Un deseo inesperado – Capítulo 5

Capítulo 5: «Un largo y tortuoso camino»

Fanfic: Un deseo inesperado

La última vez dejamos a las tres diosas rumbo a la capital del Oeste con el fin de encontrar la ayuda que sería necesaria para que ellas pudieran regresar a su mundo… ¿Lo lograrán?

Las tres volaban en silencio, a un ritmo un poco más despacio ya que Skuld estaba un poco escasa de energía… Estaba al lado de Belldandy, en tanto que Urd las seguía un poco más atrás, con una expresión pensativa. Cansada, se decidió a hablar…

  • «¿Hasta dónde más volaremos, Belldandy?» –dijo en tono hastiado–. «Mira que tarde o temprano se me agotará la energía. No quiero quedarme varada en este planeta…»
  • «Eso no sería mala idea… jeje, con los problemas que nos causas…» –dijo Skuld en tono burlón, haciendo que Urd apretara los dientes.
  • «¡¡A ti nadie te pidió tu opinión, niña!!» –gritó, poniéndose a su altura. Skuld le sacó la lengua…
  • «Nana… mira cómo tiemblo… ¡¡Diosa de segunda!!» –le dijo. Al ver que no acabarían de discutir, Belldandy decidió intervenir…
  • «Hermanas… hermanas… no olviden que me prometieron comportarse… y una diosa no debe romper sus promesas, ¿entienden?» –dijo volteando a verlas–. «Así que no discutan, POR FAVOR…»
  • «De acuerdo…» –dijeron ambas luego de dedicarse una mirada asesina.
  • «Así está mejor… y para responder a tu pregunta, Urd… Debemos encontrar un pueblo para así poder trasladarnos junto con ese niño llamado Gohan…»
  • «No te comprendo, hermana mayor… ¿qué tiene que ver eso con Gohan?» –dijo sin comprender.
  • «Es muy sencillo, niña…» –intervino Urd – «Lo que quiere Bell es escontrar un espejo y trasladarse… y no hay lugar más facil para encontrarlos que en un pueblo… En cambio, yo… (mueca)… tendré que ir contigo… qué remedio…»
  • «¡¡Oye, si quieres te puedes ir por tu propia cuenta!!… Además, quién te necesita, tarada…»
  • «Añiñada…» –murmuró Urd.
  • «Diosa de segunda…» –contestó Skuld.
  • «Inconsciente…» –le respondió. Belldandy sólo se limitó a suspirar y sonrió… Sus hermanas nunca cambiarían.

Luego de volar por espacio de quince minutos, las tres hermanas llegaron a una quebrada que desembocaba en un pequeño valle. Belldandy se dio vuelta y dijo:

  • «Bueno… creo que aquí nos separamos, hermanas…» –dijo en su tono de voz tranquilo–. «Recuerda, Skuld… debes concentrarte muy bien para que ambas puedan viajar… Urd te puede ayudar en eso…»
  • «Qué más puedo hacer… No quisiera quedarme para siempre en el limbo astral al lado de esta tonta…» –murmuró la diosa del pasado. Skuld hizo una mueca…
  • «¡No me provoques, si no, te quedarás sola!» –dijo, a lo que Urd se encogió de hombros. Miró a su hermana–… «De acuerdo, hermana mayor… haré como digas, sólo te pido que tengas mucho cuidado…»
  • «No te preocupes, yo estaré bien… más bien, cuídense ustedes…»
  • «Lo haremos, Bell… Yo me encargaré de vigilar a esta niña… ya nos encontraremos después…»
  • «Sí, cómo no…» –pensaba molesta–. «Ya veremos quién vigila a quién…»
  • «Entonces, buena suerte…» –Y terminando de decirlo, usó sus poderes y elevándose se encaminó al pueblo hasta perderse de vista.

Skuld, sintiendo que su energía se agotaba, descendió hasta una roca y se sentó. Urd la observó y sin más la siguió…

  • «Espero que mi hermana no tenga problemas… no vaya a ser que por su presencia se ocasione un alboroto y termine mal…» –dijo la niña preocupada.
  • «Eso no va a pasar… Belldandy es muy lista… Sólo que espero que sepa cómo encontrar a Gohan…»
  • «Ella lo conoce… en ese aspecto no habrá problemas… Ay, no creo poder seguir volando. Si lo hago, me acabaré la única energía que me queda…» –Miró a Urd, y sonrió sospechosamente–. «Me parece que alguien tendrá que llevarme hasta el curso de agua más cercano…»
  • «Ni se te ocurra, enana…» –contestó sin mirarla.
  • «¡¿Oye, no ves que estoy agotada?!… ¡Así no podré volar!» –dijo indignada.
  • «Eso no es asunto mío… Debiste practicar mejor tu magia por si esta situación llegara a presentarse… jaja…» –sonrió. Skuld iba a gritarle, pero se le ocurrió algo mejor…
  • «En ese caso.. nos quedaremos aquí… ya que sin mí no PODRÁS viajar en el agua… ¿qué te parece?»
  • «¿Me estás chantajeando, niña?» –La miró fijamente como para intimidarla. Skuld sonrió…
  • «Tómalo como te dé la gana… pero ésa es la simple y pura verdad… Tú decides…» –Urd apretó los puños con unas ganas enormes de fulminarla de un disparo, pero se contuvo y dijo dándole la espalda y agachándose un poco:
  • «Está bien, tú ganas… Sube a mi espalda… ¡¡Pero sólo por esta vez, ¿lo entiendes?!!» –la amenazó. Skuld sonrió a su victoria trepándose en su hermana. Urd lanzó un bufido de fastidio y se elevó, alejándose de ese lugar.

