Las Tribulaciones de un Príncipe Saiyajin en la Tierra – Capítulo 4

Capítulo 4: «El Muro de los Lamentos»

Fanfic: Las Tribulaciones de un Príncipe Saiyajin en la Tierra


Desde el día en que Goten fue descubierto por su madre de estar en peligro de reprobar el año, sumado al incidente del tratamiento de belleza que intentó practicar con Vegeta, la semana para él se había transformado en un verdadero infierno. Fue despojado de todos sus privilegios, sus dulces, su postre, la televisión, la radio, etc. Milk le había prohibido salir de su habitación, solamente le era permitido para ir a la escuela o al baño. En cuanto a las comidas, era lo justo y necesario y Milk se la llevaba personalmente para que no dejara un minuto de estudiar. En cualquier momento llegaba para revisar sus tareas o tomarle las lecciones y ¡pobre de él! si no estaba preparado o lo encontraba en otra cosa… ¡¡Uff!! En la escuela era algo similar; todas sus actividades extraprogramáticas fueron canceladas hasta nuevo aviso, como también los recreos, en que debía ir directo a la biblioteca a estudiar y para colmo de males, Trunks no le dirigía la palabra, lo cual era bastante lógico dadas las circunstancias. A Gohan casi no lo veía, pues desde que salía con Videl llegaba más tarde y muchas veces cuando él ya estaba durmiendo.

Goten se sentía el niño más desdichado sobre la Tierra. Luego de esa semana venían dos de vacaciones y él no disfrutaría ni un solo día y nadie sabía hasta cuándo duraría la condena.

A Goku, que era más comprensivo que Milk, se le oprimía el corazón de verlo tan triste. Sabía perfectamente que las acciones de su hijo merecían un castigo, pero que en este caso era un tanto exagerado. Esto no significaba que él nunca fuera severo, porque Goku era mucho más estricto que Milk cuando era necesario. Como sea, el asunto es que él le estaba haciendo más llevadera la sanción. En las mañanas, lo llevaba a la escuela, pero no con la teletransportación como hubiera sido más rápido, sino que en la nube voladora para que el niño se distrajera un poco y tomara algo de aire (ya se estaba viendo pálido por la falta de sol), y de vuelta era la misma historia, lo esperaba a la salida de la escuela para llevarlo a casa.

El resto del día ya lo sabemos y por la noche, luego de la cena, Goku iba al cuarto del pequeño a retirar la bandeja y avisarle que se preparara para dormir, claro que en su bolsillo siempre le llevaba algo escondido de Milk, de preferencia su fruta favorita o, si lo veía muy triste, un caramelo. Después, y mientras Milk limpiaba la cocina, nuevamente volvía con Goten para darle las buenas noches, se sentaba al borde de su cama y como no sabía cuentos, le contaba historias de su propia vida, de las muchas aventuras que de niño había pasado solo y junto a sus amigos, hasta que el pequeño se dormía.

Así pasaban los días cuando, en uno de ellos, Bulma y Goku se encontraron en la Kame House. Bulma sabía las consecuencias que Goten estaba sufriendo y, al igual que Goku, pensó que era un poco exagerada la actitud de Milk, así que se le ocurrió una idea y se la participó a quien era como su hermano.

  • Pienso irme unos días a la playa y estar con mis papás ahora que Vegeta se va a encargar de Trunks. ¿Qué te parece si me la llevo conmigo? De ese modo, Goten podrá tener un respiro y a Milk le hará bien. Le hace falta salir un poco y distraerse.
  • A mí me parece bien –le dijo Goku–, pero dudo que la puedas convencer, ya la conoces.
  • ¡¡¡Pero tú me ayudarás a convencerla!!! –le ordenó Bulma golpeando la mesa al tiempo que se paraba, quedando sobre la cabeza de Goku.
  • ¡Está bien!, ¡está bien! –exclamó Goku como siempre que Bulma lo reprendía.

Así, pues, entre los dos estuvieron trabajándose a Milk para convencerla de lo bien que le harían unas vacaciones. En un principio estaba completamente reacia, no acostumbraba dejar su casa y menos en este momento que tenía tan vigilado a Goten, pero la insistencia de ambos fue dando resultados; Bulma la llamaba o pasaba a verla y Goku le insinuaba a cada momento que se veía cansada y decaída, tanto así que Milk comenzó a pensar que tal vez sí necesitaba un descanso, pero ¿y Goten? Goku le prometió solemnemente cuidar que estudiara e hiciera sus tareas, pero no prometió nada más. El caso es que finalmente la convencieron y, ese sábado por la noche, Bulma pasó por ella. Milk no paraba de dar todos los consejos del caso a Goku y a Gohan, que no se olvidaran de esto, de aquello y de lo otro.

  • ¡Ya vámonos, Milk, o nunca nos iremos y menos llegaremos! ¡Adiós, Goku, Gohan! –se despidió Bulma arrastrando de un brazo a Milk y haciendo adiós con la otra mano.
  • ¡Adiós, pásenlo bien! –se despidió Goku.
  • ¡Hasta pronto, mamá, y no te preocupes por nada! –le dijo Gohan.

Como ya era tarde, Goten estaba en su cama, pero aún no se había dormido y estaba teniendo los pensamientos más tristes; su mamá se había ido y apenas sí se había despedido –»¡Ya no me quiere! ¡Ya nadie me quiere!»– pensaba Goten. Parecía que el único era su papá. En eso entró Goku con un chocolate que le había traído Bulma.

  • No quiero, gracias –rehusó Goten con una voz apenas audible.

¡Eso sí que era grave! Goten rechazando golosinas, ¡¡IMPOSIBLE!!

  • ¡A ver, a ver! –dijo Goku sentándose en la cama–. Ése no es el Goten que conozco. ¿Qué pasa?
  • Nada –respondió Goten evitando su mirada y con los ojos llenos de lágrimas, pero sin derramar ninguna.

Goku posó su mano sobre la cabeza de su hijo.

  • Ya sé que ha sido una semana muy difícil para ti, Goten, y que pareciera que esto no terminara nunca, pero te aseguro que las cosas van a mejorar.
  • Sí, claro –dijo Goten nada convencido.

Goku tenía planes para realizar con su hijo; al día siguiente quería llevarlo de paseo luego de que Gohan lo llevara a vacunar, porque de preferencia él no pisaba el hospital. También quería enseñarle nuevas técnicas de combate y después de que estudiara jugarían el resto de la tarde. Pero como de costumbre, no revelaría sus planes hasta después… ¡mala costumbre!

  • ¿No me crees?

Goten se encogió de hombros.

  • Ya verás que no te miento… y ahora, ¡arriba ese ánimo, que la vida es muy bonita para estar con esa cara!

Pero Goten seguía con cara de funeral que parecía imposible de cambiar.

  • Así que no quieres reírte, ¿eh? –dijo Goku con expresión traviesa.
  • No y no hay nada que puedas hacer al respecto –dijo Goten muy convencido.
  • ¿Estás seguro? –preguntó Goku en el mismo tono juguetón, los ojos brillantes y una gran sonrisa.

Goten lo miró con extrañeza. ¿Qué podría hacer?

  • ¡Cosquillitas!, ¡cosquillitas! –empezó Goku uniendo el dicho al hecho.

¡¡¡¡¡¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA…!!!!!!

Esa noche, Gohan comenzó a preparar exámenes para vuelta de vacaciones, y como en las tardes se dedicaba a Videl, pues en las noches se dedicaría a estudiar, de modo que Goku se llevó a Goten a dormir con él para que Gohan pudiera concentrarse. Como todas esas noches, Goku le siguió contando más de sus aventuras, lógicamente sin mencionar aquellas donde aparecían sus actuales amigos como antiguos enemigos.

  • ¿Y dices que vivías solo?
  • Sí, pero también viví con el maestro Roshi en Kame House y también unos años en el Templo Sagrado para entrenar, ¿recuerdas que te lo conté?
  • Sí, verdad. Oye, ¿y es difícil vivir solo?
  • A veces sí, pero estaba acostumbrado. Tuve que cuidarme solo cuando mi abuelito murió, no tuve otra opción.
  • Cuéntame más –le pidió Goten, abrazándose más a él.
  • Déjame ver… Mmm…… Bueno, también hubo una vez que…

Goku siguió sus relatos hasta que el niño se durmió. Al día siguiente se levantó muy temprano, pero dejó que Goten siguiera durmiendo. Ese día, Gohan quedó de juntarse con Videl y luego ir a una exhibición de artes marciales de Mr.Satán, por esa razón no tendría tiempo de llevar a Goten al hospital, así que Goku se estaba resignando a la idea de llevarlo él mismo.

  • ¡Ah! y papá, por lo que más quieras, ve a rescatarme temprano. Si fuera por mí, no iría a esa famosa exhibición, pero se lo prometí a Videl. Además, de vuelta quiero pasar a visitar al Sr.Piccoro y a los demás.
  • Está bien, me llevaré a Goten e iremos todos juntos al Templo Sagrado.
  • ¡Estupendo, papá! Bueno, ahora me voy o llegaré tarde y Videl se enojará conmigo.

Gohan se fue y Goku, luego del desayuno, salió a entrenar y a buscar un gran pescado para el almuerzo dejándole una nota a Goten, quien dormía plácidamente.

En tanto, Trunks había despertado tan fresco como una lechuga y aún estaba en brazos de su cansado, extenuado, desfallecido, fatigado, rendido, exhausto y pobre, pobre, pobrecito padre que no tenía idea de todo lo que le esperaba todavía. (Si cuando termine este fic, Vegeta aún no ha cometido un saiyajinicidio con su… pequeñín, es que habrá que levantarle un monumento al mejor padre de todos los tiempos)

Trunks quiso bajarse de la cama despacio para no molestarlo, pero Vegeta, por cansado que estuviera, estaba alerta y despertó.

  • ¿Adónde crees que vas? –le preguntó a Trunks, reteniéndolo.
  • Ya me siento bien y quiero levantarme para…
  • ¡Nada de eso!, todavía es temprano y está fresco. No quiero que recaigas, así que te quedas aquí hasta que te lo ordene.
  • Pero si ya estoy bien y se supone que puedo hacer lo que quiera, ¿o ya lo olvidaste?

«¡¡¡¡GRRRRRR…… NIÑOS!!!!»

  • Escúchame bien –le advirtió Vegeta–. O me haces caso y más tarde te levantas y haces lo que quieras, o te olvidas de todo el cuento.

A Trunks no le quedó otra posibilidad que aceptar y resignarse a ver las caricaturas de la mañana junto a su padre, que se puso a dormitar.

Lo cierto era que Vegeta lo quiso mantener en la cama, no tanto por la recaída, no creía que pudiera suceder. Más bien era porque él necesitaba descansar un poco más y quería asegurarse que su… criaturita de Dios, que era bastante propensa a meterse en problemas, sobre todo últimamente, no fuera a cometer ningún desastre mientras él dormía.


Las Tribulaciones de un Príncipe Saiyajin en la Tierra – Capítulo 3

Capítulo 3: «Fiebre de Sábado por la Noche»

Fanfic: Las Tribulaciones de un Príncipe Saiyajin en la Tierra


Vegeta salió completamente relajado con el baño de sales que se había dado, pero cuál fue su sorpresa cuando al salir de ahí se encontró a Trunks muy instalado al medio de su cama, con una gran fuente llena de palomitas y el control remoto de la televisión en la mano.

  • ¿Y tú qué estás haciendo aquí?
  • Como mamá no estará esta noche, quiero quedarme contigo.
  • ¡Vete a tu cama! –le ordenó Vegeta.
  • No me corras, por favor –suplicó Trunks con carita ídem.
  • ¡A tu cama! –volvió a ordenar Vegeta, apuntando fuera de la habitación.
  • Pero tú dijiste que podía hacer lo que yo quisiera estos días y eso incluye las noches también.

«¡Rayos!», el chico tenía razón y no podía hacer nada al respecto. «¡¿Pero en qué demonios estaba pensando yo cuando hice esa maldita promesa?!… ¡Y ese insecto antenudo que tiene la culpa de todo este asunto!»


  • ¡¡AT-CHIS!
  • Kami Samas, debería acostarse. Parece que agarró un resfriado –dijo Mr. Popo a Dende–. Ésta es la segunda vez que estornuda en la noche.

Vegeta se resignó a compartir su cama con Trunks, que para el niño era de lo más cachilupi (o sea, genial) y además ahí podía ver televisión hasta tarde en una pantalla como de chorrocientas pulgadas que parecía cine. En buenas cuentas, era el niño más feliz del mundo.

Cuando Bulma entró, se encontró a padre e hijo instalados viendo… ¿adivinen? No, fútbol no… Un programa de artes marciales y métale a los dos criticando a los participantes.

«¡Qué lindos se ven! –pensó Bulma sonriendo–. Espero que se sigan llevando tan bien. Creo que es buena idea que yo me vaya por unos días».

  • Me tengo que ir –les dijo Bulma–. Llamé a Milk y me está esperando. Hasta pronto, mi vida (dándole un beso a Trunks), pórtate bien y no le des problemas a papá, ¿sí?
  • Lo intento, mamá, de veras que lo intento –se defendía Trunks.

Vegeta acompañó a Bulma hasta el jardín para despedirse más a gusto.

  • ¿Todavía piensas dejarme con ese chiquillo a mí solo? –se quejó Vegeta.
  • Lo haces muy bien, Vegeta. Te aseguro que eres mejor padre de lo que piensas. Además, debes aprovecharlo ahora que aún está en edad, mira que en pocos años más no lo verás tanto en casa.
  • ¡Si el problema es que él se está aprovechando! ¡Supieras las que me hizo pasar el día de hoy!, que si hubiera sido un día normal, no lo cuenta.
  • Bueno, no te preocupes tanto, sólo me iré unos días y luego… pues verás que valdrá la pena –dijo Bulma guiñándole un ojo–. Además, ya te he dicho que lo haces muy bien.
  • ¡Por supuesto!, eso es algo obvio –respondió él con picardía.
  • ¡Me refiero a como padre! –exclamó Bulma roja hasta las orejas.
  • ¡Ah, sí!, eso también –respondió él fingiendo no darle tanta importancia.
  • ¡Ay, hombre!, mejor me voy antes de empezar a pelear contigo. Llamaré apenas pueda. Hasta luego –agregó Bulma dándose la media vuelta.
  • ¿Te vas así nada más? –reclamó Vegeta.
  • ¡Claro! ¿Qué más querías?
  • Siempre te despides de mí con un beso.
  • ¡Ah, sí!, eso también… lo había olvidado –dijo Bulma en son de burla.
  • Conque olvidado, ¿eh?

Vegeta atrajo a Bulma por el talle con una mano mientras con la otra le tomaba suavemente la barbilla, acercando su rostro para besarla tiernamente. Al despegar sus labios de los de ella, observó con una sonrisa que Bulma continuaba con los ojos cerrados como si no saliera del encanto, y es que sus besos eran tan dulces como la miel y a ella le encantaba la miel. –¿Aún quieres irte?– le preguntó Vegeta esperando que desistiera de marcharse. Bulma dio un largo suspiro –…sí, es necesario– y huyó rápidamente antes de arrepentirse… «¡Rayos! –pensó Vegeta– siempre hay una primera vez que falla» y entró a la casa.

Regresó con su hijo, que luchaba valientemente tratando de mantenerse despierto e intentando ver una película. Vegeta sabía de sobra que con palabras no lo convencería de ceder al sueño, así que atenuó la luz de la habitación al máximo y le dijo que bajara el volumen porque él quería dormir. Su plan funcionó a la perfección: momentos después, Trunks yacía completamente dormido.

La noche continuó relativamente tranquila porque Trunks se había apoderado casi de toda la cama dejando a su padre durmiendo en el borde, pero a eso de las tres de la mañana Vegeta despertó repentinamente sintiendo que algo no andaba bien. Encendió la luz y vio que Trunks no estaba. Como buen saiyajin podría estar asaltando la cocina, pero presintió que no era eso y se dirigió a la habitación del niño. –¿Trunks?– lo llamó al entrar y no verlo. –¿Trunks?–. El pequeño salió del baño, se veía decaído y ojeroso. Durante la noche comenzó a sentirse mal, había despertado con náuseas y para no molestar a su padre se marchó a su cuarto. Al tocar su frente, Vegeta notó que tenía una fiebre altísima y lo mandó de vuelta a la cama. Trunks pensó que se refería a su propia cama y procedió a acostarse ahí mismo. –¡Por donde viniste!– exclamó Vegeta a medio perder la paciencia y volviendo a su habitación para buscar el botiquín de primeros auxilios, seguido del chico. Trunks se acostó mientras Vegeta volteaba el botiquín sobre la cama. El niño observó el contenido con curiosidad y al ver unas jeringas se preparó a emprender la retirada, ya tenía más que suficiente con sentirse tan mal y el dolor que sentía en el brazo a causa de la vacuna, para que más encima le pusieran otra inyección. –No te preocupes, que no es eso lo que busco –lo tranquilizó Vegeta– ¡Ah!, aquí está el termómetro. Le tomó la temperatura, tratando de imaginar qué podía haberlo enfermado, y al ver que tenía cerca de 39°, las náuseas persistían y presentaba una especie de alergia, decidió llamar al médico. Primero intentó comunicarse con Bulma, pero el celular estaba fuera de zona o bien estaba desconectado… lo más seguro era esto último. Tomó la agenda y llamó a Nice, una de las mejores amigas de Bulma, médico de cabecera que había atendido el parto de Trunks y de las pocas personas que a él no le desagradaban. Esa noche tenía turno en el Hospital.

  • Buenas noches, Vegeta –lo saludó la doctora con voz terriblemente cansada, pero muy dulce y cordial–. ¿Qué puedo hacer por ti?

Vegeta le explicó la situación.

  • No te preocupes, ésa es una de las posibles reacciones después de una vacuna, todo depende de cada organismo. Si tiene mucha fiebre, no lo arropes demasiado, dale mucho líquido y ponle compresas en la frente y abdomen, y cualquier problema no dudes en llamarme.

Vegeta siguió sus instrucciones quitando algunas frazadas, buscando una fuente con agua fría y paños que humedeció y colocó sobre Trunks, quien cada vez se sentía peor, debiendo levantarse al baño unas dos veces. Luego que regresó a la cama, Vegeta fue a la cocina en busca de un jarro con agua y vasos, pero al regresar se encontró a Trunks muy afligido porque débil como estaba no consiguió levantarse nuevamente y volvió el estómago sobre su pijama.

  • Lo siento mucho, papá –se disculpó preparado para ser reprendido–. De nuevo te estoy causando problemas.

Mas para su sorpresa, Vegeta se limitó a quitarle la ropa sucia y colocarle una de sus playeras que al niño le quedaba como camisón. Por una parte no era un asunto que el chico pudiera controlar, y por otra le alegraba tener que sacarle de una vez por todas ese horrible pijama de conejito que él odiaba y que más de alguna vez había intentado hacer desaparecer. Luego lo acomodó colocándole algunos cojines bajo la cabeza y dándole a beber mucha agua. Aún así la fiebre subía mientras Vegeta seguía cambiando las compresas, tratando de mantener lo más fresco posible al pequeño, hasta que por fin la temperatura comenzó a ceder y el niño durmió más tranquilo. Vegeta decidió que podía descansar un poco y se apoyó en la cabecera de la cama cerrando los ojos para dormitar, pero tan cansado estaba que se durmió de plantón hasta que despertó súbitamente en el suelo.

  • ¿Qué?, ¿cómo?, ¿dónde?, ¿cuándo? –listo para atacar al enemigo con un Energy ha en la mano… pero no había ningún enemigo.
  • ¿Papá? –preguntó Trunks medio dormido al sentir el golpe–. Papá, ¿dónde estás?

La cabeza de su padre se asomó por el borde de la cama, nada contento.

  • ¿Papá? Estaba soñando que me peleaba con Goten y lo lanzaba lejos.
  • ¿Ah, sí?, no me digas –dijo Vegeta incorporándose y pensando «Solamente lo perdono porque está enfermo».
  • ¿Y tú por qué estabas bajo la cama? –preguntó Trunks inocentemente.
  • ¿Tú qué crees?… Escúchame bien, te prohibo que sueñes con peleas si vas a dormir aquí conmigo… ¿Cómo te sientes? –preguntó tocándole la frente, sintiéndola más fresca.
  • Me siento muy cansado, pero mejor.

Nuevamente Vegeta le dio a beber agua para después tomar su temperatura y mientras lo hacía, Trunks, como todos los niños cuando se sienten mejor, comenzó a darle trabajo a la lengua.

  • Oye, papá, ¿puedo hacerte una pregunta?
  • ¿Qué quieres? –preguntó Vegeta sirviéndose también un gran vaso de agua.
  • ¿A qué te dedicabas antes de vivir en la Corporación?

Vegeta escupió toda el agua y comenzó a toser.

  • ¡Papá! ¿Qué te pasa? –preguntó el niño, muy asustado.
  • Nada, nada –respondió Vegeta recuperando el aliento «¿Cómo le digo? Mejor dicho, ¿y ahora qué diablos le respondo?»
  • ¿Dije algo malo? Yo sé que tú eras un príncipe, pero ¿qué hacías? ¿o no debo preguntar?
  • No, no es nada de eso… Verás, yo… bueno… yo me dedicaba a tomar planetas que tuvieran buenos recursos naturales para luego venderlos.
  • ¡¡Ahh!! ¿O sea que eras algo así como un corredor de propiedades?
  • Eeehh… podría decirse que algo parecido –respondió Vegeta rascándose la frente. Por lo menos no le había mentido.
  • ¿Y cómo te conociste con mi mamá? ¿O eras amigo del Sr. Goku y él los presentó?
  • ¡¡Cof, cof, cof, cof…!! –»¡Pero qué preguntas hace este niño!»
  • ¿Te sientes bien, papá?
  • Sí… Bien, la conocí una vez que ella viajó a cierto planeta y…
  • ¿Y ahí se enamoraron?
  • No, eso fue mucho tiempo después, acá en la Tierra.
  • ¿Cómo? ¿Y por qué no se han casado?
  • ¿No te cansas de preguntar? ¡Mejor duérmete! –le ordenó Vegeta, que ya se estaba sintiendo bastante complicado.
  • Por favor, papá, cuéntame, ¿sí? –le rogó Trunks con carita de niño bueno.
  • Es una historia muy larga y tienes que descansar –»y yo también»–. Ahora, ¡¡duérmete!! –respondió terminantemente arropándolo hasta las orejas para poder cubrir su boca.

Pero Trunks ya no tenía sueño y quería aprovechar la situación de que su padre lo consintiera para hacer todas las preguntas posibles, todas las que antes no había podido hacer o las que nadie le respondía.

  • Pero, ¿puedo hacer una pregunta más? –siguió Trunks, bajando nuevamente las mantas.
  • ¿Qué quieres saber ahora? –preguntó su padre con resignación.
  • ¿Cómo se hacen los bebés?

¡¡RING!!

Salvado por la campana, nunca Vegeta se había sentido tan feliz de contestar el teléfono, aún si hubiese sido Goku, porque a esa hora no tenía ningunas ganas de estar dando clases de biología.

Era la doctora que llamaba para saber cómo seguía Trunks. Vegeta le informó los cambios, le dijo también que ahora no se quería quedar dormido y sobre todo que hablaba como perico.

  • ¡Qué bien!, eso significa que está mejorando. En cuanto a lo de dormir, existe una manera, pero…

Nice conocía bien a Vegeta y dudaba mucho que quisiera seguir su consejo, así que luego de dárselo alejó un poco la bocina de su oído.

  • ¿¿QUE DICES QUE HAGA QUÉ? –gritó Vegeta–. ¿QUIÉN TE CREES QUE SOY, MARY POPPINS? ¡¡NO Y DEFINITIVAMENTE NO!!
  • Ya te expliqué –respondió ella suavemente–. Puedes hacer lo que te digo y el niño se dormirá, o bien puedes pasarte charlando el resto de la noche.

Eso ni pensarlo, sobre todo con las preguntas que estaba haciendo Trunks, así que decidió tomar el consejo, a regañadientes sí, pero parecía la única salida. Primero revisó el termómetro y comprobó que la temperatura ya era normal, luego se metió en la cama junto al pequeño acomodándose con varios almohadones para quedar semiacostado.

  • Ven conmigo, Trunks –le ordenó estirando los brazos hacia él.
  • ¿Qué? –preguntó el niño, sin entender.
  • Ven aquí –le dijo Vegeta tomándolo y abrazándolo sobre su pecho.

En un principio Trunks se sintió muy tonto e incómodo, pues sentía que era un niño grande para ser tomado en brazos de ese modo.

  • Pero papá… –comenzó a protestar.
  • ¿Querías saber qué pasó entre tu mamá y yo? –preguntó haciendo caso omiso a sus protestas.
  • Sí –respondió Trunks levantando la vista hacia su padre.
  • Entonces guarda silencio y te contaré –le respondió a su vez devolviéndole la mirada.
  • ¿Y no me vas a explicar lo de los bebés?
  • Eso te lo explicaré otro día –le respondió Vegeta, que para semejante explicación lo necesitaba bien despierto y no medio dormido.
  • Pero es que a mí me gustaría…
  • ¡¡¡Shsss!!!

Trunks se resignó y apoyó nuevamente la cabeza sobre el pecho de su padre. Vegeta comenzó su relato, eligiendo muy bien las palabras y omitiendo muchos hechos y personas, como era el caso de Yamcha. Su voz era muy suave, melodiosa, casi hipnotizante que parecía sonar a «tienes sueño, mucho sueño». Trunks escuchaba atentamente la historia y al mismo tiempo sentía el latido del corazón de su padre y su suave calor, lo cual empezó a relajarlo cada vez más y más. «¡Qué bien se siente!… Mi papá nunca antes me había tomado así y se siente muy rico» pensó. Era como si el cielo, la luna y las estrellas pudieran caerse a pedazos y él se sentía completamente seguro y protegido. Empezó a sentirse soñoliento y más aún cuando Vegeta comenzó a acariciar suavemente su cabello y su mejilla mientras seguía hablando. Sus ojos inevitablemente se cerraban y por más que luchó por mantenerse despierto, finalmente no pudo evitar quedarse completamente dormido.

Había sido un truco bastante sucio, pero efectivo y, como decía Nice, nunca fallaba. Además, y muy, pero muy a pesar suyo, había sido agradable hacer dormir a Trunks… ¡¡¡Grrrr!!!

Lo observó cariñosamente, pensando que cuidar niños era un trabajo bastante agotador, pero a la vez muy gratificante. Pensar que en el pasado nunca tomó en serio la posibilidad de formar una familia y ahí estaba, cuidando celosamente a su pequeño niño, incluso mejor que muchos padres, pues él había librado muchas batallas internas antes de poder lograr este tipo de acercamiento. Una pequeña puerta se abrió al momento de sacrificar su vida en la última batalla, y luego que tuvo la oportunidad de regresar con su familia, esa puerta se fue abriendo cada vez más. Aún faltaba, pero algún día esperaba poder conseguirlo completamente. Por el bien de Trunks era necesario, el niño cada día se parecía más a él, era su modelo a seguir y por lo mismo no quería que sufriera sus mismos problemas.

Vegeta recordaba que, desde muy pequeñito, Trunks siempre había seguido sus pasos, imitándolo en todo; si él no comía algo, Trunks también se negaba a comerlo; cuando lo veía entrenar, intentaba imitar sus movimientos; y cuando se encerraba en la cámara de gravedad, en más de alguna ocasión Trunks se quedó afuera, llorando.

Debió comenzar a entrenarlo alrededor de los tres años. Había pensado esperar un poco más, pero un accidente lo convenció de lo contrario.

Al ver que su padre volaba, Trunks pensó que él también podía hacerlo y un día que Bulma se descuidó, se encaramó al balcón del segundo piso y se lanzó desde ahí, siendo salvado por su padre que estaba cerca y que, al ver la escena, lo atrapó justo antes de estrellarse contra las baldosas. La segunda vez no tuvo tanta suerte y se hizo tanto daño que para un niño normal habría significado la muerte.

Recordando y meditando, Vegeta sintió como todo el cansancio del día y de la noche caía sobre él pesadamente, pero al fin, casi al amanecer, pudo descansar y dormir un poco aún con Trunks en sus brazos.


Las Tribulaciones de un Príncipe Saiyajin en la Tierra – Capítulo 2

Capítulo 2: «Borrón y Cuenta Nueva»

Fanfic: Las Tribulaciones de un Príncipe Saiyajin en la Tierra

A Trunks le pareció extraño que entraran a ese lugar. Que él supiera, no había ningún conocido enfermo. Pensó que tal vez iban a recoger algún examen de uno de sus padres o de sus abuelos. Se quedó observando en el pasillo el trajín de las enfermeras y médicos mientras Vegeta hablaba con la recepcionista. No le gustaba nada ese lugar, quería irse luego, el olor a medicamentos lo hacía sentir mal y los pacientes que ingresaban de emergencia, algunos en muy mal estado, lo ponían nervioso.

Caminaron por unos pasillos, bajaron escaleras y llegaron a la sección de pediatría, donde habían varios padres y madres con sus niños. Nuevamente Vegeta se acercó a una recepcionista que tomó unos datos y le dijo que esperaran.

  • ¿Por qué estamos aquí? –preguntó Trunks, que ya se estaba empezando a preocupar.
  • Pronto nos iremos.

Ésa fue toda la respuesta que consiguió. Como no sabía cuánto tiempo tendrían que estar allí, se sentó en una banca, moviendo los pies muy inquieto. De una sala, una enfermera se asomó nombrando una persona y una señora entró con su hijo. Así, rápidamente fueron entrando y saliendo varios. Lo que a Trunks no le gustó nada es que muchos de ellos salían llorando. Luego le tocó el turno a él.

  • ¡Pero si yo no estoy enfermo! –protestó Trunks.
  • Precisamente por eso estamos aquí, para que no lo estés.

Vegeta entró delante de Trunks y cruzó unas palabras con la enfermera, luego tomó a su hijo y lo sentó en una camilla ordenándole que se quitara el polerón. Trunks no entendía nada y tampoco podía ver nada, porque Vegeta se había puesto en tal posición que le impedía ver lo que estaba preparando la enfermera.

  • Papá, ¿qué me van a hacer? –preguntó asustado.

En ese momento la enfermera se acercó con lo que para Trunks era una TREMENDA AGUJA y Trunks abrió también TREMENDOS ojos.

  • Ni se te ocurra hacer escándalo –le advirtió Vegeta.

