuelito no desea comer solo… y ¿sabes?, tu mamá también está abajo y desea comer contigo.

Apenas terminó de decir eso, la puerta se abrió. ¡Su mamá! Gohan salió y se fue directo al comedor apenas dando un «gracias» por respuesta. Cuando llegó, vio a su abuelo y a su madre ya sentados a la mesa. Su abuelo esbozó una cálida sonrisa al verle. Él sólo sonrió levemente y vio a su madre que también le sonreía. Se sentaron a desayunar. Todo parecía transcurrir sin incidentes hasta que una de las cocineras trajo otra fuente llena de verduras hervidas y empezó a servirles. Cuando se acercó a Gohan…

  • No quiero comer, ya estoy lleno. Gracias.
  • No digas eso, hijo. Debes comer, te hace falta. Por favor, sírvale al niño una buena porción –ordenó su abuelo.
  • ¡Que no quiero comer! ¡No me oíste!

Gyuumaoh se quedó perplejo al oírle hablarle de esa forma tan grosera, pero mantuvo la compostura. La mujer no atinaba qué hacer; ese pequeño era verdaderamente impredecible y no tenía deseos de hacerlo enfurecer y, por otra parte, Gyuumaoh era el rey y su deber era obedecerle. La mujer que le había despertado entró en ese momento y le quitó la fuente de las manos, mientras le decía a la confundida cocinera que ya se podía retirar. Chichi le tocó un hombro pidiéndole que se calmara.

  • Vamos, joven Gohan. Coma, le hará bien.
  • ¡Dije que no!

La mujer no cejaba en su empeño y trataba de ser amable, pero a cada cosa que decía, Gohan se volvía más insolente hasta que Gyuumaoh no pudo más y le gritó:

  • ¡Escúchame bien, Gohan, ésta es mi casa y yo soy tu abuelo, así que vas a hacer lo que yo diga quieras o no, así que sírvanle ahora!

Cuando la mujer se acercó a servirle, Gohan de un manotazo tiró la fuente haciendo que las verduras se esparcieran por el suelo al tiempo que le gritaba a su abuelo:

  • ¡Pues no quiero y no voy a comer!, además ¡tú no eres mi padre!

Apenas había terminado la frase cuando ¡PLAF! un bofetón casi lo tumbó. Se dolió y dirigió una furiosa mirada al atrevido que le había hecho eso, para toparse con su madre que lo miraba furiosa. Hasta ese día ella no había reaccionado de esa manera, la mayor parte del tiempo estaba callada y parecía ausente, lo que lo dejó muy sorprendido, pero también dolido, no se lo hubiera esperado y mucho menos de ella.

  • ¡Me puedes decir qué te pasa, ésa no es manera de hablarle a tu abuelo ni ha esta buena mujer, ellos lo único que hacen es preocuparse por ti, por nosotros, y deberías estarles agradecido, ya bastante ha hecho tu abuelo con acogernos en su casa para que tú lo trates de esa forma tan grosera! Así que te exijo te disculpes, ¡AHORA MISMO!

Gohan no lograba decir nada, era su mamá, pero no sabía qué hacer. Sintió cómo le faltaba el aire, tenía que salir pronto de ahí, ya tampoco soportaba estar en ese lugar; para él ya no había lugar. Y tomando aire para mantener la poca calma que le quedaba:

  • ¡¡Pues no quiero hacerlo y ya estoy harto de todos, y de esta casa, ya no quiero seguir aquí, ME VOY!!

Dicho esto último, el pequeño salió y despegó para perderse en el horizonte, dejando en la mesa a Chichi, Ox S. y a la mujer verdaderamente afligidos.

Gohan volaba con los ojos anegados en lágrimas, él jamás les había gritado así, menos a su mamá, ellos no tenían la culpa de lo que le pasaba y eso lo hacía sentir peor, pero no sabía qué hacer, no podía evitar odiarse a sí mismo, esos sentimientos de rabia y frustración parecían consumirlo. Sentía un dolor lacerante en su pecho que cada día parecía hacerse más grande, voló lo más rápido que pudo, no tenía rumbo fijo, lo único que deseaba era estar solo y quizá no volver jamás.


Ya era tarde y en el horizonte negros nubarrones anunciaban una tormenta. Chichi observaba por la ventana, buscando una señal que le indicara que su hijo venía de regreso, mientras sombríos pensamientos cruzaban por su mente: ¿Qué tal si estaba perdido? ¿Y si estaba herido? ¿Y si Cell había vuelto del infierno para arrebatarle a su hijo? No, no, eso no podía ser, su hijo no, ¿es que acaso la vida no se había ensañado suficiente con ella? ¿No había sido suficiente con que Gokú ya no estuviera a su lado? ¿Es que acaso su hijo también? ¿Qué era aquello tan malo que había hecho para merecer semejante castigo? Gohan era lo único que le quedaba, su único motivo para seguir viviendo. Era inconcebible su vida sin él.

  • Hijo, regresa por favor, te necesito –susurraba al tiempo que tocaba el frío cristal de la ventana y una lágrima rodaba por su mejilla.

Ox S. se le acercó y puso una de sus enormes manos en el pequeño hombro de su hija. Le dolía verla así, era padre y la comprendía perfectamente.

  • Perdóname por favor, hija mía. Yo tuve la culpa, no debía haberle gritado de esa manera. Lo lamento tanto.

Chichi tocó la mano de su padre.

  • No, papá, no fue tu culpa, yo soy la culpable, no debí de haberle pegado, él todavía es un niño y no puede controlar sus emociones, yo soy quien tuvo que haberse controlado y no lo hice. Qué clase de madre soy.
  • La mejor, hija, y él lo sabe, así que no te culpes, no te hace bien. ¿Por qué no vas y te recuestas? Si llega, yo te avisaré, ¿te parece?
  • No me moveré de aquí hasta que él vuelva, no importa si tenga que quedarme toda la noche aquí, lo esperaré.
  • Pero hija…
  • No insistas, papá. Tú sabes que no voy a cambiar de parecer.
  • Está bien, como tú digas, entonces me quedaré contigo también.

Padre e hija se sentaron junto a la ventana esperando el retorno del pequeño, mientras afuera la tormenta se desataba, haciendo crecer la angustia de Chichi por la suerte de su hijo. Esperaron toda la noche, pero él no llegó. Apenas amaneció, Chichi decidió salir en su busca. No sabía cómo iba encontrarlo, pero lo encontraría aunque tuviera que mover cielo, mar y tierra. Pero Ox S. no estaba dispuesto ha dejarla ir así en ese estado, y fue tras ella para impedírselo. Chichi ya había abordado el coche y estaba lista para partir cuando Ox. S. la tomó del brazo.

  • Pero, ¿a dónde crees que vas?
  • A buscar a mi hijo. Quizá esté en peligro o herido y no puedo quedarme cruzada de brazos, mientras él está quién sabe dónde.
  • ¡No, no puedes ir! ¡No dormiste en toda la noche, conducir así es peligroso!
  • ¡Peor será si me quedo!
  • Vamos, por favor, hija. ¿Por qué mejor no descansas? Mientras, yo pensaré en algo.
  • ¡No! ¡Me niego a quedarme aquí sin hacer nada! ¡Iré quieras o no! Ya estoy lo suficientemente grandecita como para saber lo que hago!
  • ¡Pues no! ¡No lo sabes! –gritó mientras le agarraba de los brazos y la levantaba en el aire para sacarla del coche.

Como se atrevía a detenerla, eso era algo que no estaba dispuesta a permitir. Su hijo era lo más importante para ella y nada ni nadie la detendría para ir en su busca, con lo que empezó a forcejear para zafarse de su agarro. Ox S. estaba sorprendido, no creía que su hija fuera tan fuerte, así que se vio obligado a llamar a varios de sus guardias para que le ayudaran a sujetarla, lo cual sólo la hizo enojarse aún más y se revolvió furiosamente para quitárselos de encima, hasta que mandó a volar de una patada en el estómago a uno de ellos, y luego a otro, impulsándose en su propio padre volvió a golpear en la cabeza a otros dos, para luego lanzar sus piernas hacia atrás, encajándoselas en el estómago a su padre, lo cual le hizo doblarse de dolor y soltarle. Apenas se vio libre, Chichi corrió, se subió de un salto al coche y arrancó. A pesar del dolor, Gyuumaoh reaccionó viendo un tronco cerca y, emulando a Tao Pai Pai, lo lanzó justo enfrente, obstruyéndole el paso, lo que obligó a Chichi a dar un volantazo que la hizo estrellarse. Aprovechando el aturdimiento de ella, Gyuumaoh corrió hacia donde estaba y, propinándole un golpe en la nuca, la dejó inconsciente. Después, tomándola en sus brazos, la metió al castillo; era mejor así. Después de dejarla en su habitación, decidió llamar a Bulma y al maestro Roshi para que le ayudaran a buscar a Gohan donde quiera que éste estuviera.


Mirai Trunks se hallaba en la terraza, no podía dejar de pensar en esos ojos y de la última vez que lo vio. Había algo extraño en su mirada. Aunque sonreía, había algo que no encajaba en él y era precisamente sus ojos, esos ojos que le resultaban tan conocidos. Él había experimentado una tristeza similar y era por ello que sabía que algo no estaba bien. No se sentía tranquilo, tenía que regresar, se lo debía.

Mirai Bulma también estaba preocupada. Desde su regreso, Trunks se paseaba mucho por el hangar donde ahora estaba guardada la máquina del tiempo. Se la pasaba la mayor parte del tiempo pensando, como si algo le inquietara. ¿Pero qué? Ya no había amenazas en la tierra, había vencido a los androides y a Cell, ahora sólo reinaba la paz, la gente había regresado poco a poco a su vida normal y empezado a reconstruir sus ciudades de nuevo, además de hacer una enorme celebración para honrar al ahora salvador del mundo, su hijo Trunks, lo cual la hacía sentirse la más orgullosa y afortunada de las madres. ¿Qué sería?, se preguntaba, y mientras cavilaba, sus ojos se toparon con un retrato muy especial. Ahí en la foto estaban los tres: Trunks, ella y Gohan, al fondo se veía un parque, y sintió nostalgia por aquellos tiempos tan felices. De repente, una idea pasó por su mente. ¿Y si era eso? Quizá extrañaba a Gohan, sabía lo mucho que le hubiera gustado a Trunks que él hubiera estado ahí para compartir con él esos momentos tan felices y celebrar, quizá le dolía el saber que eso era imposible y que ese sentimiento de culpa hubiese vuelto de nuevo, pero… no, hacía unos días se había celebrado un homenaje póstumo en memoria de Gohan y su hijo se había mostrado sereno durante todo lo que duró el evento. Él mismo había sido el que se la había pasado consolándola.