Rato después…

Ya llevaban volando largo rato hasta que, cansada, la diosa de cabellos plateados aterrizó bruscamente, haciendo que su pasajera cayera al suelo…

  • «¡¡¿¿Oye, qué tienes??!!… ¿¿Acaso crees que estás llevando mercancía, tonta??… ¡¡Por lo menos avísame antes de aterrizar!!» –se quejó, a lo que Urd la miró de mala manera.
  • «No me molestes, niña… ¡¡Y además ya me cansé de estarte cargando!!… Yo también necesito reponer energía…». –La miró–. «Uhm… no tendrás por allí una botella de sake?^^»
  • «¿¿Crees que soy una ebria como tú??… Claro que no… uhmp…» –se cruzó de brazos.
  • «Para tu información, chinchón de suelo… ¡¡lo necesito para recuperar mis poderes!!… Por otro lado… ¡me encanta!»
  • «-_-¡ (Skuld)»
  • «En fin… lo que me preocupa es que no veo ningún curso de agua por aquí… Lo más seguro es que tengamos que caminar para encontrar uno…» –dijo mirando a los alrededores.
  • «Pero aquí hay plantas… de todas maneras debe haber agua… ¡Ah, mira!… ¡Aquí hay un riachuelo!» –dijo señalando a un diminuto hilo de agua que corría entre sus pies. A Urd le salió una gota de sudor…
  • «¡¿Y crees que podremos trasladarlos por allí, niña tonta?!… ¡¡Se nota que no sabes pensar todavía!!» –dijo con las manos en la cintura.
  • «Oye, no me eches la culpa… peor sería si no encontráramos agua… Además, tú también tienes la culpa porque…» –de pronto se quedó callada y su rostro se volvió muy raro 0_0… algo pálido. Urd la miró extrañada…
  • «¿Y ahora qué te pasa?… ¿Por qué me miras con esa cara de idiota?» –dijo, a lo que Skuld seguía con la misma expresión y empezó a balbucear…
  • «Ta… pa… papapapa… ayayayayayayay… aaaahhh…» –dijo señalando a las espaldas de su hermana.
  • «¿¿Qué… qué… quéee??… ¿Por qué hablas así?… ¿Acaso tuviste una regresión de edad?… ¡¡No te entiendo nada!!» –dijo perdiendo la paciencia.
  • «Jajaja… ayayayay… mi… mira… aaaa…. atrás… atrás… ayayayayay» –dijo sin cambiar su cara y dando unos pasos hacia atrás.
  • «¿Que mire atrás?… No creas que voy a caer en uno de tus trucos, Skuld… ¿Qué pretendes?» –dijo en el mismo tono.
  • «Te… tetetete…. te lo ruego… ayayaaaaaa…» –dijo retrocediendo aun más. Urd, cansada de la payasada, volteó a ver y luego volvió a mirar a la niña…
  • «¿Y por eso haces tanto escándalo, niña?… Si es sólo un lagarto gigante con dientes afilados… Acaso eso te… ¿¿¿LA-GAR-TO GI-GAN-TE???»

Urd se detuvo en seco y volvió a ver a sus espaldas al enorme dinosaurio (uno de esos típicos de DBZ) que las miraba amenazadoramente y al parecer con mucha HAMBRE. Urd casi se queda petrificada…

(en el siguiente segundo…)

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Las dos diosas salieron disparadas como almas que lleva el diablo, con el dinosaurio pisándoles los talones, sin dejar de rugir. Como por arte de magia, habían recuperado su energía. Viendo la manera en que corrían, hubieran podido ganar fácilmente una maratón interprovincial. Urd gritaba sin dejar de correr:

  • «¡¡¿¿POR QUÉ NO ME DIJISTE QUE ESTABA ESTE MONSTRUO A MIS ESPALDAS??!!… ¡¡ERES UNA IDIOTA, INCONSCIENTE!!» –gritaba sin dejar de correr.
  • «¡¡¡INTENTÉ HACERLO, PERO TÚ NO ME HICISTE NINGÚN CASO!!!» –gritó corriendo más rápido.
  • «¡¡¡YA NO INTENTES DARME TUS INÚTILES EXCUSAS!!!… ¡¡¡Y CORRE MÁS RÁPIDO QUE NOS ALCANZA!!!» –terminó de decir a la vez que los tres desaparecieron entre las montañas… (jejeje… cómo me encanta esto)

En tanto… lejos de allí…


Belldandy aterrizó suavemente el tejado de un edificio, sin que nadie notara su presencia. La gente parecía muy normal, salvo por los seres humanoides y con aspecto de animales que vivían como si fueran humanos corrientes. Era tal y como lo había visto desde la plataforma celeste… y le agradó. Le recordaba tanto a su mundo.

La diosa del presente volvió a la realidad y examinó con cuidado las diferentes casas. Era una ciudad relativamente pequeña, pero con construcciones modernas. Su vista se clavó en una tienda de ropa típica… un lugar ideal para encontrar espejos…

  • «Seguramente en ese lugar encontraré lo que quiero… me acercaré…» –dijo bajando al suelo y caminando hacia la tienda como si fuera una persona común y corriente.

Pensaba que pasaría desapercibida… Se equivocaba, ya que muchos de los habitantes notaron su presencia, no sólo por sus ropas tan extrañas, sino porque Belldandy era muy bonita y nadie que no estuvera ciego dejaría de notarla. Unos muchachos que estaban en la vía le lanzaron unos piropos, a lo que la diosa se limitó a sonreír y uno de ellos casi se desmaya de la emoción.

Belldandy entró a la tienda llamando la atención del público en general. Como toda chica, comenzó a observar las ropas típicas. El dueño del local la miró de mala manera y, acercándose a ella, dijo:

  • «¿Se puede saber que está haciendo, señorita?» –dijo. Belldandy lo miró…
  • «Estaba mirando su ropa… es muy bonita…» –dijo en tono dulce, cosa que no compartió el hombre…
  • «No creas que me vas a engañar con esos modales educados, muchachita… Sé muy bien que te envió el dueño de la otra tienda de la esquina… LA COMPETENCIA… a ridiculizar mi local con esas ropas tan ridículas… Mi ropa es de calidad… ¡¿Acaso piensas que esta es una tienda de disfraces?!»
  • «¿Perdón?… me parece que está cometiendo un error, señor… Verá, yo…» –siguió en el mismo tono tranquilo…
  • «No intentes llevarme la contraria, niña… ¡¡Y FUERA DE AQUÍ!!»
  • «Está bien… Si eso lo hace feliz, me marcharé… Gomen nasai si lo moleste» –dijo Belldandy, consciente que tal vez su presencia podría causar un alboroto en esa ciudad.

