El Engaño

por Raquel Vásquez


Nota: Quiero aclarar que la historia que ahora les voy a contar no es mía. En realidad, es un relato muy viejo que he escuchado en varias ocasiones y en diferentes versiones, pero me pareció que Goku se adapta tan bien a ella que no pude evitar hacer una nueva basándome en Dragon Ball Z. Espero que les guste.

La felicidad llegó a la familia Son el día en que Milk se enteró que esperaba a su primer hijo. No sabía si sería niño o niña, pero de lo que sí estaba segura es de que ese bebé fruto del amor de ella y Goku, crecería en un hogar lleno de amor y cuidados. «Será un gran científico» pensaba la mujer mientras acariciaba su barriga que cada día se hacía más grande.

A partir del quinto mes de embarazo, Milk debió guardar reposo absoluto, quedando los cuidados de la casa a Goku, al igual que debía hacerse responsable de comprar todos los comestibles. Al principio sufrió mucho, ya que no estaba acostumbrado a realizar ninguna de esas tareas y la verdad es que no le salían muy bien, pero poco a poco fue acostumbrándose a ellas, llegando a mejorar considerablemente. Por ser su primer embarazo, Milk no estaba acostumbrada a los malestares típicos de su condición y mucho menos a la infinidad de antojos de que era víctima. La verdad es que Goku a veces prefería tener que enfrentar nuevamente a Piccolo en combate antes de tener que satisfacer los antojos cada vez más extraños de su mujer. En sólo unos meses, el pobre había tenido que recorrer medio mundo buscando los alimentos más exóticos y extraños que había visto; muchos de ellos ni siquiera podía pronunciarlos, ni que se diga de todas las veces que había tenido que salir a media noche a buscar todo lo que a Milk le provocaba en el momento. Por otra parte, ni los peores entrenamientos con Kamisama lo habían preparado para soportar los cambios repentinos y drásticos de humor de su esposa, que pasaba de la risa al llanto en sólo unos instantes y por las razones más insignificantes. En pocas palabras, el papel de esposo absorbió por completo a Goku, que ya realmente agotado esperaba con ansia el día en que su hijo naciera.

Un día estaba Goku en el supermercado haciendo las compras de la semana; se encontraba en la sección de cereales tratando de localizar el que Milk le había pedido: uno integral con frutas y sin azúcar; hacía mucho énfasis en esto último, ya que su esposa le dijo que el consumir azúcar en su estado hacía que retuviera líquidos. Goku no había entendido esto y la verdad sonaba tan grotesco que no quería averiguarlo. Se encontraba leyendo los ingredientes de un nuevo cereal que había salido a la venta, cuando una señora, ya mayor, se le quedó mirando con una caja de galletas en las manos. No pasó mucho tiempo cuando Goku se dio cuenta de esto, así que muy cortés quiso saber si podía ayudarla en algo. «Disculpe, señora, ¿se encuentra bien?» La mujer se ruborizó un poco y acercándose al saiya le dijo, «Lo siento, hijo, es que a mi edad ya no veo muy bien y no puedo leer cuál es el precio de estas galletas. ¿Me harías el favor de decirme cuánto cuestan?» «¡Por supuesto!» Dijo Goku tomando la caja. Inmediatamente pudo ver el precio en ellas, «Estas galletas cuestan dos dólares, señora» «Ya veo –dijo la anciana tomando nuevamente las galletas y colocándolas en su carrito lleno de diversos productos– muchas gracias, joven». Sin decir más, la señora se fue sin despedirse de Goku, que se le quedó mirando hasta que ésta desapareció de su vista.

Quince minutos después, Goku se encontraba en la sección de frutas y verduras. Quería encontrar el melón perfecto, ya que a Milk le encantaban. «Jeje, Milk se pondrá feliz cuando lo vea» pensaba mientras tanteaba todos los melones. Cuando finalmente lo localizó, una voz proveniente de su espalda lo asustó tanto que el saiya dejó caer el melón al suelo. Muy molesto al ver la fruta aplastada en el piso, giró para ver quién demonios lo llamaba. Cuál no sería su sorpresa cuando vio que era la misma mujer que unos minutos antes le había preguntado el precio de unas galletas. La anciana, al ver el rostro de furia que Goku tenía, se asustó, así que se apartó un poco de él. «¿Qué se le ofrece, señora?» Dijo un poco fastidiado el hombre. «Bueno… la verdad es que yo –dijo la mujer retorciéndose las manos– …Nada, hijo, olvídalo». Apenas terminó de decir esto, la mujer se fue nuevamente, dejando a Goku muy confundido. «Qué mujer tan extraña», pensó el joven mirando el destrozo que había hecho gracias a su intromisión.

Cuando finalmente pudo encontrar otro melón en buenas condiciones, Goku procedió a buscar la leche. No sabía dónde se encontraba, así que comenzó caminar por todos los pasillos del supermercado tratando de localizarla, pero cada vez que entraba en uno de ellos, la anciana hacía lo mismo. Lo más extraño de todo era que siempre se le quedaba mirando fijamente sin decirle nada. Esto puso muy nervioso a Goku, que no entendía el extraño comportamiento de la mujer. Rápidamente, el joven entró en la sección de quesos y charcutería, esperando que por ser un sitio frío, debido a todas las neveras que se encontraban en esa zona, la anciana no estaría ahí, ¡pero sé estaba! Apenas llegó se percató de la presencia de ella. Al verla, Goku frunció el ceño. «Para ser una anciana, realmente es muy rápida» pensó cada vez más incómodo con lo que estaba pasando. La mujer lo miraba a los ojos; casi al instante, el joven sintió cómo un escalofrío recorría todo su cuerpo; era como si la mujer lo estuviera esperando con algún fin desconocido para él, y eso no le agradaba en lo absoluto ya que no sabía qué pensar de todo eso.

La verdad es que Goku no aguantó más la situación, así que a toda velocidad y mirando en todas direcciones para asegurarse que esa mujer desconocida no lo estuviera siguiendo, se dirigió a la caja más cercana; estaba inquieto y deseaba irse corriendo a su casa. Por estar absorto en esto, no se dio cuenta de que la anciana se le adelantó en la caja, dispuesta a pagar todos sus comestibles. Cuando la vio, no supo qué hacer, así que trató de ignorarla. Después de todo, al fin se libraría de ella. Esto hizo que se sintiera mejor, tomó una revista y comenzó a ojearla dispuesto a esperar con paciencia su turno de pagar. Ella lo miró unos segundos no muy segura de lo que iba a hacer, pero finalmente se decidió, así que lentamente se acercó al saiya que no se percató de nada hasta que la tuvo frente a él. «Hijo, ¿puedo hablar contigo un momento?» Dijo la mujer con rostro suplicante. Al ver esto, Goku, bastante nervioso pero a la vez lleno de curiosidad, no pudo negarse, «¡Claro!, Dígame» «Verás –dijo la mujer– ¡es que al verte me sorprendí tanto!, y es que te pareces mucho a un hijo que tuve y que murió hace ya muchos años». Al decir esto, la anciana comenzó a llorar desconsoladamente abrazándose a Goku. Éste, muy confundido y sobre todo avergonzado por todos los terribles pensamientos que habían cruzado por su cabeza en cuanto a la mujer, no supo cómo reaccionar, pero finalmente, tratando de consolarla un poco, respondió a su abrazo y esperó a que ella, más calmada, lo soltara.

Así, la mujer le contó la trágica historia de su hijo menor que en plena juventud había muerto debido una terrible enfermedad aún sin cura. «Pobre mujer –pensó Goku– debió sufrir mucho con todo eso». La anciana pasó su mano por el rostro del saiya muy agradecida por su amabilidad. «Gracias, hijo, el verte me ha hecho sentir mucho mejor, pero ¿puedo pedirte un último favor?» «Lo que usted quiera», respondió él con una sonrisa en su rostro. «Me haría muy feliz que al irme alzaras tu brazo en señal de despedida y me dijeras: ¡Adiós, mamá!» «Eso es sencillo –dijo Goku– ¡Claro que puedo hacerlo!». Al escuchar esto, la mujer se puso feliz, le dio un beso a Goku y finalmente cuando todo estuvo listo y la anciana se fue, el joven cumplió su promesa, alzó su mano y fuertemente, ya que quería estar seguro de que la mujer lo escuchara, le dijo: «¡Adiós mamá! Te quiero mucho». Esto último lo dijo por su cuenta, esperando que con esto ella se sintiera mucho mejor.

Finalmente le tocó el turno a Goku de pagar, pero abrió sus ojos de par en par cuando la cajera le dijo cuánto debía: «Son quinientos dólares, señor» «¡¿QUÉ?!» Fue lo único que pudo decir al escuchar semejante noticia. ¿Cómo era posible que debiera tanto si sólo llevaba una caja de cereal y un melón? Al preguntarle esto a la cajera, ésta le respondió: «Es que su madre me dijo que usted pagaría su cuenta» «¡Mi madre! –dijo Goku confundido– ¡¿De qué madre me habla usted?!» La mujer se sorprendió mucho al escuchar esto, «Pues la anciana que estaba antes de usted. ¿Quién más, señor?». Ahora lo entendía todo, ¡esa anciana lo había engañado vilmente! Luego de decir toda una gama de insultos y de maldecir repetidamente su suerte, Goku, con mucho enfado, pagó su cuenta y la de la mujer que lo había estafado jurando que si algún día llegaba a verla se las vería muy mal.

A partir de ese día, Milk le prohibió rotundamente a Goku que volviera a hacer las compras de los comestibles. En su lugar, su padre se encargaría de realizar esa labor, y es que salía muy costoso que el saiya las hiciera.

Una difícil decisión

por Verónika Santaella


Dedicada con mucho cariño a mi T.T nunca te olvidaré


Secuela de «¿No confías en mí?»


La noche comenzaba a irse para darle paso al astro rey. Sus imponentes rayos iluminaban cada uno de los rincones de la playa. Sólo una pequeña casa dejaba entrar a través de una habitación unos cuantos destellos que iluminaban a unos amantes. La luna fue el único testigo de esa noche de amor y calor. Él la despertaba con tiernos besos en los labios y susurros en el oído.

Gohan: «Buenos días, princesa»

Videl (sonriendo): Buenos días… príncipe.

Gohan: Noté que sonreías mientras dormías. ¿Qué estabas soñando?

Videl: Soñaba que vivíamos en la montaña Paoz. Se veía todo tan real que no quería despertar.

Gohan: Pues, tu sueño se ha hecho realidad.

Videl: No me digas que…

Gohan: Mi regalo de bodas para ti es una bella casa en las montañas.

Videl (abrazándolo): Oh Gohan, me has hecho la mujer más feliz del mundo.

Gohan: Espero que te guste.

Videl: Bueno, como recompensa te haré un rico desayuno, y así me preparo para ser «la esposa de un sayajin».

Gohan: Tienes ra-… ¡Oye!

Ya en la mesa…

Videl: ¿Y bien? ¿Qué te parece?

Gohan: Creo que le falta algo.

Videl: ¿Como qué?

Gohan: Esto… –La tomó por la cintura, la sentó en sus piernas y la comenzó a besar de forma dulce y tierna.

Videl (sonriendo): Veo que tendré que tomarlo en cuenta para mis próximas comidas.

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Videl: Déjame ver quién es, ¿aló?… Sí, soy yo… ¡Hola, Bulma!… No, no tengo… ¡Excelente!, muchas gracias… hasta luego.

<>

Gohan: ¿Qué quería Bulma?

Videl: Me pidió ¡que fuese su asistente en la Capsule! ¡¿Puedes creerlo?!

Gohan: ¡Qué bueno!

Videl: ¡Qué fastidio! nos va a tocar trabajar juntos.

Ambos: Jajajaja.

Unas semanas después, Gohan y Videl regresaron de su Luna de Miel. Al llegar a su nuevo hogar, todo el grupo Z los estaba esperando con una gran fiesta de bienvenida (qué raro, ¿no?)

Mr. Satán: Es muy bonita la casa, además de grande.

Milk: No puedo esperar a verla repleta de muchos nietecitos.

#18: ¡Vaya! Parece que con la compra de esta casa se notan claramente las intenciones de Gohan.

Mr. Satán: ¿A qué viene eso #18?

#18: Que al parecer Gohan no es tan tonto como lo pensaba.

Milk: ¡No te metas con mi pequeño Gohan, él no te ha hecho nada!

#18: Mire, entienda que Gohan ya creció y no va a seguir siendo el pequeño inocente de la familia Son. ¡Vuelva a la realidad, vieja loca!

Mr. Satán: Mejor me busco un poco de ayuda antes de que este par se mate, o peor ¡ME MATE A MÍ!

Mr. Satán corrió lo más lejos que pudo para salvar su vida y para encontrar a Goku y Krillin. Éstos las lograron detener (claro, después de recibir unas cuantas patadas y puñetazos por parte de sus respectivas esposas. Mientras, en una pared no muy distante, dos siluetas miraban con mucha risa lo que sucedía.

Vegeta: Es la primera vez que puedo decir que estoy disfrutando de una de estas insulsas fiestas (;P)

Picoolo: Sí, creo que tienes razón.

Vegeta: Además, parece que perdimos a otro guerrero.

Picoolo: ¿Por qué lo dices?

Vegeta: ¿Que no es obvio? El hijo de Kakaroto va a tener nuevas responsabilidades, si sabes a lo que me refiero.

Picoolo: No hables mucho, que tú también adquiriste nuevas responsabilidades al comprometerte con Bulma y sigues peleando con nosotros.

Vegeta: Pero yo no me preocupo tanto por los demás como lo hace Gohan. Te dice su amigo y ni siquiera lo conoces bien.

Picoolo: Bueno, basta ya, el caso es que no vamos a perder un guerrero, sino que vamos a ganar varios.

Vegeta: Por primera vez puedo decir que tienes razón, Nameku. Sus hijos serán poderosos representantes de la raza sayan.

Pero lo que no se imaginaban era que Gohan los estaba escuchando, y al parecer no le gustó nada la conversación que habían tenido. Comenzó a imaginarse a su hijo peleando en alguna de esa terribles batallas que su padre y los demás protagonizaban, y donde casi siempre… ¡morían!

Lo más lógico es que recurramos a las esferas del Dragón, pero… el dolor que crearía en Videl la muerte de ese pequeño una y otra vez por salvar este planeta, ¡no quiero ni pensarlo! Lo siento mucho, amor, esto será lo mejor para ambos. Sé que nunca me lo perdonarás.


Las semanas pasaron y Gohan había logrado convertirse en uno de los ejecutivos más respetables de Ciudad Satán: admirado por muchos, temido por otros. Sus habilidades las demostraba en cada empresa. Por otro lado, Videl también triunfaba: en los eventos y juntas a los que Bulma debía asistir, su «mano derecha» (por así decirlo) la acompañaba.

Todo parecía perfecto para él, pero para ella no. Una noche, durante la cena, Videl decidió hablar con Gohan sobre eso.

Videl: Cielo, he estado pensando que nos hace falta algo.

Gohan: ¿Como qué?

Videl: No sé… ¿qué te parece si tenemos un hijo?

Gohan: ……

Videl: ¿Y bien? ¿Qué me dices?

Gohan (pensando): Perdóname por lo que voy a decir. No me parece una buena idea.

Videl (sorprendida): Parece que escuché mal y espero que así sea.

Gohan: Así como lo oyes, no quiero tener hijos.

Videl: ¡¿Cómo puedes ser capaz de decirme eso?!

Gohan: Y qué quieres, ¿ah? ¿Que llore? ¡No quiero tenerlos ni ahora ni nunca!

Para Videl, ésta fue la gota que derramó el vaso. Desconocía al hombre con el que había casado. Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, pero no derramó ni una sola; decidió levantarse de la mesa, pasó a un lado de su esposo y le susurró: «Espero que te arrepientas de todo lo que dijiste esta noche…». Gohan intentó diculparse, pero ya era muy tarde para arreglar lo que él mismo causó.

A la mañana siguiente, en la Capsule…

Bulma: Videl, quiero que organices la cita con la ELODBZ Corp. El contrato que tenemos con… ¿Me estás prestando atención?

Videl: ¿Ah? ¿Qué? D-disculpa Bulma, es que no me siento muy bien. Anoche tuve una discusión muy fuerte con Gohan.

Bulma: ¿Acaso te hizo daño?

Videl: En cierta forma. Le propuse que tuvieramos un hijo y lo único que me dijo fue… Es muy doloroso, todo lo que dijo –Videl no soportó más y rompió a llorar.

Bulma: Cálmate, ve a tu casa y descansa. No voy a permitir que sigas trabajando en esas condiciones. No te procupes, hablaré con él.

Videl se dirigía hacia la puerta cuando sintió un fuerte mareo que la hizo caer al suelo. Bulma rápidamente se dirigió hacia ella para hacer que reaccionara. Pidió ayuda a sus empleados, quienes llamaron a una ambulancia mientras otros llevaban a Videl hasta un sillón.

Ya en el hospital, Videl despertaba y notó que no estaba sola.

Videl: ¿Dónde estoy?

Milk: Shhhh, no hagas ningún esfuerzo. El doctor quiere hablar contigo en cuanto te recuperes. Por el momento, descansa.

Videl: No quiero esperar, quiero saber lo que tengo.

Bulma: ¡No seas testaruda! –En ese momento, el doctor entra a la habitación.

DR: Vaya, parece que ya despertó la señora. ¿Ustedes son familia de ella?

Milk: Yo soy su suegra y ella –señalando a Bulma– es una amiga de la familia.

DR: Bueno, lo que tengo que decir les va a interesar y alegrar mucho.

Videl: ¡Ya basta! ¿Qué puedo tener que nos alegre a todos?

DR: Señora, usted está esperando un bebé. ¡Felicidades!

Las Tres: ¡¿Qué?!

Milk: Te felicito, querida. Esto debe saberlo Gohan.

Videl: Él es el que menos debe enterarse. No le diga, por favor.

Bulma intervino en ese momento y le explicó a Milk todo lo que ocurrió entre su hijo y Videl.

Milk: Ya entiendo, entonces no diré nada. Pero dime algo, ¿te sientes feliz?

Videl: ¡Claro! Es el producto de nuestro amor que voy a querer y proteger como si fuese mi vida.

Luego, Videl fue llevada a su casa por Milk, quien la acompañó hasta que fuese de noche. Cuando estuvo sola, se sentó en el sofá y comenzó a pensar: ¿Será niño o niña? ¿A quién se parecerá? ¿Tendrá cola? Y así estuvo hasta que se quedó dormida.


Han pasado 3 meses, Gohan preparaba un nuevo contrato con la ELODBZ Corp. No había terminado cuando por su mente pasó algo que empezaba a preocuparle: Videl. La estaba notando un poco extraña en los últimos días: no lo trataba igual que antes, siempre estaba pensativa… parecía que ocultaba algo. Ya era hora de que hablaran, la situación no podía continuar.

???: ¿Hola? La Tierra llamando a Gohan.

Gohan: ¿Ah? ¿Qué? Oh, eres tú, Videl.

Videl (sonriendo): ¿Y a quien esperabas, a la mujer maravilla? Mira, Bulma quiere saber si ya terminaste el contrato. Al parecer, la ELODBZ quiere firmarlo lo antes posible.

Gohan: En un momento estará listo Luego, respiró profundo. Espera, no te vayas aún. Tengo algo muy importante que hablar contigo. Dime, ¿te ocurre algo?

Videl: No, ¿por qué lo preguntas?

Gohan: Es que… no sé, te comportas tan extraño… –En ese instante, Videl se levantó, se acercó a Gohan y lo besó tiernamente en la mejilla.

Videl: No te preocupes más, no me está pasando nada.

Gohan (abrazándola): Espero que así sea –Se apartó un poco y notó algo diferente en el físico de su esposa. Sonrió y dijo–: Deberías dejar de comer tanto, porque te estás poniendo gordita.

Videl: ¿Sí? Tomaré eso en cuenta. –Al salir de la oficina pensó que ya era hora de prepararlo todo. No le gustaba desde un principio lo que había planeado con Bulma y Milk, pero era lo mejor para protegerla a ella y al bebé–. Espero que me entiendas, Gohan…

Muy temprano en la mañana, Videl se levantó silenciosamente de la cama, se vistió, se acercó a Gohan para darle un beso en la frente y, finalmente, tomó su mano y la colocó en su vientre diciendo: «Despídete de tu papá…». Mientras se alejaba de la casa, algo le seguía diciendo que no estaba bien lo que hacía. Tenía la impresión de que era el bebé…

Llegó a la casa de Bulma, donde se quedaría hasta que diera a luz. La habitación estaba decorada especialmente para una niña.

Bulma: ¿Te agrada la habitación?

Videl: Sí, es muy bonita.

Bulma: Fue de Bra cuando nació. Toda la decoración fue de Vegeta.

Videl: ¿En serio? No sabía ese lado tierno del Sr. Vegeta.

Bulma: Estaba tan emocionado con la idea de que tendríamos una niña. Lo único que hacía era estar encerrado en este cuarto para darle unos cuantos toques al que sería –imitando a Vegeta (ya saben, ceño fruncido y cruzado de brazos)– «El cuarto de una princesa sayayin». –Ambas comenzaron a reír, al sólo pensar que El Príncipe de los Sayayins hizo eso…

Vegeta (entrando a la habitación): Oye, mujer, ¿qué haces aquí? ¿De qué se ríen?

Bulma: No, por nada. Lo que pasa es que Videl me contó un chiste muy bueno.

Vegeta: Espero que me estén diciendo la verdad. Dime, Videl, ¿te ha gustado la habitación?

Videl (sonriendo): Sí, es muy hermosa. Me agrada mucho el estilo que utilizó.

Vegeta: Gracias… ¡Hey! ¿Cómo sabes que yo…? ¡¡¡Bulma!!!

Bulma: No te pongas así. Además, ¿qué tiene eso de malo?

Vegeta: ¡¿Te has dado cuenta de lo que puede hacer esto a mi reputación?! –Antes de que pudiese terminar, Bulma le cerró la «bocota» con un tierno beso. Se calmó un poco y se sonrojó–. Bueno, ejem… prefiero que se dañe mi reputación. Disculpa, mujer.

Bulma: No te preocupes. Además, sólo a ti tiene que importarte lo que hagas. Cambiando el tema –volteando hacia Videl–, espero que te sientas cómoda hasta que el bebé nazca. Nosotros los cuidaremos.

Videl: Muchas gracias. ¡Casi se me olvida! Tengo que llamar a Gohan para decirle que «ya llegué de mi viaje».

Mientras tanto, en la Montaña Paoz, Gohan despertó sin sentir a su lado a Videl. Notó que en su lugar había una pequeña nota que decía: «Tuve que salir muy temprano. Bulma me llamó para que representara a la Capsule en la Ciudad Imega. Estaré mucho tiempo fuera, te llamaré en cuanto llegue. Besos, Videl»

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Gohan: ¿Aló?

Videl: Soy yo, Videl.

Gohan: ¡Hola, amor! ¿Llegaste bien?

Videl: Sí, el vuelo fue excelente.

Gohan: Me alegro. Y dime: ¿cuándo vuelves?

Videl: No lo sé, al parecer esto va a durar mucho. No te preocupes, yo te llamaré en cuanto salga de las reuniones.

Gohan: ¿Sabes? Te estoy empezando a extrañar. Vuelve pronto, ¿sí? Te amo.

Videl: Yo también, te llamaré en la noche. Adiós.

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Al día siguiente…

Bulma: ¿Y qué piensas hacer hoy?

Videl: Pienso salir para comprarle unas cosas a mi bebé. Falta muy poco para que nazca y no le he comprado nada aún.

Bulma: Creo que no deberías salir, Gohan en algún momento podría…

Videl: No creo. Además, él está trabajando a esta hora.

Bulma: Sí, tienes razón. Bueno, me voy a trabajar… Ahhh, casi se me olvida: ¿podrías decirle a Vegeta que no utilice la Cámara de Gravedad? Anoche le encontré varias fallas a los tableros.

Videl: No se preocupe, se lo diré.

Una hora después, Videl se encontraba en una tienda para bebés, cuando…

Vendedora: ¿Qué le parecen estas botitas?

Videl: Son muy lindas, me las llevo. –Tomó las botitas junto con las demás cosas. En el instante que salió de la tienda, la voz de alguien «muy» familiar se dirigía hacia ella…

???: Videl… ¿eres tú? ¡No lo puedo creer!

Videl: ¿Sukiro? Hace bastante tiempo que no nos vemos. Dime, ¿te habías ido de la ciudad?

Sukiro: Sí, me mudé a la Ciudad Imega. Me habían ofrecido una gran oferta de trabajo y, como puedes ver, todo me ha resultado muy bien. Ahora estoy de vacaciones, quise visitar a mis padres y a algunos ex-compañeros.

Videl: Qué bueno.

Sukiro: No hablemos más de mí. ¿Qué me dices tú? ¿Te casaste con Gohan?

Videl: Sí, hace más de un año.

Sukiro: Pues, déjame felicitar a la novia, aunque un poco tarde, ¿no? Jeje.

Videl (sonriendo): Gracias.

Sukiro: Por cierto, noto que pronto vas a ser mamá. Gohan debe estar muy feliz.

Videl no pudo evitar bajar la mirada, dejando escapar una pequeña lágrima (¡Qué esperaban! Recuerden que el embarazo sensibiliza a la mujer ^_^ )

Videl: Él es el que menos está entusiasmado, por eso no le he dicho nada.

Sukiro: ¡¡¡Qué!!! ¡No puede ser! Conozco a Gohan y debe tener alguna explicación para todo esto.

Videl: Eso espero, no puedo seguir ocultándole mi estado.

Sukiro: Yo hablaré con él.

Videl (tomándolo de las manos): ¡No, por favor! ¡Prométeme que no lo harás!

Sukiro: Pero Videl, déjame ayudarte.

Videl: ¡Prométemelo!

Sukiro trataba de entender lo que Videl quería decirle, sus lágrimas reflejaban su dolor de madre… de mujer. No le quedó más remedio que cumplir con tan dura promesa.

Sukiro: Está bien, lo haré por ti, pero ahora prométeme que le dirás antes de que ese bebé nazca.