A Trunks no se le hubiera ocurrido hacerlo, sobre todo delante de su padre. No quería que pensara que era un completo cobarde aunque por dentro se estuviera muriendo de miedo. Lo que no pudo reprimir fue cogerle la mano para darse ánimo y Vegeta no la retiró por mucho que el niño la estrujara. Afortunadamente el proceso fue rápido y le dolió menos de lo que esperaba.

  • Toma, pequeño –le dijo la enfermera entregándole una paleta de dulce–. Esto es por ser tan buen niño y no quejarte.

«Tremendo consuelo», pensó molesto Trunks.

Más tarde, llegaron al parque y Trunks, que había salido bastante triste del hospital y sin decir ni media palabra en el camino, se alegró un poco más.

Subieron a todos los juegos, pero el que repitieron más veces fue una inmensa montaña rusa que viraba en todas direcciones dejando muchas veces los carros boca abajo, al igual que otro juego que parecía un pulpo y que a medida que daba vueltas, los compartimientos se giraban para todos lados y tenía a Vegeta completamente mareado.

Después de haberse subido a cada uno sus cincuenta veces, Vegeta sugirió a Trunks que descansaran un rato, por no decirle que necesitaba que se le encajara bien el estómago. Luchar era una cosa, pero estar dándose vueltas por horas era otra bien distinta.

  • ¿Por qué no vas a comprarte algo o a jugar en ésas… ¿cómo se llaman?… ¿máquinas de video? Mientras tanto yo te espero aquí –le dijo Vegeta pasándole algunas monedas y sentándose en una banca.
  • ¿Te sientes bien?, te ves un poco pálido.
  • Sí. Anda, ve… ¡Ah! ¡Y no te metas en problemas!

Trunks dio vueltas por el parque en busca de algo interesante, pero lo cierto es que era muy aburrido jugar solo. De verdad era una lástima que estuviese enojado con Goten. Se gastó casi todo el dinero en videojuegos y después compró varios globos sólo para después soltarlos e ir reventándolos uno a uno con pequeños rayos de energía mientras surcaban el cielo (si leyeron «El león no es como lo pintan», verán que es de familia). Esta actividad lo sacó un poco de su aburrimiento, pero duró poco. Cerca de donde estaba había un carro donde se vendía algodón de dulce y allí fue a comprar, luego se alejó, pero en el camino se le ocurrió que a lo mejor a su papá también le agradaría comer uno y se devolvió para comprarlo. Casi llegando al carro, una puerta semiescondida entre los autos locos y el tiro al blanco llamó su atención; tenía un cartel que decía «ACCESO SÓLO PERSONAL AUTORIZADO». Una sonrisa se dibujó en el rostro del pequeño. «¿Qué habrá ahí?». Disimuladamente se escabulló hasta adentro. No era un lugar demasiado grande, pero estaba lleno de palancas y botones, algunos de colores. «¡Qué extraño! ¿Será una computadora?». Se quedó observando un momento y luego comenzó a probar qué pasaba si movía tal palanca o presionaba tal botón. «¡Qué aburrido, no pasa nada! A ver, ¿y si muevo esto y bajo esta palanca?… ¿nada? ¡Bah!, mejor me voy, aquí no hay nada interesante». Abrió la puerta para salir y se encontró de frente con un guardia que, debido a la carrera hecha hasta ahí, estaba jadeando.

  • ¡Así… que… fuiste tú! –exclamó recuperando un poco el aliento.
  • ¿Yo? –»¿Y yo que hice si sólo estuve aquí?»

Lo que él no sabía, es que había estado jugando con los controles que manejaban todo el parque y que por su entretenimiento había dejado un soberano desastre. Muchos juegos se habían vuelto locos, la montaña rusa había quedado parada en una de las vueltas que dejaba a todo el público colgando de cabeza, la casa del terror que de por sí era oscura tenía a mucha gente atrapada en su interior provocando gran pánico, las tasas voladoras habían aumentado su velocidad y dos de ellas salieron disparadas… Por suerte Vegeta estaba cerca y pudo evitar que se estrellaran contra la rueda de la fortuna, evitando así una desgracia mayor. Algunas máquinas se sobrecargaron de corriente y los controles de algunos juegos explotaron, así como también las luces que adornaban todo el parque. La gente corría desesperada, el carrusel giraba a gran velocidad con niños arriba y madres que suplicaban auxilio y que también fueron auxiliados por Vegeta, como a tanta otra gente a quienes ayudó.

De pronto el parque se detuvo por completo y el pánico general cedió por fin. La gente comenzó a buscar a sus familiares, la guardia civil se encargó de ver si había heridos y Vegeta por su lado se dedicó a buscar a Trunks sin ningún éxito. «¿Dónde se habrá metido este niño?», se preguntaba preocupado. La respuesta llegó a través de los altoparlantes: «Se solicita que el señor Vegeta se acerque a la cabina de guardias». Un extraño presentimiento se apoderó del saiyajin y rápidamente llegó al lugar donde era requerido. Cuando entró a la cabina se encontró a Trunks sentado en una silla, todo compungido y rodeado de guardias.

  • Disculpe, señor. ¿Esta criaturita le pertenece? –le preguntó el encargado, indicando al malhechor.
  • Es mi hijo –respondió Vegeta mirando fíjamente a Trunks con cara de «espero que no sea lo que estoy pensando»… ¡Era!

Le explicaron la situación y solicitaron todos sus datos, ya que la Corporación tendría que hacerse cargo por todos los daños.

  • Una última cosa, señor. Si yo fuera usted mantendría a este diablillo fuera de circulación por un largo tiempo, algo así como encerrarlo en una celda de máxima seguridad, bajo siete llaves y tirarlas al fondo del mar.

No era una mala idea, para nada. A medida que salían del parque, Vegeta recordaba que durante su vida de mercenario había aprendido miles de técnicas de tortura que había practicado a sus víctimas y que en este momento hubiera deseado aplicar más de alguna a su hijo y a su vez pensaba tratando de calmarse «es mi hijo, mi heredero, sangre de mi sangre… 994, 995… ¡Pero qué ganas tenía de descuerar a su vástago!. Él, que había destruido planetas, arrasado galaxias completas, nunca en su vida había sido tan, pero tan… ¡¡¡Grrrr!!!, ni causado tantas dificultades, ni tenido tales ocurrencias… 996, 997, 998… ¡esto no está funcionando!… 999… ¡¿Cómo lo hará su madre?!

Mientras tanto, Trunks caminaba a prudente distancia de su padre mirándolo de reojo por si las dudas.

  • Lo siento mucho, papá –se animó a decirle.
  • ¿Lo sientes? –se detuvo Vegeta mirándolo indudablemente molesto–. ¿¿Dices que lo sientes?? ¡¿¿PERO EN QUÉ ESTABAS PENSANDO??!
  • Papá, tu promesa.
  • ¿¿MI QUÉ?? ¡¡AGRADECE QUE NO CANCELE TODAS MIS PROMESAS Y TE ARRANQUE LAS OREJAS AHORA MISMO!! ¿¿Qué es lo que te está pasando, Trunks?? ¿¿Es que no te puedo dejar un condenado minuto para que tú corras a meterte en problemas?? ¿¿Tienes idea de las consecuencias que…??

Vegeta regañó bastante a Trunks. No podía evitarlo, no era posible que cada vez que le daba la espalda él hiciera de las suyas con o sin intención. Trunks estaba cabizbajo, totalmente consciente de que su padre tenía toda la razón y también el derecho de estar enojado y pensó que hasta ahí había llegado el paseo, aunque en esto se equivocaba, el paseo no sería cancelado, pero Vegeta no podía dejar pasar así nada más aquel incidente. Por otro lado, Trunks estaba muy apenado, pues no quería que su padre se avergonzara de él sino todo lo contrario, quería ser un ejemplo de buen hijo sobre todo siéndolo de un príncipe, sólo que a veces las cosas no resultaban como él esperaba. Así pues, se propuso firmemente no causarle más disgustos, aunque fuera por el resto del día.

  • Papá, tienes mucha razón. De veras lo siento. Te prometo que intentaré no causarte más dificultades y si quieres que nos vayamos a casa, yo lo entiendo.

Vegeta sabía que su hijo era realmente sincero por lo que le dio una nueva oportunidad. Quedaron de acuerdo en olvidar lo sucedido, empezar de cero nuevamente si Trunks se portaba bien y, hecho el acuerdo, siguieron su camino.

Ya eran alrededor de las siete de la tarde. A los dos les había bajado toda el hambre y se dirigieron a una de esas cadenas de comida rápida que había en un Mall.

  • ¿Qué quieres comer?

Trunks tomó la carta y la leyó entera a excepción de los precios, por supuesto.

  • Yo quiero todo esto –dijo mostrándole el menú completo.
  • Muy bien. ¡Camarero!… Traiga dos órdenes de esta carta, y si necesitamos más, le aviso luego.
  • ¿Está bromeando, señor?
  • Yo no bromeo –dijo Vegeta con una mirada que no dejaba lugar a dudas, o sea ésa que cala los huesos–. Trae lo que te ordené y ¡¡rápido!!, si no quieres que te convierta en parte del menú también.
  • Sí, sí, señor –respondió el muchacho todo tembloroso.

El camarero no se demoró nada en traer las órdenes y rogaba al cielo que no demoraran en irse. Tuvo suerte; con el apetito que tenían fue cuestión de segundos para que todo lo que había en los platos desapareciera como por encanto y se retiraran.

Siguieron recorriendo la ciudad hasta que llegaron a una gran tienda de juguetes que se estaba inaugurando, los ojitos de Trunks brillaron, debía haber miles de juguetes muy bonitos en ese lugar. Él tenía muchos en casa aunque aún así era muy divertido tener otros nuevos y sobre todo si compartía ese momento con su papá.

  • ¿Quieres entrar? –le preguntó Vegeta
  • ¡¡Sí, sí quiero, papá!! ¿Podemos? –saltaba Trunks con ilusión.

Entraron y el lugar estaba atestado, apenas podían moverse adentro. Vegeta fue empujado, pisado, estrujado y hasta algunas frescas… bueno, ustedes se imaginarán. Y a Trunks, por su parte, le costaba trabajo respirar tratando de moverse entre las piernas de la gente hasta que llegaron a un pasillo menos congestionado para descansar un poco y seguir adelante.

Compraron toda clase de juguetes y Vegeta salió cargando cajas hasta más arriba de la punta del cabello. Luego ordenó a Trunks que sacara de su bolsillo la cápsula y la accionara, transformándola nuevamente en el convertible.

  • Bien, Trunks, ya es hora de volver a casa, recuerda que tu mamá sale de viaje esta noche.
  • ¡Es cierto! Entonces apurémonos para poder despedirnos.

Ya era de noche cuando abandonaron la ciudad con rumbo a la Corporación y Vegeta llamó a Bulma para que no se fuera antes que llegaran.

  • ¿Sabes, papá? Estoy muy contento –dijo Trunks acomodándose en el asiento.

Vegeta miró a su hijo con cara de pregunta.

  • Sí, porque Kami Sama escuchó mis ruegos y me concedió este día y los que vendrán. Yo le pedí varias cosas y entremedio que tú tendrías paciencia y lo pasaras conmigo unos días. Es mejor que cualquier deseo de Shen Long, ¿no crees?
  • Sí, claro –respondió Vegeta, pensando «Así que Kami Sama… Conque ésas eran las inspiraciones que sentí cuando hice las promesas… ¡Ese gusano verde me las va a pagar!»

  • ¡¡AT-CHIS!!
  • ¿Y a ti qué te pasa? –le preguntó Piccoro a Dende.
  • No sé, tal vez una corriente de aire.

En el auto, Trunks fue abriendo algunas de sus nuevas adquisiciones y se puso a jugar con un videojuego personal hasta que se aburrió y le empezó a dar sueño.

  • ¿Falta mucho? –preguntó refregándose los ojos y bostezando.
  • Más de la mitad.

Eso era bastante camino por recorrer, y el pequeño comenzó a cabecear hasta que se durmió completamente, quedando como un ovillo acurrucado muy cerca de su padre. Al observarlo, Vegeta pensaba qué tranquilo e inofensivo se veía su niño cuando estaba durmiendo, sobre todo si lo comparaba con mismo niño cuando estaba despierto… ¡¡¡¡Brrrr!!!!

Comenzó a refrescar y Trunks se acurrucaba más y más cerca de él, por lo que Vegeta comprendió que tenía frío y bajó el capote del auto.

Todo iba bien hasta que pasaron la mitad del camino y el auto se detuvo; el motor había fallado y no era posible hacer nada por el momento. Vegeta buscó en uno de sus bolsillos cápsulas de repuesto, pero éstas se habían caído al subir a la montaña rusa. ¡Qué genial! ¡Qué fantástico! ¡No cabía en sí de la felicidad!

  • ¡Trunks! ¡Trunks, despierta! –lo remeció Vegeta.
  • ¿Qué pasa? –preguntó el niño, suspirando adormilado.
  • Tendremos que irnos volando porque esta cosa se descompuso.

Convirtieron nuevamente el auto en cápsula con todos los juguetes y se elevaron. Vegeta iba bastante rápido, pero Trunks se estaba quedando atrás y perdiendo altura.

  • ¡Trunks, apúrate! –le ordenó Vegeta.
  • Sí, papá, ya voy.

Pero Trunks estaba muy cansado y algo decaído, por lo que no podía avanzar mucho y prácticamente se estaba quedando dormido en el aire, perdiendo cada vez más altura. Al verlo, Vegeta pensó que a ese ritmo o se iría a pique si se quedaba dormido o simplemente llegarían al día siguiente, así que optó por lo más sano y se devolvió hasta donde el niño, lo tomó en brazos y voló rápidamente hacia la Corporación. Cuando llegaron, Bulma estaba terminando de arreglar algunos asuntos del laboratorio.

  • ¿Qué le pasa a Trunks? –le preguntó preocupada a Vegeta al ver que lo traía en brazos.
  • Sólo está dormido.
  • Pobrecito, debe estar cansado. Y ¿cómo les fue?
  • Ésa es una larga historia.
  • Entonces me la cuentas después, ahora tengo que terminar esto y luego llamar a Milk para que esté lista cuando la pase a buscar.

Vegeta dejó a Trunks en la cama después de sacar un montón de juguetes que el muy desordenado había tirado ahí; en eso era idéntico a su madre en esos días en que empezó a conocerla cuando él recién llegó a vivir a la Corporación. Luego se fue a dar un baño de agua tibia con una bolsa de hielo en la cabeza, un par de aspirinas y una música suave, lo más suave posible, con la intención de acostarse muy temprano y dormir lo más posible para poder seguir batallando al día siguiente.


Las Tribulaciones de un Príncipe Saiyajin en la Tierra – Capítulo 1

Capítulo 1: «Ardiente Paciencia»

Fanfic: Las Tribulaciones de un Príncipe Saiyajin en la Tierra

Había pasado casi una semana desde que Goten había convertido a Vegeta de un orgulloso, fuerte y duro guerrero a un simpático payasito. Este episodio trajo graves consecuencias para él y su amigo Trunks, que nada tuvo que ver en el asunto. El caso es que Trunks había sido severamente castigado por su padre, quien creyó que el autor de la travesura que le causó tantos dolores de cabeza había sido su hijo. Debido a esto, y al saberse la verdad, Vegeta quiso compensar a Trunks pasando con él todo el sábado, domingo y lunes, que era el comienzo de sus vacaciones de medio año, concediendo al pequeño todos sus caprichos si se portaba bien lo que quedaba de la semana.

Vegeta siempre se levantaba muy temprano, pero ese sábado dormía como tronco. Había pasado toda la semana entrenando fuerte durante el día… y bueno, haciendo otro tipo de entrenamientos durante las noches, sobre todo el viernes, ya que Bulma viajaría a la playa ese sábado y por eso estaba un tanto más cansado que otros días. Sin embargo, Trunks, quien se había portado como un sol sin dar ni un solo motivo de queja cumpliendo así su parte del trato, ya se encontraba en pie. Se había duchado, vestido con su ropa de entrenamiento, desayunado, había hecho su cama y ordenado su cuarto que para él significaba simplemente poner todo lo que estaba tirado en el suelo sobre la cama. Cuando estuvo listo fue a la habitación de sus padres, encontrándolos profundamente dormidos.

  • ¿Papá?… papá, despierta –llamaba Trunks jalándolo de un brazo–. Papá, papá.
  • ¿Hmm? –Vegeta abrió los ojos y volvió a cerrarlos.

Trunks no estaba dispuesto a esperar más y se trepó a la cama y luego a su papá.

  • Papá, despierta, tú me prometiste pasar el día conmigo –le decía sentado sobre el tronco del saiya zamarreándolo por los hombros.

Vegeta intentaba despertar, pero no lo conseguía, entonces Trunks vio que sobre la mesita de noche había un jarro con agua. Sin bajarse de donde estaba tomó el jarro, metió los dedos y empezó a tirar chispitas de agua a la cara de Vegeta, consiguiendo su objetivo, pero no como esperaba.

  • ¿Hmm? ¿Qué pasa?

Vegeta comenzó a pestañear por la lluvia que estaba sintiendo y al levantar la mano para secarse, accidentalmente chocó el jarro que sostenía Trunks quedando completamente empapado y despertando de muy mal humor.

  • ¡¿¿QUÉ RAYOS ESTÁS HACIENDO, TRUNKS??! –gritó Vegeta incorporándose al tiempo que Trunks caía de espaldas sobre sus piernas mojándose con el resto de agua–. ¡¡BÁJATE DE AQUÍ INMEDIATAMENTE!!
  • ¿Qué sucede? –preguntó Bulma, despertando con tanto alboroto.

Trunks aprovechó para ir a refugiarse en los brazos de su madre.

  • ¿Qué pasó, cariño? –le preguntó Bulma abrazando a Trunks.
  • ¡Ay, mamá! Es que trataba de despertar a mi papá y le cayó el agua encima.
  • ¿Y por qué tenías que despertarme? –preguntó Vegeta muy enojado secándose el rostro con la sábana.
  • Porque tú prometiste pasar el día conmigo, ¿no te acuerdas? –preguntó Trunks con carita triste.

¡La promesa! Lo había olvidado, ¡y vaya forma de recordárselo!, pero en fin, él cumpliría su palabra tal como lo había prometido aunque no tuviera ningún ánimo de levantarse a las seis de la mañana ese día sábado.

  • No, Trunks, ya lo recordé –dijo Vegeta con desgano–. Y dime, ¿qué has pensado para hoy?
  • Tú dijiste que haríamos lo que yo quisiera, ¿verdad?
  • Sí, eso hice –respondió mirando a Trunks con desconfianza.
  • Entonces lo primero que quiero es que me prometas algo.
  • ¿Qué cosa? –preguntó Vegeta, sabiendo que algo desafortunado le iba a pedir.
  • Quiero que me prometas que, pase lo que pase, no te vas a enojar –pidió Trunks poniéndose el parche antes de la herida.

Vegeta se pasó la mano por el rostro y luego se quedó observando a Trunks, pensando que su retoño de tonto no tenía un solo pelo y nuevamente una inspiración divina lo hizo acceder, tal como le sucedió cuando se le ocurrió hacerle la anterior promesa.

  • Está bien, lo intentaré –dijo por fin, dando un bostezo–. ¿Y ahora qué más quieres?
  • ¿Me muestras los robots con que entrenas?
  • Bueno. Espérame abajo, que ya voy.

Trunks bajó feliz mientras Vegeta se metía a la ducha fría para desperezarse y, cuando salió, Bulma lo estaba esperando para hablar con él. Ya que Vegeta pasaría todo el día con el niño y ella tenía que arreglar sus cosas para el viaje, le pidió que llevara a Trunks al hospital, pues en las noticias del día anterior informaron que había un brote de sarampión y una campaña de vacunación comenzó de inmediato. Vegeta no se opuso, ya que lo más probable era que Trunks quisiera salir y pasarían cerca de alguno. Bulma tenía además que darle un consejo antes de empezar el día; Vegeta estaba sentado al borde de la cama poniéndose las botas y ella se acercó por detrás, abrazándolo.

  • Otra cosa –le dijo al oído–. Sé que tienes las mejores intenciones de cumplir tu última promesa y que Trunks tratará de portarse bien, pero en el supuesto caso de que hiciera algo que te moleste mucho, suspira profundo y cuenta hasta diez antes de enojarte. Como te dije, es un buen niño, sólo que a veces hay que tenerle paciencia.

Vegeta la quedó mirando incrédulo.

  • A mí me ha funcionado, ¡en serio! –le aseguró Bulma, que muchas veces lo había hecho.
  • Pues deberías hacer eso antes de gritarme cada vez que te enojas conmigo –le reclamó Vegeta.
  • ¡Ah! Es que a mí me gustan las reconciliaciones –le respondió Bulma besando su mejilla.

«¡Vaya! –pensó Vegeta–. ¡Y después se queja que el fresco soy yo!»

Trunks estaba jugando en el jardín cuando bajó su padre y al verlo corrió hacia él. Se dirigieron a la cámara de gravedad que Trunks conocía desde hacía ya un buen tiempo, pues Vegeta lo había estado llevando ahí para que fuera acostumbrando su cuerpo a entrenar con gravedad, pero lo que ahora interesaba a Trunks era ver los famosos robots que usaba su papá.

Entraron a la cámara y Vegeta presionó un botón del panel apareciendo varias esferas que se mantuvieron flotando. Trunks se elevó para observarlas mejor y las miró por todos lados, pero quedó decepcionado; él se imaginaba robots más imponentes.

  • ¡Bah! Yo pensé que estas cosas eran más poderosas –dijo acercándose a su padre.
  • Trunks, nunca subestimes así a un enemigo. Sólo porque su apariencia parece inofensiva, no significa que lo sea.
  • Pero papá, ¿cómo esa cosa podría…?
  • Pon mucha atención.

Para hacer más clara la lección, Vegeta ordenó a Trunks que se pusiera en guardia y no le quitara los ojos de encima a la esfera que había menospreciado, y luego activó el robot. Trunks vio que la máquina se abalanzó sobre él, lo cual no le preocupó nada. «¿Y eso es todo?», pensó con una despreciativa sonrisa y se preparó para el ataque, pero de pronto el robot se movió tan rápido que para el niño fue como si hubiera desaparecido y eso sí lo preocupó. Rápidamente se volteó y vio cómo una bola de energía estaba encima listo a traspasarlo. No alcanzó ni a pestañear y hubiese sido atravesado si no es por la rápida acción de Vegeta que desvió el ataque y destruyó al robot. Trunks se quedó paralizado, pero su corazón latía a gran velocidad.

  • Y eso que éste es uno de los lentos. ¿Qué habrías hecho si no estoy aquí? –le preguntó seriamente Vegeta.

Trunks no salía de su asombro. «¿Y éste es uno de los lentos? ¡¡Cielos!!»

  • Que no se te olvide, Trunks. Y ahora, vamos a entrenar.

Estuvieron practicando algunas horas en que Vegeta le enseñó nuevas técnicas junto con aumentar la gravedad. El niño aprendía rápidamente y mientras más aprendía más presionaba Vegeta hasta que Trunks cayó de rodillas, respirando con dificultad.

  • ¿Qué pasó? ¿Te cansaste tan rápido? –preguntó Vegeta con ironía.
  • No… Estoy… bien. Continuemos –respondió Trunks intentando ponerse en pie, pero cayendo nuevamente varias veces.

Trunks se sintió muy avergonzado, no estaba a la altura de lo que su padre esperaba.

  • No te puedo decir mentiras, papá. Estoy muy cansado –dijo agachando la cabeza muy apenado.

Eso era precisamente lo que Vegeta esperaba escuchar, porque desde hacía algún tiempo Trunks se había estado descuidando en los entrenamientos, sobre todo esa semana que Vegeta no había entrenado con él, y como estaba enojado con su compañero de juegos y entrenamiento, se dedicó a hacer otras cosas. Pero además existía otra razón, todo lo encontraba muy fácil y sentía demasiada seguridad en sí mismo. Por eso Vegeta había presionado al máximo.

  • Eso te pasó porque estuviste toda la semana jugando en vez de entrenar, y con pocos días que lo dejes, ya ves los resultados –lo regañó sin enojo.
  • Lo siento, ¡pero seguro que me pongo al día si entreno contigo! –exclamó Trunks, que disfrutaba entrenar con su padre.
  • Conmigo o sin mí, tú debes entrenar, aunque por hoy puedes escoger lo que prefieres hacer.

Trunks se quedó pensando un momento, luego le pidió que lo llevara al parque de entretenciones, así que se arreglaron, comieron algo y salieron. Vegeta pensó que lo mejor era irse en automóvil en vez de volando, porque de vuelta seguro vendrían cansados.

  • ¿Me dejas conducir? –preguntó Trunks.
  • ¿Te volviste loco? En primer lugar no alcanzas los pedales, en segundo lugar nos detendría la policía y en tercer lugar quiero llegar vivo.

Con tales argumentos, Trunks no pudo alegar.

Viajaron en un convertible y Trunks iba feliz mirando el paisaje con el cabello todo revuelto y jugando a ser discjockey cambiando las señales de radio y cassettes hasta que a lo lejos divisó los juegos.

  • ¡Mira, papá, ya estamos llegando! ¡Allá se ve la montaña rusa! ¡Y mira, allá está el splash y la rueda! –exclamaba Trunks muy emocionado señalando los juegos–. ¿Verdad que hoy te vas a subir conmigo? ¿Verdad? ¿Verdad?
  • Sí, Trunks –respondió Vegeta sin el mismo entusiasmo de su hijo–. Pero primero tenemos que pasar a otro lado.
  • ¿Adónde?
  • Ya verás.

Trunks pensó que su papá le tenía una sorpresa y en verdad así era, pero nada bonita. Vegeta pensó que lo mejor sería llevar a vacunar a Trunks en primer lugar para que de ese modo la parte agradable del día no se viera empañada por la desagradable.

Cuando llegaron a la ciudad se bajaron del auto y Vegeta lo transformó en una cápsula que guardó en su bolsillo. Se dirigieron por la calle principal y Trunks se empezó a entusiasmar con las tiendas de juguetes, videojuegos y dulces quedando pegado a las vitrinas. «¡Mira ese portaaviones, papá!» o «¡Mira qué helado tan grande!», «¡Wow, ese juego no lo había visto!». Así caminó sin atender muy bien por dónde iba y en una oportunidad que vio un inmenso telescopio giró la cabeza para mirar a Vegeta deteniéndolo con una mano mientras levantaba su otro brazo hacia la vitrina en que justo se paró a mirar una señora inmensa de gorda subiéndole completamente el vestido. Al darse cuenta de lo que había hecho, Trunks se escondió detrás de su padre y cuando la señora agraviada se volteó indignada, se encontró cara a cara con Vegeta.

  • Yo… –trató de hablar Vegeta.
  • ¡¡ATREVIDO!! –la mujer trató de darle un puñetazo, pero él rápidamente la esquivó– ¡¡LADINO!! ¡¡SINVERGUENZA!! –seguía gritando.

Vegeta tomó a Trunks de un brazo y corrió lo más lejos posible llegando justo a la entrada del hospital. Una vez allí, lo soltó mirándolo con ojos furiosos y listo para darle una buena reprimenda, pero Trunks se adelantó.

  • Papá –dijo Trunks temeroso–, tú me prometiste que no te ibas a enojar.
  • Grrrrrr…

En ese momento Vegeta recordó el consejo de Bulma: «suspira profundo y cuenta hasta diez antes de enojarte», «…7, 8, 9, 10»

  • Está bien, Trunks –habló Vegeta más calmado–. ¡Pero ten más cuidado! ¡Y no te separes de mí! ¿Entendido?
  • Sí, papá.
  • Entonces, sígueme.

Y ambos entraron al hospital mientras Vegeta pensaba «Creo que éste será un laaaargo fin de semana»


Esa manía

por Andrés Pérez


En la vida, encontramos a muchas personas. Algunas pasan toda su existencia huyendo de sus miedos. A estos seres los llamamos «cobardes». Aunque, si nos ponemos a ver, duran más que los valientes.

Pero, a veces, llegan a un punto en que el huir ya no les sirve de nada. Y es cuando alcanzan el punto en que es mejor enfrentar a lo que temen, o vivir atormentados por la verdad.

Otra noche más en la Capsule Corporation. Suena extraño decirlo, pero la paz reinaba esta noche más que nunca en la corporación. Lástima que exista esa manía Saiyajin de entrenar como si nada más importara en el planeta, que es la que le quitaba esa paz a la noche. Vegeta se encontraba entrenando en su cámara de gravedad. Esa manía Saiyajin…

Bueno, aunque más de una vez esa «manía» ha sido la causa de que él, junto con otros, hayan salvado a la Tierra de tantos peligros en tantas ocasiones. Tal vez, después de todo, las manías no son tan malas…

Una patada a un robot. El robot yace en el suelo destruido, por supuesto…

Pero la mente del príncipe de los Saiyajins se encuentra en otra parte a pesar de dar tan certeros golpes a sus adversarios mecánicos… su concentración se encuentra en el pasado, en su planeta…

…en su pasado…

  • ¡¡Muy bien, príncipe Vegeta, siga así!!

El grito de Nappa no podía estar más lleno de emoción. La pelea entre los Saibaimans y el príncipe Vegeta, era de las mejores que alguna vez haya podido presenciar en algún entrenamiento de un guerrero.

Los Saibaimans, como todos saben, son de las criaturas más molestas en todo el universo. Pero si buscamos otra palabra que los defina, ésta tendría que ser tenacidad…

Pero como diría el mismo príncipe Vegeta:

  • La tenacidad… AHHHHH –gritaba mientras un energy-ha volvía polvo a dos Saibaimans–. Contra mí, la considero simple estupidez… HAAAAAAAA. –Un Saibaiman ahora explotaba contra un árbol cercano–. Porque hace que mis oponentes no entiendan que ésta no sirve de nada contra MIS PODERES, ¡¡¡HAAAA!!!

Ahora, el resto de los Saibaimans eran aniquilados con ataques cuerpo a cuerpo por parte del príncipe. Primero sorprendió a uno por la espalda y, traspasándolo con su puño, lo hizo estallar.

Vegeta estaba consciente de que a pesar de que cada Saibaiman poseía un poder de pelea que no le hacía ni mella a los suyos, cuando atacaban todos juntos eran una raza fuerte. Era por eso que decidió atacarlos todos por separado, no iba a permitir un ataque conjunto.

  • ¡Detrás de usted, príncipe! –advirtió la voz de su tutor.