Cuando lo entrevistaron para preguntarle cómo se sentía al respecto, él les había contestado que estaba feliz, por haber salvado a la Tierra y por no haber defraudado a su maestro. Aunque él no estuviera físicamente, sabía que él, en algún lugar, lo estaba viendo y le mandaba sus mejores deseos. Él mismo le había dicho que esa paz la había encontrado al regresar al pasado y ver a Gohan de nuevo, aunque fuera con unos años menos, y siempre le estaría agradecido por ello; verlo de nuevo había sido el mejor remedio para la tristeza de su hijo.

Pero… ¿entonces qué era? Por más vueltas que le daba al asunto, no encontraba una razón lógica, y no estaba dispuesta a quedarse con la duda, así que se dirigió a la terraza. Ya era de noche y las luces de la ciudad brillaban en todo su esplendor.

  • Trunks, necesito hablar contigo.

Trunks no la oyó. El muchacho parecía ausente.

  • ¡TRUNKS!
  • ¿¡Eh!? ¡Ah! Eres tú, mamá. ¿Qué pasa?
  • Eso quisiera saber yo, qué te pasa –Bulma se acercó y apoyó sus manos sobre la mesa para quedar frente a su hijo.
  • ¿Pasarme?
  • Sí. Dime, ¿sucede algo, hijo? Desde que regresaste te noto más callado que de costumbre. ¿Tienes algún problema?
  • No, nada, mamá, todo está bien.
  • Vamos, no mientas, has estado muy extraño. ¿Es que no confías en mí? Si hay algún peligro, tú sabes que no me acobardaré. No seré fuerte, pero si muy inteligente y ya ves lo que hemos logrado. Dime qué te traes entre manos.

Mientras decía esto arqueó las cejas y acercó su rostro hasta tenerlo a unos cuantos centímetros del de su hijo con una expresión de «O me lo dices todo o ya verás». Trunks se sonrojó de súbito al ser interrogado de esa manera tan vehemente por su madre, haciéndolo sentir muy nervioso.

  • No, na-nada de eso, mamá, je,je.
  • A mí no me engañas, así que empieza a hablar, jovencito.

Mirai Trunks respiró hondo y, evadiendo a su madre, se levantó.

  • ¿Sabes, mamá? Ya no tienes nada de qué preocuparte. He tomado una decisión. Regresaré al pasado.
  • ¡¿Quéee?!
  • Sí, eso es lo que he estado pensando durante todo este tiempo, y mañana partiré –dijo mientras en su rostro se dibujaba una extraña sonrisa.
  • Pero la máquina del tiempo no está en condiciones.
  • No te preocupes, ya me encargué de eso. Bien, buenas noches, mamá. Que descanses.

Dicho esto, le dio un beso y se metió al edificio. Mirai Bulma seguía sin entender, le sorprendía el repentino cambio de humor de su hijo y ¿ahora qué traería entre manos? Pero no insistió más. Cuando a Trunks se le ocurría algo, nada ni nadie era capaz de hacerlo cambiar de opinión y, al igual que su padre, jamás revelaba los motivos de sus decisiones. Bueno, ni siquiera sus decisiones. No cabía duda, se parecía mucho a Él.

Amaneció, y Trunks y la máquina del tiempo ya estaban casi listos, pero antes tenía que hacer algo más. Mientras M. Bulma afinaba algunos detalles, él enfiló hacia un lugar que había visitado antes de su primer viaje. Cuando llegó, pudo ver una gran cantidad de flores aún frescas, depositadas por personas de distintas partes del mundo como un tributo al hombre que murió peleando por ellos y dejando en Trunks un rayo de esperanza para la Tierra, con la certeza de que él libraría al mundo de esas amenazas, esperanzas que no fueron en vano. Observó las otras dos tumbas al lado y sonrió, los padres de Gohan también habían recibido flores. «Ahora están juntos de nuevo», pensó, y se sentó junto a la tumba de su maestro. Observando a su alrededor, sintió como una extraña tranquilidad lo envolvía y lo hacía sentir sereno. Quizá nadie lo entendiera, pero en ese sitio tan lúgubre él también había hallado un poco de esa paz que tanto había necesitado. Quien sabe por qué, pero así era. Mientras, meditaba en lo que iba a hacer, ordenando sus ideas. Era necesario el asunto. Así lo ameritaba. Después de ello, Trunks se levantó y elevó una pequeña oración frente a la tumba de su amigo y maestro:

  • Gohan, gracias por todo lo que hiciste por mí y mi mamá, por tus enseñanzas, por tu amistad, te debo mi vida y creo que ya va siendo hora de que empiece a pagar un poco esa deuda que tengo contigo. Sé que es lo menos que puedo hacer por ti, así que deséame suerte… hasta pronto, amigo –y haciendo un ademán de despedida, emprendió el vuelo hacia la C. Corp. Y hacia el pasado.

Piccoro, Krilin y los demás guerreros Z, incluyendo a Vegeta, habían emprendido la búsqueda de Gohan. Recorrieron todo el planeta, pero nada, parecía que la tierra se lo hubiera tragado. Para colmo, no podían sentir su Ki, Gohan había tenido el cuidado de apagarlo. No sabían qué más podían hacer, pero continuaban buscando, no podían regresar sin él. Por su parte, Vegeta había decidido ir solo. No tenía la más mínima intención de ir con esos sujetos tan desagradables como él los consideraba. Tenía otros medios y la ventaja de ser Sayajin al igual que ese niño y sólo entre sayajines se entenderían. Él no podía permitir que ese niño se siguiera comportando así, eso era inadmisible para él, un sayajin jamás debía llorar ni mostrarse débil ante los demás por mucho dolor que éste sintiera. Que le tuvieran lástima a un Sayajin, por muy mestizo que fuera, era algo que lo enfermaba. Así que él tendría que ponerle fin a eso. Pero primero debía encontrarlo antes que los demás y si no podía hacerlo mediante el Ki, entonces lo buscaría como antaño en sus tiempos de soldado lo habría hecho, con lógica y olfato.

  • ¿A dónde iría si deseaba estar completamente solo y sin nadie que lo importunase? Mmmmmh, pues lo más seguro que a una isla o montaña lejana –pensaba mientras se frotaba la barbilla–. A esos lugares iba cuando no deseaba la compañía de nadie.

Según lo dicho, él había enfilado hacia el Sur y hacia allá se dirigió, concentrándose en captar su olor o alguna pista que lo llevara hacia él. Sobrevoló el mar durante largo rato, volando lo más bajo posible al divisar varias islas y cuidando de no quedar atorado entre las ramas (qué estúpido se vería el príncipe de los sayajin vuelto de cabeza entre varios árboles, ¡qué humillante!, pensaba), pero nada. Continuó hasta que divisó tierra y más allá unas enormes montañas, algunas casi tan altas e imponentes como la torre Karín. Se internó entre ellas y decidió elevarse un poco más, quizás estuviera en la cima de alguna de ellas. Grandes ráfagas de viento se colaban por las grietas y entre las montañas para terminar golpeándole en la cara, pero nada, ni una señal de él, y descendió de nuevo; de repente, las montañas se abrieron a su paso y distinguió un valle que le resultó muy familiar. Siguió más adelante, estaba completamente despoblado, cuando de repente cayó en la cuenta de donde estaba, ¡era el valle cercano adonde se había realizado el Cell Game! Volando más bajo, se concentró. Quizás estuviera aquí y algo le decía que así era. Pasó un rato, ya pronto llegaría al lugar exacto. Cruzó entre dos enormes rocas y ahí estaba el valle, mudo testigo de aquella batalla, y su sorpresa fue mayor cuando descubrió en medio del cráter donde estuviera la plataforma a ¡Gohan!

Se detuvo repentinamente y descendió casi a su lado. Ahí estaba sentado, y parecía no haberse percatado de su presencia. Tenía la vista perdida y se notaba que había llorado. Al ver que no se movía, Vegeta pateó una piedra que se estrelló en una de sus piernas. Gohan al punto reaccionó, se quedó sorprendido al verlo y de un salto se incorporó.

  • ¡Señor Vegeta! ¿Qué hace aquí? ¿Cómo me encontró?
  • Tengo mis medios –dijo mientras se acercaba a él.
  • ¿Qué quiere? –le preguntó en tono desganado. Sabía a lo que venía y él no estaba con ánimos de oír sermones.
  • ¡Saber qué demonios te pasa! ¡Ya es hora de que te empieces a comportar como el guerrero sayajin que eres!
  • Y eso a usted qué le importa –Eso era lo único que le faltaba: que Vegeta fuera a reclamarle.
  • ¡Mucho! ¡Ya estoy harto de verte actuar como una niñita llorona!
  • ¡Y yo ya estoy harto de que me molesten! ¿Por qué no me dejan en paz?, y-yo sólo soy un niño tonto.

Gohan ya no pudo continuar. Sintió un enorme nudo en la garganta. Evitando la mirada de Vegeta, comenzó a llorar. A este último le enfureció su reacción, no podía dejar que se diera por vencido así como así, se las debía y tenía que pagárselas. Ese niño era el ser más poderoso del universo en esos momentos, un contrincante con el cuál tenía que medirse. Lo había humillado en el Cell Game y tenía que demostrarle que él era el más fuerte.

  • ¡¡Déjate de lloriqueos y demuéstrame tu poder!!

Diciendo esto último, lo obligó a levantarse de un tirón y lo empujó.

  • ¡Vamos, qué esperas! ¡PELEA!

Vegeta se alejó y se puso en posición de combate. Gohan ni siquiera se movió. Seguía en la misma posición con los brazos caídos y la vista clavada en el suelo. No parecía dispuesto a más, lo que exasperó a Vegeta como nunca. Cómo odiaba a los débiles de carácter. Y sin más, empezó a gritarle.

  • ¡Qué, piensas quedarte como idiota todo el maldito día! ¡Vamos, pégame o es que me tienes miedo! ¡Eres igual que el imbécil de tu padre! ¡¡Sí, él era sólo un imbécil, un maldito cobarde que SE SUICIDÓ POR IDIOTA, pero qué más se podía esperar de alguien que sólo tiene aire en el cerebro y que…!!
  • ¡¡YAAAA, YAAAAAA, CÁLLESE!!

Vegeta ya no pudo terminar la frase, porque un fuerte puñetazo lo mandó a tierra. Con eso le había bastado a Gohan.

  • ¡¡CALLATE!!, NO PERMITIRÉ QUE SIGAS INSULTANDO A MI PADRE, ¡¿ME ENTENDISTE?!

Vegeta se incorporó, satisfecho del resultado. Vio a Gohan colocarse en posición, lo había sorprendido, pero le enseñaría quién era él, así que agregó:

  • Vaya, ya era hora de que reaccionaras. Pues bien, a pelear. Quiero que me demuestres todos tus poderes a menos que quieras que siga diciendo todo lo que pienso del imbécil de Kakarotto.

Gohan apretó puños y dientes, eso era para sulfurarse. Vegeta elevó al máximo su poder, era el inicio de una gran batalla.

  • Muy bien, si eso es lo que quiere. –terminó diciendo el pequeño.