Videl: Te lo prometo…


Un tiempo después, en la Capsule Corp…

Bulma: Está quedando muy bonita la decoración, ¿no lo crees, Milk?

Milk (sonriendo): Sí, deberíamos formar nuestra propia agencia de festejos.

Bulma: Creo que tienes razón, jejeje…

Milk: Por cierto, ¿dónde están Trunks y Vegeta?

Bulma: Fueron a comprarle un regalo a Bra, parece que se les olvidó hacerlo hace unos días (nota de la autora: ¡HOMBRES TENÍAN QUE SER!) Y tanto que los necesitaba para terminar los últimos detalles…

Milk: Quisiera tener las esferas del dragón para pedirle a Shenlong que nos mande un poco de ayuda.

Videl: Si quieren les puedo dar una mano.

Bulma: Oh, Videl, no es necesario.

Milk: Además, en tu estado no puedes hacer este tipo de esfuerzos. Es mejor que descanses, ya faltan dos meses para darle la bienvenida a mi nieto o nieta.

Videl: Por favor, estoy muy aburrida. Esto de descansar ya me fastidia.

Milk: Está bien, entonces… ayúdanos a decorar la torta.

Bulma: Por cierto, Videl, ¿ya pensaste un nombre?

Videl: Aún no. He pensado en varios, pero ninguno me convence…

Unas horas después, la fiesta había empezado. Bulma y Vegeta bailaban (por no decir que ella lo obligó a hacerlo), Mr. Satán hablaba con el maestro Roshi y Dendé, Goku y Majimboo se devoraban todo mientras Trunks y Goten jugaban con Bra; por otro lado, Milk y Videl terminaban de preparar una nueva ración de bocadillos.

Milk: Me parece que Goku nunca va a cambiar, siempre hace lo mismo.

Videl: No se ponga así, señora. ¿Por qué no intenta sacarlo a bailar como lo hizo Bulma?

Milk (suspirando): Lo intentaré, veré si logro alejarlo de la comida por un minuto, jeje. Me avisas si necesitas algo.

Videl: Pues entonces, mucha suerte con el Sr. Goku y no se preocupe, yo… –Videl no pudo terminar cuando vio que alguien muy inesperado llegaba a la Capsule–. N-no puede ser… Él aquí.

Milk: ¡Se me había olvidado! ¡Bulma le dijo a Gohan que viniera!

Videl: ¡¿Y ahora qué hago?! ¡NO PUEDE VERME!

Milk: Primero, cálmate. Ve a tu cuarto y quédate allí hasta que Bulma, yo y los demás pensemos en algo (Por si acaso: Ya todos sabían del estado de Videl, y del problema que tuvo con Gohan).

Videl subió rápidamente a la habitación, fue hacia la ventana y vio a su esposo. Después de cuatro meses tenía muchos deseos de verlo; su vientre comenzó a moverse, al parecer la niña sentía que su padre estaba cerca. Luego, se alejó de la ventana para sentarse un instante y pensar en muchas cosas, aquellas en la que durante cuatro meses lo necesitó.

???: No debes seguir haciendo esto…

Videl (asustada): P-pero, ¿quién e-eres?

???: Vaya, parece que después de muchos años no me recuerdas, Pequeña Vi.

Videl: ¿Hermana? ¿En realidad eres tú? No puede ser, tú estás…

???: ¿Muerta? Hace mucho me di cuenta de eso. No tengas miedo, no te voy a comer.

Videl: ¿Qué haces aquí?

???: Emma me envió para que habláramos de lo que estás haciéndole a Gohan. Se ha sentido muy solo y creo que es justo que sepa toda la verdad.

Videl: Parece que no te has dado cuenta. Él no quiere que tengamos hijos. Le pedí una explicación y no quiso dármela.

???: Pequeña Vi… La razón es que no quiere hacerte sufrir.

Videl: Ya lo está haciendo.

???: Déjame explicarte… –Le explicó todo lo que ocurrió la noche que regresaron de la luna de miel (la conversación entre Picoolo y Vegeta que Gohan escuchó)–. Y es por eso que tomó esa dura decisión.

Videl (sollozando): Así que todo lo hizo… por mí. ¡Tengo que hablar con él! –Antes de salir, abrazó a su hermana para terminar diciendo–: Te quiero mucho, gracias por estar conmigo en este momento.

???: Siempre he estado contigo y siempre lo estaré. Recuerda que antes de irme te prometí que no te abandonaría –dijo tomando el collar que tenía Videl puesto. Luego la besó en la frente para despedirse–. No olvides tampoco tu promesa, hay algo en ese collar que tú debes llenar…

Ya lo había comprendido todo, esa conversación que tuvo con su hermana hizo que tomara todo el valor que había perdido. Estaba decidida a hablar con él. Salió de la habitación y se dirigió hacia donde él estaba; logró verlo y notó que estaba hablando con Bulma, se escondió cerca de donde ellos estaban para escucharlos.

Gohan: Hace mucho tiempo que no nos reuníamos para una fiesta, ¿no?

Bulma: Sí, desde tu boda. Parece que fue ayer cuando decidieron unir sus vidas para siempre.

Gohan: Por cierto, ¿no sabes cuándo termina esa reunión en la Ciudad Imega?

Bulma: Creo que dentro de un par de meses, ¿por qué?

Gohan: Quiero que Videl esté conmigo. Estos cuatro meses lejos de ella me están volviendo loco… La extraño mucho, quiero volver despertar junto a ella para decirle que la amo.

Bulma: Ella está bien, verás que cuando menos lo creas estará a tu lado.

Videl dejó escapar una pequeña lágrima junto con una pequeña sonrisa, pero al salir de su escondite, sintió un fuerte dolor que la hizo caer de rodillas, le costaba respirar. Trató de arrastrarse hacia donde estaba Gohan, que se alejaba más y más de ella.

Videl: N-no… puedo… más… Gohan… ¡¡¡GOHAN!!!

Gohan reaccionó ante el llamado, se volteó y vió a su esposa tendida en el suelo, se acercó a ella y la tomó en sus brazos.

Gohan: ¡Amor! ¡Despierta, por favor!

Videl: Pe-perdóname… yo también te amo…

Gohan: ¡No me dejes! ¡Resiste un poco! No permitiré que te pase algo a ti o nuestro hijo –dijo notando su estado. Luego miró a Bulma que estaba con él–. Dile a todos que Videl entró en labor y que la llevaré al hospital.

Ya en el hospital, Videl había sido internada de emergencia. Gohan no se separó de ella por ningún motivo, no quería estar lejos de ella si algo le llegaba a ocurrir. Notó de pronto que estaba despertando, la tomó de la mano y le dijo que descansara.

Videl: ¿Dónde estoy?

Gohan: En el hospital. El parto se adelantó.

Videl: ¿Y mi bebé? ¿Está bien?

Gohan: Sí, no te preocupes –dijo besándola tiernamente en la frente. Despúes de un largo silencio–: ¿Por qué me lo ocultaste?

Videl: ¿Recuerdas esa discusión que tuvimos? Me dijiste que no querías tener hijos de la forma más déspota e insensible. Al día siguiente, me enteré que estaba en estado y, cuando iba a decirte, recordé nuestra discusión y decidí callar.

Gohan: Tú deberías perdonarme a mí, no quería que sufrieras cuando nuestro hijo…

Videl: ¿Muriese en batalla y las esferas del dragon no existieran para revivirlo? Yo también pensé en lo mismo, pero recordé que en sus venas corre también sangre sayajin y por instinto querrá pelear y no podremos impedírselo. Deja que haga lo que más le guste.

Gohan aceptó y la besó en los labios. Pronto se durmió y se retiró para dejarla descansar.

El trabajo de parto duró mucho tiempo. Todos estaban muy preocupados por el estado de Videl y el bebé. Después de mucho esperar, el doctor salió para dar la noticia de que ambos salieron muy bien del quirófano y que podían ver a la madre en su habitación. Allí todos se reunieron para ver al nuevo miembro de la familia Son.

Milk: ¡Es una linda niña! Se parece mucho a su mamá.

Mr. Satán: Es verdad y al parecer ¡auch! tiene la fuerza de su padre, jeje.

Vegeta: ¿Y qué esperaba? ¿Que tuviera su fuerza?

Todos: Jajajaja…

Bulma: Y díganme, ¿ya pensaron en un nombre para esa niña?

Gohan: Yo no lo he pensado.

Videl: Pero yo sí, quiero que se llame Pan.

Mr. Satán: ¿Vas a llamarla como a tu hermana?

Videl: Sí, papá.

Gohan: Me parece un nombre muy bonito, ¿verdad, Pan? –Tomó a la niña en sus brazos, quien sonrió al tener cerca a su papá.

Milk: ¡Oigan ustedes dos! Quiero tomarles una foto. ¿Listos? Digan «Whisky».

Gohan y Videl: «Whisky».

Y hasta aquí llega mi historia. Bueno, la historia de Gohan y Videl… Ahhh, casi se me olvida: ¿recuerdan que Videl tenía que llenar algo que le hacía falta a su collar? Pues ya lo hizo. La foto que Milk les tomó la colocó en su collar junto con una foto de ella y su hermana. Así podía tener cerca a las personas que ella más quiere y ha querido en su vida.


Forgiven Not Forgotten

por Patybra


Una nueva noche llegaba a la Capsule Corp.

En la habitación de Bulma, la chica estaba arreglándose mientras tarareaba una canción. Por lo que se veía, estaba muy feliz. La causa de su felicidad era que había quedado con Yamcha para cenar; su novio le había prometido una cena romántica para celebrar su aniversario. Hacía mucho que no estaba tan contenta y eso se reflejaba en su apariencia, esa noche estaba guapísima, parecía una princesa. Llevaba un vestido de escote, palabra de honor, largo hasta los pies; era de color negro, lo que la hacía parecer muy elegante. También llevaba puestos unos pendientes a juego con un colgante, los que Yamcha le regaló por su cumpleaños. Ella siempre solía ir bien vestida, aunque nunca se arreglaba tanto, pero esa noche era una excepción ya que iban a ir al restaurante más caro y elegante de la ciudad.

El reloj dio las 21:00 y decidió bajar al salón a esperarlo, ya que no tardaría mucho en llegar. Dieron las 21:30 y Bulma empezó a preocuparse, ya que hacía media hora Yamcha que debería haber pasado a buscarla. Seguían pasando los minutos y la chica ya no sabía qué hacer. En eso, Vegeta apareció por el salón, iba con su ropa de entrenamiento y bebía de una lata de cola. Al ver cómo iba Bulma, casi se le cae la lata al suelo… pero deprisa reaccionó y empezó a hablar:

VG: Jum, por lo que puedo ver, estás esperando a alguien… y ese alguien me imagino que es el patético de tu «novio».

BL: ¡¡Déjame en paz, Vegeta!! A ti no te importa con quién haya quedado… ¿o acaso estás celoso?

VG: ¡¡¿¿QUÉ??!! ¡¡Yo celoso de ese patético humano!! Eso es lo que a ti te gustaría… Por lo nerviosa que aparentas estar, parece que sabes igual que yo que ese insecto no va a venir.

BL: ¿Tú qué sabes? ¡No tienes ni idea!… ¡¡Vendrá!!… Seguro que le ha pasado un contratiempo y por eso se retrasa… –dijo la chica con un tono de decepción en su voz.

VG: Por mí, puedes seguir mintiéndote a ti misma, no te das cuenta que ese idiota te la está pegando cada dos por tres… Bueno, pero eso a mí me da igual… –dijo más para sí mismo, tratando de convencerse de algo que no era.

BL: ¡Tú lo has dicho, señor príncipe! ¡¡Eso a ti no te importa!! –dijo a la vez que salía del salón en dirección al porche.

A Vegeta le entró la tentación de preguntarle a Bulma que a dónde iba, pero su orgullo le hizo irse a descansar a su habitación, mientras se repetía a sí mismo que no le importaba nada relacionado con la chica… aunque en su interior temía que estaba empezando a sentir algo por la chica de cabellos azules.

Mientras fuera Bulma se subía a su aerocoche, había decidido ser ella la que iba a buscar a su acompañante.

BL: ¡Está decidido! Estoy segura que le debe haber pasado algo y por eso se retrasa tanto… pero si me quedo aquí esperando, no lo sabré nunca. ¡Más le vale tener una buena excusa! –se dijo así misma dándose ánimos… pero en realidad se sentía fatal y algunas lágrimas empezaban a asomar por sus ojos–. ¡¿Qué digo excusa?! ¡¡Lo que ha hecho no tiene ninguna excusa!! Hoy es nuestro aniversario… ¿Cómo puede haberse olvidado? –dijo entre sollozos a la vez que ponía en marcha su aerocoche.

Bulma conducía tan deprisa que tan sólo tardó cinco minutos en llegar a casa de Yamcha. Subió decidida las escaleras que daban al tercer piso donde vivía el chico, pero se paró en seco al llegar a la puerta en la que vivía su novio. Estuvo algunos segundos meditando si debía llamar antes de entrar, pero finalmente se decidió por usar la copia de la llave que le había hecho Yamcha. Entró en la casa y no parecía haber nadie, todo estaba oscuro y en silencio… pero de repente se escucharon unas carcajadas. Bulma se dirigió a la habitación de Yamcha, de donde salía un hilo de luz, y cuando entró sus ojos vieron algo que nunca olvidarían… allí estaba su novio, divirtiéndose en la cama con otra mujer… Bulma se quedó petrificada.

YM: ¡¡¡Ehhh!!! ¡¡¡Cariño!!!… De verdad que esto no es lo que parece…

BL: ……………………

Bulma no dijo nada, sólo atinó a irse corriendo sin escuchar las excusas que le ponía su novio mientras las lágrimas comenzaban a salir de sus ojos… unas lágrimas que parecía que nunca se iban a detener.

SM: Yamchita, ¿quién era esa chica? Parecía disgustada –dijo Salma, que así es como se llamaba la chica.

YM: Pues… es mi hermana, ¡Sí, mi hermana!

SM: Pues para ser tu hermana parece que le ha afectado demasiado lo que acaba de ver… –dijo su «amiga» con un tono de ironía.

YM: …eh… la verdad es que es una chica muy sensible… –Esto último lo dijo con un tono de tristeza y arrepentimiento a la vez.


Pasaron algunas horas desde que Bulma salió de la casa de Yamcha. La chica volvió a la Capsule Corp. hecha un desastre. Había bebido y además tenía el vestido estropeado, sin olvidarnos de esas lágrimas que no habían dejado de correr por sus mejillas. Pasó por delante de la habitación de Vegeta, éste estaba despierto y como la puerta estaba entreabierta la vio pasar, y también pudo ver el estado en el que la chica se encontraba.

VG: …Me lo temía… Sabía que esto iba a pasar… ¡Bah, qué más da! No es algo que me importe.

Vegeta estuvo unos minutos meditando y, aunque a su orgullo le costaba mucho, decidió ir a ver cómo estaba ella.

Se dirigió a la habitación de Bulma, pero justo cuando estaba dispuesto a entrar, su estúpida dignidad le hizo retractarse y volver a su cama.

En la habitación de Bulma, la chica no paraba de llorar sin consuelo. Continuó igual durante horas hasta que al final se quedó dormida.

Al día siguiente tenía los ojos morados y una cara horrible, señal clara de cómo se encontraba por dentro. Ese día ni siquiera discutió con Vegeta como solía hacer siempre, cosa que preocupó mucho al príncipe aunque él no quisiera admitirlo.

Así pasó una semana, sin ninguna novedad, hasta que un día llamaron a la puerta y Bulma fue a abrir. Cuál fue su sorpresa cuando se encontró con Yamcha. Nada más verlo, la chica iba a cerrar la puerta, pero éste la detuvo.

BL: Yamcha, vete… en estos momentos no quiero saber nada de ti –dijo con la voz muy baja, como si no tuviera fuerzas para hablar con él cara a cara.

YM: No, Bulma, por favor… tienes que darme una oportunidad de explicarte lo que pasó… Te juro que no es lo que parecía…

BL: ¡¡Encima vienes con cachondeo!! Por favor, Yamcha, que esa excusa está ya muy vista, ¿no crees? –dijo a la vez que su tono de voz y su ánimo iban subiendo.

YM: Te lo ruego, Bulma… Te prometo que no volverá a ocurrir… Te necesito… –dijo el chico en tono de súplica.

BL: Mira, Yamcha… si fuera la primera vez que lo haces, quizás te perdonaría… pero siento decirte que ya no quiero saber nada más de ti.

YM: Pero…

BL: ¡No hay peros que valgan!… De verdad que lo siento… Adiós.

Bulma cerró la puerta y no sabía si echarse a llorar, no sabía si había hecho lo correcto, pero de repente apareció Vegeta y Bulma sintió algo dentro de ella.

VG: Siento decirte que lo he oído todo… y… –a Vegeta le costaba decir lo que él quería–… Bueno… quiero que sepas que pienso que has hecho lo correcto… te felicito.

Dicho esto, Vegeta se largó a entrenar y un tono rojizo apareció en las mejillas de la chica. Mientras Bulma miraba cómo se iba el príncipe, soltó un suspiro en el que se pudo escuchar el nombre de Vegeta.

Pasaron algunas semanas más y ya todo el mundo sabía que Bulma y Yamcha habían acabado con su relación. Ella parecía estar mucho mejor, como si tuviera nuevas ilusiones…

Un día, Vegeta estaba entrenando en el jardín y Bulma salió a recoger el correo. Cuando le vio, se quedó pensando en el cuerpo tan perfecto que tenía el saiyan… La chica decidió volver a lo que estaba haciendo y entre tanta factura encontró una carta de su amiga Chichi.

BL: Qué raro… ¿Una carta de Chichi? No sé qué será, pero mejor podría haber llamado, es un medio muchísimo más rápido –dijo a la vez que abría la carta y empezaba a leerla.

No sufras más por él,
No te tortures con su recuerdo,
Que si él te hizo feliz,
Otro también podrá hacerlo.

Chichi

Era una carta muy corta, pero que a la vez decía muchas cosas. A veces se puede escribir muchas cosas y no decir nada, y otras escribir muy poco y decirlo todo, pensó Bulma en su interior.

BL: Muchas gracias, Chichi, creo que tienes razón… –dijo mientras miraba a Vegeta con mucha dulzura.

A la semana siguiente de que Bulma recibiera la carta de su mejor amiga, la chica de cabellos azules decidió ir a ver a Yamcha para aclarar las cosas de una vez por todas.

YM: ¿¿BULMA?? ¡¿Qué haces en mi casa?! –dijo con mucha alegría, pero luego su tono se volvió triste–… Pensé que no te volvería a ver nunca más…

BL: Verás, Yamcha, he venido para aclarar de una vez las cosas. No puedo negar que te quiero… pero sólo como a un amigo… Eso es lo único que tú y yo podemos ser.

YM: …Ya decía yo… pero… ¿Entonces me perdonas?

BL: Escucha esto porque no quiero que lo olvides nunca: perdono, no olvido, y por eso sólo podemos ser amigos.

YM: …Entonces me tocará olvidarte… Será muy difícil…

BL: Será difícil, pero no imposible. Es el momento de que los dos sigamos caminos diferentes sentimentalmente…

YM: ¿Quieres decir que ya has encontrado a alguien?

BL: Más o menos –dijo con un tono de picardía.

YM: ¡¡¡PERO BULMA!!!

BL: Es la hora de que me vaya, Yamcha. ¡Adiós!

Bulma salió de la casa del ahora su ex-novio y decidió dar un paseo antes de volver a la Capsule Corp…

BL: No sé porqué me parece que Vegeta y yo vamos a tener mucho tiempo para conocernos… y tengo el presentimiento de que haremos muchas cosas juntos… muchas…

Discordia Villanesca

por Manuel Herrera (MAHH)


1º Negro

Aplausos. Cretina entra en el estudio.

Cretina: Muy buenos días, amigas y amigos de toda hispanoamérica. Bienvenidos a otra edición de nuestro programa, la cual se titula: «Soy villano, ¿y qué?». Nuestro panel el día de hoy está candente. Conversaremos con un grupo de villanos de… ¿anime? No sabía que el anime supiera hablar…

Coordinador: ¡No seas bruta! ¡Anime con acento en la A!

Cretina: ¿Eh? Esteee… Bueno. Conversaremos con ellos para que nos cuenten un poco sobre los secretos de su villanesca existencia. Vaya, nuestro primer invitado no necesita presentación. Todos lo conocemos perfectamente desde que se jamó a los androides 17 y 18. ¡Que pase El Pelfecto, por favor!

Aplausos. Cell llega volando al estudio.

Cell: Gracias, muchas gracias por invitarme a tu programa, Cretina.

Cretina: Oyeme tú, ¿cómo están tus beibis?

Cell: ¿Mis qué?

Cretina: ¡Tus beibis, tus beibis! ¿Acaso no me comprendes?

Cell: ¡Ah, te refieres a los Cell Jrs.! Ellos están bien, gracias por preguntar.

Cell (pensando): ¡Phew, esta mujer es enervante!

Cretina: De todos es sabida la trayectoria villanesca de nuestro jaspeado amigo. A ver Pelfecto, cuéntanos un poco de tu vida.

Cell: Bueno. Desde que…

Cretina: ¡Excelente testimonio! Ahora presentaremos a nuestra segunda invitada: Azúcar Lenguy Sorgo… ¡Caballero, qué nombre!

Aplausos. «Azúcar» entra en el estudio.

«Azúcar«: ¡Es Asuka, Asuka Langley Soryu! (MAHH: de Neon Genesis Evangelion)! ¡Aprende a leer, momia estúpida!

Cretina: ¡Vaya, qué carácter! Toma asiento, amiga.

Asuka: ¡Me voy a sentar pero no porque tú me lo digas, adefesio!

Cretina: Como tú digas, chiquita. Según tengo entendido, tú eres famosa por hacerle imposible la vida a tus compañeritos de clase, empezando por un tal Chinche (imagino que es su mote).

Asuka: ¡Himmel! ¿Cómo dejé que me convencieran para venir a este show tercermundista?

Cretina (pensando): Esto no está funcionando…

Cretina: ¡Ejem! En vista de que nuestra azucarada amiga está algo reacia a conversar por los momentos, vamos a presentar al tercer panelista de hoy. Su nombre es Tetsuo Shima (MAHH: del manga y película AKIRA)… ¡Vaya, otro nombre extraño!

Aplausos. Tetsuo llega volando al estudio.

Cretina: ¿Qué tal, Tetsuo? ¿Cómo sigues de tu brazo?

Tetsuo: Excelente. Acabo de aceitarlo esta mañana.

Risas.

Cretina: Ja, ja, ja… Qué gracioso, pero aquí la que echa los chistes soy yo, ¿estamos?

Tetsuo (exprimiéndole el micrófono): No, no estamos.

Cretina: Bue… bueno. Lo acepto. Después de todo, los villanos se robaron el show de hoy.

Asuka: Bah, es un presumido.

Tetsuo: ¿Qué dijiste?

Asuka: ¡Lo que oíste, descerebrado! ¿Quieres pelear?

Cell (en voz baja): Chiquillos imbéciles.

Tetsuo: No tienes ni idea de quién soy, ¿verdad?

Asuka: ¡Por supuesto! ¡Eres un tonto mutilado con una capa ridícula!

Tetsuo (destellando): ¡¡¡NIIIÑAAAAAA!!!

El estudio tiembla.

Cretina: ¡Un momentito! ¡No quiero peleas en mi estudio!

Asuka y Tetsuo: ¡Cierra la boca!

Cretina: Percibo una mala vibra en esas palabras…

Tetsuo: ¡TOMA ESTO, INSOLENTE!

Asuka: ¡OH, GOTT!

TV: Estamos teniendo ciertos problemas técnicos. Por favor, no se retire de nuestro canal.


2º Negro

Asuka (con un ojo morado): Scheisser…

Tetsuo (con una mano marcada en la mejilla): ¡Vas a ver a la salida!

Cretina: ¡No, no, no, nada de eso! ¡Compórtense como villanos decentes! Miren al Pelfecto, tan tranquilo en su silla. ¿Por qué no pueden portarse como él?

Asuka: ¡Porque a mí no me pagaron como a él!

Cell: Este…

Cretina: Well, well. Dejémoslo hasta allí, que el público tiene algunas preguntas. ¡Usted, que tiene la mano levantada desde hace rato!

Hombre A: Gracias, Cretina. Mi pregunta es para El Perfecto: ¿Qué fue lo que te motivó a convertirte en villano?

Cell: Pues… muchas cosas, pero básicamente convertirme en el ser más poderoso de todo el Universo.

Asuka: Tal vez el más poderoso, pero no el más brillante.

Mujer A: ¡Pero bueno, chica! ¿Vas a seguir interrumpiendo? ¡Tú lo que eres es una acomplejada!

Aplausos.

Asuka: ¿DAS?

Cretina: Uh, oh…

Asuka: ¡Quién te crees que eres para hablarme de esa forma, gusano! ¡Yo soy Asuka Langley Soryu, una piloto de élite! ¡Si no fuera por esos mandriles de seguridad iría ahora mismo a voltearte la cara!

Cell: Ejem… Como iba diciendo…

Asuka: ¡SCHLUSS! ¡Aún no he terminado, cabeza moteada!

Cell: ¡Ya me comenzaste a irritar!

Asuka: ¡Ja! ¿Y qué piensas hacer, lagarto con viruela?

Cell: ¡No me provoques, niña! ¡Con sólo mover un dedo podría abrirte un agujero en la cabeza!

Asuka: ¿Ah, sí? ¡Pues a mí se me ocurren muchas formas de machacarte con mi Evangelion 02, pero como eres una cucaracha, supongo que un pisotón sería más que suficiente para mandarte al Infierno!

Cell (levantándose de su silla): ¡Se acabó! ¡No permitiré que una mocosa petulante me hable de esa forma!

Cretina: ¡Vuelve a tu asiento, Pelfecto, recuerda que firmaste un contrato!

Cell: ¡Cierra la boca, bruja!

Asuka (pensando): Himmel, esto se ve mal. Tendré que improvisar…

Cell: ¡Te romperé las piernas!

Asuka: ¡Espera! Es injusto que me ataques sabiendo que dejé mi EVA en el estacionamiento, pero si lo que quieres es demostrar tu poder, ¿por qué no combates con Tetsuo?