Curiosamente, algunas mujeres, que habían observado la escenita protagonizada por el dueño del local, se le acercaron observándola detenidamente…

  • «¡¡Oiga, qué le pasa, especie de patán!!… ¡¡¿¿Qué maneras son ésas se hablarle a una jovencita??!!… ¡¡IRRESPETUOSO!!» –le dijo una mujer gorda muy molesta, a lo que luego miró a Belldandy con dulzura–… «Disculpa, linda… ¿tú trabajas en este local?» –preguntó una mujer gorda, sin dejar de contemplar el atuendo de Belldandy.
  • «¿Trabajar?… Bueno, pues yo…» –iba a decirle que no, cuando la señora la interrumpió a la vez que tocaba sus ropas…
  • «¿¿Ah??.. ¿qué?» –parpadeó el dueño del local.
  • «Estoy segura que sí… Sólo un diseñador famoso podría confeccionar una ropa tan fina y elegante como la tuya… Qué gusto tan exquisito» –dijo tocando la ropa de la diosa.
  • «Es usted muy amable… muchas gracias…» –sonrió.
  • «Tienes que decirme quién te hace la ropa, dónde la compras y todo lo demás… te juro que iré a ese lugar de inmediato… Últimamente en esta tienda ya no hay buena ropa… jum…»
  • «Eso es verdad… La ropa de aquí ya no tiene estilo… Tu ropa me encanta, preciosa…» –dijo otra mujer.
  • «A mi esposa le encantaría un traje así para nuestro aniversario… pagaría lo que fuera por algo así…» –dijo un comprador.
  • «Yo también quiero…» –dijo otra chica y como por encanto la tienda se vio invadida por compradores, en tanto que nuestra diosa se sentía asfixiada de tantas preguntas…
  • «Este… señores… les agradezco mucho sus cumplidos, pero…» –No terminó la frase, ya que un disparo hizo que todas las personas se sobresaltaran.
  • «¡¡ESTO ES UN ASALTO!!…» –dijeron dos sujetos en la puerta de la tienda, armados hasta los dientes. Uno de ellos, el más corpulento, hizo funcionar su ametralladora y ordenó–: «¡¡SI NO QUIEREN MORIR, SERÁ MEJOR QUE OBEDEZCAN!!… ¡¡AHORA SAQUEN TODO EL DINERO QUE TENGAN Y AL SUELO CON LAS MANOS EN LA CABEZA!!… ¡¡MUÉVANSE!!»

Aterradas, todas las personas (excepto Belldandy) obedecieron la orden. La diosa los miraba extrañada. El otro tipo, más delgado, apuntó con su arma al dueño del local y dijo:

  • «Ahora tú, enclenque… Abre la caja y saca todo el dinero… ¡¡Y rapidito, que ya es hora de almorzar!!» –dijo, a lo que el dueño obedeció sin rechistar. El otro sujeto estaba recogiendo el dinero de los que estaban tirados en el suelo y reparó en que Belldandy no había hecho lo que ordenaron…
  • «¿Y tú porqué estás vestida así, amor?… ¿Acaso vas a un festival?… ¡¡¡JAJAJA!!!» –dijo en tono de burla. La diosa sonrió…
  • «No… ésta es mi ropa de siempre… Disculpen, señores, ¿no creen que está mal lo que están haciendo?… No es correcto…» –dijo sin inmutarse.
  • «¿¿Correcto??» –Los dos tipos se miraron y arrancaron a reír sin control–. «¡¡JAJAJAJAJAJAJAJA!!… ¡¡Pero qué chica tan graciosa!!»
  • «Sí, es verdad… pero…» –le apuntó con su arma–. «Si quieres te puedo invitar a salir en otro momento… pero ahora obedece y ponte igual que los otros… No quisiera tener que dañar a una cara tan bonita como la tuya…»
  • «¿Por qué no dejan sus armas y se retiran en paz?… No creo que a las personas que están aquí les agrade que les quiten sus pertenencias…» –volvió a decir en el mismo tono, cosa que colmó la paciencia del asaltante.
  • «¡¡¡MOCOSA ESTÚPIDA!!!» –gritó amenazándola con el puño–. «¡¡A MÍ NADIE ME DICE LO QUE TENGO QUE HACER!!… ¡¡¿¿ACASO QUIERES MORIR??!!»
  • «Oiga!!… ¡¡NO SE ATREVA A TOCARLA, MALNACIDO!!» –gritó un hombre poniéndose de pie… a lo que el asaltante lo miró con desprecio y disparó sin piedad, haciendo que las mujeres del lugar gritaran.
  • «Muy bien… ¿Quién sigue, eh?… ¡¡¡JAJAJAJAJA!!!» –se rió y Belldandy había observado todo sin atreverse a creerlo.

En otro lugar… muy lejos de allí…


En tanto, la persecución de Urd y Skuld por el dinosaurio hambriento continuaba (habían corrido casi cerca de dos… no, cuatro… bueno, habían corrido muchos kilómetros… no, no tanto, exagero^^). A ambas se les notaba muy cansadas, pero no podían hacer otra cosa más que correr. En una de ésas, el dinosaurio casi pesca con sus fauces a Skuld, pero ella, con su mazo, le partió un diente y siguió corriendo…

  • «¡¡AY, MAMÁ!!.. ¡¡YA NO PUEDO CORRER MÁS!!» –dijo en medio de llantos–. «¡¡URD, TIENES QUE PENSAR EN ALGO!!» –dijo, a lo que Urd volteó a verla igual de desesperada…
  • «¡¡NO PIENSES QUE TE VOY A SALVAR!!… ¡¡¡SI APENAS PUEDO CONMIGO, ASÍ QUE SIGUE CORRIENDO!!!…. ¡¡¡AAAYYY!!!» –gritó esquivando un pisotón del dinosaurio.

Siguieron corriendo hasta llegar a una quebrada que terminó en una especie de manantial de donde fluía agua corriente… un callejón sin salida.

  • «¡¡MIERDA!!… Estamos atrapadas y no tengo fuerzas suficientes como para volar, ¡¡es la catástrofe!!» –dijo Urd al ver que el dinosaurio estaba muy cerca. Skuld comenzó a llorar…
  • «¡¡¡NO, NO, NOOOO!!!… ¡¡NO QUIERO!!… ¡¡¡BUAAAAAA!!!… ¡¡NO QUIERO MORIR!!… ¡¡TODAVÍA ESTOY JOVEN!!… ¡¡Y QUIERO TENER UN NOVIO!!… ¡¡¡BUAAAAAAA!!!» –gritó muy asustada cayendo de rodillas, en tanto que Urd se vio obligada a cubrirse los oídos.
  • «¡¡¿¿Quieres callarte, niña quejona??!!… Todavía no nos ha atrapado, así que poniéndote a llorar no vas a lograr nada, ¿¿lo entiendes??» –dijo mirando al dinosaurio–. «Creo que ya es hora de demostrarle a este bicho qué tan poderosas somos las diosas…»
  • «¿Qué piensas hacer, Urd?» –dijo Skuld secándose las lágrimas. Urd sonrió, poniéndose en guardia…
  • «Ya lo verás… pero necesitaré tu ayuda, Skuld…» –dijo elevándose–. «Vamos a poner fuera de combate a este monstruo. Para eso, tú lo distraerás con uno de tus inventos y yo lo atacaré. Todavía me queda algo de energía…»
  • «¡¡Sí, es cierto!!… ¡¡Tengo mis bombas, lo había olvidado!!» –dijo sacando de su traje una esfera con cables–. «Muy bien, estoy lista… ¡¡Cuando digas, hermana!!»
  • «Listo… preparada… –y al ver que el dinosaurio estaba muy cerca de ella, gritó–: «¡¡AHORA!!»
  • «¡¡¡NEO-SKULD BOMBA BIN!!!… ¡¡¡YAAAA!!!»