Al momento concentró toda su energía y en cuestión de segundos alcanzó el nivel de SSJ2, dejando completamente sorprendido a Vegeta. No creía que ese niño pudiera elevar en tan poco tiempo su poder de pelea para obtener ese nivel, y sin más se lanzó contra él, quien apenas alcanzó a cubrirse. Gohan empezó a propinarle varios puñetazos que lo hicieron retroceder, la velocidad a la que peleaba era en verdad impresionante, no le daba tiempo de nada. Cuando creyó que podría atacarlo, el pequeño lo sorprendió al propinarle un rodillazo en el estómago que le sacó el aire, acto seguido le tomó de una pierna y salió disparado hacia el cielo, haciendo una vuelta en U regreso a tierra y lo azotó con todas sus fuerzas contra el duro suelo, que se hizo añicos con el impacto. Gohan parecía no dispuesto a dar tregua. Vegeta trató de incorporarse, pero apenas lo hizo, el chiquillo le propinó una patada en las costillas que lo lanzó hacia un lado, dejándolo boca abajo. El dolor que le sobrevino era muy fuerte. No podía creerlo, ese niño peleaba como jamás creyó. En cuestión de segundos lo había dejado en ese estado. Al alzar la vista vio que Gohan ya estaba sobre de él y encendió un Energy Dan que colocó cerca de sus ojos. Vegeta pudo ver su expresión, estaba decidido a matarlo, esa miniesfera era más letal de lo que parecía, ahí estaba concentrado su máximo poder y si el así lo deseaba lo desintegraría en el acto. El SSJ2 era en verdad un nivel impresionante, pero por sobre todo le había impresionado la capacidad de reacción de ese niño a pesar de su estado de ánimo. No encontraba modo de evitar el golpe, al mínimo movimiento él lo haría pedazos con ese ataque, era muy veloz y ya le había demostrado que podía anticipar todos sus movimientos.

  • Maldita sea –murmuraba Vegeta. Ese niño estaba fuera de su alcance. lo observó con furia y gritó–: ¡¡Va…vamos, mocoso idiota, acaba de una vez!!

Nunca pediría piedad, eso era algo inconcebible para el Príncipe de los Saiyas. Si iba a morir, sería con la frente en alto.

Lejos de eso, Gohan lanzó la esfera hacia otro lado, abriendo un enorme cráter. Acto seguido, volvió a su estado normal y, dándole la espalda, se encaminó al borde del primer cráter donde Vegeta lo había encontrado y se quedó parado contemplando el valle. La pelea había terminado tan abruptamente como había empezado. Vegeta, por su parte, no daba crédito a lo que había pasado –»pero qué se creía ese chiquillo insolente al hacerle eso»–. Se incorporó, dispuesto a continuar la pelea; nadie lo humillaba así y se quedaba tan tranquilo. –»Idiota»–. Hubiera preferido mil veces que lo matara. Se abalanzó sobre Gohan, propinándole una patada en la espalda que lo lanzó dentro del cráter, fue tras él, pero se detuvo. El niño se hallaba inmóvil. Lo observó incorporarse a medias y quedar sentado de nuevo.

  • ¡Pero qué te pasa! –le preguntó, y tomándolo por la camisa empezó a agitarlo mientras le reclamaba–: ¡¿Es que no tienes orgullo?! ¡Vamos, pelea, quiero derrotarte! ¡¿Por qué no dejas de autocompadecerte y te pones a entrenar como es debido?!

Al no verle reaccionar, Vegeta lo lanzó furioso. Gohan sólo se levantó y se sentó de nuevo como si nada.

  • ¿Por qué?
  • ¿Eh? ¿Por qué qué demonios?
  • ¿Por qué quiere que entrene? ¿Para qué? Al fin y al cabo sería lo mejor, ¿no? Incrementaría su poder y me superaría, sería el más fuerte, ¿no es eso lo que quiere?
  • Tú no entiendes nada, de esa manera para mí no vale la pena. Mi objetivo es convertirme en el ser más poderoso del universo, superar a todo aquel que se diga más fuerte que yo y tú eres un obstáculo a vencer.
  • Sólo eso –Gohan bajó la cabeza triste.
  • ¡¡¿»Sólo Eso» has dicho?!! Esa es mi razón de ser.
  • Dígame… ¿y no le interesa nada más que eso?
  • No –le respondió secamente.
  • ¿Ni siquiera su familia?

Vegeta esta vez calló y ahora que tenía que ver su familia en esto. Gohan continuó al ver que él se había quedado callado.

  • Me gustaría ser como Usted.

Ahora sí que estaba sorprendido, en su vida hubiese esperado que él le dijera semejante disparate. Gohan siguió hablando con un tono de voz apenas audible:

  • Para que sólo me interesara ser el más fuerte, sin importarme qué le pasara a los demás, así quizá no estaría sintiéndome como me siento ahora, al contrario, creo que estaría contento por ser tan fuerte y haber derrotado a un enemigo tan poderoso como Cell, pero… la verdad es que no es así…

Gohan estrujó la tela de su pantalón como si estuviera apunto de desgarrarlo, mientras apretaba sus ojos como intentando que sus lágrimas no escaparan más, para terminar con un tono de enorme amargura en su voz:

  • Al final de cuentas eso NO SIRVE DE NADA, porque aunque sea el más fuerte del universo eso no le devolverá la vida a mi papá, eso no cambia en nada las cosas ni las cambiará ¡JAMÁS!

Apenas terminó de decirlo, Gohan se encogió y comenzó a llorar esta vez con más fuerza, Vegeta no atinó a decir ni hacer nada, podía percibir la tristeza de ese niño hasta en el aire, recordó cuando Cell mató a Trunks y lo que sintió, fue una experiencia verdaderamente dolorosa y también fue la primera que vez que supo qué era perder a un ser querido, comprendiendo en toda su magnitud las razones de Gokú para luchar de esa manera, no sólo por el placer de pelear con alguien más fuerte, sino para proteger a los que más amaba. Volvió a fijar su vista en Gohan y recordó su dolor ahora reflejado en él, sólo él sabía lo que había sentido y sólo él lo sabría; decidió no insistir más por ahora, respetaría su dolor. Se sentó en una roca cercana y se quedó un rato sin decir palabra, como guerrero sayajin había aprendido a respetar el silencio del compañero y en esos momentos las palabras salían sobrando.

De pronto percibieron varios Ki que se acercaban, seguramente eran los demás guerreros.

  • Deben ser esos tontos –murmuró Vegeta mientras se incorporaba.

Gohan también los había sentido. Lo que menos deseaba era ver a más gente y tener que oír más regaños; y como si le hubiera leído el pensamiento, Vegeta inesperadamente le dijo:

  • No los quieres por aquí, ¿verdad?

Gohan negó con la cabeza, perplejo. Su rostro se hallaba bañado en lágrimas.

  • Bien, me desharé de ellos. –Y emprendió el vuelo. No se había alejado mucho cuando Gohan le gritó. Vegeta volteó, para encontrárselo de pie y con una ligera sonrisa dibujada en el rostro.
  • Gracias, Señor Vegeta.
  • ……

Él sólo le hizo una seña de despedida, y se fue mientras pensaba: «Sólo por ahora, pero tienes una cuenta pendiente conmigo».


Trunks hacía rato que había llegado. Había estado en el Flypan Yama, pero no había encontrado a Gohan y Gyuumaoh lo había puesto al tanto de los últimos acontecimientos. Después había ido a ver a su mamá y a Chichi, le preocupaba su estado, la consideraba otra madre para él, y quien sin más se había desahogado con él mientras le contaba lo sucedido y le pedía que por favor encontrara a su hijo.

  • No te preocupes, tía Chichi, te prometo que lo encontraré y regresaré con él sano y salvo.
  • Gracias, hijo, te lo agradezco.

Eso le había prometido antes de salir por la ventana y emprender el vuelo.

Mientras volaba, pudo percibir el ki de los demás guerreros que venían de regreso. Desafortunadamente no percibió el Ki de Gohan entre ellos, aunque quizás supieran algo de él, pensaba.

Todos los guerreros se sorprendieron al verlo y preguntaron si no había problemas de nuevo, aclarando cómo estaban las cosas, aunque quedó más sorprendido al ver a su padre entre ellos, no sin antes reparar en sus ropas, que se hallaban desgarradas.

  • Papá, ¡qué haces aquí! –preguntó sin poder disimular la alegría que le causaba verlo de nuevo.
  • Como ves, buscando al hijo del inútil de Kakarotto –dijo mientras esbozaba una pequeña sonrisa; a Vegeta también le daba gusto verlo.
  • Oye, papá, y ¿cómo está?
  • Digamos que…

Antes de que pudiera decir algo, Krilin lo interrumpió:

  • Pues anímicamente mal, pero físicamente como nunca, nada más fíjate la paliza que le puso a tu padre por impertinente. ¡Ja, ja, ja, ja!

(Todos con gota en la cabeza)

  • El único impertinente que veo por acá es a ti, Krilin –menciona por lo bajo Piccoro (y cómo no, si se atrevió a hablarle así a ¡Vegeta!)
  • ¡¡QUÉ INSINUAS MALDITO INSECTO, CÓMO TE ATREVES A HABLARME ASÍ, A MÍ, AL PRÍNCIPE DE LOS SAYAJIN!! SERÁ MEJOR QUE CIERRES TU ESTÚPIDA BOCA, O ME VERÉ OBLIGADO A MANCHARME LAS MANOS CONTIGO, GUSANO.

Al ver su mirada asesina tan típica de él, Krilin traga saliva. Sabe que en un arranque, este tipo SÍ sería capaz de borrarlo del mapa sin más.

  • ¡Gulp! Je je, está bien, no tienes porqué enojarte, Vegeta.
  • ¡¡Calvo Idiota!!

Los demás sólo desvían la mirada hacia el cielo. Krilin y sus brillantes comentarios… sería mejor que mantuviera la boca cerrada si es que quería seguir vivo y cumplir su sueño de casarse. Trunks mira apenado la escena, su padre jamás cambiará.

Olvidándose de Krilin (reconsideró, no era necesario perder su valioso tiempo con él), Vegeta continúa:

  • Y si quieres hablar con él, es mejor que regreses por donde has venido. Como le dije a estos cretinos, él no quiere hablar con nadie.
  • Entiendo, pero a eso he venido y no pienso retractarme. Así que nos vemos luego, papá.
  • Haz lo que quieras.
  • Gracias.

Piccoro le puso una mano en el hombro.

  • Bien, lo dejamos todo en tus manos. Tu padre dice que está en el Valle donde se realizó el Cell Game. Suerte.
  • Gracias, Señor Piccoro. Hasta pronto, amigos.

Trunks levanta un pulgar como seña de que todo estará bien y enfila hacia el valle. A Vegeta le enorgullece el carácter de su hijo, no deja que nada ni nadie influya en sus decisiones. Definitivamente se parece a él.