Tetsuo: ¡Oye! ¿Por qué me metes a mí en esto?

Asuka: ¿Qué sucede, kinder? ¡No me digas que le tienes miedo a semejante fanfarrón!

Tetsuo: ¡No es eso! Es sólo que…

Asuka: ¡Lo sabía! ¡No son más que unos cerdos chauvinistas, que me agreden por ser mujer!

Cretina: Vaya, así que hay un trasfondo machista en toda esta discordia. Vamos a ver qué opina el público al respecto.

Mujer B: Óyeme tú, Cretina, definitivamente estoy agree with you. Lo único que quiere la pobre niña es un poco de atención, pero en cambio recibe amenazas de este par de cerdos machistas.

Asuka (pensando): No sé si sentirme halagada u ofendida por ese comentario…

Tetsuo: ¿Cómo pueden compadecerse de esta serpiente? Si está aquí no es precisamente por ser una bella persona. ¡Mírenme a mí! Fui abandonado a muy temprana edad, y crecí sumido en la miseria hasta que el gobierno decidió jugar con mi cerebro.

Cretina: ¡Pobre muchacho! Pero no te olvides de todos los destrozos que causaste en Neo-Tokyo.

Tetsuo: ¿Cuáles destrozos? ¿El puente? ¿El satélite? ¡Son tonterías! ¡Deberían pensar menos en lo material y más en los sentimientos de un superser como yo!

Coordinador: ¡Córtalo, córtalo!

Cretina: Bueno, nuestro coordinador nos está haciendo señales para ir a publicidad. No se vayan, que al regreso tendremos más invitados especiales en «Soy villano, ¿y qué?».

Aplausos.


3º Negro

Cretina: Estamos de vuelta con mucho más de Cretina. Ahora presentaremos a la segunda mitad de nuestro panel, empezando por… ¿Fabricio? ¡Vaya, tiene nombre cubano!

Aplausos. «Fabricio» entra al estudio.

Fabricio: ¡A ver si aprende a leer, señora! En su tarjeta dice claramente que mi nombre es Fibrizo (MAHH: de Slayers NEXT).

Cretina (pensando): ¿Y cómo habrá entrado este mocoso al estudio?

Cretina: ¡Seguridad, háganme el favor y saquen inmediatamente a este niño del estudio!

Fibrizo: Creo que debería investigar mejor sobre sus invitados, abuela…

¡KA-BOOM! Fibrizo desintegra a los gorilas de seguridad.

Cretina: ¡EEK!

Público: ¡¡¡OOOOOOHHH!!!

Cretina: ¡Pe-pe-pero si sólo eres un niño! ¡Hasta Eliancito debe ser mayor que tú!

Fibrizo: Soy el Amo del Infierno en el cuerpo de un niño. Mi forma real es tan terrible a los ojos humanos que escogí ésta para no causarles tanto pavor. Mis poderes superan a los del mismísimo Señor de las Pesadillas, el Supremo Satánico Sabranigudu.

Cretina: ¿Y por qué no invitaron a ese tal Sabrani-como-se-llame?

Coordinador: Porque no cabía en el estudio.

Cretina: ¿Verdad?

Coordinador: Bendito.

Fibrizo: ¿Ya puedo sentarme?

Cretina: ¡Sí, sí, por supuesto! ¡Qué descortesía de mi parte! Adelante, toma asiento.

Fibrizo: Gracias, amiga.

Cretina: ¡Phew! Continuemos entonces con nuestro siguiente invitado, que también pertenece a Dragonball Z. ¡Que pase Freezer!

Aplausos. Freezer entra flotando al estudio.

Cretina: Este alienígena de tez blanquecina ha venido al programa porque tiene una rencilla con El Pelfecto.

Freezer: ¡Así es! ¡Este miserable canalla se burló de mí en un juego de poker que tuvimos en el Más Allá (MAHH: de mi fanfic Padre Soltero)!

Cell: Yo…

Freezer: ¡Como el muy cretino no sabe jugar, se quedó sin dinero rápidamente y apostó a sus Cell Juniors!

Público: ¡¡¡OOOOOOHHH!!!

Cretina: ¡Ajá! ¡Conque un padre desnaturalizado!

Cell: ¡Esperen un segundo! ¡Todo fue una trampa para escaparme del juego! ¡Yo jamás sería capaz de hacer una cosa como ésa!

Freezer: ¡Exactamente! ¡Yo gané limpiamente tres de tus Cell Juniors y tú los pusiste en mi contra!

Cretina: ¿Y tú para qué querías esos Cell Juniors, mi hermano? No me digas que…

Público: ¡¡¡AAAAAAYYY!!!

Freezer (sonrojado): ¿Qué demonios están pensando?

Asuka: ¡Es un pervertido!

Tetsuo: Otro corruptor de menores.

Fibrizo: ¡Si te me acercas, te aniquilo!

Cretina: Hummm… Estoy segura de que te llevarás muy bien con nuestro último panelista de hoy, el cual proviene del mismo lugar que la dulce Asuka (MAHH: Neon Genesis Evangelion). Recibamos con un aplauso a Kaoru Nagisa.

Aplausos. Kaoru entra flotando al estudio.

Kaoru: Hola, Cretina. ¡Qué radiante luces el día de hoy!

Cretina: Gracias, catire.

Kaoru: Ah, no es nada. Sólo préstame tu lápiz labial al final del show y quedamos a mano.

Asuka: Obviamente no podía faltar el invitado gay.

Cretina: Y bien, Kaoru, ¿qué opinas de nuestro amigo Freezer?

Kaoru: Su corazón es demasiado frágil, frágil como el cristal. Es digno de ser amado.

Público: ¡¡¡UUUUUUYYY!!!

Kaoru: Te amo, Freezer.

Freezer: ¡Sáquese, cosa rara!

Kaoru (pensando): Ojalá que Shinji no me esté viendo…

TV: Estamos teniendo ciertos… ¡ah, qué diablos! ¡Interrumpimos este programa sólo porque estaba pasado de gay!

4º Negro

Cretina: Vaya, aquí estamos de regreso con «Soy villano, ¿y qué?». La cosa se pone cada vez más peluda aquí en el estudio, pero vamos a darle chance al público para que haga sus preguntas.

Hombre B: OK, Cretinita. Mi pregunta es para la chiquita: ¿Cómo es que todos los villanos aquí presentes tienen superpoderes, menos tú?

Fibrizo: ¡Pero qué pregunta! ¿Acaso no te has percatado de que su superpoder es su lengua?

Risas.

Asuka: ¡Aguarda sólo un instante, kind! ¡La pregunta era para mí, zopenco, no tenías por qué responderla tú!

Fibrizo: Discúlpame, no era mi intención.

Asuka: ¿Das? ¿Acaso te estás burlando de mí?

Fibrizo: Para nada, amiga. Yo sólo trataba de evitarte el trabajo mental que requiere responder una pregunta de ese calibre.

Asuka: ¡Oye! ¡Estás tratando con alguien que se graduó de la Universidad a los catorce años!

Fibrizo: ¿Ah, sí? Pues yo a los ocho años me soplé solito al Demonio Dragón Gaav.

Cretina: Ya, niños, dejen de pelearse. Siguiente pregunta.

Mujer C: Esta pregunta es para el tipo con cola… el que tiene nombre de nevera.

Freezer: ¡Freezer! ¡Mi nombre es Freezer!

Mujer C: Eso. ¿Por qué te llamas así? ¿Quién te puso ese nombre tan raro?

Freezer: Yo… no lo sé…

Público: (…)

Kaoru: ¿No es lindo…?

Cell: ¿Qué? ¿Cómo que no sabes de dónde viene tu nombre? ¿Estás tonto o qué?

Freezer: ¡Ah, porque tú sabes de donde viene el tuyo! ¿Verdad?

Cell: ¡Ja! ¡Por supuesto que lo sé! ¡Es más, todos en este estudio lo saben! Yo fui creado con las células de los guerreros más poderosos de la Tierra, y por eso mi nombre es Cell (MAHH: ‘cell’ significa célula en inglés).

Cretina: Toma lo tuyo, blanquito.

Freezer: Bueno… A lo mejor mi nombre se debe a que mi padre es el Rey Cold (MAHH: ‘cold’ significa frío en inglés) y mi hermano se llama Cooler (MAHH: ‘cooler’ significa cantimplora en inglés).

Hombre C: ¡Y tu madre seguro es la Reina Icecube!

Risas.

Freezer: No me gustó ese comentario…

¡KA-TA-PLOOM! Freezer hace estallar en mil pedazos al Hombre C.

Público: ¡EEK!

Kaoru: ¡Ése es mi Freezer! Me lo quiero llevar para mi casa…

Cretina: ¡Va-va-vamos a ver si se dejan de hacer preguntas tan impertinentes! ¡Recuerden que nuestros invitados son muy temperamentales!

Mujer D: De acuerdo, Cretina. La siguiente pregunta es para el amigo de la capa roja: ¿Cómo fue que perdiste el brazo, tú?

Tetsuo: Ah, cosas de la vida. Un día iba caminando por ahí y de repente un satélite disparó sobre mí un rayo de varios kilómetros de diámetro. Luego desintegré al muy maldito y con sus restos me hice este nuevo brazo. ¿Te gusta?

Mujer D: Sí… claro, por supuesto.

Mujer E: ¡Yo, Cretina! ¡Yo, por favor! ¡Tengo una pregunta maravillosa!

Cretina: Está bien, está bien. Con tal de que no te cueste la vida…

Mujer E: No, para nada. Esta pregunta es para todos: ¿Cómo fue que los derrotaron? Porque el bien siempre triunfa sobre el mal, ¿no es así?

Cell: El hijo de Goku, Gohan, me pulverizó con un Kamehameha.

Asuka: El tonto de Shinji me venció en las pruebas de sincronización y quedé catatónica.

Tetsuo: Akira se fusionó conmigo cuando alcancé más poder del que mi cuerpo soportaba.

Fibrizo: La hechicera Rina Inverse me venció ofreciendo su vida a la Reina de las Pesadillas.

Freezer: El guerrero Goku hizo que me rebanara con uno de mis propios ataques.

Kaoru: Mi ex-novio Shinji me exprimió tras capturarme con su Evangelion 01.

Shinji (viendo la TV): ¡Cállate! ¿Cómo se te ocurre llamarme así en público?

Cretina: ¡Excelentes respuestas! Pero vayamos tantito al corte y luego regresamos con el segmento final de «Soy villano, ¿y qué?» aquí en Cretina. Ya volvemos.

Aplausos.

5º Negro

Cretina: OK. Para este bloque final contamos con dos especialistas en el campo de la Psicología Villanesca, que han estado observando a nuestros invitados durante el transcurso del programa y ahora nos darán sus conclusiones sobre los patrones de conducta de cada uno de ellos: el Dr. Keko Jones y la Dra. Rosa Meltrozo.

Aplausos. Ambos psicólogos entran al estudio.

Dr.Jones: Muchas gracias, Cretina. Encantado de estar en tu programa.

Dra.Meltrozo: Igualmente.

Cretina: ¿Qué tal, Dr. Jones? ¿Cómo están sus hermanos?

Dr.Jones: Los cinco Jones estamos bien, gracias a Dios.

Cretina: Me alegro. ¿Y bien, doctores? ¿Qué comentarios nos tienen sobre lo que ha sucedido hoy aquí en el estudio?

Dra.Meltrozo: Bueno. Básicamente tenemos a un grupo de desadaptados sociales cuyo único propósito en la vida es imponer a la fuerza su errada ideología.

Cell, Asuka, Tetsuo, Fibrizo, Freezer, Kaoru: ¿EL QUÉ?

Dr.Jones: Así es. La ausencia de relaciones interpersonales en su vida los ha convertido en seres egocéntricos, irascibles y de veleidosa sexualidad.

Freezer (refiriéndose a Kaoru): ¡Hey! ¡Eso lo dirán por el fenómeno aquél! ¿Verdad?

Kaoru: Así me decías anoche…

Dra.Meltrozo: Es un hecho perogrullesco que los villanos aquí presentes tuvieron un pasado trágico. El Perfecto, por ejemplo, posee un ego tan insuflado debido al maltrato que recibió por parte de Goku y sus amigos.

Cell: ¿Maltrato? ¡Fui yo quien les dio una paliza a ellos! ¡No por nada me llaman Cell Perfecto!

Dra.Meltrozo: Lo mismo sucede con la joven Asuka, quien seguramente pasó por una experiencia traumática durante su niñez, digamos… ¿el suicidio de su madre?

Asuka: ¿Das? ¡Oigan, eso no se vale! ¡Ella ya vio Evangelion completo!

Dr.Jones: Sí, e inclusive el «poderoso» Fibrizo, quien no hace sino alardear sobre sus grandes poderes, no es más que la oveja negra de la familia de demonios a la cual pertenece.

Fibrizo (destellando): Tengan mucho cuidado con lo que opinan. Están poniendo sus vidas en juego…

El estudio empieza a caerse a pedazos.

Dr.Jones: ¿Pueden verlo? Está creando una barrera invisible para protegerse. ¡Es un mecanismo de defensa!

Cretina: ¡Qué barrera ni qué manga de chaleco! ¡Está destruyendo mi estudio!

Fibrizo: ¡Compañeros villanos! Unámonos por una causa común: ¡acabar con este mugroso show en donde se nos ha vejado y humillado!

Asuka: ¡Al fin coincidimos en algo!

Asuka abandona el estudio.

Tetsuo: ¡Ahora pagarán sus insolencias, una por una!

Tetsuo eleva por los aires a ambos psicólogos.

Dra.Meltrozo: ¡Esperen! ¡Esa no es forma de reparar la fisura en su psique! ¡Evadirse sólo trae más sufrimiento!

Dr.Jones: ¡Bájame de aquí, pequeño leptosoma!

Tetsuo: ¡Cierren sus malditas bocas, eunucos freudianos!

¡SPLAK! Tetsuo choca entre ellos a los dos psicólogos. Sus órganos internos vuelan por todo el estudio.

Público: ¡¡¡OOOOOOHHH!!!

Kaoru: ¡Ay no, cuánta violencia!

Cell y Freezer: ¡Mueran, malditos!

¡PA-PA-PANG! Cell y Freezer hacen estallar las cabezas de todos los presentes en el estudio, excepto Cretina.

Cretina: ¡Esto es terrible! ¡La próxima vez que Sevsex se encargue de esta gente!

El techo del estudio es abierto por el EVA-02 (piloteado por Asuka).

Asuka: ¡Cretina es mía!

El EVA-02 captura a Cretina con una mano.

Cretina: ¿Qué… qué piensas hacer, criaturita?

Asuka: Ya jugaste demasiado con el sufrimiento ajeno. ¡Aquí termina tu carrera, vieja bruja!

Cretina: ¡Espera! ¡Podemos discutirlo! ¡¡¡NOOOOOO!!!

TV: Estamos teniendo ciertos problemas técnicos. Por favor… ¡¡¡GWAAAAAA!!!

¿No confías en mí?

por Verónika Santaella

Esta historia está dedicada con mucho cariño para mi hermana, quien me convenció de «destacar» un poco más a su personaje favorito: GOKU.

Secuela de «Una última oportunidad»


Era un hermoso día en la inquieta (pero normal) Ciudad Satán. Habían pasado cinco meses desde que Gohan y Videl salieron de la universidad y que decidieran por fin ser novios. Cinco increíbles meses en los que disfrutaron al máximo su bella relación, tanto con sus amigos y familiares como en aquellos instantes en los que estaban sin compañía, sólo ellos dos, sin que nada ni nadie los sacara de ese «mundo color de rosa» en el que vivían.

Un día, habían decidido ir al cine, cuando de pronto algo llamó mucho la atención de Videl…

Videl: ¡Mira, Gohan, una tienda de trajes de novia! ¿Por qué no entramos un momento?

Gohan: No lo sé… ¿no se nos hará tarde para ir a ver la película?

Videl: ¡Qué va! Todavía nos queda tiempo de sobra. Vamos, (con cara de ingenuidad) será algo… interesante.

Gohan: Bueno… está bien, lo haré por ti.

Y así fue. Entraron a la dichosa tienda para saciar los deseos de Videl (en cuanto de llevar puesto uno de esos vestidos se trata), e inmediatamente le pidió a la vendedora el vestido que tanto le había gustado para probárselo. Cuando salió, Gohan no podía creer lo hermosa que se veía, su bello torso tenía la apariencia de una diosa, la más bella de todas; creía que estaba soñando al ver esa aparición, esa muñeca de porcelana que al tocarla se convertiría en miles de pedazos.

Videl: Gohan… ¿qué te parece?

Gohan: ¿Ah? ¿qué?… E-es… tan hermoso como quien lo lleva puesto.

Videl (sonrojada): No es para tanto… –En ese instante observó su reloj, asombrada por la hora que era–. ¡Dios, se nos va a hacer tarde!

Gohan: ¡Tienes razón! ¡Vayámonos ya!

Durante la función, Gohan no prestó mucha atención que se diga a la película. Estaba muy pensativo, sin prestar atención a lo que le rodeaba. Pensaba en lo que había ocurrido hace algunas horas… después, se vio a él junto a ella, pero no como ahora, sino más maduros, compartiendo la misma casa… esos sueños eran muy agradables, provocándole una pequeña sonrisa al mismo tiempo que miraba a la princesa que tenía a su lado.

Videl: Gohan… te estás perdiendo la mejor parte…

Gohan (todavía sonriente): N-no… yo creo que no me estoy perdiendo nada… –dijo terminando esto con un pequeño beso.

Videl quedó «algo» (por no decir completamente) extrañada con el comportamiento de Gohan en ese instante, se notaba tan alejado de sí mismo, como si nada le importara (a pesar de que no era cierto). En fin, no le tomó mucha importancia y continuó «disfrutando» de la película.

Ahora es cuando todo comienza…


Siete meses después, nos encontramos en la Capsule Corp., donde Bulma y Milk (especialmente) preparan todo para celebrar El aniversario de Gohan y Videl. Faltaban pocas horas para el gran evento (creo que estoy exagerando, ya que si fuera un gran evento asistirían grandes celebridades y no un grupo de Guerreros desatados que acaban, como un huracán, con toda la comida… jajájajá)

Milk: ¡Está quedando todo a la perfección!

Bulma: Es verdad, pero ¿no crees que estas exagerando un poco? –dijo refiriéndose más que todo a la decoración tipo «quinceañera» del lugar–. Recuerda que es algo muy íntimo.

Milk: ¡NADA DE ESO!… Nada será muy exagerado para mi pequeño Gohan.

Vegeta («algo» molesto): ¡PERO QUÉ DIAB…! Perdón, parece que me equivoqué de sitio.

Bulma: ¿Por qué dices eso?

Vegeta: Porque pensé que esto era la Capsule y no el terreno donde estaría el «Circo Ruso».

Ambas (muy molestas): ¡¡¡CÁLLATE, AGUAFIESTAS!!!

Vegeta (con una risa sarcástica): Vamos, no se pongan así; además, lo único que les falta para que esto –señalando el «decorado»– tenga aspecto de circo son los animales. (este personaje se parece mucho a mí, por eso me agrada tanto =P)

En ese mismo instante aparece Goku, muy feliz por el desfile de comida que había en ese momento. Estaba que se le hacía agua la boca.

Goku: ¡Hola, chicos! ¿Cómo han estado?

Vegeta (mirando a Milk y a Bulma): ¿No ven? Llegó el «animal» que faltaba. Ahora sí parece un circo… Mejor me voy porque esto parece ser «muy contagioso».

Goku: ¿?

Bulma (todavía molesta): No le hagas caso, me parece que Vegeta nunca va a cambiar.

Milk: Es cierto… bueno, no importa. Goku, ¿trajiste todo lo que te pedimos?

Goku: Sí, aquí está todo…

Milk: ¡¿Qué es todo esto?!

Goku (con cara inocente): Lo que me pediste: «Golosinas»

Bulma: Te dijimos «Serpentinas», no «Golosinas». ¿En qué rayos estabas pensando?

Goku (con la «mano tras la cabeza»): Es que… cuando me lo dijeron… ¡tenía mucha hambre!

Milk (suspirando): Parece que ninguno de los dos va cambiar, jajaja…

Bulma: Creo que tienes razón, jajaja.

Mientras que en la casa de la Familia Son…

Gohan (registrando todo su cuarto): ¡Goten! ¿No has visto un estuche pequeño en algún lado?

Goten: Creo que sí… ¿de qué color es?

Gohan: Azul Marino.

Goten: ¡Sí lo vi!, creo que está debajo de todo eso –dijo señalando un montón de ropa sobre lo que se suponía era un escritorio.

Gohan: ¡Sí, éste es! Ahora sólo me falta llamar a Videl. Estoy seguro de que esto le va a encantar.

Goten: Oye, hermano, ¿qué tiene que ver el estuche en todo esto?

Gohan: Bueno… es que… voy a pedirle a Videl que se case conmigo.

Goten: ¿En serio? ¡¡¡QUÉ BIEN, MI HERMANO SE VA A…!!! –De pronto, fue callado por Gohan, quien le dijo que por nada del mundo le dijera a nadie sobre lo que planeaba. Aunque no le gustaba la idea de mantener lo que sabía en secreto.

Gohan: Bueno, Goten, ya sabes, no digas nada.

Goten (suspirando): Está bien.

Gohan (tomando el teléfono): Ahora voy a llamar Videl para que nos veamos… Aló, ¿Videl? S-soy y-yo, Gohan.

Videl: Hola, cielo. Te noto algo nervioso. ¿Te pasa algo?

Gohan: No, nada de eso. Te llamaba para preguntarte si puedes ir al Café Satán ahora; es que… tengo algo muy importante que hablar contigo, es sobre nosotros.

Videl: Sí puedo… entonces, voy saliendo para allá. –La actitud de Gohan le extrañó, estaba más nervioso que de costumbre. Presentía algo. No sabía si era bueno o… en fin, se tranquilizaría si iba a esa cita–. Espero que no pase lo que estoy pensando.

Gohan estaba muy feliz, porque era el día en que le pediría a la mujer que amaba que compartiera su vida con él. Cuando estaba en el café, se dedicó a esperar a Videl, sacó el pequeño estuche y lo abrió para admirar el bello anillo que guardaba; en ese instante alguien se le acercó con una sonrisa diciendo…

???: ¡Desde que terminaste la universidad ya no saludas a nadie, mal amigo!

Gohan: ¡¡¡Idensa, cuánto tiempo sin vernos!!! ¿Qué has hecho? ¿Cómo te va?

Idensa (riendo): Un momento, una pregunta a la vez; estoy trabajando, por los momentos, de camarera en este café. Y dime, ¿qué haces aquí?

Gohan: Estoy esperando a Videl… para pedirle matrimonio.

Idensa: ¡Que emoción, Veré a mi amig…! ¿Qué tú vas a…? –Su cara se llenó de felicidad con la noticia, no podía creer que su «amiguita» se casaría–. ¡Déjame felicitarte! –dijo dándole un abrazo «de oso» a Gohan.

En ese momento, Videl entró al café. Se sintió como una verdadera idiota por la escena que presenciaba: ¡su «mejor amiga» con su novio! Así que esto era lo que Gohan tenía que decirme –pensaba con lágrimas en los ojos–. por eso estaba tan nervioso por teléfono, durante todo este tiempo estuvo con Idensa y conmigo… veo que sólo fui un juego para él.

Gohan había notado la presencia de Videl, se levantó de la mesa un poco nervioso por lo que iba a decir; pero al notar la tristeza de Videl se limitó a preguntar:

Gohan: Hola, amor, ¿qué te pasa? ¿Te sientes mal?

Videl (llena de rabia): «¿Qué me pasa?» ¿En realidad quieres saber lo que me pasa, Gohan? ¡QUE YA LO SÉ TODO, ERES UN MENTIROSO, TE ODIO!

Gohan: No te entiendo, «¿mentiroso?».

Videl: ¡Sí, Mentiroso, me decías que me amabas y que nunca me engañarías, y… te veo aquí, con Idensa, abrazándola… si ya no me querías, en lugar de engañarme de esta forma hubieses terminado de una vez con esta… mentira!

Gohan: Por favor, cálmate. Déjame explicártelo.

Idensa: Es verdad, Videl, cálmate, escucha a Gohan… Todo esto ha sido un error.

Videl (mirándolos a ambos): Es verdad, desde que decidí terminar con Sukiro… «todo» ha sido un error.

Dicho esto, se fue del lugar con mucha prisa con dirección a su casa; mientras tanto, Gohan no salía de su impresión por lo que Videl había dicho. La frase se repetía una y otra vez en su cabeza. No sabía si seguir intentando darle una explicación o, en todo caso, acabar con su vida. Por suerte Idensa seguía allí, tratando de calmarlo y convenciéndolo de que la siguiera y tratara aclarar todo. Por suerte, él le hizo caso y se dirigió lo más rápido que pudo hasta su casa.

Cuando llegó, se escondió cerca de la ventana y esperó a que llegara. En ese instante, Videl iba llegando. Estaba llorando de la rabia. Tomó una foto que estaba cerca de su cama, donde estaban ella y Gohan. La miró por un rato mientras decía: «¿Por qué?, ¿por qué?…» hasta que con este último lanzó la foto al suelo, para después lanzarse a llorar en su cama. «No puedo creerlo… no de él…». En aquel momento, Gohan se había dado cuenta que no había forma de razonar con ella. Toda la confianza que había tenido en él se había perdido, decidiendo así salir de su vida… para siempre. Antes de irse, pensó: «Parece que esto no me va a servir de nada…», dejando a un lado de la ventana una pequeña nota que entró a la habitación con una pequeña brisa después de que Gohan se fue, posándose a un lado de Videl, que ya estaba dormida…

Ahora, pasemos a otro escenario: la Capsule Corp, donde todos estaban esperando a Gohan y a Videl para celebrar (aunque Goku, Goten, Trunks, Boo e incluso el propio Vegeta estaban acabando con la parte fundamental del festejo… ¡LA COMIDA!) Podíamos ver a una Milk preocupada por la tardanza de los chicos.

Milk: ¿Qué habrá pasado con los chicos? –Luego, se volteó hacia Goku–. ¿Por qué no vas a buscarlos?