Vegeta ahora esquivaba la garra de uno de sus adversarios, una y otra vez. Sus movimientos eran realmente veloces, pero no lo suficiente como para hacerle daño. Al fin, el príncipe tuvo suficiente, y tomó el brazo de su adversario y lo incrustó en el suelo, bastante fuerte. Lo suficiente como para dejarlo ahí por un rato. Luego, rápidamente, volteó hacia arriba, y pudo ver a uno de esos cosos verdes preparando un ataque feroz, el Youkaieki, que consiste en lanzar un chorro de ácido por su cabeza.

«Perfecto», pensó Vegeta.

No tuvo que esperar demasiado antes de que el Saibaiman lanzara su ataque. Pero éste nunca llegó a tocar el cuerpo del saiyajin. En cambio, un simple desplazamiento hizo que el Saibaiman, que se encontraba aún atascado en el suelo, fuera víctima de tan mortífero ataque, siendo «comido», como quien dice, por el asqueroso y viscoso ácido. Cuál fue la sorpresa del atacante al convertirse en atacado, cuando Vegeta apareció detrás de él y lo golpeó fuertemente en la cabeza, incrustándolo en el suelo, de tal manera que su cuerpo se hizo pedazos al caer.

Ahora se podía ver a Vegeta bajar lentamente, levitando. Mas su mirada no era de satisfacción. En realidad, su mirada era confusa, como si estuviera esperando algo… ¿o a alguien?

Se encontraba mirando hacia las habitaciones de su padre en palacio…

Ya al fin, cuando logró bajar, Nappa estaba ahí para recibirlo.

  • Excelente trabajo, príncipe Vegeta. Su padre estaría orgulloso de esta labor.

Ahora el príncipe miraba a Nappa, con su ceño siempre fruncido, pero con odio en sus ojos. Nappa estaba extrañado, y se sentía intimidado por esta mirada…

  • ¿Padre?… –habló el pequeño príncipe–. ¿Orgulloso de mí?… Por favor… pareciera que no tuviera padre…
  • Pero señor Vegeta, si su padre…
  • ¡BASTA! –gritó el joven–. No permitiré que hables de lo que no existe. Yo no tengo un padre. ¡¡Yo tengo un rey, el rey Vegeta!!

  • ¡AHHHHHHHHHHHH!

Una luz resplandeciente invadió toda la cámara, mientras el poder y la ira iban creciendo dentro del cuerpo del super saiyajin. Tanta rabia le daban esos recuerdos, que el nivel más allá de un saiyajin ordinario era lo único que lo detenía de no volar toda la zona. Transformado en Super Saiyajin, Vegeta descargaba toda su ira.

Y ¡boom!

La dejó salir toda de golpe. Dejó salir todos sus poderes de golpe, haciendo que todo a su alrededor estallara. Por suerte, ésta no era la primera vez que la cámara de gravedad estaba en peligro de destruirse, y Bulma ya había tomado las previsiones por si algún arranque de destrozo tomaba por sorpresa la estructura en que su marido se encontraba. Por eso, la cámara no sufrió mayores daños…

Pero tal vez Vegeta sí.

Sin energía, y con lágrimas a punto de salir de sus ojos, se decía una y otra vez…

  • Mal…maldita sea… jamás, ¡ouhg! –Intentando ponerse de pie, sus brazos se resbalaron en sudor, haciendo que cayera de bruces contra el suelo otra vez–. Lo juro, jamás… juro que… que nunca me convertiré… ¡¡en mi padre!!

Y se desmayó…

Días después del incidente

  • ¡Pues no me importa si no te gustan los niños, no te lo estoy pidiendo, sólo te lo informo!
  • ¡¡A mí no tienes por qué informarme nada, mujer!! Ésta es mi última palabra: sea o no mi hijo, no iré a ese estúpido parque de diversiones, ¿¿me entendiste??

La pelea continuaba a medida que el tiempo transcurría en la cocina. Por más que Bulma trataba de no perder la paciencia, le era imposible. ¿Será acaso porque ya la había perdido al inicio de la discusión?

  • ¡Es tu hijo, por amor a Kami! ¡Y él necesita de su padre, o sea, TÚ! –decía Bulma mientras colocaba su índice en su frente–. ¿Te cuesta tanto entender que así son las cosas en este planeta?
  • No me cuesta para nada entenderlo –le dijo apartando su dedo de su frente–. Y no tengo por qué darte explicaciones. ¡¡Sólo déjame en paz de una buena vez, mujer!!

Diciendo esto, agarró una fruta antes de salir, y se fue. Tal vez tan lleno de rabia y de confusión estaba que no vio cuando casi atropella al pequeño Trunks al salir, que con lágrimas en los ojos se iba directo a su cuarto, entendiendo que hoy no sería el día en que su padre y él fueran al parque de diversiones.

Ahora era Bulma la que salía, pero más calmada que Vegeta. No era rabia lo que sentía, era una sensación extraña. Y mientras miraba la marca en el techo que su esposo había dejado al salir volando, se lamentaba enormemente por lo sucedido.

  • Esa manía Saiyajin…

En el aire, con Vegeta

Si la pregunta era a dónde iba, la respuesta sería difícilmente descubierta, puesto que ni él mismo lo sabía. Sólo quería deambular por un rato, pensar un poco… concentrarse en olvidar que lo que estaba sintiendo era dolor…

… concentrarse en olvidar sus sentimientos, cosa que jamás le enseñaron a usar…

«Lo siento Trunks, pero esto lo hago por tu bien… tuviste la mala suerte de tener al príncipe de los Saiyajins como padre. ¡No sé cómo ser uno bueno, uno que te merezcas! Ojalá entendieras que todas las veces que te digo que no deseo ir a esas cosas, o no puedo jugar contigo, o algo parecido, es por miedo a que haga o diga algo que te pueda dejar marcado para siempre… ¡¡es miedo a ser tan mal padre como lo fue el mío!!»

Y pensando esto, su velocidad aumentó. Ahora su mente recordaba otro momento… algo más de su misterioso pasado…

  • Alístese, su majestad –le decía Nappa entrando a las habitaciones reales del príncipe.
  • ¿Cómo? ¿Hay alguna razón en especial, Nappa?
  • ¡Pero si Ud. lo sabe perfectamente, príncipe! Hoy es el día en que le toca entrenar con su padre…
  • Entrenar con mi padre… –respondía Vegeta levantándose de su asiento y mirando por la ventana–. ¿Cuántas veces te he dicho que ya no hay duda de que yo no tengo padre, sino un rey?… Es más, hasta comienzo a dudar en lo buen rey que pueda ser el mío, puesto que la atención que recibo de su parte deja mucho que desear –decía ahora volteándose a ver a su tutor–. Y además… ¡¡oh!!

Con la sorpresa aún dentro de sí, el príncipe fue lanzado de un lado a otro de la habitación por un fuerte bofetón. Al parecer, «alguien» lo había hecho pagar por su insolencia:

  • Me importa un bledo lo que pienses, mocoso. Pero no te voy a volver a permitir más faltas de respeto ante mí. Si no deseas respetarme como a un padre, bien. ¡¡Pero jamás, mocoso, jamás vuelvas a insultarme como tu rey!!

Ahora el rey Vegeta salía de las habitaciones reales, con Nappa detrás de él. Vegeta, por otra parte, se recuperaba del golpe. Y con sangre saliendo de su boca, y lágrimas en los ojos, dijo:


  • Algún día te llegará tu hora… padre… ¡y yo no te pienso extrañar en lo más mínimo!

  • ¡¡Ni te extraño aún, viejo desgraciado!!

De nuevo en la corporación, ya más entrada la tarde, anocheciendo

Vegeta entraba por la puerta trasera. Intentó regresar por el agujero que había abierto «accidentalmente» al salir volando, pero al parecer Bulma ya lo había mandado a reparar.

Lentamente subió las escaleras, rumbo a su habitación. Pero algo llamó su atención. La luz del cuarto de Trunks estaba encendida, y podía escucharlo hablar con su madre. Movido por la curiosidad del por qué Trunks seguía despierto, se acercó un poco a la puerta para poder escuchar la conversación:

  • Vamos, hijo, duerme ya. Mañana te espera un día duro desde temprano. –Era la voz de Bulma, por supuesto, haciendo hasta lo imposible por dormir al joven saiyajin.
  • ¿Mañana, día duro? ¿Y eso por qué?
  • ¿Cómo por qué, Trunks? Sabes perfectamente que mañana te toca entrenar con tu padre, como todos los doming…
  • Yo no tengo un padre –interrumpió el pequeño–. Eso lo descubrí hace poco…

Vegeta no podía estar más impactado. Yo no tengo un padre…

Esa frase retumbaba en su cabeza mil veces. Mientras caminaba hacia su cuarto, la frase se hacía cada vez más y más intensa.

No sabe cuándo Bulma entró al cuarto, y no sabe cuándo logró dormirse.

Pero lo que sí sabe es que le costó bastante.

¿A pesar de todo lo que ha intentado no serlo, lo es?

Sobresaltado, se levantó. Había tenido una pesadilla que no le agradó para nada. Se encontraba en un lugar oscuro, nada a su alrededor. Y de pronto, ¡bang! Ahí estaba Trunks frente a él… Yo no tengo padre… yo no tengo padre… ¡¡yo no tengo padre!!, gritaba una y otra vez… y de pronto, así como Trunks había aparecido de pronto, desapareció, y en su lugar pudo verse así mismo, de niño, con su traje de príncipe, repitiendo la misma frase… como si no hubiese diferencia entre su pasado y el presente de Trunks…

Y entonces lo entendió.

Esa maldita manía Saiyajin… una de las tantas que se han podido observar a lo largo de la historia… en realidad, no es sólo una manía Saiyajin.

«Tal vez esto demuestre que realmente no se puede escapar del pasado… esta maldita manía de los seres vivientes…»

Pasan la mayor parte del tiempo huyendo, pasan tanto tiempo tratando de no ser como su padre, y al final, ¿para qué? Sólo para darse cuenta de que, al final, ya es muy tarde: ya son como lo era su padre…

Al día siguiente

Trunks se levantaba temprano como se lo había dicho Bulma la noche anterior. Se duchó, y bajó lentamente a desayunar, sin gana alguna de entrenar.

Pero cuál fue sorpresa cuando su amigo, Goten, estaba ahí, saltando de la emoción, esperándolo.

  • ¿Goten? –preguntó–. ¿Pero qué haces aquí?
  • Pues la manía de tu padre de hacer las cosas a su manera –respondió Bulma.
  • ¿Cómo? No, en serio, ¿qué hace aquí?
  • Yo lo traje –dijo Vegeta, saliendo detrás de él–. Después de todo, pensé que sería más divertido ir los tres juntos a ese parque de diversiones.

Y la sonrisa de Trunks daba por entendido que, después de todo, sí tenía un padre, y que éste no era tan malo…

Pasamos tanto tiempo huyendo de nuestros miedos que no nos damos cuenta de que estamos dirigiéndonos directamente a donde no queremos ir. Tal vez es por eso que la vida, tarde o temprano, logrará que te enfrentes a tus miedos, sólo para darte cuenta de que éstos ya se han realizado, y que tienes una oportunidad para redimir tu error.

Y es esa la manía que tenemos los seres vivos, tanto humanos como saiyajins…

F I N


Nunca

por Xime


Milk entró a su habitación. Había estado muy deprimida los últimos días. Gokú había vuelto a la vida luego de siete largos años de ausencia y eso la hacía muy feliz, al igual que el hecho de volver a tener una familia que estuviera con ella, una verdadera familia. Pero lo que la invadía por dentro no era la felicidad que todos imaginaban, sino una terrible angustia que se incrementaba a diario y que necesitaba sacar de su corazón. Sabía cómo hacerlo, pero le faltaba valor para decirle a sus seres queridos que esta vez la que debía partir era ella y no Gokú.

¿Cómo explicarles que desde hace años lo sabe, pero que calló por temor?

No encontraba las palabras precisas para explicar su silencio, porque oportunidad de contarles había tenido.

Se detuvo frente al espejo de cuerpo entero que había en su habitación y se contempló por unos instantes. No lucía tan mal como imaginaba. Su cuerpo era casi el mismo de años atrás cuando ella y Gokú celebraron su boda. Su cabello aún no tenía canas y en su rostro se vislumbraban sólo unas pequeñas fisuras a las que ni se les podría llamar arrugas.

Tomó su cabello y lo soltó. Una hermosa cascada de cabello azabache cayó sobre sus hombros. En ese momento volteó y observó el armario de su cuarto que estaba abierto. Vio uno de los trajes de Gokú y una idea pasó por su mente. Se desvistió y se colocó la ropa que usualmente llevaba su esposo.

Se volvió a observar en el espejo. La ropa le quedaba grande, pero se las arregló para que le quedara un poco más cómoda. No se veía del todo mal. La camiseta azul bajo la parte superior del traje permitía apreciar, aunque no del todo, su busto.

Luego, el traje se ceñía en su estrecha cintura, donde se amarró el cinturón para sujetar los anchos pantalones que terminaban en las botas. Las botas sí le quedaban grandes. Luego se colocó las muñequeras y se observó nuevamente.

La ropa estaba limpia, recién lavada y planchada por ella misma, pero tenía un olor especial, el olor de Gokú.

Se acercó al espejo y apoyó sus manos en él. Su mirada comenzó a recorrer el reflejo de su cuerpo lentamente, hasta que su cabeza quedó mirando el suelo. Suspiró y cerró los ojos. Su mente empezó a trabajar en lo que debía hacer. Lo que era correcto y lo que no lo era.

«Aparte del gran amor que te tengo, siento una inmensa admiración por ti. Admiro tu fuerza, tu determinación en los momentos difíciles, tu mezcla de inocencia y madurez que te hace tan especial, la manera en que demuestras tu amor. Pero Gokú… tu fuerza y determinación me hacen falta en este momento. Cuando nuestras miradas se cruzan, siento que me fortaleces, pero al mismo tiempo siento que te traiciono al callar la verdad. Yo lo sé todo sobre ti, y tú mereces saber todo sobre mí, pero… Sé que debería decirte que voy a partir al lugar donde ya estuve una vez, aunque mi estadía allí fue muy corta. No quiero tener que irme ahora, cuando por fin estamos todos juntos y disfrutando de la vida. No quiero dejarte ni a ti ni a nuestros hijos, pero siento que mi cuerpo ya no resistirá por mucho tiempo más. No lo notaste nunca, pero ésa era la causa por la que trataba de negarme a que te fueras a entrenar y que te llevaras a Gohan contigo. Quería tenerlos a mi lado el mayor tiempo posible por si el momento de partir llegaba. Desgraciadamente, ese momento ya llegó, y nada se puede hacer. ¡Oh! Dios mío… por favor, ayúdame. Dame el valor que necesito. Deben saberlo. Debo despedirme de ellos. No quiero amanecer uno de estos días muerta y que ellos no sepan qué fue lo que pasó. No quiero que piensen que nunca me importaron y que por eso callé. Gokú, sé que te va a costar al principio, pero estoy segura de que me vas a entender, porque tú también haces las cosas a tu manera. Y ésa es otra de las cosas que amo en ti. Te preguntarás porqué no te lo dije antes. Lo siento, eso ni yo misma lo sé. Te amo y confío en ti como en nadie, pero… por favor, perdona mi silencio, Gokú»

 

Mientras Milk estaba sumergida en sus pensamientos, Gokú salió del baño y la encontró en su habitación y con su ropa. No dijo nada. La había notado triste los últimos días y decidió dedicarle todo su tiempo para arreglar cualquier problema que existiera allí, en ese lugar que él mismo decidió dejar hacía ya siete años.

Milk no lo había visto, así que él se acercó por detrás de ella sin hacer ruido y le tapó los ojos. Al contacto, ella se sorprendió.

  • MILK: ¿Quién podrá ser? –preguntó en tono burlón.

Gokú la soltó y la volteó lentamente. Se miraron a los ojos, pero a pesar de que ella sonreía, él pudo ver una vez más ese aire triste que embellecía su mirada, pero que al mismo tiempo le provocaba un extraño sentimiento que lo impulsaba a abrazarla. La recorrió lentamente con la mirada, apreciando su propia ropa en ella, y luego la volvió a mirar a los ojos levantando una ceja como expresión de pregunta. Milk se sonrojó y bajó la cabeza al notar lo extraño y ridículo que le parecería a Gokú que ella se hubiera puesto su ropa. Él le tomó suavemente la barbilla y la hizo mirarlo a los ojos.

  • GOKÚ: ¿Qué pasa, Milk? –preguntó suavemente.
  • MILK: Yo… sólo… –no pudo continuar y las lágrimas escaparon de sus ojos. Gokú la abrazó aún sin comprender lo que le pasaba. De lo que sí estaba seguro, era de que había algo que le estaba ocultando–. Yo sólo… quería decirte que estoy feliz de que hayas vuelto.
  • GOKÚ: Yo también estoy feliz. Ya, no llores. No me gusta verte llorar.
  • MILK: Es que…

Gokú acercó su rostro al de ella y la besó. Habían pasado años y Milk no percibió diferencia alguna entre ese beso y el primero que compartieron. Él lentamente le quitó el cinturón del traje, lo que hizo que los pantalones se deslizaran hasta el suelo. La tomó de las manos y la hizo salir de los pantalones y de las botas. Le quitó las muñequeras y la parte de arriba del traje, dejándola vestida sólo con la camiseta. La tomó en sus brazos y la recostó en la cama con mucha suavidad. Luego se acercó a ella con una gran sonrisa y le susurró al oído:

  • GOKÚ: ¿Te puedo decir un secreto?

Milk asintió con la cabeza.

  • GOKÚ: Te amo.

Nuevamente las lágrimas llenaron sus ojos. Gokú, con mucha ternura, le acarició el rostro y secó sus lágrimas.

  • GOKÚ: No estés triste. No volverás a estar sola. Desde hoy, cada lágrima tuya, será mía también.

Volvió a besarla y esta vez ella le correspondió. Se abrazó a él con todas sus fuerzas.

 

Al día siguiente, los primeros rayos del sol se filtraban entre las cortinas de una habitación en la que reinaba la paz. Gokú y Milk dormían tranquilamente. No había nada que los molestara, tenían la casa completa para ellos. Gohan se había ido de vacaciones con Videl, Boo y Mr. Satán, y Goten estaba en la Corporación Cápsula pasando el fin de semana con Trunks.

Milk despertó por el canto de los pajarillos silvestres y se volteó hacia Gokú, abrazándose a su cintura para continuar durmiendo, pero un Gruuuummm proveniente del estómago de su esposo la hizo abrir los ojos.

  • MILK: ¿Mmm? ¿Tienes hambre? –dijo abrazándolo más fuerte.
  • GOKÚ: Un poco –respondió atrayéndola hacia él con uno de sus brazos.
  • MILK: Voy a preparar el desayuno.
  • GOKÚ: No, quédate conmigo.

Milk se sorprendió ante esta reacción. Que Gokú no quisiera desayunar todavía era muy extraño, pero le pareció una buena idea y se volvió a acostar junto a él.

  • GOKÚ: ¿Qué quieres hacer hoy?
  • MILK: Mmm, no sé. Podríamos ir al río.
  • GOKÚ: ¡Sí! Buena idea. Así podré preparar el almuerzo yo esta vez.
  • MILK: Pero Gokú, hoy quiero almorzar.
  • GOKÚ: ¿Qué insinúas con eso? –dijo riendo y colocándose sobre ella.
  • MILK: ¿Tú qué crees?
  • GOKÚ: ¿Sabes lo que creo?
  • MILK: ¿Qué?
  • GOKÚ: Que cada día te amo más –dijo mirándola tiernamente y rozó sus labios con los suyos.

 

Así, cuando la mañana ya había avanzado, decidieron partir al río. El día estaba muy soleado y una brisa cálida movía las hojas de los frondosos árboles.

Gokú venía saliendo del río con un enoooorme pescado y, luego de vestirse, se dirigió al lugar donde Milk estaba extendiendo un mantel sobre el pasto. Todavía estaba sola, cuando sintió un repentino mareo acompañado de un fuerte dolor en el pecho. Cayó de rodillas, jadeando y tratando de respirar, lo que le resultaba muy difícil por el intenso dolor que a cada momento se incrementaba más y más. Su garganta se secó y comenzó a toser, provocándose una hemorragia, mientras su corazón comenzó a latir cada vez con menos fuerza. Justo en el instante en que no resistió más y se desmayó, Gokú apareció entre los árboles.

  • GOKÚ: ¡Mira, Milk! Ya traje el almuer… –soltó el pescado y quedó inmóvil al verla tirada en el suelo sin moverse–. ¡¡MILK!! –Gokú corrió hacia ella y la incorporó levemente, remeciéndola para que reaccionara–. Milk, por favor ¡reacciona!… ¡abre los ojos! –repetía Gokú cada vez más desesperado y sintiendo el ki de Milk muy débil.

Como no reaccionaba, decidió llevarla a un hospital. La tomó en sus brazos con mucha suavidad y emprendió el vuelo lo más rápido que pudo.

Cuando llegaron, la llevaron a la unidad de cuidados intensivos para hacerle los exámenes pertinentes, dejando a Gokú en la sala de espera con una extraña sensación en su garganta, algo como una fuerte presión que venía desde su pecho. Estaba realmente angustiado. No tenía idea de lo que le había pasado a Milk, porque en la mañana se veía bien, igual que todos los días anteriores. Y que de un rato para otro se enfermara, no era muy normal. Gokú intentó varias veces que lo dejaran entrar a verla, pero no se lo permitían. Estuvo paseándose por la sala de espera durante más de una hora, hasta que un médico se acercó a él y le preguntó si era familiar de ella.

  • GOKÚ: Sí, Dr. Ella es mi esposa.
  • DR: Bien. Primero que nada, quiero que lo que le voy a decir lo tome con calma –tomó aire y continuó–. No puedo mentirle. Su esposa está mal.
  • GOKÚ: ¿Qué quiere decir con eso, doctor?
  • DR: Es muy difícil para mí tener que decirle esto, pero… no le queda mucho tiempo de vida.
  • GOKÚ: …pero, ¿por qué? ¿Qué es lo que tiene?
  • DR: Es debido a la enfermedad que presenta desde hace años.
  • GOKÚ: ¿Años? ¿Enfermedad? ¿De qué enfermedad me habla?
  • DR: ¿No se lo mencionó?
  • GOKÚ: No, no me dijo nada.
  • DR: Hace 11 años su esposa vino a consultarme porque tenía unas molestias en el pecho al respirar. Después de hacerle unos exámenes, le diagnosticamos una enfermedad degenerativa en el corazón, lo que hace que la intensidad de sus latidos disminuya, perjudicando la circulación y afectando también sus pulmones. La hemorragia que presentó es un signo de que la enfermedad ya se propagó demasiado.
  • GOKÚ: Debe haber algo que se pueda hacer.
  • DR: Lamentablemente, no. Es probable que pudiéramos haber hecho algo, pero antes que sus pulmones se vieran afectados. Ahora es demasiado tarde. Lo siento.

Gokú sintió que el mundo entero se le venía encima. Él sabía perfectamente que la muerte era algo inevitable, que formaba parte del destino de todos, pero para Milk era demasiado pronto. Milk moriría en muy poco tiempo, ni siquiera sabía cuándo y él no podía hacer nada. Repasó en su mente todas las posibilidades de ayudarla que se le ocurrieron, pero ninguna servía. Las semillas del ermitaño no curan enfermedades, las esferas del dragón no estaban disponibles, y como su muerte sería natural, no la podrían revivir. Estaba atado de pies y manos, viendo cómo la mitad de su ser se desvanecía frente a él.

Había defendido la tierra de innumerables enemigos y no podía salvarle la vida a una de las personas que más le importaba. Ella había estado a su lado durante tanto tiempo. Le había enseñado tantas cosas que él ni siquiera imaginó que existían. Con ella compartía dos hijos. Y con el paso del tiempo, se había ido dando cuenta de que en realidad la palabra «amor» no alcanzaba para describir lo que sentía por ella. Su vista se nubló y sus mejillas fueron inundadas por tibias lágrimas. De pronto se encontró solo, en una fría habitación blanca con algunas sillas y por la cual circulaban enfermeras y doctores. Por primera vez en su vida, sintió la soledad y un miedo que jamás experimentó.

  • GOKÚ: Esto no puede estar pasando… –se dijo a sí mismo mirando fijamente el piso con una expresión en su rostro como si estuviera presenciando la escena más espantosa del mundo.

Se dejó caer en una silla mientras todo lo que sentía salía de su cuerpo en forma de lágrimas. Pero el dolor no se iba, seguía allí, al igual que la enfermedad de su esposa. Todo, desgraciadamente, era real.

Algunos minutos después, el doctor se acercó a Gokú nuevamente, quien parecía estar completamente ausente.

  • DR: Señor Gokú, su esposa ahora está dormida. Si gusta, puede pasar a verla. –Gokú levantó la mirada y asintió sin pronunciar palabra alguna. El doctor lo condujo a la habitación y, una vez allí, los dejó a solas.

Gokú se acercó lentamente a la cama donde estaba Milk y se sentó cuidadosamente en una silla, sin dejar de mirarla. Ella estaba conectada a un respirador y le estaban haciendo una transfusión sanguínea.

  • GOKÚ: Milk… ¿qué fue lo que te pasó? No puedo creer que estés en este estado. Siempre pensé que nunca te pasaría nada malo, porque yo estaría ahí para protegerte. Sin embargo… ahora que más necesitas ayuda… yo no te la puedo dar.

En ese momento, Milk abrió los ojos y se encontró con el techo blanco de la sala de hospital. Sintió que estaba sujeta por varios cables y giró sus ojos para ver. Vio con un poco de dificultad los extraños instrumentos y dedujo que estaba en el hospital. Al mirar hacia su lado derecho, se encontró con su amado Gokú. La expresión que tenía la asustó un poco. Nunca lo había visto tan deprimido y con los ojos enrojecidos, así que supuso que ya se había enterado de su enfermedad.

  • GOKÚ: ¿Milk? ¿Cómo te sientes?
  • MILK: Creo que he tenido días peores. Gokú, por favor, sácame de aquí. Sabes que no me gustan los hospitales.
  • GOKÚ: Cuando estés mejor. Ahora descansa –fue toda su respuesta. Se levantó de la silla y salió de la habitación.

Al cerrar la puerta, sintió que su respiración se cortaba. Se apoyó en la puerta y empezó a emitir un sonido parecido a una tos, acompañado de lágrimas. Pasó una de sus manos por su rostro para tranquilizarse, pero nada sucedía. Nada lo calmaba. Nada aplacaba el dolor.

Milk lo escuchó sollozar desde dentro de la habitación.

  • MILK: Gokú…

 

Después de unas horas de tratamiento, le permitieron a Milk irse a casa. En el camino de regreso, ni Gokú ni ella dijeron palabra alguna. Ella había hecho lo posible para evitar que su familia se enterara de su enfermedad, pero el momento de la verdad había llegado, debía decírselo a todos, mejor dicho, explicarles el por qué de su silencio.

Cuando llegaron a su casa, Gokú la acomodó en la cama y la arropó. Luego la miró un momento con un aire diferente en sus ojos, algo que ella nunca había visto en «su» Gokú. Quiso decir algo, pero no lo hizo, y finalmente salió de la habitación.

Milk estaba destrozada. Hubiera preferido morir en el hospital, a ver la mirada que Gokú le dirigió. Era tan distinta a la de siempre. Se quedó allí, tratando de buscar las palabras más adecuadas para lo que tenía que decir, pero por más que pensaba, más triste se sentía. Y a todo esto se sumaba que se había hecho tarde y Gokú no daba señales de vida en la casa. Milk trató de levantarse para ir a buscarlo, pero estaba demasiado débil.

Cuando ya era de noche, Gokú entró a la habitación con lo que se suponía era la cena. No estaba acostumbrado a preparar comida, al menos no para alguien más. Milk se terminó todo lo que Gokú le preparó. No se veía muy bien, pero tenía un sabor exquisito.

Todavía no intercambiaban palabra alguna y ambos sabían que debían hablar. Ella finalmente rompió el hielo al verlo de brazos cruzados apoyado en la puerta, sólo observándola (se parecía mucho a Vegeta en esta oportunidad)

  • MILK: Gokú…
  • GOKÚ: ¿Por qué no me lo dijiste? –preguntó en un tono de voz diferente y sin dejar de mirarla. Milk bajó la vista.
  • MILK: Pensé que sería lo mejor –Gokú frunció el ceño.
  • GOKÚ: ¿Lo mejor? –preguntó y luego habló nuevamente levantando la voz–: ¿Pensaste que sería lo mejor?
  • MILK: Es que…
  • GOKÚ: Debiste decírmelo. Creo que tenía derecho a saberlo.
  • MILK: ¿Y cuándo querías que te lo dijera? –dijo enojada–. ¿En una de las escasas oportunidades en las que estuviste en casa? ¿O te hubiera gustado que te lo mandara a decir con Kaiohsama?

Gokú guardó silencio. En cierto modo ella tenía razón, pero se suponía que estar casados era más que vivir juntos. Ella misma se lo había explicado.

  • GOKÚ: El doctor dijo que hace 11 años estás enferma. Tuviste varias ocasiones de decírmelo.
  • MILK: Por favor, Gokú, no me vengas con los hubiera o los debiera, porque…
  • GOKÚ: ¡¡¡Ya basta!!! –gritó asustándola ya que nunca antes le había gritado–. Sé perfectamente bien que no he sido un marido ejemplar, que no he pasado mucho tiempo contigo, que… Tú sabes todo el resto, pero tenía el derecho de saber lo que te pasaba. Y si lo hubieras hecho, tal vez ahora no…
  • MILK: Gokú, soy yo la que me voy a morir, ¿entiendes?
  • GOKÚ: ¿ENTIENDES? ¿ENTIENDES? ¿ENTIENDES? ¿CREES QUE SOY ESTÚPIDO? –gritaba tratando de expulsar todo el dolor y la impotencia que sentía mientras se paseaba de un lado a otro de la habitación–. TÚ ERES LA QUE ESTÁ ENFERMA, PERO ESTAMOS CASADOS, ¿LO RECUERDAS? TENEMOS DOS HIJOS, ¿LO RECUERDAS? NO ESTÁS SOLA, SOMOS UNA FAMILIA. ¿DÓNDE DEMONIOS QUEDÓ LA PROMESA QUE ME HICISTE? APUESTO A QUE NI LA RECUERDAS. PUES YO SÍ. YO SOY EL IDIOTA QUE TODAVÍA RESPETA EL JURAMENTO QUE TE HICE ANTE DIOS. SE SUPONE QUE DEBES CONFIAR EN MÍ. ¡¡¡MALDITA SEA, YO TE AMO!!! –gritó enfurecido y con los ojos llenos de lágrimas.