Gohan se hallaba absorto en sus pensamientos, cuando sintió un Ki familiar dirigirse a él. Se levantó para percibirlo mejor. No podía ser, pero era él, sintió cómo su corazón se aceleraba y una inexplicable alegría inundó su corazón cuando lo vio aparecer en el horizonte; quizá no deseara la compañía de nadie, pero con él era diferente. Siempre se había sentido a gusto a su lado y se entendían bien, pero ¿qué hacía aquí? ¿Acaso él sabía lo que le estaba pasando? Vaya, eso quería decir que como actor era pésimo o quizá los demás ya lo habían puesto al tanto; aunque al final de cuentas, eso ya no importaba.

El muchacho aterrizó frente a él. Durante largo rato se miraron sin pronunciar palabra, pero en sus expresiones podían decírselo todo sin necesidad de éstas. Se habían extrañado mucho y Gohan le necesitaba tanto en esos momentos. A Trunks sólo le había bastado verlo para corroborar sus sospechas.

  • Gohan, ver por favor –le dijo mientras le tocaba el hombro y se elevaron para sentarse en una de las rocas cercanas. Mientras veían el horizonte, y los dos chicos eran alumbrados por los últimos rayos del sol, Trunks trataba de ordenar sus ideas.
  • Dime, Gohan, aquí has venido todo este tiempo, ¿no es así?
  • ¿Eh? ¿Cómo lo sabes?
  • Bueno, tu mamá me contó que la mayoría de las veces te ibas todo el día y regresabas por las tardes. Además, mi padre te encontró aquí.
  • Ah, por eso. Es extraño, ¿verdad?
  • No, no lo es. ¿Pero a ti qué te hace venir aquí?
  • Sabes, me gusta estar aquí, éste fue el último lugar donde estuvo mi papá, aquí lo vi por última vez, aunque cada vez que estoy aquí termino recordando todo lo que sucedió con Cell, la batalla, el rostro de mi padre y esa sonrisa cuando se despidió de mí para siempre y termino sintiéndome peor que antes. A pesar de ello, no puedo dejar de venir, porque aunque estar aquí me hace sentir tan mal, es el único lugar en todo este planeta en el que me siento a gusto también. Es muy extraño.
  • Te entiendo, y no, no es extraño. Yo alguna vez me hallé en tu lugar, pero vencí ese dolor y sigo aquí.
  • Sí, pero no soy tú. Yo no tengo tu misma fuerza, tu vida fue muy dura por todo lo que esos androides hicieron y pasaste por muchas más cosas difíciles. Yo, en cambio, he vivido la mayor parte de mi vida con tranquilidad, sin preocuparme de casi nada, todo lo he dejado en manos de los demás, siempre he sido un niño consentido y débil, he tenido la ventaja de tener las Esferas del Dragón, siempre había la esperanza de revivir si alguien moría, jamás supe lo que era enfrentarse a la muerte de la misma forma que tú, hasta ahora.
  • Quizás tengas razón, pero también has pasado por cosas difíciles. No deberías subestimarte y darte por vencido tan fácilmente, eres más fuerte de lo que te imaginas.
  • Es que no entiendes, era mi papá, confió en mí y lo defraudé. Creyó en mí como nadie y por mi culpa está muerto y jamás volverá, ¿es que no lo ves? Fallé, le fallé a todos.
  • Sí, pero entiende por favor, eso ya pasó, con lamentarte no remediarás nada.
  • ¡¡¿Y qué quieres que haga, que lo olvide?, ¿tú crees que es fácil?!! ¡¡PUES NO, NO LO ES!!

Gohan se levantó repentinamente, al verlo tal alterado, Trunks trató de calmarlo y suavizó el tono de su voz; por lo que Gyuumaoh y Chichi le habían dicho, la muerte de Gokú le había afectado mucho, pero no creía que tanto. Debía ser más cuidadoso.

  • No, por favor, Gohan. Escucha, yo no quise decir eso, cálmate por favor.

Pero Gohan no lo escuchó:

  • No me calmaré. Tú no sabes nada. ¡NADIE SABE COMO ME SIENTO, NADIE ME ENTIENDE!
  • Pe…pero Gohan, no tienes que ponerte así, disculpa.
  • ¡VETE! ¡NO QUIERO ESCUCHARTE! ¡ERES IGUAL QUE LOS DEMÁS!
  • Gohan, yo…
  • ¡¡YA BASTA, YA ESTOY HARTO!! ¡¡CREÍ QUE TÚ SÍ ME ENTENDERÍAS, PERO NO ES ASÍ, VETE, DÉJAME SOLO!!

Trunks apretó los puños y cerró los ojos. Hasta ese momento había tratado de ser amable y comprensivo con Gohan, le había hablado con tranquilidad pensando en que de esa manera él se sentiría en confianza y platicarían mejor, pero parecía no estar dando resultado. Entre más amable se portara Gohan, se ponía peor y seguía lamentándose de su desgracia y eso era algo que él no iba a soportar. El joven saiya no resistió más. Encarando a Gohan:

  • ¡¡¿PUES SABES?, QUIENES DEBERÍAN ESTAR HARTOS SON LOS DEMÁS, TU MADRE Y YO!! ¡¡SE NOTA QUE TE GUSTA SER LA VÍCTIMA ¿NO?!! ¡¡QUÉ CÓMODO, TÚ TE LAMENTAS, NO HACES NADA Y TODOS LOS DEMÁS AL CARAJO ¿NO?!! ¡¡QUÉ FÁCIL Y CÓMODO, ¿VERDAD?!! ¡¡TE GUSTA QUE LOS DEMÁS SE LA PASEN PREOCUPÁNDOSE POR TI MIENTRAS TÚ SIGUES EN TU PAPEL DE VÍCTIMA Y SI ESPERABAS A QUE TE DIJERA QUE ESTABA BIEN LO QUE HACÍAS PUES TE EQUIVOCAS, PORQUE NO LO ESTÁ!!

Gohan lo mira perplejo, nadie le había hablado de esa manera, todos habían sido amables y considerados con él y nadie le había reprochado su conducta. Hasta el Sr. Piccoro. y Vegeta, que después del incidente de hacía un rato no volvió a insistir. No hubiera esperado esa reacción de Trunks, de él menos que de nadie y trató de defenderse.

  • ¡¡Pero tú no entien…!!
  • ¡¡YA BASTA!! ¡¡No me digas que no sé nada, claro que lo sé, hace tres años en mi tiempo un par de malditos androides mataron a Mirai Gohan!!

Gohan se quedó estático, la muerte de ese guerrero, su muerte, de la que Trunks se negó a darle más detalles. Durante el tiempo que permaneció en su línea temporal, a nadie le platicó acerca de ese suceso que lo marcó e influyó a que él viniera a esta época. Silencioso, esperó a que él continuara. En sus ojos pudo percibir su dolor y su gran tristeza.

  • Ellos lo mataron sin piedad, sin importarles lo que provocaran con su muerte, sin importarles que nos quitaran la esperanza de un mundo mejor. Dime cómo crees que me sentí, tenía 13 años cuando él fue asesinado, no sabes lo que fue para mí encontrar su cuerpo mojado por la lluvia, muerto en un charco de agua y sangre. Cómo quise que todo eso fuera una maldita pesadilla, pero no lo era. Quise morirme, esa vez sentí que por dentro todo mi ser se hacía pedazos y una enorme rabia empezaba crecer en mi interior. Mirai Gohan era una parte de mí que ya jamás iba a volver. Cómo maldije ese día, a ese par de malnacidos y cómo me maldije a mí mismo por no haberme dado cuenta de lo que él planeaba hacer, por no haberlo ayudado.
  • Trunks…

Trunks se detuvo un momento en su relato para tomar aire, le era difícil rememorar esos sucesos tan dolorosos. Pero ya no había marcha atrás, lo había dicho. Más calmado, continuó:

  • Él no fue sólo mi maestro, fue mi único amigo, hizo todo lo que pudo para que alcanzara mi estado de SSJ, un nivel que jamás vio y que tuve la desgracia de lograr cuando murió. ¿Sabes?, no sólo viví un infierno de 3 años después de su muerte, también se lo hice vivir a mi madre, ¿que no te das cuenta? En estos momentos, allá en el Flypan Yama, tu madre también está pasando lo mismo y yo no quiero que ni ella ni tú sufran de esa manera, tienes tanto por delante y me niego a que tengas que vivir todo lo que yo viví.

Gohan sólo lo observaba, en su rostro había una tristeza enorme y una verdadera angustia. Estaba sorprendido por esa revelación, Trunks sólo le había mencionado unos detalles de su muerte, pero siempre evitó hablarle de lo que había sentido. En aquella ocasión, él había decidido no insistir más por temor a hacerlo sentir peor, sólo brindándole a su manera el consuelo de darle el perdón en nombre de Mirai Gohan. Sus pensamientos se vieron interrumpidos por el muchacho.

  • Sabes… en esos 3 años entrené muy duro. El único objetivo que me daba el deseo de seguir vivo era matarlos y así vengar la muerte de Mirai Gohan, ya nada me importaba más que eso, entrenaba hasta terminar extenuado, sometiéndome a las peores condiciones. No medía las consecuencias y varias veces estuve a punto de morir. Mi madre siempre estuvo ahí, vivía angustiada por mí y sólo Dios sabe lo que tuvo que pasar por mi culpa, y sin decírmelo creó la Máquina del Tiempo. Ella no quería ver cómo su único hijo se suicidaba. El día que fui tras ellos, ella me dio esa opción, volver al pasado y evitar la desgracia o irme tras esos sujetos y acabar con toda esperanza de tener un futuro, pero a mí no me importó, estaba tan preocupado con mi venganza que me olvidé de ella y de que también estaba sufriendo, y tú lo estás haciendo, tu mamá no sólo ha perdido a su esposo, sino que está perdiéndote a ti también o ¿es que acaso crees que ella no siente? ¿O ya no te importa?
  • Yo… yo no sé… Sí me importa, pero…
  • Gohan, no hay peros que valgan, el pasado ya se fue, pero tienes un presente y puedes hacer mucho más de lo que crees. Cuando fui a pelear contra esos monstruos, fracasé. Gracias a Dios, sobreviví, pero por poco y estuve a punto de echar a perder todo aquello por lo que Mirai Gohan peleó. Durante mi recuperación reflexioné sobre muchas cosas, y platicando con mi madre entendí por fin porqué él se sacrificó por mí. No fue sólo por salvar mi vida, sino porque él creyó en mí como la esperanza de salvación para nuestro mundo, tuvo más fe de la que yo mismo me tenía y me lo demostró de esa manera, y tu padre hizo lo mismo por ti, Gohan. Creyó con todo su corazón y no se equivocó: la Tierra sigue aquí gracias a ti.
  • Pero, ¿y su vida? ¿Dónde queda su vida? Yo sí tenía el poder suficiente para haberlo salvado y no lo hice, -¡snif!-

Gohan estaba a punto de llorar de nuevo, cuando sintió el brazo de Trunks rodeándole.

  • Gohan, ¿tú querías que tu papá se muriera?
  • No, jamás.