Skuld lanzó sus bombas a los pies del dinosaurio, formando una densa cortina de humo que por un momento confundieron al bicho. Urd, aprovechando la confusión, se le acercó lanzando descargas de rayos que le causaron mucho dolor y comenzó a dar manotazos y a golpear las paredes de la quebrada en la desesperación… Todo se tambaleaba y Skuld desviaba con su mazo las rocas que se le venían encima…

  • «¡¡URD, TENEMOS QUE SALIR DE AQUÍ O MORIREMOS APLASTADAS!!» –dijo desviando más pedazos de roca. Urd hizo brillar sus manos…
  • «En un momento, niña… Primero lo dejaré noqueado definitivamente… Así sabrá quién soy yo…» –dijo en un alarde de confianza.

Como el humo no lo dejaba ver, el dinosaurio comenzó a dar zarpazos a ciegas y como Urd estaba concentrada en su hechizo, no se percató cuando una de las patas casi la golpea, pero la diosa reaccionó y pudo eludirlo. Se reunió con su hermana, en tanto que el humo terminaba de despejarse…

  • «¡¡Eso fue algo muy arriesgado, tarada!!… Ese animal pudo… ¡¡¡AAAAHHH!!!» –dijo señalando el hilo de sangre que corría por su rostro–. «¡¡Urd, tu cara!!»
  • «¿Eh?… pero qué…» –La diosa del pasado tocó la sangre en su rostro y abrió los ojos de par a par–… Sangre… ¡¡es sangre!!… ¡¡esa maldita bestia se atrevió a lastimar mi hermoso rostro!!… ¡¡¡GRRRR!!!… ¡¡¡NO SE LO PERDONARÉ!!!… ¡¡¡ME LAS PAGARÁ!!! –dijo elevándose a la altura de la criatura.
  • «¿Ah?… oye… hermana… vas a…» –dijo confundida.

Pero Urd no la escuchó. Estaba furiosa… como nunca (es lógico, una herida en la cara de cualquier chica es lo peor, ¿no lo creen? =P). El cabello de Urd comenzó a agitarse y su cuerpo a brillar con destellos azulados, en tanto que chispas eléctricas salían de sus manos. Su rostro reflejaba una gran furia, cosa que hizo tragar saliva al dinosaurio…

  • «¡¡Ahora te demostraré qué tan poderosa puedo ser, criatura repugnante!!… Hechizos… conjuros… poderes ancestrales… vengan a mis manos…» –Siguió recitando su hechizo y una columna de energía emergió de ella (la posición en que Urd estaba es algo parecida a la de Sailor Neptuno al hacer su ataque). Toda la columna se concentró en una esfera azul de energía–. «…y unánse… en una explosión… ¡¡¡EXPLOTA!!!… ¡¡¡AAAAHHHH!!!«

Urd lanzó la esfera contra el dinosaurio, que no pudo hacer nada para detenerla y salió disparado contra las paredes de la quebrada, muy cerca al punto de salida del agua, causando un gran estruendo al chocar contra ella, desplomándose totalmente fuera de combate. Urd miraba sonriente desde el aire…

  • «Ja… Qué fácil… y eso que estaba débil…» –en eso comenzó a tambalearse y puso una mueca de espanto– «No, no ahora… ¡¡AAAHHHH!!» –dijo precipitándose a tierra al sentir que se quedaba sin energía y dejando un hermoso cráter en el suelo. Skuld sólo se rascó la cabeza…
  • «Ay, por el Lord… y luego quién habla de comportarse como una niña…» –dijo en tono solemne. Urd se levantó bastante molesta y con ganas de descargar su furia en alguien.
  • «Mira, no te atrevas a recriminarme nada… ¡¡PORQUE NO DUDARÉ EN HACER LO MISMO CONTIGO!!» –gritó.
  • «Bueno, bueno… está bien… pero debo decirte que se te pasó la mano con ese ataque… pudiste habernos sepultado en medio de las rocas…» –En eso, las rocas comenzaron a temblar de una manera muy sospechosa. Ambas tragaron saliva…
  • «Mejor no pienses en eso, niña… No vaya a ser que se te cumpla tu deseo…»
  • «Sí, el colmo sería que se reventara el manantial, ¿no?… ¡¡jajaja!!… jaja… ¿¿¿AH???» –se calló al ver que las rocas que aprisionaban al manantial, justo donde había caído el dinosaurio, comenzaban a temblar y moverse…
  • «Tenías que hablar, mocosa…» –dijo con una cara de espanto.
  • «Ay, mamá… ¿¿por qué no me callé??» –dijo con la misma cara.

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡BOOOOOOMMMMMMMM!!!!!!!!!!!!!
Tal y como Skuld dijo, el muro de rocas reventó, dejando que un inmenso chorro de agua invadiera de golpe la quebrada. Las dos diosas, tomadas por sorpresa, fueron arrastradas por la corriente, que retumbó en el valle y que las llevó de paseo muchos kilómetros abajo.


En tanto… regresando con Belldandy…

Todas las personas de la tienda de ropa estaban aterradas… Había una persona herida a causa de los asaltantes y podría haber mas víctimas inocentes. Belldandy era una persona de caracter apacible, pero eso no significaba que era una ignorante o condescendiente… Esos hombres que tenía al frente no tenían corazón y no iba a permitir que continuaran así. Frunció el ceño y dijo en tono calmado…