Milk se levantó de la cama y se acercó lentamente a Gokú. Cuando estuvo frente a él, lo abrazó. Él le devolvió el abrazo y ambos comenzaron a llorar.

  • MILK: Yo también te amo, Gokú.

 

Los días pasaron casi normalmente. Sin saber porqué, ambos decidieron ocultar todo. Nadie se había enterado de la enfermedad de Milk, ni siquiera Gohan y Goten. Ella les había dicho que estaba cansada y que por eso permanecía descansando más de lo habitual. Pero a sus hijos no los podía engañar. Además, ellos habían notado a Gokú demasiado extraño los últimos días. Ya no entrenaba todo el día como acostumbraba, sino que pasaba casi todo el tiempo con Milk y se veía agotadísimo. La preocupación lo había afectado demasiado. Se veía realmente mal. Casi no dormía y se estaba alimentando poco. Esto último fue la gota que derramó el vaso e hizo a Gohan recurrir a alguien para que averiguara lo que pasaba, porque a él no le iban a decir nada. Ya había tratado de hablar con su padre, pero evadía sus preguntas e incluso había llegado a molestarse con él, cosa sumamente rara en Gokú.

Así fue como una tarde llegó a la Corporación Cápsula para hablar con Bulma. Después de todo, ella era amiga de su padre desde hacía años.

  • BULMA: ¡¡¡Quéeeee!!! ¿Gokú no come desde hace tres días?
  • GOHAN: Así es. Estoy muy preocupado. He intentado conversar con él, pero está muy decaído y parece como si no me escuchara. Incluso me dijo que no lo molestara.
  • BULMA: ¿Y Milk? ¿Qué dice? ¿O acaso fue ella la que lo dejó sin comer?
  • GOHAN: No, ella no hizo eso, pero creo que algo le pasa. Está todo el día en su habitación. Ya no hace las compras, ni limpia la casa… es más, hay días en los que ni siquiera se levanta.
  • BULMA: ¿Y por qué? ¿Está enferma?
  • GOHAN: Ellos dicen que no, que es algo pasajero, pero ya lleva muchos días así.
  • BULMA: Creo que tienes razón al decir que algo raro pasa. Me extraña que Gokú se esté comportando de esa manera. Iré a hablar con él. Voy a cambiarme. Regreso enseguida.
  • GOHAN: Sí, Bulma. Te espero.

Sin que ellos se dieran cuenta, Vegeta había oído toda la conversación.

  • VEGETA: Así que Kakarotto está actuando extraño –murmuró elevándose en el cielo y se dirigió a la casa de Gokú.

 

Un rato después, descendió frente a la puerta de la casa y tocó (a su manera, pero tocó). Gokú, que se había dormido en uno de los sillones de la sala, dio un salto al escuchar la puerta. Se levantó cansadamente y abrió. Se encontró cara a cara con Vegeta, quien quedó realmente sorprendido al verlo.

  • VEGETA: ¿Ka…Kakarotto?
  • GOKÚ: ¡Ah! Eres tú, Vegeta. Pasa –dijo sin mucho ánimo. Pero al ver que Vegeta no se movía, se impacientó–. Mira, Vegeta, no tengo tiempo para tus jueguitos. Si vas a entrar, hazlo, si no, lárgate.
  • VEGETA: ¿Qué rayos te pasa?
  • GOKÚ: ¡¡¡Ya me tienen harto!!! Todos los días me hacen la misma pregunta. ¿Por qué tendría que pasarme algo? –Vegeta no le contestó y se quedó mirándolo–. Lo siento, Vegeta, pero… ya no puedo más. –dijo tratando de disimular su desesperación.
  • VEGETA: Sígueme –fue todo lo que le dijo.

Gokú lo entendió perfectamente y cerrando la puerta salieron volando a toda velocidad. Cuando llegaron a un acantilado desde donde se veía el mar, ambos, sin mediar palabra alguna, se convirtieron en super saiyajin y comenzaron a pelear. La batalla no duró mucho, sólo lo necesario para que Gokú se desahogara. Vegeta nunca lo había visto así, golpeándolo con todas sus fuerzas, sin tener una razón para estar molesto. Aunque notó que más que molesto se veía preocupado. Ya no se divertía peleando, trataba de conseguir algo que no pudo descifrar. A todo esto se sumaba que su fuerza había disminuido notablemente y supuso, por la torpeza de algunos de sus golpes, que no entrenaba desde algún tiempo. Cuando todo terminó, se quedaron de pie en un acantilado, observando el horizonte.

  • GOKÚ: Gracias, Vegeta.
  • VEGETA: No me des las gracias, hacía tiempo que quería pelear contigo, y por lo que me pude dar cuenta, se nota que no has entrenado como corresponde. ¿Qué has estado haciendo? ¿Collares de florcitas como Dábura? –Gokú sonrió ante aquel comentario, pero no respondió–. «Esto no está resultando» –pensaba Vegeta, que a su manera intentaba hacerlo hablar–. «Sería demasiado humillante demostrar interés en lo que le pasa a Kakarotto, pero…»
  • VEGETA: Hace un rato me dijiste que ya no podías más. ¿A qué te referías?
  • GOKÚ: A… nada.
  • VEGETA: ¿Nada? ¿Tienes ese horrible aspecto por nada?
  • GOKÚ: ¿Horrible aspecto? –se miró de arriba a abajo y se dio cuenta de que en realidad se veía mal.
  • VEGETA: «Ya sé lo que le voy a decir» –¿Y tu familia? Apuesto a que ni te preocupas por ellos.

La cara de Gokú cambió instantáneamente. Había logrado olvidar por unos momentos lo que le preocupaba, pero Vegeta se lo había recordado de una manera no muy sutil.

  • GOKÚ: ¿Que no me preocupo? ¿Y qué crees que he estado haciendo todo este tiempo?
  • VEGETA: ¡Ja! ¿En serio?
  • GOKÚ: Sí, y no me mires con esa cara. Si tan sólo supieras lo que he tenido que pasar por lo de Milk, tú… –dijo perdiendo la paciencia y callándose antes de hablar demasiado.
  • VEGETA: ¿Lo de Milk?
  • GOKÚ: O-olvídalo. Es sólo que… –dijo mientras sus ojos se nublaban con lágrimas.

Vegeta se sorprendió al verlo a punto de llorar y se volteó para no presionarlo con su mirada.

  • VEGETA: ¡Vamos! No creo que te afecte tanto. De todas formas, nunca pasaste mucho tiempo con ella. No debe ser muy importante.
  • GOKÚ: Tú no entiendes…
  • VEGETA: Ni que se fuera a morir…

Estas palabras hicieron eco en los oídos de Gokú, mientras sentía que la sangre le empezaba a hervir. No pasaron ni dos segundos cuando estaba sobre Vegeta propinándole múltiples y fuertes golpes. La pelea acabó abruptamente, debido a que Gokú estaba demasiado débil. Finalmente se dejó caer de rodillas y Vegeta lo sujetó de la camiseta.

  • VEGETA: ¿Qué demonios sucede contigo, Kakarotto? Ésa no es la manera de actuar de un saiyajin. ¡¡¡Levántate!!!
  • GOKÚ: Déjame en paz. No sabes nada.
  • VEGETA: No, no lo sé. Y no lo sabré si no hablas.

Gokú no sabía si contarle o no a Vegeta lo que pasaba, pero finalmente se decidió. Tal vez él podría encontrar alguna manera de solucionar todo.

  • VEGETA: ¿Y qué piensas hacer?
  • GOKÚ: No lo sé… y eso es lo que más me desespera. No saber qué hacer. ¡Oye, Vegeta! Goten está en tu casa. Por favor, no le menciones nada de esto. No debe saberlo. Al menos, no todavía.
  • VEGETA: Descuida. Y ahora vete a tu casa, que tu mujer te necesita a su lado, no perdiendo el tiempo.
  • GOKÚ: Sí, tienes razón –dijo preparándose para teletransportarse.
  • VEGETA: Y, Kakarotto… no te des por vencido.
  • GOKÚ: Gracias, amigo –dijo sonriéndole y luego desapareció.
  • VEGETA: Ya te dije que no me des las gracias… amigo –murmuró sonriendo y se dirigió a la Corporación.

 

Cuando Gokú llegó a su casa, sintió el ki de Milk debilitarse repentinamente y corrió a su habitación. La encontró inconsciente y como pudo le dio el remedio que el doctor le había recetado, pero no reaccionaba. La tenía entre sus brazos y trataba de hacerla reaccionar, pero ella no se movía y su ki se estaba extinguiendo lentamente.

  • GOKÚ: Por favor, Milk… no me hagas esto… no te vayas –decía mientras sus lágrimas caían sobre el rostro de su mujer.

Milk a cada momento perdía más el color y sus labios comenzaban a amoratarse. Sus manos estaban frías y Gokú no sabía qué hacer. Sólo la mantenía entre sus brazos como tratando de retenerla con él, sin saber que su alma ya había empezado a decirle adiós. La tarde estaba llegando a su fin y las estrellas habían empezado a aparecer en el cielo. La casa estaba silenciosa y la habitación en penumbras. Una fresca brisa entraba por la ventana, revolviendo el cabello de ambos. Gokú la recostó suavemente en la cama y se quedó observando su rostro, que era iluminado sólo por la luz de las estrellas que se filtraba por la ventana.

  • GOKÚ: Dios… ¿cuál fue el error que cometí? ¿Es que acaso no puedo hacer nada? Por favor… haz que vuelva a respirar –suplicaba mientras sostenía una de las manos de su esposa–. Esto no puede estar pasando, debe ser una pesadilla. Milk… despiértame y dame los buenos días. Regáñame por no pasar mucho tiempo en casa. Pero no me dejes. Eres mi vida, la mitad de mi alma. No me había dado cuenta, pero es verdad. Si pudiera, daría mi vida por ti.

Una idea pasó por la mente de Gokú y, sin pensarlo dos veces, la puso en práctica. Acercó una silla a la cama y se sentó en ella. Sujetó más fuerte aún la mano de Milk, cerró sus ojos y se concentró en su ki. Debía intentar traspasarle un poco de su energía, pero debía calcular muy bien la cantidad, porque si era demasiada, no sólo él moriría, sino que acabaría con cualquier esperanza de ayudarla.

Mientras concentraba su ki, comenzó a recordar. Recordó cuando él y Milk se conocieron, cuando se enfrentaron en el torneo de las artes marciales, su boda, el nacimiento de Gohan y tantos otros momentos vividos juntos. Algunos alegres, otros tristes. Pero ella siempre estuvo allí, con él y sin él, pero siempre esperando su regreso.

Gokú no supo cuánto tiempo pasó mientras le entregaba su energía, pero de pronto sintió que algo le apretaba la mano. Entreabrió los ojos para ver lo que era y vio que Milk estaba respirando.

  • GOKÚ: Volviste conmigo… Sólo un poco más –murmuró concentrando un poco más su ki.

Pero la energía que tenía no era suficiente, debido a lo débil que se encontraba, así que se decidió a entregársela toda. Un resplandor dorado iluminó la habitación y luego de unos momentos, se desvaneció.

 

Cuando Gohan llegó a su casa junto con Bulma, fue a la habitación de sus padres y al entrar encontró que estaba a oscuras. Tanteó la pared en busca del interruptor para encender la luz, y al hacerlo vio a Milk dormida en la cama y a Gokú en la silla sujetándole la mano.

Se acercó a ellos y comprobó que su madre estaba bien, pero Gokú estaba inconsciente y sumamente débil. Tenía algo de fiebre y murmuraba algo. Nunca supo qué, pero en su delirio repetía: «Quédate, no te vayas». Lo llevó a su cama y volvió con Bulma. Vegeta los había puesto al tanto de la situación, cuidando que ni Trunks ni Goten escucharan.

  • BULMA: ¿Cómo está? –preguntó con cierto temor.
  • GOHAN: Mi mamá está bien, pero… –Bulma lo quedó mirando, esperando la continuación–. Llamaré al doctor.

Un rato después, el doctor ya había revisado a Milk y a Gokú.

  • DR: Ella estará bien. Sólo debe descansar. En unos días más, llévala al hospital para hacerle unos exámenes –guardó silencio un momento y prosiguió–. Tu padre está muy débil, pero se recuperará pronto. Hay que bajarle la fiebre y darle mucho líquido. No dejes que se levante por lo menos en tres días. Cuídalos muy bien a ambos, no deben hacer esfuerzos y lo que más necesitan es tranquilidad.
  • GOHAN: Sí, Dr, lo que usted diga.

 

Pasaron las semanas y Milk ya estaba completamente recuperada. Es más, ni el mismo doctor se explicaba que estuviera completamente sana. Parecía como si no hubiera estado enferma en toda su vida. Su corazón tenía la fortaleza que había perdido y sus pulmones recibían gustosos el aire que ella respiraba.

  • DR: Señora Milk, no me queda más que decirle que fue un milagro. No hay explicación científica para la cura de su enfermedad.
  • MILK: Mi ángel guardián me salvó la vida, doctor –dijo sonriendo.
  • DR: No lo dudo.

Gokú, en tanto, se había recuperado de su pérdida de energía con una semilla del ermitaño, gracias a lo cual había vuelto a ser el Gokú de siempre. Pero nunca olvidaría lo que pasó. Estaba feliz de tener a su familia, sobre todo a esa mujer tan especial para él, a quien amaba más que a su propia vida, y por lo que se la había entregado sin dudar un solo instante.

Milk salió de la consulta del doctor y afuera la esperaba Gokú. Estaba de pie, mirando por una de las ventanas del hospital. Cuando ella salió, se le acercó.

  • GOKÚ: ¿Cómo te fue?
  • MILK: Muy bien. Mis pulmones podrían contener todo el oxígeno del planeta, y mi corazón puede latir todo lo que quiera.
  • GOKÚ: ¡Qué bien! ¡Estupendo!
  • MILK: Y eso se lo debo a mi ángel guardián –dijo guiñándole un ojo, ante lo cual Gokú se sonrojó.

La tomó de la mano y salieron del hospital. Cuando estuvieron afuera, la elevó suavemente entre sus brazos y emprendió el vuelo. Volaron cerca de dos horas, disfrutando de la fresca brisa que acariciaba sus cuerpos. No hablaron nada durante ese tiempo, sólo querían sentirse el uno al otro, cerca, sin nada oculto. Cada uno era parte del otro, y se complementaban perfectamente, como dos piezas de un puzzle. Sentían una paz inmensa dentro de ellos. Algo que no se hubieran podido decir con simples palabras. Sólo se miraron un instante y se besaron.

 

En eso, llegaron a un acantilado desde donde se veía el mar. Gokú descendió y dejó a Milk suavemente en el suelo. Se quedaron abrazados contemplando el hermoso atardecer. El cielo le daba tonalidades anaranjadas, rojizas y rosadas al mar, que los relajaba con el sonido de sus olas al llegar a la playa, y con su salado aroma.

  • MILK: ¿Y este lugar Gokú? No había venido hasta aquí. No sabía que lo conocías, es precioso.
  • GOKÚ: En este lugar un amigo me dio las fuerzas que necesitaba para seguir adelante.
  • MILK: ¿Sí?

Gokú asintió con la cabeza sin dejar de mirar el horizonte. Milk empezó a recordar todo lo ocurrido semanas atrás. Tanto dolor y tantas preocupaciones. Y ahora, estaba al lado del hombre que amaba y que había dado su vida por ella. La tormenta había pasado y ahora todo estaba en orden. De pronto sintió un escalofrío recorrerle la espalda, y un temor inmenso de perder lo que tenía. Nada dura para siempre, ella lo sabía, y por la misma razón, tenía miedo. Gokú la sintió temblar y la abrazó más fuerte.

  • MILK: Gokú… No nos volveremos a separar, ¿verdad? –preguntó con cierto temor y apoyando su cabeza en el pecho de su esposo.
  • GOKÚ: Nunca… –respondió casi en un susurro.

  • URANAI BABA: ¿Por qué lo hiciste, Enma?
  • ENMA SAMA: Pues… desde un principio ella no quería venir, así que no me costaba nada postergar el día en que le correspondía morir.
  • URANAI BABA: ¿Y a Gokú? Esta vez también había muerto.
  • ENMA SAMA: Uranai baba… Gokú ha muerto y revivido tantas veces, que ya da lo mismo dónde se encuentre. Ha hecho demasiado por el universo, y eso le otorga… digamos… ciertos «privilegios». No me costaba nada ayudarlo un poquito.
  • URANAI BABA: Creo que tienes razón.

Ambos se miraron con una gran sonrisa. No le habían dicho a nadie la razón por la que Milk se había recuperado, y eso los hacía cómplices. Tenían un secreto, pero esta vez lo compartían.

Gokú se había dado cuenta de muchas cosas. La terrible experiencia por la que habían pasado, lo había ayudado a valorar lo mucho que tenía, y que no había sabido apreciar. Tenía un gran tesoro, al que cuidaría más que a cualquier cosa, y no lo dejaría… Nunca.

Gokú dio una mirada a la playa y luego a Milk con una infantil y tierna expresión en su rostro.

  • GOKÚ: ¿Una carrera por la playa?
  • MILK: Pero dame ventaja.

F I N


Nota de la autora: Gracias a todos por acompañarme una vez más. ¡Uff! ¡Qué les puedo decir! Hacía bastante tiempo que quería escribir algo sobre Gokú, así que me animé y éste fue el resultado. Debo confesarles que no fue fácil. Pero gracias a Saltamontes pude salir de varios abismos en los que me encontraba. Se merece parte del crédito por «auspiciarme» con sus ideas. Sólo espero que les haya gustado. Quiero dedicarle este fic a todas las personas que sientan en algún momento de su vida que no hay salida. Nunca olviden que siempre estará con nosotros nuestro «ángel guardián».


Un ¿cuadrado? amoroso

por Daniela Salas


En la casa de Leandra Yashimira hay un gran ajetreo… ¿El motivo? ¡Su boda! ¿Con quién? Lo averiguaremos dentro de poco:

Sirviente: ¡Vamos! La señorita Leandra espera su tocado.

Danyliz: Yo se lo llevaré, voy a su habitación.

Sirviente: Muchas gracias, señorita Danyliz. Me ahorra mucho trabajo.

Danyliz: No te preocupes. Mejor iré allá antes de que se enoje…

Toc, toc…

Leandra: ¿¿¿¿Quién demonios es????

Danyliz: Soy yo, Leandra. Pero si no quieres tu tocado, creo que se lo puedo dar a otra…

Leandra: (Abriendo la puerta) ¡No te hagas la chistosa! ¡Sabes que no estoy de humor!

Danyliz: Lo siento… Me choca decir esas palabras.

Leandra: ¿Vas a pasar o te quedarás ahí toda la vida?

Danyliz: Ya voy, no me presiones. ¡Cielos! Si casarse significa todo eso, mejor le diré a Trunks que nunca lo hagamos.

Leandra: Te quiero ver cuando tú estés en mi lugar…

Danyliz: Nunca podré… Soy 4 tallas más chica.

Leandra: ¡¡¡¡¡¡DANYLIZ!!!!!!

Danyliz: Está bien, no me burlaré más de ti… Oye, tu vestido está precioso.

Leandra: Lo sé, tú me hiciste el diseño.

Danyliz: Con razón, es demasiado hermoso.

Toc, toc…

Leandra: ¡¡¡¿¿¿Ahora quién es???!!!

Pan: Somos nosotras…

Danyliz: (Abriendo la puerta) ¡Vaya, las damas de honor están aquí!

Bra: (Entrando) ¿Quién hizo el diseño de este vestido?

Danyliz: Eso depende… ¿Te gusta o lo odias?

Bra: ¡¡Me encanta!!

Danyliz: Tu servidora lo hizo.

Pan: Tienes que quedar bien con la cuñada, ¿no?

Leandra: ¡Disculpen! ¿Podemos regresar con la novia? ¡Tengo un drama aquí! ¡Vean este tocado, es horrible, todos se burlaran de mí!

Danyliz: Ehh, Leandra…

Leandra: ¡Tú eres mi madrina, así que tienes que hacer algo!

Danyliz: Leandra, es que…

Leandra: ¿Qué? ¿Qué? ¿Qué?

Danyliz: Lo tienes al revés volteado…

Leandra: Ah, eso explica todo…

Bra: ¿Al revés volteado?

Danyliz: Es una de las frases que usábamos cuando era soltera…

Leandra: ¡Todavía soy soltera!

Danyliz: En unas cuantas horas dejarás de serlo.

Pan: ¿Frases? ¿Usaban frases?

Danyliz: Sí. Recuerdo ésta: ¡Prepárense para los problemas, y más vale que teman, para…!

Leandra: ¡¡¡¡¡DANYLIZ!!!!!

Danyliz: Ji, lo siento   ^-^

Pan: Me alegra que Danyliz no sea de mi familia.

Danyliz: ¡Hey! ¡Si yo soy adorable!

Bra: A mí sí me gusta para cuñada, es igual de alegre que mi hermano, me gusta la pareja que hacen.

Pan: Creo que son dos parejas perfectas…

Danyliz: Pues por un momento no iban a tener parejas perfectas.

Bra: ¿A qué te refieres?

Leandra: Sí, lo recuerdo…

Pan: ¿Qué? ¿Qué recuerdan?

Danyliz: ¿A que no adivinan quién andaba tras los huesitos de mi prometido?

Bra: ¿No me digas que…?

Pan: ¿¿¿Leandra???

Danyliz: ¡Así es!

Leandra: Pero eso ya es historia.

Bra: Me gustan las historias…

Pan: A mí también, cuenten, cuenten.

Leandra: ¡Tengo una crisis pre-matrimonial!

Danyliz: Contándoles se te pasará… Resulta que hace dos años, yo busqué trabajo en Capsule Corp. como inventora, y fui con Trunks… Ahí empezó todo:

Capsule Corp. Dos años atrás:

Trunks: Todo en orden. Creo que lo único que me queda por decir es ¡Bienvenida a Capsule Corp!

Danyliz: ¿Lo obtuve? ¡¡Muchas gracias!! ¿Cuándo empiezo?

Trunks: Desde mañana puede presentarse a los laboratorios, a primera hora.

Danyliz: Aquí estaré. ¡Gracias de nuevo!

Trunks: No hay porqué agradecer. La espero, digo, la esperamos mañana.

Danyliz: Cuando salí de las oficinas, alguien me esperaba ansiosa:

Leandra: ¿¿¿Y??? ¿Qué pasó?

Danyliz: ¡¡Tengo el empleo!! ¡¡Es mío!!

Leandra: ¿¿En serio?? ¡¡Felicidades, amiga!! Creo que desde ahora me cuidaré de que no se te suban los humos.

Danyliz: No seas payasa, no lo hubiera hecho sin tu apoyo.

Leandra: Y así estaré más cerca de mi amor Trunks, Danyliz. ¿Cómo te lo agradezco?

Danyliz: No te preocupes, tu conocerás a Trunks, y yo tendré el empleo que siempre soñé.

Leandra: Eres muy buena para los inventos, no veo el porqué no trabajar en un lugar donde harán desarrollar tu capacidad…

Danyliz: Ya entendí, Leandra. ¡Vamos a celebrar!

Leandra: Pero como el destino juega muchas bromas, Danyliz chocó con un chico bastante conocido:

Danyliz: ¡Lo siento!

Goten: No te preocupes, fue un accidente… Le pasa a cualquiera.

Danyliz: Supongo que sí… Lo siento, en verdad.

Goten: Descuida, todavía estoy vivo, ¿no?

Danyliz: Sí, creo que no es para tanto.

Goten: Soy Goten, ¿y tú?

Danyliz: Yo soy Danyliz, y ella es mi amiga Leandra.

Goten: Mucho gusto.

Leandra: Igualmente.

Goten: Veo que salen de las oficinas de mi amigo Trunks…

Leandra: ¿¿Usted conoce al joven Trunks??

Goten: ¿Que si lo conozco? ¡Somos como hermanos!

Leandra: ¡¡Qué bien!!

Goten: No las había visto por aquí, ¿acaso trabajan cerca?

Leandra: No, pero desde ahora puedes ver a la nueva inventora de la Corporación…

Goten: ¡Trunks te dio empleo! ¡Eso es genial!

Leandra: ¿A mí? ¡No, lo que quiero decir es que…!

Goten: Oh, lo siento, chicas, tengo que irme, pero si trabajas aquí, te veré más seguido de lo que creí, espero que traigas a esta hermosa dama que te acompaña…

Danyliz: Es que en realidad yo soy la del…

Goten: ¡Nos veremos! ¡Espero verte de nuevo, Danyliz!

Leandra: ¡Adiós!

Leandra: Y así Goten entró al edificio sin que pudiera evitarlo.

Danyliz: ¡Leandra! ¿Por qué no aclaraste las cosas en ese momento? ¡Hubieras evitado los problemas que tuvimos!

Leandra: Pero quién sabe si todo hubiera salido igual que ahora, ¿no lo crees?

Bra: ¿Acaso hubo problemas?

Danyliz: ¡Problemas es poco!

Pan: ¿Por qué?

Leandra: Goten me contó lo que paso en la oficina de Trunks ese día:

Trunks: ¡Goten! ¿Qué haces aquí?

Goten: ¡Amigo! ¡Tengo que contarte esto! ¡Acabo de conocer a la chica más maravillosa de todo el mundo! Es hermosa, simpática, sensible, misteriosa… Creo que estoy enamorado.

Trunks: ¿Tú? ¡Vamos, Goten! Cuéntame otra broma.

Goten: ¡Te juro que no es broma! ¡La amo…!

Trunks: Vaya, quiero conocer a la chica que logró hacer ese milagro contigo.

Goten: La conocerás. Juro que me casaré con ella.

Trunks: ¿No vas muy rápido?

Goten: ¡Claro que no! ¡Así es el amor!

Trunks: Por otro lado, acabo de contratar a nuevo personal, y una inventora me llamó mucho la atención.

Goten: ¿Acaso mi amigo Trunks también está enamorado?

Trunks: ¡Claro que no! Sólo que esa chica tiene algo… Me llama demasiado la atención…

Goten: Entonces es un día para doble festejo: yo encontré a mi alma gemela, y tú a la tuya.

Trunks: Creo que es un poco rápido para decir eso.

Goten: ¡¡Vamos, amigo!! ¡Es el amor!

Trunks: Veremos, veremos…

Bra: ¿¿Entonces mi hermano y Goten estaban enamorados de Danyliz?? ¡Cuñada, eres una rompecorazones!

Leandra: No sé cómo lo hizo. ¿Brujería, tal vez?

Danyliz: Ja, ja, qué graciosa, Leandra.

Bra: ¡Vamos, Danyliz! ¿No me digas que mi hermano no te lanzó una indirecta?

Danyliz: Seguía muy de cerca mi trabajo, pero yo no quería ver que me atraía mucho…

Pan: ¿Y qué paso?

Leandra: Recuerdo que era muy tímida, no me animaba a ir a la corporación, hasta que un día, me di valor y… ¡me presenté en la corporación en uno de los descansos de Danyliz!:

Leandra: ¡Por fin logré vencer mi temor! ¿Cómo lo voy a conquistar si no lo veo?

Danyliz: S-sí, claro. Bueno, déjame ver si no está muy ocupado.

Leandra: Y lo que tú deberías hacer es tratar de llegar a algo con Goten.

Danyliz: Pero a mí no me gusta… Se me hace un poco tonto.

Leandra: ¡No seas prejuiciosa! ¡Así nunca te casarás!

Danyliz: Genial. Unas canas, un bastón, y serás mi madre.

Leandra: Ya, ya, no te enojes tanto.

Danyliz: Trataré de que conozcas a Trunks.

Leandra: Danyliz, no sabes lo que significa para mí esto, eres como la hermana que nunca tuve…

Danyliz: Eso no me hace sentir mejor.

Leandra: Descuida, cuando me haga novia de Trunks, haré que te ascienda de puesto, y cuando nos casemos…

Danyliz: ¿No vas muy rápido?

Leandra: ¡¡Claro que no!! ¡Así es el amor!

Bra: ¡Qué curioso! Justo lo que Goten le había dicho a mi hermano.

Pan: ¿Acaso es el destino?

Danyliz: Esa palabra ya me aturde.

Leandra: Pero eso no fue lo mejor, en ese momento Trunks pasó a supervisar varios trabajos…

Danyliz: (Pensando) «¡NO! Leandra se enamoró de él, así que yo no puedo sentir nada por Trunks, es mi jefe y nada más… Si no fuera tan lindo…»

Trunks: ¿Danyliz? ¿Te pasa algo?

Danyliz: E-eh, no, no me pasa nada, esteee, señor Trunks…

Trunks: Te he dicho que me digas Trunks.

Danyliz: Ah, sí, lo siento, señor… digo, Trunks, bueno…

Leandra: (Fingiendo lo mejor posible) ¡Cielos, Danyliz! ¿Quién es él?

Danyliz: Es mi jefe, Trunks. Ella es mi amiga Leandra. Leandra, mi jefe Trunks.

Leandra: ¡¡Encantada de conocerlo!!

Trunks: El gusto es mío…

Danyliz: Y cuando nada más podía salir mal, llegó el Romeo faltante.

Goten: ¡¡¡Trunks!!! ¡¡Llevo media hora esperándote!!

Trunks: Oh, lo siento, Goten. Lo olvidé por completo.

Goten: ¡¡Qué raro!! ¡¡Si ya decía yo que eras un…!! ¿¿Danyliz??

Danyliz: Hola Goten…

Trunks: ¿Se conocen?

Goten: Sí, hace una semana que no te veía… ¡Cómo pasa el tiempo!

Danyliz: Qué rápido, ¿verdad? (Pensando): «Bobo…»

Goten: ¿Qué haces aquí?

Danyliz: Aquí trabajo.

Goten: ¿Entonces, ese día que chocamos, tú también…?

Danyliz: …Obtuve el empleo aquí.

Leandra: ¿No es esto una gran coincidencia?

Trunks: (Pensando) «Oh, no, Goten se dará cuenta de que Danyliz era la chica que me llama la atención»

Leandra: Bueno, nosotras nos vamos, no queremos estorbar.

Danyliz: Sí, ya acabe el informe del ultimo invento. Con permiso, nos retiramos.

Goten: Es propio, espero volver a verte de nuevo.