Gohan puso una cara de total consternación.

  • Vamos, no me malinterpretes. Si te digo esto, es porque quiero que entiendas que ésa jamás fue tu intención. Yo sé, al igual que todos los demás, que tú hubieras dado tu vida por él.
  • Sí, pero no sirvió.
  • No, no es así. No eres Dios para saber qué es lo iba a suceder, date cuenta de ello. Jamás quisiste eso, nunca lo hiciste a propósito y eso es lo que en verdad cuenta. Nadie te está culpando por ello, el único que se culpa eres tú mismo y nadie más. ¿O es que quieres decir con eso que tú no perdonas?
  • ¡¡Qué!! ¡¿Perdonarte yo?!
  • Sí, por no haber salvado a Mirai Gohan. Aunque tú digas que me perdonas, quizá él no.
  • ¡¡No digas tonterías!! Mi mundo y el tuyo se formaron cuando mi papá murió por esa enfermedad del corazón y hasta antes de esa muerte, Mirai Gohan y yo éramos uno solo, y lo seguimos siendo en cuanto a sentimientos. «Uno Solo», todo lo que él hizo, yo también lo hubiera hecho.
  • ¿De veras?
  • Él no tendría nada que perdonarte. Nada. Para nosotros están primero nuestros seres queridos, verlos felices es lo más importante. Antes que nosotros mismos están ellos, siempre. Él sintió el mismo cariño que yo siento por ti, sé que murió feliz porque su sacrificio valió la pena y sé también que hasta el último momento te recordó así, con cariño y sin rencor. ¡Y si yo tuviera que morir por ti, lo haría sin dudarlo!
  • Entonces, ¿por qué no te convences de eso tú mismo?
  • ¿Qué?
  • Sí, Gohan. Tú y tu padre tienen el mismo corazón, aman con todas sus fuerzas y dan todo por los demás. Él hizo exactamente lo mismo por ti, porque eras SU hijo, y no sólo por eso, también lo hizo por la Tierra, porque en este planeta también vive la mujer que más amó en su vida, también murió por ELLA y te dejó la responsabilidad de cuidarla y protegerla en su lugar. Gohan, cuando vine aquí, encontré la paz que tanto necesitaba al verte y saber que en verdad me has perdonado, me dan un alivio aún más grande, tu padre no te perdonará porque no tiene nada de que perdonarte. Quien debe perdonarse eres tú mismo. Durante todo este tiempo, el único que se ha culpado eres tú, te odias a ti mismo y piensas que los demás te odian cuando no es así. Quizá tú no puedas ver a tu padre de nuevo, pero has lo que él tanto hubiera deseado que hicieras.
  • ¿Lo que hubiera deseado?
  • Sí, que fueras feliz, que nunca te rindieras y que cuidaras de su esposa, de tu mamá, que ahora te necesita más que a nadie en este mundo. Él no murió para hacerte sentir miserable, lo hizo porque te quiso y te quiere, por darte un futuro. Y lo que tienes que hacer si quieres encontrar la tranquilidad que tanto necesitas es simplemente: PERDONARTE A TI MISMO.

Trunks calló y dejó de abrazarle, para ver el efecto que le habían causado sus palabras.

Una tormenta se desataba en el interior de Gohan, asimilando cada una de las palabras de Trunks, su tragedia, su padre, él, la similitud entre sus sentimientos, sus madres; sintió como si le quitaran una venda de los ojos, ¿cómo era posible?, ¿cómo pudo ser tan egoísta? Estaba tan ocupado lamentándose que no pensó que también ella estaba sufriendo y que los demás también sufrían. Había olvidado esa promesa por completo y, lo peor, la había olvidado a ella. ¿Qué pensaría su padre de él? Trunks, que pareció adivinarlo, le puso una mano en el hombro y le dijo:

  • Vamos, ánimo, no todo está perdido, estás a tiempo y tienes toda una vida que vivir –mientras le esbozaba una cálida sonrisa.

Era como si le hubieran quitado un enorme peso de encima. Respiró hondo y emitiendo algo así como un pequeño gemido se abrazó a Trunks fuertemente y rompió a llorar de una manera que lo hacía agitarse y agitar a Trunks también. Pero este llanto era distinto, no era de dolor o frustración, era de felicidad y de alivio, por encontrar esa tranquilidad y esa paz que tanto había deseado, era como si a través de Trunks su padre se hubiera comunicado con él y le hubiese dado el consuelo que tanto necesitaba.

  • Gracias, Trunks, gracias por estar aquí, gracias por venir, gracias… –le repetía una y otra vez entre sollozos.
  • Ni lo menciones. –Y agregando algo que Gohan ya no alcanzó a oír–: «Te lo debía, Sensei Gohan».

Y así, unidos en un fraternal abrazo, Gohan encontró la paz que tanto necesitaba, y Trunks la felicidad de compensar un poco a la persona que tanto había hecho por él.



Anochecía en el Flypan Yama y a lo lejos los dos chicos distinguieron las luces del pueblo y el castillo. Todos se hallaban afuera, sorprendidos de verlos llegar sanos y salvos. Apenas pisaron tierra, Chichi se abalanzó sobre su hijo abrazándolo con tanta fuerza que Gohan creyó morir asfixiado y, como pudo, correspondió abrazándola también. Chichi alzó los ojos para toparse con el joven de los cabellos morados, de nuevo estaba en deuda con él, y le sonrió dándole gracias por todo lo que había hecho. Apartó a Gohan un poco para verlo bien, y al igual que todos los demás, lo observó sorprendida. Su expresión era distinta y sonreía, su ki también, no había amargura, ni tristeza, de él emanaba una paz que se antojaba inmensa. Ninguno supo qué fue lo que Trunks y Gohan hablaron esa tarde, ése era su secreto, compartido sólo por ellos dos. Lo único que los guerreros sabían es que, fuera lo que fuera, él había obrado un milagro.

 

F I N
 

N. del A.: Bien, éste es mi primer Fic, espero sea de su agrado, hacía tiempo que rondaba en mi mente, y pensé que de la serie era un vacío necesario de llenar y éste fue el resultado, tardé un rato más del que creía. Y está basado en una historia real, porque fue el caso de una amiga muy querida para mí y así que donde quiera que estés, Mónica, éste es un pequeño tributo para ti y tu mamá (Q.E.P.D.) y dedicado a todas aquellas personas que han perdido a un ser querido, que sepan que en esta vida no somos dueños de todo y que los sucesos inesperados existen y son inevitables, dejándonos el consuelo de que todos los que seguimos aquí tenemos mucho por hacer en honor a su memoria.

N. del A.2: Y pues va un agradecimiento para Bulmis y Zirta, mis madrinitas. Bulmis, que durante lo que tardé escribiendo este fic, me apoyó dándome su confianza, animándome y sobre todo creyendo en mí como escritora. Amiga, gracias. Y obviamente a la amiga Zirta, una Fanwriter de las mejores, por sus consejos, su apoyo y sobre todo por su sinceridad al compartir conmigo un poco de su experiencia. De nuevo, gracias por todo.


I just called to say…

por Eny@

No first of spring
no song to sing
in fact here’s just another ordinary day.

– «Videl».

Apenas despierto y ya se ha adueñado de todos mis pensamientos. En la quietud de mi habitación en semipenumbras puedo oír claramente el murmullo de las aves y el del bosque que me rodea, el escenario ideal para ver con más claridad su imagen casi etérea, casi palpable, puedo ver cada uno de sus gestos, su sonrisa, el azul profundo de sus ojos y su obscura cabellera, por no mencionar la simetría perfecta de su cuerpo.

Todo ello hace que de nuevo ese sentimiento se desencadene con más fuerza dentro de mí. Exhalo un suspiro preguntándome «¿Desde cuándo lo empecé a sentir?». Ni yo mismo estoy seguro, es tan grande y maravilloso, pero tan lacerante y cruel, que me hace sentir en el cielo y en el infierno a la vez.

Y este deseo tan largamente reprimido por decirle todo esto que siento, me está matando. ¿Por qué no puedo? Y la palabra «rechazo» me viene como respuesta; no soportaría un: «Perdona, Gohan, pero no puedo corresponderte». He enfrentado tanto, pero nada como esto; decírselo equivaldría a perder lo único que en verdad me une a ella… y el temor se apodera de mí.

Cierro mis ojos, y esa idea llega a mi mente…

«Un guerrero Sayajin, jamás se daría por vencido…»


Son las 10 de la mañana de un cálido día de Sábado. Me he levantado temprano, duchado y tratado de estudiar en vano. Resoplo con hastío. Esto es inútil. Aparto los libros y cierro los ojos, dejo que mis pensamientos libremente vayan hacia aquel muchacho moreno de mirada sincera y sonrisa franca, un muchacho que sólo me ve como una amiga, a pesar de todo lo que he querido darle a entender. ¡Tonto! Es un tonto.

Pero… ¿cómo estará? Desde que acabó la batalla contra Majin Boo no he sabido de él. No ha ido a la escuela, ni siquiera me ha llamado. Quisiera llamarle, pero ya estoy harta de ser yo quien tome la iniciativa. ¿Por qué no se da cuenta de lo que siento por él?, ¡¿por qué?! Y apoyo mi cabeza en mis brazos mientras pienso en lo maravilloso que sería si me dijera que me ama.


Heme aquí frente a un teléfono. Tan simple como una llamada. Mil ideas pasan por mi mente mientras observo el aparato. Siento cómo me sudan las manos y el corazón se me acelera, tengo la garganta seca y estoy tentado en darme la vuelta para regresar por donde vine. A fin de cuentas, creo que debo decírselo en persona y… aprieto los nudillos.

«Un guerrero Sayajin jamás se daría por vencido…» (soy hombre muerto)


El teléfono suena varias veces. Quizá es Iresa y las chicas, que quieren salir de paseo. Mi ánimo no está para eso; pero… ¿y si fuera él? Qué tonterías pienso, quizás está descansando tranquilamente en su casa.

«Gohan» –Es la tercera vez en diez minutos que repito su nombre. Recuerdo la primera vez que lo vi en el colegio, parecía solo un chico más, pero al verlo de cerca supe cuan diferente era. Temeroso, pero a la vez lleno de confianza, entre todos el único que parecía estar feliz y dueño no sólo del corazón más generoso y bueno, sino de esos profundos ojos negros, tan transparentes y a la vez tan misteriosos.

El teléfono sigue sonando. Ni remedio, contestaré.

Videl: ¿Sí, bueno?

Silencio al otro lado de la línea.

Videl: ¿Hay alguien ahí?

Gohan: Ho…hola, Videl, buenos días, ¡je!

¡¡¿¿Go…gohan??!! No puede ser, es él, ¡es él! ¡Qué hago! Tranquilízate, Videl, ¿será acaso…? Calma, respiro hondo intentando tranquilizarme, pero siento como si mi corazón fuera a estallar. Si supiera lo que me provoca el sólo escuchar su voz.