Goku: O.K. Déjame localizar el ki de Gohan… –Cuando lo halló, se asombró por la cantidad que percibía. No la había sentido desde la batalla con Cell. Decidió no preocupar más a Milk y no le dijo nada–… Muy bien, ya lo encontré, no tardo.

Con la técnica de la «teletransportación» llegó hasta un pequeño lago. Sus sospechas eran ciertas: Gohan estaba entrenando, pero con mucha rabia y desesperación, como si quisiera deshacerse de algo.

Goku: Veo que has estado entrenando mucho, hijo.

Gohan: ¿Ah?… ¿qué?… Eres tú, papá, llegaste justo a tiempo. Necesito decirte algo muy importante: no voy a volver a la casa por un tiempo.

Goku: ¡¿QUÉ?!… P-p-pero, ¿cómo se le voy a decir a tu mamá?

Gohan: No sé… invéntale algo. Por favor, prométeme que por nada del mundo le vas a decir que… he terminado con Videl.

Goku: N-no sé qué decirte, Gohan. Lo siento mucho. –Abrazó a su hijo y se despidió de él–. Sólo recuerda una cosa: no pierdas las esperanzas, algo sucederá y todo se arreglará.

Gohan (sonriendo): …Eso espero… papá.

Pronto, llegó Goku a la Capsule y les contó a todos la decisión que Gohan había tomado de «ir a comer fresas en el bosque». Milk (como siempre) se desmayó por la impresión, Bulma estaba asombrada por la razón tan idiota por la que se fue, mientras que Vegeta y Piccolo estaban muertos de la risa por la excusa tan anormal que Goku había inventado (como sabrán, Piccolo es un «averígualo todo» y le leyó la mente a Goku cuando éste llegó a la fiesta para luego contarle a Vegeta)


A la mañana siguiente, en la casa de Mr. Satán…

Videl: Ahhh… Creo que si sigo durmiendo me convertiré en «La Bella Durmiente». Bueno, voy a dedicarme a buscar un trabajo y… ¿qué es esto? –dijo observando el trozo de papel que tenía cerca–… Es… la letra de Gohan, pero, ¿cómo habrá?… de seguro que estuvo aquí. Veré que dice:

«¿Qué es el amor?…
Siempre quise saber su significado,
Lo busqué en los diccionarios y en los libros;
Pero ellos nada me decían.
Quería saber lo que se sentía…
Un día, la respuesta que esperaba llegó.
Mi alma se llenó de tal forma que creí que se desbordaría;
Fue allí cuando me di cuenta,
De su verdadero significado:
En realidad se escribe de otra forma,
Una forma que me llena de emoción cada vez que la recuerdo: Videl.
Te amo, te amé y siempre te amaré…
Gohan»

En ese instante, los ojos de Videl se llenaron de lágrimas. No podía perdonarse lo que le había hecho a Gohan y a Idensa el día anterior. Todo por los malditos celos; quería hablar con Gohan, pero sabía que no la perdonaría por su falta de confianza. No la escucharía, como ella no lo hizo. Además, lo que dijo acerca de Sukiro fue la gota que derramó el vaso. Decidió entonces ir a la casa de Idensa para pedirle disculpas por todo lo que había dicho.

Videl (sollozando): Idensa, perdóname por todo lo que dije el otro día en el café, es que… la idea de perder a Gohan fue…

Idensa (abrazándola): Tranquila, yo te perdono; además, yo sé lo que se siente, ¿recuerdas? Pero dime, ¿hablaste con Gohan?

Videl: N-no, tengo miedo de hablar con él. Seguramente no querrá saber nada de mí.

Idensa: No te desanimes, ya pensaré en algo para que puedas aclararle todo.

Y así estuvo durante largo tiempo, hasta que…

Idensa: ¡Lo tengo! Haremos una fiesta.

Videl: Por favor, entiende que este no es un buen momento para «celebrar».

Idensa (un «poco» molesta): ¡¿Quieres recuperar a Gohan o no?!

Videl: Sí, pero… no te enojes.

Idensa: Mira, mi plan es hacer una fiesta… de disfraces. Diremos que celebraremos «el cumpleaños de mi prima Lita». En esta parte es donde tú vas a actuar: vas a hacerte pasar por mi prima. Estarás con Gohan durante la fiesta y…

Videl: ¡Un momento! Hay un pequeño detalle, además de que Gohan la conoce: ¡¡¡¡YO NO ME PAREZCO EN NADA A ELLA!!!!

Idensa: Y entonces, ¿por qué crees que existe «la magia del maquillaje»? Tengo un amigo que podría ayudarte a parecerte a mi prima. Vamos, todo va a salir bien.

Videl: Está bien, me convenciste. ¿Cuándo será la fiesta?

Idensa: Dentro de tres días. Mientras haces las invitaciones, yo buscaré nuestros disfraces. Casi se me olvida, no hagas la invitación de Gohan, yo le avisaré.

Mientras tanto, en la casa de la Familia Son…

Goku: Será mejor que vaya a ver cómo está Gohan. Milk ya se está preocupando mucho, y cuando lo hace siempre la agarra conmigo. –En ese instante, llamaron a la puerta. Era Idensa buscando a Gohan.

Idensa: Buenos días, Sr. Goku. ¿Se encuentra Gohan?

Goku: No, él está en… Lo siento, no puedo decírtelo.

Idensa: Vamos, no sea malo, dígame.

Goku: No puedo, le prometí que no le diría a nadie que está en un pequeño lago muy lejos de aquí. Opps, parece que la puse…

Idensa: ¡Gracias por su ayuda, Sr.! Adiós.

Gracias a la falta de discreción de Goku, Idensa pudo localizar a Gohan… pero en un mal momento: ¡¡ESTABA BAÑÁNDOSE!!

Idensa: Hola, Gohan, tengo algo que…

Gohan: ¡NO TE ACERQUES! ¿NO VES QUE ESTOY DESNUDO?

Idensa (sonrojada): Opps, lo siento… Termina de vestirte.

Cuando Gohan terminó de vestirse, Idensa (todavía apenada) le hizo la invitación al «cumpleaños de su prima».

Gohan: No sé… es que… no estoy de ánimos.

Idensa: Mira, sé que todavía sigues mal por lo que pasó ayer. No te preocupes, estoy segura de que ALGO va a suceder. ¡Anda, anímate! No querrás que Lita se ponga triste.

Gohan: Bueno, iré… Y dime, ¿cuándo es la fiesta?

Idensa: Dentro de tres días en mi casa, a las 8:00pm. ¡¡Ahh, casi se me olvida!! Debes ir disfrazado.

Gohan: Entonces, nos vemos en tres días ¿o.k.?

Idensa: Está bien, adiós.


Los tres días pasaron, y todo estaba listo para la «fiesta de cumpleaños de Lita» (es decir, Videl). Mientras tanto, ambas fueron a la casa de Robert, el amigo del que le había hablado Idensa, el cual era «un poco raro».

Robert: Bueno, chicas, ¿qué quieren que les haga?

Idensa: En realidad… la que necesita ayuda es mi amiga, quiero que la transformes en esta persona –dijo mostrándole la foto de su prima.

Robert: Ummm… ya veo, haré todo lo que pueda.

Tres horas después…

Robert: ¿Qué les parece?

Idensa: Es… ¡realmente increíble! El vivo retrato de mi prima.

Videl: Insisto, no creo que Gohan sea tan tonto como para no reconocerme; aunque, para serte sincera, me parezco un poco a Lita.

Idensa: Gracias, Robert, nos hiciste un gran favor.

Robert (a Videl): Mira, querida, si ese hombre no te perdona, lo mato por tonto. –Dicho esto, los tres soltaron una severa carcajada. Se despidieron, esperando que todo este plan resultara…

Al caer la noche, la casa de Idensa parecía un estadio de béisbol. Todo estaba resultando a la perfección, salvo por una sola cosa: ¡GOHAN NO HABÍA LLEGADO! Videl comenzaba a perder las esperanzas de volverlo a ver mientras que Idensa no soportaba ver a sus dos amigos separados, hasta que…

Gohan (a Idensa): Disculpa por llegar tarde, estuve entrenando y no me di cuenta de la hora.

Idensa: No te preocupes, aunque con quien deberías disculparte es con Lita –dijo señalando a Videl, que se encontraba junto a ella–. Oye, ¿dónde está tu disfraz?

Gohan (riendo): Cuando me iba a poner el traje del «Gran Sayaman», recordé que me había deshecho de él hace mucho. –Dicho esto, se volteó hacia Videl (quien por cierto estaba muy emocionada)–. Discúlpame, Lita, no quería en ningún momento retrasarme.

Videl (Lita): N-no te preocupes, a cualquiera le puede pasar. Qué extraño, creí que se daría cuenta…

En ese momento, comenzó a sonar «This I promise you» de n’sync (la canción justa en el momento justo. Qué casualidad, ¿no? =p) Gohan le había pedido a «Lita» que bailara con él. Mientras bailaban, Videl se sintió la mujer más feliz del mundo en ese instante. No podía creer que estaba con él… una vez más. Por el contrario, Gohan no se sentía muy bien: en el instante que «Lita» apoyó su cabeza en su pecho, notó un aroma muy suave de ella; un aroma que le recordaba a… sí, adivinaron: Videl.

Al terminar la pieza, Gohan se separó de «Lita» y se dirigió al patio trasero de la casa. Videl no entendía lo que pasaba, así que decidió seguirlo. Notó unas lágrimas que recorrían su rostro, se sentó a su lado y preguntó:

Videl (Lita): ¿Por qué lloras? ¿Es por una chica?

Gohan: En realidad sí… ¿Recuerdas a Videl?

Videl (Lita): Sí.

Gohan: Bueno, ella y yo fuimos novios hasta hace poco… –y fue aquí donde le contó todo lo que pasó–. ¡Diablos, cómo quisiera poder explicarle todo! (suspiro)… pero es imposible.

Videl (Lita): Y-yo creo que… ella ya lo sabe, y estoy segura de que quiere perdonarte. Anda, ve a buscarla y no dejes su casa hasta que te crea.

Gohan: Gracias por escucharme, iré ahora mismo a hablar con ella.

Videl (Lita): ¡Espera! –dijo tomándolo del brazo–. Debo decirte que… ella ya te escuchó. –En ese instante, se quitó la peluca y el antifaz que tenía.

Gohan: ¡VIDEL, E-ERES TÚ! N-no puedo creerlo. Intenté explicarte, pero…

Videl: No me expliques nada. Mis celos me cegaron. La idea de perderte no podía soportarla. –En ese momento Videl rompió a llorar–. Perdóname, no qui… –la interrumpió con un dulce beso (algo duradero, claro)

Gohan: Lo importante es que ya todo se aclaró, nunca más volveremos a separarnos… –con esto último volvió a besarla. Cuando terminó, recordó que tenía que terminar algo que había comenzado: tomó el pequeño estuche, diciendo–: Videl, antes de que pase algo más: ¿aceptarías ser mi esposa?

Videl: ¡Oh, Gohan, claro que acepto!

Idensa (con los invitados): ¡Chicos, Videl aceptó! ¡Tendremos una boda!

Todos los invitados comenzaron a celebrar y a felicitar a la feliz pareja (la cual estaba «algo» extrañada). La fiesta de cumpleaños terminó por convertirse en una fiesta de compromiso.

Al día siguiente, se organizó un almuerzo en la casa de la familia Son para anunciar el compromiso entre Gohan y Videl. La cara que todos pusieron era para morirse… de la risa. Quedaron tan impresionados que casi se desmayaban (bueno, Milk ya se les había adelantado un poco); Mr. Satán no sabía qué decir, pensaba que Videl todavía era «una pequeña niña».


Tres meses después: casa de Mr. Satán… «El Campeón del Mundo» tocaba la puerta del cuarto de su hija…

Mr. Satán: Videl, ¿puedo pasar?

Videl: Sí, claro.

Mr. Satán (impresionado): Guau, estás realmente hermosa. Tu madre estaría muy feliz porque has cumplido su sueño: casarte con su vestido.

Videl: Es verdad, quisiera que mamá estuviera aquí…

En ese instante, un feliz Majimboo entraba a la habitación.

Majimboo: Satán, ya podemos irnos. Quiero que termine la ceremonia para… ¡comer mucho!

Casa de la familia Son, Milk estaba con su «pequeño» Gohan…

Milk (acomodándole el traje): Estoy muy feliz por ti, hijo. Estás hecho todo un hombre.

Gohan: Gracias, mamá. ¿Has visto los anillos?

Milk: Los tiene Goten. Está tan emocionado por ser él quien los lleva, que no los quiere soltar por temor a perderlos.

De pronto, Bulma y Vegeta (junto con Goku) entraban a la habitación de Gohan.

Bulma (mirando a Gohan): Guau, si tuviera unos años menos, no dudaría un solo instante en ser tu novia.

Vegeta: ¿Qué te pasa, mujer? Deja de ser una «asalta cuna». ¿No te da vergüenza?

Goku (con su típica pose): Vamos, Vegeta, no te pongas así. Es un simple cumplido.

Vegeta: ¡No te metas en lo que no te importa, Kakaroto!

Bulma (pellizcando a Vegeta): Por favor, deja de portarte como un niño. Madura de una vez.

Goku: Bueno, ya es suficiente, hagamos lo que tenemos que hacer. –Luego, se volteó hacia a su hijo–. Vegeta y yo queremos hablar contigo a solas. –Cuando las muchachas se fueron, los guerreros le hablaron acerca de la nueva vida que iba a tomar.

Vegeta: Esperamos que esto te sirva mucho. No quiero decir después que perdí mi tiempo con el hijo de Kakaroto.

Gohan: Muchas gracias, señor. No se preocupen, tendré siempre presente sus consejos.

Goku: Gohan, como una vez te lo dije en el Planeta Supremo: quisiera haber estado contigo en el momento en que te convertiste en hombre. Te deseo lo mejor… hijo. –Luego de esto, se abrazaron.

Vegeta: Basta de sentimentalismos y vamos a la iglesia. Videl ya debe estar pensando que la plantaste. (¡¡¡pero qué tierno es este hombre!!! =p)

La boda fue la más hermosa que pudo haber existido. Todos estaban perfectamente vestidos y arreglados, aunque no podían comparase con los novios, que estaban realmente… deslumbrantes. La fiesta fue la mejor: todos comieron y bebieron (con esto me refiero a los sayajines y Majimboo)… En realidad, debieron estar allí. Por suerte mi papá (Krillin) me llevó. =)


Cuando todo acabó, Gohan y Videl se encontraban muy lejos disfrutando de su «luna de miel». Por fin, estaban solos… realmente solos… Comenzaron a besarse, dulce y tiernamente. Videl desabrochó los botones de la camisa de Gohan, mientras éste lo hacía con el vestido. Fue una noche de calor y pasión para ambos. Al día siguiente estaban muy abrazados, pareciera que fueran una sola persona. Gohan la besó mientras dormía pensando: ¿Sabes qué creo? Que todos los días voy a amarte mucho más. Me estás haciendo el hombre más feliz del mundo, o mejor aún, del universo entero. Te amo y no pienso dejarte nunca…

Una última oportunidad

por Verónika Santaella


Esta historia comienza durante un día muy normal en la vida de los habitantes de Ciudad Satan: autopistas congestionadas, asaltos a mano armada, la gente dirigiéndose a sus respectivos trabajos, etc. Sí, un día como cualquier otro. Pero esto era una excepción en una pequeña casa en el campo, en donde un joven no estaba tan preparado para lo que enfrentaría en su escuela. Estuvo un fin de semana entero pensando en aquella chica que lo traía loco desde el primer día que la vio; faltaba poco para terminar las clases y ya era justo que confesara sus sentimientos hacia ella, a pesar de que ya era demasiado tarde. Estaba que no podía más, tenía que verla, sentirla cerca; pero una voz lo sacó de sus pensamientos:

Milk: ¡Gohan!, ya se te hizo tarde para ir a la escuela, será mejor que te apresures.

Gohan: ¡Está bien, bajo enseguida!

Sí, ese joven que estaba hundido en lo más profundo de sus pensamientos era Gohan, quien muy tarde se había dado cuenta de que estaba enamorado de Videl. No podía comer ni dormir por estar pensando en ella. Al llegar a la escuela, la vio con su novio, con el que pronto se casaría: Sukiro. Cada vez que la veía con él, su corazón se desplomaba en mil pedazos; deseaba estar ciego para no seguir sufriendo de esa forma, pero no podía hacer nada al respecto, sólo se repetía una y mil veces: «qué tonto fui, ¿por qué no me di cuenta antes? Si hubiese sido así, ella y yo estaríamos juntos ahora». En ese momento llegó la mejor amiga de Videl, Idensa, quien le preguntó el porqué de su nuevo comportamiento.

Gohan (temblando por los nervios): Bueno, creo que tú tienes derecho a saber esto. Lo que pasa es que… bueno, yo…

Idensa (sonriendo): Vamos, que no te dé pena, recuerda que soy tu amiga. Puedes confiar en mí.

Gohan: La verdad… es que… (suspirando), ya es muy tarde para eso.

Idensa: ¡ENTONCES ERA VERDAD LO QUE YO CREÍA! (susurrando) Estás enamorado de Videl, ¿verdad?

Gohan: Pues, sí. ¿Cómo te diste cuenta?

Idensa: Por la forma en que la miras y cómo hablas cuando está cerca de ti.

Gohan: Je, je, ¿te parece que no se disimular?

Idensa: Para serte sincera, no.

En ese momento, Videl y Sukiro se acercaban hacia ellos.

Videl: Hola, chicos. ¿Qué hacen?

Idensa: Nada, solamente estábamos hablando de… (se quedó pensando un rato y miró a Gohan) ¿de qué estábamos hablando?

Gohan: Eh, bueno, hablábamos de… LO QUE VAMOS A SER CUANDO SEAMOS GRANDES, sí, eso era.

Sukiro: ¡JA! Qué tema tan extraño, no sé cómo pueden hablar de semejante cosa, si ya somos grandes. JA, JA, JA… –dijo con un tono burlón.

Videl (mirando a Sukiro): ¡Oye!, deja de molestarlo. Seguramente estaban hablando de algo muy personal, ¿o me equivoco?

Gohan: En realidad, sí hablábamos de otra cosa.

Videl: ¿Y se puede saber qué era? (mientras Videl preguntaba eso, Idensa estaba a punto de matar a Gohan, que estaba a punto de perder el control)

Gohan: Hablábamos de… lo poco que falta para graduarnos.

Videl: Oye, es cierto, en realidad falta muy poco para el gran día…

Sukiro: …de nuestra boda, cariño.

Videl, al escuchar a Sukiro decir esto, cortó la conversación, se despidió de sus amigos y se dirigió a clases. Gohan no pudo soportarlo y estaba por expulsar toda la rabia que tenía escondida, pero si lo hacía todos sabrían su secreto (menos Idensa, quien ya lo sabía gracias a Videl). Idensa logró calmarlo diciéndole que buscaría una forma para que ese patán mostrara su verdadero rostro, logrando así que su amiga termine su relación y fuera feliz con él.

Llegó la hora de la salida, por fin había llegado el fin de semana; era justo que todos los alumnos de la universidad Estrella Naranja tuvieran un pequeño descanso después de los exámenes. En la entrada principal, Videl y Sukiro estaban despidiéndose, mientras que de lejos Gohan observaba a su amada.

Sukiro: ¿Segura que no quieres que te lleve, cielo?

Videl: Segura, no te preocupes, recuerda que ya sé cuidarme sola.

Sukiro: Bueno, entonces te veo.

Videl: Sí… Adiós.

Se despidieron con un beso como cualquier pareja, emprendiendo así Videl su camino a casa. Gohan, que había escuchado la conversación desde lejos, pensó: «¡Ésta es mi oportunidad! La acompañaré a su casa y le confesaré lo que siento por ella». Así hizo, se dirigió hacia la entrada donde ella estaba; le sonrió y le preguntó si podía acompañarla hasta su casa. Ella por supuesto dijo que sí, ya que estaba cayendo la noche. Durante todo el trayecto hacia la casa de Videl, él no apartó su mirada ni sus pensamentos de ella, se sentía el hombre más feliz del universo, pero si no hacía algo pronto, la podría perder para siempre. De esa forma, él tomó la palabra:

Gohan: Pensarás que soy un atrevido, pero quisiera preguntarte algo.

Videl: ¿Como qué?

Gohan: Acerca de tu relación con Sukiro.

Videl: Sí, no hay problema, puedes preguntarme con toda confianza.

Gohan: ¿En realidad tú lo quieres tanto como para casarte con él?

Quedó asombrada ante la pregunta de Gohan. No se esperaba que aquél por el que alguna vez sintió algo le estuviera preguntando sobre su relación con otro chico. A esto, ella contestó algo dudosa y nerviosa:

Videl: Bueno, sí lo quiero, pero aún no estoy segura de casarme con él. Apenas tenemos un par de meses juntos y ya está pensando en compromisos serios. Esta boda le sería de mucha conveniencia a nuestros padres…

Gohan: ¿Por qué lo dices?

Videl: Lo que pasa es que el padre de Sukiro y mi padre se conocen desde hace mucho tiempo, y desde que éramos niños han estado planeando un «compromiso» entre nosotros para que las familias al fin se unieran.

Gohan: Y entonces, ¿por qué lo permites? Dile que no lo aceptas, no dejes de cumplir tus sueños por cumplir los de los demás.

Videl: No quiero hacer sentir mal a mi padre y para ello tendré que sacrificar todo en lo que he soñado.

Pronto sus lágrimas comenzaron a recorrer su rostro y Gohan no sabía si decirle en ese momento que él la amaba. Si lo decía, podría hacerla sentir peor, decidiendo así callar una vez más.

Gohan: Bueno, Videl, ya llegamos. Sólo quiero que recuerdes esto: siempre estaré a tu lado.

Videl: Gracias, eres un gran amigo, siempre sabes cómo tranquilizar a los demás.

Cuando se iban a despedir, Gohan no pudo evitar mirarla a los ojos, tomar suavemente su cara y besarla. No fue un beso de amigos, sino un beso muy hermoso que parecía que nunca terminaría. Videl se sorprendió ante esta acción; desde hace mucho tiempo ella también quería que esto ocurriera, así que no le quedó más remedio que disfrutar del momento.

Gohan: Videl, desde hace mucho tiempo quería decírtelo pero no sabía cómo; te amo y no quiero perderte.

Videl: Por favor, Gohan, no quiero hacerte sufrir, entiende que ya estoy comprometida y eso no puede cambiar.

Ella se alejó con lágrimas en los ojos, comenzando a sentir de nuevo algo muy especial por él. Llegó a su casa, ni siquiera se sentó en la mesa a comer; se encerró en su cuarto y comenzó a llorar sin consuelo repitiéndose una y mil veces: «Gohan, si supieras que yo también te amo, pero esto no puede ser…»


Al día siguiente, Idensa fue a la casa de Videl, donde ésta le contó todo lo que ocurrió con Gohan cuando la acompañó hasta su casa.

Idensa: …Y entonces, ¡te besó!, qué romántico.

Videl: Sí, eso fue lo que hizo; pero ahora me siento muy mal, le he fallado a mi padre y a Sukiro.

Idensa: Vamos, mientras ninguno de los dos se entere, no le habrás fallado a nadie.

Videl: Creo que tienes razón en eso, ¿de qué me preocupo?

Idensa (pensando): Le preguntaré si volvió a sentir algo hacia Gohan… Y con ese beso ¿no sentiste algo?

Hubo un gran silencio en la habitación en ese momento. Cuando estaba a punto de contestar fue interrumpida por una llamada de su padre: «Videl, te busca Sukiro…»

Idensa: Ya llegó ese aguafiestas, se nos acabó la diversión.

Videl (con una sonrisa): Vamos, lo despido y seguimos hablando, ¿o.k?

Cuando terminó de hablar con Idensa, bajó a despedir a Sukiro. Al llegar a la entrada estaba fría del miedo, no sabía cómo enfrentarlo después de lo ocurrido anoche…

Sukiro: Hola, cielo. Quería recordarte sobre el baile de graduación; sabes que es dentro de dos semanas.

Videl: E-es verdad, s-se me había olvidado por completo.

Sukiro: ¿Qué te pasa? No pareces muy entusiasmada. ¿Acaso te sientes mal? Te veo muy pálida.

Videl (pensando): ¡Ay, no! Me va a descubrir… No es nada, es que anoche no dormí bien… por pensar en él

Sukiro: Bueno, entonces nos vemos, cariño. Duerme bien.

Videl: Está bien, adiós.

Mientras, en la casa de la Familia Son, Gohan estaba entrenando con su padre. Durante esto, Goku perdió la paciencia porque su hijo no peleaba como debería hacerlo, así que decidió descansar un rato (¿descansar? ¿cuándo Goku ha descansado durante un entrenamiento?) para hablar seriamente con él (¿serio? ¿goku? ¡ja, ja, ja!)

Goku: ¿Tienes hambre? Recuerda que ningún sayajin puede entrenar con el estómago vacío.

Gohan (suspirando): No… no tengo hambre.

Goku: Hummm… entonces, tienes sueño.

Gohan: No, tampoco. Ni sueño ni hambre.

Goku: Entonces, ¿qué tienes?

No le quedó más remedio que decirle toda la verdad a su padre, hasta el beso que le dio a la llamada «chica de sus sueños». Cuando terminó de contarle todo, comenzó a llorar de rabia ya que sabía que la perdería en dos semanas, ¡justo después del baile de graduación!

Goku: Gohan, sé que no soy muy bueno para estas cosas, pero entiende que ella va a ser de otro muy pronto y no hay nada que hacer.

Gohan: YO ESTOY SEGURO DE QUE ELLA NO LO AMA, SU MIRADA ME LO DIJO, ESTOY SEGURO DE ELLO.

En ese instante se podía oír a lo lejos un aerocoche. Era Idensa que venía a una gran velocidad, parecía que traía algo muy importante con ella, algo de suma importancia para el destino de Gohan y Videl. Después de chocar, salir disparada del aerocoche, estrellarse contra un árbol, rodar por una colina muy empinada, caer en un lago lleno de pirañas y ser perseguida por lobos asesinos, llegó hasta la casa de la Familia Son con ese mensaje tan importante.