Danyliz: Yo también. ¡Hasta mañana, Trunks!

Trunks: ¡¡Hasta mañana!!

Leandra: ¡¡No recordaba eso!!

Danyliz: Bueno, desde ahí debiste darte cuenta de que me atraía.

Pan: No la hagan de emoción. ¿Qué más pasó?

Leandra: Recuerdo que Danyliz iba muy callada, hasta que decidí hablar:

Leandra: Danyliz, ¿no tienes nada que decirme?

Danyliz: Esteee, ¿A qué te refieres?

Leandra: Vamos, te conozco muy bien, ya te descubrí…

Danyliz: No sé de qué hablas.

Leandra: No tienes que fingir, es obvio lo que te pasa, no hay que ser un genio para descubrirlo, es bastante notorio.

Danyliz: ¿En serio? ¡Leandra, en verdad lo siento, yo sé que no debería…!

Leandra: No te preocupes, te entiendo. Deberías acercarte más a él…

Danyliz: ¿Qué?

Leandra: No creo que Goten se decepcione de ti, al contrario, eres una chica hermosa y talentosa, pobre de él si no se fija en ti.

Danyliz: Pero es que… Un momento, ¿¿GOTEN??

Leandra: Sí, sé que te mueres por él, pero cuando me haga novia de Trunks te ayudaré. No olvidaré que tú me ayudaste con mi futuro esposo.

Danyliz: Sí, claro, Goten…

Bra: ¿¿Ahora cómo le dirías a Leandra que en realidad amabas a Trunks??

Danyliz: ¡¡Ella me entiende!!

Leandra: Hubieras intentado: «Me gusta Trunks».

Pan: Vaya lío que formaron.

Danyliz: Y el que ellos también formaron. Después de que nos fuimos, a Trunks no le iba mucho mejor con Goten:

Goten: ¿¿Por qué no me dijiste que Danyliz trabajaba aquí??

Trunks: No sabía de quién me hablabas, nunca mencionaste su nombre.

Goten: Tienes razón. Pues ahora ya sabes que Danyliz fue la que robó mi corazón, estoy profundamente enamorado de ella…

Trunks: Goten, ¿no te estás precipitando? ¡La has visto sólo dos veces!

Goten: Suficiente para saber que la amo… ¡Espera! Ahora que recuerdo, me dijiste que habías contratado a una inventora que era hermosa… ¿Acaso será que…?

Trunks: Ya me descubriste. Lo siento, amigo, yo no sabía…

Goten: ¡¡¡Leandra intercedió por Danyliz!!! ¡Qué bien!

Trunks: ¿Cómo dices?

Goten: ¡Tú siempre tan generoso! Como Leandra te llamó la atención y te pareció hermosa, de seguro Leandra te pidió que también emplearas a Danyliz, y como te encantó la chica, no lo pudiste evitar… ¡¡Eres tan caritativo!! ¡Las locuras que haces por amor!

Trunks: En realidad, Goten, yo… ¡Ya me conoces! ¡El amor cambia a las personas!

Bra: Menudo problema el que tenían.

Pan: Sí. ¿Cómo decirle a mi tío que en realidad Trunks se había enamorado de Danyliz?

Leandra: Esto era un gran problema. Danyliz no quería traicionarme, y Trunks no quería hacer sufrir a Goten… pero cada día se enamoraban más y más, sin que ninguno de los dos lo pudiera evitar.

Danyliz: Cuánta profundidad…

Leandra: Ahora no me disgusta contarlo.

Bra: ¡Qué dilema!

Leandra: Después fue peor… Yo estaba yendo a todos los descansos de Danyliz para ver a Trunks, y recuerdo que…:

Leandra: Danyliz, tengo que hacerte una pregunta.

Danyliz: ¿Q-qué pasa?

Leandra: ¿No sabes si Trunks está saliendo con alguien?

Danyliz: Creo que no, ¿por qué?

Leandra: Es que no entiendo, al parecer está enamorado de otra persona. ¡No me hace caso! ¡Ni siquiera existo para él!

Danyliz: Con el tiempo…

Leandra: Tal pareciera que está enamorado de ti, sólo percibe tu presencia…

Danyliz: E-es por el trabajo.

Leandra: ¡Estoy tan celosa! Pero yo sé que no tengo de qué. Tú no lo quieres, ¿verdad?

Danyliz: Leandra, la verdad es que…

Leandra: Me sentiría tan traicionada si tú lo quisieras, que te odiaría por siempre.

Danyliz: Por eso digo que yo no siento nada por él, no te preocupes.

Leandra: ¡Qué bien! Solo quería asegurarme. Nos vemos después, trataré de conquistar a como de lugar a Trunks.

Danyliz: (Pensando) «¿Qué hago ahora?»

Bra: ¡Qué dilema!

Danyliz: ¡Tal vez si hubieras sido menos dura, yo no me hubiera visto entre la espada y la pared!

Leandra: ¡Oye! ¡Se suponía que estaba enamorada de él!

Danyliz: Bueno, después de todo, a Trunks no le iba mejor:

Pan: ¿A qué te refieres?

Danyliz: Pues…:

Goten: ¡Vamos, amigo! ¡Tú debes saber si hay otro hombre en la vida de Danyliz!

Trunks: Todo lo que hablamos es de trabajo, Goten, no mezclamos lo personal.

Goten: ¡Estoy tan celoso! ¡Tú la ves diario, hasta se me hace raro que no te hayas enamorado de ella aún…!

Trunks: Goten…

Goten: Pero yo sé que tú quieres a Leandra, así que no tengo que preocuparme, ¿cierto?

Trunks: Cierto…

Goten: La conquistaré, así tenga que luchar con QUIEN SEA por su amor.

Trunks: Es que, Goten, yo… No quería lastimarte, pero en realidad…

Goten: ¡¡Lo sabía!!

Trunks: ¿En serio?

Goten: Sí, hay otro hombre, ¿verdad? ¡Vamos, Trunks, dime quién es mi enemigo!

Trunks: ¿Enemigo?

Goten: Todo aquel que pretenda a la mujer que amo, lo consideraré mi enemigo y lo odiaré.

Trunks: ¿No exageras un poco? Es que… ¿Odiarlo?

Goten: Sí. Debes entenderme, tú quieres a Leandra. ¿Cómo te sentirías si otro la pretende?

Trunks: Supongo que no me gustaría…

Goten: ¿¿Supones?? ¡Por favor, Trunks, te aseguro que odiarías a todo aquel que se acercara a la mujer que amas!

Trunks: Goten, esto es una situación hipotética, digamos que yo me enamore de Danyliz, por cosas del destino y todo eso. ¿Qué pasaría si yo te lo dijera?

Goten: Nada…

Trunks: ¡Qué alivio!

Goten: ¡¡Excepto odiarte por el resto de mi vida, te consideraría un traidor de primera, nuestra amistad terminaría y jamás te volvería a dirigir la palabra en lo que me quede de vida!!

Trunks: ¡Cielos! Eso es mucho.

Goten: Sí, pero lo bueno es que es sólo hipotético, ¿no lo crees?

Trunks: Sí, qué bueno…

Bra: Ahora sí que estaban en un dilema…

Pan: ¿Debería arriesgarse y perder a su amigo, su hermano? ¿O debería dejar al amor de su vida? ¡Decisión difícil para Trunks!

Danyliz: Como una novela.

Leandra: Qué radicales fuimos.

Danyliz: Y recuerdo cuando me invito a cenar…

Pan: ¿¿Mi tío??

Danyliz: No, Trunks. Pero al final fuimos los cuatro:

Danyliz: Trunks, ya llegó el material que pediste.

Trunks: Ah, enseguida voy, Danyliz… ¿Puedo hacerte una pregunta?

Danyliz: ¿Qué pasa?

Trunks: Si tú tuvieras una amiga…

Danyliz: ¿Como Leandra?

Trunks: Exacto, como Leandra, y las dos estuvieran enamoradas del mismo hombre… ¿Qué harías?

Danyliz: E-en realidad dicen que no se debe arriesgar una amistad por un hombre, así que se lo dejaría a ella.

Trunks: ¿Aunque supieras que nunca más encontrarías a alguien así?

Danyliz: Aún así, no soportaría hacerle daño a alguien que quiero.

Trunks: Ya veo, tienes un gran corazón.

Danyliz: Sí, lástima que eso no otorgue la felicidad.

Trunks: Tienes razón, pero así no haces sufrir a nadie.

Danyliz: No sé si sea bueno o malo… ¿Era todo?

Trunks: Sí… ¿Te gustaría ir a cenar este viernes?

Danyliz: ¿Qué?

Trunks: Esteee, por cosas de trabajo, discutir algunas cosas… ¿Podrías?

Danyliz: ¡Sí! Digo, me encantaría…

Danyliz: Pero el recuerdo de Leandra me vino a la mente… ¿Acaso no había dicho que no quería dañarla?

Danyliz: ¿No habría inconveniente si llevo a Leandra?

Trunks: ¿¿Leandra??

Danyliz: Sí, somos muy amigas, y a ella le gustaría conocerte más.

Trunks: D-de acuerdo.

Danyliz: ¡Perfecto!

Trunks: Es más, llevaré a Goten, así también ustedes dos se conocerán más. Hacen… bonita pareja.

Danyliz: Sí… Supongo que sí.

Bra: ¡¡Wuau!! Mi hermano sí que se vio lento.

Leandra: De veras que los dos eran muy tontos.

Danyliz: ¡Hey! Todavía que lo hicimos por ti y por Goten…

Leandra: Y al final del día, la esperaba como siempre:

Danyliz: El viernes iremos a cenar con Trunks, me dijo que era algo de trabajo, y le pregunté que si podía invitarte… Así que vete preparando.

Leandra: ¿¿¿¿¿¿EN SERIO?????? ¡¡¡¡¡¡GRACIAS!!!!!! ¿Qué haría yo sin ti? ¡Por algo eres mi mejor amiga!

Danyliz: No te preocupes, conquístalo, trata de ganártelo en esa cena.

Leandra: No te ves muy bien. ¿Acaso paso algo mas? ¿Alguien te hizo algo?

Danyliz: Es sólo que no me siento muy bien, pero estoy feliz por ti.

Leandra: Si te sientes mal, mejor no vayas a trabajar mañana…

Danyliz: ¡No! Es queee, no puedo faltar, hay inventario.

Leandra: ¡Qué lastima! No importa, llegando a casa te haré un remedio para ese malestar, te sentirás mucho mejor, ya lo verás…

Danyliz: No tienes que molestarle, Leandra.

Leandra: No es molestia. Después de todo, es lo menos que puedo hacer por ti. Gracias a ti seré feliz por el resto de mi vida.

Bra: Sí, feliz a costa de la felicidad de Danyliz… ¡Qué mala!

Leandra: Pues yo no sabía nada… ¿Qué querían que hiciera?

Pan: Y Danyliz tenía que acostumbrarse a verlo solamente en la oficina… ¡Qué feo!

Danyliz: Pobre Trunks… Él pasó lo mismo que yo:

Trunks: El viernes iremos a cenar con Danyliz y con Leandra…

Goten: Amigo, amigo… Una cita doble, tienes unas ideas… ¡¡Geniales!!

Trunks: No es una cita doble, tenía que hablar con Danyliz de… trabajo.

Goten: Como sea, de todos modos es mi oportunidad de conquistarla. ¿Tú qué crees? ¿Flores o dulces?

Trunks: Los dos…

Goten: ¡Excelente idea! ¡Yo no sé porqué Leandra todavía no le hace caso a tu corazón, si eres un romántico de primera!

Trunks: (Pensando) «Tal vez porque no quiero a Leandra… sino a Danyliz»

Leandra: Y el día de la tan esperada cena llegó. Los cuatro estábamos platicando, aunque en Danyliz y en Trunks se notaba una gran tristeza, sin descubrir porqué. Goten lo notó enseguida:

Goten: Danyliz, ¿te pasa algo?

Danyliz: Me siento un poco mal… Creo que mejor me voy a mi casa.

Trunks: ¡¡No!! Lo que pasa es que…. ¡No hemos discutido nada del trabajo, sí, eso es!

Goten: Vamos, Trunks, no seas explotador, si la dama se siente mal, es mejor llevarla a su casa. ¿Me harías el honor de acompañarte?

Danyliz: Claro…

Leandra: Qué pena que tengamos que irnos.

Danyliz: Leandra, ¿podrías quedarte a hacerle compañía a Trunks? Va a decir que somos muy groseras al haber aceptado su invitación e irnos casi de inmediato.

Leandra: Es que yo…

Danyliz: Entonces nos retiramos… Hasta el lunes.

Trunks: Hasta el lunes…

Danyliz: Recuerdo que no sabía qué me daba más náuseas: la cena, el ver que Leandra y Trunks se quedarían juntos, o Goten… Lo siento, Pan.

Pan: No hay problema, sé lo que es estar con alguien que no te gusta.

Danyliz: Y al llegar a mi casa:

Goten: Llegaste sana y salva.

Danyliz: Gracias por traerme. ¿Quieres pasar?

Goten: Bueno, como estás enferma, no me gustaría causarte molestias.

Danyliz: No es molestia, aunque si me siento un poco mal como para recibir visitas.

Goten: Sí, lo imaginé. Antes de irme, ¿puedo hablar contigo?

Danyliz: ¿De qué se trata?

Goten: ¿Acaso he hecho algo que te molestara? Casi no hablas conmigo, parece que te molesto.

Danyliz: No es eso, es que…

Goten: ¿Te molesto? ¡Si te molesto, dímelo!

Danyliz: No eres tú…

Goten: Tengo que hacer una confesión… ¡Te amo! Desde la primera vez que te vi, me enamoré perdidamente…

Danyliz: De verdad es muy halagador, Goten, pero… No correspondo a tus sentimientos.

Goten: ¿Hay alguien más?

Danyliz: Sí, alguien que jamás me corresponderá…

Goten: Tal vez si me dieras una oportunidad…

Danyliz: No lo creo… Te agradezco que quieras ayudarme, pero en realidad no creo poder olvidarlo.

Goten: ¿Quién es?

Danyliz: No te gustará saberlo.

Goten: ¿Por qué no? ¿Lo conozco?

Danyliz: Más de lo que te imaginas.

Goten: ¿¿¿¿TRUNKS????

Danyliz: Sí, Trunks…

Goten: ¡Ese maldito! ¡Me las va a…!

Danyliz: No te preocupes, es un amor imposible, jamás se fijará en mí, él quiere a Leandra, y ella a él, así que no tiene caso.

Goten: ¡Dame una oportunidad!

Danyliz: Lo siento… Adiós…

Goten: ¿Por lo menos quedamos como amigos?

Danyliz: Para siempre. Te aprecio mucho…

Goten: Entonces no me fui sin nada… ¡Hasta luego!

Pan: Bueno, mi tío tiene su lado bueno.

Bra: Se dio cuenta que en el corazón no se manda…

Danyliz: Recuerdo que me recosté y después quedé profundamente dormida. Pero unos golpes a la puerta me despertaron, y cuando abrí:

Danyliz: ¿Leandra? ¿Qué haces aquí?

Leandra: ¿No me vas a preguntar cómo me fue?

Danyliz: Tienes razón, soy muy despistada. ¿Cómo te fue?

Leandra: ¡¿Y todavía me preguntas?! ¡Deberías saberlo, traidora, quita-hombres…!

Danyliz: No entiendo de qué me hablas.

Leandra: Y todavía te haces la mosquita muerta, eres una traidora, hipócrita, sólo vine a decirte que hasta aquí llegó nuestra amistad…

Danyliz: ¿¿Al menos podría saber por qué??

Leandra: ¡No te hagas la inocente! ¡Sabes perfectamente que Trunks está enamorado de ti!

Danyliz: ¿Qué? ¡Estás loca!

Leandra: ¡¡Él mismo me lo acaba de decir!! ¡Y niégame que no te sientes atraída hacia él!

Danyliz: No, pero…

Leandra: ¿¡Lo ves!? ¡Nunca vuelvas a dirigirme la palabra!

Danyliz: ¡Déjame explicarte…!

Leandra: ¡Olvídalo! ¡Hasta nunca, traidora!

Danyliz: Y así se fue mi gran amiga.

Leandra: Es que estaba muy enojada, lo tomé como una traición.

Danyliz: Estaba tan deprimida, que no sabía qué hacer, pero… ¡¡Trunks me quería!!

Bra: ¿Y qué hiciste? ¿Corriste a sus brazos?

Danyliz: No, decidí renunciar….
Bra y Pan: ¿¿¿Renunciar???

Danyliz: Sí, yo me consideraba una traidora con Leandra, así que quería
remediarlo… Y el lunes, a primera hora, renuncié:

Trunks: ¿Qué es ese papel?

Danyliz: Mi renuncia…

Trunks: ¿¿Tu renuncia??

Danyliz: Sí. No puedo seguir trabajando aquí. Lo siento, porque no te doy tiempo de buscar un reemplazo, pero no puedo continuar aquí.

Trunks: Pero… ¿Por qué? ¿Acaso algo te molesta? ¡Dime qué es, y lo solucionaremos!

Danyliz: No creo que podamos hacerlo. Gracias por la oportunidad… Por favor, fíjate en Leandra, ella es una gran chica, no merece sufrir por mi culpa…

Danyliz: Salí con grandes lágrimas de la oficina, y de nuevo a ser desempleada…

Bra: ¡Qué malo! ¡¿Cómo pudo dejarte ir?!

Leandra: Pero gracias a Goten, su amor pudo realizarse.

Goten: Hola, Trunks…

Trunks: Goten, no te esperaba.

Goten: Te haré una pregunta sincera. ¿Quieres a Leandra?

Trunks: ¿A qué viene eso?

Goten: ¡Tú contesta!

Trunks: No, no la quiero…

Goten: Ya veo… ¿Y a quién quieres entonces?

Trunks: Goten, no me hagas esto, Danyliz acaba de renunciar y no me siento con ánimos de…

Goten: ¿¿Danyliz renunció?? Pero, ¿por qué?

Trunks: Lo mismo le pregunté, y me dijo que no podía seguir aquí.

Goten: ¿Y Leandra lo sabe? ¡Hay que avisarle! ¿En qué sección trabaja?

Trunks: Goten, Leandra no trabaja aquí, y nadie te lo dijo para no lastimarte…

Goten: ¿¿Entonces quieres a Danyliz??

Trunks: Sí. Felicitaciones, debe quererte mucho…

Goten: ¿¿De qué hablas?? ¡¡Ella te quiere a TI, por eso renunció, ella creyó que tú querías a Leandra!!

Trunks: No me hagas esas bromas, Goten.

Goten: ¡¡¡¡No estoy bromeando!!!!

Trunks: ¿No bromeas?

Goten: ¡¡¡¡¡¡NO, TONTO, AHORA VE POR DANYLIZ ANTES DE QUE TE GOLPEE POR DEJARLA IR!!!!!!

Trunks: ¿Qué? ¡Esto es muy sorprendente!

Goten: ¡¡¡¡¡¡MI PUÑO EN TU CARA VA A SER LO SORPRENDENTE SI NO VAS POR DANYLIZ, MUÉVETE, MUÉVETE, MUÉVETE!!!!!!

Trunks: ¡Sí, sí, sí!

Bra: ¿En serio Goten no se había dado cuenta de la verdad?

Danyliz: No…

Pan: ¡Pero qué tonto!

Leandra: ¡Hey!

Bra: Leandra, tienes que admitir que lo es, para no haberse dado cuenta de que no trabajabas ahí.

Leandra: Es uno de sus encantos.

Bra: ¿Y? ¿Mi hermano te alcanzó? ¿Sí?

Danyliz: Sí, justo cuando llegaba a mi casa:

Trunks: ¡¡¡Danyliz!!!

Danyliz: ¿¿Trunks?? ¿Qué haces aquí? ¿Olvidé firmar algo?

Trunks: No, es que… Es que…

Danyliz: ¿Pasa algo? Te ves sofocado.

Trunks: No estoy sofocado. Bueno, sí, un poco…

Bra: ¿Sofocado?

Danyliz: Trunks me dijo que era la primera vez que corría tanto… ¡Es un exagerado!

Pan: ¿Correr? ¿No se fue volando?

Danyliz: Dijo que no pensó en eso.

Bra: Pero sigue contando, ¿te declaro ahí su amor?

Danyliz: Algo así:

Danyliz: ¿Quieres pasar? ¿Un vaso de agua?

Trunks: Ufff, gracias, estoy muy cansado…

Danyliz: ¿Qué pasa? ¿Por qué estas aquí?

Trunks: Ocupo decirte algo muy importante…

Danyliz: ¿Qué?

Trunks: Yo, yo… También yo… Yo…

Danyliz: ¿Tú qué?

Trunks: ¡¡¡¡¡¡YO TAMBIÉN TE QUIERO!!!!!!

Bra: ¿Te lo gritó?

Pan: ¿Así, nada más? ¿Delante de todos?

Danyliz: Me avergonzó un poco, estábamos afuera de mi casa.

Leandra: Pero te gustó. ¿Para qué te haces?

Danyliz: Eso sí.

Bra: Mi hermano siempre tan impulsivo.

Danyliz: Sí, eso fue muy lindo.

Pan: Y de seguro ahí fue donde lo aceptaste.

Danyliz: No.

Leandra: Qué tonta. ¿Verdad, chicas?

Pan y Bra: ¡Sí!

Danyliz: ¡Oigan! Yo lo hice por Leandra.

Leandra: Ah, sí, claro, ponme a mí en medio de tus líos.

Bra: ¿Entonces lo rechazaste?

Danyliz: No, pero tampoco lo acepté:

Danyliz: ¿Qué?

Trunks: ¡¡Lo que oíste!! ¡¡Yo también te amo!!

Danyliz: Pero yo no… Yo no debía…

Trunks: ¡Por favor! ¡Acéptame! ¡No dejes que el amor se te escape!

Danyliz: Lo siento… Yo también te amo, pero mi amistad con Leandra es lo primordial… Discúlpame, pero no quiero volver a verte jamás… Quiero que desaparezcas de mi vida.

Trunks: ¡¡Pero yo…!!

Danyliz: ¡¡Adiós y hasta nunca!!

Bra: ¿¿Le cerraste la puerta en la cara??

Pan: Pobrecito, debiste haberlo decepcionado mucho.

Leandra: ¿Eso para ti es no rechazarlo?

Danyliz: Bueno, si lo ves con una mente abierta, fue tu culpa.

Bra: Eso sí, fuiste muy mala.

Leandra: Tengan en cuenta que creía estar enamorada de él, así que en la guerra y en el amor todo se vale.

Pan: Eso no te lo discuto.

Bra: ¿Trunks fue con Leandra?

Leandra: No, fue de chismoso con Goten:

Goten: ¿Y? ¿Qué paso? ¿Ya son novios? ¡¡Cuéntame todo!!

Trunks: N-no, me rechazó…

Goten: ¿¿¿QUÉ???

Trunks: ¡¡Me rechazó!!

Goten: ¿Cómo? ¿La insultaste? ¿Te atreviste a insultar…?

Trunks: ¡No! Sólo le declare mi amor, pero ella no quiere aceptarme.

Goten: ¿Por qué razón? ¿Hay alguien de por medio? ¡Si es así, lo eliminaré!

Trunks: Sí… Leandra.

Goten: ¿Cómo que Leandra?

Trunks: Sí, Leandra está enamorada de mí, y Danyliz no quiere lastimarla, así que me rechazó por ella.

Goten: ¡¡¿¿Por Leandra??!! ¡Entonces hablaré con ella! Y a ver si luego me dices qué haces para traerlas a todas muertas, picarón.

Trunks: ¡Ay, Goten!

Goten: No te preocupes, ustedes terminarán juntos, de mi cuenta corre.

Trunks: Gracias, amigo… Pero creo que no habrá solución.

Pan: ¡Vaya, mi tío sí es decidido!

Danyliz: Desde esa plática, Leandra vino y…

Bra: ¡Espera! ¡Que Leandra nos platique lo que pasó con Goten!

Leandra: ¿Tengo que…?

Pan: ¿Acaso fue algo malo?

Danyliz: Al contrario, fue bueno. Salió regañada… Y besada.

Leandra: ¡¡¡Danyliz!!!

Bra y Pan: ¿¿¿Besada???

Pan: ¿¿Te besó?? ¡¡Qué romántico!!

Bra: ¿Cómo pudo besarte?

Leandra: Fue algo inexplicable para mí, porque desde que empezó a hacerme razonar me pareció muy atractivo, pero cuando me besó… ¡Vaya que hubo un cambio en mí!

Bra: ¿Cómo fue? ¡¡Cuéntanos!!

Leandra: Pues bien, fue una casualidad, yo iba a la Corporación a hablar con Danyliz, pero me encontré con Goten:

Leandra: ¡Goten! ¡Hola!

Goten: Hola, Leandra, qué bueno que te encuentro.

Leandra: ¿Por qué? ¿Pasa algo?

Goten: ¡Tú debes saberlo mejor que yo!

Leandra: No sé de qué me hablas.

Goten: ¡No te hagas la inocente, hablo de Trunks y de Danyliz!

Leandra: Ah, eso… ¿Qué hay con ellos?

Goten: ¿Cómo pudiste arruinarles su romance? ¡Ellos se quieren, y no hay nada que puedas hacer para evitarlo!

Leandra: ¡Eso no me importa! ¡Yo lo vi primero!

Goten: ¿Y eso qué? ¡¡¡¡ÉL NO TE AMA!!!!

Leandra: ¡¡¡¿¿¿Y QUÉ???!!! ¡¡Yo puedo hacer que cambie de opinión!!

Goten: ¡No puedes cambiar los sentimientos de los demás! ¡Es algo totalmente estúpido!

Leandra: ¡¡Mira, nadie te pidió tu opinión, así que deja de meterte en lo que no te importa, y deja de gritarme en la calle!!

Goten: ¡¡Deja de ser tan cerrada!! ¿Quieres estar con alguien que no te quiere?

Leandra: No, pero…

Goten: ¿¿Entonces?? ¡¡Danyliz y Trunks SE QUIEREN, y ninguno de nosotros podemos cambiarlo!! ¡Así que madura y dales tu apoyo! ¿O quieres quedarte sin amiga y sin Trunks? ¡Y eso que ella renunció a su trabajo sólo por ti!

Leandra: ¡¡Pero qué grosero!! ¡A mí nadie me dice lo que tengo que hacer!

Goten: Nada más te digo que si sigues así, te quedarás sola. ¡Muéstrales que los aprecias, apoyándolos, como ellos lo han hecho contigo!

Leandra: Odio admitirlo, pero algo de razón sí que tienes… Justo ahora iba a ver a Danyliz para ofrecerle una disculpa, pero fue cuando te interpusiste en mi camino y empezaste a gritarme… ¡¡Eres un pesado!! ¿¿Cómo me gritas a mitad de la calle?? ¡¡Eso es detes…!!

Leandra: Y justo ahí fue cuando me tomó por sorpresa y me besó. No fue un beso largo, pero sí muy tierno. Lo recuerdo como si fuera ayer… Cuando me soltó, sólo me dijo «Adiós», y me fue, dejándome bastante sorprendida.

Bra: ¿No lo abofeteaste?

Pan: ¡Yo lo hubiera hecho! ¡Qué atrevido!

Leandra: Entiendan que me tomó por sorpresa.

Danyliz: ¡Pero bien que te gustó! ¿O no?

Leandra: Bueno, al principio me enojé mucho, pero después me pareció verdaderamente encantador.

Danyliz: En conclusión… ¡¡Le encantó el beso!!

Leandra: Después fui a casa de Danyliz, como Goten me dijo que había renunciado.

Danyliz: Lo recuerdo:

Danyliz: ¿¿Leandra?? ¿Qué haces aquí?

Leandra: Vine a… Ofrecerte una disculpa. Por favor, perdona que haya sido tan obstinada y terca, perdóname.

Danyliz: N-no tienes que pedir perdón, yo soy la que debe hacerlo, yo te quité a Trunks.

Leandra: ¡¡No vuelvas a decir esa tontería!! ¡Trunks te quiere a ti! ¡Así que ve con él y reconcíliense!

Danyliz: ¿En serio?

Leandra: ¡¡En serio!! ¡¡Vamos, yo te acompaño!! ¡No seas tonta!

Danyliz: Pero es que yo…

Leandra: ¡¡¡¡¡¡PERO ES QUE NADA!!!!!!

Danyliz: Bueno, bueno, pero no te enojes.

Leandra: ¡¡Vamos!! ¡No perdamos más tiempo!

Danyliz: Y fue así como llegamos a la corporación. Por cierto, en la oficina de Trunks estaba Goten:

Danyliz: Trunks… Lo siento.

Trunks: ¡¡Danyliz!! No tienes porqué…

Leandra: Y ambos se abrazaron, fue muy tierno.

Danyliz: Te amo.

Trunks: Y yo a ti.

Leandra: ¡¡Qué tiernos!! ¡Yo quiero ser la madrina de boda!

Goten: No creo que quieran a alguien tan amargada como tú.

Leandra: ¿Y a ti quién te preguntó?

Goten: ¡¡Pero qué mal educada!!

Leandra: ¡Mira quién lo dice!

Trunks: ¿Estás pensando lo mismo que yo?

Danyliz: Sí, estos dos terminarán enamorados…
Leandra y Goten: ¡¡¡Pero ni de broma!!!

Leandra: Y nosotros nos casaremos primero, ¿quién lo diría?

Danyliz: Estaba escrito, pero de todos modos hacen una pareja adorable.

Bra: ¡Ya lo creo!

Pan: ¡Qué bonita historia! Lo mejor es que tuvieron que sufrir para conseguir a sus amores… ¡Eso demuestra el cariño que se tienen!

Danyliz: Claro, espero que algún día ustedes lleguen a sentir esto.

Bra: Eso si mi papá no descuartiza a mi novio.

Pan: Yo no tengo problemas con eso… Espero.

Toc, toc…

Leandra: ¿¿Quién es??

Milk: Soy yo, Milk. La ceremonia va a comenzar.

Leandra: ¡Ay, no! ¡Todavía no estoy lista! ¡Me faltan las cuatro cosas!

Danyliz: ¿Las cuatro cosas?

Leandra: A ver… Algo nuevo: Mi vestido de novia. Algo viejo: Mis aretes. Algo prestado: Esta esclava de Pan. Me falta algo azul…

Danyliz: Yo no sabía de esas cosas.

Bra: ¿De dónde sacaremos algo azul?

Danyliz: ¿Y esta flor? Me la dio Trunks, pero estoy segura de que irá bien si la ponemos en tu velo con un pasador.