Diablos, siento cómo se me hace un enorme nudo en la garganta y el cerebro se me nubla, mientras pienso que preferiría tener a Cell, Majin Boo o de pérdida a Freezer enfrente. No hay marcha atrás, qué le digo, qué le digo, ¡aaagh!

Gohan: ¿Cómo estás? — (bueno, ya es un comienzo)

Videl: ¿Bien, y tú?

Gohan: Pues bien — (no había notado lo bonita que era su voz, pero esto es más difícil de lo que pensé…) — ¿Dejaron tarea?

Videl: Sí, algo — (suspiro decepcionada, por eso llamó)

Gohan: Este… bueno… — (vamos, ¡dile!)

Videl: ¿Sí?

Gohan: Luego… ¿me prestarías tus apuntes? — (¡diantres!)

Videl: Claro — (¿por qué la vida no es justa?)

Gohan: Y…y ¿cómo están todos?

Videl: Muy bien, gracias a Kami. ¿Sabes? le he puesto Bee al cachorrito de Boo.

Gohan: Bonito nombre, je je je.

Videl: ¿Verdad que sí? — (Eres un idiota, ni siquiera has elogiado el mío)

Gohan: Este… bueno, yo… me saludas a los muchachos.

¡Idiota!, y estrello la cabeza contra el muro, ¡uups!, cuarteado. No puedo decírselo, mi cabeza es una maraña de ideas, estoy sudando. Me apoyo contra la pared e intento calmarme.


Te odio, Son Gohan, no sabes cuánto. ¿Por qué haces esto? ¿No te basta con tu actitud? Siento cómo el auricular cruje en mis manos, lo observo fieramente y estoy a un tris de estrellarlo contra la pared. No oigo nada. Qué ganas tengo de gritarle lo que siento, pero ya sería el colmo.

Respiro hondo, no puedo darme por vencido, por ella vale la pena cualquier cosa. Por ser como es, la admiro y la respeto, pero por sobre todo la amo, no puedo dejar las cosas así, ¡NO!, tengo que derrumbar este muro como sea, cueste lo que cueste, aunque eso signifique el dolor de saber que ella no sienta nada por mí.

¡Por los mil demonios! De todos los hombres que hay en este planeta, me tenía que enamorar de él. Resoplo otra vez y me tumbo en mi cama, sigue el silencio. ¿Qué espero? ¡Nada! Jamás me ha dado una señal que me diga que me ama, simplemente soy su amiga, no sé ni porqué me estoy enojando con él, sólo quiso saludarme y ya, sólo quiso… ¡por Kami!, al fin y al cabo no hay nada más que amistad. ¡Soy tan patética!

Sé que sigue ahí, pero colgará sin más. ¿Cómo puede ser que decir esas palabras sea un abismo tan grande y tan difícil de pasar? El poder no importa, como tampoco importa si soy saiya, humano o un semisaiya. Dicen que tener miedo de decir lo que sientes es inherente a cualquiera, pero lo mío es peor. Respiro hondo, es una batalla y no me puedo dar por vencido, menos cuando se trata de ella.

Observo el teléfono en mis manos. No ha colgado, sigue ahí. ¿Será acaso… que él querrá…? ¡No, no! ¿Por qué me hago ilusiones? Ni siquiera me visto con feminidad, he sido su compañera de entrenamiento, soy brusca y mi pasión es el combate. ¿Cómo puede ser que le guste? Sé que es un guerrero, pero no gusta de pelear. Quizá a él le gusten las chicas dulces y femeninas, no una marimacho como yo. Por Kami Sama, me duele, lo amo como no creí, sé que él es el único para mí y en este planeta no hay nadie como él y jamás lo habrá.

Gohan: ¿Videl… estás?

Oigo su voz, algo lejana… No digo nada, pero él sigue… sabe que estoy aquí.

Gohan: Videl, yo… yo… necesito… este… No quiero que pienses mal, pero…


¡¡¡Maldición, no puedo con un carajo!!! Mi respiración es agitada y mi corazón pareciera a punto de estallar. Cómo me gustaría ser por un momento como mi padre y el señor Vegeta. ¿Por qué siento tanto miedo? Diablos, no sé ni para qué me esfuerzo, mis ánimos se han ido al suelo, vaya cobarde que soy… ¡Eres una vergüenza, Son Gohan! Será mejor que deje esto.

Gohan: ¿Videl?

Videl: ¿Sí, qué me decías?

Gohan: Yo… el lunes iré al colegio.

Videl: Ah, qué bueno…

En su tono de voz puedo percibir un dejo de tristeza, ¿por qué?


Quiero llorar de decepción. Es tonto, ¿para qué guardé ilusiones así? A pesar de no tener nada, acéptalo, Videl, él no te ama ni te amará. Digo adiós con un susurro, pero a pesar de todo no hago nada por colgar, no quiero. Ahora sólo me aferro a una pequeñísima esperanza que más bien es nada.


Dios, ¿dónde quedó mi valor? Siento la furia por dentro, y estrello un puñetazo contra la pared. Un agujero ahora. ¿Qué importa lo que me digan si ya todo se acabó? Aunque todavía está en la línea, ¿es que ella sabe…? Sigo agitado, soy un Sayajin, tengo la sangre de generaciones de guerreros, mis padres, a su manera, han luchado hasta el final. ¿Qué clase de hijo soy y cómo es posible que diga amarla si me doy por vencido de esta forma? ¡No, eso no!


Espero. Estoy perdiendo mi tiempo. ¿Por qué no me resigno y cuelgo? Le hecho un último vistazo al auricular y lento, muy lento, lo bajo para colgar, rogando por una esperanza ya muerta.

Gohan: ¡VIDEL!

Videl: ¿Sí…sí?


¡Vamos, dilo, es el momento!

Gohan: Mira, yo… no soy bueno en estas cosas… No sé si es la manera, o el momento… y… y quizás me odies por esto, nunca lo había sentido, pero necesitaba decírtelo desde hace mucho tiempo…

Videl: …

Gohan: Yo sólo quería decirte que… TE AMO.


Me quedo sin habla, intentando asimilar esas dos palabras que me ha dicho. ¿Será acaso un sueño o una jugarreta de mi imaginación? Me pellizco, pero el dolor es prueba de que esto es real y… soy feliz, de pronto el mundo se ha vuelto más hermoso.

I just called to say «I love you»
I just called to say how much I care
I just called to say «I love you»
and I mean it from the bottom of my heart

Lo dije, ¡fiuuu! Agacho la cabeza y me apoyo de nuevo contra la pared en un vano intento de calmarme. Todavía tengo el auricular en mi oído, no se oye nada, pero no es para menos. ¿Qué tipo la molesta tan temprano para decirle esas insolencias? Sólo espero el sonido del teléfono al colgar o por lo menos un «pedazo de idiota, ¿me despertaste sólo para decirme eso?», pero lo he hecho. No sé qué pase el lunes, no sé qué pase con el resto de mi vida, pero quiero pensar que, si es necesario, voy a luchar por ella.

Y de nuevo la oigo…

Videl: ¿Gohan? ¿Es…estás… ahí? –(por favor, contesta)

Gohan: ¿Sí? Videl, yo, mira…

Videl: Yo también… TE AMO, Gohan.

Gohan: ……

¡¡¡¡¡¡YIJAIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!!!!!

No puedo creerlo, apenas puedo, celebro muy al estilo de un jugador de soccer que ha metido un tanto y finalizo con una V de la victoria. Éste es uno de los momentos más felices de mi vida y estoy tan contento que no me doy cuenta hasta después de un rato que tres pares de ojos me observan. Volteo y me topo con la imagen de mis padres y mi hermano que me miran como si fuera un demente.

Gohan: Bue…buenos días, ¡jejeje! –(esto es vergonzoso)

Goku: Buenos días, hijo. ¿Uh? ¿Y qué le paso al muro?

Gohan: ¡Ahem!, bueno, este… yo… –(soy hombre muerto otra vez. Una cuarteadura y un agujero en mi haber)

Mi madre me observa –¿llamabas ha alguien?–, pregunta y asiento, mis mejillas me delatan pero, contra lo esperado, me sonríe. ¿Intuición femenina?

Chichi: Vamos, cariño, nuestro hijo tiene asuntos que atender.

Y jala a mi padre y hermano de las pijamas, dejándome solo de nuevo.


El viento me golpea el rostro mientras aumento la velocidad de mi vuelo y pienso en Videl. Sé que me espera y deseo con todas mis fuerzas verla pronto, para poder demostrarle con más que palabras todo aquello que siento por ella.

Animeniacs: Goku y Gendo

por Diego Lavandero


La cámara se acerca lentamente a los laboratorios Nerv. Es de noche cuando se inicia el episodio de hoy.

«Son Goku y Gendo…..
son Goku y Gendo…..
uno es un genio…..
el otro no está cuerdo
de laboratorio son…..
con genes injertados,
son Goku… son Goku y Gendo…..»

«Antes del amanecer,
desarrollarán su plan,
y cuando salga el sol
el mundo complementaráaaaan…..»

«Son Goku y Gendo…..
son Goku y Gendo…..
su motivación es fácil de explicar
para probar su valor
el mundo complementarán
Son Goku… son Goku y Gendo…do…do…do…do!».

«¡¡¡KAME!!!»


[Close-up de los laboratorios Nerv. Nuestra vista se centra en una jaula muy especial con un par de ratones en su interior. Uno lleva unos anteojos oscuros, barba corta y se halla sentado con las manos entrelazadas frente a su rostro. No se permite ni un dejo de emoción. El otro mira embobado una mini-TV. Tiene el pelo negro y revoltoso y una cola que parece más de mono que de ratón. Ríe como idiota y de vez en cuando grita unos:
«¡¡KAME!!»]

Gendo: …Goku, deja de mirar la TV como imbécil. He de contarte el plan de esta noche.

Goku: …joi…joi…joi. ¡¡KAME!! ¡¡ARRIBA, CHICAS SUPERPODEROSAS!!

Gendo: ……….[mirada de manos cruzadas] Ejem. Pon atención…..

Goku: jui…jui… ¡¡KAME!!… ¡¡¡JACKASS!!! ¡¡¡KAME!!!

Gendo: [acomoda sus lentes] No me extraña que te guste ese programa, esos tipos son igual de subnormales que tú.

Goku: [piruetas taradas] joi…joi… ¡¡SUBNORMAL!!… ¡¡KAME!!… joi…joi.

Gendo: Está noche está más tarado que de costumbre, requerirá el «tratamiento especial».

El ratón de lentes presiona un botón y de inmediato hacen entrada un par de ratones supermusculosos vestidos a lo «Men in Black», propinando una soberana paliza a Goku.

Gendo: [mirada de manos cruzadas] ¿Ahora prestarás atención?

Goku: [mirando estrellitas] …joi…joi… sí… ¡¡KAME!!

Gendo: Perfecto. Escucha: esta noche nos aprovecharemos del arcaico delirio de los seres humanos, producto del baile, para lograr nuestros objetivos… ¿Entendido?