Idensa (jadeando): Tengo buenas nuevas… Videl no quiere a Sukiro sino a ti… Así que todavía tienes dos semanas de esperanza… con ella.

Gohan: ¡En serio! ¿Estás segura de lo que dices?

Idensa: Por supuesto, acabo de venir de su casa; me contó todo lo que hiciste anoche.

Gohan saltó de emoción ante la gran noticia, abrazó a Idensa y a Goku, se despidió de ellos con algo en mente. Se dispuso a volar por cada rincón de la Montaña Paoz, tratando de buscar la flor más bella. Allí estaba, la flor blanca más bella de toda la montaña, se la llevó con cuidado hasta la casa de Videl; estuvo escondido entre unos árboles durante toda la tarde. Al caer la noche, la vio llegar con Sukiro; esperó a que se fuera para entrar por su ventana y darle la sorpresa, se aproximó y tocó la ventana haciéndole señas de que lo dejara entrar.

Videl (abriendo la ventana): ¿Qué haces aquí? Si llegaran a verte…

Gohan: No te preocupes, además, ya lo sé todo; sé que sientes algo por mí.

Videl: Ya veo que no puedo callar más… Sí, es verdad, pero aunque así sea, lo nuestro es imposible. Ya estoy comprometida con otro y eso no puede cambiar.

Gohan (dándole la rosa): Por lo menos, acepta esto; quiero que cada vez que la veas te acuerdes de mí.

Videl: ¡Es hermosa!, Gracias.

Ella lo abrazó en muestra de agradecimiento; de pronto, una lágrima recorrió su mejilla mientras repetía: «…no me dejes, te quiero demasiado…». Lo miró nuevamente a los ojos para luego besarlo. Fue un beso mucho más apasionado que el que él le había robado a ella, parecía que le estuviera dado un beso de despedida… una despedida muy larga. Gohan la llevó a su cama sin dejar de besarla. Hubieron momentos en los que acariciaba su rostro y no apartaba la vista de ella sin decirle «te amo», una y otra vez. De pronto, tocaron la puerta del cuarto, ambos reaccionaron e interrumpieron lo que estaban haciendo. Videl le pidió que se fuera antes de que lo vieran. Lo hizo, pero no se iría sin un beso; al hacerlo, Videl se acomodó el vestido y abrió la puerta.

Mr. Satán: Hija, es hora de cenar, será mejor que bajes antes de que Majin Boo se coma todo.

Videl: En un momento bajo.

Al dirigirse al comedor, miró la ventana con una sonrisa, como si esperara a que Gohan volviera a entrar a su cuarto; pero esta vez sí lo dejaría llegar más lejos.


Los días fueron pasando muy rápido, ¡ya faltaban 2 días para terminar! Todos los alumnos estaban que se morían de la emoción al saber que pronto se graduarían con los más altos honores; además, los preparativos para el acto de graduación estaban casi listos, las parejas practicaban para el baile (especialmente las «parejitas felices»). Mientras esto ocurría, Idensa y Videl fueron a la tienda más espectacular de la ciudad para comprarse sus vestidos.

Idensa: Videl, ¿qué te parece este vestido?

Videl: …no creo que un vestido con lentejuelas amarillas y verdes sea lo adecuado.

Idensa: ¿Tú crees? Vamos a ver… ¿qué tal éste?

Videl: Éste sí va contigo, es muy bonito para la ocasión. Ahora falta el mío, veamos cuál me quedaría bien…

Vendedor: ¿Qué tal este celeste?, es de seda.

Videl quedó impactada con el vestido, era muy hermoso, digno para un baile. Inmediatamente fue al probador y al vérselo puesto lo primero que pasó por su mente fue: «No puedo desaprovechar esto, esta noche tendré mi oportunidad de terminar con Sukiro…».

Al terminar, pagaron los vestidos y se fueron muy contentas (en especial Videl) a disfrutar de sus vestidos y planear todo para «el día del rompimiento».

Por fin, los dos días pasaron rápido, el acto estaba a punto de comenzar. Todos entraron al auditorio con su toga y birrete, se sentaron y esperaron a que fueran a nombrarlos uno por uno para recibir su título. Todo el acto fue un éxito (a pesar de que uno de los alumnos llegó con «unas cuantas copas encima» y formó un escándalo del tamaño del mundo); el director inició su discurso para los graduados finalizando con: «¡VAMOS TODOS A LA FIESTA!».

Todos comenzaron a bailar al ritmo de la estridente música. En la pista estaban Gohan, Idensa, Videl y Sukiro bailando como unos locos; de pronto, en medio baile, Idensa y Gohan se fueron de la pista con el pretexto de ir a buscar unas bebidas. En ese momento, Idensa le dijo a Gohan que al terminar la canción que estaba sonando se fuera al estacionamiento, donde Videl lo estaría esperando para decirle algo muy importante.

Así fue. En el estacionamiento, Videl lo estaba esperando con una gran sonrisa.

Videl: He estado pensando acerca de nosotros.

Gohan (tomándola de las manos): ¿Sí? Y… ¿qué has decidido?

Videl: He decidido… terminar con esta farsa, voy a decirle a Sukiro que a quien yo en realidad quiero, es a ti.

Gohan (abrazándola y besándola): ¡Me has hecho el hombre más feliz del mundo! Voy a confesarle a todos lo tanto que nos queremos.

Videl: ¡Espera! Deja que yo hable con él primero cuando nos vayamos, ¿o.k?

Gohan accedió a la petición de Videl y esperó a que la fiesta terminara.


Al acabar todo, Sukiro se despidió de sus amigos y llamó a Videl para llevarla de regreso a su casa. Cuando ya estaban en el aerocoche, Videl se armó de valor y le dijo toda la verdad acerca de sus nuevos sentimientos (pero no dijo hacia quién los sentía).

Sukiro: ¡¿Cómo puedes hacerme esto?! ¿Qué te hice para que dejaras de quererme?

Videl: No hiciste nada, entiende que nunca te quise como hombre; todo esto fue producto del capricho de nuestros padres.

Sukiro: ¡LO QUE YO SIENTO NO ES NINGUN CAPRICHO! ¡YO TE AMO DE VERDAD!

Videl: Si me amaras me entenderías. Lo siento, pero no puedo seguir con esta mentira.

Cuando quiso bajarse, él se lo impidió tomándola del brazo de forma lastimosa; ella trataba de soltarse, pero no lo lograba. En un instante, Sukiro perdió la razón diciendo: «…entonces, te haré mía por la fuerza». Comenzaron los gritos y forcejeos de Videl por tratar de escapar de ese lunático, los celos le habían llevado a este extremo, parecía una fiera sin control; por suerte, una de las alumnas vio lo que sucedía y salió corriendo inmediatamente hasta la pista de baile para pedir ayuda. Gohan, al escucharla, se enfureció de tal forma que se dirigió hasta el aerocoche de Sukiro, destrozó de un solo golpe el techo del auto y lo lanzó con demasiada fuerza en el asfalto.

Gohan: ¡Déjala en paz! ¡Eres un poco hombre por tratarla así! Veamos si eres capaz de golpearme.

Sukiro: Te voy a hacer tragar tus palabras, idiota.

Después de decir esto, se lanzó hacia Gohan tratando de golpearlo; por supuesto, Gohan esquivó el golpe, y Sukiro chocó contra una pared, quedando inconsciente. En ese instante, Gohan sacó a Videl, preguntándole si llegó a hacerle algo ese animal, ella le dijo que no llegó a nada, que sólo logró darle una bofetada. De pronto, Sukiro despertó, se levantó, los miró por un instante antes de irse y pensó: «Creo que la he perdido… bueno, de todas formas, hay más peces en el mar esperándome».

Por fin, todo acabó. Videl ya era libre para estar con quien ella quería; pronto, se despidieron de Idensa, agradeciéndole por todo lo que había hecho para que estuvieran juntos. En el camino, Gohan se desvió hacia el bosque, donde se detuvo en una hermosa cascada. Allí dejó a Videl mientras buscaba un remedio que ayudara a sanar sus golpes más serios. Cuando volvió, comenzó a preparar la mezcla. Mientras lo hacía, Videl se le acercó y lo besó tiernamente en la mejilla.

Gohan: ¿Y eso?

Videl: Porque te quiero, tontito.

Gohan (devolviéndole el beso): Yo también te quiero… tontita.

Hubo de pronto un gran silencio cuando Videl recordó algo.

Videl: Antes de irnos, Idensa me dijo que querías decirme algo, ¿qué era?

Gohan (riendo): Parece que no se puede confiar en esa loca porque enseguida va y lo cuenta todo.

Videl (riendo): Sí, eso parece.

Gohan (nervioso como siempre): Q-quería preguntarte: ¿quieres ser mi novia?

Videl: ¡Oh, Gohan! ¡Claro que sí!

Después de toda la emoción, se fueron a sus casa y contaron todo a sus padres. Mr. Satán se cayó de espaldas por la impresión, ordenándole a Majin Boo que fuera a reventarle el alma (Videl se limitó a impedirlo); mientras que en casa de los Son, Milk comenzó a organizar una fiesta para «su nuera» y «los nietos», mientras que Goku sólo se reía de su esposa con la mano detrás de la cabeza (como siempre).

Pasaron 5 meses, Videl y Gohan llevaban una relación muy hermosa, interminable… logrando así lo que siempre habían deseado: estar juntos sin que nada ni nadie se los impidiera…

Insignificante decisión

por Kia


Había transcurrido ya algún tiempo… tal vez cosa de 12 a 18 meses, desde el arribo del extraño joven que vino del futuro. Tal vez ninguna cosa en la Tierra habría cambiado más que la vida en la Corporación. Al principio todo marchaba sobre ruedas y a simple vista todos eran felices, hasta que al «genio» de Yamcha se le ocurrió la «genial» idea de tomar a Bulma por estúpida. Para ser más clara, concisa y usando una expresión muy usada, le puso dos lindos adornitos en su cabeza: Cachos.

Hagamos tres afirmaciones de lo anterior:

  1. Bulma no es estúpida.
  2. ¿Quién creen que quedó como el estúpido estrella? (Con todo el respeto, pero el que no sepa es un…)
  3. ¿Qué más creen que haría Bulma con Yamcha después de esto, sino patearlo, sacarle un ojo, masacrarlo, colgarlo, descuartizarlo, ahorcarlo y por último y como gran final, matarlo? Bulma se puso a enviar señales de humo a medio mundo, debido a que las altas temperaturas corporales evaporaban de un modo sorprendente y a una velocidad con igual adjetivo la sangre que corría por sus venas.

¿Estaría brava? (Favor leer lo anterior con una clara expresión de estupidez e ingenuidad en la cara)

Después de dejar al pobre man medio muerto (Lástima, ¿verdad?, que no lo hubiera matado del totazo, a ver si deja de estorbar), la fogata ambulante (Las fogatas echan humo, ¿o no?) se aseguró de estar sola y la fuerte llamarada de ira es extinguida por abundantes lágrimas de desazón.

En las peores situaciones de la vida, siempre de la nada, surge una corta pero imponente pregunta: «¿Por qué?»

La hermosa joven se hallaba en tal estado que ni siquiera era capaz de formular el encabezado de la respuesta a esta cuestión.

Con algo de tiempo y lágrimas, la pregunta mil veces pensada, dicha o imaginada se había transformado en un extraño zumbido que produjo un efecto de arrullo en la chica.

Se despertó sobresaltada con la extraña sensación de que alguien la observaba con detenimiento.

Se quedó paralizada por el terror de que a los directores de cine les diera por hacer una película titulada «La venganza del chico que fue pateado, dejado tuerto, masacrado, colgado, descuartizado, ahorcado y matado por su novia — Una película basada en una historia de la vida real»

Notó que el «DESCONOCIDO» estaba recostado en el marco de la puerta. Su sombra se proyectaba en el suelo de la habitación y a Bulma no le sorprendió demasiado que a Yamcha le hubiera tocado disfrazarse de pino para poder burlar la seguridad de la corporación.

Durante un período de tiempo de unos 10 minutos, en ese lugar de la corporación se hubiera podido escuchar el vuelo de una mosca.

–¡Ah! ¡Maldita sea! ¡Deja ya ese estúpido juego de hacerte la dormida! –La aludida se sobresaltó.

–¿Vvvvegeta? –alcanzó a decir antes de levantarse y girar 180 grados.

Sólo que olvidó que la sangre, debido a la inercia, tiende a quedarse en su estado inicial, tomando algo de tiempo que sea bombeada al cerebro para sostener a una persona de pie. La visión de la creadora del radar del dragón fue segmentada y, al reaccionar, era ya sostenida por el talle. Bulma se enderezó realizando un fallido intento por permanecer erguida y tuvo que ser nuevamente respaldada por Vegeta. Había tenido un pésimo sueño y estaba tan agotada, puesto que ni había probado bocado en las últimas 12 horas, que se dejó caer sobre el pecho de Vegeta.

Ella escuchaba los latidos de un misterioso corazón latiendo casi con el mismo compás que el suyo, ese cálido aliento filtrándose entre su sedoso cabello y la calidez reconfortante de esas manos sobre su espalda.

–»Es maravilloso» –Al sorprender esa frase vagando por su mente se sorprendió y reprendió–. «¿Cómo es posible que seas tan descarada?» –pensaba–. «¡Tienes novio!» –Se detuvo y las palabras regresaron–. «¿Tienes novio?» –Y ya no pudo evitar recordar–. «Yamcha» –Había lanzado esa pregunta lejos de su mente consciente para dar paso a otras cosas y como una especie de boomerang regresó–: «¿Por qué?»

Y sus brazos hasta ahora inactivos a los costados de su cuerpo rodearon la espalda del saiya, crispando sus dedos al hacer contacto las lágrimas con la tersa piel de sus delicadas mejillas.

En un momento como cualquier otro de toda la mañana, sus labios se movieron en una frase apenas audible:

–¿Por qué? Maldita… sea… ¿Por qué?

–¿Por qué se fue con otra, teniéndote a ti? –Por una fracción de segundo sus dedos ejercieron más presión en la camisa del apuesto joven, para relajarse después.

–…¿Cómo supiste que él y yo… que nosotros…? –Y sin poder hacer mucho en contra, siguió hidratando la camisa del saiya con sus lágrimas.

–Mira, algo sí te digo, se hubiera necesitado ser sordo para no haber escuchado la estruendosa masacre del langaruto aquél.

A ella le parecía no estar oyendo palabras si no notas de un piano perfectamente afinado y con este último comentario sus labios se curvaron en una débil sonrisa.

–Pero… –La efímera sonrisa desapareció–. ¿Por qué?… ¿Por qué?

–Ahora no debiera importarte, más bien ocúpate de terminar con él –Su interlocutora se sorprendió.

–…No, yo no…

–¿No puedes? ¡Ja! ¡No me hagas reír! Si tú no puedes terminarle… –La obligó tiernamente a mirarlo–. Óyelo bien, si tú no puedes terminarle, yo soy un cobarde.

Se sentía perdida en la obscuridad de esos ojos y podía percibir el asfixiante aroma de esa profundidad. Bajó la mirada buscando casi desesperadamente algo que la sacara de esa envolvente mirada. Dio con ese algo casi inmediatamente.

–Pero, ¿por qué lo hizo? –susurró.

–Sencillo, por imb…nútil. –Esta vez los ojos del saiya rehuyeron los azul profundo de Bulma.

–¿Imbnútil? ¿No será por imbécil?

–No descubro la gran diferencia.

–Mentira –murmuró frunciendo el ceño.

–¿Mentira? ¿Cuál mentira? Otra cosa es que el pobre diablo sea inútil e imbécil al mismo tiempo. Si se unen las dos palabras: Imbnútil. –Bulma trató de suprimir una sonrisa, acción que no pasó desapercibida para Vegeta, que trató de hacerse el desentendido.

–Eh… Vegeta… podrías… ¿soltarme?

–¿Qué? –dijo rápidamente el aludido antes de ser contagiado por el embarazo de la joven.

–Gracias –murmuró la chica al ser «liberada».

Vegeta se disponía a retirarse de la estancia, pero frenó su retirada en el umbral de la puerta para decir:

–Vine para decirte dos cosas: 1) ¡Tengo hambre! y 2) ¡Ya es medio día!

Una antes sorprendida y ahora hilárica Bulma dijo al «muerto de hambre»:

–Ya voy, sólo deja que me arregle, ¿de acuerdo? –La respuesta que obtuvo fue un no muy conforme resoplido de desaliento y la desaparición de un lama en su cuarto.

Ella pensaba que, tal vez, Vegeta no era el personaje siempre arrogante y de actitud omnipotente. Parecía esconder más secretos de los pensados y la curiosidad que él infundaba en su persona no era algo fácil de evadir… y menos después de lo de ese día.

Había logrado ver cómo él se preocupaba por ella y su casi desesperado intento por ocultarlo. Pensar en él la consolaba de una manera casi inmediata, de tal forma que la misma joven se había sorprendido. Aunque mirando bien las cosas, el sólo hecho de sentir su presencia la instaba para que expulsara todo el mal de su interior, como si no hubiera espacio para la tranquilidad que él le brindaba.

Sería que… ¡No! Sacudió efusivamente su cabeza. ¿Cómo podía tan siquiera pensar en eso?… Pero, ¿no debería hacerle caso a vegeta? ¿No debiera de terminar con algo que ya sólo pendía de un hilo? Ella tendría que ser capaz. «¿Podré soportar estar sin él tan sólo una semana?». Se conocía lo suficiente como para saber que no podría. No soportaba la soledad.

Bajó las escaleras muy alicaída por el rumbo que habían tomando sus reflexiones, y al llegar abajo no había ni señas de Vegeta, así que se encaminó al ala de la casa en que se había instalado la cápsula de gravedad, y, como confirmación a sus sospechas, «alguien» la estaba usando. Giró sobre sus talones y se encaminó a la cocina para preparar el almuerzo-desayuno.

Sería un rato después cuando sonó el timbre y con un potente ¡¡Voy!! salió de la cocina para atender al llamado.

–¿Sí? ¿Quién es? –preguntó por el auricular.

–Eh… Bulma soy yo… Yamcha –De ahí en adelante no se escuchó nada más hasta que con un ruido seco la puerta se abrió dejando al par de «tórtolos» frente a frente.

–Eh… Hola… –dijo Yamcha. Bulma lo miró de arriba abajo y notó que nunca antes lo había visto tan bien arreglado y… ¿nervioso? Sí, en efecto Yamcha estaba nervioso y pensando recíprocamente ella nunca lo había visto así.

–Hola.

Su escueta respuesta llevaba toda la intención de aparentar indiferencia, cosa que fue captada por el inquilino, quien la miró insinuativamente y dijo:

–Aún estás brava conmigo, ¿no es verdad?

–¡Humph! –bufó cruzándose de brazos (¿Por qué se me hará conocido?)–. ¿Tú qué crees? ¿Aún piensas que puedes presentarte aquí, así como así, y pretender que yo me arroje en tus brazos suplicándote que no me dejes sola? –inquirió Bulma con una malévola sonrisa en el rostro.

–Sí. –contesto rápidamente Yamcha, cubriéndose la boca después del torpe procedimiento–. Digo… No, claro que no, ¿cómo puedes creer eso? –corrigió, y la respuesta que obtuvo fue una inquisidora mirada de la joven que tenía en frente.

–Entonces, ¿a qué viniste? –preguntó con los brazos en jarras, a lo que obtuvo de un colorado muchacho:

–Eh… Bueno… sólo… a darte esto –contestó alargándole a la ahora presidenta de la Corporación Cápsula una pequeña caja cubierta con terciopelo.

–A ver… –murmuró tomando la cajita sin dejar de mirar a Yamcha, que permanecía con la sangre agolpada en sus mejillas y la mirada baja. La abrió, esperando una brazalete o una cadena, y cuál no sería su sorpresa al encontrarse con una hermosa sortija. Una gota de frío sudor rodó por su sien y parecía una sabana. Cuando «despertó» unos segundos después, pudo percibir el aroma que tantos recuerdos le traía. Sintió también, al contacto con su piel, el cuerpo del hombre al que tanto amaba–. Esto es…

–¿Aceptarías casarte conmigo? –dijo, ayudando a Bulma a reincorporarse.

%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%

Algunos días habían pasado desde el incidente citado arriba y ya casi todo estaba listo. Bulma no había mencionada a nadie el hecho de que su corazón y razón albergaban dudas respecto a esta gran decisión que debía de tomar.

El día antes del gran día, la joven, recostada en el mullido sillón de la sala, leía las noticias del día tratando de calmar aunque fuera un poco sus nervios prenupciales, muy normales según la familia y los amigos, y en un momento sonó el timbre.

Unos segundos después, Yamcha pisaba territorio por ahora ajeno.

–Eh… Bulma, quisiera hablar de algo muy delicado contigo–dijo el muchacho, mirando en derredor.

–Aquí nadie nos oye, pero si lo prefieres podemos ir al jardín…


–Tu madre es muy buena en asuntos de jardinería –murmuró el futuro esposo de Bulma.

–Tu futura suegra, querrás decir –sonrió Bulma.

–Bueno… de eso quería hablarte…

–¡¿De mi mamá!? –preguntó muy sorprendida Bulma.

–¡No! ¡De eso no! De lo otro…

–¿¿De la jardinería??

–¡Ushhh! No, Bulma, me estoy refiriendo a lo de nuestra boda.

–¡Ahhhhh! De eso… ¿Qué pasa ahora?

–Te podré parecer todo lo estúpido que quieras –dijo agachando la cabeza levemente–, pero quiero que tu estés totalmente segura de este paso que vas a dar…, es decir, ¿no hay ningún tipo de oposición?

Bulma abrió la boca dispuesta a contestar, pero una tercera persona con una potente voz intervino en la conversación:

–Ya que lo planteas, sabandija, sí, hay una oposición –La pareja de jóvenes que inicialmente participaban en la conversación no pudieron menos que sorprenderse.

–¿Ve…geta? –dijo dubitativamente Bulma.

–¿Quién más, si no? –contestó el aludido, surgiendo de entre las sombras.

–¿Tú te opones? –preguntó el más sorprendido de entre los sorprendidos.

–¡Humph! Desgraciadamente, insecto –dijo como respuesta a Yamcha–. Estoy en igual o peor situación que la tuya.

–¡¿Qué?!… Eso… –murmuró una más que sorprendida Bulma– ¿Quiere decir que tú… de mí?

Durante el siguiente incómodo, largo y profundo silencio, Bulma comprendió que los dos hombres esperaban su decisión.

Echó una mirada a cada uno. Yamcha parado, con las manos inactivas, colgando en los costados de su cuerpo, y la vista fija en ella. Cuando sus ojos se encontraron, él le sonrió como quien tiene la certeza total de que más adelante podrá disfrutar de su triunfo.

Fijó su vista en Vegeta. Hasta su propio nombre era un misterio, y allí, recostado en el tronco de aquel árbol, de brazos cruzados sobre su pecho, con los ojos cerrados y una expresión serena en el rostro, sólo acrecentaba la curiosidad de la joven mujer.

Miró con expresión ceñuda sus zapatos. Bien podía elegir una vida, en una palabra, fácil. Viviría bien. Todo sería «Perfecto» y a pedir de boca, pero francamente aburrido.

Se vio y oyó a sí misma, en una especie de sueño, elevando una mirada seria a Yamcha y diciéndole:

–A ti, Yamcha, te debo muchas cosas… te debo maravillosos momentos que serán recordados siempre con una sonrisa –sonrió, suspiró y continuó–. Y yo te lo agradezco, pero ahora sé que no es contigo con quien yo sería feliz el resto de mi vida…

Yamcha que hasta ahora había empezado a movilizarse hacia su dizque novia, se frenó en seco y después de abrir desmesuradamente los ojos en una clara señal de sorpresa, su expresión se tornó fúrica y, con los puños apretados, se retiró un breve tiempo de la estancia y corporación.

Bulma miró sus zapatos nuevamente cuando perdió de vista a Yamcha y, con un suspiro, se encaminó a su casa, pasando frente a Vegeta en el proceso.

Sin precedentes demasiado claros u obvios, sintió dos poderosos brazos rodeándola, cuyo dueño no alcanzó a decir palabra cuando ella dijo suavemente:

–Ves que no pude hacerlo sola… Fue necesaria tu intervención. Entonces –sonrió, diciendo en son de burla–: ¿aceptas ser cobarde?

–Sí –la respuesta, como era de esperarse, sorprendió a Bulma, no sólo por su significado sino por el hecho de que al parecer no fue necesario pensarla dos veces.

–Entonces–

–¿Yo sabía que tú no podrías decírselo? –la cortó, continuando después de una breve pausa–. Cobarde es aquel que tiene miedo y–

–Tú tuviste miedo de que yo me casara con Yamcha –cortó esta vez la joven, recibiendo como respuesta una leve carcajada y un suspiro seguido de una pregunta:

–¿Me eliges como última opción?

–No. Siento como si desde el principio hubieras sido la única y la mejor.

Susurró girando su cabeza de tal forma que sus rostros se unieron con una espectacular y casi mágica danza de luciérnagas como fondo.

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De eso hace 2 o 3 meses y ahora regresemos al presente en la «Nueva generación de vida en la Corporación Cápsula».

–¡Otra vez! ¡¿Que nunca va a poder durar esa condenada máquina dos semanas en función?!

–Es tu culpa por no arreglarla bien.

–…… –Bulma pensaba a 1000 por hora en una respuesta suficientemente ofensiva, o por lo menos defensiva–. ¡¡Pues no la arreglo!! –amenazó, saliendo de la habitación que ahora compartía con Vegeta. (A propósito, doy total libertad al lector para que decida si Vegeta y Bulma se casan o no, porque ya todos los preparativos estaban hechos)

–¡No te atrevas! –vociferó Vegeta en el misma tono de la mujer y siguiéndola por el pasillo.

–¡ES DE LOS MOMENTOS EN QUE DESEARÍA HABER ESCOGIDO A YAMCHA! –gritó Bulma, sin medir sus palabras.