  • «No puedo creer que hayan hecho eso…. ¡¡¿¿Cómo se atreven??!!… ¡¡Será mejor que dejen sus armas y ya no lastimen a más personas!!»
  • «¿Y quién nos va a obligar?… ¿¿TÚ??… ¡¡AHORA VERÁS!!» –dijo lanzando un golpe a su rostro, pero en eso, el asaltante se quedó como petrificado al igual que su compañero. La marca en la frente de Belldandy estaba brillando…
  • «Las armas son peligrosas… nadie debería usarlas… Si no, causarán mucho sufrimiento…» –Y moviendo sus manos hizo que todo el armamento de los bandidos se juntara en una bola y, al apretar sus puños, las armas se hicieron añicos. Todos tenían ojos de plato…
  • «AHHH… ¡¡¡ES UNA BRUJA!!!… ¡¡¡AUXILIO!!!… ¡¡¡NO NOS MATE!!!!» –suplicaban los sujetos. Belldandy volvió a mover sus manos haciendo que ellos flotaran en el aire. Con su magia materializó una cuerda y con ella amarró a los bandidos y suavemente aterrizaron en el suelo. La diosa sonrió y dijo al dueño:
  • «Por favor, entregue a estos caballeros a las autoridades… No es bueno que estén sueltos en las calles, son muy peligrosos…» –dijo. Pero el dueño, una vez que consiguió recuperar el movimiento, se acercó a Belldandy y dijo muy contento:
  • «¡¡ESO FUE EXTRAORDINARIO, SEÑORITA!!… ¡¡Cómo se nota que no me equivoqué al contratarla!!» –dijo como si hubiera perdido el juicio.
  • «¿¿Eh??» –dijo la diosa, confundida. El dueño puso su mano en el hombro de ella y anunció…
  • «Damas y caballeros, presten atención… Como ustedes habrán podido apreciar, la imagen de nuestra tienda, con chicas jóvenes y bonitas… pero sin ser indefensas, es lo último en estos tiempos… Esta señorita… ¿cómo te llamas, hija?» –preguntó a su oído.
  • «Ah… Belldandy» –dijo todavía más confundida.
  • «Como les seguía diciendo, la señorita Belldandy, modelando nuestra nueva línea de ropa y con su imagen de chica inocente y a la vez fuerte, ¡¡será el orgullo de esta tienda!!»
  • «¡¡¡SÍII!!!… ¡¡¡VIVA!!!» –dijeron el resto de personas, aplaudiendo.

Belldandy no sabía qué hacer, ya que en un momento ese hombre la había criticado duramente y ahora la alababa como si fuera una diosa (bueno, en realidad lo era). La diosa se sintió de golpe rodeada de toda la gente que casi no la dejaban ni respirar…

  • «Oh, Dios… en qué problema me he metido… Sólo espero que mis hermanas estén en mejor situación que yo…» –pensó.

Autora: Belldandy… qué equivocada estas.. ^^U


Muy lejos de allí… Muy… muy lejos

Escena: Música de amanecer, luego de una catástrofe. La cámara empieza a moverse lentamente…

La tranquilidad volvía a reinar en el valle, salvo por unos cuantos charcos de agua que decoraban el paisaje y, casi a la mitad de ellos, en un noble y robusto árbol, una figura femenina reposaba colgada de cabeza en una de las ramas; y a los pies del tronco, entre las raíces, su hermana estaba enredada en una posición algo incómoda y mostrando más de lo que su alma permitiría…

  • «Ay, mamá… creo que a partir de este momento voy a venerar a los árboles… Urd, ¿estás por allí?… Si no fuera por este árbol, ahora estaríamos muertas…» –decía Skuld todavía colgada. Dirigió su vista en busca de su hermana y abrió los ojos como platos al verla atrapada en las raíces. – «Oye, hermana… ¿Qué estás haciendo allí?»
  • «¿Tú qué crees?… De pronto se me dio por buscar gusanos entre las raíces…» –dijo en tono sarcástico.
  • «Pues vaya que escogiste un mal momento para eso… Y yo que pensaba que odiabas a los gusanos…»
  • «¡¡¡No seas estúpida!!!… ¡¡¡Y en lugar de estar jugando a ser ‘tarzán’, mejor baja a ayudarme!!!» –le dijo roja de ira.
  • «Ya, ya voy… ya voy…» –respondió de mala gana descolgándose y, una vez abajo, trató de mover las raíces, pero estaban muy bien enterradas–. «No puedo hacerlo, Urd… Las raíces son muy grandes…»
  • «Entonces córtalas… ¿¿No puedes hacer algo tan sencillo, niña boba??» –dijo tratando de mantener la calma, sin percatarse que unos gusanos curiosos la estaban rodeando.
  • «¡¡No puedo hacer eso!!… Este árbol nos salvo de acabar en el mar… ¡¡Deberías estar agradecida, inconsciente!!»
  • «Me importa un soberano rábano lo que pienses… ¡¡¡AAAAHHHH!!!… ¡¡GUSANOS!!… ¡¡SKULD, SÁCAME DE AQUÍ ANTES QUE HAGA UNA DESGRACIA!!» –gritó tratando de espantar los gusanos de sus cabellos y ropa.

Skuld se encogió de hombros y, tomando de las piernas a su hermana, tiró de ella sin hacer caso a sus gritos, y en un último esfuerzo pudo sacarla, lanzándola hacia un charco cercano. Está de más decir que Urd estaba echando chispas…

  • «¿Feliz? Ya estás libre y el árbol a salvo… Me debes un favor, hermanita. Jaja» –sonrió. Urd se levantó lentamente con muchas ganas de hacer explotar a su hermana, pero como su energía estaba muy baja, no hubiera podido aunque hubiera querido hacerlo.
  • «Mejor no digas nada, ya tuve suficientes tonterías por hoy… Mira cómo está mi ropa… Bueno, creo que podré hacer algo…» –Y cubriendo su cuerpo con una brillante luz, sus rasgadas y sucias ropas volvieron a lucer majestuosas e impecables como si nada hubiera pasado. Skuld la observó e hizo lo mismo–. «Así está mejor… Ahora dime algo, Skuld. Si se supone que tú puedes trasladarte a través del agua… ¡¡¿¿POR QUÉ DIABLOS NO LO HICISTE CUANDO EL MANANTIAL EXPLOTÓ??!!»
  • «Oye, cálmate… En primer lugar, la explosión (de la cual tú fuiste responsable `_´) nos tomó por sorpresa… y en segundo lugar… ¡¡NO PUEDO TRASLADARME EN AGUAS RÁPIDAS!!»
  • «Eres una tonta, ni siquiera puedes hacer bien eso…»
  • «Grrr… ¡¡Ya cállate!!» –dijo dándole la espalda.
  • «En fin… ya perdimos mucho tiempo. Es más que seguro que Belldandy ya haya llegado con Gohan antes que nosotras… Deprisa, Skuld, ¡¡VAMOS!!… ¿Puedes transportarnos o no?»
  • «Espero poder hacerlo como dijo mi hermana mayor…» –Skuld caminó buscando entre los charcos esparcidos uno lo suficientemente grande como para que cabieran las dos hasta que–… «¡¡Muy bien, ya encontré uno!!… Ahora, a ver, ¿cómo era?… Ah, ya… Urd, toma mi mano y concéntrate para que tu energía sea armónica con la mía… Yo me ocuparé de lo demás…»

Urd asintió y, una vez hecho eso, Skuld tocó el charco con la punta de sus dedos y una energía luminosa brotó del agua. Ambas diosas se elevaron con los ojos cerrados, situándose sobre el portal de comunicación y, con un último resplandor, desaparecieron en el charco.