Goku: …joi…joi… ¡¡KAME!! ¡Quiero bailar el pachi-pachi de Don Francisco con un gorro azteca en la cima del Empire State!

[Goku es aplastado por el mazo de Longinus]

Gendo: Veo que tu carencia de masa encefálica me obligará a explicártelo en términos más simples. Esta noche se celebrará la Gran Convención Anual del Animé.
Secretamente he infiltrado placas succionadoras de ki en la pista de baile. ¡Grandes toneladas de energía serán conducidas a través de éstas en el momento del baile y posteriormente a mi super generador «LILLITH»!… y después de eso… ¡¡¡A COMPLEMENTAR EL MUNDO!!!
¡¿Qué te parece mi brillante plan?!

Goku: …joi…joi… ¡¡KAME!!… ¡joi…joi!.

Gendo: ……..er, gracias por tu aporte. Pero nada funcionará… [pausa dramática] ¡Sin esto!

El ratón de los lentes muestra un cassete a su compañero, que se saca un moco con él.

Gendo: ¡Estúpido! [Arrebatándole el cassete] Ésta es la llave de nuestro éxito. ¡¡¡CONTIENE… [voz profunda y dramática]… EL BAILE PROHIBIDO!!!

Goku: joi…joi… ¡¡KAME!!… ¿El baile prohibido?… ¿La cueca?… ¡¡KAME!!

Gendo: ………………………………….no. La lambada.

[adornar escena con efectos de relámpago]

Una pantalla gigante desciende en ese instante a la orden de Gendo. El ratón la activa y una serie de gráficos aparece en ella.

Gendo: La lambada es el baile que más desgaste energético produce. Sobre un 65% más que el resto de las diversas manifestaciones rítmico-musicales. ¿Te imaginas, Goku, la cantidad de energía que podríamos obtener de decenas de poderosos personajes de animé bailando lambada? ¡¡HASTA HARÍA PALIDECER A UNA ENTROPÍA TEMPORAL!!

Goku: …joi…joi… ¡¡KAME!! Pero recuerda que la ultima vez que bailé, vomité toooooda la noche… joi…joi… ¡¡KAME!!

Gendo: [vena de desesperación en su frente] No serás tú quien baile. Además, si tienes problemas de estómago, será mejor que revises tu sistema digestivo.

Goku: …joi…joi… Eso haré… ¡¡KAME!!

Gendo: Una cosa más… ¡¿Podrías omitir la palabra Kame en cada una de tus frases?!

Goku: …joi…joi… está bien… ¡¡KAME!!… ¡ups!… I did it again.

Gendo: ……………………………………………………………..olvídalo.


CONVENCIÓN ANUAL DEL ANIMÉ… 23:30 horas.

Vegeta: Será la última vez que asista a una ridiculez como ésta. Yo, el príncipe de los saiyajins, rebajado a una estúpida fiesta terrícola.

Bulma: Cálmate, Vegeta. Está en el contrato. Alégrate al menos de que sólo sea una vez al año.

Vegeta: Sólo estaré alegre cuando haya arrancado un par de columnas vertebrales.

Bulma: En fin… cosa tuya. Yo intentaré pasarlo bien.

En otra mesa…

Ryoko: ¡Esta chica terrícola me ha dejado limpia! ¡A mí, la criminal más buscada!

Faye Valantine: ¡¿Y qué me dices a mí?! ¡Soy una reconocida jugadora de póker!

Nabiki: Calma, chicas, calma. Tal vez sólo tuve suerte. ¿Otra ronda?

Lum: ¿Estás loca? Lo único que me queda por apostar es a Ataru.

Belldandy: Vamos, es sólo un juego. Lo importante es disfrutar de la sana entretención.

Nabiki: ¿Lo ven, chicas? ¡Ése es el espíritu! ¿Qué apostamos ahora?

Roshi, Happosai, Ataru, Yokoshima y Nobuyuki: [apareciendo de la nada] ¡¡¡¡LAS PRENDAS!!!! ¡¡¡¡APUESTEN LAS PRENDAS!!!!

Lum: ¡¿Cómo te atreves, cariño?! ¡¡¡RAYO ELÉCTRICO!!!

[Ataru es rostizado]

Akane: ¡No más pervertidos! ¡CON RANMA BASTA Y SOBRA!

Pronto todos se convierten en simpáticos puntitos que sobrevuelan la estratosfera gracias a su «space hammer».

Ranma: ¡¿A quién llamas pervertido?!

Kaworu: ¿Así que pervertido? ¡¡OH, PERVIÉRTEME!!

Ranma: ¡Sáquenme esta cosa rara de encima!

Vegeta: Maldito gay. Acabaré con los dos.

El príncipe saiyajin estira su mano y dispara su clásico Big Bang Attack, pero es repelido por el campo AT de decimoséptimo ángel, quien lo mira fijo.

Kaworu: Tu corazón es duro, no es frágil como el de mi querido Shinji. Tendré que darte una lección.

[Kaworu saca un bastón mágico e inicia una secuencia de transformación de 23 minutos]

Kaworu: ¡Soy Sailor Angel y te castigaré en el nombre de la luna negra de Lillith!

Vegeta: [escapando] ¡¡¡AAAAAAAAAAAHHHHH!!!

Kaworu: [persiguiéndolo] ¡No te alejes, guapo! ¡No te dolerá!

En un rincón de la enorme habitación…

Shinji: nodebohuir-nodebohuir-nodebohuir-nodebohuir-nodebohuir.

Er… En otro rincón…

Aeka: [risa maníaca] Es encantador conversar contigo, Kodachi.

Kodachi: [risa maníaca] Igualmente, princesa.

Jinnai: [risa maníaca] Al fin alguien interesante.

Aeka: [risa maníaca] Tus galletas son deliciosas, Kodachi… ugh…

Kodachi: [risa maníaca] Al igual que tu arroz con curry, Aeka. ¿Qué me dices del sándwich de Jinnai?… ugh.

Jinnai: [risa maníaca] Ambas son excelentes cocineras… ugh.

[Las tres mueren envenenadas]

Akane: ¡¡¡LES JURO QUE ESTA VEZ NO FUI YO!!!


Laboratorios Nerv… 23:40 horas.

Gendo: Observa… ¡El mayor fruto de mi ciencia!…

Goku: joi…joi… ¿el Abs Sculptor?… joi…joi… ¡¡KAME!!

[Gendo presiona el botón de «Mouse in Black»… Goku es masacrado]

Gendo: Entérate, eres el segundo mortal que tiene esta oportunidad; ver la quizás mayor creación después de la rueda… ¡¡¡MR. EVA!!!

Con mano decidida que sostenía el extremo de una larga soga, el ratón de lentes jaló con determinación e hizo la presentación de gala de su invento. Del alto de un humano, armadura morada y gabardina negra, Goku se convirtió sin quererlo ni beberlo en el primer testigo ocular del invento de su compañero.

Gendo: Está equipado con la más alta de las tecnologías. Mi intelecto y mano de artista le dieron forma cual escultor a su obra más preciada… juju. ¡¡Éste será el instrumento que nos abrirá paso en esa maldita convención humana!!


Entrada del edificio de la convención… 23 horas, 56 minutos, 31 segundos, 67 centésimas y 23 nanosegundos.

«Qué porquería», pensó para sí Van Slanzar de Fanel, rey de Fanelia. La aristocracia no era respetada en este mundo, al menos no la de mundos paralelos.

Hitomi lo había ofrecido para el papel de guardia de la convención, teniendo que pernoctar toda la noche en la entrada, mientras una fabulosa fiesta se desarrollaba dentro.

Extraño néctar era éste, el llamado whisky. Una compensación vana, pero deliciosa al martirio que estaba sometido. «Chivas Regal etiqueta Negra», se podía leer. Después de todo, las lecciones de lenguas terrestres como inglés y japonés que le impartía Hitomi no eran inútiles. Antes de volver a Gaia se abastecería con un buen cargamento de «eso».

[coro de cantos gregorianos: ¡¡E-ESCAAAAFLOWNE!!]

En estos momentos, el joven rey que hacía guardia sobre su Guymelef, se hallaba en un estado que la mayoría de los humanos llamarían «ponerse a tono»… [o simplemente borracho como garrafa]. En situaciones así, no es extraño ver doble, que se trabe la lengua o que todo tiemble a tu alrededor. Otra muy distinta es ver a un ser humano de armadura morada, cubierto en una gabardina negra y con la cabeza de un ratón con lentes. Eso sí que era peculiar. Ahora agreguemos el factor de que ese «ser» corre a toda velocidad hacia ti, sin importarle que pilotes el Guymelef más potente de toda Gaia. Algo digno de prestar atención…..

Van Fanel: Arrrrto… ahí… ¡¡hip!!….. ¡Sin invitación no se pasa! ¡Hip!

Gendo: [sobre Mr. Eva] ¿Te atreves a exigir al ratón que complementará el mundo, patético humano?

Van Fanel: Y-yo no seiiii… nata….. ¡hip!… invitación o nada.

Gendo: ……………………entendido. [acomoda sus lentes] ………………….muere.

[coro de cantos gregorianos]

Sin importarle que una gigantesca espada se cernía sobre él, Mr. Eva permanecía inmutable, como si supiera de antemano cada uno de los pasos que había de tomar. Mas su ilimitada confianza era justificada: un campo de fuerza se interpuso entre él y el arma de su agresor, no sólo deteniéndola, sino que además la hizo trizas.

Gendo: Todo intento es fútil, desiste. Mi campo AcMe es impenetrable.

[coro de cantos gregorianos]

Raudo como el viento, Mr. Eva cogió su cuchillo progresivo (marca acme) y se lanzó contra el gigante medieval. Ambos robots chocan sus armas, (Escaflowne con su espada rota y Mr. Eva con su cuchillo marca acme). Un flash cegador de luz surge producto de la dantesca acrobacia de ambos contendientes…..

Al disiparse el brillo del impacto, podemos observar cada robot en el lugar que ocupaba el otro anteriormente, se dan la espalda y mientras Escaflowne se encuentra de pie aparentemente victorioso, Mr. Eva está hincado y al parecer lastimado.

Van Fanel: Jeje….. ¡hip!….. gané.

Gendo: No celebres antes de tiempo, humano….. juju. [acomoda sus lentes]

[coro de cantos gregorianos]

Mr. Eva guarda su cuchillo y cuando Van piensa que lo tiene a su merced, siente un pequeño quejido en la aleación de su Guymelef.

Van Fanel: ¿Q-qué demo…..? ¡¡¡HIP!!!

Los brazos del Guymelef son los primeros en desprenderse, luego sus piernas, la cabeza, el pecho y por último los boxers del avergonzado rey.

Van Fanel: ¡¡¡¡¡BUAAAAAA!!!!! ¡Ya verás cuando le diga a tío Balgus! [escapando a toda velocidad]

Goku: ¡¡KAME!!… joi…joi… ¡¡¡LA SUPER DUPLA GOKU-GENDO VENCIÓ!!!… ¡joi…joi!