Bra: ¡¡Sí!! ¡¡Qué buena idea!!

Pan: A ver, te ayudamos…

Y así, Leandra estaba lista para casarse con uno de los hombres más fuertes de todos los tiempos (me vi obligada a ponerlo así). A su vez, Danyliz y Trunks estaban listos para casarse algún día, sólo que por el momento era mejor así. Aquí termina esta historia de ¿Amor? donde pasó de todo, pero al final los sentimientos vencieron a la razón y cada loco terminó con su pareja ideal.

 

F I N


Sanando Heridas

por Eny@


Amanecía en el Flypan Yama. Gohan se revolvió entre las sábanas al sentir el contacto de los primeros rayos del sol en su rostro. Se dio la vuelta para seguir durmiendo; no tenía ningún deseo de levantarse de la cama.

Ya llevaban un mes en el castillo de su abuelo. Él los había llevado ahí, mientras se recuperaban de la enorme pérdida que habían sufrido. Era lo mejor, había dicho él; así podría cuidarlos. Chichi no se hallaba en condiciones de hacer nada, la muerte de Gokú la había sumido en una profunda depresión y necesitaba más que nunca la ayuda de todos. Ella más que nadie resentía todas las tragedias. A pesar de ser más fuerte físicamente y poseer un carácter igualmente indomable, en realidad ella era muy frágil emocionalmente.

Gohan no había corrido con mejor suerte, se había vuelto muy retraído, ya casi no hablaba, apenas comía y había dejado de sonreír. Cada día parecía portarse más huraño y grosero, cosa que lo tenía muy preocupado. Gohan siempre había sido un niño cariñoso y amable con todos los empleados del castillo cuando iba a visitarlo; recordaba que la última vez que le había visto sonreír fue cuando partió a la Capsule Corp para despedir a Trunks. Su madre ese día se había quedado; le habría gustado ir, pero su estado no se lo había permitido. Después de la crisis que había sufrido, el médico le recomendó quedarse a guardar cama.

Gohan lo recordaba, en esa ocasión tuvo que sonreír forzadamente, no quería preocupar a nadie, y mucho menos a Trunks; sabía que eso lo consternaría y no partiría tranquilo hacia su época. Durante el poco tiempo que había estado con ellos, los dos habían sido inseparables y se habían profesado un gran cariño; él había sido como el hermano menor que nunca tuvo y Gohan le había querido como a un hermano mayor.

Cuánto necesitaba de él en esos momentos, no sabía qué hacer, se sentía desesperado, enojado con todo y todos, pero más consigo mismo, por su torpeza, por haber permitido que Cell matara a su padre y todos los días recordaba esa espantosa escena, esa expresión, que jamás olvidaría; le había dado el último adiós antes de teletransportarse al otro mundo sacrificando en ello su vida y sin querer acabando con la suya; para él las cosas ya no serían iguales jamás, una parte de él había muerto junto con su padre. Salvó a la Tierra de volar en mil pedazos, pero su espíritu fue el que se destrozó; de qué servía el haber sido tan fuerte, el haber salvado un planeta si el ser más querido para él no estaba a su lado y todo porque, por su culpa, por no haberlo escuchado cuando le dijo que acabara con ese monstruo, sólo le había importado su venganza sin pensar en las consecuencias de sus actos y ahora su madre estaba sufriendo por eso. ¿Qué clase de hijo era, por haber permitido eso? Nadie había logrado convencerlo de lo contrario. Todos a su manera quisieron hacerlo entrar en razón, pero no quizo escuchar a nadie, ni siquiera a Piccoro.

No deseaba volver a casa. No quería y no tenía ninguna intención de regresar. Sabía que cuando estuviese ahí el suplicio sería peor, todo le recordaría a él, la sala, la cocina donde siempre se servía sus «pequeños refrigerios», el patio donde solía entrenar, el bosque, el lago… dondequiera que volteara, todo irremediablemente le recordaría a su padre y su error, por el que él ya no estaba ahí. Extrañaba su sonrisa, sus ocurrencias con las que hacía rabiar y reír a su madre, cosas que ya no vería más porque jamás volvería estar con ellos y todo por su Culpa.

Mientras pensaba en todo eso, dos gruesas lágrimas rodaron por sus mejillas. De pronto, alguien llamó a la puerta.

  • Joven Gohan, ¿está despierto? –llamó una alegre voz desde fuera–. Vamos, es un hermoso día. Ya es hora de desayunar, su abuelo le espera.
  • ¡No tengo hambre! –fue la brusca respuesta.
  • ¿Qué dice? Vamos, le han preparado sus platillos favoritos. Además, no está bien que se malpase, usted es muy joven todavía y debe alimentarse bien para que crezca sano y fuerte y…
  • ¡Te dije que no tengo hambre, así que lárgate!

La mujer se quedó perpleja. Era obvio que estaba empeorando y todos en Palacio estaban muy preocupados por el estado de ánimo del pequeño; ya no era el mismo de antes y la mayoría había aprendido a tenerle miedo por sus repentinos estallidos. Los pocos que se animaban a atenderle, sabían que debían tratarle con sumo cuidado para evitar una mala reacción de su parte. Pero la mujer una de las trabajadoras más antiguas de palacio, parecía no temerle y siempre tomaba todo con una sonrisa, sin hacer caso de las continuas quejas del niño.

  • No digas eso, tu abuelito no desea comer solo… y ¿sabes?, tu mamá también está abajo y desea comer contigo.

Apenas terminó de decir eso, la puerta se abrió. ¡Su mamá! Gohan salió y se fue directo al comedor apenas dando un «gracias» por respuesta. Cuando llegó, vio a su abuelo y a su madre ya sentados a la mesa. Su abuelo esbozó una cálida sonrisa al verle. Él sólo sonrió levemente y vio a su madre que también le sonreía. Se sentaron a desayunar. Todo parecía transcurrir sin incidentes hasta que una de las cocineras trajo otra fuente llena de verduras hervidas y empezó a servirles. Cuando se acercó a Gohan…

  • No quiero comer, ya estoy lleno. Gracias.
  • No digas eso, hijo. Debes comer, te hace falta. Por favor, sírvale al niño una buena porción –ordenó su abuelo.
  • ¡Que no quiero comer! ¡No me oíste!

Gyuumaoh se quedó perplejo al oírle hablarle de esa forma tan grosera, pero mantuvo la compostura. La mujer no atinaba qué hacer; ese pequeño era verdaderamente impredecible y no tenía deseos de hacerlo enfurecer y, por otra parte, Gyuumaoh era el rey y su deber era obedecerle. La mujer que le había despertado entró en ese momento y le quitó la fuente de las manos, mientras le decía a la confundida cocinera que ya se podía retirar. Chichi le tocó un hombro pidiéndole que se calmara.

  • Vamos, joven Gohan. Coma, le hará bien.
  • ¡Dije que no!

La mujer no cejaba en su empeño y trataba de ser amable, pero a cada cosa que decía, Gohan se volvía más insolente hasta que Gyuumaoh no pudo más y le gritó:

  • ¡Escúchame bien, Gohan, ésta es mi casa y yo soy tu abuelo, así que vas a hacer lo que yo diga quieras o no, así que sírvanle ahora!

Cuando la mujer se acercó a servirle, Gohan de un manotazo tiró la fuente haciendo que las verduras se esparcieran por el suelo al tiempo que le gritaba a su abuelo:

  • ¡Pues no quiero y no voy a comer!, además ¡tú no eres mi padre!

Apenas había terminado la frase cuando ¡PLAF! un bofetón casi lo tumbó. Se dolió y dirigió una furiosa mirada al atrevido que le había hecho eso, para toparse con su madre que lo miraba furiosa. Hasta ese día ella no había reaccionado de esa manera, la mayor parte del tiempo estaba callada y parecía ausente, lo que lo dejó muy sorprendido, pero también dolido, no se lo hubiera esperado y mucho menos de ella.

  • ¡Me puedes decir qué te pasa, ésa no es manera de hablarle a tu abuelo ni ha esta buena mujer, ellos lo único que hacen es preocuparse por ti, por nosotros, y deberías estarles agradecido, ya bastante ha hecho tu abuelo con acogernos en su casa para que tú lo trates de esa forma tan grosera! Así que te exijo te disculpes, ¡AHORA MISMO!

Gohan no lograba decir nada, era su mamá, pero no sabía qué hacer. Sintió cómo le faltaba el aire, tenía que salir pronto de ahí, ya tampoco soportaba estar en ese lugar; para él ya no había lugar. Y tomando aire para mantener la poca calma que le quedaba:

  • ¡¡Pues no quiero hacerlo y ya estoy harto de todos, y de esta casa, ya no quiero seguir aquí, ME VOY!!

Dicho esto último, el pequeño salió y despegó para perderse en el horizonte, dejando en la mesa a Chichi, Ox S. y a la mujer verdaderamente afligidos.

Gohan volaba con los ojos anegados en lágrimas, él jamás les había gritado así, menos a su mamá, ellos no tenían la culpa de lo que le pasaba y eso lo hacía sentir peor, pero no sabía qué hacer, no podía evitar odiarse a sí mismo, esos sentimientos de rabia y frustración parecían consumirlo. Sentía un dolor lacerante en su pecho que cada día parecía hacerse más grande, voló lo más rápido que pudo, no tenía rumbo fijo, lo único que deseaba era estar solo y quizá no volver jamás.


Ya era tarde y en el horizonte negros nubarrones anunciaban una tormenta. Chichi observaba por la ventana, buscando una señal que le indicara que su hijo venía de regreso, mientras sombríos pensamientos cruzaban por su mente: ¿Qué tal si estaba perdido? ¿Y si estaba herido? ¿Y si Cell había vuelto del infierno para arrebatarle a su hijo? No, no, eso no podía ser, su hijo no, ¿es que acaso la vida no se había ensañado suficiente con ella? ¿No había sido suficiente con que Gokú ya no estuviera a su lado? ¿Es que acaso su hijo también? ¿Qué era aquello tan malo que había hecho para merecer semejante castigo? Gohan era lo único que le quedaba, su único motivo para seguir viviendo. Era inconcebible su vida sin él.

  • Hijo, regresa por favor, te necesito –susurraba al tiempo que tocaba el frío cristal de la ventana y una lágrima rodaba por su mejilla.

Ox S. se le acercó y puso una de sus enormes manos en el pequeño hombro de su hija. Le dolía verla así, era padre y la comprendía perfectamente.

  • Perdóname por favor, hija mía. Yo tuve la culpa, no debía haberle gritado de esa manera. Lo lamento tanto.

Chichi tocó la mano de su padre.

  • No, papá, no fue tu culpa, yo soy la culpable, no debí de haberle pegado, él todavía es un niño y no puede controlar sus emociones, yo soy quien tuvo que haberse controlado y no lo hice. Qué clase de madre soy.
  • La mejor, hija, y él lo sabe, así que no te culpes, no te hace bien. ¿Por qué no vas y te recuestas? Si llega, yo te avisaré, ¿te parece?
  • No me moveré de aquí hasta que él vuelva, no importa si tenga que quedarme toda la noche aquí, lo esperaré.
  • Pero hija…
  • No insistas, papá. Tú sabes que no voy a cambiar de parecer.
  • Está bien, como tú digas, entonces me quedaré contigo también.

Padre e hija se sentaron junto a la ventana esperando el retorno del pequeño, mientras afuera la tormenta se desataba, haciendo crecer la angustia de Chichi por la suerte de su hijo. Esperaron toda la noche, pero él no llegó. Apenas amaneció, Chichi decidió salir en su busca. No sabía cómo iba encontrarlo, pero lo encontraría aunque tuviera que mover cielo, mar y tierra. Pero Ox S. no estaba dispuesto ha dejarla ir así en ese estado, y fue tras ella para impedírselo. Chichi ya había abordado el coche y estaba lista para partir cuando Ox. S. la tomó del brazo.

  • Pero, ¿a dónde crees que vas?
  • A buscar a mi hijo. Quizá esté en peligro o herido y no puedo quedarme cruzada de brazos, mientras él está quién sabe dónde.
  • ¡No, no puedes ir! ¡No dormiste en toda la noche, conducir así es peligroso!
  • ¡Peor será si me quedo!
  • Vamos, por favor, hija. ¿Por qué mejor no descansas? Mientras, yo pensaré en algo.
  • ¡No! ¡Me niego a quedarme aquí sin hacer nada! ¡Iré quieras o no! Ya estoy lo suficientemente grandecita como para saber lo que hago!
  • ¡Pues no! ¡No lo sabes! –gritó mientras le agarraba de los brazos y la levantaba en el aire para sacarla del coche.

Como se atrevía a detenerla, eso era algo que no estaba dispuesta a permitir. Su hijo era lo más importante para ella y nada ni nadie la detendría para ir en su busca, con lo que empezó a forcejear para zafarse de su agarro. Ox S. estaba sorprendido, no creía que su hija fuera tan fuerte, así que se vio obligado a llamar a varios de sus guardias para que le ayudaran a sujetarla, lo cual sólo la hizo enojarse aún más y se revolvió furiosamente para quitárselos de encima, hasta que mandó a volar de una patada en el estómago a uno de ellos, y luego a otro, impulsándose en su propio padre volvió a golpear en la cabeza a otros dos, para luego lanzar sus piernas hacia atrás, encajándoselas en el estómago a su padre, lo cual le hizo doblarse de dolor y soltarle. Apenas se vio libre, Chichi corrió, se subió de un salto al coche y arrancó. A pesar del dolor, Gyuumaoh reaccionó viendo un tronco cerca y, emulando a Tao Pai Pai, lo lanzó justo enfrente, obstruyéndole el paso, lo que obligó a Chichi a dar un volantazo que la hizo estrellarse. Aprovechando el aturdimiento de ella, Gyuumaoh corrió hacia donde estaba y, propinándole un golpe en la nuca, la dejó inconsciente. Después, tomándola en sus brazos, la metió al castillo; era mejor así. Después de dejarla en su habitación, decidió llamar a Bulma y al maestro Roshi para que le ayudaran a buscar a Gohan donde quiera que éste estuviera.


Mirai Trunks se hallaba en la terraza, no podía dejar de pensar en esos ojos y de la última vez que lo vio. Había algo extraño en su mirada. Aunque sonreía, había algo que no encajaba en él y era precisamente sus ojos, esos ojos que le resultaban tan conocidos. Él había experimentado una tristeza similar y era por ello que sabía que algo no estaba bien. No se sentía tranquilo, tenía que regresar, se lo debía.

Mirai Bulma también estaba preocupada. Desde su regreso, Trunks se paseaba mucho por el hangar donde ahora estaba guardada la máquina del tiempo. Se la pasaba la mayor parte del tiempo pensando, como si algo le inquietara. ¿Pero qué? Ya no había amenazas en la tierra, había vencido a los androides y a Cell, ahora sólo reinaba la paz, la gente había regresado poco a poco a su vida normal y empezado a reconstruir sus ciudades de nuevo, además de hacer una enorme celebración para honrar al ahora salvador del mundo, su hijo Trunks, lo cual la hacía sentirse la más orgullosa y afortunada de las madres. ¿Qué sería?, se preguntaba, y mientras cavilaba, sus ojos se toparon con un retrato muy especial. Ahí en la foto estaban los tres: Trunks, ella y Gohan, al fondo se veía un parque, y sintió nostalgia por aquellos tiempos tan felices. De repente, una idea pasó por su mente. ¿Y si era eso? Quizá extrañaba a Gohan, sabía lo mucho que le hubiera gustado a Trunks que él hubiera estado ahí para compartir con él esos momentos tan felices y celebrar, quizá le dolía el saber que eso era imposible y que ese sentimiento de culpa hubiese vuelto de nuevo, pero… no, hacía unos días se había celebrado un homenaje póstumo en memoria de Gohan y su hijo se había mostrado sereno durante todo lo que duró el evento. Él mismo había sido el que se la había pasado consolándola.

Cuando lo entrevistaron para preguntarle cómo se sentía al respecto, él les había contestado que estaba feliz, por haber salvado a la Tierra y por no haber defraudado a su maestro. Aunque él no estuviera físicamente, sabía que él, en algún lugar, lo estaba viendo y le mandaba sus mejores deseos. Él mismo le había dicho que esa paz la había encontrado al regresar al pasado y ver a Gohan de nuevo, aunque fuera con unos años menos, y siempre le estaría agradecido por ello; verlo de nuevo había sido el mejor remedio para la tristeza de su hijo.

Pero… ¿entonces qué era? Por más vueltas que le daba al asunto, no encontraba una razón lógica, y no estaba dispuesta a quedarse con la duda, así que se dirigió a la terraza. Ya era de noche y las luces de la ciudad brillaban en todo su esplendor.

  • Trunks, necesito hablar contigo.

Trunks no la oyó. El muchacho parecía ausente.

  • ¡TRUNKS!
  • ¿¡Eh!? ¡Ah! Eres tú, mamá. ¿Qué pasa?
  • Eso quisiera saber yo, qué te pasa –Bulma se acercó y apoyó sus manos sobre la mesa para quedar frente a su hijo.
  • ¿Pasarme?
  • Sí. Dime, ¿sucede algo, hijo? Desde que regresaste te noto más callado que de costumbre. ¿Tienes algún problema?
  • No, nada, mamá, todo está bien.
  • Vamos, no mientas, has estado muy extraño. ¿Es que no confías en mí? Si hay algún peligro, tú sabes que no me acobardaré. No seré fuerte, pero si muy inteligente y ya ves lo que hemos logrado. Dime qué te traes entre manos.

Mientras decía esto arqueó las cejas y acercó su rostro hasta tenerlo a unos cuantos centímetros del de su hijo con una expresión de «O me lo dices todo o ya verás». Trunks se sonrojó de súbito al ser interrogado de esa manera tan vehemente por su madre, haciéndolo sentir muy nervioso.

  • No, na-nada de eso, mamá, je,je.
  • A mí no me engañas, así que empieza a hablar, jovencito.

Mirai Trunks respiró hondo y, evadiendo a su madre, se levantó.

  • ¿Sabes, mamá? Ya no tienes nada de qué preocuparte. He tomado una decisión. Regresaré al pasado.
  • ¡¿Quéee?!
  • Sí, eso es lo que he estado pensando durante todo este tiempo, y mañana partiré –dijo mientras en su rostro se dibujaba una extraña sonrisa.
  • Pero la máquina del tiempo no está en condiciones.
  • No te preocupes, ya me encargué de eso. Bien, buenas noches, mamá. Que descanses.

Dicho esto, le dio un beso y se metió al edificio. Mirai Bulma seguía sin entender, le sorprendía el repentino cambio de humor de su hijo y ¿ahora qué traería entre manos? Pero no insistió más. Cuando a Trunks se le ocurría algo, nada ni nadie era capaz de hacerlo cambiar de opinión y, al igual que su padre, jamás revelaba los motivos de sus decisiones. Bueno, ni siquiera sus decisiones. No cabía duda, se parecía mucho a Él.

Amaneció, y Trunks y la máquina del tiempo ya estaban casi listos, pero antes tenía que hacer algo más. Mientras M. Bulma afinaba algunos detalles, él enfiló hacia un lugar que había visitado antes de su primer viaje. Cuando llegó, pudo ver una gran cantidad de flores aún frescas, depositadas por personas de distintas partes del mundo como un tributo al hombre que murió peleando por ellos y dejando en Trunks un rayo de esperanza para la Tierra, con la certeza de que él libraría al mundo de esas amenazas, esperanzas que no fueron en vano. Observó las otras dos tumbas al lado y sonrió, los padres de Gohan también habían recibido flores. «Ahora están juntos de nuevo», pensó, y se sentó junto a la tumba de su maestro. Observando a su alrededor, sintió como una extraña tranquilidad lo envolvía y lo hacía sentir sereno. Quizá nadie lo entendiera, pero en ese sitio tan lúgubre él también había hallado un poco de esa paz que tanto había necesitado. Quien sabe por qué, pero así era. Mientras, meditaba en lo que iba a hacer, ordenando sus ideas. Era necesario el asunto. Así lo ameritaba. Después de ello, Trunks se levantó y elevó una pequeña oración frente a la tumba de su amigo y maestro:

  • Gohan, gracias por todo lo que hiciste por mí y mi mamá, por tus enseñanzas, por tu amistad, te debo mi vida y creo que ya va siendo hora de que empiece a pagar un poco esa deuda que tengo contigo. Sé que es lo menos que puedo hacer por ti, así que deséame suerte… hasta pronto, amigo –y haciendo un ademán de despedida, emprendió el vuelo hacia la C. Corp. Y hacia el pasado.

Piccoro, Krilin y los demás guerreros Z, incluyendo a Vegeta, habían emprendido la búsqueda de Gohan. Recorrieron todo el planeta, pero nada, parecía que la tierra se lo hubiera tragado. Para colmo, no podían sentir su Ki, Gohan había tenido el cuidado de apagarlo. No sabían qué más podían hacer, pero continuaban buscando, no podían regresar sin él. Por su parte, Vegeta había decidido ir solo. No tenía la más mínima intención de ir con esos sujetos tan desagradables como él los consideraba. Tenía otros medios y la ventaja de ser Sayajin al igual que ese niño y sólo entre sayajines se entenderían. Él no podía permitir que ese niño se siguiera comportando así, eso era inadmisible para él, un sayajin jamás debía llorar ni mostrarse débil ante los demás por mucho dolor que éste sintiera. Que le tuvieran lástima a un Sayajin, por muy mestizo que fuera, era algo que lo enfermaba. Así que él tendría que ponerle fin a eso. Pero primero debía encontrarlo antes que los demás y si no podía hacerlo mediante el Ki, entonces lo buscaría como antaño en sus tiempos de soldado lo habría hecho, con lógica y olfato.

  • ¿A dónde iría si deseaba estar completamente solo y sin nadie que lo importunase? Mmmmmh, pues lo más seguro que a una isla o montaña lejana –pensaba mientras se frotaba la barbilla–. A esos lugares iba cuando no deseaba la compañía de nadie.

Según lo dicho, él había enfilado hacia el Sur y hacia allá se dirigió, concentrándose en captar su olor o alguna pista que lo llevara hacia él. Sobrevoló el mar durante largo rato, volando lo más bajo posible al divisar varias islas y cuidando de no quedar atorado entre las ramas (qué estúpido se vería el príncipe de los sayajin vuelto de cabeza entre varios árboles, ¡qué humillante!, pensaba), pero nada. Continuó hasta que divisó tierra y más allá unas enormes montañas, algunas casi tan altas e imponentes como la torre Karín. Se internó entre ellas y decidió elevarse un poco más, quizás estuviera en la cima de alguna de ellas. Grandes ráfagas de viento se colaban por las grietas y entre las montañas para terminar golpeándole en la cara, pero nada, ni una señal de él, y descendió de nuevo; de repente, las montañas se abrieron a su paso y distinguió un valle que le resultó muy familiar. Siguió más adelante, estaba completamente despoblado, cuando de repente cayó en la cuenta de donde estaba, ¡era el valle cercano adonde se había realizado el Cell Game! Volando más bajo, se concentró. Quizás estuviera aquí y algo le decía que así era. Pasó un rato, ya pronto llegaría al lugar exacto. Cruzó entre dos enormes rocas y ahí estaba el valle, mudo testigo de aquella batalla, y su sorpresa fue mayor cuando descubrió en medio del cráter donde estuviera la plataforma a ¡Gohan!

Se detuvo repentinamente y descendió casi a su lado. Ahí estaba sentado, y parecía no haberse percatado de su presencia. Tenía la vista perdida y se notaba que había llorado. Al ver que no se movía, Vegeta pateó una piedra que se estrelló en una de sus piernas. Gohan al punto reaccionó, se quedó sorprendido al verlo y de un salto se incorporó.

  • ¡Señor Vegeta! ¿Qué hace aquí? ¿Cómo me encontró?
  • Tengo mis medios –dijo mientras se acercaba a él.
  • ¿Qué quiere? –le preguntó en tono desganado. Sabía a lo que venía y él no estaba con ánimos de oír sermones.
  • ¡Saber qué demonios te pasa! ¡Ya es hora de que te empieces a comportar como el guerrero sayajin que eres!
  • Y eso a usted qué le importa –Eso era lo único que le faltaba: que Vegeta fuera a reclamarle.
  • ¡Mucho! ¡Ya estoy harto de verte actuar como una niñita llorona!
  • ¡Y yo ya estoy harto de que me molesten! ¿Por qué no me dejan en paz?, y-yo sólo soy un niño tonto.

Gohan ya no pudo continuar. Sintió un enorme nudo en la garganta. Evitando la mirada de Vegeta, comenzó a llorar. A este último le enfureció su reacción, no podía dejar que se diera por vencido así como así, se las debía y tenía que pagárselas. Ese niño era el ser más poderoso del universo en esos momentos, un contrincante con el cuál tenía que medirse. Lo había humillado en el Cell Game y tenía que demostrarle que él era el más fuerte.

  • ¡¡Déjate de lloriqueos y demuéstrame tu poder!!

Diciendo esto último, lo obligó a levantarse de un tirón y lo empujó.

  • ¡Vamos, qué esperas! ¡PELEA!

Vegeta se alejó y se puso en posición de combate. Gohan ni siquiera se movió. Seguía en la misma posición con los brazos caídos y la vista clavada en el suelo. No parecía dispuesto a más, lo que exasperó a Vegeta como nunca. Cómo odiaba a los débiles de carácter. Y sin más, empezó a gritarle.

  • ¡Qué, piensas quedarte como idiota todo el maldito día! ¡Vamos, pégame o es que me tienes miedo! ¡Eres igual que el imbécil de tu padre! ¡¡Sí, él era sólo un imbécil, un maldito cobarde que SE SUICIDÓ POR IDIOTA, pero qué más se podía esperar de alguien que sólo tiene aire en el cerebro y que…!!
  • ¡¡YAAAA, YAAAAAA, CÁLLESE!!

Vegeta ya no pudo terminar la frase, porque un fuerte puñetazo lo mandó a tierra. Con eso le había bastado a Gohan.

  • ¡¡CALLATE!!, NO PERMITIRÉ QUE SIGAS INSULTANDO A MI PADRE, ¡¿ME ENTENDISTE?!

Vegeta se incorporó, satisfecho del resultado. Vio a Gohan colocarse en posición, lo había sorprendido, pero le enseñaría quién era él, así que agregó:

  • Vaya, ya era hora de que reaccionaras. Pues bien, a pelear. Quiero que me demuestres todos tus poderes a menos que quieras que siga diciendo todo lo que pienso del imbécil de Kakarotto.

Gohan apretó puños y dientes, eso era para sulfurarse. Vegeta elevó al máximo su poder, era el inicio de una gran batalla.

  • Muy bien, si eso es lo que quiere. –terminó diciendo el pequeño.

Al momento concentró toda su energía y en cuestión de segundos alcanzó el nivel de SSJ2, dejando completamente sorprendido a Vegeta. No creía que ese niño pudiera elevar en tan poco tiempo su poder de pelea para obtener ese nivel, y sin más se lanzó contra él, quien apenas alcanzó a cubrirse. Gohan empezó a propinarle varios puñetazos que lo hicieron retroceder, la velocidad a la que peleaba era en verdad impresionante, no le daba tiempo de nada. Cuando creyó que podría atacarlo, el pequeño lo sorprendió al propinarle un rodillazo en el estómago que le sacó el aire, acto seguido le tomó de una pierna y salió disparado hacia el cielo, haciendo una vuelta en U regreso a tierra y lo azotó con todas sus fuerzas contra el duro suelo, que se hizo añicos con el impacto. Gohan parecía no dispuesto a dar tregua. Vegeta trató de incorporarse, pero apenas lo hizo, el chiquillo le propinó una patada en las costillas que lo lanzó hacia un lado, dejándolo boca abajo. El dolor que le sobrevino era muy fuerte. No podía creerlo, ese niño peleaba como jamás creyó. En cuestión de segundos lo había dejado en ese estado. Al alzar la vista vio que Gohan ya estaba sobre de él y encendió un Energy Dan que colocó cerca de sus ojos. Vegeta pudo ver su expresión, estaba decidido a matarlo, esa miniesfera era más letal de lo que parecía, ahí estaba concentrado su máximo poder y si el así lo deseaba lo desintegraría en el acto. El SSJ2 era en verdad un nivel impresionante, pero por sobre todo le había impresionado la capacidad de reacción de ese niño a pesar de su estado de ánimo. No encontraba modo de evitar el golpe, al mínimo movimiento él lo haría pedazos con ese ataque, era muy veloz y ya le había demostrado que podía anticipar todos sus movimientos.

  • Maldita sea –murmuraba Vegeta. Ese niño estaba fuera de su alcance. lo observó con furia y gritó–: ¡¡Va…vamos, mocoso idiota, acaba de una vez!!

Nunca pediría piedad, eso era algo inconcebible para el Príncipe de los Saiyas. Si iba a morir, sería con la frente en alto.

Lejos de eso, Gohan lanzó la esfera hacia otro lado, abriendo un enorme cráter. Acto seguido, volvió a su estado normal y, dándole la espalda, se encaminó al borde del primer cráter donde Vegeta lo había encontrado y se quedó parado contemplando el valle. La pelea había terminado tan abruptamente como había empezado. Vegeta, por su parte, no daba crédito a lo que había pasado –»pero qué se creía ese chiquillo insolente al hacerle eso»–. Se incorporó, dispuesto a continuar la pelea; nadie lo humillaba así y se quedaba tan tranquilo. –»Idiota»–. Hubiera preferido mil veces que lo matara. Se abalanzó sobre Gohan, propinándole una patada en la espalda que lo lanzó dentro del cráter, fue tras él, pero se detuvo. El niño se hallaba inmóvil. Lo observó incorporarse a medias y quedar sentado de nuevo.

  • ¡Pero qué te pasa! –le preguntó, y tomándolo por la camisa empezó a agitarlo mientras le reclamaba–: ¡¿Es que no tienes orgullo?! ¡Vamos, pelea, quiero derrotarte! ¡¿Por qué no dejas de autocompadecerte y te pones a entrenar como es debido?!

Al no verle reaccionar, Vegeta lo lanzó furioso. Gohan sólo se levantó y se sentó de nuevo como si nada.