Se detuvo frente a una de las paredes que conformaba una esquina que debió girar, cuando los pasos que la seguían cesaron a sus espaldas, se volvió, retrocedió un paso y quedó apoyada en la pared. Había hecho un comentario pesado… y vaya que lo era. Cerró los ojos tratando de olvidar esa mirada captada hace poco, que, aunque no supo interpretar, la preocupaba. Mentalmente buscaba las palabras indicadas para disculparse por su imprudencia.

Abrió los ojos y, como había presentido, el rostro de él se hallaba a unos pocos centímetros del suyo.

–¿Es eso cierto? –susurró él.

Bulma dejó caer su cabeza sobre el hombro del saiya y no dijo nada más.

«Si no entiendes mi silencio,
nunca entendiste mis palabras;
Te amo.»

Un nuevo miembro en la familia

por Daniela Salas


El repiqueteo del despertador hizo que Trunks abriera sus ojos. En su cuarto se respiraba un ambiente de duda. Ese día en una nueva escuela no pintaba para ser uno de los mejores que ha tenido. Con pereza se levantó y se metió a la ducha.

Mientras tanto, en la cocina, Bulma preparaba el desayuno para sus dos amores. Les tenía una gran noticia, sólo que no sabía la reacción que tendría cada uno. Tal vez Trunks lo tomaría mejor que Vegeta… ¿o al revés? Era impredecible saberlo. Trunks bajó a desayunar, todavía tenía sueño, y más se lo provocaba el saber que tendría nuevos compañeros… ¡Qué aburrido! ¿Por qué no podía quedarse en la escuela de Goten? Sus nuevos compañeros serían muy «normales», tendría que tratarlos como una «mamá» para no lastimarlos ni por accidente (ya se había descontado a unos cuantos por «accidente»), en cambio, con Goten sería más divertido. Pero su realidad era otra. Mientras desayunaba, notó que Vegeta brillaba por su ausencia. Observó a su mamá con curiosidad:

–»¿Qué pasa? Si te preguntas dónde está tu padre, ya sabes que vive en la sala de entrenamiento»

A Trunks le divertia el tono que empleaba su madre cuando se refería al lugar favorito de su padre. Se imaginaba lo que su madre diría a continuación… «A veces pienso que quiere más…»

–»…a esa maldita sala que a mí»

Lo dicho, otro día «normal». Pero hubo algo que cambió esa rutinaria mañana.

–»Trunks, vete ya, que llegaras tarde a tu nueva escuela. No lo olvides, trata de no causar problemas, pórtate bien y no lastimes a nadie. Si te quedas castigado, no sabrás la gran noticia que les tengo a tu padre y a ti en la cena»

Trunks salió sin mucho entusiasmo de la casa. El chofer ya estaba listo para llevarlo a su nueva escuela, o como él diría, «a su nuevo martirio». Ya estando en el coche, pensaba en todo su predecible día, hasta que razonó las ultimas palabras de Bulma… No causar problemas, lo dice siempre… Portarse bien, no es novedad… No lastimar a nadie, uno de sus parlamentos más queridos… Saber gran noticia… ¡Un momento! ¿Gran noticia? ¿Saber? ¿Escuela? ¿Cena? ¿Padre? ¿Castigado? Todas las ideas se vinieron a la mente de Trunks, revolviéndolo un poco, hasta que ordenó todo… Una gran noticia en la cena, con su padre. «¿De qué se tratará?» empezó a indagar nervioso… «¿Y si me castiga de nuevo? ¡No! No he hecho nada malo… ¿O sí? Además, tiene que estar mi padre, lo cual ya es muy tétrico… ¿Y si lo corre de la casa? No, es imposible, si todo este tiempo lo ha aguantado, no veo porqué correrlo ahora… ¿Entonces? ¿De qué noticia habla?» Definitivamente esto tendría que hablarlo con su asesor más cercano y conocedor del humor cambiante de las mujeres (entiéndase, Goten), así que ahora era definitivo el no causar problemas, pues así se iría a casa de Goten y cuestionarlo sobre esta incógnita. Después de todo, Milk y Bulma no eran tan diferentes que digamos… ¡Oh, no! Pero ese día Gohan y Videl se van de viaje, Goku va a entrenar con Piccolo, y Milk va a visitar a su padre. Goten era el único incauto que se quedaría, por lo que Gohan le pidió cuidar a Pan, después de todo, es sólo una bebé, no causará problemas, Mr. Satán la ciudaría, pero… está muy ocupado con su «trabajo» (aunque no entendía cómo podía trabajar ese debilucho aprovechado), y dejársela a Buu… ¡Oh, oh! peligroso, podría confundirla con algún dulce y comérsela… Aunque en el fondo sería bueno, así esa niña latosa no le quitaría tanto tiempo a su amigo. Así que ahora su nuevo dilema era «¿Ir o no ir con Goten? Bueno, después de todo, Pan es sólo una bebé, no entiende de estas cosas… ¡Sí! Iré con Goten después de la escuela»

–»Joven Trunks, ya llegamos»

Esto sacó de concentración a Trunks. Vio su nueva escuela… muy ordinaria… pero tenía que portarse bien, porque de lo contrario… Era mejor no imaginárselo. Así pasó su día en una nueva escuela, casi lo usual… Presentaciones, nuevos amigos, lo único que cambió fue que esta vez no hubo NI UN SOLO HERIDO… ¡¡Vaya!! Eso era para que su mamá lo premiara muy bien, después de todo, el primer día de escuela siempre hay, mínimo, 10 heridos… Como sea, logró su cometido, así que ahora podía ir con Goten.

Al llegar, vio todo muy tranquilo, así que se imaginó que Pan estaba dormida. Tocó, pero nadie respondió, así que se tomó la libertad de entrar por una ventana abierta.

–»¿Goten? ¿Hay alguien en casa?»

No obtuvo respuesta. De seguro había salido, pero… ¿a dónde? ¿Y con Pan? ¿o él sólo? ¿o sólo Pan? No, esto último no podía ser, decidió que era mejor ir a su casa, después de todo, su mamá no se enteraría de su escabullida a la casa de su amigo, el chofer apenas debe estar en camino (lo que nos indica que se salió antes de clases). Era mejor que se apurara, no quería problemas con su madre, o no habría noticia, y eso lo estaba matando. Llegó lo más rápido posible, justo a tiempo, pues vio a sus compañeros saliendo.

–»¡Sí! ¡Lo logré! Ahora sólo falta que llegue el chofer y nadie sabrá de mi escabullida»

Pero no todo era fácil para el saiya-jin, una pequeña voz le recordó que debería ser más cuidadoso.

–»Trunks, ¿te saliste de clases?»

Oh, oh… ¡Alguien lo había descubierto! ¡Estaba perdido! Volteó a ver quien sería su verdugo, y se sorprendió al ver a una linda joven.

–»Tengo razón, ¿verdad?»

–»E-es que yo… No…

–»No te preocupes, no te delataré, si es lo que te interesa… Sólo que se me hizo raro que, siendo de nuevo ingreso, te escaparas de la última clase…»

–»Es… Tenía algo muy importante que hacer»

–»Bueno, tengo que irme. Por cierto, mi nombre es Amano»

–»¿Amano?»

–»Sí, me siento a tu lado… Veo que no me recuerdas»

–»Lo siento»

–»No importa, después de todo, apenas es tu primer día aquí… ¡¡¡Adiós!!!»

–»S-sí… ¡Adiós!»

¡¡Uff!! Salvado. No supo ni cómo le hizo, pero se salvó. Decidió olvidar el incidente, después de todo, no es de gran relevancia (a menos que su mamá se enterara, pero Amano dijo que no diría nada).

Por fin llegaron a recoger a Trunks, lo que le molestaba de sobremanera. Ya no era un bebito al que tengan que llevar y traer… pero Bulma opinaba lo contrario… y ahí él no podía hacer nada (excepto reclamar y hacerse merecedor de un buen castigo).

Llegaron a la corporación, donde estaban listos para cenar. Lo que más asustó a Trunks era que su padre estaba ahí. Entonces la noticia es muy importante, ¡para que Vegeta estuviera ahí… ya era mucho! Todo siguió normal, Bulma platicaba de cosas que, la verdad, a ninguno de los presentes les interesaba, hasta que Vegeta se desesperó (raro, ¿no lo creen?).

–»¡Ya, mujer, no la hagas de emoción! ¿Por qué nos citaste en esta ridícula cena?»

–»¡No seas impaciente! Lo sabrás… Más adelante»

Trunks indagó que quizá esa cena era sólo un pretexto para obligar a Vegeta a estar en familia, pero Bulma se decidió y comenzó a hablar sobre el motivo de esa reunión poco peculiar.

–»Bueno, creo que es hora de que les diga una noticia que les alegrará… Esteee, Trunks… ¡vas a tener un hermanito!»

–»¿¿¡¡¿¿¡¡QUÉ!!??!!??»

Ahora sí que estaba sorprendido… ¡Un hermano! ¡Lo que siempre soñó!

–»Si esto sólo incluía a Trunks, ¿por qué demonios me citaste a mí? ¡Sólo por hacerme perder el tiempo!»

Al parecer Vegeta no razonó la noticia de Bulma, lo que le molestó.

–»¿Que no me oíste? ¡Si Trunks va a tener un hermano, es porque TÚ vas a tener otro bebé, idiota!»

Vegeta tuvo que admitir que no estaba poniendo la atención necesaria a la plática, lo que desató una batalla campal en el comedor (Vegeta por lo del bebé, y Bulma por que nunca le ponía atención). Trunks decidió hacer la graciosa huida antes que lo hicieran partícipe de esa discusión. Se fue a dormir pensando en su futuro hermano; lo que no sabía era que el destino le tenía una sorpresa muy grande.

Pasaron cuatro meses, donde todos esperaban a Bulma pacientemente del ultrasonido, incluso Vegeta. Por fin llegó, y todos preguntaron en coro.

–»¿Qué es?»

–»Es toda una mujercita»

¿Mujer? ¿Una niña? Eso decepcionó a Trunks, al contrario de Vegeta, que estaba feliz.

–»¡Va a ser toda una saiya-jin!»

Trunks se fue a su cuarto… Una chiquilla igual de enfadosa que Pan… ¡Qué divertido! Lo mejor era dormir, pero ¿quién podía dormir con esta noticia?

Al otro día, en la escuela, decidió contarle a Amano. La chica se había convertido poco a poco en su mejor amiga, había ido varias veces a la corporación, siendo conocida hasta por Vegeta. Trunks pensó que su amiga le daría un buen consejo.

–»¿Así que tendrás una hermana?»

–»Sí, y lo peor es que mi papá está muy feliz… Apuesto que más feliz que cuando nací yo» (puede apostarlo).

–»Es algo natural, por lo general los papas se encariñan más con las mujeres, y las mamás con los hombres… Mi papá me pone más atención a mí que a mi hermano, pero mi mamá ve todos los caprichos del niño…»

–»¿Eso indica que papá va a querer más a esa niña que a mí?»

–»Bueno, puede ser diferente. Lo que sí es verdad en todos los casos son los celos»

–»¿Celos?»

–»Sí, a la niña le van a poner mucha más atención que a ti, inclusive puede ser que se olviden de tu existencia por un tiempo, pero se arregla cuando crece… De ahí empezará una lucha por la atención de los dos, créeme, mi hermano hace circo, maroma y teatro por la atención de mis papás… Es patético»

¿Y si eso le pasaba? ¿Entonces su mamá ya no vería sus caprichos? ¿No haría sus postres favoritos? ¿Se olvidaría de él? ¡Eso era grave! Tenía que pensar en algo… Si tan solo Goten estuviera ahí… ¡Eso es! Lo mejor era ir a hablar con Goten, él le aconsejaría qué hacer. Sí, era definitivo, saliendo de la escuela esperaría al chofer para decirle que iba a casa de Goten, y que le avisara a su madre.

Ejecutando su plan, llegó a la casa Son… donde se escuchaban varios ruidos demenciales. Preocupado por su amigo, Trunks entró corriendo creyendo que era atacado por algún monstruo sobrenatural… Pero no… sólo cuidaba de Pan. Al llegar y ver a Goten en la cocina, con un mandil bastante gracioso (casi se muere de la risa al verlo), y muy apurado por hacer mamilas, Trunks se asustó. ¿Él pasaría por lo mismo? ¿Tendría que usar un mandil así? Aunque el mandil era lo de menos en este caso, sino ver al pobre de Goten bastante agitado. Trunks observaba esto inédito, hasta que Goten notó la presencia de alguien, y observó a su amigo parado en la puerta de la cocina, viéndolo como un fantasma.

–»¡Trunks! ¿Qué haces por aquí?»

–»Vine a platicar contigo»

–»Qué bueno que estas aquí, así me darás una mano con Pan, ahora está más inquieta que nunca»

–»¿Y Gohan?»

–»Fue con Videl y con Satán a ver casas nuevas. Satán quiere que su nieta viva como una reina»

–»¿Y el Sr. Goku?»

–»Él está con mamá de compras. ¿Vas a ayudarme o no?»

Eso era de pensarse, no iba a hacerla de «niñera», pero necesitaba un consejo desesperadamente… Tomando aire, optó la única salida que tenía.

–»De acuerdo. ¿Qué hago?»

–»Elige: Pan está hambrienta, puedes ir a vigilarla para que no haga más destrozos, o puedes quedarte aquí haciendo su comida»

¿Qué era mejor? ¿Ser un hombre, y vigilar a Pan? ¿O ser un hombre, y usar ese ridículo mandil? Creo que todos sabemos la respuesta.

–»Está bien… Iré a cuidar a Pan»

Con gran pesar subió las escaleras, pensando en cómo calmar a Pan… Tal vez si le habla de comida… En fin, tenía que ser rápido. Llegó al cuarto y, al abrir, una lluvia de juguetes lo atacó. Cerró la puerta asustado. ¿Era una bebé o Terminator? Para estos casos, se tiene que recurrir a todo el valor que se guarda. Así que volvió a abrir la puerta, esquivando los juguetes, hasta que por fin llegó a la pequeña cuna. Vio a Pan llorando y se preguntó lo que debía hacer. Se volteó a ver si había algo para darle, y cuando la observó de nuevo tenía un juguete de vinil en su pequeña boca. Esto sorprendió a Trunks, ¿qué hacía esa niña? ¿Acaso también comía juguetes? Lo que Trunks ignoraba era que todos los bebés se meten cosas a la boca (tengan o no tengan hambre). De pronto recordó que su madre le decía a la abuela que no comprara juguetes de vinil para la niña, porque si comía algo de la pintura se podría intoxicar. Rápidamente le quitó el juguete de la boca, lo que desató un nuevo llanto en la pequeña. Pero Trunks fue demasiado ingenuo y dejó su mano muy cerca de la boca de Pan… así que ella no lo pensó dos veces y se acercó a darle una pequeña mordida a uno de sus apetitosos dedos.

–»¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAUUUUCHHHHHH!!!!!!!!!!»

–»Trunks, ¿todo está bien?»

–»S-sí, está bien… ¡Apúrate con su comida!»

Trunks observó a Pan. La pequeña no tenía planes de soltar ese dedo… Así que lo único que quedaba era que Goten se apurara de una buena vez con esa comida. ¡Por fin! ¡Su salvador! Goten entró con la comida de Pan.

–»Veo que encontró un sustituto de la mamila»

–»Muy gracioso. Ya dale de comer»

Pan soltó al fin al delicioso dedo, Goten le ofreció algo mucho mejor. Comenzó a darle su comida, sorprendiendo a Trunks.

–»¿Qué te pasa, amigo? Parece que nunca hubieras visto comer a un bebé»

–»N-no, me sorprende. ¿Ya le están dando comida solida?»

–»Sí, tiene un año. Dice Videl que es lo mejor»

–»Vaya, creí que hasta los dos se les daba comida solida»

–»Dijiste que querías hablar conmigo. ¿De qué se trata?»

–»Supongo que ya sabrás que tendré una hermana…»

–»Mi madre me lo dijo hace un rato, creo que Bulma le habló en la mañana. Es fantástico, te felicito. ¿Qué es lo que sucede?»

–»No, te vas a reír»

–»Vamos, Trunks, yo jamás me reiría de ti»

–»¿Y cuando me caí en el paque?»

–»No negarás que fue gracioso…»

–»De todos modos, estoy seguro de que te reirás, así que mejor no te digo»

–»Ya te dije que no lo haré… Te lo prometo»

–»De acuerdo… Es que tal vez yo… estoy un poco… celoso»

Trunks observó a su amigo rojo. ¿Qué le pasaba?

–»¿Qué te pasa, Goten?»

Hasta que Goten no aguantó más y soltó una sonora carcajada.

–»Ja, ja, ja, ja, ja, ja… ¿Estás celoso?»

–»Sabía que te reirías»

–»Lo siento Trunks, ja, ja… Es que, ¿celoso? Ja, ja. ¿De alguien que todavía no nace? Eso sí es gracioso, amigo. Mira, hasta Pan se está riendo»

Ambos observaron a la niña, que estaba sonriéndoles, parece que a ella también le pareció divertido.

–»Genial, ahora hasta una bebé se rió de mí»

–»No lo tomes a mal Trunks, es que, sin ofender, es una tontería eso de sentir celos»

–»¿Tontería? Sabía que no entenderías, no puedes sentir esto porque tú eres el menor. ¿Cómo sabes que Gohan no sintió celos de ti? Y además es diferente, porque tú eres hombre, y ella es una niña, mi padre está loco por ella, y todavía no nace, imagínate cuando nazca… Me mandarán a dormir a un armario»

Algo de razón sí que tenía, aunque también estaba exagerando. Goten lo había herido en su orgullo al decir que era una tontería, y se sintió un tonto al ver que hasta Pan, que no entiende, se riera de él… Eso es bastante vergonzoso. Se quedaron en silencio un momento, pero Goten lo rompió.

–»Discúlpame Trunks, no quise ofenderte, pero es que… ¿por qué estás celoso? Ni siquiera ha nacido»

–»Pero todos en casa han cambiado radicalmente… Mi papá está feliz… ¡Mi papá! Y mi abuela esta comprándole ropa, mi abuelo haciéndole juguetes, mi madre cantándole canciones, y yo… ¿Dónde quedo yo?»

–»Tienes que entender que va a necesitar atención»

–»Yo también la necesito»

–»Pero no tanto como ella. ¿O qué te parecería que ahorita dejara a Pan sola para atenderte a ti?»

–»No estaría nada mal, amigo… ¿Puedes traerme una soda?»

–»Gracioso en verdad, Trunks, pero hablo en serio. ¿Te parecería bien que yo hiciera eso?»

–»Tal vez no, pero ¿qué tal que sólo atendieras a Pan y me dejarás a mí a un lado?»

–»Trunks, yo no podría hacer eso…»

Esa respuesta emocionó a Trunks. ¿Acaso su amigo en verdad sería equitativo, y no lo haría a un lado?

–»…No vives conmigo»

–»¡¡¡¡GOTEN!!!!»

–»No pude contenerme, lo siento»

Ambos tenían razón en algo, pero… ¿Cómo hacer entender a TODA la familia de Trunks? Eso era imposible. En fin, era hora de ir a casa, así que se despidió de su amigo y de Pan, que ahora no lo mordió, sino que quiso que la cargara un momento. Cuando lo hizo, algo dentro de él lo sacudió, como un escalofrío, sólo que esta sensación era… ¿agradable? Pero no tenía tiempo, así que le dio a Pan un dulce y se la entregó a Goten, el cual vio con gusto que Trunks se había ganado a Pan (la niña le tenía recelo porque siempre que iba con Goten, se rehusaba a convivir con ella).

Trunks llegó a su casa con gran pesar, tenía que acostumbrarse a ser el rechazado… (que melodramático). Subió a su cuarto y se acostó a dormir, esperando que esto fuera un mal sueño.

Así pasó el tiempo, y llegó la hora del nacimiento de la primera hija del principe de los Saiya-jins. Para desgracia (¿o fortuna?) de Trunks, estaba en la escuela, así que no supo nada, hasta que fue el chofer y se lo informó. Ahora, ¿qué debía hacer? ¿Ir al hospital? Quizá nadie notaría su presencia, lo mejor era ir a casa a escuchar música antes que lo sacaran del cuarto para dárselo a ella. Le dijo al chofer que se fuera, que él iría al hospital, pero en realidad se fue a caminar (había escuchado que eso calma a las personas), hasta que se dio cuenta de que era seguido.

–»¿Amano? ¿A dónde vas?»

–»Yo voy a donde tú vayas»

–»¿Me estás siguiendo?»

–»Digamos que quiero saber qué vas a decidir»

–»¿Escuchaste lo de mi hermana?»

–»Sí. ¿Por qué no vas al hospital?»

–»¿Y tú me lo preguntas? Debes saber lo que se siente que entre un intruso a la familia»

–»¿Consideras a tu hermana una intrusa?»

–»Claro que sí, y después de lo que me dijiste… »

–»¿Estás diciendo que yo tuve la culpa de que seas enemigo natural de las mujeres?»

–»No es que sea mujer… »

–»Cuando me dijiste que tu mamá estaba embarazada, yo te veía bastante feliz. ¿Por qué el cambio?»

–»Es diferente. Tú misma me dijiste eso de los celos… Estoy confundido»

–»No deberías estarlo. Es cierto que a veces se compite por la atención, pero también disfrutas mucho a tu hermano menor»

–»¿Y ahora de qué estás hablando?»

–»Sí, ¿o a quién crees que le encargan el trabajo de educarlo?»

–»Es obligación de los padres»

–»Pero tú pones el ejemplo, además de que a veces se tiene una buena convivencia, cuando juegan, cuando ríen, incluso cuando pelean…»

–»Pero ella no puede hacer cosas de hombres»

–»¿Como qué?»

–»Pues como luchar o cosas así»

* Nota: Trunks le tomó tanta confianza a Amano, que le contó que era un saiya-jin y todos sus secretos.

–»¿Por qué no? Si tiene la sangre de tu raza, indica que también podrá pelear. Incluso tú puedes enseñarle»

¡¡Esperen!! Eso no lo había pensado, enseñarle a pelear… Podría ser incluso más fuerte que Goten y derrotarlo en combate (como él en cierto torneo que Goten le prohibió recordar), y podía presumir de que él fue quien la entrenó, y ella lo admiraría… Esto se ponía cada vez más interesante. Después de todo, la idea no era tan mala, una niña fuerte que lo venerara y admirara (déjenlo soñar). ¡Sí! ¡Esto era genial! Entonces tenía que llegar al hospital… Ya era tarde, ¿cómo llegaría a tiempo?

–»Creo que tienes razón, Amano. Así que disculpame, pero…»

Sin que Amano hiciera algo por evitarlo (aun así, no creo que lo hubiera hecho), Trunks la tomó de la cintura y despegó para llegar lo más rápido posible al hospital.

–»¡Agárrate bien, Amano! No quiero que te caigas»

–»Oye, no había estado tan alto ni en avión… Todos se ven como hormigas… ¿Falta mucho?»

–»No, pronto llegaremos»

¡Por fin llegaron! Entraron por una ventana (lo usual en Trunks), y había un cuarto vacío, por lo que corrieron a recepción a preguntar en dónde estaba Bulma. Al llegar, una enfermera los veía como fantasmas.

–»Disculpe, ¿dónde está mi mamá?»

–»¿Y quién es tu mamá, niño?»

¿NIÑO? ¿¿A QUIÉN LLAMABA NIÑO??

–»¡¡¡Mire señora, yo no soy un niño!!!»

Amano salió al rescate, antes que Trunks destrozara el lugar. Algo que heredó de Vegeta.

–»Disculpe a mi amigo. Él quiere saber dónde está la señora Bulma Brief»

–»Oh, sí, la acaban de llevar a quirófano… Un momento, salió hace dos minutos y la trasladaron a un cuarto… Está en la habitación 403″

Sin decir gracias, Trunks corrió a buscar a su futura discípula, mientras Amano agradecía y llenaba la forma de visitas (Trunks, por alguna razón, olvidó llenarla). Por fin, después de su gran carrera, llegó al cuarto 403.

–»Aquí es… Entraré»

Cuando entró, vio a su abuela riendo y a su abuelo llorando… Y después a su madre cargando un pequeño bulto rosa.

–»Hola, mamá. Lamento llegar tarde, ¿y la bebé?»

–»¿No la ves? Está aquí»

¿Aquí? ¿Aquí dónde? ¡Oigan! ¿Acaso era ese pequeño bulto rosa?

–»E-ella es la bebé… ¿No es muy pequeña?»

–»Hijo, los recién nacidos son pequeños… tú también lo eras… Vamos, acércate, alguien quiere conocerte»

Trunks se acercó temeroso. ¿Cómo alguien tan pequeño iba a ser fuerte? ¡Era todo un reto! Vio a través de la cobija rosada y una pequeña mirada azul estaba atenta a los movimientos de todas esas personas.

Parecía estar temerosa, pero sonreía. Trunks la observó detenidamente, y llegó a la conclusión de que la entrenaría duramente. Sus ojos eran iguales a los de Bulma, pero a la vez tenía el temple de Vegeta.

–»¿Quieres cargarla?»

–»Ehh, no, yo no podría»

–»Vamos, es fácil… Sólo tómala con cuidado»

A Trunks le parecía toda una proeza. ¿Cómo la cargaría? Se le podía caer en cualquier movimiento brusco, así que Bulma le tuvo que ayudar en cuanto a seguridad se refiere.

Por fin tuvo en sus brazos a esa pequeña, que lo miraba intrigada… ¡Definitivamente sería una excelente alumna! Su hermana era la más hermosa que haya visto. Bulma lo miró enternecida… sus dos hijos juntos. Pero quedaba una nueva incógnita.

–»El dilema ahora es el nombre que le pondremos»

–»¿Qué? Creí que ya tenías el nombre, mamá»

–»En realidad no. Vegeta quiere que tenga una «R» (preguntenle a él porqué), y yo quiero que tenga mi inicial… Así que nos tendremos que decidir»

–»Vaya, así que papá también tomó parte de esto»

–»Sí, la idea de tener una niña le gustó mucho, igual que a ti»

Se nota que Bulma no estuvo al pendiente de Trunks en estos meses. Pero eso ya quedó en el pasado, ahora el dilema era el nombre… ¡Un momento! ¿Por qué no… ?

–»¿Por qué no le pones «BRA»?

–»¿¿Bra??»