Minutos después…

En un ambiente oscuro y húmedo, la traquilidad de unas aguas quietas fue perturbada de golpe por un portal brillante circular de donde emergieron nuestras ya conocidas diosas. Lentamente abrieron sus ojos…

  • «¡¡VIVA!!… ¡¡LO LOGRAMOS!!» –dijo Skuld contenta haciendo eco en todo el recinto donde estaban–. «No puedo equivocarme, siento el aura de Gohan muy cerca de aquí… Qué bueno que todo resultó bien…» –Urd escuchaba todo el alboroto de su hermana en silencio.
  • «¿Estás segura que aquí vive ese niño, Skuld?… ¿Pues qué clase de sitio es éste, eh?… Parece una cueva» –dijo, pero antes de que dijera algo más, un objeto cayó sobre su cabeza haciendo que se precipitara al agua (recordemos que ambas diosas estaba levitando) y arrastrado a Skuld consigo.

El objeto había sido un cubo y ahora, luego de llenarse de agua, era izado lentamente con ayuda de una polea ubicada en la parte más alta. Escucharon una voz femenina que cantaba y permanecieron mudas hasta que la voz se alejó…

  • «Caray, ¿pero qué habrá sido eso?… Qué manera de tirar los objetos, ¿no crees?… La gente de este mundo está loca» –comentó Skuld. Urd la miró mientras una vena luchaba por no explotar en su frente…
  • «No… no están locos… Hacen lo que se supone deben hacer para sacar agua de un pozo… ¡¡SKULD!!… ¡¡ATOLONDRADA!! ¡¡NOS TRAJISTE A UN POZO, ¿¿EN QUÉ ESTABAS PENSANDO??!!» –gritó zarandeándola del cuello.
  • «¿¿Un pozo??… pero… ¡Oye, ¿qué esperabas?!… ¡Era la vía de agua más cercana a la casa de Gohan!… Pero no tienes por qué hacer tanto escándalo… Solamente tenemos que volar y saldremos de aquí, ¿no lo crees?»
  • «Sí, muy lógica tu respuesta… ¡¡PERO DA LA CASUALIDAD QUE YA NO TENGO ENERGÍA!!» –gritó la temperamental diosa sumergiéndola en las oscuras aguas de un manotazo.


De regreso con la diosa del presente…

Belldandy por un momento se sintió contenta de que las cosas resultaran bien, pero le preocupaba el destino de sus hermanas. Así que con la vista trataba de encontrar un espejo lo suficientemente grande para ella y buscar a Gohan. Caminando entre el alboroto de gente intentó perderse, cuando…

  • «¡¿Donde está?!.. ¡¿DONDE ESTÁ?!» –gritó una voz entre la gente. Era la prensa, que llegaba con la policía para televisar la captura de los delincuentes. El dueño de la tienda se acercó…
  • «Caballeros, sean bienvenidos… Ya todo está bajo control…» –dijo, dándose aires de importancia.
  • «Escuchamos de la gente que una peligrosa banda de delincuentes fue detenida sólo por una chica y queremos entrevistarla… ¿Dónde está ella?» –volvieron a decir los periodistas. El dueño se acomodó el traje…
  • «Claro que sí, señores de la prensa… y déjenme decirles que esa jovencita trabaja en mi establecimiento, ¿eh?… Yo puedo responder las preguntas que deseen. Afortunadamente no hay ningún muerto, salvo un herido, pero en estos momentos está siendo atendido por los paramédicos»
  • «¿Herido? ¿Cuál herido?…» –dijo el reportero. El dueño volteó la mirada y casi se le cae la mandíbula al ver que el ‘supuesto’ herido estaba de pie totalmente sorprendido y recuperado como si nada le hubiera pasado…
  • «Pe…pero… ¡¡esto no puede ser!!» –el dueño de la tienda corrió hacia el hombre y dijo–: «¡Oiga!… A usted le dispararon los delincuentes, ¿cierto?… Y cómo es que está…»
  • «Sí… Me dispararon, pero no… no lo entiendo… Hace unos instantes yo estaba tendido cuando de repente sentí una energía que me envolvía y… ya no tengo nada… ¡Mírenme!»
  • «Esa chica… estoy seguro que tiene que ver con este milagro…» –Levantó la vista y le pareció ver una parte del traje de Belldandy junto con la punta de su cabello entrar a uno de los vestidores–… «¡¡ALLÍ ESTÁ ELLA!!… ¡¡EN LOS VESTIDORES!!… ¡¡DEPRISA!!»

Toda la gente de la tienda, entre reporteros y curiosos, rodearon los vestidores. En efecto, Belldandy se encontraba en ese lugar y con la clara idea de irse antes de que el problema se hiciera más grande…

  • «Qué problema…» –suspiró. Acto seguido tocó un espejo que estaba a su lado con la punta de sus dedos mientras comenzaban a formarse hondas en el mismo–. «Afortunadamente ese hombre ya está curado y eso era lo más importante… Ya es tiempo de buscar a mis hermanas y a Gohan… pero antes…» –Belldandy juntó sus manos y una esfera brillante apareció–. «Esta gente debe olvidar que estuve aquí. Lo lamento mucho, pero no es conveniente causar un escándalo en estos momentos… No me gusta hacerlo, pero es necesario…» –Y dejando la esfera levitando, desapareció por el espejo.

Segundos después, la puerta se abrió de golpe y la esfera, al verse libre, salió de su encierro como una extraña pelota para situarse en la parte más alta de la tienda. Todos los presentes estaban confundidos… y antes de que alguien pudiera decir o hacer algo, la esfera estalló en un haz de luz, cegándolos por unos instantes…

  • «¿Qué… qué fue lo que pasó?… ¿En dónde estamos?… No recuerdo nada…»  fueron los pensamientos que pasaron por la cabeza de muchos. Belldandy volvió a asomar su cabeza por un pequeño y apartado espejo del lugar, y al ver que todo había resultado como lo pensó, sonrió y nuevamente desapareció con un destello.