  • ¿Por qué?
  • ¿Eh? ¿Por qué qué demonios?
  • ¿Por qué quiere que entrene? ¿Para qué? Al fin y al cabo sería lo mejor, ¿no? Incrementaría su poder y me superaría, sería el más fuerte, ¿no es eso lo que quiere?
  • Tú no entiendes nada, de esa manera para mí no vale la pena. Mi objetivo es convertirme en el ser más poderoso del universo, superar a todo aquel que se diga más fuerte que yo y tú eres un obstáculo a vencer.
  • Sólo eso –Gohan bajó la cabeza triste.
  • ¡¡¿»Sólo Eso» has dicho?!! Esa es mi razón de ser.
  • Dígame… ¿y no le interesa nada más que eso?
  • No –le respondió secamente.
  • ¿Ni siquiera su familia?

Vegeta esta vez calló y ahora que tenía que ver su familia en esto. Gohan continuó al ver que él se había quedado callado.

  • Me gustaría ser como Usted.

Ahora sí que estaba sorprendido, en su vida hubiese esperado que él le dijera semejante disparate. Gohan siguió hablando con un tono de voz apenas audible:

  • Para que sólo me interesara ser el más fuerte, sin importarme qué le pasara a los demás, así quizá no estaría sintiéndome como me siento ahora, al contrario, creo que estaría contento por ser tan fuerte y haber derrotado a un enemigo tan poderoso como Cell, pero… la verdad es que no es así…

Gohan estrujó la tela de su pantalón como si estuviera apunto de desgarrarlo, mientras apretaba sus ojos como intentando que sus lágrimas no escaparan más, para terminar con un tono de enorme amargura en su voz:

  • Al final de cuentas eso NO SIRVE DE NADA, porque aunque sea el más fuerte del universo eso no le devolverá la vida a mi papá, eso no cambia en nada las cosas ni las cambiará ¡JAMÁS!

Apenas terminó de decirlo, Gohan se encogió y comenzó a llorar esta vez con más fuerza, Vegeta no atinó a decir ni hacer nada, podía percibir la tristeza de ese niño hasta en el aire, recordó cuando Cell mató a Trunks y lo que sintió, fue una experiencia verdaderamente dolorosa y también fue la primera que vez que supo qué era perder a un ser querido, comprendiendo en toda su magnitud las razones de Gokú para luchar de esa manera, no sólo por el placer de pelear con alguien más fuerte, sino para proteger a los que más amaba. Volvió a fijar su vista en Gohan y recordó su dolor ahora reflejado en él, sólo él sabía lo que había sentido y sólo él lo sabría; decidió no insistir más por ahora, respetaría su dolor. Se sentó en una roca cercana y se quedó un rato sin decir palabra, como guerrero sayajin había aprendido a respetar el silencio del compañero y en esos momentos las palabras salían sobrando.

De pronto percibieron varios Ki que se acercaban, seguramente eran los demás guerreros.

  • Deben ser esos tontos –murmuró Vegeta mientras se incorporaba.

Gohan también los había sentido. Lo que menos deseaba era ver a más gente y tener que oír más regaños; y como si le hubiera leído el pensamiento, Vegeta inesperadamente le dijo:

  • No los quieres por aquí, ¿verdad?

Gohan negó con la cabeza, perplejo. Su rostro se hallaba bañado en lágrimas.

  • Bien, me desharé de ellos. –Y emprendió el vuelo. No se había alejado mucho cuando Gohan le gritó. Vegeta volteó, para encontrárselo de pie y con una ligera sonrisa dibujada en el rostro.
  • Gracias, Señor Vegeta.
  • ……

Él sólo le hizo una seña de despedida, y se fue mientras pensaba: «Sólo por ahora, pero tienes una cuenta pendiente conmigo».


Trunks hacía rato que había llegado. Había estado en el Flypan Yama, pero no había encontrado a Gohan y Gyuumaoh lo había puesto al tanto de los últimos acontecimientos. Después había ido a ver a su mamá y a Chichi, le preocupaba su estado, la consideraba otra madre para él, y quien sin más se había desahogado con él mientras le contaba lo sucedido y le pedía que por favor encontrara a su hijo.

  • No te preocupes, tía Chichi, te prometo que lo encontraré y regresaré con él sano y salvo.
  • Gracias, hijo, te lo agradezco.

Eso le había prometido antes de salir por la ventana y emprender el vuelo.

Mientras volaba, pudo percibir el ki de los demás guerreros que venían de regreso. Desafortunadamente no percibió el Ki de Gohan entre ellos, aunque quizás supieran algo de él, pensaba.

Todos los guerreros se sorprendieron al verlo y preguntaron si no había problemas de nuevo, aclarando cómo estaban las cosas, aunque quedó más sorprendido al ver a su padre entre ellos, no sin antes reparar en sus ropas, que se hallaban desgarradas.

  • Papá, ¡qué haces aquí! –preguntó sin poder disimular la alegría que le causaba verlo de nuevo.
  • Como ves, buscando al hijo del inútil de Kakarotto –dijo mientras esbozaba una pequeña sonrisa; a Vegeta también le daba gusto verlo.
  • Oye, papá, y ¿cómo está?
  • Digamos que…

Antes de que pudiera decir algo, Krilin lo interrumpió:

  • Pues anímicamente mal, pero físicamente como nunca, nada más fíjate la paliza que le puso a tu padre por impertinente. ¡Ja, ja, ja, ja!

(Todos con gota en la cabeza)

  • El único impertinente que veo por acá es a ti, Krilin –menciona por lo bajo Piccoro (y cómo no, si se atrevió a hablarle así a ¡Vegeta!)
  • ¡¡QUÉ INSINUAS MALDITO INSECTO, CÓMO TE ATREVES A HABLARME ASÍ, A MÍ, AL PRÍNCIPE DE LOS SAYAJIN!! SERÁ MEJOR QUE CIERRES TU ESTÚPIDA BOCA, O ME VERÉ OBLIGADO A MANCHARME LAS MANOS CONTIGO, GUSANO.

Al ver su mirada asesina tan típica de él, Krilin traga saliva. Sabe que en un arranque, este tipo SÍ sería capaz de borrarlo del mapa sin más.

  • ¡Gulp! Je je, está bien, no tienes porqué enojarte, Vegeta.
  • ¡¡Calvo Idiota!!

Los demás sólo desvían la mirada hacia el cielo. Krilin y sus brillantes comentarios… sería mejor que mantuviera la boca cerrada si es que quería seguir vivo y cumplir su sueño de casarse. Trunks mira apenado la escena, su padre jamás cambiará.

Olvidándose de Krilin (reconsideró, no era necesario perder su valioso tiempo con él), Vegeta continúa:

  • Y si quieres hablar con él, es mejor que regreses por donde has venido. Como le dije a estos cretinos, él no quiere hablar con nadie.
  • Entiendo, pero a eso he venido y no pienso retractarme. Así que nos vemos luego, papá.
  • Haz lo que quieras.
  • Gracias.

Piccoro le puso una mano en el hombro.

  • Bien, lo dejamos todo en tus manos. Tu padre dice que está en el Valle donde se realizó el Cell Game. Suerte.
  • Gracias, Señor Piccoro. Hasta pronto, amigos.

Trunks levanta un pulgar como seña de que todo estará bien y enfila hacia el valle. A Vegeta le enorgullece el carácter de su hijo, no deja que nada ni nadie influya en sus decisiones. Definitivamente se parece a él.


Gohan se hallaba absorto en sus pensamientos, cuando sintió un Ki familiar dirigirse a él. Se levantó para percibirlo mejor. No podía ser, pero era él, sintió cómo su corazón se aceleraba y una inexplicable alegría inundó su corazón cuando lo vio aparecer en el horizonte; quizá no deseara la compañía de nadie, pero con él era diferente. Siempre se había sentido a gusto a su lado y se entendían bien, pero ¿qué hacía aquí? ¿Acaso él sabía lo que le estaba pasando? Vaya, eso quería decir que como actor era pésimo o quizá los demás ya lo habían puesto al tanto; aunque al final de cuentas, eso ya no importaba.

El muchacho aterrizó frente a él. Durante largo rato se miraron sin pronunciar palabra, pero en sus expresiones podían decírselo todo sin necesidad de éstas. Se habían extrañado mucho y Gohan le necesitaba tanto en esos momentos. A Trunks sólo le había bastado verlo para corroborar sus sospechas.

  • Gohan, ver por favor –le dijo mientras le tocaba el hombro y se elevaron para sentarse en una de las rocas cercanas. Mientras veían el horizonte, y los dos chicos eran alumbrados por los últimos rayos del sol, Trunks trataba de ordenar sus ideas.
  • Dime, Gohan, aquí has venido todo este tiempo, ¿no es así?
  • ¿Eh? ¿Cómo lo sabes?
  • Bueno, tu mamá me contó que la mayoría de las veces te ibas todo el día y regresabas por las tardes. Además, mi padre te encontró aquí.
  • Ah, por eso. Es extraño, ¿verdad?
  • No, no lo es. ¿Pero a ti qué te hace venir aquí?
  • Sabes, me gusta estar aquí, éste fue el último lugar donde estuvo mi papá, aquí lo vi por última vez, aunque cada vez que estoy aquí termino recordando todo lo que sucedió con Cell, la batalla, el rostro de mi padre y esa sonrisa cuando se despidió de mí para siempre y termino sintiéndome peor que antes. A pesar de ello, no puedo dejar de venir, porque aunque estar aquí me hace sentir tan mal, es el único lugar en todo este planeta en el que me siento a gusto también. Es muy extraño.
  • Te entiendo, y no, no es extraño. Yo alguna vez me hallé en tu lugar, pero vencí ese dolor y sigo aquí.
  • Sí, pero no soy tú. Yo no tengo tu misma fuerza, tu vida fue muy dura por todo lo que esos androides hicieron y pasaste por muchas más cosas difíciles. Yo, en cambio, he vivido la mayor parte de mi vida con tranquilidad, sin preocuparme de casi nada, todo lo he dejado en manos de los demás, siempre he sido un niño consentido y débil, he tenido la ventaja de tener las Esferas del Dragón, siempre había la esperanza de revivir si alguien moría, jamás supe lo que era enfrentarse a la muerte de la misma forma que tú, hasta ahora.
  • Quizás tengas razón, pero también has pasado por cosas difíciles. No deberías subestimarte y darte por vencido tan fácilmente, eres más fuerte de lo que te imaginas.
  • Es que no entiendes, era mi papá, confió en mí y lo defraudé. Creyó en mí como nadie y por mi culpa está muerto y jamás volverá, ¿es que no lo ves? Fallé, le fallé a todos.
  • Sí, pero entiende por favor, eso ya pasó, con lamentarte no remediarás nada.
  • ¡¡¿Y qué quieres que haga, que lo olvide?, ¿tú crees que es fácil?!! ¡¡PUES NO, NO LO ES!!

Gohan se levantó repentinamente, al verlo tal alterado, Trunks trató de calmarlo y suavizó el tono de su voz; por lo que Gyuumaoh y Chichi le habían dicho, la muerte de Gokú le había afectado mucho, pero no creía que tanto. Debía ser más cuidadoso.

  • No, por favor, Gohan. Escucha, yo no quise decir eso, cálmate por favor.

Pero Gohan no lo escuchó:

  • No me calmaré. Tú no sabes nada. ¡NADIE SABE COMO ME SIENTO, NADIE ME ENTIENDE!
  • Pe…pero Gohan, no tienes que ponerte así, disculpa.
  • ¡VETE! ¡NO QUIERO ESCUCHARTE! ¡ERES IGUAL QUE LOS DEMÁS!
  • Gohan, yo…
  • ¡¡YA BASTA, YA ESTOY HARTO!! ¡¡CREÍ QUE TÚ SÍ ME ENTENDERÍAS, PERO NO ES ASÍ, VETE, DÉJAME SOLO!!

Trunks apretó los puños y cerró los ojos. Hasta ese momento había tratado de ser amable y comprensivo con Gohan, le había hablado con tranquilidad pensando en que de esa manera él se sentiría en confianza y platicarían mejor, pero parecía no estar dando resultado. Entre más amable se portara Gohan, se ponía peor y seguía lamentándose de su desgracia y eso era algo que él no iba a soportar. El joven saiya no resistió más. Encarando a Gohan:

  • ¡¡¿PUES SABES?, QUIENES DEBERÍAN ESTAR HARTOS SON LOS DEMÁS, TU MADRE Y YO!! ¡¡SE NOTA QUE TE GUSTA SER LA VÍCTIMA ¿NO?!! ¡¡QUÉ CÓMODO, TÚ TE LAMENTAS, NO HACES NADA Y TODOS LOS DEMÁS AL CARAJO ¿NO?!! ¡¡QUÉ FÁCIL Y CÓMODO, ¿VERDAD?!! ¡¡TE GUSTA QUE LOS DEMÁS SE LA PASEN PREOCUPÁNDOSE POR TI MIENTRAS TÚ SIGUES EN TU PAPEL DE VÍCTIMA Y SI ESPERABAS A QUE TE DIJERA QUE ESTABA BIEN LO QUE HACÍAS PUES TE EQUIVOCAS, PORQUE NO LO ESTÁ!!

Gohan lo mira perplejo, nadie le había hablado de esa manera, todos habían sido amables y considerados con él y nadie le había reprochado su conducta. Hasta el Sr. Piccoro. y Vegeta, que después del incidente de hacía un rato no volvió a insistir. No hubiera esperado esa reacción de Trunks, de él menos que de nadie y trató de defenderse.

  • ¡¡Pero tú no entien…!!
  • ¡¡YA BASTA!! ¡¡No me digas que no sé nada, claro que lo sé, hace tres años en mi tiempo un par de malditos androides mataron a Mirai Gohan!!

Gohan se quedó estático, la muerte de ese guerrero, su muerte, de la que Trunks se negó a darle más detalles. Durante el tiempo que permaneció en su línea temporal, a nadie le platicó acerca de ese suceso que lo marcó e influyó a que él viniera a esta época. Silencioso, esperó a que él continuara. En sus ojos pudo percibir su dolor y su gran tristeza.

  • Ellos lo mataron sin piedad, sin importarles lo que provocaran con su muerte, sin importarles que nos quitaran la esperanza de un mundo mejor. Dime cómo crees que me sentí, tenía 13 años cuando él fue asesinado, no sabes lo que fue para mí encontrar su cuerpo mojado por la lluvia, muerto en un charco de agua y sangre. Cómo quise que todo eso fuera una maldita pesadilla, pero no lo era. Quise morirme, esa vez sentí que por dentro todo mi ser se hacía pedazos y una enorme rabia empezaba crecer en mi interior. Mirai Gohan era una parte de mí que ya jamás iba a volver. Cómo maldije ese día, a ese par de malnacidos y cómo me maldije a mí mismo por no haberme dado cuenta de lo que él planeaba hacer, por no haberlo ayudado.
  • Trunks…

Trunks se detuvo un momento en su relato para tomar aire, le era difícil rememorar esos sucesos tan dolorosos. Pero ya no había marcha atrás, lo había dicho. Más calmado, continuó:

  • Él no fue sólo mi maestro, fue mi único amigo, hizo todo lo que pudo para que alcanzara mi estado de SSJ, un nivel que jamás vio y que tuve la desgracia de lograr cuando murió. ¿Sabes?, no sólo viví un infierno de 3 años después de su muerte, también se lo hice vivir a mi madre, ¿que no te das cuenta? En estos momentos, allá en el Flypan Yama, tu madre también está pasando lo mismo y yo no quiero que ni ella ni tú sufran de esa manera, tienes tanto por delante y me niego a que tengas que vivir todo lo que yo viví.

Gohan sólo lo observaba, en su rostro había una tristeza enorme y una verdadera angustia. Estaba sorprendido por esa revelación, Trunks sólo le había mencionado unos detalles de su muerte, pero siempre evitó hablarle de lo que había sentido. En aquella ocasión, él había decidido no insistir más por temor a hacerlo sentir peor, sólo brindándole a su manera el consuelo de darle el perdón en nombre de Mirai Gohan. Sus pensamientos se vieron interrumpidos por el muchacho.

  • Sabes… en esos 3 años entrené muy duro. El único objetivo que me daba el deseo de seguir vivo era matarlos y así vengar la muerte de Mirai Gohan, ya nada me importaba más que eso, entrenaba hasta terminar extenuado, sometiéndome a las peores condiciones. No medía las consecuencias y varias veces estuve a punto de morir. Mi madre siempre estuvo ahí, vivía angustiada por mí y sólo Dios sabe lo que tuvo que pasar por mi culpa, y sin decírmelo creó la Máquina del Tiempo. Ella no quería ver cómo su único hijo se suicidaba. El día que fui tras ellos, ella me dio esa opción, volver al pasado y evitar la desgracia o irme tras esos sujetos y acabar con toda esperanza de tener un futuro, pero a mí no me importó, estaba tan preocupado con mi venganza que me olvidé de ella y de que también estaba sufriendo, y tú lo estás haciendo, tu mamá no sólo ha perdido a su esposo, sino que está perdiéndote a ti también o ¿es que acaso crees que ella no siente? ¿O ya no te importa?
  • Yo… yo no sé… Sí me importa, pero…
  • Gohan, no hay peros que valgan, el pasado ya se fue, pero tienes un presente y puedes hacer mucho más de lo que crees. Cuando fui a pelear contra esos monstruos, fracasé. Gracias a Dios, sobreviví, pero por poco y estuve a punto de echar a perder todo aquello por lo que Mirai Gohan peleó. Durante mi recuperación reflexioné sobre muchas cosas, y platicando con mi madre entendí por fin porqué él se sacrificó por mí. No fue sólo por salvar mi vida, sino porque él creyó en mí como la esperanza de salvación para nuestro mundo, tuvo más fe de la que yo mismo me tenía y me lo demostró de esa manera, y tu padre hizo lo mismo por ti, Gohan. Creyó con todo su corazón y no se equivocó: la Tierra sigue aquí gracias a ti.
  • Pero, ¿y su vida? ¿Dónde queda su vida? Yo sí tenía el poder suficiente para haberlo salvado y no lo hice, -¡snif!-

Gohan estaba a punto de llorar de nuevo, cuando sintió el brazo de Trunks rodeándole.

  • Gohan, ¿tú querías que tu papá se muriera?
  • No, jamás.

Gohan puso una cara de total consternación.

  • Vamos, no me malinterpretes. Si te digo esto, es porque quiero que entiendas que ésa jamás fue tu intención. Yo sé, al igual que todos los demás, que tú hubieras dado tu vida por él.
  • Sí, pero no sirvió.
  • No, no es así. No eres Dios para saber qué es lo iba a suceder, date cuenta de ello. Jamás quisiste eso, nunca lo hiciste a propósito y eso es lo que en verdad cuenta. Nadie te está culpando por ello, el único que se culpa eres tú mismo y nadie más. ¿O es que quieres decir con eso que tú no perdonas?
  • ¡¡Qué!! ¡¿Perdonarte yo?!
  • Sí, por no haber salvado a Mirai Gohan. Aunque tú digas que me perdonas, quizá él no.
  • ¡¡No digas tonterías!! Mi mundo y el tuyo se formaron cuando mi papá murió por esa enfermedad del corazón y hasta antes de esa muerte, Mirai Gohan y yo éramos uno solo, y lo seguimos siendo en cuanto a sentimientos. «Uno Solo», todo lo que él hizo, yo también lo hubiera hecho.
  • ¿De veras?
  • Él no tendría nada que perdonarte. Nada. Para nosotros están primero nuestros seres queridos, verlos felices es lo más importante. Antes que nosotros mismos están ellos, siempre. Él sintió el mismo cariño que yo siento por ti, sé que murió feliz porque su sacrificio valió la pena y sé también que hasta el último momento te recordó así, con cariño y sin rencor. ¡Y si yo tuviera que morir por ti, lo haría sin dudarlo!
  • Entonces, ¿por qué no te convences de eso tú mismo?
  • ¿Qué?
  • Sí, Gohan. Tú y tu padre tienen el mismo corazón, aman con todas sus fuerzas y dan todo por los demás. Él hizo exactamente lo mismo por ti, porque eras SU hijo, y no sólo por eso, también lo hizo por la Tierra, porque en este planeta también vive la mujer que más amó en su vida, también murió por ELLA y te dejó la responsabilidad de cuidarla y protegerla en su lugar. Gohan, cuando vine aquí, encontré la paz que tanto necesitaba al verte y saber que en verdad me has perdonado, me dan un alivio aún más grande, tu padre no te perdonará porque no tiene nada de que perdonarte. Quien debe perdonarse eres tú mismo. Durante todo este tiempo, el único que se ha culpado eres tú, te odias a ti mismo y piensas que los demás te odian cuando no es así. Quizá tú no puedas ver a tu padre de nuevo, pero has lo que él tanto hubiera deseado que hicieras.
  • ¿Lo que hubiera deseado?
  • Sí, que fueras feliz, que nunca te rindieras y que cuidaras de su esposa, de tu mamá, que ahora te necesita más que a nadie en este mundo. Él no murió para hacerte sentir miserable, lo hizo porque te quiso y te quiere, por darte un futuro. Y lo que tienes que hacer si quieres encontrar la tranquilidad que tanto necesitas es simplemente: PERDONARTE A TI MISMO.

Trunks calló y dejó de abrazarle, para ver el efecto que le habían causado sus palabras.

Una tormenta se desataba en el interior de Gohan, asimilando cada una de las palabras de Trunks, su tragedia, su padre, él, la similitud entre sus sentimientos, sus madres; sintió como si le quitaran una venda de los ojos, ¿cómo era posible?, ¿cómo pudo ser tan egoísta? Estaba tan ocupado lamentándose que no pensó que también ella estaba sufriendo y que los demás también sufrían. Había olvidado esa promesa por completo y, lo peor, la había olvidado a ella. ¿Qué pensaría su padre de él? Trunks, que pareció adivinarlo, le puso una mano en el hombro y le dijo:

  • Vamos, ánimo, no todo está perdido, estás a tiempo y tienes toda una vida que vivir –mientras le esbozaba una cálida sonrisa.

Era como si le hubieran quitado un enorme peso de encima. Respiró hondo y emitiendo algo así como un pequeño gemido se abrazó a Trunks fuertemente y rompió a llorar de una manera que lo hacía agitarse y agitar a Trunks también. Pero este llanto era distinto, no era de dolor o frustración, era de felicidad y de alivio, por encontrar esa tranquilidad y esa paz que tanto había deseado, era como si a través de Trunks su padre se hubiera comunicado con él y le hubiese dado el consuelo que tanto necesitaba.

  • Gracias, Trunks, gracias por estar aquí, gracias por venir, gracias… –le repetía una y otra vez entre sollozos.
  • Ni lo menciones. –Y agregando algo que Gohan ya no alcanzó a oír–: «Te lo debía, Sensei Gohan».

Y así, unidos en un fraternal abrazo, Gohan encontró la paz que tanto necesitaba, y Trunks la felicidad de compensar un poco a la persona que tanto había hecho por él.



Anochecía en el Flypan Yama y a lo lejos los dos chicos distinguieron las luces del pueblo y el castillo. Todos se hallaban afuera, sorprendidos de verlos llegar sanos y salvos. Apenas pisaron tierra, Chichi se abalanzó sobre su hijo abrazándolo con tanta fuerza que Gohan creyó morir asfixiado y, como pudo, correspondió abrazándola también. Chichi alzó los ojos para toparse con el joven de los cabellos morados, de nuevo estaba en deuda con él, y le sonrió dándole gracias por todo lo que había hecho. Apartó a Gohan un poco para verlo bien, y al igual que todos los demás, lo observó sorprendida. Su expresión era distinta y sonreía, su ki también, no había amargura, ni tristeza, de él emanaba una paz que se antojaba inmensa. Ninguno supo qué fue lo que Trunks y Gohan hablaron esa tarde, ése era su secreto, compartido sólo por ellos dos. Lo único que los guerreros sabían es que, fuera lo que fuera, él había obrado un milagro.

 

F I N
 

N. del A.: Bien, éste es mi primer Fic, espero sea de su agrado, hacía tiempo que rondaba en mi mente, y pensé que de la serie era un vacío necesario de llenar y éste fue el resultado, tardé un rato más del que creía. Y está basado en una historia real, porque fue el caso de una amiga muy querida para mí y así que donde quiera que estés, Mónica, éste es un pequeño tributo para ti y tu mamá (Q.E.P.D.) y dedicado a todas aquellas personas que han perdido a un ser querido, que sepan que en esta vida no somos dueños de todo y que los sucesos inesperados existen y son inevitables, dejándonos el consuelo de que todos los que seguimos aquí tenemos mucho por hacer en honor a su memoria.

N. del A.2: Y pues va un agradecimiento para Bulmis y Zirta, mis madrinitas. Bulmis, que durante lo que tardé escribiendo este fic, me apoyó dándome su confianza, animándome y sobre todo creyendo en mí como escritora. Amiga, gracias. Y obviamente a la amiga Zirta, una Fanwriter de las mejores, por sus consejos, su apoyo y sobre todo por su sinceridad al compartir conmigo un poco de su experiencia. De nuevo, gracias por todo.


I just called to say…

por Eny@

No first of spring
no song to sing
in fact here’s just another ordinary day.

– «Videl».

Apenas despierto y ya se ha adueñado de todos mis pensamientos. En la quietud de mi habitación en semipenumbras puedo oír claramente el murmullo de las aves y el del bosque que me rodea, el escenario ideal para ver con más claridad su imagen casi etérea, casi palpable, puedo ver cada uno de sus gestos, su sonrisa, el azul profundo de sus ojos y su obscura cabellera, por no mencionar la simetría perfecta de su cuerpo.

Todo ello hace que de nuevo ese sentimiento se desencadene con más fuerza dentro de mí. Exhalo un suspiro preguntándome «¿Desde cuándo lo empecé a sentir?». Ni yo mismo estoy seguro, es tan grande y maravilloso, pero tan lacerante y cruel, que me hace sentir en el cielo y en el infierno a la vez.

Y este deseo tan largamente reprimido por decirle todo esto que siento, me está matando. ¿Por qué no puedo? Y la palabra «rechazo» me viene como respuesta; no soportaría un: «Perdona, Gohan, pero no puedo corresponderte». He enfrentado tanto, pero nada como esto; decírselo equivaldría a perder lo único que en verdad me une a ella… y el temor se apodera de mí.

Cierro mis ojos, y esa idea llega a mi mente…

«Un guerrero Sayajin, jamás se daría por vencido…»


Son las 10 de la mañana de un cálido día de Sábado. Me he levantado temprano, duchado y tratado de estudiar en vano. Resoplo con hastío. Esto es inútil. Aparto los libros y cierro los ojos, dejo que mis pensamientos libremente vayan hacia aquel muchacho moreno de mirada sincera y sonrisa franca, un muchacho que sólo me ve como una amiga, a pesar de todo lo que he querido darle a entender. ¡Tonto! Es un tonto.

Pero… ¿cómo estará? Desde que acabó la batalla contra Majin Boo no he sabido de él. No ha ido a la escuela, ni siquiera me ha llamado. Quisiera llamarle, pero ya estoy harta de ser yo quien tome la iniciativa. ¿Por qué no se da cuenta de lo que siento por él?, ¡¿por qué?! Y apoyo mi cabeza en mis brazos mientras pienso en lo maravilloso que sería si me dijera que me ama.


Heme aquí frente a un teléfono. Tan simple como una llamada. Mil ideas pasan por mi mente mientras observo el aparato. Siento cómo me sudan las manos y el corazón se me acelera, tengo la garganta seca y estoy tentado en darme la vuelta para regresar por donde vine. A fin de cuentas, creo que debo decírselo en persona y… aprieto los nudillos.

«Un guerrero Sayajin jamás se daría por vencido…» (soy hombre muerto)


El teléfono suena varias veces. Quizá es Iresa y las chicas, que quieren salir de paseo. Mi ánimo no está para eso; pero… ¿y si fuera él? Qué tonterías pienso, quizás está descansando tranquilamente en su casa.

«Gohan» –Es la tercera vez en diez minutos que repito su nombre. Recuerdo la primera vez que lo vi en el colegio, parecía solo un chico más, pero al verlo de cerca supe cuan diferente era. Temeroso, pero a la vez lleno de confianza, entre todos el único que parecía estar feliz y dueño no sólo del corazón más generoso y bueno, sino de esos profundos ojos negros, tan transparentes y a la vez tan misteriosos.

El teléfono sigue sonando. Ni remedio, contestaré.

Videl: ¿Sí, bueno?

Silencio al otro lado de la línea.

Videl: ¿Hay alguien ahí?

Gohan: Ho…hola, Videl, buenos días, ¡je!

¡¡¿¿Go…gohan??!! No puede ser, es él, ¡es él! ¡Qué hago! Tranquilízate, Videl, ¿será acaso…? Calma, respiro hondo intentando tranquilizarme, pero siento como si mi corazón fuera a estallar. Si supiera lo que me provoca el sólo escuchar su voz.


Diablos, siento cómo se me hace un enorme nudo en la garganta y el cerebro se me nubla, mientras pienso que preferiría tener a Cell, Majin Boo o de pérdida a Freezer enfrente. No hay marcha atrás, qué le digo, qué le digo, ¡aaagh!

Gohan: ¿Cómo estás? — (bueno, ya es un comienzo)

Videl: ¿Bien, y tú?

Gohan: Pues bien — (no había notado lo bonita que era su voz, pero esto es más difícil de lo que pensé…) — ¿Dejaron tarea?

Videl: Sí, algo — (suspiro decepcionada, por eso llamó)

Gohan: Este… bueno… — (vamos, ¡dile!)

Videl: ¿Sí?

Gohan: Luego… ¿me prestarías tus apuntes? — (¡diantres!)

Videl: Claro — (¿por qué la vida no es justa?)

Gohan: Y…y ¿cómo están todos?

Videl: Muy bien, gracias a Kami. ¿Sabes? le he puesto Bee al cachorrito de Boo.

Gohan: Bonito nombre, je je je.

Videl: ¿Verdad que sí? — (Eres un idiota, ni siquiera has elogiado el mío)

Gohan: Este… bueno, yo… me saludas a los muchachos.

¡Idiota!, y estrello la cabeza contra el muro, ¡uups!, cuarteado. No puedo decírselo, mi cabeza es una maraña de ideas, estoy sudando. Me apoyo contra la pared e intento calmarme.


Te odio, Son Gohan, no sabes cuánto. ¿Por qué haces esto? ¿No te basta con tu actitud? Siento cómo el auricular cruje en mis manos, lo observo fieramente y estoy a un tris de estrellarlo contra la pared. No oigo nada. Qué ganas tengo de gritarle lo que siento, pero ya sería el colmo.