Gendo: Como si te importara, estúpido… er… La Pizza Hut la quiero fuera del Mr. Eva.

Goku: ¡¡¡KAME!!!

[coro de cantos gregorianos]


Adentro…

Washu: ¡Vamos todos a la pista de baile! ¡Es hora de mover las caderas con el D.J Hajime Saito!

Saito: Gracias por la presentación, cangrejo.

Washu: ¡AAARRGH! ¡Basta de colocar nombres de animales a las mujeres!

Bulma encara amablemente a su marido.

Bulma: ¿Vamos a bailar, Vegeta?

Vegeta: Esas idioteces humanas no van conmigo.

Bulma encara amablemente a su marido con una ametralladora FMK III, calibre de 9mm y una velocidad de fuego de 650 disp/segundo, la favorita de Sadam en la guerra del Golfo.

Bulma: ¿Vamos a bailar, Vegeta?

Vegeta: ……………………………………………………………………..¿Por qué no?

Lum: ¿Tú no quieres bailar, cariño?

Ataru: ¡Sí!….. ¡Pero con Saori! [abrazo Moroboshi, es decir, incluye manoseo de pechos]

Todos los personajes de Saint Seiya (incluyendo a idiotas como Jabú o Hydra): ¡OH, NO, ATENEA EN PELIGRO! ¡¡HAY QUE SALVARLA A TODA COSTA, INCLUSO SI TENEMOS QUE PERDER 400 LITROS DE SANGRE O LOS 5 SENTIDOS!!

[close-up a una masa sanguinolenta que una vez se llamó Ataru Moroboshi]

Ataru: N-no… no lo v-vuelvo a…a hacer.

En otra mesa…..

Rezo: ¿Por qué nadie quiere bailar con nosotros?

Ashram: ¿Por qué crees tú? Sólo observa…..

Serena, Lita y Ami: ¿Quieren bailar?

Makoto Shishio: ¡¡¡CONVIÉRTANSE EN MI ALIMENTOOOOOO!!!

[las sailors scouts son rebanadas en cosa de segundos por el hábil espadachín vendado….. fue la vez que más rápido se han transformado… jeje]

Ashram: ¿Te das cuenta?

Saito: ¡Vamos todos a bailar «Fly me to the moon» versión polca rusa!

En otro lugar de la habitación, nuestros ratones favoritos han conseguido mezclarse entre los invitados gracias a Mr. Eva. Pero eso es sólo una parte; aún han de superar los peligros de una multitud danzante de los más variopintos personajes del animé.

Gendo: Basta con deshacernos de ese D.J y colocar el casse… ¿Eh?

Una niña de ojos gigantes y brillantes con traje de patinadora jalaba la manga de la chaqueta de Mr. Eva.

Gendo: ……………………….[se ajusta los lentes] ¿Qué quieres?

Azusa: ¡¡¡QUÉ LINDO!!! ¡¡¡SE LLAMA JEAN CLAUDE!!!

Gendo: ¿De qué hablas?

Con su todopoderoso abrazo tierno, la chica patinadora, que tanto había hecho sufrir a P-chan, estaba estrujando a Mr. Eva.

Gendo: ¡Es inútil! Esta chica parece una trampa de conejo. ¡Goku!, necesitamos una mayor sincronización.

Goku: …joi…joi… ¡¡KAME!!… joi…joi… entendido.

Ojos cerrados al igual que puños. Hasta la última brizna de ki es acumulada y Goku se convierte en un super mousejin. Independientemente a los cálculos de Gendo, Mr. Eva no fue tan duro. La presión lo hizo explotar en pedazos. La cabeza llameante de Azusa sale disparada y elimina a todas las guerreras mágicas. Luego aterriza cerca de Ryo-ohky.

Ryo-ohky: ¡Miya!… ¡Miya!!… ¡Miya!!

Azusa: [con cara de niña de El Exorcista] ¡¡¡QUÉ LINDO!!! ¡¡¡SE LLAMA FREDERICK!!! Lo acariciaré, abrazaré y morderé, morderé, morderé….. ¡Oh!, ¿qué es esa cosa blancuzca y gelatinosa que sale por tu cabeza, lindo conejito?

Rei Ayanami: Su cerebro……… [Rei vuelve a guardar hermético silencio por las próximas tres décadas]

Asuka: ¡Vaya!, la chica maravilla se digna hablar. Lástima que mi querido Kaji no esté en esta fiesta para ser mi pareja.

Shinji: ¡No me dejes, Asuka! ¡No me dejes, Asuka! ¡No me dejes, Asuka!…… ¡Asuka! [Shinji coge una pistola y se vuela la tapa de los sesos]

Kaworu: ¡Oh! ¡Maldito designio que los dioses le han preparado a mi amado! ¡Sin él mi vida no tiene sentido!… ¡Oooooh!. [El quinto niño se asfixia con su propio campo AT y muere]

Tenchi: ¡Qué triste! También me suicidaré.

Ryoko: ¿Y tú por qué?

Tenchi: No sé… soy gay. [coge su espada y se atraviesa el corazón]

Ryoko: ¡NOOOOOOOOOOO!……………………….. Ni modo, que continúe la fiesta.

Gendo: Hay que apresurarse. Si no, terminaremos igual que estos humanos, Goku.

Deedlit: ¡Guácala! ¡Un par de asquerosos ratones!

Parn: Pero tú eres un elfo, amas a todas las criaturas de la naturaleza.

La chica elfo mira a Parn, a los ratones y luego coge su espada.

Deedlit: ¡Die, fucking rats!

Gendo y Goku corren a toda velocidad, perseguidos por la preciosa aunque peligrosa elfo. Coincidentemente van a dar donde el D.J Saito, que al observar a la chica con espada, ve un nuevo reto aparte de Kenshin Himura.

Saito: ¡Alto! Como policía no puedo permitir disturbios aquí. ¡Enfréntate a mí y derrótame o perece bajo mi espada!

Deedlit y Saito se enzarzan en un arduo combate lo que deja libre el paso hacia el equipo de música del segundo.

Gendo: ¡Goku, es nuestra oportunidad!

Goku: …joi…joi… ¡¡KAME!!… joi…joi.

El ratón supergenio inserta el cassette con los más grandes hits de la lambada. Pronto el ambiente se torna algo caluroso e incluso varias parejas abandonan para ir a «platicar» a los arbustos.

Gendo: Esos imbéciles se dejan guiar por sus impulsos primarios en vez de bailar como deberían. Por suerte los invitados son tantos, que el panorama aún permanece a mi favor.

Happosai, Nobuyuki, Yokoshima, Moroboshi y Roshi: ¡¡¡¿QUIÉN DESEA BAILAR?!!!

Gendo: [pensativo] Qué raza tan extraña la humana. Sin bailar, esos sujetos son los que proporcionan mayor ener….. ¡SÍ!, el medidor indica que el poder que requeríamos se halla ya en nuestro generador. ¡Rápido, Goku, en pos de una nueva era!

Goku: …joi…joi… ¡¡KAME!!… joi…joi… ¡Una bella pera!

[BOTÓN MOUSE IN BLACK]

Gendo: Era, Goku… ¡una nueva era! ¡Hum! No sé ni para qué me molesto. ¡Vamos!


Techo del edificio de la convención, Hora……….. ¿realmente te importa?

Espectáculo sublime, digno de un drama Wagneriano.
El telón de fondo; la ciudad bañada de luz de los grandiosos visitantes nocturnos, los astros.

El público; cada uno de los seres que, ignorantes, dormitaban en su casa ajenos de acontecimientos de una relevancia tan profunda que estaban destinados a dejar una huella indeleble en el curso de la historia.

El montaje; un espectacular generador de alta potencia con infinitas conexiones que, amalgamadas entre sí, daban la impresión de ser gigantescas enredaderas conectadas a tres imponentes estructuras.

Los actores; piezas indispensables del mosaico del destino. Un par de ratones cuya existencia sólo halla sentido en este día. Héroes del infortunio, caballeros del desastre, amigos de la tragedia y comandantes del futuro…………. Bueno, tal vez sólo uno de ellos.

Gendo: Por fin, Goku. ¿Te das cuenta?

Goku: …joi…joi… ¡¡KAME!!… joi… Pero Gendo, de aquí no se ven las casas de Tori y Anno.

[…………….ya lo saben. BOTÓN MOUSE IN BLACK]

Gendo: Todo marcha como es debido. El Magi, mi supercomputador(marca acme), encauza toda la energía que hemos robado de esos estúpidos y la conduce al fantástico generador LILLITH, que la convertirá en ondas Anti Campo AcMe y finalmente…………. ¡¡¡LA TERCERA CAGADA!!!

Goku: ………joi…joi… ¡¡KAME!!… ¡Yo ya me cagué!

Gendo: ……………..sí, desde acá se siente el olorcito.
¡¡LA TERCERA CAGADA!! ¡Que el proceso se dé por iniciado! [Gendo presiona un botón]

10…..9……8……7……6…….5……..

Gendo: (pensando) ¡Sí! Mis sueños se verán cumplidos. Por fin podré volver a verte, ratita de laboratorio diseccionada el año pasado.

…….4……..3………2………1……….0!

Gendo: ¡¡SÍ!!

Goku: …joi…joi… ¡¡KAME!!… joi…joi.

Error de configuración 2152

>Cerrar

>Detalles

Gendo: ¡¡¿Qué?!! ¡¡¿Por qué mierda el Magi tiene Windows 98?!!

Goku: …joi…joi… ¡¡KAME!! Pero Gendo, tú me dijiste que revisara el sistema operativo.

Gendo: ¡¡¡IDIOTA!!! ¡¡DIJE SISTEMA DIGESTIVO…… ¿ENTIENDES?… Di-ges-ti-vo!!

Goku: joi…joi… ¡¡¡KAME!!! ¡Digestivo, digestivo!… joi…joi.

Magi

>Inicio de sistema de autodestrucción, nuevo conteo. 10……9……8……..7…….6………

Gendo: Sigh… bah. Bueno, Goku, aunque tu diminuto cerebro no sea capaz de digerirlo, te digo que fue un gusto haberte conocido.

Goku: ……joi…joi…… ¡¡KAME!!

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡BROOOOOOOOOOOOOMMMMMM!!!!!!!!!!


[Close-up de dos ratones que caminan maltrechos y vendados por la vereda]

Goku: joi…joi… ¡¡KAME!! ¿Por qué no vamos al Mc Donalds?

Gendo: No podemos, Goku, debemos estar listos para mañana en la noche…

Goku: ¿Por qué, Gendo? ¿Qué haremos mañana en la noche?

[Acercamiento dramático a la cara de Gendo].

Gendo: Lo mismo que hacemos todas las noches, Goku…… ¡¡TRATAR DE COMPLEMENTAR EL MUNDO!!

«Son Goku, Son Goku y Gendo…do…do…do…do…do!

¡¡KAME!!