Casa de los Son…


Milk había terminado de recoger la ropa de los tendales mientras terminaba de cocinar el almuerzo. Una ración regularmente grande, más para su pequeño hijo que para ella. Aún después de la muerte de Goku, no podía evitar comprar siempre comida para un regimiento. Una costumbre que la mayoría de las veces la sumergía en una profunda tristeza. Luego de separar la ropa, se dirigió a las habitaciones para acomodarla, empezando con la de Gohan.

El pequeño saiya y salvador de la Tierra estaba muy concentrado con sus deberes. Después de mucho tiempo de no haber tocado ningún libro, volver a retomar el ritmo de estudio le costaba bastante, y todavía con la presión de su madre que lo obligaba a estudiar prácticamente todo el día, sin más descansos que cuando comía o iba al baño.

*¡Crack!*

Ya era el segundo lápiz que rompía. Estos problemas de números lo estaban volviendo loco y tenía que terminarlos todos, o si no su madre se enojaría mucho y era más que seguro que lo dejaría sin cenar. A modo de tomar un descanso, se levantó con rumbo a la ventana y contempló el cielo. No pudo evitar pensar en sus nuevas amigas, las diosas de la otra dimensión. A pesar que nos las veía desde que su madre lo puso en estado de sitio en su casa, recordaba perfectamente a cada una de ellas: la dulce y amable Belldandy; la agresiva y alocada Urd; y la impetuosa y temperamental Skuld. Tres diosas de otro universo… habían tantas cosas que quería preguntarles sobre ellas y sobre su mundo. Y era más que seguro que ellas se marcharían antes de que pudiera verlas de nuevo…

  • «¡¡¡¡GOHAN!!!!» –gritó una voz a sus espaldas, haciendo que el niño brincara hasta el techo del susto. Milk estaba mirándolo con las manos en la cintura muy enojada…
  • «Ah… hola, mamá… me asustaste… jejeje» –dijo con una mano detrás de su cabeza, expresión heredada de su padre.
  • «¡¿Se puede saber QUÉ estabas haciendo, Gohan?!… ¿No se supone que estabas estudiando?» –dijo con voz de sargento.
  • «Sí, mamá… lo que pasa es que estaba… tomando un descanso…» –dijo tímidamente, pero su madre, acercando su rostro al de él, dijo en el mismo tono:
  • «Por si no lo sabías, Gohan… ya has tenido TRES años para descansar. Ahora que ya acabó el problema de los androides, es tu deber y obligación estudiar para recuperar todo el tiempo que perdiste por entrenar… A veces pienso si fue lo correcto alejarte tanto tiempo de la escuela…»
  • «Sabes que sí, mamá… Mi papá también lo sabía. Lo supo todo el tiempo…» –dijo en voz baja bajando la cabeza.
  • «Gohan… Gohan…» –empezó a decir suavizando la voz–. «Yo no digo que eso haya estado mal y también sé que tú nos salvaste de morir en manos de ese androide malvado. Pero tú mismo me dijiste que Goku quería que estudiaras para convertirte en un gran científico, ¿cierto?… Es una promesa que hiciste y ahora debes cumplirla…»
  • «Sí, eso es verdad…»
  • «Muy bien… Entonces te daré algo que te ayudará con tus lecciones…» –Buscó en los bolsillos de su delantal y extrajo un cd portátil. Y antes de que el hibrido dijera algo, Milk continuó–: «Son lecciones escolares en cd, las vi en un catálogo y compré todo el curso para que puedas escuchar tus clases en todo momento, incluso mientras duermes porque, según leí, dormido uno asimila más que despierto. ¡¡Empezaremos ahora mismo!!» –dijo entusiasmada.
  • «Pero mamá, si ya estoy…» –sin escucharle, Milk le colocó los audífonos.
  • «Sé perfectamente que estás estudiando números, pero según tu horario, también te toca estudiar historia. Y no creo que haya problemas si resuelves tus ecuaciones escuchando tu lección. Muchos chicos estudian con música… sólo que en lugar de música, será algo más provechoso. Así ganarás más tiempo… ¿no es maravilloso?» –Gohan la miró levantando una ceja, pero sabía que era mejor seguirle la corriente por más desesperante que resultara eso…
  • «Sí, lo que tú digas, mamá… Te lo agradezco…» –sonrió.
  • «Ése es mi hijo… ¡¡Ahora, a estudiar!!» –y terminando de decirlo, salió de la habitanción, y no alcanzó a ver a Gohan hundir su rostro en su texto con cara de desesperación.

En esos momentos… en las afueras de la casa… en el pozo…

  • «¡¡Por un demonio, Skuld!!.. ¡¡Saca tu pie de mi cabeza!!» –decía una voz proveniente de las profundidades del pozo. Ambas diosas estaban escalando las húmedas paredes del pozo con ayuda de la cuerda. Ya que no tenían energía para volar, era lo único que les quedaba por hacer. Skuld iba subieron por la delantera y se apoyaba en Urd, que era la que llevaba la parte más difícil de la subida. Éste era el quinto intento de escalada y Urd ya estaba cansada de los clavados a profundidad.
  • «¡¡Ya deja de estarme echando la culpa, Urd!!… ¡¡Si no fuera por mí, nunca habíamos llegado con Gohan!!» –se defendia a la vez que trepaba por la cuerda.
  • «Espero que estés en lo cierto y no nos hayas traído a otro extremo del mundo… Estoy casi segura de que Bell ya llegó con ese niño… ¡¡Y sube más rápido, que pesas!!»

Habitación de Milk…

El espejo del armario de la madre de Gohan comenzó a brillar intensamente y casi de inmediato una persona muy conocida por nosotros emergió con un último destello. Belldandy sonrió, abriendo los ojos…

  • «Por fin… éste debe ser el hogar de ese niño…» –pensó, pero en esos momentos la puerta de la habitación se abrió… y no era Gohan…

Fuera de la casa…

  • «Ya era hora de que saliéramos… Nunca he tenido un peor aspecto que en estos momentos…» –se quejaba la diosa del pasado, en tanto que Skuld examinaba el lugar en donde se encontraban.
  • «Debemos estar muy cerca de Gohan, su aura se siente más fuerte. No puedo equivocarme…» –caminó despacio y señaló una de las ventanas de la casa–. «Gohan está en esa extraña casa…»
  • «Muy bien… ¡vamos!»