Respiro hondo, no puedo darme por vencido, por ella vale la pena cualquier cosa. Por ser como es, la admiro y la respeto, pero por sobre todo la amo, no puedo dejar las cosas así, ¡NO!, tengo que derrumbar este muro como sea, cueste lo que cueste, aunque eso signifique el dolor de saber que ella no sienta nada por mí.

¡Por los mil demonios! De todos los hombres que hay en este planeta, me tenía que enamorar de él. Resoplo otra vez y me tumbo en mi cama, sigue el silencio. ¿Qué espero? ¡Nada! Jamás me ha dado una señal que me diga que me ama, simplemente soy su amiga, no sé ni porqué me estoy enojando con él, sólo quiso saludarme y ya, sólo quiso… ¡por Kami!, al fin y al cabo no hay nada más que amistad. ¡Soy tan patética!

Sé que sigue ahí, pero colgará sin más. ¿Cómo puede ser que decir esas palabras sea un abismo tan grande y tan difícil de pasar? El poder no importa, como tampoco importa si soy saiya, humano o un semisaiya. Dicen que tener miedo de decir lo que sientes es inherente a cualquiera, pero lo mío es peor. Respiro hondo, es una batalla y no me puedo dar por vencido, menos cuando se trata de ella.

Observo el teléfono en mis manos. No ha colgado, sigue ahí. ¿Será acaso… que él querrá…? ¡No, no! ¿Por qué me hago ilusiones? Ni siquiera me visto con feminidad, he sido su compañera de entrenamiento, soy brusca y mi pasión es el combate. ¿Cómo puede ser que le guste? Sé que es un guerrero, pero no gusta de pelear. Quizá a él le gusten las chicas dulces y femeninas, no una marimacho como yo. Por Kami Sama, me duele, lo amo como no creí, sé que él es el único para mí y en este planeta no hay nadie como él y jamás lo habrá.

Gohan: ¿Videl… estás?

Oigo su voz, algo lejana… No digo nada, pero él sigue… sabe que estoy aquí.

Gohan: Videl, yo… yo… necesito… este… No quiero que pienses mal, pero…


¡¡¡Maldición, no puedo con un carajo!!! Mi respiración es agitada y mi corazón pareciera a punto de estallar. Cómo me gustaría ser por un momento como mi padre y el señor Vegeta. ¿Por qué siento tanto miedo? Diablos, no sé ni para qué me esfuerzo, mis ánimos se han ido al suelo, vaya cobarde que soy… ¡Eres una vergüenza, Son Gohan! Será mejor que deje esto.

Gohan: ¿Videl?

Videl: ¿Sí, qué me decías?

Gohan: Yo… el lunes iré al colegio.

Videl: Ah, qué bueno…

En su tono de voz puedo percibir un dejo de tristeza, ¿por qué?


Quiero llorar de decepción. Es tonto, ¿para qué guardé ilusiones así? A pesar de no tener nada, acéptalo, Videl, él no te ama ni te amará. Digo adiós con un susurro, pero a pesar de todo no hago nada por colgar, no quiero. Ahora sólo me aferro a una pequeñísima esperanza que más bien es nada.


Dios, ¿dónde quedó mi valor? Siento la furia por dentro, y estrello un puñetazo contra la pared. Un agujero ahora. ¿Qué importa lo que me digan si ya todo se acabó? Aunque todavía está en la línea, ¿es que ella sabe…? Sigo agitado, soy un Sayajin, tengo la sangre de generaciones de guerreros, mis padres, a su manera, han luchado hasta el final. ¿Qué clase de hijo soy y cómo es posible que diga amarla si me doy por vencido de esta forma? ¡No, eso no!


Espero. Estoy perdiendo mi tiempo. ¿Por qué no me resigno y cuelgo? Le hecho un último vistazo al auricular y lento, muy lento, lo bajo para colgar, rogando por una esperanza ya muerta.

Gohan: ¡VIDEL!

Videl: ¿Sí…sí?


¡Vamos, dilo, es el momento!

Gohan: Mira, yo… no soy bueno en estas cosas… No sé si es la manera, o el momento… y… y quizás me odies por esto, nunca lo había sentido, pero necesitaba decírtelo desde hace mucho tiempo…

Videl: …

Gohan: Yo sólo quería decirte que… TE AMO.


Me quedo sin habla, intentando asimilar esas dos palabras que me ha dicho. ¿Será acaso un sueño o una jugarreta de mi imaginación? Me pellizco, pero el dolor es prueba de que esto es real y… soy feliz, de pronto el mundo se ha vuelto más hermoso.

I just called to say «I love you»
I just called to say how much I care
I just called to say «I love you»
and I mean it from the bottom of my heart

Lo dije, ¡fiuuu! Agacho la cabeza y me apoyo de nuevo contra la pared en un vano intento de calmarme. Todavía tengo el auricular en mi oído, no se oye nada, pero no es para menos. ¿Qué tipo la molesta tan temprano para decirle esas insolencias? Sólo espero el sonido del teléfono al colgar o por lo menos un «pedazo de idiota, ¿me despertaste sólo para decirme eso?», pero lo he hecho. No sé qué pase el lunes, no sé qué pase con el resto de mi vida, pero quiero pensar que, si es necesario, voy a luchar por ella.

Y de nuevo la oigo…

Videl: ¿Gohan? ¿Es…estás… ahí? –(por favor, contesta)

Gohan: ¿Sí? Videl, yo, mira…

Videl: Yo también… TE AMO, Gohan.

Gohan: ……

¡¡¡¡¡¡YIJAIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!!!!!

No puedo creerlo, apenas puedo, celebro muy al estilo de un jugador de soccer que ha metido un tanto y finalizo con una V de la victoria. Éste es uno de los momentos más felices de mi vida y estoy tan contento que no me doy cuenta hasta después de un rato que tres pares de ojos me observan. Volteo y me topo con la imagen de mis padres y mi hermano que me miran como si fuera un demente.

Gohan: Bue…buenos días, ¡jejeje! –(esto es vergonzoso)

Goku: Buenos días, hijo. ¿Uh? ¿Y qué le paso al muro?

Gohan: ¡Ahem!, bueno, este… yo… –(soy hombre muerto otra vez. Una cuarteadura y un agujero en mi haber)

Mi madre me observa –¿llamabas ha alguien?–, pregunta y asiento, mis mejillas me delatan pero, contra lo esperado, me sonríe. ¿Intuición femenina?

Chichi: Vamos, cariño, nuestro hijo tiene asuntos que atender.

Y jala a mi padre y hermano de las pijamas, dejándome solo de nuevo.


El viento me golpea el rostro mientras aumento la velocidad de mi vuelo y pienso en Videl. Sé que me espera y deseo con todas mis fuerzas verla pronto, para poder demostrarle con más que palabras todo aquello que siento por ella.

Animeniacs: Goku y Gendo

por Diego Lavandero


La cámara se acerca lentamente a los laboratorios Nerv. Es de noche cuando se inicia el episodio de hoy.

«Son Goku y Gendo…..
son Goku y Gendo…..
uno es un genio…..
el otro no está cuerdo
de laboratorio son…..
con genes injertados,
son Goku… son Goku y Gendo…..»

«Antes del amanecer,
desarrollarán su plan,
y cuando salga el sol
el mundo complementaráaaaan…..»

«Son Goku y Gendo…..
son Goku y Gendo…..
su motivación es fácil de explicar
para probar su valor
el mundo complementarán
Son Goku… son Goku y Gendo…do…do…do…do!».

«¡¡¡KAME!!!»


[Close-up de los laboratorios Nerv. Nuestra vista se centra en una jaula muy especial con un par de ratones en su interior. Uno lleva unos anteojos oscuros, barba corta y se halla sentado con las manos entrelazadas frente a su rostro. No se permite ni un dejo de emoción. El otro mira embobado una mini-TV. Tiene el pelo negro y revoltoso y una cola que parece más de mono que de ratón. Ríe como idiota y de vez en cuando grita unos:
«¡¡KAME!!»]

Gendo: …Goku, deja de mirar la TV como imbécil. He de contarte el plan de esta noche.

Goku: …joi…joi…joi. ¡¡KAME!! ¡¡ARRIBA, CHICAS SUPERPODEROSAS!!

Gendo: ……….[mirada de manos cruzadas] Ejem. Pon atención…..

Goku: jui…jui… ¡¡KAME!!… ¡¡¡JACKASS!!! ¡¡¡KAME!!!

Gendo: [acomoda sus lentes] No me extraña que te guste ese programa, esos tipos son igual de subnormales que tú.

Goku: [piruetas taradas] joi…joi… ¡¡SUBNORMAL!!… ¡¡KAME!!… joi…joi.

Gendo: Está noche está más tarado que de costumbre, requerirá el «tratamiento especial».

El ratón de lentes presiona un botón y de inmediato hacen entrada un par de ratones supermusculosos vestidos a lo «Men in Black», propinando una soberana paliza a Goku.

Gendo: [mirada de manos cruzadas] ¿Ahora prestarás atención?

Goku: [mirando estrellitas] …joi…joi… sí… ¡¡KAME!!

Gendo: Perfecto. Escucha: esta noche nos aprovecharemos del arcaico delirio de los seres humanos, producto del baile, para lograr nuestros objetivos… ¿Entendido?

Goku: …joi…joi… ¡¡KAME!! ¡Quiero bailar el pachi-pachi de Don Francisco con un gorro azteca en la cima del Empire State!

[Goku es aplastado por el mazo de Longinus]

Gendo: Veo que tu carencia de masa encefálica me obligará a explicártelo en términos más simples. Esta noche se celebrará la Gran Convención Anual del Animé.
Secretamente he infiltrado placas succionadoras de ki en la pista de baile. ¡Grandes toneladas de energía serán conducidas a través de éstas en el momento del baile y posteriormente a mi super generador «LILLITH»!… y después de eso… ¡¡¡A COMPLEMENTAR EL MUNDO!!!
¡¿Qué te parece mi brillante plan?!

Goku: …joi…joi… ¡¡KAME!!… ¡joi…joi!.

Gendo: ……..er, gracias por tu aporte. Pero nada funcionará… [pausa dramática] ¡Sin esto!

El ratón de los lentes muestra un cassete a su compañero, que se saca un moco con él.

Gendo: ¡Estúpido! [Arrebatándole el cassete] Ésta es la llave de nuestro éxito. ¡¡¡CONTIENE… [voz profunda y dramática]… EL BAILE PROHIBIDO!!!

Goku: joi…joi… ¡¡KAME!!… ¿El baile prohibido?… ¿La cueca?… ¡¡KAME!!

Gendo: ………………………………….no. La lambada.

[adornar escena con efectos de relámpago]

Una pantalla gigante desciende en ese instante a la orden de Gendo. El ratón la activa y una serie de gráficos aparece en ella.

Gendo: La lambada es el baile que más desgaste energético produce. Sobre un 65% más que el resto de las diversas manifestaciones rítmico-musicales. ¿Te imaginas, Goku, la cantidad de energía que podríamos obtener de decenas de poderosos personajes de animé bailando lambada? ¡¡HASTA HARÍA PALIDECER A UNA ENTROPÍA TEMPORAL!!

Goku: …joi…joi… ¡¡KAME!! Pero recuerda que la ultima vez que bailé, vomité toooooda la noche… joi…joi… ¡¡KAME!!

Gendo: [vena de desesperación en su frente] No serás tú quien baile. Además, si tienes problemas de estómago, será mejor que revises tu sistema digestivo.

Goku: …joi…joi… Eso haré… ¡¡KAME!!

Gendo: Una cosa más… ¡¿Podrías omitir la palabra Kame en cada una de tus frases?!

Goku: …joi…joi… está bien… ¡¡KAME!!… ¡ups!… I did it again.

Gendo: ……………………………………………………………..olvídalo.


CONVENCIÓN ANUAL DEL ANIMÉ… 23:30 horas.

Vegeta: Será la última vez que asista a una ridiculez como ésta. Yo, el príncipe de los saiyajins, rebajado a una estúpida fiesta terrícola.

Bulma: Cálmate, Vegeta. Está en el contrato. Alégrate al menos de que sólo sea una vez al año.

Vegeta: Sólo estaré alegre cuando haya arrancado un par de columnas vertebrales.

Bulma: En fin… cosa tuya. Yo intentaré pasarlo bien.

En otra mesa…

Ryoko: ¡Esta chica terrícola me ha dejado limpia! ¡A mí, la criminal más buscada!

Faye Valantine: ¡¿Y qué me dices a mí?! ¡Soy una reconocida jugadora de póker!

Nabiki: Calma, chicas, calma. Tal vez sólo tuve suerte. ¿Otra ronda?

Lum: ¿Estás loca? Lo único que me queda por apostar es a Ataru.

Belldandy: Vamos, es sólo un juego. Lo importante es disfrutar de la sana entretención.

Nabiki: ¿Lo ven, chicas? ¡Ése es el espíritu! ¿Qué apostamos ahora?

Roshi, Happosai, Ataru, Yokoshima y Nobuyuki: [apareciendo de la nada] ¡¡¡¡LAS PRENDAS!!!! ¡¡¡¡APUESTEN LAS PRENDAS!!!!

Lum: ¡¿Cómo te atreves, cariño?! ¡¡¡RAYO ELÉCTRICO!!!

[Ataru es rostizado]

Akane: ¡No más pervertidos! ¡CON RANMA BASTA Y SOBRA!

Pronto todos se convierten en simpáticos puntitos que sobrevuelan la estratosfera gracias a su «space hammer».

Ranma: ¡¿A quién llamas pervertido?!

Kaworu: ¿Así que pervertido? ¡¡OH, PERVIÉRTEME!!

Ranma: ¡Sáquenme esta cosa rara de encima!

Vegeta: Maldito gay. Acabaré con los dos.

El príncipe saiyajin estira su mano y dispara su clásico Big Bang Attack, pero es repelido por el campo AT de decimoséptimo ángel, quien lo mira fijo.

Kaworu: Tu corazón es duro, no es frágil como el de mi querido Shinji. Tendré que darte una lección.

[Kaworu saca un bastón mágico e inicia una secuencia de transformación de 23 minutos]

Kaworu: ¡Soy Sailor Angel y te castigaré en el nombre de la luna negra de Lillith!

Vegeta: [escapando] ¡¡¡AAAAAAAAAAAHHHHH!!!

Kaworu: [persiguiéndolo] ¡No te alejes, guapo! ¡No te dolerá!

En un rincón de la enorme habitación…

Shinji: nodebohuir-nodebohuir-nodebohuir-nodebohuir-nodebohuir.

Er… En otro rincón…

Aeka: [risa maníaca] Es encantador conversar contigo, Kodachi.

Kodachi: [risa maníaca] Igualmente, princesa.

Jinnai: [risa maníaca] Al fin alguien interesante.

Aeka: [risa maníaca] Tus galletas son deliciosas, Kodachi… ugh…

Kodachi: [risa maníaca] Al igual que tu arroz con curry, Aeka. ¿Qué me dices del sándwich de Jinnai?… ugh.

Jinnai: [risa maníaca] Ambas son excelentes cocineras… ugh.

[Las tres mueren envenenadas]

Akane: ¡¡¡LES JURO QUE ESTA VEZ NO FUI YO!!!


Laboratorios Nerv… 23:40 horas.

Gendo: Observa… ¡El mayor fruto de mi ciencia!…

Goku: joi…joi… ¿el Abs Sculptor?… joi…joi… ¡¡KAME!!

[Gendo presiona el botón de «Mouse in Black»… Goku es masacrado]

Gendo: Entérate, eres el segundo mortal que tiene esta oportunidad; ver la quizás mayor creación después de la rueda… ¡¡¡MR. EVA!!!

Con mano decidida que sostenía el extremo de una larga soga, el ratón de lentes jaló con determinación e hizo la presentación de gala de su invento. Del alto de un humano, armadura morada y gabardina negra, Goku se convirtió sin quererlo ni beberlo en el primer testigo ocular del invento de su compañero.

Gendo: Está equipado con la más alta de las tecnologías. Mi intelecto y mano de artista le dieron forma cual escultor a su obra más preciada… juju. ¡¡Éste será el instrumento que nos abrirá paso en esa maldita convención humana!!


Entrada del edificio de la convención… 23 horas, 56 minutos, 31 segundos, 67 centésimas y 23 nanosegundos.

«Qué porquería», pensó para sí Van Slanzar de Fanel, rey de Fanelia. La aristocracia no era respetada en este mundo, al menos no la de mundos paralelos.

Hitomi lo había ofrecido para el papel de guardia de la convención, teniendo que pernoctar toda la noche en la entrada, mientras una fabulosa fiesta se desarrollaba dentro.

Extraño néctar era éste, el llamado whisky. Una compensación vana, pero deliciosa al martirio que estaba sometido. «Chivas Regal etiqueta Negra», se podía leer. Después de todo, las lecciones de lenguas terrestres como inglés y japonés que le impartía Hitomi no eran inútiles. Antes de volver a Gaia se abastecería con un buen cargamento de «eso».

[coro de cantos gregorianos: ¡¡E-ESCAAAAFLOWNE!!]

En estos momentos, el joven rey que hacía guardia sobre su Guymelef, se hallaba en un estado que la mayoría de los humanos llamarían «ponerse a tono»… [o simplemente borracho como garrafa]. En situaciones así, no es extraño ver doble, que se trabe la lengua o que todo tiemble a tu alrededor. Otra muy distinta es ver a un ser humano de armadura morada, cubierto en una gabardina negra y con la cabeza de un ratón con lentes. Eso sí que era peculiar. Ahora agreguemos el factor de que ese «ser» corre a toda velocidad hacia ti, sin importarle que pilotes el Guymelef más potente de toda Gaia. Algo digno de prestar atención…..

Van Fanel: Arrrrto… ahí… ¡¡hip!!….. ¡Sin invitación no se pasa! ¡Hip!

Gendo: [sobre Mr. Eva] ¿Te atreves a exigir al ratón que complementará el mundo, patético humano?

Van Fanel: Y-yo no seiiii… nata….. ¡hip!… invitación o nada.

Gendo: ……………………entendido. [acomoda sus lentes] ………………….muere.

[coro de cantos gregorianos]

Sin importarle que una gigantesca espada se cernía sobre él, Mr. Eva permanecía inmutable, como si supiera de antemano cada uno de los pasos que había de tomar. Mas su ilimitada confianza era justificada: un campo de fuerza se interpuso entre él y el arma de su agresor, no sólo deteniéndola, sino que además la hizo trizas.

Gendo: Todo intento es fútil, desiste. Mi campo AcMe es impenetrable.

[coro de cantos gregorianos]

Raudo como el viento, Mr. Eva cogió su cuchillo progresivo (marca acme) y se lanzó contra el gigante medieval. Ambos robots chocan sus armas, (Escaflowne con su espada rota y Mr. Eva con su cuchillo marca acme). Un flash cegador de luz surge producto de la dantesca acrobacia de ambos contendientes…..

Al disiparse el brillo del impacto, podemos observar cada robot en el lugar que ocupaba el otro anteriormente, se dan la espalda y mientras Escaflowne se encuentra de pie aparentemente victorioso, Mr. Eva está hincado y al parecer lastimado.

Van Fanel: Jeje….. ¡hip!….. gané.

Gendo: No celebres antes de tiempo, humano….. juju. [acomoda sus lentes]

[coro de cantos gregorianos]

Mr. Eva guarda su cuchillo y cuando Van piensa que lo tiene a su merced, siente un pequeño quejido en la aleación de su Guymelef.

Van Fanel: ¿Q-qué demo…..? ¡¡¡HIP!!!

Los brazos del Guymelef son los primeros en desprenderse, luego sus piernas, la cabeza, el pecho y por último los boxers del avergonzado rey.

Van Fanel: ¡¡¡¡¡BUAAAAAA!!!!! ¡Ya verás cuando le diga a tío Balgus! [escapando a toda velocidad]

Goku: ¡¡KAME!!… joi…joi… ¡¡¡LA SUPER DUPLA GOKU-GENDO VENCIÓ!!!… ¡joi…joi!

Gendo: Como si te importara, estúpido… er… La Pizza Hut la quiero fuera del Mr. Eva.

Goku: ¡¡¡KAME!!!

[coro de cantos gregorianos]


Adentro…

Washu: ¡Vamos todos a la pista de baile! ¡Es hora de mover las caderas con el D.J Hajime Saito!

Saito: Gracias por la presentación, cangrejo.

Washu: ¡AAARRGH! ¡Basta de colocar nombres de animales a las mujeres!

Bulma encara amablemente a su marido.

Bulma: ¿Vamos a bailar, Vegeta?

Vegeta: Esas idioteces humanas no van conmigo.

Bulma encara amablemente a su marido con una ametralladora FMK III, calibre de 9mm y una velocidad de fuego de 650 disp/segundo, la favorita de Sadam en la guerra del Golfo.

Bulma: ¿Vamos a bailar, Vegeta?

Vegeta: ……………………………………………………………………..¿Por qué no?

Lum: ¿Tú no quieres bailar, cariño?

Ataru: ¡Sí!….. ¡Pero con Saori! [abrazo Moroboshi, es decir, incluye manoseo de pechos]

Todos los personajes de Saint Seiya (incluyendo a idiotas como Jabú o Hydra): ¡OH, NO, ATENEA EN PELIGRO! ¡¡HAY QUE SALVARLA A TODA COSTA, INCLUSO SI TENEMOS QUE PERDER 400 LITROS DE SANGRE O LOS 5 SENTIDOS!!

[close-up a una masa sanguinolenta que una vez se llamó Ataru Moroboshi]

Ataru: N-no… no lo v-vuelvo a…a hacer.

En otra mesa…..

Rezo: ¿Por qué nadie quiere bailar con nosotros?

Ashram: ¿Por qué crees tú? Sólo observa…..

Serena, Lita y Ami: ¿Quieren bailar?

Makoto Shishio: ¡¡¡CONVIÉRTANSE EN MI ALIMENTOOOOOO!!!

[las sailors scouts son rebanadas en cosa de segundos por el hábil espadachín vendado….. fue la vez que más rápido se han transformado… jeje]

Ashram: ¿Te das cuenta?

Saito: ¡Vamos todos a bailar «Fly me to the moon» versión polca rusa!

En otro lugar de la habitación, nuestros ratones favoritos han conseguido mezclarse entre los invitados gracias a Mr. Eva. Pero eso es sólo una parte; aún han de superar los peligros de una multitud danzante de los más variopintos personajes del animé.

Gendo: Basta con deshacernos de ese D.J y colocar el casse… ¿Eh?

Una niña de ojos gigantes y brillantes con traje de patinadora jalaba la manga de la chaqueta de Mr. Eva.

Gendo: ……………………….[se ajusta los lentes] ¿Qué quieres?

Azusa: ¡¡¡QUÉ LINDO!!! ¡¡¡SE LLAMA JEAN CLAUDE!!!

Gendo: ¿De qué hablas?

Con su todopoderoso abrazo tierno, la chica patinadora, que tanto había hecho sufrir a P-chan, estaba estrujando a Mr. Eva.

Gendo: ¡Es inútil! Esta chica parece una trampa de conejo. ¡Goku!, necesitamos una mayor sincronización.

Goku: …joi…joi… ¡¡KAME!!… joi…joi… entendido.

Ojos cerrados al igual que puños. Hasta la última brizna de ki es acumulada y Goku se convierte en un super mousejin. Independientemente a los cálculos de Gendo, Mr. Eva no fue tan duro. La presión lo hizo explotar en pedazos. La cabeza llameante de Azusa sale disparada y elimina a todas las guerreras mágicas. Luego aterriza cerca de Ryo-ohky.

Ryo-ohky: ¡Miya!… ¡Miya!!… ¡Miya!!

Azusa: [con cara de niña de El Exorcista] ¡¡¡QUÉ LINDO!!! ¡¡¡SE LLAMA FREDERICK!!! Lo acariciaré, abrazaré y morderé, morderé, morderé….. ¡Oh!, ¿qué es esa cosa blancuzca y gelatinosa que sale por tu cabeza, lindo conejito?

Rei Ayanami: Su cerebro……… [Rei vuelve a guardar hermético silencio por las próximas tres décadas]

Asuka: ¡Vaya!, la chica maravilla se digna hablar. Lástima que mi querido Kaji no esté en esta fiesta para ser mi pareja.

Shinji: ¡No me dejes, Asuka! ¡No me dejes, Asuka! ¡No me dejes, Asuka!…… ¡Asuka! [Shinji coge una pistola y se vuela la tapa de los sesos]

Kaworu: ¡Oh! ¡Maldito designio que los dioses le han preparado a mi amado! ¡Sin él mi vida no tiene sentido!… ¡Oooooh!. [El quinto niño se asfixia con su propio campo AT y muere]

Tenchi: ¡Qué triste! También me suicidaré.

Ryoko: ¿Y tú por qué?

Tenchi: No sé… soy gay. [coge su espada y se atraviesa el corazón]

Ryoko: ¡NOOOOOOOOOOO!……………………….. Ni modo, que continúe la fiesta.

Gendo: Hay que apresurarse. Si no, terminaremos igual que estos humanos, Goku.

Deedlit: ¡Guácala! ¡Un par de asquerosos ratones!

Parn: Pero tú eres un elfo, amas a todas las criaturas de la naturaleza.

La chica elfo mira a Parn, a los ratones y luego coge su espada.

Deedlit: ¡Die, fucking rats!

Gendo y Goku corren a toda velocidad, perseguidos por la preciosa aunque peligrosa elfo. Coincidentemente van a dar donde el D.J Saito, que al observar a la chica con espada, ve un nuevo reto aparte de Kenshin Himura.

Saito: ¡Alto! Como policía no puedo permitir disturbios aquí. ¡Enfréntate a mí y derrótame o perece bajo mi espada!

Deedlit y Saito se enzarzan en un arduo combate lo que deja libre el paso hacia el equipo de música del segundo.

Gendo: ¡Goku, es nuestra oportunidad!

Goku: …joi…joi… ¡¡KAME!!… joi…joi.

El ratón supergenio inserta el cassette con los más grandes hits de la lambada. Pronto el ambiente se torna algo caluroso e incluso varias parejas abandonan para ir a «platicar» a los arbustos.

Gendo: Esos imbéciles se dejan guiar por sus impulsos primarios en vez de bailar como deberían. Por suerte los invitados son tantos, que el panorama aún permanece a mi favor.

Happosai, Nobuyuki, Yokoshima, Moroboshi y Roshi: ¡¡¡¿QUIÉN DESEA BAILAR?!!!

Gendo: [pensativo] Qué raza tan extraña la humana. Sin bailar, esos sujetos son los que proporcionan mayor ener….. ¡SÍ!, el medidor indica que el poder que requeríamos se halla ya en nuestro generador. ¡Rápido, Goku, en pos de una nueva era!

Goku: …joi…joi… ¡¡KAME!!… joi…joi… ¡Una bella pera!

[BOTÓN MOUSE IN BLACK]

Gendo: Era, Goku… ¡una nueva era! ¡Hum! No sé ni para qué me molesto. ¡Vamos!


Techo del edificio de la convención, Hora……….. ¿realmente te importa?

Espectáculo sublime, digno de un drama Wagneriano.
El telón de fondo; la ciudad bañada de luz de los grandiosos visitantes nocturnos, los astros.

El público; cada uno de los seres que, ignorantes, dormitaban en su casa ajenos de acontecimientos de una relevancia tan profunda que estaban destinados a dejar una huella indeleble en el curso de la historia.

El montaje; un espectacular generador de alta potencia con infinitas conexiones que, amalgamadas entre sí, daban la impresión de ser gigantescas enredaderas conectadas a tres imponentes estructuras.

Los actores; piezas indispensables del mosaico del destino. Un par de ratones cuya existencia sólo halla sentido en este día. Héroes del infortunio, caballeros del desastre, amigos de la tragedia y comandantes del futuro…………. Bueno, tal vez sólo uno de ellos.

Gendo: Por fin, Goku. ¿Te das cuenta?

Goku: …joi…joi… ¡¡KAME!!… joi… Pero Gendo, de aquí no se ven las casas de Tori y Anno.

[…………….ya lo saben. BOTÓN MOUSE IN BLACK]

Gendo: Todo marcha como es debido. El Magi, mi supercomputador(marca acme), encauza toda la energía que hemos robado de esos estúpidos y la conduce al fantástico generador LILLITH, que la convertirá en ondas Anti Campo AcMe y finalmente…………. ¡¡¡LA TERCERA CAGADA!!!

Goku: ………joi…joi… ¡¡KAME!!… ¡Yo ya me cagué!

Gendo: ……………..sí, desde acá se siente el olorcito.
¡¡LA TERCERA CAGADA!! ¡Que el proceso se dé por iniciado! [Gendo presiona un botón]

10…..9……8……7……6…….5……..

Gendo: (pensando) ¡Sí! Mis sueños se verán cumplidos. Por fin podré volver a verte, ratita de laboratorio diseccionada el año pasado.

…….4……..3………2………1……….0!

Gendo: ¡¡SÍ!!

Goku: …joi…joi… ¡¡KAME!!… joi…joi.

Error de configuración 2152

>Cerrar

>Detalles

Gendo: ¡¡¿Qué?!! ¡¡¿Por qué mierda el Magi tiene Windows 98?!!

Goku: …joi…joi… ¡¡KAME!! Pero Gendo, tú me dijiste que revisara el sistema operativo.

Gendo: ¡¡¡IDIOTA!!! ¡¡DIJE SISTEMA DIGESTIVO…… ¿ENTIENDES?… Di-ges-ti-vo!!

Goku: joi…joi… ¡¡¡KAME!!! ¡Digestivo, digestivo!… joi…joi.

Magi

>Inicio de sistema de autodestrucción, nuevo conteo. 10……9……8……..7…….6………

Gendo: Sigh… bah. Bueno, Goku, aunque tu diminuto cerebro no sea capaz de digerirlo, te digo que fue un gusto haberte conocido.

Goku: ……joi…joi…… ¡¡KAME!!

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡BROOOOOOOOOOOOOMMMMMM!!!!!!!!!!


[Close-up de dos ratones que caminan maltrechos y vendados por la vereda]

Goku: joi…joi… ¡¡KAME!! ¿Por qué no vamos al Mc Donalds?

Gendo: No podemos, Goku, debemos estar listos para mañana en la noche…

Goku: ¿Por qué, Gendo? ¿Qué haremos mañana en la noche?

[Acercamiento dramático a la cara de Gendo].

Gendo: Lo mismo que hacemos todas las noches, Goku…… ¡¡TRATAR DE COMPLEMENTAR EL MUNDO!!

«Son Goku, Son Goku y Gendo…do…do…do…do…do!

¡¡KAME!!