–»Es un bonito nombre. ¿No lo crees, mamá? Además, iría con esta familia»

–»De acuerdo, entonces te llamarás Bra»

La bebé sonrió a su hermano, como afirmando ese nombre. Aparte de todo, a Trunks le enorgulleció ser el que decidió el nombre de su hermana. Fue fácil, B por su mamá, R por su papá, y A por Amano, los tres son parte fundamental de su vida (aunque después Goten casi se lo come por no elegir un nombre con G; se sintió desplazado).

–»Oye Trunks, ¿por qué elegiste la ‘A’?»

–»Por nada en especial»

Amano llegó y abrió la puerta, descubriendo a su mejor amigo con su hermana en brazos.

–»¿Puedo pasar?»

–»Claro, Amano. Pasa»

–»Ah, ya entiendo porqué la ‘A’… ¡Hijo! ¿Por qué no me lo habías dicho?»

–»¡Mamá! No es lo que piensas»

–»No entiendo, señora Bulma. ¿Qué pasa?»

–»Nada, linda. Ven, conoce a la nueva miembro de la familia»

Amano se acercó y vio a la bebé. Realmente era linda, la cautivó desde un principio. Bulma empezó a decirle a su hijo la hermosa pareja que hace con Amano, haciéndolo enojar, y Amano sólo se sonrojaba.

Nadie se dio cuenta de que alguien estaba en la ventana, observándolos. Así es, era Vegeta (ya sabemos de dónde sacó la mala costumbre Trunks), al que le dio gusto ver que todos estaban bien, sobre todo su princesa.

Así fue como la familia Brief tuvo un nuevo integrante en su familia, un nuevo miembro que cambió radicalmente a todos. Vegeta se portaba más atento con los demás, Bulma más cariñosa, y Trunks aceptó ponerse ese ridículo mandil (cortesía de Goten) para cuidar a su pequeña educando.

Después de todo, ¿quién dice que un nuevo bebé no es divertido?

Vidas cruzadas

por Dante


Este día no había sido de lo mejor para Vegeta. Si bien después de semanas Vegeta pudo adaptar su cuerpo a 300g e incluso volar con libertad a esta intensidad, parecía ser que era demasiado pronto para pasar a 350g; su cuerpo se sentía demolido y en estos momentos el entrenamiento con los robots había pasado a ser un combate para salvar la vida. ¿Qué hacer?, los robots eran cada vez más rápidos y esquivarlos ya casi era imposible.

–Maldita sea, Kakarotto, te destruiré… pero primero debo salvarme de ésta, ¿en qué estaba pensando? Debí siquiera practicar una semana más a 300g, pero me confié.

El sudor corría por su cuerpo y se precipitaba al suelo con fuerza.

–¡Ya sé! Elevaré mi ki al máximo, no tengo otra opción –se dijo Vegeta–. Si no lo hago, no salgo vivo de aquí, pero quizá provoque una explosion que ni yo pueda controlar.

Y no le falto razón: al elevar su ki, la cámara de gravedad explotó y quedó hecha pedazos.

–¿Que fue eso mamá? –dijo Bulma.

–No lo sé, parece ser que vino del jardín.

–¡Oh, Dios! Debe ser Vegeta –y salió corriendo. Su corazón latía con fuerza, en realidad estaba aterrada, en su mente solo había una idea–: ¡Que esté a salvo! ¡que esté a salvo!

En el camino se cruzó con Yamcha.

–Dime, ¿qué pasó? –le preguntó Bulma.

–Es Vegeta. La cámara estalló y creo que está muerto.

–Vamos –contestó ella.

Al llegar, sólo encontraron escombros.

–Ayúdame, Yamcha. Tenemos que sacarlo de aquí.

–Él se lo buscó. Entrenar a 300g era demasiado peligroso y ya ves los resultados.

Empezaron a escarbar, y cuando Bulma retiró un escombro, apareció inesperadamente una mano ensangrentada. El susto fue tan grande que retrocedió y cayó sobre Yamcha. Al levantar los ojos, vio a Vegeta incorporarse y sintió cómo la tranquilidad regresaba a su cuerpo, pero así de rápido también cambió de humor.

–¡Oye, que estás loco! Casi destruyes mi casa, a ver si te comportas.

–¡Cállate, terrícola insolente! –le respondio–. Estás hablándole al príncipe de los sayayin.

Bulma iba a responder a tal insulto, pero ante sus ojos Vegeta volvió a caer inconsciente.

–¡Vegeta, qué tienes! –y se precipitó a levantarlo.

En realidad, no puedo hacer más que mirarlo con lastima. Su madre tenía razón: él no era guapo, pero sí excesivamente atractivo. Su perenne ceño fruncido lo hacía irresistible, de haber querido hubiera podido hacer suya a cualquier chica, pero ¿por qué siempre Goku? Esa sola idea estaba metida en su mente y parecía haber sacado cualquier otra que existiera antes. Ante esto, sólo pudo suspirar.

–Ayúdame, Yamcha. Debemos llevarlo a su cuarto –dijo Bulma

Pero a Yamcha esta idea no le pareció muy agradable. El sólo pensar en tocar al responsable de su muerte lo ponía furioso y, lo que era peor, se le antojaba que lo mejor era acabar con él aprovechando la oportunidad, pero desechó esa idea tan rápido como llegó a su mente; hacer eso sería una deshonra para él.

–¡Oh! Qué horrible, querida, pobre muchacho. Tráelo con cuidado, Yamcha –dijo la Sra. Brieff–. Querido, llama al médico, este pobre chico necesita ayuda.

–Ya lo hice, querida. Debe estar por llegar –respondio el papá de Bulma.

El médico llegó casi al instante y pidió que lo dejaran solo con el paciente. Todos esperaron fuera del cuarto por casi una hora, luego de la cual el doctor salió sólo para encontrarse con cuatro pares de ojos inquisitivos. Miró a todos por un instante y dijo:

–Éste es el caso más extraño en mi carrera. Este joven parece haber soportado una explosión de gran magnitud y sin embargo no encuentro el daño en su organismo característico en estos casos. No se preocupen, necesita reposo de una semana. Ya le apliqué un analgésico y ésta es la receta que debe cumplir al pie de la letra, srta. –y entregó a Bulma la receta–. Necesitará oxígeno por algunos días y mucha tranquilidad. No se preocupe, se recuperará pronto, y sin embargo su caso era para una muerte segura, pero en medicina nada está dicho.

–Gracias, doctor –respondió Bulma–. Le estamos agradecidos por curarlo.

–Yo lo acompañare a la puerta, doctor –dijo Yamcha.

Media hora más tarde, todos habían salido del cuarto de Vegeta. Sólo Bulma se quedó. Quizá necesitase algo o se despertara y necesitase compañía.

–Pero qué tonta, ¡Vegeta necesitar compañía! Si era un sádico que disfrutaba con la sangre –pensó Bulma. Y además él había asesinado a Yamcha y a varios de sus amigos y cada vez que le dirigía la palabra era sólo para menospreciarla.

En ese instante, algo llamó su atención.

–Kakarotto, te destruiré –dijo Vegeta en sueños.

–Claro, Kakarotto, no podía ser de otro modo –se dijo Bulma, a quien el sueño comenzaba a cerrarle los ojos.

Unos minutos después, Vegeta despertó sobresaltado. ¿Qué sucedió? Todo parecía haber sido sólo un sueño… ¿Dónde estaba?

–¡Ah, sí!, esto es una cama, pero ¿qué tengo en la cara? Parece un respirador. Ya lo recuerdo, todo quedó destruido.

Trató de ponerse de pie, pero de pronto todo comenzó a dar vueltas. Respiró un poco y comenzó a mejorar su visión. ¿Qué era aquella mancha sobre la mesa? ¡Pero si es Bulma! ¿Qué hace ella aquí? Parece que se quedo dormida –y una idea cruzó como un relámpago por su mente–. ¡Se quedó dormida cuidándome! ¡Y por su propia voluntad! Eso le trajo a la memoria la época de su vida junto a Freezer. En los muchos combates en los que había luchado a su servicio, en sólo algunos había salido herido, y sus curaciones habían sido realizadas por el personal médico que realizaba su trabajo obligado por el miedo a contrariar a Freezer por no cuidar a uno de sus favoritos. Vegeta no era precisamente un enfermo ejemplar; al más pequeño dolor o molestia mataba al doctor o como mínimo lo dejaba agonizando. Cuando recordaba esos momentos, le venía a la mente las miradas de terror de todo el personal médico, que hacía su trabajo deprisa para deshacerse lo más rápido posible de él.

Se oyó que tocaban la puerta muy despacio. ¿Ahora quién vendrá a molestar? Era mejor hacerce el dormido y esperar que se fuera rápido.

–Querida, ¿aún aquí? –preguntó la mamá de Bulma–. Ven, te llevaré a tu cama. No te preocupes por él, ahora descansa.

Vegeta comenzó a sentir curiosidad por la escena, así que cuidadosamente observó a las dos mujeres con los ojos entreabiertos. Parecía ser que ninguna se había dado cuenta que ya se había despertado.

–¡Oh, mamá! ¿Qué hora es? Ya son la una de la madrugada… No te preocupes por mí, ya voy a acostarme, sólo quiero ordenar el estante de las medicinas.

–Bueno, querida. Sólo no te tardes.

Bulma se desperezó y ordenó los medicamentos que estaban esparcidos por todos lados. Luego de esto se volvió y se acercó a la cama de Vegeta y lo observó largamente. Parecía haber en su mirada mucha tristeza y también mucha lástima. En cualquier otra circunstancia Vegeta hubiera, aunque agonizase, acumulado poder y matado al que osara mirarlo así, pero la mirada de Bulma lo paralizó; había algo que experimentaba por primera vez y que provenían de esos ojos que no definía y que sin embargo podían hacerlo sentirse desarmado. De pronto, la mano de Bulma dejó el lugar donde estaba y se dirigió hacia la cabeza de Vegeta.

–¿Qué va a hacer? –se preguntó sobresaltado y sin embargo incapaz de moverse.

En ese instante la mano de Bulma comenzó a acariciar el cabello de Vegeta y ese contacto tan cercano le heló la sangre.

–Buenas noches, Vegeta. Recupérate pronto –y sin que siquiera se diera cuenta de cómo, tenía los labios de Bulma sobre los suyos. Fue un beso corto, que si hubiera durado un poco más, no le hubiera permitido controlarse.

Cuando Bulma cerró la puerta del cuarto detrás suyo, Vegeta se sentó sobre la cama jadeando. Sudaba a mares.

–Pero qué me pasa, casi no respiro –tocó su pecho y sintió su corazón acelerado–. Maldita sea, ¿qué me está haciendo esta terrícola? No permitiré que nadie, ni mucho menos una mujer, me ponga en este estado –se decía, y sin embargo sentía cómo la sangre le hervía hasta hacerle latir la cabeza y sus labios quemaban como fuego–. No, yo no permitiré que nadie juegue conmigo. Entrenaré y venceré a Kakarotto, eso es, ¡lo venceré! –y llamaba en su ayuda el recuerdo de su odio a Kakarotto.

Al día siguiente, Bulma despertó muy tarde. Ésa era una de las ventajas de ser rica. Después de arreglarse, bajó a desayunar. Yamcha practicaba en el jardín desde muy temprano. Al verla, corrió a su encuentro.

–¿Sabes, Bulma? He decidido dar un largo viaje para entrenar. Puar me acompañará.

–¿Pero por qué? Aquí tienes de todo para hacerlo bien.

–Necesito enfrentarme a luchadores fuertes. Además, necesito mejorar el entrenamiento de Vegeta, él ahora lo está haciendo a 400g.

–¡Cómo! ¿Que Vegeta está entrenando? ¡Pero si necesita descansar! –y salió corriendo a buscar a su padre; de seguro él estaba involucrado en todo esto.

Lo encontró en el laboratorio, mirando por la ventana.

–¿Qué ocurre, papá? ¿Cómo es eso que Vegeta está entrenando?

–¡Oh, querida! Ayer no pude dormir, así que me puse a reparar la cápsula de gravedad. Tú sabes que con el equipo con que contamos, fácilmente se puede hacer eso en horas, pero no creí que Vegeta la usara tan pronto y francamente no me atrevo a reclamarle por esto.

–Papá, eres muy irresponsable, pero alguien debe solucionar esto –y se dirigió al intercomunicador para hacerlo–: ¡Vegeta! Allí estás. Deja de hacer tonterías, si sigues entrenando en ese estado, no te curarás nunca. Tú eres de esos tipos que no vivirán mucho tiempo. ¿A que no me puedes responder eso? Claro que no, si sabes que tengo razón.

–Ella no volverá a jugar conmigo –se dijo a sí mismo Vegeta–. Siempre está gritándome, en realidad es una mal educada que no merece que pierda mi tiempo en ella–. La mirada de Bulma lo ponía nervioso, lo irritaba y el no poder controlar esto lo enfurecía.

–Dime una cosa –le gritó Vegeta con ira–. ¿Quieres vivir dentro de tres años?

–Claro que sí –respondió Bulma–. Soy una chica inteligente y bonita, yo aún quiero vivir y conocer el mundo.

–¡Entonces cállate la boca y déjame entrenar tranquilo! –le respondió Vegeta casi exhausto.

Bulma lo miró apenada y apagó el intercomunicador. Miró a su padre y dijo: «yo no puedo hacer nada más por él».


–Piénsalo bien, Yamcha, no quiero que te vayas, hemos estado juntos tan poco tiempo –dijo Bulma.

–No podré quedarme aquí, tú sabes que debo practicar. Si no, dentro de tres años no sobreviviremos a todo lo que venga.

–Toma, llévate esto contigo, lo acabo de construir hace sólo algunas horas. Es un intercomunicador en forma de relicario, lo puedes llevar como una cadena, así podremos conversar aunque estés lejos.

–Gracias, eres la mejor –dijo Yamcha poniéndoselo en el cuello–. No te preocupes, volveré más fuerte que antes.

–Lo sé, sólo que… bueno, no quiero que conozcas a nadie que te aleje de mí.

–Tontita, y jamás podría cambiarte por otra –y la atrajo hacia sí, tomándola del talle. Bulma le sonrió, rodeó sus hombros con sus brazos y lo besó con pasión. Lo quería mucho, ambos habían pasado muchas cosas juntos y la despedida, aunque no definitiva, era dura.

–Volveré, Bulma –y Yamcha arrancó la moto y salió raudo, dejando el corazón de Bulma triste. Ella caminó hacia la casa y cruzó el jardín; sólo quería contemplar el paisaje, para ella aquél era un momento muy melancólico. Casi sin darse cuenta dirigió su mirada a la cápsula de gravedad y se topó con los ojos de Vegeta, que había sido testigo de la escena de despedida. Le pareció notar en su mirada más cólera que la de costumbre. Bueno, así era Vegeta y eso no es raro en él –pensó–. Probablemente su entrenamiento no iba tal y como él lo esperaba. En fin, lo que debía hacer era darse ánimos y no entregarse a la tristeza. ¿Qué hubiera hecho su madre en su lugar? ¡Claro!, ir a la peluquería y de compras. Y más animada se dirigió a la casa para poner en marcha su proyecto.

–Maldita máquina, su máximo es 400g, debería tener más capacidad. Bueno… haré lo que pueda con esto –y comenzó a flotar en el aire, se elevó por encima de los robots de entrenamiento, dio tres triples saltos mortales y destruyó a todos los robots sólo a patadas–. Necesito más robots –y a falta de éstos, comenzó a golpear las paredes y el tablero de control, lo cual no fue buena idea ya que lo desestabilizó y la gravedad comenzó a fluctuar entre 100 y 400g. Casi de milagro logró apagar los controles, si no, su cuerpo hubiera explotado. Tirado en el piso, su mente comenzó a recordar todo lo que vio. ¡Que estúpido había sido dejando que una terrícola se metiera en sus pensamientos! Mientras entrenaba, ya no era Kakarotto a quien recordaba, sino a ella. La veía con esos trajes tan entallados que siempre traía puestos, no podía evitar que le hirviera la sangre recordando la vez que la vio tomando el sol en la piscina al lado de Yamcha, y ella luciendo un bikini que dejaba ver un cuerpo monumental. Recordaba que sonrió con desdén pensando en lo imbécil que era ese terrícola al no hacer suya de una buena vez a esa mujer, pero ahora era distinto, ella había jugado con él, ya que por lo visto todavía seguía interesada en Yamcha. Estuvo así por horas, era la primera vez que pasaba por esto, ya que junto a Freezer nunca había conocido a mujeres que tuvieran la alcurnia ni la sangre real lo suficientemente elevada como para que él les prestara atención. Ahora era el momento de decidir: o dejaba que esta debilidad lo venciera, o por el contrario salía victorioso de esto. Para el orgulloso príncipe, la decisión era clara, debía enterrar este incidente en el pasado y seguir con el objetivo de su vida: ¡acabar con el insolente de Kakarotto y demostrar que era por derecho propio el príncipe de los sayayin! tomada la decisión, se sintió revitalizado; sus fuerzas, su energía y su odio se potenciaron, estaba seguro que pronto conseguiría alcanzar el nivel de supersayayin.


La nave despegó dos días después. Vegeta utilizó esos días para aprovisionarse de víveres y combustible. Necesitaba mejorar su entrenamiento y en el espacio seguramente no faltarían oportunidades para ello. En la corporación cápsula, no sorprendió a nadie tal partida, en realidad, dejó más tranquilo al padre de Bulma.

En el espacio, Vegeta entrenó por meses. Escogía planetas a punto de destruirse para mejorar su velocidad y su resistencia, pero los meses pasaban y parecía que no hacía grandes progresos, ¿qué más podía hacer? Vegeta había agotado todos sus recursos, su nivel se había elevado enormemente, pero parecía que ya no había forma de superarse más. Exhausto, un día, después de esquivar a un gran número de asteroides y con el cuerpo lleno de heridas, se dejó caer en el piso.

–¡Ya no puedo más! La verdad es que, haga lo que haga, no podré pasar de este nivel. He llegado a mi límite… debo darme por vencido, yo jamás superaré a Kakarotto –y al sólo cruzársele esta idea por la mente, se puso de rodillas y sintió cómo su corazón se llenaba de ira a un nivel que incluso él creía imposible. De pronto, sintió una gran explosión dentro suyo que hizo que lanzara un grito estremecedor, ¡era el clímax! Había sido llevado al punto máximo de odio, el nivel necesario para convertirse en supersayayin. Su cabello se convirtió en una llamarada de fuego, sus ojos se volvieron azules y su cuerpo redobló su musculatura.

–¡Lo conseguí! Ja ja ja, ¡te he superado! Ahora volveré a la Tierra y te destruiré. Prepárate, Kakarotto, porque morirás en mis manos.


Bulma estaba destrozada, cada mañana se despertaba diciéndose a sí misma que todo era una pesadilla, pero la realidad del día la dejaba anonadada. Yamcha la había engañado y no con una, sino con muchas chicas. Maldijo el día en que construyó el medallón, pues gracias a él pudo oírlo todo, ya que Yamcha, en un descuido, lo había dejado prendido, y Bulma tuvo que oírlo contarle a un amigo sobre sus nuevas conquistas.

–No dejaré que ese mentiroso destroce mi vida. Ya verá, cree que sólo él puede conseguir a alguien más. Pues yo también lo olvidaré con otra persona –se dijo enojada.

Miró al cielo. Era una noche estrellada, se respiraba paz y tranquilidad. Se dijo a sí misma que aquélla no era una noche para sufrir. Además, la luna se veía tan hermosa (para efectos de este fanfiction, la luna todavía existe). ¡La luna! Era cierto, Vegeta había creado esa luna y aún no se extinguía. Quizá podía pedirle un deseo como a la original.

–Querida luna, por favor, permite que olvide a Yamcha con otro amor. –Sí, quizá esta luna me escuche, pensó–. ¡Es tan bella! y Júpiter a su lado está tan brillante y hermoso… Un momento, algo está pasando… ¡Júpiter está creciendo! Por Dios, aquello no es Júpiter, sino una nave, y va a estrellarse en casa –se dijo.

La colisión fue controlada, pero despertó a todos en la corporación. los Sres. Brieff salieron apresurados y encontraron a Bulma que, de mal humor, esperaba a que se abriera la compuerta.

–¡Con que eres tú, Vegeta! –dijo Bulma–. ¿Cómo te has atrevido a volver cuando te fuistes sin siquiera despedirte? ¡Eres un egocéntrico y un orgulloso!

Pero para su asombro, no fue al Vegeta que esperaba a quien encontró, sino a alguien muy parecido a goku transformado. ¡Vegeta lo había logrado! ¡Consiguió transformarse en supersayayin! Eso sólo significaba una cosa: ¡problemas!

–Terrícola insolente, mereces que te elimine, pero hoy estoy de buen humor –respondió Vegeta con su acostumbrado orgullo–. Como vez, logré mi objetivo y he regresado a saldar viejas cuentas.

–Querida, ¿qué haremos? –le preguntó a Bulma su padre.

Bulma meditó un instante. Si permitia que se fuera, no había manera de medir las consecuencias. Con ese nivel podía destruir el sistema solar en segundos… No, debía hacer lo posible por mantenerlo en la corporación.

–¿Y por qué precisamente aquí? –le preguntó Bulma, tratando de ocultar su miedo mostrándose molesta.

Vegeta la miró con arrogancia y le dijo:

–Necesitaba un lugar tranquilo para poder aprender a controlar mis poderes. Además, el trato aquí fue aceptable –respondió con soberbia.

Bulma estaba fuera de sí. Vivir con alguien tan arrogante sería imposible, pero no había otra opción.

–Ven por aquí. Ya conoces la casa, tu cuarto está preparado y la cápsula de gravedad estará lista para mañana. Pondré a cinco robots servidumbre a tu servicio. ¿Deseas algo más?

–Por ahora no, pero te mantendré informada. Iré a descansar –y Vegeta se dirigió a su cuarto.

–¡Pero qué altanero! Regresó diez veces peor que antes –se dijo Bulma a sí misma–. Ahora sólo me queda armarme de paciencia.

Pero al final, no fue requerida mucha paciencia. La idea de poner a los robots servidumbre fue excelente, claro que apenas sí se daban abasto para preparar toda la comida que Vegeta consumía. Además, su entrenamiento lo hacía en la cápsula o en las montañas cercanas, así que no eran muchas las veces que se veían. A todo esto se sumaba que Bulma estaba embarcada en un nuevo invento que la mantenía ocupada todo el día. Si lo conseguía realizar, la corporación cápsula lanzaría al mercado un nuevo sistema de comunicación que revolucionaría todo lo conocido en esta materia. El trabajo la mantenía activa y sin embargo no se convirtió en el escape que ella esperaba. Para su asombro, las heridas que dejó Yamcha en su corazón cerraron casi instantáneamente y se llegó incluso a preguntar si realmente existieron. Además, aunque trataba de negárselo a sí misma, inconscientemente buscaba la presencia de Vegeta a cada momento. Recordaba el beso que le dio cuando creyó que estaba inconsciente… Aquél beso fue motivado por la lástima, sabía lo solo que estaba y eso le oprimía el corazón, pero ahora, cada vez que esa escena venía a su mente, sentía la imperiosa necesidad de tenerlo junto a ella.

–Debo estar loca o quizá algo peor –se decía Bulma mientras corregía algunos defectos del prototipo experimental–. ¿Dónde estará Vegeta? Debe estar en el jardín, entrenando en la cápsula de gravedad.

Pero Vegeta, en esos momentos, se encontraba observándola junto a la puerta. Había subido para darse un duchazo antes de su entrenamiento y le llamó la atención verla trabajando en una máquina. Al principio la consideraba una tonta, pero quedó sorprendido al saber que ella era quien construía los robots-entrenamiento con los que actualmente practicaba. Nunca sospechó que tuviera esas habilidades. De pronto, un grito lo hizo salir de sus meditaciones.

–¡Lo conseguí!, ¡lo conseguí! Por fin funcionó –dijo Bulma llena de alegría.

–¿Qué cosa funcionó? –preguntó Vegeta.

Bulma volvió la cabeza asustada, ¡Vegeta estaba allí! No sabía simplemente qué hacer.

–¡Te hice una pregunta! –preguntó Vegeta con su característica falta de paciencia.

–Bien –respondió Bulma–, es un prototipo de un intercomunicador solar, que puede traerte la apariencia virtual de la persona. Uno puede verla como si ocupara un espacio real junto a uno. Ahora el intercomunicador se ve muy grande, pero lo iré reduciendo de tamaño cuando pase todas las pruebas.

–¿Cómo se utiliza? –preguntó Vegeta.

–Lo enciendes así, mira, con este botón. Lo apagas utilizando este otro botón…

De pronto, Bulma entró en cuenta que sostenía una conversación. A partir de entonces, Vegeta ya no parecía tan evasivo con ella. Cierto que aún se mostraba muy indiferente, pero ahora preguntaba cosas, quería saber cómo se utilizaban los artefactos, a qué se debía el color del cielo por la tarde, cosas que Bulma nunca imaginó que a él le interesaran. Incluso un día no emitió señal de protesta al encontrarla comiendo a la hora en que él solía hacerlo.

Un día, hizo una pregunta:

–Bulma, he buscado hace algún tiempo un lugar donde hacer lo que ustedes llaman meditar, para concentrar todo mi ki en un solo punto y así poder controlarlo completamente. Tú debes conocer un lugar que sirva para esto.

–Déjame ver –dijo Bulma poniéndose de pie y tratando de recordar un lugar con esas características–. Debe ser un lugar tranquilo… ¡Ya sé!, la cueva junto al río Sen-kian. No voy ahí desde que era niña; queda lejos de acá, pero es un lugar precioso.

–Dime dónde queda.

–Te perderás, porque es una caverna subterránea. –Pero en su mente sólo veía ese hermoso lugar y a los dos solos allí, contemplando aquel hermoso lago subterráneo en la caverna. ¡Por favor, Bulma!, se dijo, no es cosa de juego, Vegeta es un demente, no se puede tratar con él a la ligera, hay que ir con precaución.

Pero Vegeta ya no quería hacer otra cosa más que ir para allá. Por lo que le había dicho Bulma, el lugar reunía los requisitos necesarios.

–Bien, ¿me dirás dónde queda? –preguntó Vegeta.