Habitación de Milk…

Milk entró a dejar su ropa recién lavada sobre su cama. Estaba de muy buen humor, sabiendo que Gohan estaba estudiando como debía ser. Tan contenta estaba que no se percató de una figura que flotaba sobre su cabeza y que la observaba con curiosidad…

  • «Mi Gohan… espero que siga igual de estudioso como siempre… Me esforzaré para que eso se cumpla…» –decía para sí misma. Belldandy dedujo de inmediato quién era la mujer…
  • «Ella debe ser la madre de Gohan… La seguiré sin que se dé cuenta…» –Y, sonriendo, se colocó justo a sus espaldas sin dejar de flotar. Milk salió de su habitación con Belldandy siguiéndola en silencio, y mientras caminaba rumbo a la cocina volvió a decir:
  • «Goku… ya verás que haré de nuestro hijo un gran hombre. Cumpliré tu deseo y te sentirás muy orgulloso de él…»
  • «Estoy segura que así se hará…» –dijo Belldandy suavemente. Milk se detuvo sobresaltada y volteó para ver de dónde provenía la voz. La diosa del presente no se despegaba de su espalda, y por más vueltas que daba Milk, no conseguía verla.
  • «Qué raro… juraría que escuché a alguien hablar… ¿No será que Goku me está jugando una de sus bromas desde el otro mundo?» –pensaba confundida. No le dió importancia y sacudiendo su cabeza continuó con su camino. Belldandy se detuvo al sentir el aura de Gohan delante de una puerta cercana. Aguardó a que Milk se alejara un poco más y suavemente abrió la puerta.

Gohan continuaba con sus deberes. Ahora se le notaba doblemente atareado ya que, aparte de resolver matemáticas, tenía que dedicar una parte de su cerebro a escuchar las lecciones que su madre le había comprado… Esta vez tocaba historia universal y no era tan fácil como Milk pensaba. Estaba tan concentrado en esa labor, que no se había percatado que era observado desde su ventana…

  • «Oye, Urd, ¿por qué no se habrá dado cuenta de que estamos aquí?» –preguntó Skuld a su hermana que, al igual que ella, lo habían estado observando desde la ventana instantes antes.
  • «Es obvio, niña… Él no puede sentir nuestra presencia. En este mundo, los guerreros como ellos sienten a sus oponentes por su ‘ki’… y aún no comprendo a qué se refieren con eso…»
  • «Será algo semejante al aura que sentimos nosotras… ¡Ah! ¡¡Mira!!.. ¡¡Allí está mi hermana mayor!!… ¡¡BELLDANDY!!… ¡¡AQUÍ!!» –gritó al ver a su otra hermana asomándose por la puerta. Urd le dio un manotazo en la cabeza, empujándola por la ventana hacia la habitación del muchacho, cayendo de bruces al piso.
  • «¡¡Cierra la boca, tonta!!… ¡¡No hagas tanto escándalo, que podrías asustar al niño!!» –dijo, también entrando por la ventana. Skuld la miró de mala manera y Belldandy las observaba extrañada. Las tres diosas voltearon a ver a Gohan, pero para su sorpresa seguía imperturbable con sus labores de escuela…
  • «Me alegro de encontrarlas, hermanas… ¿Tuvieron problemas para llegar aquí?» –dijo dulcemente y sus hermanas se miraron y respondieron al unísono.
  • «No… NINGUNO… ¿Cómo se te ocurre, Belldandy?» –dijeron cruzando los dedos. (autora: qué mentirosas… -_-U)
  • «Qué bueno, yo tuve un pequeño retraso… Bueno, se los contaré después… Oigan, ¿no les parece extraño que Gohan no nos haya sentido?… Porque aunque no pueda sentir nuestra presencia, puede escucharnos…» –comentó.
  • «Es cierto… Vamos a ver qué está haciendo…» –dijo Skuld.

Las tres hermanas se colocaron justo a la espalda de Gohan, pero aún así no se percató de ellas (era más que seguro que estaba con los audífonos a todo volumen). A diferencia de sus hermanas, sólo Skuld prestaba interés a las labores de Gohan, que ya al borde del stress, lanzó los audífonos a un lado y se tomó la cabeza con ambas manos…

  • «¡¡Argggg, maldición!!… ¡¡No puedo creer que no pueda resolver este problema y a la vez entender la lección de la guerra de los 100 años!!… ¡¡Suficiente, me rindo!!» –dijo desesperado, cuando en eso una mano apareció en su campo visual y, tomando su lápiz, anotó una cifra en su cuaderno…
  • «Ejem… la respuesta es raíz de 2…» –dijo Skuld solemnemente.

Es difícil describir lo que pasó después. Gohan volteó su cabeza poco a poco como si fuera un robot sudando copiosamente… Miró a las diosas… y ellas lo miraron a él…

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!!!!
Cuando Gohan terminó de gritar, éste era el panorama: Urd estaba aturdida y pegada contra la pared, Skuld colgada de una lámpara de techo y Belldandy… bueno, cómo decirlo… Estaba parada sobre el sitio, pero totalmente despeinada y con los ojos desorbitados. Gohan, por su parte estaba en el suelo, ya que se había caído de la silla de la impresión y ahora trataba de poner en orden las ideas en su cerebro. Urd fue la primera en reaccionar…

  • «¡¡Por el Lord, qué manera de gritar!!… ¡¡Cualquiera diría que has visto al mismísimo diablo en persona!!… Dime la verdad, ¿es que acaso somos tan feas?» –preguntó la diosa del pasado acercándose enojada al pequeño saiya.
  • «Pe…pero… esto… y-yo… no… como… es decir… por dónde… cuándo…» –Era gracioso ver a Gohan tratando de articular palabra. Belldandy lo tomó por los hombros suavemente…
  • «Tranquilízate, Gohan… Sólo somos nosotras… Lamentamos haber aparecido tan repentinamente… ¿Te encuentras bien?»
  • «Sí, Gohan… Somos tus amigas las diosas, ¿no te acuerdas de nosotras?» –dijo Skuld. El pequeño saiya iba a decir algo cuando…
  • «¡¡¿¿GOHAN, QUÉ FUE ESE GRITO??!!» –Era Milk, que corría desesperadamente al cuarto de su hijo. Gohan miró a las diosas y luego a la puerta…

Ya era tarde… Milk entró como una exhalación a la habitación. Gohan no sabía qué decir o qué hacer… Lo único que sabía era que se había metido en un grave embrollo y del que no sabía cómo salir. La mujer más fuerte del mundo echó un vistazo a la habitación y luego a su hijo…

  • «¡¡Gohan, ¿¿puedes decirme qué significa esto??!!» –preguntó Milk muy seria y Gohan tragó saliva…

¿Qué es lo que hará Gohan ahora?… ¿Y en qué nuevos problemas se meterán las diosas?… Próximo capítulo… DIOSAS EN LA CAPITAL DEL OESTE