–Lo que pasa es que yo no podría hacer un mapa, sólo recuerdo que está en las afueras de la ciudad del este, en el paralelo 120, pero el lugar exacto no te lo podría decir con certeza.

–Bien, entonces vendrás conmigo.

Y su mirada no dejaba lugar a réplica. Al principio sintió miedo de ir a un lugar tan alejado sola con él, pero luego recapacitó que si él le hubiera querido hacer daño, lo hubiera podido hacer en cualquier lugar y nadie se lo hubiera impedido.

–Está bien, déjame sacar la moto y llevar una mochila.

–Date prisa. No quiero perder el tiempo.

No tardaron más de dos horas en llegar al lugar indicado. Pudieron tardar más, pero en el camino Bulma trató de seguir la velocidad de Vegeta y eso quemó el motor de la moto, así que buena parte del viaje ella lo hizo en brazos de Vegeta, ya en tierra no fue difícil encontrar la entrada de la caverna, que consistía en un agujero de piedras por donde se tenía que descender hasta llegar a un lugar lleno de vegetación con un hermoso río subterráneo cruzándolo a todo lo largo.

–Bien, éste es el lugar. ¿Qué te parece?

–Perfecto.

–Ahora dime cómo me marcho de aquí.

–Camina.

–¿Qué? ¿Quieres que camine hasta casa? ¡Si está a dos días de aquí! Además, no tengo la moto, que por tu culpa se malogró.

Otra vez comenzó a gritarme –pensó Vegeta–. No se cansa.

–Bueno, Bulma, entonces te puedes quedar por aquí, pero si te oigo siquiera un ruido, te hago picadillo.

–Yo no necesito esto, ¡me marcho! Aunque llegue media muerta a casa, eso es preferible a permanecer con un granuja como tú.

Bulma comenzó a subir por las rocas, pero la ofuscación no le permitió ver por dónde pisaba y cayó de bruces torciéndose el tobillo. El dolor fue tan intenso que comenzó a llorar. Vegeta pensaba seguir indiferente ante ella, pero los minutos pasaban y no dejaba de quejarse, así que no tuvo más remedio que ayudarla a levantarse. Era una pérdida de tiempo dejarla llorar allí. Si no se callaba, no comenzaría a entrenar nunca, pero al acercársele, Bulma fijó sus ojos llenos de lágrimas en él. Esto lo aturdió como un golpe en el estómago. Le tendió la mano y le dijo:

–Toma mi mano y levántate.

Bulma la tomó y se levantó, quedando su cara frente a la de él y sin embargo no le soltó las manos.

–¿Por qué me tratas así? –le preguntó–. Sé que eres el orgulloso príncipe de los sayayin, pero el orgulloso príncipe ¿también disfruta haciendo llorar a una simple mujer?

Vegeta quedó mudo. El aturdimiento que le causaba tener a Bulma tan cerca casi lo hace caer. Por más valiente guerrero que fuera, debía reconocer que en terreno femenino no tenía gran experiencia. No pudo resistir la mirada de Bulma esperando respuesta, sólo atinó a volverse y a contestar con la garganta seca:

–¡Claro que eres una simple mujer! Y muy vulgar, ¿acaso crees que no me dí cuenta que me besaste cuando estaba convaleciendo de la explosión de la cámara de gravedad? Y en esa época salías con ese terrícola Yamcha.

–¡Vegeta, no me insultes! Sí, te besé, pero te vi tan solo… Tú siempre estás tan solo, no pude evitar sentir compasión por ti.

Vegeta oprimía los puños con furia, quería destrozarla y convertir sus restos en ceniza, pero de repente sintió los brazos de Bulma a su alrededor y la cabeza de ella sobre su espalda.

–Yo te amo Vegeta, te amo –y Vegeta sintió cómo las lágrimas de Bulma mojaban su espalda–. Ya no me importa nada, ni mis amigos, ni la Tierra, sólo mírame, por favor.

Y casi instantáneamente Vegeta volteó y la besó con violencia, parecía querer sentir algo, cualquier cosa, con desesperación.

–Yo no te ofrezco nada, y no te daré nunca nada. ¿Aún así me aceptas?

–Sí… sí… –y comenzó a besarlo sonriendo, porque en esos momentos Bulma sólo pensaba en dar.

Saturday’s Night Fever

por Videl Satán


Un sábado en la tarde muy tranquilo en Ciudad Satán. Nada hacía presagiar los increíbles acontecimientos que sucederían en la noche, o bueno, quizás algo…

Vegeta: ¡Te digo que no iré a esa estúpida fiesta! –rugió.

Bulma: ¡Oh, sí, claro que irás! ¡Es el cumpleaños del mejor amigo de tu hijo! ¿Cómo crees que se sentirá Trunks, yendo solo? ¡A nosotros también nos invitaron! Además, ¡yo no me pierdo ese baile por nada!

Vegeta: ¡¡Mujer, ya te dije que no voy, anda tú si quieres!!

Bulma: ¡¡Está bien, quédate en casa, aburrido!! ¡Seguramente te quedas porque no sabes bailar y te da miedo hacer el ridículo, y eso es lo que les diré a todos! ¡El Príncipe de los Saiyas no sabe ni bailar, ja ja ja! ¡¡Bueno, por lo menos Yamtcha sí que sabe bailar, así que iré con él!! –terminó Bulma, saliendo de la Corporación Cápsula, más que harta. Sabía que había tocado el lado débil de Vegeta, pero no sabría lo que esto causaría…

Vegeta quedó mirando la puerta por la que había salido Bulma. Cuando reaccionó (después de unos minutos), ella ya se había ido…

Vegeta: ¡¡¡QUÉ!!! ¡El Príncipe de los Saiyas no le teme a nada! ¡Y tú no irás a ninguna parte con ese desperdicio! –gritó Vegeta, y salió volando a ver si alcanzaba a Bulma. Él iría a esa fiesta aunque fuera lo último que hiciera…

Mientras tanto, en la casa Son…

–¡Vamos, Milk, no seas así, es el cumpleaños de Goten! ¿Por qué no quieres ir? –dijo Gokú con cara de preocupación.

–¡Pero Gokú, si hasta tú sabes que las discotecas son para gente joven! ¿Qué voy a hacer ahí?

–Pero Milk, si hasta el maestro Roshi va a ir, y ya sabes que él no es ningún jovencito…

–Bueno, pero no me pidas que baile toda la noche… –dijo Milk sonriendo.

Y en KameHouse…

–¿Estás listo Krilin? –dijo la A-18.

–Ssí, claro, amor… –Krilin se sentía profundamente ridículo con su cabello peinado con gel hacia atrás. Pero bueno, si 18 decía que así se veía bien… Él no tenía muchas ganas de entrar a una disco de puros jóvenes…

La A-18 apareció frente a Krilin…

–¿Y bien, qué te parece? –dijo.

Krilin abrió su boca hasta el piso, y luego se desmayó…

La A-18 pensó: ¿Acaso este vestido está muy escotado? A lo mejor fue por eso que Roshi se desmayó… Bueno, mientras se despierta iré a dejar a Marron al templo de Kamisama.

Tomó a la pequeña, y en unos momentos llegó volando adonde Dende. Allí estaban Gohan y Videl…

Dende: Vaya, parece que hoy me toca ser niñero –dijo Dende.

Gohan: Vamos, nos prometiste que cuidarías a Pan –se quejó.

Dende: Sí, cuidaré a Pan, pero ahora tengo que cuidar a Bra también… Bulma llegó hace un rato y me la encargó…

–¿Y tienes algún problema en cuidar a Marron también? –dijo la A-18.

Gohan mira asombrado el pequeño vestido rojo que lleva la androide… Videl lo nota y le manda un puñetazo.

–¡Para que reacciones! –le dijo enojada.

–Ehh, amor, tú estás más linda –dijo un babeante Gohan–. ¿Nos vamos?

Videl lo mira no muy convencida, y despegan en dirección a la Satán Disco Club…

–¿Ya se fueron? –Pikoro sale de detrás de una columna.

–No, pero ya me voy –dice la androide–. ¿Vas a ir a la fiesta?

–¡Por supuesto que no! ¡Esas son cosas de humanos! –grita Pikoro.

–Bueno, yo me voy a buscar a mi Krilin. Nos vemos… –dice A-18 sonriendo, y despega.

Dende: ¿Es cierto que se va a quedar, señor Pikoro? ¡Que bueno, así me ayudará a cuidar a los niños! Mire que ahora que Mr. Popo está de vacaciones, me cansaré mucho…

Pikoro: Mmm, pensándolo bien, mejor voy. ¡¡¡Adiós!!! –Sale volando rápidamente–. De la que me salvé…

En Satán Disco Club…

Trunks: ¿Tú crees que vendrán a tu fiesta? No me imagino a mi padre o al tuyo bailando…

Goten: ¡Pues claro que sí vendrán! Te lo aseguro. Y si no vienen, lo pasaremos fenomenal aquí, mira que 17 años no se cumplen todos los días.

Él había organizado su fiesta de cumpleaños en la disco más famosa de la ciudad, y estaba seguro de que sería algo memorable.

Ya eran las 11 de la noche, y comenzaron a llegar los invitados. Primero llegaron Gokú y Milk. Bueno, Gokú con su traje de entrenamiento (ni los ruegos de su esposa lo convencieron de ponerse un traje más normal) y Milk con un vestido negro ajustado.

Milk: ¡Feliz cumpleaños, hijo mío! –y lo mismo hizo Gokú.

Goten: ¡Gracias! Pasen, que yo me quedaré a recibir a los demás.

–Por lo menos tus padres vinieron, yo creo que los míos no van a… –Trunks mira asombrado hacia la entrada.

–¡Feliz cumpleaños, Goten! –dice una resplandeciente Bulma, con un vestido corto (demasiado, según Vegeta) azul.

–Mmm, felicidades… –dice Vegeta (Bulma tampoco logró que se saque su traje azul de entrenamiento)

La pareja entra, y luego llegan Videl (con un vestido violeta corto), Gohan (de terno negro y corbata roja), Yamtcha, Puar (sí, Puar y Oolong también estaban invitados, pero Oolong tuvo que ir urgentemente a una convención de no sé qué revistas) y Pikoro (otro que no se cambió de traje).

Krilin y Roshi: ¡¡Feliz cumpleaños, Goten!! Pero Goten, Trunks, qué les pasa… (dice Krilin)

Los dos jóvenes estaban desmayados a los pies de A-18…

–¡Te dije que eso estaba muy escotado!– dice enojado Krilin.

–Bah. Entremos, amor. –dice la androide.

–Sí, entremos –dice Roshi. (Nota: el maestro Roshi no volvió a molestar a la androide porque ella lo amenazó de muerte)

Y en la fiesta…

–Pikoro, no esperaba verte aquí– dice Gohan.

–Bueno, entre ser niñero y venir a una fiesta, preferí venir… –dice con resignación.

Y en la pista, los semi-saiyas lo estaban pasando bomba. Videl y Gohan parecían dos trompos, y Goten, con su nueva novia, bailaban al lado de Trunks y su pareja. Después llegaron Gokú y Milk y casi se desarmaron bailando. La fiesta estaba muy animada, pero no todos lo estaban pasando muy bien…

–Por favor Vegeta, bailemos aunque sea una canción –rogaba Bulma–. Mira, si hasta Gokú baila…

–Vamos, mujer, que a mí no me importa lo que haga Kakarotto…

–¡Sabes, saiyajin anciano y aburrido, me tienes harta, voy a bailar sola!

Vegeta no aguantó cómo Bulma le hizo un desprecio, y se fue a bailar sola a la pista.

Vegeta: Maldición, y ahora hace el ridículo… ¡Pero si piensa que con eso logrará que la acompañe, está loca!

Mientras, hicieron un concurso en la disco: la mejor coreografía ganaba una ronda de tragos…

Goten: ¿Trunks, qué te parece si participamos?

Trunks: ¿Haciendo qué? ¿Bailando tap?

Goten: Vamos (le dice al oído) ¿y el baile de la fusión?

Trunks: Hummmm… está bien…

Los dos jóvenes se acercaron a la plataforma del concurso, y cuando fue su turno…

Trunks: ¿Estás seguro de esto?

Goten: ¡Pues claro! Lo único que tenemos que hacer es no juntar los dedos, si no, ya sabes quién aparece…

Trunks: Bueno está bien…

Goten y Trunks: ¡¡Fu-sión, haaa!!

Pero la fuerza de la costumbre pudo más, así que juntaron sus dedos sin querer…

Gotenks: ¡Ja ja ja ja! ¡Apareció el gran Gotenks que acabará con los enemigos! (aunque ya tenga 17 años sigue igual de inmaduro)

Animador (sí el mismo de los Budokai): Eeeh, bueno, esos efectos especiales fueron muy buenos, aquí tienen sus tragos…

Gotenks: Ehh, gracias, lo retiro más tarde (parece que metí las patas)…

Y rápidamente (sin que nadie lo viera), se escondió en el baño media hora, hasta que aparecieron los dos chicos, que llevaron los tragos a la mesa donde estaban todos reunidos (las respectivas parejas de Trunks y Goten, al ver lo ridículo del baile y el resultado final, los dejaron)

Goten: Bien, brindemos por mí…

Todos levantaron sus copas para brindar (el maestro Roshi ya estaba debajo de la mesa) menos cierto saiya…

Vegeta: Yo no bebo…

A-18: Vamos, Vegeta, ¿o acaso tu mamita no te deja beber?

Vegeta: Contigo no estoy hablando, chatarra parlante…

Vegeta se dio vuelta a mirar a la androide, y bueno, adivinen lo que vio…

A-18: Qué estás mirando, basura.

Vegeta inmediatamente cerró la boca y recuperó su dignidad y frialdad (en esto ayudó el golpe de Bulma, quien se había aburrido de bailar sola)

Vegeta: ¿Que acaso no te alcanzó el género para hacerte un vestido que te tape un poco más?

A-18: ¿Y a ti Bulma no te dio dinero para comprarte ropa decente?

Vegeta contempló a la androide con odio, y la ignoró.

Vegeta: Bueno, quizás sólo una copa…

Todos: ¡Feliz cumpleaños, Goten!

Bulma, al ver que después del brindis Vegeta seguía sin sacarla a bailar, volvió a la pista a bailar sola. Pikoro dijo que prefería sentarse con Puar y Vegeta a hacer esos ridículos pasos, y eso hizo. Mientras tanto, nuestro saiya siguió tomando ponche…

Vegeta: Humm, esto es exquisito…

Puar (a Pikoro): No cree que está bebiendo mucho?

Pikoro: Bah, él ya está lo suficientemente adulto para controlarse…

Lo que Pikoro no sabía era el efecto que el alcohol produce en los saiyajins puros (Gokú también se habría tomado otra copita, pero una desenfrenada Milk lo sacó a bailar). Dos copas (y tres, y cuatro, y más) y vean el resultado…

Vegeta: Vaya, vaya, pero si esta fiesta está mu’ güena…

Pikoro: Sí, claro… ¡¿QUÉ DIJISTE?! (Pikoro se da vuelta y ve a Vegeta con un brillo raro, rarísimo, en los ojos) ¿Te sientes bien? (sí, escucharon bien, y eso que Pikoro no estaba borracho)

Vegeta: Pero si eshtoy mejor que nunca (Vegeta se para) y ahora que lo pienso, no es bueno que mi mujer esté bailando sola en la pista, si para eso tiene a este pechito.

Vegeta comenzó a caminar hacia el centro de la pista…

Vegeta: Disculpe usted, bella dama, pero ¿me concedería el honor de esta pieza?

Bulma: Vegeta, ¿qué rayos te pasa?

Se da vuelta, y ve a un sonriente Vegeta sacándola a bailar…

Bulma: B-bu-bueno…

Vegeta la toma por la cintura y comienza a girar rápidamente. DJ Buu (sí, ése mismo) había colocado una canción romántica en ese momento, pero a Vegeta no le importó mucho el ritmo, y se pone a bailar algo como tango, pero mucho más rápido. Choca con las otras parejas, que salen disparadas de la pista. Sólo algunos aguantan el empujón…

Goten: ¿Quién diablos me empujó? (Se da vuelta enojado, pero la sorpresa lo paraliza…) ¡¡¡Tío Vegeta!!! ¡Trunks, mira esto!

Trunks: Quién mierda… ¡¡Papá!!

Gohan y Goku tienen idéntica reacción. Ambos quedan paralizados y Videl y Milk tuvieron que sacarlos de la pista (después de sobreponerse ellas, claro…)

Mientras tanto, Vegeta seguía con su «baile»…

Bulma: Vegeta, por favor, déjame (En realidad, Bulma, después de la sorpresa inicial, gozó su baile, hasta que comenzó a girar y se mareó)

Vegeta: Pero si esta música es estupenda… Bueno, si no quieres bailar, bailo yo solo, amor mío.

Y un Vegeta medio borracho (¿medio?) fue a dejar a Bulma a una mesa, le dio un beso apasionado y volvió a la pista, donde por supuesto no había nadie, ¿quien iba a querer bailar al lado de un tornado?

DJ Buu cambió de tema, y colocó una música trance. Imagínense el resultado… Vegeta quedó un poco desconcertado, pero después sonrió con su hermosa sonrisa y comenzó de nuevo. Se movía con mucho ritmo, y su cabello, sus brazos, sus piernas, su cintura, todo su cuerpo ondulaban al ritmo de la música…

Goten: Oye, Trunks, tu padre baila muy bien…

Trunks: Ehhh, sí, sí…

Pikoro lo observaba con la boca abierta, Yamtcha estaba muy ocupado con una joven, Gokú, después de despertar, se sentó a observarlo muy divertido…

Gokú: Vaya, ese Vegeta tiene unos talentos muy ocultos.

Milk: Maldición, ahora ese baka quiere bailar solo…

Vegeta seguía en la pista bailando solo, desenfrenadamente, como nunca antes en su vida. El sudor recorría su musculoso cuerpo, pero él no le daba importancia, seguía agitándose al ritmo de la música como en éxtasis. Sus brazos, su cintura, se movían al ritmo del trance, y sus ojos cerrados le impedían ver las caras de «los muchachos».

Mientras, en una mesa…

Yamtcha: Te amo, mi amor…

Yumiko: ¿Quién será ese hombre tan guapo?

Yamtcha: ¡¡QUÉEE!! ¡QUÉ DIJISTE!

Yumiko: Ese ejemplar extraordinario de hombre que está en la pista…

Yamtcha: Mira, Yumiko, si no me quieres, dímelo inmediatamente…

Yumiko: Chao entonces…

Yamtcha se levantó al ver que su ex-conquista se iba, y se fue dispuesto a darle un buen golpe al tipo ése de la pista… Cuando le vio la cara, cambió de parecer y se fue a sentar…

Yamtcha: Maldito Vegeta, hasta borracho me quita las minas…

Krilin: Rayos, debí haber traído mi cámara

18: (pensando): Vaya, no pensé que Vegeta fuera tan sexy…

La pobre Bulma, una vez que se repuso de la sorpresa, al ver que su marido seguía dando su numerito, se volvió a desmayar, y a Goten le había dado un ataque de risa y estaba en su silla apretándose el estómago. El resto de la gente que estaba en la pista arrancó aterrorizada (bueno, los hombres, porque las mujeres se quedaron a ver a ese hombre guapísimo que bailaba solo en la pista).

Yumiko: ¿Quién será ese mino que baila en la pista?

Misato: No tengo idea, pero daría un brazo por darle un besote…

Yumiko: ¿Tú crees que dé funciones en privado?

Bulma estaba inconsciente, pero al oír esto, se recuperó rápidamente y se dirigió hacia la mujer…

Bulma: ¿Quién rayos te crees! ¡Él viene conmigo!

Misato: Pues yo lo veo bailando solo…

En ese momento el ki de Bulma se incrementó violentamente y un viento comenzó a agitar su pelo (y su minifalda, para delicia de todos los hombres), y le dio un golpe a Misato. La pobre fue a parar al otro extremo de la pista, con varios dientes menos, y más encima Bulma le iba a seguir pegando, si no es por Trunks, que la detiene.

Trunks: ¡¡Mamá, cálmate!!

Bulma: ¡¡Déjame tranquila, voy a matar a esa zorra!! (parece que muchos años al lado de Vegeta la afectaron)

Trunks tuvo que emplear algunos de sus recursos (un golpe en la nuca) para que Bulma se tranquilice…

Mientras tanto, Vegeta había comenzado a hacer saltos acrobáticos por toda la pista. DJ Buu no podía aguantar la risa, y colocó música aún más rápida. Vegeta, al verse «exigido» comenzó a dar vueltas y más vueltas…

Vegeta: Essta fiesta está fenomenal, pero si cree ese guatón descerebrado que voy a dejar de bailar sólo porque me cambió la música, está muy equivocado…

Gokú: Bueno, creo que basta de ridículo por una noche. Voy a calmar a Vegeta…

A-18: Vamos, Gokú, déjalo un ratito más, qué te cuesta…

Todos: ¡¡POR FAVOR, GOKÚ!!

Gokú: Lo siento, no soporto ver eso… (aunque en realidad igual estaba gozando con el baile de Vegeta, su honor de guerrero le impidió dejar a su compañero más tiempo en esa situación 🙂

Gokú: Ya, Vegeta, ven a sentarte…

Vegeta: Y quién diablos eres tú… ¡Ah! ¡Hola, Gokú!

Gokú: ¡¡QUÉ DIJISTE!!

Vegeta: Acaso tú no eres Gokú? (con una gran sonrisa)

Gokú: Ehh, sí, pero ya vámonos.

Vegeta: Ni loco, esto está muy güeno.

Gokú: ¡Vamos, si estás borracho!

Vegeta: Bah, cállate, estúpido saiyajin. ¡O acaso crees que no sé controlarme!

Gokú: ¡¡Vámonos o tendré que golpearte!!

Vegeta: A ver, atrévete…

Gokú trató de golpearlo, pero Vegeta fue más rápido, y lo esquivó. De un salto se puso lejos de su alcance y siguió bailando…

Gokú: Maldición, sí que está loco.

Pikoro: ¡Gohan, Trunks, Goten, ayuden a sacar a Vegeta sin escándalo!

Los muchachos (que estaban comiendo palomitas de maíz viendo la escena) partieron inmediatamente (bueno, en realidad les costó un poquito), y rodearon a Vegeta…

Vegeta se paró al centro de la pista, y continuó bailando, hasta que empezó a elevar su ki, su cuerpo empezó a brillar y su pelo se volvió amarillo…

Todos: ¡¡Se volvió un SSJ!!

Todas las mujeres: ¡¡¡OH, PERO QUÉ MINO!!!

Vegeta: (mirándolas con su nueva mirada verdeazul) Gracias, nenas. Esto es por ustedes…

Y comenzó a girar y girar, disparando hacia el techo unos cuantos energy-ha. Toda la gente, lejos de asustarse, comenzaron a aplaudirlo por los estupendos «fuegos artificiales» (pensaron que era una sorpresa de Mr. Satán)

Gokú comenzó a preocuparse cuando vio a Vegeta transformarse, así que con una señal suya Goten, Trunks, y Gohan se transformaron en SSJ y sujetaron a Vegeta antes de que hiciera más destrozos, y se fueron volando por el hueco del techo…

Pikoro: Bueno, el «príncipe ha dejado el edificio» y parece que es hora de irnos. ¡Vamos, ayuden a buscar al resto!

Videl, Krilin y A-18 empezaron a buscar a los demás. Krilin sacó a Yamtcha de debajo de una mesa, muerto (de borracho), Videl se llevó a Bulma, que seguía inconsciente, y a Milk, y A-18 agarró al maestro Roshi, y junto con Puar se fueron todos volando por el techo…

EPÍLOGO

Al otro día…

Capsule Corp, 11 de la mañana…

¡AAAAAAAAAAAHHHHHHHH!

Se escucha un grito desgarrador que rompe la tranquilidad de la mañana…

Bulma: ¡Y AHORA QUÉ MIERDA TE PASA!

Vegeta: Ayayay, me duele la cabeza…

Bulma: ¡Y para eso me despiertas!

Vegeta: Shi, shi, shi, mujer, por favor, no me grites…

Bulma: Bueno, mejor será que te traiga un café…

Kamehouse, 11 de la mañana…

¡¡AAAAAAAAAAAAHHHHHHHHH!!

Dos gritos desgarradores rompen la tranquilidad de la mañana…

A-18: ¡Y AHORA QUÉ LES PASA!

Yamtcha y Roshi: ¡Nos duele la cabeza!

A-18: ¡Hey tú, el gato volador, tráeles un café! (Puar parte más que rápido a la cocina)

Llega Krilin, y va donde la A-18…

Krilin: ¿Ya se despertaron, amor?

A-18: Sí. Esos dos sí que se emborracharon…

Krilin: Y mejor ni hablar de Vegeta, vampiro de las viñas. ¡Qué función nos dio anoche, ja ja ja! Qué lástima que nunca volveremos a ver algo así…

A-18: ¿Y quién te dijo que no?

Krilin: ¿De qué hablas?

A-18 (con una sonrisa maligna): Había olvidado decirte que tengo un dispositivo de grabación en mis ojos, y ya tengo la actuación de Vegeta en VHS…

En Capsule Corp…

Vegeta: ¡¡QUE YO HICE QUÉ!! ¡¡AAAAAAAAAHHHHHHHH!!

El Príncipe de los Saiyajins siguió gritando histérico, dándose cabezazos en las paredes (y de paso destruyendo la habitación)

Bulma: ¡Eso mismo! ¡Nadie te obligó a tomar!

Vegeta: ¡Y yo cómo diablos iba a saber que no debo beber!

Bulma: Bueno, eso ya no importa. Ya pasó, y pronto todos lo olvidarán…

Vegeta: ¡¡Eso espero, mierda!! ¡Malditos humanos, malditas fiestas, MALDITOS CUMPLEAÑOS!

Bulma (pensando): ¿Habrá funcionado el dispositivo de grabación que le puse a A-18?

Y es por eso que cada vez que se reúnen los guerreros Z cuando están en paz (reuniones a las que Vegeta nunca va, porque «el príncipe de los saiyajins no se junta con basuras»), salen todos muertos de la risa, ya que han visto una película increíble…